La putita estaba boca abajo en la amplia cama del motel, recuperando el aliento después de la follada que le acababa de dar, su concha comenzaba a dejar escapar la leche que deposité en su interior, me coloque sobre ella, lleve mi dedo medio a la jugosa abertura y lo embarre con los jugos de ambos, para llevarlo a su boquita, luego de que lo limpiará, volví a su panocha para llenarlo de más jugo, subí el pequeño trayecto que separaba la vulva del ano e hice presión ahhh espera, no lo hagas, fiel a mi convicción de someterla, presioné más y la primer falange de el dedo entro en el cálido conducto, lo retire de golpe, volví a lubricar y seguí a dilatar, estaba muy entretenido en eso cuando su móvil comenzó a sonar, la ausencia de Ana despertaba el celo enfermo en su marido, que continuamente le echaba en cara infidelidades supuestas, sin saber que en esta ocasión tenía toda la razón.
Salimos del lugar, ella con cara de preocupación y yo con algo de frustración, pasaron bastantes días para tener la oportunidad de estar a solas con ella, aunque fuera por breves instantes, los que aproveché para meterle mano por todos lados, lo que ayudó a cambiar su obsoleta manera de vestir, ahora lejos de sus jeans y blusas de cuello alto, usaba faldas, muchas pegadas a las piernas y difíciles de subir, blusas con un pequeño escote pero de tela holgada, que me permitía meter las manos y apretar las tetas y pellizcar sus pezones, algunas, la esperaba cerca de los baños y cuando pasaba le metía la verga en la boca, siempre jalando su cabello con cierta violencia y entrando hasta su campañilla, cuando corría con la suerte de que llevara falda de vuelo los manoseos eran directo a la concha o el ano, muchas veces entraba el dedo en su vagina para comprobar que siempre estaba caliente y lubricada, me agarraba la verga al sentir mi dedo profanando su ano y me comía la boca, pero mis intentos por penetrarla de nuevo se esfumaban siempre.
Tras 15 días de constante cachondeo se presentó la oportunidad idónea, Erika saldría a coger con un amigo y yo estaba libre, Ana me marco pidiendo ayuda, se encontraban en una fiesta y su flamante marido estaba borracho como una cuba, aparte de no poder sola con el pesado cuerpo del fulano, tampoco sabía manejar, así que tome un taxi y me presenté en la dirección que me había proporcionado.
Le marque al móvil y salió apresurada, el marido efectivamente estaba perdido borracho, un amigo de ellos nos ayudó a subirlo en la parte trasera de su camioneta, Ana se despidió y abordo de lado del copiloto, cuadras antes de llegar a su casa, le pedí verificar si su esposo seguía perdido, paso medio cuerpo entre los asientos delanteros dejando una magnífica vista de sus muslos y el nacimiento de sus nalgotas, de inmediato metí la mano bajo la falda y mis dedos se colaron en la jugosa papaya, Ana se estremeció y un gritito salió de su boquita, espera, no seas loco, que se despierta y me mata a golpes, me reí bajito, ese no despierta hasta mañana bien entrado el día, mis dedos comenzaron a entrar y salir rápidamente en su concha inundando la camioneta con su olor, ah ahhh esperaaa, que se van a manchar los asientos, estaba en lo cierto, los jugos corrían ya a mitad de sus piernas y dejaría perdida la vestidura, le dije que bajara para aventarle un palo rápido, ya cachonda acepto, me baje tras ella y abrí la puerta de atrás, recargate en el asiento golfa, para que veas de cerca como le crecen los cuernos al borracho, la empine, baje su pantaleta y se la metí de golpe, Ana mordió su antebrazo y comencé a bombear frenético, me aferre a sus tetas tirando de sus pezones, aghhh aghh hacia Anita, me corro cabrón, aghhhh, sus piernas se sacudieron en espasmos orgasmicos, dame leche cabrón, lléname yaaaaaa, aún no sentía mi orgasmo cercano así que suavemente le dije, vamos a coronar los cuernos de este pendejo, voy a romper tú ano aquí y ahora puta, al decir esto mi glande ya apuntaba al centro del deseado hoyo, toma puta! Y empuje, el glande tardo un segundo en entrar, la verdad es que si estaba muy apretado, quizá por sus nervios, quizá por lo brusco que se lo metí o era cierto que jamás se la habían metido ahí, lo cierto es que el primer paso estaba dado, apreté más sus tetas y empuje de nuevo, Ana cerro los dedos en el asiento hasta qué sus nudillos se pusieron blancos, di el último empujón y entro el resto de mis 17 centímetros, seguí presionando como si faltará verga por meter pero estaba al tope, solo por el placer de escuchar como pujaba, ahora sí puta, te voy a joder bien el ano, lo saque todo, pasando por el borde irritado mi glande, Ana gemia y empuje tan fuerte que se metió completo de una, la putita soltó varias lágrimas y sus mejillas estaban muy rojas, los labios apretados al igual que sus dedos, ahhhh delicioso tienes el ano, que rico aprieta mi verga, toma zorra, toma, si bien mi morbo y excitación estaban al máximo, mis ganas de eyacular estaban lejanas, le daba tan fuerte que los huevos me dolían al golpear su panocha pero poco me importaba al follarme a esa hembra junto a su marido, así que alternaba las cogidas por ambos agujeros, seguí y seguí, le di la vuelta para comerme sus pezones y dejarle algunas mordidas en ellos mientras frotaba su vulva, ella me agarraba del cabello y pedía que se la metiera de nuevo, de nuevo la puse empinada y le cogí el ano hasta llenarlo de mocos, Ana temblaba y decía que no podía creer lo puta que se estaba comportando, le di un beso algo cursi, luego la agarre del cabello y le dije que me limpiará la verga, después de todo las putas deben dejar bien limpio a su macho, poco le importo que hace unos instantes ese miembro escupía mocos en su culo y la muy zorra lo limpio a conciencia, se acomodo el vestido para por fin llevarla a su casa, con trabajo logré llevar al bulto de su esposo a su cama, mientras Ana se aseaba el cuerpo, me dijo que saldría en un segundo y que la esperara, al salir, apenas con un camisón sobre su cuerpo, agarro mi mano para llevarme a la salida, cabrón, me duele horrores el culo, pero se siente bien cuando me follas, abrí la puerta de su saguan, jalando su brazo la pegue a mi cuerpo y le dije, vaya puta que eres y la puta en la que te vas a convertir, ese culo es mío cada que yo quiera y lo quiero ahora mismo, le di la vuelta pegando su rostro a la pared y penetré con saña ese lastimado agujero, toma puta, toma, Ana lloraba dolorida, animal, me haces daño pero no lo saques, en 20 y tantos años de casada nadie me hizo sentir tan deseada y mucho menos me proporciono tanto placer, frote su concha con la palma de mi mano abarcando toda la hendidura y provocando que se corriera de nuevo, le saque la verga, tardaría mucho en correrme de nuevo, así que por esta noche tenía suficiente, me despedí después de chuparle las tetas unos instantes y metiendo mis dedos en ambas aberturas.
Salimos del lugar, ella con cara de preocupación y yo con algo de frustración, pasaron bastantes días para tener la oportunidad de estar a solas con ella, aunque fuera por breves instantes, los que aproveché para meterle mano por todos lados, lo que ayudó a cambiar su obsoleta manera de vestir, ahora lejos de sus jeans y blusas de cuello alto, usaba faldas, muchas pegadas a las piernas y difíciles de subir, blusas con un pequeño escote pero de tela holgada, que me permitía meter las manos y apretar las tetas y pellizcar sus pezones, algunas, la esperaba cerca de los baños y cuando pasaba le metía la verga en la boca, siempre jalando su cabello con cierta violencia y entrando hasta su campañilla, cuando corría con la suerte de que llevara falda de vuelo los manoseos eran directo a la concha o el ano, muchas veces entraba el dedo en su vagina para comprobar que siempre estaba caliente y lubricada, me agarraba la verga al sentir mi dedo profanando su ano y me comía la boca, pero mis intentos por penetrarla de nuevo se esfumaban siempre.
Tras 15 días de constante cachondeo se presentó la oportunidad idónea, Erika saldría a coger con un amigo y yo estaba libre, Ana me marco pidiendo ayuda, se encontraban en una fiesta y su flamante marido estaba borracho como una cuba, aparte de no poder sola con el pesado cuerpo del fulano, tampoco sabía manejar, así que tome un taxi y me presenté en la dirección que me había proporcionado.
Le marque al móvil y salió apresurada, el marido efectivamente estaba perdido borracho, un amigo de ellos nos ayudó a subirlo en la parte trasera de su camioneta, Ana se despidió y abordo de lado del copiloto, cuadras antes de llegar a su casa, le pedí verificar si su esposo seguía perdido, paso medio cuerpo entre los asientos delanteros dejando una magnífica vista de sus muslos y el nacimiento de sus nalgotas, de inmediato metí la mano bajo la falda y mis dedos se colaron en la jugosa papaya, Ana se estremeció y un gritito salió de su boquita, espera, no seas loco, que se despierta y me mata a golpes, me reí bajito, ese no despierta hasta mañana bien entrado el día, mis dedos comenzaron a entrar y salir rápidamente en su concha inundando la camioneta con su olor, ah ahhh esperaaa, que se van a manchar los asientos, estaba en lo cierto, los jugos corrían ya a mitad de sus piernas y dejaría perdida la vestidura, le dije que bajara para aventarle un palo rápido, ya cachonda acepto, me baje tras ella y abrí la puerta de atrás, recargate en el asiento golfa, para que veas de cerca como le crecen los cuernos al borracho, la empine, baje su pantaleta y se la metí de golpe, Ana mordió su antebrazo y comencé a bombear frenético, me aferre a sus tetas tirando de sus pezones, aghhh aghh hacia Anita, me corro cabrón, aghhhh, sus piernas se sacudieron en espasmos orgasmicos, dame leche cabrón, lléname yaaaaaa, aún no sentía mi orgasmo cercano así que suavemente le dije, vamos a coronar los cuernos de este pendejo, voy a romper tú ano aquí y ahora puta, al decir esto mi glande ya apuntaba al centro del deseado hoyo, toma puta! Y empuje, el glande tardo un segundo en entrar, la verdad es que si estaba muy apretado, quizá por sus nervios, quizá por lo brusco que se lo metí o era cierto que jamás se la habían metido ahí, lo cierto es que el primer paso estaba dado, apreté más sus tetas y empuje de nuevo, Ana cerro los dedos en el asiento hasta qué sus nudillos se pusieron blancos, di el último empujón y entro el resto de mis 17 centímetros, seguí presionando como si faltará verga por meter pero estaba al tope, solo por el placer de escuchar como pujaba, ahora sí puta, te voy a joder bien el ano, lo saque todo, pasando por el borde irritado mi glande, Ana gemia y empuje tan fuerte que se metió completo de una, la putita soltó varias lágrimas y sus mejillas estaban muy rojas, los labios apretados al igual que sus dedos, ahhhh delicioso tienes el ano, que rico aprieta mi verga, toma zorra, toma, si bien mi morbo y excitación estaban al máximo, mis ganas de eyacular estaban lejanas, le daba tan fuerte que los huevos me dolían al golpear su panocha pero poco me importaba al follarme a esa hembra junto a su marido, así que alternaba las cogidas por ambos agujeros, seguí y seguí, le di la vuelta para comerme sus pezones y dejarle algunas mordidas en ellos mientras frotaba su vulva, ella me agarraba del cabello y pedía que se la metiera de nuevo, de nuevo la puse empinada y le cogí el ano hasta llenarlo de mocos, Ana temblaba y decía que no podía creer lo puta que se estaba comportando, le di un beso algo cursi, luego la agarre del cabello y le dije que me limpiará la verga, después de todo las putas deben dejar bien limpio a su macho, poco le importo que hace unos instantes ese miembro escupía mocos en su culo y la muy zorra lo limpio a conciencia, se acomodo el vestido para por fin llevarla a su casa, con trabajo logré llevar al bulto de su esposo a su cama, mientras Ana se aseaba el cuerpo, me dijo que saldría en un segundo y que la esperara, al salir, apenas con un camisón sobre su cuerpo, agarro mi mano para llevarme a la salida, cabrón, me duele horrores el culo, pero se siente bien cuando me follas, abrí la puerta de su saguan, jalando su brazo la pegue a mi cuerpo y le dije, vaya puta que eres y la puta en la que te vas a convertir, ese culo es mío cada que yo quiera y lo quiero ahora mismo, le di la vuelta pegando su rostro a la pared y penetré con saña ese lastimado agujero, toma puta, toma, Ana lloraba dolorida, animal, me haces daño pero no lo saques, en 20 y tantos años de casada nadie me hizo sentir tan deseada y mucho menos me proporciono tanto placer, frote su concha con la palma de mi mano abarcando toda la hendidura y provocando que se corriera de nuevo, le saque la verga, tardaría mucho en correrme de nuevo, así que por esta noche tenía suficiente, me despedí después de chuparle las tetas unos instantes y metiendo mis dedos en ambas aberturas.
1 comentarios - Ana (la nalgona)