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La Mujer De Mi Amigo

Pedro viene a visitar a su amigo y se encuentra que el mismo estaba ausente de viaje, desde hacía más de dos meses. Dado el mal tiempo reinante se ve obligado a pasar la noche en la casa de su amigo con la mujer de éste. Al agravarse el temporal de nieve, permanencia en la casa se dilató, haciendo que ante la abstinencia sexual de la mujer, se produzco el inevitable encuentro sexual, consumando una infidelidad no deseada.

Pedro y Samuel fueron buenos amigos que se conocieron durante la prestación del servicio militar en Cantabria, y dicha amistad continuó tras licenciarse. Pese a que el contacto se fue remitiendo a alguna llamada de teléfono, alguna comunicación escrita y algunos encuentros esporádicos, nunca dejaron de mantener una buena amistad. Fueron pasando los años, y Pedro contrajo matrimonio fijado su domicilio en su ciudad natal Sevilla, y de cuyo matrimonio tiene tres hijos, ya totalmente independientes.
Pedro, trabajaba en una empresa de carácter industrial que le obligaba a realizar viajes fuera de su domicilio, principalmente en la península y Portugal.  A la edad de 58 años, ya ansiaba jubilarse, pese a que mantenía una forma física casi envidiable, para lo cual aprovechaba el tiempo libre que le restaba para hacer senderismo, natación cuando podía y alguna que otra carrera o maratón. ¡Vamos, que era un hombre bastante activo! Su aspecto físico igualmente le había acompañado, ya que era bastante bien parecido, con un cuerpo alto y delgado, y una cara seductora, rematada con unos ojos azules que habían trastornado a más de una mujer de su entorno.
Samuel por su parte había engorado algo tras el servicio militar, y por lo que conocía Pedro, aquel se había mantenido soltero. Era unos años más joven que él, ya que aquel se había presentado al servicio militar con carácter voluntario y bastante joven, mientras que Pedro había ingresado varios años después de su turno, tras haber solicitado varias prórrogas por motivos de estudios. La última vez que había estado con su amigo se remontaba a unos cinco años atrás, al coincidir en una feria en Madrid. Tras despedirse, quedaron en que cuando pasara de nuevo por el norte tenía acercarse por su casa de Cantabria.
Pasaron algunos años, y transcurridos casi cinco años de su último encuentro, Pedro tuvo que viajar hasta Bilbao para adquirir unos productos para la empresa con la que trabajaba, por lo que ante la cercanía del lugar, tenía decidido visitar a su amigo. Cuando intento visualizar el móvil de su amigo, se dio cuenta de que se había borrado de la lista de contactos con el último cambio realizado al adquirir el móvil que ahora disponía.
No obstante, tras acabar las compras que tenía que realizar en Bilbao decidió trasladarse para visitar a su amigo. Conocía el lugar y la forma de llegar, ya que recordaba que había estado en una ocasión. Para ello recordó que debía realizar un desvío desde la carretera general, y subir por una vía secundaria hasta una zona montañosa. Cuando se acercó al lugar, observo que empezaba a anochecer y para colmo el tiempo estaba encapotado y había amenaza de nieve, no en vano era pleno invierno. Dudó entre hacer noche en el pueblo o avanzar hasta el domicilio de su amigo en la montaña. Tras unos momentos de indecisión, al final decidió tomar el desvió y se dirigió a la residencia de su amigo, pensando que su amigo le permitiría pasar la noche allí.
Le costó bastante llegar al lugar ya que en la carretera esta sorteada de  bastantes piedras sueltas en la calzada a causa de la lluvia caída en esos días, y a pequeños desprendimientos. Cuando estaba pensando que no había sido buena idea visitar a su amigo, verificó que ya quedaba poco trayecto, y pronto divisó la zona donde sabía que estaba la vivienda de aquel. Mientras se acercaba veía restos de nieve en las cunetas, y hasta tuvo que sortear algunos montículos de esta en plena calzada. Lo que evidenciaba que recientemente había nevado por allí.
Por fin, divisó la casa de su amigo. Tras estacionar frente a la casa, se apeó del vehículo y tocó el timbre de la puerta. Tuvo que pulsarlo en tres ocasiones, y, cuando estaba pensando que había perdido el viaje, y tenía que regresar de vuelta al pueblo para poder pasar la noche, constató que se encendió una luz dentro de la casa, y escucho una voz que preguntaba ¿quién era y que quería?
Se extraño ya que esta no era la voz de su amigo, sino la de una mujer. No tenía conocimiento de que Samuel conviviera con alguien, aunque como hacía tiempo que no lo veía ni hablaba con él, pensó que quizás se había puesto a vivir con alguna mujer.
Tras identificarme como Pedro, amigo de Samuel, observó cómo se abría la puerta apareciendo ante él una mujer de unos treinta y cinco años aproximadamente, morena, con una cara sumamente bonita, y que no parecía muy gruesa, aunque era algo baja de estatura.

-Pues Samuel no se encuentra en casa. Está de viaje a Inglaterra por motivos de trabajo- le señalo aquella voz, que a Pedro concibió como  tímida y dulce.
-Vaya. He perdido el número de teléfono y no pude llamar antes de venir. Le explicó el motivo de su viaje y como había decidido acercarse por allí.
-Recuerdo que Samuel me ha hablado bastante de Vd. Y de sus peripecias en la mili. - le contesto ella.
Aquella termino manifestándole que se llamaba Davinia, y que era la esposa de Samuel desde hacía un año y medio. Pedro se quedó algo anonadado. Nunca pensó que Samuel pudiera tener como esposa una mujer mucho más joven que él y, además, tan bonita como la que tenía ante su presencia.
Se encontraban en el pórtico de la entrada y en ese momento empezó a caer copos de nieve, y una niebla bastante espesa empezó a oscurecer lo que restaba del día. La mujer entonces le dijo:  No se quede fuera. Entre en la casa o se va a congelar. La realidad es que la temperatura había descendido drásticamente.
Ya dentro, Davinia le sirvió una taza de caldo caliente recién hecho, y estuvieron hablando por espacio de casi una hora de cómo se habían casado, cuestiones de trabajo, otros aspectos sin importancia. Le hizo saber que Samuel le había estado llamando para que viniera a la boda, pero que no pudo conectar con él. Pedro al ver lo tarde que era decidió regresar, por lo que le hizo entrega de un obsequio que había traído de Sevilla para Samuel.
Había pensado en hospedarse en la casa de su amigo. Pero, no estando él en casa, le parecía poco decente solicitarle quedarse estando su mujer sola. Por ello, dado que ya era tarde y con el mal tiempo decidió marchar cuanto antes para buscar un hotel en el pueblo.  Cuando salieron, ambos se quedaron sorprendidos, dado que no se veía nada, ni tan siquiera podía verificar donde se encontraba su vehículo debido a la neblina y a la gran cantidad de nieve que copiosamente estaba cayendo.
-Vaya. ¿No esperaba que el tiempo se pudiera de esta forma? - exclamo Pedro bastante sorprendido y además preocupado, ya que descender por aquella carretera, con aquel tiempo no solo era casi imposible sino  temerario.
Davinia entonces le dijo: -Mejor se queda en casa. Con este tiempo no puede coger el vehículo. Lo más probable es que la carretera de acceso ya esté cortada por la nieve. Hace uno quince días estuvo el acceso cortado durante casi cuatro días.
Ante la imposibilidad de continuar el viaje, Pedro le pidió disculpas por las molestias, y ella le dijo que era lo menos que podía hacer por el amigo de su esposo, y que las circunstancias imponían.
Convencido de que no podía continuar la marcha, al menos esa noche, Pedro decidió pasar la noche en casa de Samuel. Davinia le preparó la habitación que tenían libre para invitados, y que se encontraba cercana a su dormitorio, ya que estaba diseñada para que si algún día tenían un hijo estuviera cerca de ellos.
Tomo un baño de agua caliente, y como en el interior de la vivienda había calefacción, decidió ponerse un pantalón corto y una camiseta. Al salir de la habitación comprobó que ella portaba una bata, y que debajo parecía llevar un pijama.
Cenaron, y hablaron largo y tendido sobre la vida de cada uno, y, ya sobre las once de la noche marcharon a dormir. A Pedro la pareció extraño dormir en una casa alejada en la montaña, con la sola presencia de la mujer de mi amigo. Durante la noche no ocurrió nada. Había mirado por la ventana y apenas se veía algo, pero intuía que continuaba nevando.

A la mañana siguiente las noticias indicaban que existía una ola de frio y que recomendaban no salir a la calle ni viajar. La zona donde se hallaban era una de las más asoladas por el temporal. Constató que su vehículo tenía gran cantidad de nieve alrededor y sobre el mismo, y que apenas se podía salir de la vivienda. Entre los dos realizaron las tareas normales de limpieza de la nieva para evitar problemas a la vivienda, viéndose obligados a entrar rápido ésta por problemas de congelación.
Hablaron y hablaron, y hasta jugaron a las cartas para matar el tiempo. Las horas de hacían eternas. La cobertura de las líneas telefónicas, tanto fijas como móviles estaba cortadas y no se encontraban operativas. Es más, la señal de televisión como consecuencia del temporal tenía continuos cortes.
Durante la conversación Pedro se enteró de que Davinia nunca había tenido novio, y era de un pueblo cercano al lugar, igualmente de alta montaña. Su primer y único novio había sido Samuel. La diferencia de edad era importante. No obstante, le pregunto: ¿Piensan tener algún hijo?.
Ella se sonrojó un poco, pero luego le comentó que lo estaban intentando pero que hasta la fecha no había ocurrido. Ella pensaba que quizás por la edad, los espermatozoides de Samuel no fueran lo suficientemente fértiles. -
Bueno no creo que eso sea problema. Si no tiene ninguna enfermedad grave. Él tiene unos cuantos años menos que yo, y, que yo sepa, la capacidad de fecundación del hombre puede ser hasta una edad bastante avanzada.
- Eso me han dicho. Yo me hecho las analíticas y pruebas por mi cuenta y sé que el problema no es mío. Según el ginecólogo mis óvulos estaban en perfecto estado. Pero…Samuel,… nunca ha querido hacerse las pruebas, por lo que no sabemos cuál puede ser el problema- le comentó la mujer, habiendo detectado Pedro, que era un problema que le preocupaba bastante aquella, y de ahí que en su obsesión fuera tan explícita con el mismo.
Pedro quedó más sorprendido cuando tuvo conocimiento de que Samuel había marchado de viaje por trabajo hacía unos dos meses. Lo que le puso en evidencia que aquella mujer no había tenido contacto sexual desde aquella fecha. La mujer fue tan explícita que llego a conocer que tampoco se cuidaba, ni tomaba pastillas anticonceptivas, ya que deseaba ser concebida por su marido.
Pedro llevaba más de una semana de viaje, por lo que tampoco había tenía relaciones sexuales, ni tampoco oportunidad de masturbarse como salía hacer en algunas ocasiones en casa. De ahí que aquel tipo de conversación con la mujer de su amigo hizo despertar inevitablemente al amigo que tenía entre sus piernas, el cual amenazaba con mostrar una erección bastante avanzada. Como pudo trato de disimular su excitación.
Al carecer de televisión, la conversación fue la única forma de pasar el rato. Pese a todo, el hombre se dio cuenta que, que Davinia, pese a ser era mujer de alta montaña, era pensamientos bastante abiertos, y bastante culta. Las conversaciones fueron tan amenas que pronto se fueron tomando suficiente confianza hasta el punto de terminar riendo con frecuencia antes las del otro.
Ya bien caída la tarde del primer día, comprobaron que el tiempo lejos de amainar iba en incremento. A instancia de ella prepararon leña por si se iba la luz, al menos para poder mantener una calefacción a base de leña. Igualmente llevaron a cabo la limpieza de los exteriores de la casa, sobre todo para permitir salidas de emergencia, y evitar hundimientos por el peso de la nieve.
Estaban casi terminando esta tarea, cuando Davinia sufrió un pequeño percance, al resbalar sobre la nieve que ya se había transformado en hielo, y se propinó un tremendo mamporrazo contra el suelo afectando a las posaderas de la mujer. La indumentaria de esta quedo totalmente mojada, ya que terminó cayendo sobre un gran charco de agua, la cual estaba a una temperatura rozando la congelación. Rápidamente Pedro acudió en su ayuda, y tras incorporarla la ayudo a entrar en la vivienda.
Ella comenzó a quejarse de que le dolía bastante a la altura de sus nalgas y cintura. Al ver el estado de aquella mujer, Pedro le dijo: - Davinia. Tienes que quitarte rápidamente esa ropa mojada o podrás coger un constipado importante.
-Si tienes razón. Además, ¡estoy casi tiritando de frío!.
Ella intento entrar al baño haciéndolo con cierta dificultad. Sin embargo, al rato, cuando intento quitarse la ropa mojada y adherida a su cuerpo se vio imposibilitada, por lo que solicitó ayuda a Pedro.
La mujer quedó bastante nerviosa ante aquella situación, pero el frío intenso que sufría le llevo a tener que reclamar ayuda.  Así, Pedro pudo retirarle los pantalones que llevaba puestos, quedando la mujer con unas bragas de color blanco. Pese a todo, continuó y le retiró la parte superior, la blusa y abrigo que llevaba, quedando solo en lencería interior.  Además, observó un gran hematoma en la nalga derecha.
La Mujer De Mi Amigo

-Davinia. Luego deberás echarte algún ungüento, para tratar de bajar la inflamación y, que ésta no vaya a mayores.
Él le preguntó si podía bañarse sola. Ella, se sonrojó y le contesto bastante agitada y aun tiritando del frio: - Ay… no creo que pueda entrar en la bañera. Apenas puedo moverme. Pero, necesito bañarme con agua caliente o me muero de frío.
-Vale. Lo mejor que es te metamos en la bañera y te des un baño de agua caliente cuanto antes. Si quieres puedes hacerlo en ropa interior. Pero es necesario que entres en calor. Le dijo con decisión Pedro.
Tras dudarlo, acepto asintiendo con la cabeza. Entonces Pedro llenó la bañera de agua caliente, y al ver que le costaba entrar, le dijo: Anda déjame a mí. Y el, tomándola en brazos, la introdujo con sumo cuidado dentro de la bañera. Davinia se quedó sorprendida de la facilidad con la que aquel hombre la había tomado en peso.  No era de extrañar, dada la tremenda corpulencia y altura del hombre y la escasa estatura de la mujer.
A Davinia le fue difícil sentarse por el hematoma que tenía en la nalga. No obstante, al contacto con el agua caliente pronto suavizó la hinchazón relajándola.
Ella entonces le pidió al hombre ducharse ella sola. Antes de salir, Pedro le dejo cerca la toalla y le dijo: cuando vayas a salir, me avisas si necesitas mi ayuda.
Unos veinte minutos más tarde, el hombre constató que la mujer le llama. Al entrar en el baño, verifica que aquella había corrido un  poco la cortina del baño, pero no podía levantarse ya que la cadera le dolía mucho. Evidentemente le estaba solicitando su ayuda. Pedro se quedó más nervioso cuando ella le manifestó: Me da mucha vergüenza. Me he quitado al ropa interior y estoy completamente desnuda, y tampoco he podido secarme.
-Tranquila, No te preocupes. Seré lo más caballeroso posible.  Y tras retirar la cortina, observó el cuerpo desnudo de la mujer, la cual intentó ocultar sus pechos con sus manos.
Hermosa mujer

Pedro, se agitó ante la visión de aquella preciosa mujer desnuda dentro de la bañera. Aunque no pudo comprobar mucho sus pechos, detecto que estos eran hermosos, grandes, y bastante firmes. En algunos momentos pudo detectar que estos acababan en unas grandes aureolas que remataban en un pezón que se denotaba bastante tieso. Aunque no pudo apreciar inicialmente su sexo comprobó que la mujer de su amigo, portaba una buena mata de pelo negro en su pubis.
Intentando ser lo más caballeroso posible, tiró del tapó para que saliera el agua, y a medida que se vaciaba observó como quedaba más a la vista la gran mata de pelos que rodeaba la vagina de la mujer. Inconscientemente Pedro tuvo una erección, que la mujer perfectamente detectó ya que el bulto del pantalón fue bastante notorio. El entonces la volvió a tomar nuevamente en brazos izándola, teniendo ella que descubrir sus pechos y su sexo, al tiempo que le colocaba la toalla alrededor y comenzó a secarla.
Davinia se encontraba totalmente sonrojada y avergonzada al tener que exhibirse desnuda ante el amigo de su marido, al que apenas terminado de conocer. En cuanto la terminó de secar la llevó enrollada en la misma toalla hasta su dormitorio. Mientras la llevaba en brazos la mujer detectó nuevamente la corpulencia y poderío de aquel hombre, que la tomaba como si de una muñeca se tratara.
Al depositarla en la cama, se le desprendió parte de la toalla volviendo quedar casi desnuda. Ella, inmediatamente se giró de lado para evitar mostrar sus intimidades al hombre, pero le dejó a la vista las hermosas posaderas de esta, donde se detectaba el hematoma que poseía.
Pedro le pregunto si tenía alguna crema antiinflamatoria para extendérsela en sus caderas y en sus nalgas. Ella le señaló el lugar donde la tenía. Pero antes, ella le pidió si podía acercarle unas bragas y un sostén. Buscó en el lugar que le indicó la mujer, pero no obstante fue bastante morboso y tomo de entre ellas una tanga, y un sostén bastante transparente. Al ver las prendas que había tomado, la mujer enrojeció, pero no dijo nada. La tanga permitía seguir contemplando su culo perfectamente.
Le pidió que se recostara boca abajo, y comenzó a darle unas frotaciones en la nalga y cadera afectada, constatando la mujer el alivio. Tas los cual el hombre le dijo que ahora se tenía que duchar él.
Durante la ducha, Pedro comenzó a pensar en lo ocurrido, y le vino a la mente el hermoso cuerpo de aquella mujer, y, recordando que llevaba más de dos meses sin sexo, inevitablemente sufrió una empalmadura. Al ponerse el calzoncillo comprobó que su bulto iba a ser ostensible, por lo que optó no llevar el mismo sino solo el pantalón corto y una camiseta.
Fue nuevamente a la habitación de la mujer de su amigo, y comprobó que estaba semidormida. Al darse cuenta aquella de la presencia de Pedro, intento levantarse, pero este le dijo que no lo hiciera, que se quedara un rato más, que él prepararía algo para cenar. Tras unos momentos preparo un suculento plato que llevó directamente a la cama.
Davinia se quedó sorprendida y agradecida. Ella le dijo que era la primera vez que le llevaban la cena a su dormitorio.Tras lo cual, Pedro se dirigió a la cocina y terminó de fregar la loza y más tarde volvió a la habitación para ver cómo se encontraba. La halló nuevamente echada en la cama semi-durmiendo. Le volvió a dar otras frotaciones de la crema antiinflamatoria y ella se quedó casi dormida.
A las dos de la mañana acudió de nuevo al dormitorio de la mujer por si necesitaba algo, y nuevamente el realizó una frotación con la crema.
A la mañana siguiente, Pedro nuevamente preparó el desayuno y se lo acercó a la cama. La mujer estaba sorprendida. Le comunico que el tiempo no había remitido.
Tras desayunar el pidió si podía dejarla sola que necesitaba ir al baño, sorprendiéndose de que pudiera levantarse casi sin dolor. Luego tras el almuerzo se pusieron a ver la televisión y jugar a las cartas, pero previamente le dio unas nuevamente frotaciones, comprobando que ya apenas le dolía.
Pedro llevaba ya dos días en la casa. Durante tanta conversación por fin salió el tema de las relaciones sexuales, y de cuantas veces solían hacerlo con su marido, manifestando ella con cierto pudor, que algunas veces a la semana o más tiempo. Pedro, le señalo que era mucho más activo, y que lo realizaba dos o tres veces a la semana, y que muchas veces se masturbaba casi diariamente, y que, si no, le era imposible dormir. La mujer al escuchar aquella confesión le afloró de nuevo los colores a la cara.

Como ya había cierta confianza ella le dijo: ¿No me estarás mintiendo?. Mi esposo es algo más joven que tú, y no creo que tenga la potencia suficiente para hacerlo dos veces a la semana.
-Davinia no se la potencia y vitalidad sexual de tu esposo, pero que lo que te estoy afirmando es pura realidad. No miento.
La mujer se sonrojó de nuevo. Luego con cierta picardía le pregunto: - ¿durante esto días te has masturbado?
-bueno reconozco que anoche estuve tentado en hacerlo ya que me costaba dormir. En mi casa normalmente observo algunas escenas porno en internet.
Ella se sonrió, y le contesto: pues en esta casa no tenemos internet.
Pedro le pregunto: Bueno. ¿Y cómo has hecho tú, ya que supuestamente llevas dos meses sin tener relaciones sexuales con tu marido?
Ja ja. esto que no salga de aquí. Algunas veces he visto alguna peli porno que tengo guardada.
Ambos se rieron muy pícaramente, indicándole el hombre: pues vas a tener que prestarme alguna de esas para poder autosatisfacerme
-Ya. Pero… el problema es que la única TV con DVD se encuentra en mi dormitorio.
Riéndose el hombre, le dice: Bueno. Existen dos posibilidades, o que me prestes la habitación o ver la peli los dos juntos.
Ella se agito el escuchar aquellas palabras exclamando:
- ¿Cómo? los dos juntos? Eres muy atrevido.
-es solo una broma.
Ella, no obstante, sonriendo le dijo: vale. Me lo voy a pensar, ya que te has portado muy bien conmigo. Veo lógico que procure que puedas satisfacer “tus necesidades”.
Pedro se quedó sorprendido, pero, quiso entender que lo decía por decir.
Tras cenar y ver durante un buen rato la televisión, ambos se despidieron para ir a dormir. Pedro se quedó sobre la cama bastante excitado y pensando en todo lo ocurrido. Estaba sólo con un slip y una calentura del demonio. En ese momento escucha que tocan a la puerta de su habitación. Tras decirle que entrara, ella acudió con una bata, y le dijo: - Voy a poner el DVD. Si te portas como un caballero, puedes ver la peli en mi dormitorio.
 Pedro, tras macharse la mujer se quedó de piedra y tremendamente excitado. Se colocó un pantalón corto con el slip y una simple camisilla y acudió al dormitorio de Davinia. Comprobó que ella se encontraba dentro de la cama y parecía que se había puesto una especie de baby boll comprobando que llevaba puesto un sostén que permitía ver parte de sus enormes pechos. No sabía lo que había debajo, ya que parte de su cuerpo se encontraba metido bajo las sábanas, pero recordaba los visto en la bañera.
infidelidad

Ella le invitó a recostarse en la cama a su lado y así lo hizo, e incluso se cubrió con la sabana. Ella le dio al “play” y comenzó la película. En las escenas una mujer le era infiel a su esposo con otro hombre. Las escenas empezaron a ser bastante fuertes, comprobando que el hombre le besaba los pechos de forma bastante ardiente a la mujer y ella le daba unas mamadas impresionantes al falo del tio. El hombre parecía disponer de una buena herramienta.
Ella, aunque agitada, y como para romper el hielo le comento: -esas películas están trucadas. No puede ser verdad el pene de esos hombres.
Pedro, que era conocedor de que la madre naturaleza le había provisto de un pene de gran tamaño, y que nada tenía que envidiar a los que veía en la peli, le contesto: ¡te sorprendería ver que en la realidad pueden ser hasta mayores!.
 Ella me miró a la cara sonrojándose y preguntándole, mirando hacia su pantalón:
- ¿qué me quieres decir?... ¿qué tienes una como el chico de la película?  No me lo creo. ¡Estas de coña!.
-Bueno Davinia. Yo no soy nadie para hacer comparaciones. Pero mi medida no creo que este muy alejada, aunque … ¡creo que la mía es algo más gruesa!
-queeee. Ella me miró como si hubiera vista al diablo, y los colores afloraron inmediatamente a su cara, notando que estaba sumamente excitada.
El chico de la película, en ese momento le estaba comiendo el coño a la mujer, y ella le preguntó si lo había hecho eso con su esposa. Pedro le contesto que, con frecuencia, y que ella disfrutaba mucho.
-¿Tú lo haces con Samuel? 
Ella se quedó algo agitada y le contesto: jamás. Además, Samuel es muy tradicional, y cree que eso es una cochinada.
¿Y tú qué opinas? ¿Crees que es una cochinada? Le pregunto Pedro.
Ella le mira y le contesta: No sé qué te diga. Nunca lo he hecho. Por lo tanto, no puedo pronunciarme.
Comprobaba que los colores de la cara de la mujer iban y venían en mayor aumento, además notaba que el Baby-boll ahora lo tenía totalmente abierto, y la sabana un poco retirada por lo que Pedro podía ver que solo llevaba puesta una tanga.  La polla de este ya no cabía en el slip y levantaba peligrosamente las sábanas de la cama, teniendo que hacer esfuerzos para evitar que notara su erección. En el fondo sabía que ella había comprobado cómo se encontraba, ya que, en más de una ocasión, la vio mirando el bulto que se había formado a la altura de su pantalón.
En ese momento, en la película se visualizaba como el hombre le había metido completamente la polla en el coño a la mujer y se la estaba follando a un buen ritmo. Los ojos de ella no se despegaban de las escenas de la película. Pedro constato que aquella mujer estaba tan excitada que no sabía cómo reaccionar. La situación no podía ser más excitante: Estaba en la cama con el amigo de su esposo, a la que le había indicado las dimensiones de su polla. Sabía que estaba bastante excitada tras llevar varios meses de abstinencia sexual. Entendía que aquella mujer estaba sufriendo un auténtico calvario en ese momento.
Instintivamente, Pedro llevó sus manos bajo las sábanas hasta alcanzar su pene y comenzó a tocarse. Ella captó sus gestos, y le miró a la cara. Cuando el hombre se fijó en la mirada de aquella mujer, se dio cuenta del grado de excitación de la misma. Su cara estaba totalmente encendida, y agitada.
-¿te estás tocando…? – le pregunto aquella mientras su corazón palpitaba aceleradamente.
Tras la afirmación del hombre, este le susurro: ¿Por qué no haces lo mismo? ¿Se que lo estas deseando?  
Tras unos minutos de indecisión, ella metió sus manos bajo la sabana igualmente y alcanzando su entrepierna comenzó a tocarse sobre la tanga. Observaba la película, y comprobar como la mujer comenzó a cabalgar al hombre, su agitación se incrementó.
Pedro, haciendo un movimiento bajo las sábanas logró bajarse el pantalón corto y el slip y tomo en su mano el pene, el cual había alcanzado una erección considerable, y continuó con su masturbación. Como quiera que la mujer le miraba de reojo, excitado fue retirando la tranca.
mujer de mi amigo

La expresión de la cara de la mujer se transformó. Retiró su mirada de la pelí y se concentró en el vástago que el marido de su marido tenía entre sus piernas. Totalmente encendida miro hacia la cara de Pedro y exclamo: ¡Joder… que grande!
¿te parece que es como el tío de la peli?- le pregunto morbosamente el hombre.
Ella, mira de nuevo la peli, y luego le comenta con cara totalmente enrojecida por la pasión y la excitación: - ya, .. “pero la tuya parece más gruesa”…. .. No pensé que fuera verdad. 
El grado de excitación de la mujer fue tal que pronto se dio cuenta que tenía los dedos de su mano introducidos dentro de su coño. Extremo del que se percató el hombre, ya que la sabana también se había bajado un poco, logrando dejar al descubierto algunas partes íntimas de la mujer.
Pedro, decidió arriesgarse y le propuso: ¿Por qué no nos masturbábamos uno al otro?.
Ella le miró y con cierto mosqueo en su cara, le contesto: -eso no es posible. ¡No es lo acordado!.
Pedro inmediatamente le pidió disculpas.
-Yo quiero a mi esposo, y no quiero serle infiel.  le dijo posteriormente.
-Ya. Bueno por el hecho de que nos masturbáramos mutuamente no significaba que le seas infiel. Davinia, ambos estamos necesitados. Nadie lo va a saber. Además, por una masturbación nada ocurrirá.
Davinia, claro que estaba deseando tener en sus manos aquel falo, pero se debatía entre lo que debía hacer y sus deseos. Sabía que lo que estaban haciendo ya era algo indecoroso, y acceder a lo que le proponía aquel hombre era una temeridad. Sabía que estaba tocando un terreno peligroso y casi cometiendo infidelidad.  Pero, al ver la tranca del hombre nuevamente, con aquella pujanza, sintió la necesidad imperiosa de tener en sus manos aquella polla. Con cierto nerviosismo llevo su mano hasta depositarla sobre el pene de Pedro. Nada más abarcar el tremendo trozo de carne, se estremeció al sentir su dureza. Poco a poco se fue recuperando de la sorpresa y comenzó a manosearla, comprobando su longitud y su grosor. Esos movimientos se parecían bastante a una masturbación. Osadamente, se atrevió a llegar hasta la base de la misma, y al ver aquellas pelotas colgando, no se resistió a la tentación del tocarlas. Su mano pronto alcanzó los testículos del hombre. Al atraparlos en sus manos, sin poder contenerse exclamo: - Coño…¡son igualmente grandes!. Le miro a la cara y añadió:  ¿llevas varios días sin masturbarte verdad? Parece que los tienes llenos.
ganas de cojer

Como quien no quiera la cosa, el hombre comenzó a acariciar los brazos de la mujer, y poco a poco fue bajando, hasta acercarse a la superficie de los pechos, notando que la mujer los tenía bastante duros. Al ver que ella no hizo movimiento de repulsa alguna, el hombre los acarició con más énfasis y logró atraparlos entre sus manos, diciéndole:
Davinia. Eres muy hermosa. Tienes unos pechos grandes y muy duros, como a mí me gustaba.
 Ella agitada por aquellas caricias le pregunto: -¿de verdad te gustan?
El hombre le contesto: ¡Tanto que tengo ganas de meterlos en mi boca!.
Ella se estremeció al escuchar aquellas palabras, apretando sin querer aún más la tranca del hombre. Pedro bastante decidido, logró bajar la parte delantera del sostén de aquella mujer casada, apareciendo dos pechos preciosos, con grandes aureolas y unos pezones totalmente desafiantes.  Sin pudor ni permiso, comenzó a mamarlos, metiéndolos en su boca, haciendo que aquella empezara a gemir descontroladamente.
La Mujer De Mi Amigo

La mujer estaba casi entregada. Por ello, Pedro  llevó su mano derecha al encuentro de la mano de la mujer, con la cual se estaba masturbando su coño, logrando meter su dedos al mismo tiempo que los de ella, hasta que pronto cogió confianza y ella, perdiendo los papeles, permitió que fuera el quien continuara con su masaje de coño.
Pedro se percató que aquella casada estaba totalmente empapada, la tanga se podía torcer. Tras concentrarse en aquella raja, pronto verificó que dio sus frutos al constatar como la mujer comenzó a contraerse, recostándose completamente en la cama, al tiempo que comenzaba a convulsionarse, profiriendo gemidos evidentes de haber alcanzado su orgasmo.
El dejo que se recuperará, y luego continuó acariciándola suavemente para que no se contrariara. Davinia por su parte nunca había soltado la tranca del hombre, mientras la polla de aquel subía y bajaba por su mano con gran maestría. Tremendamente excitado Pedro le comenta:  ¿serías capaz de meterla en tu boca?.
Ella le miró. Sabía que lo que le estaba pidiendo era una indescencia. Jamás lo había hecho con su marido ni con nadie. Pero su cara de loba, era tal, que sin pensárselo acercó su boca aquella polla y tras darle besitos, paso su lengua por la misma de arriba abajo, lamiendo quel vástago desde el prepucio hasta la misma base de los huevos. Acto se seguido se metió una parte del pene en la boca y comenzó a hacerle una mamada al amigo de su marido.
Pedro no pudo más, por lo que tuvo que avisarle que se iba a correr. No sabía si la mujer vería bien que se corriera en su boca. Ella la sacó de la boca, pero la empezó a acariciar con la lengua por debajo, lo que fue suficiente para que aquel macho terminara lanzando chorros y chorros de semen, que fueron a caer, parte en los pechos de la mujer y algunas en su cara, quedando parte el Baby-bol con su marca.
Hermosa mujer

Tras acabar ella le miró a la cara y le dijo: Joder. Jamás he visto brotar tanto semen. Bueno tampoco… a mi marido le había hecho esto.
Un poco cansados, se quedamos echados en la cama durante un rato, verificando que empezaba otra escena de la película. Él le pregunto:
: ¿Cómo te encuentras?
-  hacía mucho tiempo que no me corría como hoy. Aunque sé que no debía hacerlo. Esto es una indecencia …
En la escena, dos hombres le estaban dando una comida de coño a la misma mujer, notando que dicha escena surtía efecto en Davinia, ya que seguía excitaba. Pedro puso sus dedos nuevamente en el coño de aquella hembra sin que hubiera oposición por su parte, mientras aquella cerraba los ojos. Como estaba recostada sobre la cama, Pedro fue descendiendo hasta ponerse entre medio de sus piernas, hasta alcanzar la altura del coño, y sin que ella se diera cuenta, acompaño su lengua a los dedos. La mujer al sentir la lengua del hombre se alteró. Pero el hombre continúo pasando la lengua por todos los labios de aquella vagina, alcanzando pronto su clítoris. Ella se dejó hacer, suspirando entrecortadamente, a medida que el hombre le iba metiendo su lengua profundamente en su raja.
infidelidad

Pedro constato que aquella mujer era un poco estrecha, por lo que pensó que si en algún momento la misma le permitía follarla, tendría que lubricarla bastante para que no sufriera ante las dimensiones de su nabo.
Davinia terminó viviéndose a correr estrepitosamente dos veces en la misma boca del hombre, quien en algunos momentos se vio obligado a tragar los jugos que emanaban de aquella cuerva.
Tras acabar, Pedro subió hasta la cara de la mujer, y mirándola observó la cara de felicidad de la misma. Ella le dijo: -Ha sido fabuloso, nunca pensé que eso pudiera ser tan bueno y satisfactorio. Como envidio a tu esposa.
Luego se quedaron abrazados, y tras apagar la televisión, al rato se dejaron dormir ambos en la cama de ella.
Continuará...

2 comentarios - La Mujer De Mi Amigo

robby13
Excelente relato! Esperaré ansioso la continuación