Al día siguiente de haber cojido a mi primo, estuvimos un rato en silencio en el chiquero y terminamos cojiendonos el uno al otro durante todo el día. Pancho me hizo un pete, en parte por la deuda en parte para probar la sensación. Y así como ese día pasó, fueron pasando los meses. Todos los fines de semana nos encontrabamos en el campo de nuestros abuelos y cojíamos en el chiquero o en las camas. Pero a medida que pasaban las semanas ibamos tomando confianza y cojíamos en otros lugares. El más arriesgado fue en el alambrado que daba al camino vecinal. UNo se apoyaba mirando el paisaje con los pantalones abajo y el otro le rompía el culo sin reparos hasta que llegaba el turno del otro.
Un par de veces nos encontramos fuera del campo, en nuestras casas y también lo hicimos allí. Lo más arriesgado fue un pete de mi parte durante una tarde mientas nuestros padres tomaban mate y charlaban a menos de 10 metros de distancia en la otra habitación.
Pero nuestro lugar preferido era el campo, ya que la libertad que éste ofrecía era inigualable, en especial por las tardes mientras los abuelos dormían. El chiquero era un lugar seguro para hcaer lo que queríamos, pero nos gustaba más la cama por la comodidad. Ahora nos había gustado más hacerlo de a perrito y en el duro piso de tierra era incómodo. Siempre llegabamos con ideas nuevas para probar, pero lo raro era que para ambos, las ideas requerían una mujer. Intentabamos lo más que podíamos por cumplir la fantasía del otro a cambio de una propia, pero siempre nos faltaba ese gustito extra de probar con una chica. Y tras terminar con nuestros experimentos y ya estar satisfechos, nos poníamos a hablar de mujeres y cómo sería cojer con una.
Los fines de semana que más odiabamos eran los que compartíamos con otros primos. Ya que eso nos quitaba tiempo y lugares. Las camas estaban completamente prohibidas durante esas fechas y el chiquero era aceptable pero más peligroso. Teníamos que estar más atentos y eso nos ponía incómodos y nos inhibía.
Pero siempre terminabamos cojiendo de una forma u otra, porque era lo que habíamos rutinizado.
En una de esas visitas, estábamos cojiendo. Él me estaba cojiendo amí, para ser exactos. Había un grupo de parientes de visita, pero era un dia con lloviznas y vientos frios, por lo que la mayoría se quedaban adentro salvo los fumadores. Por lo que nosotors estabamos más confiados. Estaba yo en cuatro patas y el atrás mío, bombeando sin parar, yo disfrutaba pero ya con cierto aburrimiento y rutina, por lo que me dedicaba a mirar el piso, las paredes, el paisaje, el alambrado que daba a la parte trasera a la casa y entre las chapas del chiquero alcanzaba a ver una sombra. No sabía que era y los sacudones que me producían las embestidas de Pancho me lo hacía más difícil. Intenté mantenerme quieto para entender qué es lo que veía hasta que identifiqué a uno de mis primos. Nos estaba espiando quien sabe hacía cuanto. Supongo que mi tensión fue tal que hasta Pancho se dio cuenta que algo pasaba y dejó de bombearme el orto.
-Qué pasa? Preguntó y fue entonces cuando nuestro primo mayor se mostró ante nosotros. Sonreía de oreja a oreja como con una mueca pícara y burlona.
-Qué esta pasando acá? Preguntó con sorna.
Pancho se alejó de mí y sentí como cada centímetro de pija se retiraba con velocidad de mi culo, en cuanto terminó de salir, me levanté y me subí los pantalones hasta la cintura.
-Epa, epa! Por qué paran? Si se estaban divirtiendo, pendejos degenerados. No parecía enojado en lo más mínimo, pero seguía siendo una situación extraña.
-No digas nada, por favor... Suplicó Pancho. Sus pantalones, que había acomodado a las apuradas, estaban todos torcidos y no disimulaban la todavía evidente erección.
-Decir qué?
-No se, contarle a alguien lo que viste...
Joaquín era el nombre de nuestro primo. Era mayor que nosotros. Teníamos varios primos en común, todos mayores a nosotros que éramos los menores. Joaquín era el mayor de otra parte de la familia, y tenía un hermano y hermana menores que el. Nos sacaba unos cuatro o cinco años de diferencia en edad y su contextura ya era la de un adolescente pasando a adulto. Jugaba al futbol y rugby y su cuerpo estaba formado acorde.
-Ahhh vos decís que no les cuente a tus viejos que se estaban cojiendo en el medio del chiquero?
Pancho y yo asentimos con la cabeza.
-Bueno, cuanto vale mi silencio che? Preguntó al aire, como quien no quiere la cosa, pero era evidente que ya tenía más que planeado cual era el valor. Pero nosotros, inocentes, nos miramos y dijimos:
-No tenemos mucha plata, cuánto queres?
Joaquín se rió a carcajadas levantando la cabeza.
-No quiero, plata boludines... Pero antes de seguir con eso, siempre hacen así? Vos siempre entregas el orto? Me preguntó mirandome a la cara.
-No... nos turnamos. Respondió Pancho casi de inmediato.
-Bueno, mejor. No voy a decir nada... -Llevó su mano a su pantalón y dejó salir su pija por encima del dobladillo del pantalón.-... Si me dejan hacer algunas cosas. -
Con Pancho nos quedamos hipnotizados mirando su pija. Era, a nuestro parecer, gigantesca al punto de ser grotesca. Medidas? Ni idea... pero era más grande que el estándar, eso es seguro y teniendo en cuenta que nosotors habiamos experimentado con nuestros pequeños penes y nada más... era sorpresivo ver uno tan maduro, grande e imponente, con una maraña de bellos pubicos negros rodeando su base y unos huevos grandes y colgando con pereza a varios centímetros de distancia. Era una Pija, con mayúscula.
-Les gusta lo que ven? Que putitos de mierda que son... Joaquín se empezó a pajear con lentitud, mirándonos con lujuria.-Voy a mostrarles lo que es bueno, primos. Si no quieren que todos se enteren de lo que hacen acá, vengan los dos juntitos a chuparme la pija.
Con Pancho obedecimos, hipnotizados por la visión y algo asustados ante la idea de que el resto se entere de nuestras aventuras. Por mi parte no podía esperar al momento de sentir esa pija en mi boca, aunque me daba terror la idea de que me penetre. Pancho no decía mucho, pero igual se acercaba con firmeza. Él siempre había sido el que disfrutaba más penetrando.
Nos arrodillamos frente a esa pija y nos quedamos allí mirándola. Joaquín dejó de pajearse y puso sus manos a cada lado de sus caderas. Esa tremenda anaconda palpitaba con fuerza y se sacudía apenas mientras esperaba el actuar de sus dos próximas víctimas que la miraban con admiración de rodillas ante ella.
Joaquín, cansado de esperar, nos apoyó una mano en la cabeza a cada uno y nos dirigió hacia su pija. Nos iba indicando qué hacer, para que el placer (de él) fuera mayor. Nos enseñó a usar las lenguas y chupar una pija entre dos de la manera más caliente posible. Nunca nos habíamos dado un beso con Pancho, ni siquiera lo habíamos pensado. Y ahora ,estábamos chuoando una pija la mismo tiempo, mientras saboreabamos la saliva del otro y a veces nos chocábamos los labios y las lenguas a medida que nuestro primo mayor nos indicaba que hicieramos tal o cual movimiento, buscando más que a propósito que nuestras bocas y lenguas se encuentren en el proceso.
La cantidad de saliva que se estaba usando era increíble. Yo sentía que tenía todo el rostro cubierto en saliva. Cada Tanto Joaquín se tomaba la pija con una mano y nos golpeaba en el rostro con ella, pidiendonos que abrieramos la boca y sacaramos la lengua. En una oportunidad, tras pedirnos eso, apuntó con su pija la boca de Pancho y la intentó meter de un viaje. Apenas entró la cabeza y ya hizo tope y el otro empezó a toser ahogado alejándose un poco. Yo seguía en la misma posición, por lo que Joaquín se dirigió a mi. Me entró hasta la mitad y sentí que me ahogaba apenas, pero no retrocedí. Sentí las lágrimas en los ojos.
Tras esa escena Joaquín se acercaba a mi boca más seguido, metiendo su pija adentro y moviendo las caderas para cojerme los labios. Yo sentía la mandíbula cansada, pero estaba disfrutando cada segundo.
Pancho había quedado algo relegado, pero no parecía estar disfrutando al máximo todo.
-Vení y chupame los huevos.- Le dijo Joaquín, casi notando al mismo tiempo su inactividad. Pancho pasó por debajo mío y con una mano guía de su primo mayor enterró su cabeza entre las pelotas gigantes de Joaquín. Yo seguía baboseando y lengueteando su pija y Pancho sobaba sus huevos. Joaquín estaba gimiendo y gruñendo todo el tiempo.
-Panchito, Panchito... Creo que no te gusta mucho esto no?
-Mas o menos...-Respondió Pancho mientras se fregaba la cara con la manga para limpiarse la saliva propia y mía.
-Entonces vos vas primero.-Sonriendo con Sorna Joaquín lo ayudó a levantarse y lo llevó hasta un poste cercano que sostenía el techo.-Apoyate ahí con las manos, no tan cerca... ahí... eso, ahora separá las piernas... así.. no, no... dejá la espalda recta, eso... ahi está perfecto.-Joaquín lo fue guiando para ponerse en una posición cómoda y me sorprendí al identificar la pose de películas y fotos porno. Había visto a muchas mujeres en esa pose, pero nunca a un hombre. Tenía las piernas rectas y separadas a lo ancho, sus caderas estaban torcidas y su espalda estaba casi paralela al piso, mientras que sus hombros habían quedao elevados y en conjunto formaba una curva muy pronunciada que resaltaba con mucha intensidad su culo. No era un culo espectacular, pero no recordaba haber visto a su primo en una pose tan vulnerable hasta ahora.
Joaquín se paró detrás de él mientras se pajeaba. Se agachó un poco y escupió varias veces en el culo de Pancho.
-Esta usado esto, pero no está roto... todavía.- Agregó con malicia y una sonrisa burlona. Pancho parecía asustado.-No te voy a matar, no tengas miedo. te va a gustar vas a ver.-
Pero Pancho no parecía muy convencido. Se mantenía en posición, pero no parecía estar en expectativa. Joaquín se acercó un poco y volvió a escupir pero esta vez sobre su mano, se pasó la saliva por la pija, en especial la punta y se acercó al culo completamente entregado de su primo. Apoyó la cabeza de la pija y comenzó a hacer fuerza. Entró la cabeza casi sin poblemas, pero Pancho se retorció en su lugar sin poder evitarlo. Joaquín no tuvo piedad y continuó haciendo fuerza hasta que la mitad de su tremenda pija estaba adentro. Pancho parecía un pez afuera del agua sacudiendo su cuerpo y dando bocanadas como si esa pija le estuviera empujando y vaciando los pulmones.
-Dale que vamos por la mitad recién.-Dijo Joaquín y le dio una nalgada fuerte en el culo. Dos segundos después ya estaba haciendo fuerza nuevamente hasta que toda la pija estuvo adentro del culo de Pancho.
Éste había quedado inmóvil con el rostro crispado y la boca abierta congelada en un grito mudo. Joaquín era más alto que nosotros y cuando terminó de meter su pija, se enderezó para buscar comodidad y ventaja en la situación. Pancho tuvo que estirar sus piernas y quedó haciendo puntas de pie. Ahora más que nunca necesitaba el apoyo del poste. Joaquín comenzó a bombear en el culo de Pancho con fuerza. Sacaba la pija hasta la mitad y la volvía a enterrar completa sin ningún tipo de reparo. Pancho no podía evitar gritar, gruñir o gemir, a veces todo junto. Su primo lo sostenía por la cintura con firmeza y no permitía que se aleje o caiga, pero Pancho igual estaba todo el tiempo buscando agarre o apoyo con la punta de sus dedos, ya que con cada embestida que Joaquín hacía, lo levantaba del piso y lo mantenía en el aire durante un instante. Yo estaba más caliente que nunca. Veía toda la escena de costado y podía ver con total claridad como esa tremenda pija se abría paso sin esfuerzo aparente en el culo de mi primo, acostumbrado a ver mi propia pija entrando, ver eso era casi como presenciar una tortura. Pero sin poder evitarlo bajé mis pantalones y comencé a pajearme.
Así estuvimos un rato, yo casi acabo mas de una vez pero no quería cortar el momento. Joaquín estaba cada vez más y más violento a medida que su orgasmo se acercaba y cuando finalmente llegó, gritó con cada embestida que daba, más profundas que nunca y mantenía en el aire a Pancho durante varios segundos. Éste gritaba también con cada embestida y se quedaba quieto en el aire, aferrado al poste que parecía ser el único vestigio de realidad que le quedaba a mano.
Joaquín se quedó quieto unos segundos, con los ojos cerrados sin sacar la pija de Pancho, pero luego comenzó a alejarse. Yo me acerqué con curiosidad. Siempre ahbía visto el estado del culo de mi primo cuando salía mi pija, pero esta vez seguro iba a ser diferente.
Joaquín aferró ambas nalgas de Pancho con las manos y las separó y cuando terminó de sacar la pija las mantuvo así. Yo quedé boquiabierto, el culo de Pancho estaba abierto en un círculo enrojecido y rosado en los bordes, que se convertía en un tunel oscuro en el centro y tenía unos dos centímetros de díametro. Se podía ver un hilillo de semen que caía lentamente hacia el piso que venía de las profundidades de ese culo destrozado. Pancho lo fruncía y guiñaba, pero nunca terminaba de cerrarse.
-Se le va a cerrar? Pregunté yo con algo de preocupación y fascinación.
-Si, después de un rato.- Rspondió Joaquín. Le dio una nalgada a Pancho y le soltó el culo.
Me miró a mí con lujuria
-Me parece que a vos te gusta más que te la pongan no?
-Si... Admití yo sin pena alguna.
-Esta noche te toca en la cama, así que preparate.-Me dio una nalgada y se alejó dejándonos solos con Pancho en el chiquero. Pancho no prestaba atención a nada, solo se pasaba un dedo por el culo, intentando identificar el daño recibido.
-Te rompio el orto... comenté yo, mirándolo sin ninguna emoción.
-Y a vos te lo va a romper hoy.-Respondió Pancho, dando una mueca al empezar a caminar para buscar su ropa.
-Eso espero...-Murmuré yo para mis adentros sin intención de que me escuche.
PD: Mi idea era agregar una parte de sexo heterosexual. No se hasta que punto les interesa, si les parece bien, la proxima parte tal vez tenga un poco de heterosexualidad o por ahi la que sigue a esa. Dejen en los comentarios que opinan y voy viendo.
Un par de veces nos encontramos fuera del campo, en nuestras casas y también lo hicimos allí. Lo más arriesgado fue un pete de mi parte durante una tarde mientas nuestros padres tomaban mate y charlaban a menos de 10 metros de distancia en la otra habitación.
Pero nuestro lugar preferido era el campo, ya que la libertad que éste ofrecía era inigualable, en especial por las tardes mientras los abuelos dormían. El chiquero era un lugar seguro para hcaer lo que queríamos, pero nos gustaba más la cama por la comodidad. Ahora nos había gustado más hacerlo de a perrito y en el duro piso de tierra era incómodo. Siempre llegabamos con ideas nuevas para probar, pero lo raro era que para ambos, las ideas requerían una mujer. Intentabamos lo más que podíamos por cumplir la fantasía del otro a cambio de una propia, pero siempre nos faltaba ese gustito extra de probar con una chica. Y tras terminar con nuestros experimentos y ya estar satisfechos, nos poníamos a hablar de mujeres y cómo sería cojer con una.
Los fines de semana que más odiabamos eran los que compartíamos con otros primos. Ya que eso nos quitaba tiempo y lugares. Las camas estaban completamente prohibidas durante esas fechas y el chiquero era aceptable pero más peligroso. Teníamos que estar más atentos y eso nos ponía incómodos y nos inhibía.
Pero siempre terminabamos cojiendo de una forma u otra, porque era lo que habíamos rutinizado.
En una de esas visitas, estábamos cojiendo. Él me estaba cojiendo amí, para ser exactos. Había un grupo de parientes de visita, pero era un dia con lloviznas y vientos frios, por lo que la mayoría se quedaban adentro salvo los fumadores. Por lo que nosotors estabamos más confiados. Estaba yo en cuatro patas y el atrás mío, bombeando sin parar, yo disfrutaba pero ya con cierto aburrimiento y rutina, por lo que me dedicaba a mirar el piso, las paredes, el paisaje, el alambrado que daba a la parte trasera a la casa y entre las chapas del chiquero alcanzaba a ver una sombra. No sabía que era y los sacudones que me producían las embestidas de Pancho me lo hacía más difícil. Intenté mantenerme quieto para entender qué es lo que veía hasta que identifiqué a uno de mis primos. Nos estaba espiando quien sabe hacía cuanto. Supongo que mi tensión fue tal que hasta Pancho se dio cuenta que algo pasaba y dejó de bombearme el orto.
-Qué pasa? Preguntó y fue entonces cuando nuestro primo mayor se mostró ante nosotros. Sonreía de oreja a oreja como con una mueca pícara y burlona.
-Qué esta pasando acá? Preguntó con sorna.
Pancho se alejó de mí y sentí como cada centímetro de pija se retiraba con velocidad de mi culo, en cuanto terminó de salir, me levanté y me subí los pantalones hasta la cintura.
-Epa, epa! Por qué paran? Si se estaban divirtiendo, pendejos degenerados. No parecía enojado en lo más mínimo, pero seguía siendo una situación extraña.
-No digas nada, por favor... Suplicó Pancho. Sus pantalones, que había acomodado a las apuradas, estaban todos torcidos y no disimulaban la todavía evidente erección.
-Decir qué?
-No se, contarle a alguien lo que viste...
Joaquín era el nombre de nuestro primo. Era mayor que nosotros. Teníamos varios primos en común, todos mayores a nosotros que éramos los menores. Joaquín era el mayor de otra parte de la familia, y tenía un hermano y hermana menores que el. Nos sacaba unos cuatro o cinco años de diferencia en edad y su contextura ya era la de un adolescente pasando a adulto. Jugaba al futbol y rugby y su cuerpo estaba formado acorde.
-Ahhh vos decís que no les cuente a tus viejos que se estaban cojiendo en el medio del chiquero?
Pancho y yo asentimos con la cabeza.
-Bueno, cuanto vale mi silencio che? Preguntó al aire, como quien no quiere la cosa, pero era evidente que ya tenía más que planeado cual era el valor. Pero nosotros, inocentes, nos miramos y dijimos:
-No tenemos mucha plata, cuánto queres?
Joaquín se rió a carcajadas levantando la cabeza.
-No quiero, plata boludines... Pero antes de seguir con eso, siempre hacen así? Vos siempre entregas el orto? Me preguntó mirandome a la cara.
-No... nos turnamos. Respondió Pancho casi de inmediato.
-Bueno, mejor. No voy a decir nada... -Llevó su mano a su pantalón y dejó salir su pija por encima del dobladillo del pantalón.-... Si me dejan hacer algunas cosas. -
Con Pancho nos quedamos hipnotizados mirando su pija. Era, a nuestro parecer, gigantesca al punto de ser grotesca. Medidas? Ni idea... pero era más grande que el estándar, eso es seguro y teniendo en cuenta que nosotors habiamos experimentado con nuestros pequeños penes y nada más... era sorpresivo ver uno tan maduro, grande e imponente, con una maraña de bellos pubicos negros rodeando su base y unos huevos grandes y colgando con pereza a varios centímetros de distancia. Era una Pija, con mayúscula.
-Les gusta lo que ven? Que putitos de mierda que son... Joaquín se empezó a pajear con lentitud, mirándonos con lujuria.-Voy a mostrarles lo que es bueno, primos. Si no quieren que todos se enteren de lo que hacen acá, vengan los dos juntitos a chuparme la pija.
Con Pancho obedecimos, hipnotizados por la visión y algo asustados ante la idea de que el resto se entere de nuestras aventuras. Por mi parte no podía esperar al momento de sentir esa pija en mi boca, aunque me daba terror la idea de que me penetre. Pancho no decía mucho, pero igual se acercaba con firmeza. Él siempre había sido el que disfrutaba más penetrando.
Nos arrodillamos frente a esa pija y nos quedamos allí mirándola. Joaquín dejó de pajearse y puso sus manos a cada lado de sus caderas. Esa tremenda anaconda palpitaba con fuerza y se sacudía apenas mientras esperaba el actuar de sus dos próximas víctimas que la miraban con admiración de rodillas ante ella.
Joaquín, cansado de esperar, nos apoyó una mano en la cabeza a cada uno y nos dirigió hacia su pija. Nos iba indicando qué hacer, para que el placer (de él) fuera mayor. Nos enseñó a usar las lenguas y chupar una pija entre dos de la manera más caliente posible. Nunca nos habíamos dado un beso con Pancho, ni siquiera lo habíamos pensado. Y ahora ,estábamos chuoando una pija la mismo tiempo, mientras saboreabamos la saliva del otro y a veces nos chocábamos los labios y las lenguas a medida que nuestro primo mayor nos indicaba que hicieramos tal o cual movimiento, buscando más que a propósito que nuestras bocas y lenguas se encuentren en el proceso.
La cantidad de saliva que se estaba usando era increíble. Yo sentía que tenía todo el rostro cubierto en saliva. Cada Tanto Joaquín se tomaba la pija con una mano y nos golpeaba en el rostro con ella, pidiendonos que abrieramos la boca y sacaramos la lengua. En una oportunidad, tras pedirnos eso, apuntó con su pija la boca de Pancho y la intentó meter de un viaje. Apenas entró la cabeza y ya hizo tope y el otro empezó a toser ahogado alejándose un poco. Yo seguía en la misma posición, por lo que Joaquín se dirigió a mi. Me entró hasta la mitad y sentí que me ahogaba apenas, pero no retrocedí. Sentí las lágrimas en los ojos.
Tras esa escena Joaquín se acercaba a mi boca más seguido, metiendo su pija adentro y moviendo las caderas para cojerme los labios. Yo sentía la mandíbula cansada, pero estaba disfrutando cada segundo.
Pancho había quedado algo relegado, pero no parecía estar disfrutando al máximo todo.
-Vení y chupame los huevos.- Le dijo Joaquín, casi notando al mismo tiempo su inactividad. Pancho pasó por debajo mío y con una mano guía de su primo mayor enterró su cabeza entre las pelotas gigantes de Joaquín. Yo seguía baboseando y lengueteando su pija y Pancho sobaba sus huevos. Joaquín estaba gimiendo y gruñendo todo el tiempo.
-Panchito, Panchito... Creo que no te gusta mucho esto no?
-Mas o menos...-Respondió Pancho mientras se fregaba la cara con la manga para limpiarse la saliva propia y mía.
-Entonces vos vas primero.-Sonriendo con Sorna Joaquín lo ayudó a levantarse y lo llevó hasta un poste cercano que sostenía el techo.-Apoyate ahí con las manos, no tan cerca... ahí... eso, ahora separá las piernas... así.. no, no... dejá la espalda recta, eso... ahi está perfecto.-Joaquín lo fue guiando para ponerse en una posición cómoda y me sorprendí al identificar la pose de películas y fotos porno. Había visto a muchas mujeres en esa pose, pero nunca a un hombre. Tenía las piernas rectas y separadas a lo ancho, sus caderas estaban torcidas y su espalda estaba casi paralela al piso, mientras que sus hombros habían quedao elevados y en conjunto formaba una curva muy pronunciada que resaltaba con mucha intensidad su culo. No era un culo espectacular, pero no recordaba haber visto a su primo en una pose tan vulnerable hasta ahora.
Joaquín se paró detrás de él mientras se pajeaba. Se agachó un poco y escupió varias veces en el culo de Pancho.
-Esta usado esto, pero no está roto... todavía.- Agregó con malicia y una sonrisa burlona. Pancho parecía asustado.-No te voy a matar, no tengas miedo. te va a gustar vas a ver.-
Pero Pancho no parecía muy convencido. Se mantenía en posición, pero no parecía estar en expectativa. Joaquín se acercó un poco y volvió a escupir pero esta vez sobre su mano, se pasó la saliva por la pija, en especial la punta y se acercó al culo completamente entregado de su primo. Apoyó la cabeza de la pija y comenzó a hacer fuerza. Entró la cabeza casi sin poblemas, pero Pancho se retorció en su lugar sin poder evitarlo. Joaquín no tuvo piedad y continuó haciendo fuerza hasta que la mitad de su tremenda pija estaba adentro. Pancho parecía un pez afuera del agua sacudiendo su cuerpo y dando bocanadas como si esa pija le estuviera empujando y vaciando los pulmones.
-Dale que vamos por la mitad recién.-Dijo Joaquín y le dio una nalgada fuerte en el culo. Dos segundos después ya estaba haciendo fuerza nuevamente hasta que toda la pija estuvo adentro del culo de Pancho.
Éste había quedado inmóvil con el rostro crispado y la boca abierta congelada en un grito mudo. Joaquín era más alto que nosotros y cuando terminó de meter su pija, se enderezó para buscar comodidad y ventaja en la situación. Pancho tuvo que estirar sus piernas y quedó haciendo puntas de pie. Ahora más que nunca necesitaba el apoyo del poste. Joaquín comenzó a bombear en el culo de Pancho con fuerza. Sacaba la pija hasta la mitad y la volvía a enterrar completa sin ningún tipo de reparo. Pancho no podía evitar gritar, gruñir o gemir, a veces todo junto. Su primo lo sostenía por la cintura con firmeza y no permitía que se aleje o caiga, pero Pancho igual estaba todo el tiempo buscando agarre o apoyo con la punta de sus dedos, ya que con cada embestida que Joaquín hacía, lo levantaba del piso y lo mantenía en el aire durante un instante. Yo estaba más caliente que nunca. Veía toda la escena de costado y podía ver con total claridad como esa tremenda pija se abría paso sin esfuerzo aparente en el culo de mi primo, acostumbrado a ver mi propia pija entrando, ver eso era casi como presenciar una tortura. Pero sin poder evitarlo bajé mis pantalones y comencé a pajearme.
Así estuvimos un rato, yo casi acabo mas de una vez pero no quería cortar el momento. Joaquín estaba cada vez más y más violento a medida que su orgasmo se acercaba y cuando finalmente llegó, gritó con cada embestida que daba, más profundas que nunca y mantenía en el aire a Pancho durante varios segundos. Éste gritaba también con cada embestida y se quedaba quieto en el aire, aferrado al poste que parecía ser el único vestigio de realidad que le quedaba a mano.
Joaquín se quedó quieto unos segundos, con los ojos cerrados sin sacar la pija de Pancho, pero luego comenzó a alejarse. Yo me acerqué con curiosidad. Siempre ahbía visto el estado del culo de mi primo cuando salía mi pija, pero esta vez seguro iba a ser diferente.
Joaquín aferró ambas nalgas de Pancho con las manos y las separó y cuando terminó de sacar la pija las mantuvo así. Yo quedé boquiabierto, el culo de Pancho estaba abierto en un círculo enrojecido y rosado en los bordes, que se convertía en un tunel oscuro en el centro y tenía unos dos centímetros de díametro. Se podía ver un hilillo de semen que caía lentamente hacia el piso que venía de las profundidades de ese culo destrozado. Pancho lo fruncía y guiñaba, pero nunca terminaba de cerrarse.
-Se le va a cerrar? Pregunté yo con algo de preocupación y fascinación.
-Si, después de un rato.- Rspondió Joaquín. Le dio una nalgada a Pancho y le soltó el culo.
Me miró a mí con lujuria
-Me parece que a vos te gusta más que te la pongan no?
-Si... Admití yo sin pena alguna.
-Esta noche te toca en la cama, así que preparate.-Me dio una nalgada y se alejó dejándonos solos con Pancho en el chiquero. Pancho no prestaba atención a nada, solo se pasaba un dedo por el culo, intentando identificar el daño recibido.
-Te rompio el orto... comenté yo, mirándolo sin ninguna emoción.
-Y a vos te lo va a romper hoy.-Respondió Pancho, dando una mueca al empezar a caminar para buscar su ropa.
-Eso espero...-Murmuré yo para mis adentros sin intención de que me escuche.
PD: Mi idea era agregar una parte de sexo heterosexual. No se hasta que punto les interesa, si les parece bien, la proxima parte tal vez tenga un poco de heterosexualidad o por ahi la que sigue a esa. Dejen en los comentarios que opinan y voy viendo.
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