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Una amiga que se sinceró

Un día llegó de una capital de provincia del interior mi amiga, de toda la vida, Mirtha (casada con Aldo) en compañía de sus dos hijitos. Vino, a pasar una semana conmigo, que, gracias a que mi marido había, una vez más viajado al exterior, estaba sola en casa, con mis tres hijitos.

La voy a describir: 1,78 mts de estatura, piel blanca, pelo rubio natural largo, rostro bonito, tetas y nalgas que provocan y piernas perfectas.
Un imán, para los mortales masculinos.

Al segundo día de su llegada, mientras los 5 críos jugaban en el jardín:
-Te tengo que contar algo,…. sensual y sucio- me dijo
-¡Uhhh!... ¿Qué hiciste?-
-Me acosté con otro….. por primera vez lo “cagué” a Aldo –

En adelante es ella la que relata.
Las que están casadas me entenderán.
Por lo general el matrimonio se vuelve algo monótono, con el tiempo. Para colmo, Aldo es un ángel, pero es obsesivo de su trabajo profesional
Hay períodos que hacemos el amor, a diario. En otros, por los hijos, las tareas, la escuela y, sobretodo, por el trabajo de Aldo, puede pasar una semana e incluso más de una, sin tocarnos.
Eso, literalmente, me indigna.
Aproximadamente 6 meses atrás la relación con mi esposo estaba atada con alambre, mi disgusto por su descuido, las discusiones y mutuas recriminaciones, nos llevó al punto que él trabajaba hasta tarde en la mesa del comedor y dormía en el sofá del living y yo en la cama sola.
Ahí fue que, el destino, hizo que me encontrase, cuando iba a dejar los chicos en el colegio, con un viejo conocido, Nelson.
Él y yo en el pasado tuvimos buenas ondas, me gustaba mucho, me atraía pero, lo nuestro, no pasó de algunos besos y algunas osadas caricias.
Una vez que los nenes entraron en la escuela, saludos, risas e intercambio de adulaciones de ocasión, nos sentamos en un bar cercano, para compartir café y vivencias.
N:-¡Que alegría volver a verte, después de tanto tiempo!-
Yo:-¡Siii, es un placer para mí también!-
N: -¡Estás espléndida!-
Yo: -¿Dormís en formol, vos?-
N: -¡Si, jajajá, qué tiempos aquellos!-
Yo: - Podes jurarlo, ¡fue una buena época!-
N: - ¡Que lindos nenes tenés ¿Cómo va tu matrimonio?-
Yo: -Bue……. Maso… he tenido tiempos mejores-
N: -¡Perdón! ¿En serio esta tan mal?
Yo: -La verdad no sé si soy yo o es él o los dos… Mejor volvamos a nosotros -
Mi respuesta lo dejó mudo, me miró, yo bebía mi café cuando de pronto y sin decirme nada me robó un beso.
Demoré en reaccionar, sus labios me daban una sensación agradable, diferente, cerré mis ojos y me dejé llevar, hasta nuestras lenguas amagaron cruzarse. Dominé la emoción y:
Yo: -¡Creo que ya tenemos que irnos!-
N: - Si, tenés razón –
Llamó al mozo, pagó y salimos. Antes de separarnos intercambiamos los números de celulares.
Aprovechando que mi marido dormía en el sofá, yo chateaba con Nelson, a escondidas.
Me provocaba agradables sensaciones.
Llegamos a intercambiar algunas fotos algo sexys. En esos momentos me sentía la más infiel del planeta, pero, como seguía disgustada con Aldo, no me arrepentía.
Antes que transcurriese una semana de nuestro encuentro, acepté su invitación a tomar nuestro segundo café en el mismo bar y a la misma hora que el primero.
Una, finalmente, cede a los instintos, insatisfechos, y termina haciendo lo que juró, frente a Dios y el registro civil, que nunca haría.
Me bañé, me depilé presintiendo lo pasaría, mucho más que un café. Vestí un sensual body, de dos piezas, de lycra blanco, una blusa que mostraba hombros, parte de la espalda y resaltaba las tetas, pollera no muy corta (tenía que llevar los chicos a la escuela). Me arreglé coqueta para él, por supuesto.
Las otras madres que acompañaban a sus hijos a la misma escuela que yo a los míos, me dedicaron miradas pícaras.
Llegué donde Nelson me esperaba, vestido de jeans y camisa manga 3/4, se veía muy bien.
Nos abrazamos, casi como dos amantes que se reencuentran, me dio un beso entre mejilla y boca.
Nos sentamos, pidió los cafés y nos dijimos cosas intrascendentes. Me semblanteo y me intuyó “regalada”. No anduvo con rodeos:
N: -¡Quiero hacerte el amor! Vamos a un lugar más tranquilo_
Yo: -¡No digas eso!-
N: -Por favor, te deseo, me muero por estar dentro de vos-
Yo: -¡Pero soy casada!
N: - Yo también ¿yyy..? Sólo te propongo algo distinto a lo habitual, vivir, un par de horas, nuestras fantasías más primitivas.
Sabía cómo incitar. Lo miré fijamente, por mi mente volaban muchas cosas, solo asentí con la cabeza y nos fuimos en busca de su auto.
Antes de entrar en su auto, me miró fijamente y sin decirme nada, volvió a besarme.
Esta vez, el beso fue mucho más pasional, sus manos acariciaban mi espalda, yo me entregué a ese beso y metía mi lengua en su boca, sus manos bajaron lentamente hasta llegar a mi trasero, para acariciarlo con suavidad y pasión, una caricia diferente.
Arrancamos rumbo al motel más próximo.
Llegamos y pidió la habitación. Yo estaba nerviosa, tensa, me parecía que todos me conocían. Me tomó de la mano y me llevó al cuarto, apenas entramos, comenzamos a besarnos apasionadamente, sus manos acariciaban mis nalgas con más confianza, yo lo abrazaba, me besaba el cuello, hombros, sus manos subieron a las tetas y luego bajaron a mis piernas y entrepiernas, Me tenía excitadísima.
Besándonos nos fuimos a la cama, me quitó pollera y blusa quedé con sólo el body, me acostó y me sacó los zapatos.
Mientras se quitaba camisa, zapatos y jeans, me susurró que estaba alucinado de cómo me veía.
La verdad que él no estaba nada mal, tenía un buen físico y abultado, donde importa, el slip elastizado.
Su boca, arrancó desde mis pies, probó todo mi cuerpo, me hizo gemir de excitación. Me quitó el corpiño y comenzó a chupar mis pezones endurecidos, eso me retorcía de goce, su boca estaba en mis pechos, sus manos manoseaban mis piernas, mis nalgas y el retazo de lycra que cubría mi concha, estaba disfrutando como hacía largo tiempo que no lo hacía.
Siguió sobándome lascivamente, un buen rato. Luego se arrodilló, me quitó la bombacha y, con ímpetu metió la cabeza entre mis piernas, su lengua masajeaba delicioso mis labios vaginales.
Yo gemía mientras me devoraba la chocha. ¡Qué puta me sentía dándole mi tesoro a otro! Pero era tarde para inquietudes por la mala acción, el clítoris estaba en su boca y dos de sus dedos palpaban adentro, haciéndome retorcer y gemir como una verdadera necesitada sexual.
Me llevó al borde del orgasmo.
Al fin, se tumbó a mi lado, se sacó el slip y, con sus ojos apuntando a su verga, murmuró:
N: - Le hacés unos mimos, por favor-
Con solo oír eso, casi acabo. Me levanté, comencé a besarlo en la boca, en el cuello, bajé por su torso, le mordisquee la barriga mientras con una mano le acariciaba las bolas velludas, abrí mi boca y metí el glande primero, me pareció que, de tamaño, esa verga era parecida a la de mi esposo, pero su olor, sabor y dureza me gustaba más.
Estuve mamándosela un buen rato, no me cansaba de comérmela, Me empujaba la cabeza hacia abajo, me la metía toda en boca. Me gustó a él también:
N: -¡Ah!!! ¡Qué delicia!! ¡¡Que rico…. , mejor que como lo soñé!!!!!-
Yo: - ¡Me encantó tu dureza, uhm! ¡Y ni hablar su sabor!!
Volví a acostarme y abrí las piernas, él cómo lagarto se deslizó sobre mi acomodándose, me besó y empezó a penetrarme suave, yo con los ojos cerrados me olvidé de todo, suspiré profundo y:
Yo: -¡Siiii…. cogemee, por favorrrr….-
Su cogida fue riquísima, me besó, la boca y el cuello, su verga me entró impetuosa y me hacía gemir, sus manos me sobaban las tetas, las nalgas y de ahí pasaban a dedearme el clítoris.
No sé cuánto duró el polvo, en minutos. En orgasmos míos como media docena.
El final fue fantástico.
El de Nelson, estrepitoso por el voceo y la eyaculación que me llenó de cálido esperma.
Ambos los gritamos y nos retorcimos como gusanos de placer.
Reposamos ensartados unos minutos, luego me la sacó y nos besamos acostados lado a lado recuperando el aliento:
N: -¡Nenaaa… sos fantástica, increíble!!!-
Yo:-¡Fue muy rico todo…. difícil de imaginarlo antes!!!-

Me levanté para ir al baño. Bajo la ducha, ya más tranquila me invadió el remordimiento y estuve al borde del llanto. Me había cogido otro, no mi marido, gocé mucho pero me quería morir.
Cuando salí con la intención de irme, Nelson me abrazó, estaba nuevamente con la verga erecta y listo para una réplica, eso me sorprendió, hacía años que no lo hacía más de una vez.
Olvidé que era una mujer casada y la turbación de ánimo, minutos antes, debajo de la ducha.
Cedí nuevamente.
El “segundo tiempo del partido” fue soberbio, como el primero. Eso sí, más variado en poses y, por momentos, tuve el mango de la sartén: yo arriba decidiendo el ritmo y la intensidad de la cogida.
No hubo “tiempo suplementario” llegué con lo justo, a la escuela para llevar los nenes de vuelta a casa.

Nos abuenamos con Aldo (Recalculamos: menos fijación por el trabajo él, más tolerancia yo). Lo quiero, lo amo, disfruto el día a día con él y los chicos y gozo mucho toda vez que me hace el amor.
Pero, de vez en cuando juego en el equipo de las solteras y disfruto la gran explosión de los encuentros furtivos... e intensos con Nelson.

PD: Otra vez Inés: me tienta la idea de viajar al interior,….. ¡para que Mitha me presente a Nelson!

2 comentarios - Una amiga que se sinceró

Pervberto
Que nunca falte la diversidad de opciones.
Trespiernas98
A mí esposa le gusta mostrarse desnuda, manden priv si quieren ver cómo se muestra, andamos buscando a alguien para que se la coja y embaraze