Mi marido me hizo ser puta de viejos asquerosos, primero de Jorge el marido de mi mamá, luego de Ernesto el degenerado chofer de mi empresa y continuó con Jaime el torrante jardinero del barrio.Otra cosa fue mi experiencia con mi joven cuñado. Hoy les contaré mi primera partusa con Jorge y Ernesto.
Hola queridos... este relato no tiene nada de fantasía, es la continuación de mi tranformación en puta de viejos que inició mi marido.
Mi marido despertó en mi a la perra que llevaba dentro, primero me hizo abrirle las piernas a la pareja de mi mamá, enseguida al viejo chofer de mi empresa y continúo con el deprabado jardinero del barrio: Siempre eran los peores viejos, salvo una obligada entrega a mi joven cuñado. Todas esas consentidas infidelidades me otorgaron un intenso placer que yo desconocía. Yo retribuía a mi marido relatándole con lujo de detalles cada sesión, eso le bastaba para eyacular extasiado sobre mi cuerpo. Cada real historia la pueden leer en mis relatos anteriores.
Esta madrugada, mientras mi marido duerme, le quiero contar mi primera experiencia con dos machos viejos. Mi marido me insistió semanas que deseaba que tuviera dos vergas metidas en mi cuerpo, poco a poco instaló un irrenunciable deseo en mi piel. Me propuso que me entregara a Jorge, la pareja de mi mamá y a Ernesto el decadente chofer de mi trabajo.
Acordamos que en su próximo viaje yo invitaría a ambos viejos a nuestra casa, sin anunciarle el festín que les esperaba. Organicé un asado y ambos llegaron sin dudarlo, yo los esperé con un vestidito corto y transparente, mi especialidad. Se veian mis tetas y mi colalles. Ellos no preguntaron nada. Todos jugamos el juego, Bebimos mucha cerveza y disfruramos la parrilla.
Mientras todo transcurría, yo me meneaba frente a ellos y sin mediar provocación acercaba mi cuerpo a ellos, anocheció y pasamos a la salita de la casa, todos un poco ebrios ya. Yo empecé a bailarles, ellos ya me habián probado muchas veces, al principio no entendían por que estaban los dos, pero luego entendieron...
Me saqué el vestido y quedé con mi colalles, mis medias y mis zapatos altos de un rojo furioso... mientras les bailaba veía sus paquetes agigantarse y sus rostros deformarse de calentura. Acerque mis tetas, ellos se aproximaron para chupar una cada uno... sentía la exitación de ambos y podía distinguir los dedos que tenía en mi zorra y en mi culo. Mis gemidos eran de una puta en celo, eso los enloquecía más... me hinqué y mamé alternadamente sus vergas duras y venosas, ellos sin ponerse de acuerdo me decián sólo cochinadas:
- Chúpalo puta
- Te gusta tener dos picos
- Te vamos a llenar tus hoyos de leche
Yo me calentaba más y más.
Jorge se acostó en el sofá y yo entendiendo el mensaje me subí y dejé que me empalmará.
Sentí las manos de Ernesto abriendo mi culo y colocando su enorme polla en la entrada de mi chico. Levanté mis nalgas.
Nunca imaginé que podía sentir tanto placer. Nunca soñé ser penetrada por dos machos. Jorge estaba en mi chocho y Ernesto en mi chico...ahhhh que dolor y que placer al mismo tiempo... me sentía las más puta de todas las putas. No paraba de moverme y ellos de ensartarme sus duras pijas. Jorge además chupaba mis tetas, yo gritaba y pedía más... Más fuerte les decía... rompeme el culo Ernesto... llénenme de sus mocos...
- Papitos
- Mis machos
- aaahhhh
- Ricos
-Más, más porfavor.
Me dieron duro mucho tiempo...
Terminé adolorida y feliz, llena de semen y de sudor de machos.
Luego quedamos tendidos lod tres... nos levantamos, seguimos bebiendo y al rato ya estaba hincada mamando esas vergas con sabor a zorra y a caca... que placer.
La noche no terminó ahí. Seguí teniendo orgamos pero eso se los contaré luego... ahora sé que necesito dos picos dentro de mi y no hay retorno.
Hola queridos... este relato no tiene nada de fantasía, es la continuación de mi tranformación en puta de viejos que inició mi marido.
Mi marido despertó en mi a la perra que llevaba dentro, primero me hizo abrirle las piernas a la pareja de mi mamá, enseguida al viejo chofer de mi empresa y continúo con el deprabado jardinero del barrio: Siempre eran los peores viejos, salvo una obligada entrega a mi joven cuñado. Todas esas consentidas infidelidades me otorgaron un intenso placer que yo desconocía. Yo retribuía a mi marido relatándole con lujo de detalles cada sesión, eso le bastaba para eyacular extasiado sobre mi cuerpo. Cada real historia la pueden leer en mis relatos anteriores.
Esta madrugada, mientras mi marido duerme, le quiero contar mi primera experiencia con dos machos viejos. Mi marido me insistió semanas que deseaba que tuviera dos vergas metidas en mi cuerpo, poco a poco instaló un irrenunciable deseo en mi piel. Me propuso que me entregara a Jorge, la pareja de mi mamá y a Ernesto el decadente chofer de mi trabajo.
Acordamos que en su próximo viaje yo invitaría a ambos viejos a nuestra casa, sin anunciarle el festín que les esperaba. Organicé un asado y ambos llegaron sin dudarlo, yo los esperé con un vestidito corto y transparente, mi especialidad. Se veian mis tetas y mi colalles. Ellos no preguntaron nada. Todos jugamos el juego, Bebimos mucha cerveza y disfruramos la parrilla.
Mientras todo transcurría, yo me meneaba frente a ellos y sin mediar provocación acercaba mi cuerpo a ellos, anocheció y pasamos a la salita de la casa, todos un poco ebrios ya. Yo empecé a bailarles, ellos ya me habián probado muchas veces, al principio no entendían por que estaban los dos, pero luego entendieron...
Me saqué el vestido y quedé con mi colalles, mis medias y mis zapatos altos de un rojo furioso... mientras les bailaba veía sus paquetes agigantarse y sus rostros deformarse de calentura. Acerque mis tetas, ellos se aproximaron para chupar una cada uno... sentía la exitación de ambos y podía distinguir los dedos que tenía en mi zorra y en mi culo. Mis gemidos eran de una puta en celo, eso los enloquecía más... me hinqué y mamé alternadamente sus vergas duras y venosas, ellos sin ponerse de acuerdo me decián sólo cochinadas:
- Chúpalo puta
- Te gusta tener dos picos
- Te vamos a llenar tus hoyos de leche
Yo me calentaba más y más.
Jorge se acostó en el sofá y yo entendiendo el mensaje me subí y dejé que me empalmará.
Sentí las manos de Ernesto abriendo mi culo y colocando su enorme polla en la entrada de mi chico. Levanté mis nalgas.
Nunca imaginé que podía sentir tanto placer. Nunca soñé ser penetrada por dos machos. Jorge estaba en mi chocho y Ernesto en mi chico...ahhhh que dolor y que placer al mismo tiempo... me sentía las más puta de todas las putas. No paraba de moverme y ellos de ensartarme sus duras pijas. Jorge además chupaba mis tetas, yo gritaba y pedía más... Más fuerte les decía... rompeme el culo Ernesto... llénenme de sus mocos...
- Papitos
- Mis machos
- aaahhhh
- Ricos
-Más, más porfavor.
Me dieron duro mucho tiempo...
Terminé adolorida y feliz, llena de semen y de sudor de machos.
Luego quedamos tendidos lod tres... nos levantamos, seguimos bebiendo y al rato ya estaba hincada mamando esas vergas con sabor a zorra y a caca... que placer.
La noche no terminó ahí. Seguí teniendo orgamos pero eso se los contaré luego... ahora sé que necesito dos picos dentro de mi y no hay retorno.
1 comentarios - Con dos viejos cochinos por orden de mi marido