Llegamos a uno de los capítulos más fuertes de la saga, full pokefília, con diversas combinaciones (hombre/pókemon, pókemon/mujer, pókemon/pókemon) que van a hacer de este episodio, el 20, único. También para celebrar el número redondo regresará una conocida pokegirl.
Serena tendrá una de sus funciones más calientes, a poco de debutar frente a las cámaras, sin embargo, antes de eso, Álex continúa su “side-quest” agrandando su equipo para desafiar al campeón.
Recién me doy cuenta de que el capítulo 19 salió hace 3 MESES sorry por eso jaja entre este capítulo y el anterior metí 5 relatos de otras sagas
En el universo de este fanfiction todos los personajes tienen 18 años o más.
Starring:
Serena
Braixen
Capítulo 50. Un Rey para la reina de Kalos
La descripción oficial de la Pokedex, una enciclopedia pókemon consensuada por la mayoría de las eminencias científicas, acusaba que Nidoking medía 1, 40 de alto y su báscula oscilaba en los 62 kilogramos. Al liberarse de su pokebola el pókemon insignia de Álex demostró que el método en la que se midieron esos datos fue erróneo.
El profesor Oak, el inventor de la tecnología que catalogaba y describía los monstruos de bolsillo, dictaminó que la altura (o longitud) y el peso eran el promedio obtenido de al menos 5 muestras acercadas por entrenadores o encontradas en estado salvaje, en el caso de Nidoking, que alcanza su 2da evolución gracias a una piedra lunar, dichos ejemplares fueron acercados por diversos entrenadores durante la realización de la enciclopedia electrónica.
El problema que el profesor no previó, era que dicho método arrojó datos falsos. Al evolucionar por una piedra evolutiva, que aún hasta el día de hoy puede hallarse en el Monte Luna incluso por Nidorinos salvajes, es que los entrenadores los evolucionaron de forma inmediata, ni bien compraron u obtuvieron esa accesible piedra. Esto limitó el tamaño del pókemon taladro ya que alcanzaron su estadio final a niveles bajos y temprana edad, Álex sabía qué, si se le daba la piedra luna a Nidorino a niveles altos, al menos después de aprender atracción o cuerno perforador, Nidoking podía llegar con facilidad al metro sesenta y los 80 kgs de peso.
No por nada era sabido que los más longevos buscaban rivales poderosos con los que luchar, como Dragonite, Tyranitar, Aggron o Rhydon gracias a que podían alcanzar un tamaño más que aceptable, incluso, de dos metros de alto. Aunque Bulldozer no llegaba a tanto, el suelo de la habitación crujió ante la aparición del violáceo acorazado.
Era admirable el poder de adaptación de los pókemon. Ni bien vio a su entrenador en la cama, desnudo, junto a Serena también desnuda y Braixen, supo que no fue invocado para una lucha particular. Sus ojos feroces observaron a ambas hembras y no tardó en comprender que, como hacía varios años, iba a tener la clase de acción que Gracia le había dado.
- Álex… no quiero ser aguafiestas. – Susurró temerosa Serena. – Todos esos cuernos y picos ¿Pueden envenenarme?
- Claro que no. – Contesto desde la cama, aún acompañado por Braixen. – Solo liberan sus toxinas defensivas en combate, bajo estrés o al ser agredidos, tienen total control sobre la segregación de sus venenos. – Le informo mientras el pókemon veneno/tierra y Serena se acercaban.
- De acuerdo, ahora que estoy tranquila de que no me intoxicaras como a ese Charmeleon al que enfrentaste podemos divertirnos ¿Te gustaría divertirte conmigo, bonito?
- Graaaawr. – Gruñó el rey haciendo vibrar las ventanas, escudriñándola con sus ojos. Frente a frente, Serena notó que superaba la medida descrita por la pokedex por varios centímetros. Sus ojos feroces, algo entrecerrados, estaban a la misma altura de los suyos, su cuerno, podía despeinarla.
Mientras eso ocurría, Álex seguía trabajando en subir el nivel de la pókemon inicial de su pareja, besándola con pasión, ya acostumbrado al exótico sabor y olor de la boca de Braixen mientras estimulaba la pequeña vagina con sus dedos, atreviéndose a meter uno que provocó que la zorrita de fuego aullara.
El beso humano/pókemon se interrumpió cuando Álex introdujo su dedo aún más profundo en la vagina, tocando un fondo húmedo y ardiente, tan caliente como la yema de un huevo frito, una vez servido en la mesa, claro. Cuando comenzó a hacer ganchitos contra las ajustadas paredes vaginales la zorrita jadeó y se babeó ya que dejó salir su lengua afuera del hocico.
- Ahora pregunto yo ¿Si me tomo el atrevimiento de tocarla estoy en peligro de recibir una llamarada en la cara o de terminar con la cama en llamas?
Nidoking y Serena se estaban conociendo, aunque en realidad, era Bulldozer el que la estaba conociendo a ella. Su gran lengua rosada y porosa le lamía la piel en sitios impensados, como sus axilas, su barbilla, la intersección de sus brazos, codos y, principalmente, debajo de sus tetas. Parecía atraído por el sudor, por su sabor salado y el olor exótico de la transpiración de la mujer.
Serena en cambio se sentía atraída por tocar la piel lisa y pulida del pókemon. Muchos consideraban a Nidoking como una extraña quimera formada por un taladro, un conejo y un reptil, olvidando en su mayoría que su coraza violácea y pulida, limpia por no vivir en una madriguera, se sentía como el caparazón de un gran escarabajo, con poros que usaba para segregar veneno y picos muy gastados por una vida intensa plagada de batallas, su cuerno principal, el que se encontraba en su frente, tenía surcos y cicatrices que evidenciaban que lo había usado en exceso.
- ¿Serena? – Preguntó el hombre al no recibir respuesta.
- Lo siento, estaba distraída. – Se excusó por la tardanza de su respuesta mientras Dozy la lamía y ella lo acariciaba. – Es curioso cómo me lame donde más acalorada estoy, se siente rico… y sobre Braixen no te preocupes, ella crea fuego con su rama, mientras no se la saques ni la frotes contra su pelo no habrá quemaduras.
- Me quedo tranquilo entonces. – Dijo continuando explorando al sumiso pókemon. – Sobre Bulldozer y sus gustos particulares es que suelen vivir bajo tierra, alimentándose de la humedad del suelo en épocas de sequía, por eso buscan toda fuente de líquido. – Le explicó mientras comenzaba a arrimar su polla a la boca de la zorra de fuego, dispuesto a explorar una frontera inexplorada. - ¿Qué te parece si reforzamos la amistad, he pequeña?
- Bra… bra, braaaixen. – Susurró acercándose al pene erecto y olfateándolo, apenas tocándolo con su pequeña y húmeda nariz. Había visto a su entrenadora y a otras complacerlo oralmente y Álex esperaba que hubiera aprendido algo.
Para su fortuna, había prestado atención a las clases y no lo mordió ni lo rozó con sus pequeños y afilados dientes: - Eso es, ya veo, uuuh de tal palo tal astilla, sin dudas.
Braixen le lamió el glande con su lengua plana y caliente envolviéndolo casi al completo, obsequiándole una mirada que el hombre nunca había recibido de un pokemon, luego lamió el tronco y cada resquicio entre este y el enorme glande enrojecido. Sin dudas era un mundo de olores y sabores nuevos para la zorrita del desierto, aunque quizás para su olfato fino era algo fuerte (más sabiendo de dónde la había sacado) lo lamia con esmero y cuidado abocada a darle placer.
- Vamos a ver si en tu caso también se da la misma regla. – Serena se acostó y abrió sus piernas formando una “v” para regalarle su vagina al pókemon de su amado. – Si humedad es lo que buscas, no hay sitio más húmedo que este… - Abriendo sus chorreantes labios para enseñarle el interior rosado, brillante producto de sus flujos. – Vamos, lame aquí, estoy que ardo como caparazón de Magcargo.
Con pasos pesados, Nidoking se acercó a su delicado tajito lo observó, lo olfateo y complacido, como si hubiera aprobado el plato con su olfato y visión, comenzó a lamerlo con una lengua fuerte y áspera que cubría el sexo de la kalense con facilidad. Bastaron dos lamidas para que todo el flujo producto de la acalorada noche terminase en la lengua de Bulldozer.
- Oh, oh, oh, qué extraño se siente, es tan fuerte, casi que me empuja, ah, ah, ah… - Gimió cando pasó de lamer, a directamente penetrarla con la lengua. Esta sentía que tenía la contextura de una esponja, al meterla en su vagina colmándola, absorbía todo el líquido como si de una aspiradora se tratase, Serena nunca había sentido algo parecido, parecía hecho para dar placer, no para luchar.
Nidoking seguía explorando la vagina de Serena desde el interior, ajeno a sus descripciones, sin retirar su pesada lengua que casi se deslizaba como un Ekans en su madriguera. Era tan fuerte que incluso podía girarla haciéndole poner los ojos en blanco del placer. Serena dejó de abrirse los labios para sostenerse las piernas, manteniéndolas en alza, sirviendo tanto su vagina como su ano al pókemon.
- Por Arceus, esto… esto… lo siento amorcito, tu pókemon tiene una lengua única, no puedo ni entenderlo, me está secando toda, es como si me absorbiera los jugos desde adentro uuh, uh, uh, aaaahhh.
- Entonces no me siento tan culpable, esta mamada caliente se siente espectacular. – Álex estaba tomando a Braixen de las orejas peludas con cierta delicadeza, poniendo a prueba la profundidad de su boca haciéndola cabecear, disfrutando de su saliva, lengua, paladar y hasta los labios de la pequeña zorra. Ella se dejaba manipular a pesar de que el enorme miembro, enorme para ella y hasta su entrenadora, le hacía dar arcadas al llegar al fondo de la garganta. La saliva ardiente comenzaba a chorrearle y lubricarle el falo que cada vez llegaba más profundo.
- Amor… creo que soy furro. Sí, esto me gusta, entonces soy furro. – Admitió manteniendo su enorme polla en la boca de la zorra de fuego, que lo observaba a los ojos fijamente, casi pidiendo clemencia. A Pesar de ello, se dejó ahogar por el enorme pene sin siquiera resistirse. Estaba tan abocada a darle placer como su entrenadora cuando se conocieron, sin dudas de tal palo tal astilla.
Al sacarla de la boca, Braixen respiró agitada hasta que Álex le tomó la cabeza y le dio un beso extremadamente húmedo.
Por su parte, Serena se sentía con el nivel de excitación justo como para pasar al siguiente nivel… dejarse realizar un cunnilingus por un pókemon no era la gran cosa para ella a esa altura del partido, no obstante, que sea ella la encargada de darle placer metiéndose la exuberante y exótica polla del pókemon veneno era otra cosa muy distinta. Estaba por probar el falo de una nueva especie, sumándose al de Hypno y Pangoro, los misterios anatómicos de Nidoking estaban a puntos de ser revelados. Aunque no contaba con su pókemon lucha/siniestro para comparar tamaños, bien podía estar ante la “pokepolla” más grande que nunca se llevó a la boca. Era la más extraña, eso sí.
Emergía de su caparazón demostrando que era totalmente retráctil, con forma curva, rematada en un cabezal chato con protuberancias, al menos medía 26 centímetros y era de color lila. A los costados contaba con pequeñas ranuras, así como picos no muy pronunciados que le recorrían el extremo superior como escamas.
La kalense, tras correrse en la lengua del pókemon violáceo y dejarlo complacido, se acostó boca abajo y tomó el pene con la mano indicándole que lo quería probar, sin dudas tenía muchos resquicios y secciones que degustar en ese intrincado aparato reproductor. Al apoyar su mano en él y apretujarlo en la base, este exudó de sus orificios una extraña sustancia aceitosa y violácea, semitransparente.
- Amor… ¿Qué carajos es esto? Me dijiste que no me envenenaría. – Expresó preocupada observando al líquido escurriéndose en su mano.
- No te preocupes. – Mencionó Álex que parecía que de verdad estaba abrazando su naturaleza de furro con Braixen. – Como dije, viven en madrigueras con más de media docena de Nidorinas con las que se aparea a diario, eso que le sale es lubricante, lo necesita por su tamaño y por el ambiente seco en el que vive, además es buen bactericida.
Serena lamio un poco del lubricante entre sus dedos. Su sabor era sumamente químico, parecía agua salada con jabón o detergente, tolerable, aunque exótico. Emanaba tanto de esas fosetas que no sabía si podría manejar un pene con semejante caudal de sustancias.
- Bueno, si es solo eso… no llegué tan lejos para echarme atrás. – Como era de esperarse, ante los ojos de su amado y su inicial, la valiente kalense envolvió el extremo y comenzó a cabecear mientras esparcía el lubricante con su mano.
Descubrió de inmediato cuán grande e incómodo era ese curioso miembro. No tenía un glande separado del resto del falo, todo el cuerpo era de una misma pieza que terminaba en una punta aplastada con puntas carnosas muy blandas que le raspaban toda la lengua y el paladar. Entraba justa, incluso exprimiéndola un poco, su sabor… como mínimo, era difícil de describir dado la extraña naturaleza del pókemon, no obstante, no le generaba rechazo alguno. Tenía un olor y un sabor más artificial de lo habitual, como si se hubiera llevado a la boca una especie de producto de limpieza con mucha sal y algo de presemen.
Complacida con todas las sensaciones que ese pene le obsequiaba, comenzó a descender tratando de abarcar mayor superficie. A esa altura, el sexo oral no era nada nuevo para ella y podía manejar hasta las más grandes herramientas sin dar arcadas de principiante ni tener una pizca de nausea. Al mirar arriba, vio que el pókemon la observaba con detenimiento, como analizando su desempeño: - “¿Así que eres exigente? Te demostrare que no soy ninguna novata.”
Serena apretujó la base nuevamente y lamio todo el lubricante que salía de las glándulas de los costados. No tuvo reparos en lamerle cada orificio y sorber el nuevo líquido como si se tratara de una corrida, empapándose las manos con la sustancia chorreante de un sabor muy fuerte que ahora era un auténtico afrodisíaco.
- Que interesante, si evolucionaste para producir tu propio lubricante debes de ser todo un semental, no sé cómo aguantaste tanto tiempo sin meterla en alguna parte.
- Niiido… nido, king, nidoking… - Aceptó tanto sus palabras como su pervertido accionar. Aquella humana tenía muchas cosas de la última que le dio placer desenfrenado, tanto Serena como Gracia tenían ese fuego de pasión en su interior y hambre de aventuras y experiencias.
- Dice que le gusta, que está sorprendido de tu osadía. – Le tradujo Álex.
- Lo sé, mira lo parada y dura que la tiene. Sé que le gusta al muy cabroncete. – Expresó antes de ponerse el final en la boca y comenzar a tragar. Era tan grande que ni siquiera llegaba a la mitad, por más que sentía las pezuñas de Dozy en su cabeza empujándola para que entrara más, ese extremo en forma aplastada no era apto para hacerse paso en una boca humana… y quizás en ningún otro orificio.
Álex por su parte, comenzaba a necesitar una descarga, como él decía, uno no pierde la virginidad hasta que se corre en una vagina (o en su defecto, en el condón dentro de una) y si quería abrazar su nueva faceta de furro debía penetrar a Braixen y correrse en ella. Esta parecía dispuesta, estaba en posición presentándose, como se suele decir, “en pose de Growlithe” boca abajo, con su cadera en alto y la cabeza y las patas delanteras por debajo de la línea de la cola, en pocas palabras, estaba regalándose, con la vagina y el culito al aire.
- Bien, veamos si entra, si te duele mucho haz algo como, no sé, aullar, gruñir, algo así. – Álex fue acercando su miembro con delicadeza, como si manipulara material explosivo. La diferencia de tamaño no auguraba nada prometedor, no obstante, cuando comenzó a pujar dentro de la vagina, sintiendo sus húmedas y cálidas paredes dilatándose, pudo hacerlo entrar casi hasta la mitad hasta tocar fondo. Braixen jadeó, dejando salir su humeante lengua junto con un chorrito de saliva.
- Es más de lo que creí que entraría, oh cielos, lo estoy haciendo. – Expresó sorprendido tanto de ella como de sí mismo, se estaba cogiendo a un pókemon por primera vez en su vida. Si le ocurría como a su amada kalense, sería un viaje de no retorno. No había diferencias con el órgano reproductor de su amada, quizás era más estrecho, no obstante, para ser de un tamaño reducido parecía contar con un orificio universal.
Ambas parejas mixtas intensificaron sus actos sexuales. Serena, compenetrada en degustar ese inmenso y extravagante pene, alternaba lamidas en las que terminaba con la boca llena de lubricante con cabeceos guturales y sonoros en los que ponía a prueba toda su experiencia. Por su parte Álex ya ponía en acción su popular cadera musculosa, que, como un motor impulsado por poderosos pistones, trataba a esa pequeña pero flexible vagina como la de una contraparte humana, azotando el fondo de la misma con su glande. Braixen no solo parecía resistirlo bien, los movimientos bruscos de su cola peluda y sus jadeos a ojos cerrados mostraban que disfrutaba del coito humano/pókemon.
Álex se estiró para alcanzar el trasero de Serena (inclinado sobre Braixen hasta el punto de ocultarla con su cuerpazo) y juguetear con él mientras esta cabeceaba. No tardó en introducirle dos dedos para masturbar su culo, culo que hasta hace minutos estaba sin estrenar y ahora, enrojecido y elástico, era masajeado en su interior carnoso: - ¿Te gusta cómo sabe? ¿Te gusta mamársela a mi Nidoking? – Le preguntó sin dejar de dedearla.
- Mmmm sí, uff, es tan grande y dura, no sé ni cómo se mantiene erguida, es un semental como su dueño. – Dijo desenfundando el pene y metiéndoselo de súbito nuevamente, sin importarle que le estuvieran metiendo dos dedos en el culo. Álex raspó sus yemas contra las paredes rectales a cada lado y luego metió dichos dedos en la boca de Braixen, dándole a saborear el gusto del trasero de su entrenadora, pasándolos por toda su lengua y boca mientras seguía penetrándola.
- Buena chica, eso, sabe rico ¿Verdad? Tu entrenadora tiene un culito delicioso, quería que lo supieras.
- Braa… braixen. – Expresó con incomodidad siendo cogida mientras seguía con ambos dedos sucios en su boca.
- Vamos, correte en mí, quiero probar tu leche mi rey, vamos, no me hagas esperar más, no dejes que tu entrenador se venga antes. – Lo alentó Serena pasándole la lengua por todo el cabezal chato, deteniéndose en el orificio, bastante grande, hasta casi poder meter su lengua en él a pesar de que desprendía un fuerte olor a orina.
- ¿Quieres competir? – Aceptó Álex, aumentando su velocidad. - ¿Escuchaste Braixen? No voy a dejar que nos ganen, prepárate, me correré en tu interior. – Le anunció tomando su cola peluda y amarilla desde la base, dejando su ano al descubierto.
- Bra, bra, braaaaixen, xen, xeeen. – Aulló cuando el hombre le estiró la cola y comenzó a darle con mayor firmeza. Estaba llegando un poco más allá de lo que venía llegando, superando el mismo tope de su cérvix. La llenaba tanto que su ano apuntaba en todas direcciones con cada empellón.
- Vamos, Dozy, dale, quiero probar el semen de tu especie, quiero saborearlo, quiero tragarlo… - Como obedeciendo sus exigencias, Nidoking agitó su poderosa cola con fuerza a la vez que atenazaba la cabeza de Serena con sus garras, listo para darle a su consorte humana todo lo que había acumulado por años de inacción.
- Ohhh, oh, oh, uuuf, ahí va, oooh. – Bufó Álex mientras le daba a Braixen tan duro como le daba a su amada, casi metiéndosela hasta el estómago. Aunque no tenía visión de rayos x no había que ser un prodigio para saber que con semejante eyaculación su pequeño útero quedó colmado, inflado de semen de otra especie, incluso, la vagina se rebalso de la blanca sustancia.
No fue lo único que se rebalso. Teniendo a la pareja de su entrenador atenazada entre sus garras (sin herirla, aunque sin ser delicado tampoco) el pene de Nidoking se infló como una manguera de bombero y dejo salir demasiado semen para ser ingerido para cualquiera, la boca de Serena se llenó del espeso y blanco semiente de un segundo a otro y además de chorrearse, se ahogó. El olor y el sabor eran demasiado fuertes como para considerarla una corrida normal, parecía haber eyaculado contenido fermentado, casi efervescente, y todo fue a parar hasta su garganta hasta darle arcadas y salirse por sus narices. No podía despegarse del brutal atenazamiento del pókemon y tuvo que ingerirlo de a poco hasta que el pene se desinflaba en su boca… el problema era que seguía saliendo.
- Parece que gané. – Dijo Álex sacando su pene de la vagina de la zorrita dejando caer el semen en toda la cama. Había entrado en un 75%. – No te lo dije, Nidoking es de los que eyaculan mayor cantidad en mayor tiempo, no va a soltarte hasta que salga la última gota.
Serena estaba roja, con los ojos llorosos y semen brotando de la comisura de sus labios y de su nariz que caía como queso fundido sobre sus tetas. Se escuchaba el sonido de su garganta ingiriendo una y otra vez, sin terminar de beber todo el semen que le brotaba: - ¡Hey, suéltala, no le aprietes la cabeza así! – Le ordenó y el pókemon entro en razón y la soltó. Aunque no le había hecho ni un rasguño tampoco era una sensación agradable tener la cabeza apretujada entre sus garras. Aunque suelta, Serena no cedió y siguió bebiendo semen de pókemon, el típico “glub, glub...” evidenciaba que seguía tragando.
El hombre, que no perdía la excitación a pesar de que se veían los primeros resplandores solares en el horizonte, no le dio descanso a Braixen y le llevó a su pene para que se lo succionara nuevamente, ambos estaban engolosinados por las nuevas sensaciones que la pokefília les obsequiaba. Mientras eso pasaba, la kalense seguía y seguía ingiriendo… si el semen tuviera las propiedades del alcohol el coma etílico sería inevitable.
Tras varios segundos que para ella fueron eternos, el pene regresó a su lugar, flácido, goteante, escurrido como una flor marchita. Era irreconocible al perder la erección, casi grotesco.
- Ah, ah, ah, uuh, no puedo… creerlo, bebí como una botella, quizás más... bebí más semen hoy que en toda mi vida. – Dijo con los ojos abiertos como platos, con el mentón bañado en esperma. - ¿Sabías que me iba a largar 2 litros y no dijiste nada no, hijo de puta?
Álex se rio del berrinche de su amada mientras disfrutaba de una nueva fellatio: - ¿Por qué te parece que la mujer de la que te hablé me pagaba tanto dinero por hacerlo con él? Me declaro culpable de la trampa, verte tomar toda esa leche era algo que quería ver, como hay algo más que quiero ver…
- ¿Sí? ¿Tienes otra evaluación para mí en mente, cabronazo? – Preguntó con la voz rasposa, con el sabor y el olor del semen impregnados en cada poro y residuos en todos sus dientes.
Muchos decían que el sexo en la vida real no era tan bueno como el porno, que el porno era una fantasía irreal construida en base ideales de belleza inalcanzables y situaciones insólitas… Álex creía que el sexo “real” podía ser mucho mejor, no estaba atado a un guion, a una agenda, una infraestructura, nada, la tolerancia y las perversiones de sus protagonistas eran el único límite, el sexo real podía ser más desatado que cualquier producción triple X. Con sus años de experiencia sabía exactamente como prolongar las escenas sin necesidad de un guion, tan solo escuchando a su voz interior más perversa, la que le pedía a gritos ver un fetiche en particular.
Álex coloco sus grandes y fuetes manos en el trasero de Braixen y separo ambas nalgas para dejar expuesto el ano: - Me dijiste que se lo chupaste a Hypno frente a tus amigos, quiero que me des el mismo obsequio. El pókemon agitó la cola con nerviosismo, no pudo replicar por tener la polla del hombre hasta el fondo de la boca.
- ¿¡Qué!? ¿En serio quieres verme hacer eso? – Se sorprendió Serena, viendo el culo de su pókemon inicial. – Tierno, Trevor y Shauna me vieron, quizás es injusto que me niegue, aunque en teoría el hijo de puta de Creep me hipnotizó y cuando desperté bueno, ya le estaba lamiendo el culo.
- Claro que es injusto, vamos, mira que culito precioso tiene, se lo hiciste a ese pókemon apestoso, hacerlo con tu consentida es pan comido. – Insistió Álex, Braixen por su parte siguió cabeceando oculta por el cuerpo musculoso del hombre, escuchando con atención, aunque compenetrada en darle placer. Serena se fue arrimando. Nidoking observaba con su falo creciendo nuevamente ante la excitante petición, emergiendo de su caparazón como si escuchara un llamado inaudible.
- No se… es mi pókemon inicial, es como mi hija, la conozco desde que era un Fennekin, además todavía tengo el sabor y el olor del semen de Dozy y ya quieres darme a probar algo peor.
- No creo que le moleste, esta entregada a lo que le pidamos, vamos, dame la hermosa imagen de tu carita de princesa chupando el culo de un pókemon. – Expresó aferrando el rabo de la zorrita con una mano y manteniendo el asterisco estirado con la otra.
- De acuerdo, de acuerdo… me lo voy a cobrar algún día. Braixen, relájate, ahí voy… por Arceus, las cosas que una hace estando caliente.
Serena se acercó en cuatro patas al ano y lo observo dubitativa, no era muy distinto al de cualquier persona, algo más pequeño, rodeado de pelaje corto, no obstante, Álex intervino impaciente y tomándola de los pelos la condujo directamente a él, manteniéndola pegada justo a la altura de la nariz.
- Eso es, refriégate bien, hazle a ella lo mismo que me haces a mí. – Exigió sin ninguna consideración. Braixen, sorprendida por tener la nariz de su entrenadora pegada al culo, dejo de lamer para observar para atrás. - ¿Te imaginabas que esto ocurriría pequeña? ¿Qué tu entrenadora te olería el culo de esta forma?
- Bra… braixen. Brai, braixeeeen. – Expresó con un jadeo que equivalía al rubor humano. Serena permaneció pegada al ano del pókemon oliéndolo sin oponer resistencia. La cola peluda se agitaba de un lado a otro debido al nerviosismo, la pequeña varita mágica amenazaba con desprenderse.
- Eso es, buenas chicas, huele bien el culo de tu pókemon, respira de él, te ves hermosa entre sus nalguitas, oculta por su rabo. - Susurró extasiado Álex, mostrando su lado más perverso y a la vez, pletórico. - ¿Huele delicioso, verdad? ¿Huele mejor que el de Hypno?
Serena siguió olfateando con sus ojos cerrados a pesar de que ni una pizca del olor que emanaba le parecía agradable, obediente como si ella fuera el pókemon y él su entrenador, incluso no ofreció ninguna resistencia cuando Álex le comenzó a girarle la cabeza para refregarle la nariz contra el asterisco, hundiéndola aún más bajo la cola.
- Me encanta verte haciendo cosas tan pervertidas, ahora que oliste su culo quiero que lo pruebes. – Con fuerza desmedida, incluso haciéndole doler un poco, separó tanto las nalgas que el ano se estiró hasta enseñar su interior rosado, el mismo al que Serena atacó con su lengua de inmediato, conectando miradas con su amado. - Eso es, esa es mi nena, chupa ese culo, pruébalo bien a fondo…
Describir el olor o el sabor del ano de su pókemon era un ejercicio tan innecesario como obvio, Serena no esperaba lamer un culo y saborear algo delicioso con aroma a perfume, no era tan ingenua ni era lo que una amante del anilingus esperaba. Esos pokélítos y croquetas ya no olían como cuando se las preparó, olía a alimento “procesado” en cierta forma y con el correr del tiempo, aunque el sabor se disipaba, el olor no, quedaba el tufillo flotando en su cabeza y comenzaba a excitarla de sobremanera.
Todo a su alrededor se descontrolaba más minuto a minuto. Cada vez que la kalense abría los ojos tras el anilingus veía a sus tres acompañantes haciendo una nueva actividad. Cuando los abrió por primera vez, Álex besaba apasionadamente a Braixen de tal forma que la saliva se les chorreaba. Serena volvió al anilingus y cuando abrió los ojos por 2da vez, la zorrita del desierto se besaba con Nidoking teniendo contacto con el pókemon taladro por primera vez (nuevamente erecto), cuando se concentró en lamer el culo por 3era vez y volvió en sí a los segundos, su Braixen tenía el hocico hundido bajo los testículos de Álex, lamiéndole el culo… Nidoking no estaba en escena.
“Vaya, como quien no quiere la cosa, me termino gustando, ni se cuánto tiempo llevo ya comiéndole el culo.” – Pensó Serena que sin que su amado se lo pida, (que ahora disfrutando de una ruidosa lamida de culo de Braixen mientras se masturbaba) separó un poco el ano con sus dedos e introdujo su lengua en él. Sin embargo, uno de los protagonistas le tenía una sorpresa guardada…
Nidoking apresó las caderas de Serena con sus pezuñas y comenzó a frotar su probóscide contra su dolorido trasero.
- Ah, ahh, despacio, uuuh, aaaah… - Gimió Serena cuando sintió el enorme falo de cabezal chato ingresando directo en su culo. Serena se preguntaba ¿por qué en su culo? Parecía que de verdad los pókemon eran como sus dueños, teniendo su vagina disponible, pequeña y húmeda como una flor recién abierta, optaba por el culo recién estrenado de la joven.
Bulldozer tenía la lengua afuera, goteando saliva, extasiado con la sensación del ano de Serena ahorcando su polla, que con cada empuje entraba un poco más.
En efecto, era como su dueño, dado que, haciendo caso omiso a sus quejidos, pujó hasta que el incómodo cabezal le invadió el recto colmándolo con su peculiar superficie. Las fosetas laterales del pene emanaban lubricante, en especial en el interior del culo de Serena, que exprimía el falo con su anillo haciéndolo chorrear por los lados como si fuera un trapo escurriéndose.
- Aha, ah, ah, ah, aaah, sí, sí, aaah. – Gimió Serena relamiéndose la boca, con el sabor que el anilingus le dejó impregnado. – No puedo… creerlo… aah, ah, ah, debute analmente con un hombre y un pókemon, no puedo creerlo… ah, ah, ah, aaaah...
El pene de Nidoking entraba cada vez un poco más, estirando sus doloridas paredes. Cada punto de su recto estaba dilatado al extremo, tomando la forma de ese peculiar miembro viril que, para colmo, alcanzaba una dureza anormal para el tamaño que tenía. Serena no podía entender porque algo tan extremo le daba placer, cada vez que el inmenso falo retrocedía, veía las estrellas del gozo que le provocaba. El lubricante que emanaba le permitía entrar y salir con suma facilidad, por ende, no tardo en inflarse y comenzar a llenarle el culo de leche.
- Aaaah, uuuh, no, no, por Arceus, me llena toda, lo siento dentro de mí… su semen, me colma hasta el estómago con su semen. – Gimió tocándose el vientre. Sentía la inigualable sensación de estar comiendo a contramano, su estómago se llenaba lentamente con la semilla de rey ingresando desde su culo, de solo imaginar que todo su tracto digestivo estaba inundado de esperma la excitaba… parecía que cada día la línea de su límite de perversiones y nunca llegaba y siempre seguía avanzando.
Álex también gozaba con experiencias inéditas, como la de tener la lengua plana y el hocico de Braixen lamiéndole cada arruga del culo y refregándose en toda su raja y sus testículos incluidos. No tardó en llegar al clímax y eyacular en sus abdominales marcados, dejando varias salpicaduras de semen blanco y espeso que le llegaban desde la ingle hasta los trabajados pectorales.
Tanto Serena como su inicial se abalanzaron a su fruto lácteo y lamieron el semen en el cuerpo del hombre, los sorbieron de su piel hasta no dejarle ni una gota y subieron por su cuerpo hasta acostarse cada una a su lado, turnándose para besar sus labios y compartir sabores y olores como si repartieran un botín de guerra. La boca de Serena era la más difícil de besar en aquellos momentos, solo alguien con la experiencia y tolerancia de Álex podía animarse a mandarle lengua a esos labios en tal estado. Nidoking se marchó dela habitación satisfecho y orgulloso con la nueva novia de su entrenador, que había sido capaz de despertarle sus mejores recuerdos, en definitiva, le puso un punto final…
- Amor, creo que me voy a dar un baño... mi boca huele a… bueno, a culo. Y ya no me resulta excitante. – Susurró Serena agitando la mano ilustrando que el aroma que contaminaba el aire era emanado por ella. Agotada física y mentalmente de una manera positiva, se incorporó con sumo cuidado, le dolían partes del cuerpo internas que nunca daban ninguna señal de existencia. No obstante, tenía una sonrisa radiante imborrable. Se sentía como una chiquilla que tuvo un pase gratis a un parque de diversiones entero por todo un día, ahora no podía pensar más que en asearse y descansar.
- Ahorremos agua, te acompaño y después a dormir. – Aceptó levantándose quejumbroso, dejándole toda la cama a Braixen. Al dar el primer paso su rodilla sonó.
- ¿De golpe sentiste el peso de los años? –Bromeó. – Nada de ponerse toquetón, estoy a una corrida del desmayo, ya di todo, no tengo más que ofrecerte.
- ¿Ni siquiera una enjabonada de espalda? Así no tiene chiste. – Rio Álex ingresando al baño detrás de Serena, cerrando la puerta.
- ¡Hey, dije nada de tocar! ¡Un pellizco es tocar!
Otro punto a favor de la realidad por sobre la ficción era que no había nada mejor que un final feliz espontáneo a modo de broche de oro, una cereza sobre el pastel no planeada que coronaba el día mejor que el final de cualquier guion.
Capítulo 51. El mundo se volvió pokefílico
La ruidosa motocicleta se estacionó frente a un amplio jardín rodeado de una fosa de agua como si se tratase de la defensa de un castillo medieval. El sol se reflejaba en las aguas creando la ilusión de que el gimnasio de ciudad Celeste volaba sobre un colchón de luces. Un hombre de chaleco, musculoso y con un cinturón con cinco pokebolas se secaba el sudor de la frente con su muñequera de cuero.
Tras beber un trago de energizante para recuperar los nutrientes perdidos por una mañana de entrenamiento con Victreebel, Crobat, Arbok, Bisharp y Eelecktross (Nidoking tenía merecidas vacaciones), se dispuso a entrar. Álex, ya recuperado de una de las mejores noches de pasión en su vida, continuaba con su preparación secreta, tanto suya como de su equipo.
El gimnasio de tipo agua de ciudad Celeste había tenido más cambios de diseños de los que Álex podía recordar. Aún tenía gravado en su retina cuando tenía ese particular parecido con una carpa de circo teniendo una gigantografia de Dewgong sobre la entrada. El hogar de la medalla cascada ahora tenía un diseño sumamente mejorado, modernizado, con enormes techos de cristal solapados que le conferían aspecto piramidal, además de amplios jardines que desembocaban en la escalinata de la entrada.
En dichas escalinatas, un par de entrenadores esperaban desconcertados por noticias sobre la reapertura del gimnasio. Uno contaba con un Raichu y el segundo con un Electrode, sin dudas estaban deseosos de hacerse con la medalla que otorgaba Misty.
- Sigue cerrado. Ni siquiera están sus hermanas. – Le informó uno de los jóvenes entrenadores cuando Álex se aproximaba para entrar. Estaba sentado sobre su inmenso Electrode (dormido del aburrimiento) girando levemente como en una mecedora. Vestía un mameluco arremangado, guantes de electricista y un casco de operario. Su compañero, más casual, tenía una remera estampada, lentes de sol y una abultada con los colores amarillo y negros (decía “danger” en sus mangas). Álex detestaba esa manía que tenían los entrenadores de llamar la atención con sus vestimentas, aunque él, ese día, tampoco pasaba desapercibido con su feroz chaleco, sus muñequeras de cuero, cadenas y sus brazos musculosos al desnudo.
- Vi las noticias, sé que estuvo de viaje y ya regreso del Lago de la Furia. – Le dijo sacando una de las pocas reliquias que conservo de su relación con la pelirroja: las llaves de su gimnasio.
- ¿Espera, vas a entrar? – Preguntó sorprendido el muchacho con el camperón.
- Misty fue mi novia, puedo entrar cuando se me dé la gana. – Mencionó sacando pecho y dejándolos con la boca abierta hasta que cerró la puerta detrás de él.
Álex caminó hacia la recepción del gimnasio, años atrás atendida por la mayor de las hermanas de Misty: Daisy. Todo estaba mansamente iluminado por pequeños leds en las paredes que se reflejaban en el cristal de los acuarios, creando una atmosfera submarina.
Aunque el sitio por fuera había sufrido modificaciones radicales por dentro seguía pareciéndose a un inmenso natatorio amalgamado con un acuario. Sobre la cabeza del hombre había gigantescos cristales conteniendo diferentes especies acuáticas que nadaban mansamente y se movían agitando las aguas, dibujando sombras contra las paredes. Al hombre siempre le dio la sensación de que era un peligro tener tanta agua y cristal por sobre la cabeza de uno y para colmo, al estar cerrado, parecía más bien un gimnasio del tipo fantasma.
- Lo único más egocéntrico que un entrenador y sus vestimentas es la arquitectura de sus gimnasios, vaya locura de diseño. – Susurró caminando hacia la piscina principal por pasillos con enormes peceras a los lados, algunos Goldeen se pegaban al cristal para verlo pasar. De seguro Misty estaba entrenando con sus nuevas capturas como había escuchado en las noticias, por lo menos se veía algo de luz provenir de la arena.
Estaba a punto de llegar a la inmensa arena central, aunque decirle arena era solo un tecnicismo debido a que allí los entrenadores se disputaban la famosa medalla cascada, en realidad era una inmensa pileta de agua aclimatada con témpanos de hielo artificial flotando por doquier a modo de plataformas. No obstante… un extraño sonido lo hizo detenerse antes de ingresar…
Algo parecía chapotear, algo golpeaba la superficie del agua de manera escandalosa, Álex pensó que de seguro la pelirroja estaba practicando nado pataleando sobre una tabla de natación, aunque eso no tenía ningún sentido dado que era una excelsa nadadora y no necesitaba ningún artilugio para mantenerse a flote. De igual forma, el sonido era inconfundible, algo estaba en el agua dando golpes rápidos y húmedos, salpicando por doquier.
Cuando asomó, no lo pudo creer… Misty estaba en el agua, sí, sin embargo, no estaba sola ni nadando. Detrás de ella, sobre ella, contra el borde de la piscina, precisamente en la escalinata metálica, un gigantesco Feraligatr la envolvía con su cuerpo y la tenía atenazadas con sus enormes brazos rematados en garras. Álex quedó patidifuso y a pesar de ser un actor porno más que consumado y un recién iniciado en la pokefilia, tardó en darse cuenta de que Misty estaba siendo penetrada con violencia.
Su primer instinto fue intervenir en su socorro, por suerte, siempre pensaba antes de actuar. La joven estaba desnuda, con los ojos cerrados, soltando gemidos que evidenciaban un profundo placer, aunque por momentos parecían más quejidos de agonía, en especial cuando la cadera del pókemon se balanceaba bajo el agua impactando contra la suya. Sin lugar a dudas era una cúpula extrema, por más que no podía ver los detalles desde su posición y solo veía al enorme lagarto concentrado y su entrenadora gimiendo la diferencia de tamaño era abismal, no estaba ante una violación feral.
Su Nidoking era unos centímetros mayor a la media cuando ese Feraligatr era como metro y medio superior. Era colosal, hasta hacía pie en la piscina y el extremo de su cola se agitaba a varios metros de distancia, por momentos cubría a su entrenadora por completo con su cuerpazo. Misty, para su sorpresa, lo resistía y lo disfrutaba hasta cierto punto. Su rostro parecía mutar del dolor al placer de un segundo a otro. ¿Tantas eran sus ansias de ser penetrada por un inmenso pene que tuvo que recurrir a un pókemon tan grande?
Álex comenzaba a pensar tras su propia experiencia y ver a la entrenadora pelirroja que no eran los pókemon los preparados para copular con diversas especies sino ellos los humanos. Quizás fue la influencia del hombre lo que los volvió tan abiertos y preparados para las relaciones interespecies. Ver a Misty, una nadadora de estatura baja, delgada y de aspecto delicado en semejante relación con uno de los pókemon iniciales más grandes hablaba de una adaptabilidad física que no muchos se toman el trabajo de notar.
Tras varios minutos de silenciosa observación, Feraligatr se abrazó a la chica y la penetro con tanta fuerza que parecía que la partiría, a la vez que le pasaba una enorme lengua rosada por toda la boca, introduciéndosela en la misma en plena cópula. Cuando el titán de las aguas eyaculó toda su carga, Misty se estiró para tomar una pokebola sobre su traje de neopreno en la orilla y el gigantesco cocodrilo regresó complacido a su morada esférica. Al hombre le pareció ver el miembro por un momento antes de ser capturado, parecía un brazo despellejado y tenía el tamaño de uno.
Cuando puso su pie en el primer escalón para iniciar el ascenso, miro para arriba y vio a su ex en sus viejas fachas de motoquero: - Quien se va sin que lo echen regresa sin que lo llamen. – Dijo la joven al verlo, agitada, casi desmoronada contra la escalinata de acero.
- No sé si ese dicho se aplica a nosotros. Dentro de todo creí que habíamos hecho las paces. – Contestó viéndola cambiándose. Ahora entendía el porqué de su cambio de apariencia. El traje de buzo ocultaba las cicatrices y magulladuras que tenía en el cuerpo producto de las constantes y brutales cópulas con el pókemon quijada y sus peligrosas garras.
- ¿Disfrutaste del espectáculo?
- Solo me faltaron las palomitas. – Bromeó viéndola estirando su cuerpo muy dolorida.
- Te agradecería que no le contaras a nadie de esto. Te imaginarás el escándalo que armarían los puristas si se llega a saber de esto, pensar que hasta hace un tiempo estaba más de su lado que del lado en el que estoy ahora. – Pidió mientras tomaba una toalla y se secaba el pelo color zanahoria.
- Si supieras lo que yo hice. – Murmuró el hombre. - Me ofende que creas que puedo delatarte, al contrario, por poco me les uno.
- Lo siento, al parecer todos somos reemplazables, incluso tu… amigo. – Expresó dedicándole una mirada a la entrepierna por la que en otro momento juraba. – Como habrás visto Rage es especial en muchos sentidos.
- No sabía que podían ser tan grandes, cuando lo vi por primera vez casi salto al agua a ayudarte, aunque poco podría hacer.
- Que tierno, muero del asco. No es necesario, Rage me conoce muy bien y me quiere a su manera. Era el viejo líder de un gran estanque en Lago de la Furia, amo y señor de todo un cuerpo del agua dulce y no fue nada fácil capturarlo. No todos los pókemon pueden capturarse mediante un combate.
- ¿Tuviste que pelear en lugar de tus pókemon como en los viejos tiempos? – Intuyó Álex.
- Algo así. – Dijo guiñándole un ojo. – El muy hijo de puta tenía a montones de su especie y de otras razas a su disposición, era todo un rey en su trono, no le interesaba dejar su hábitat para venir a pelearse con los pókemon de los críos que vienen a mi gimnasio, ahí en el mismo lago, tuve que demostrarle que era digna de él, que podía ser su esclava y él mi amo, tuve que convencerlo por horas y aún sigo haciéndolo… tengo que rendirle tributo diario o se enoja, y no querrás verlo enojado. En cierta forma hago el trabajo de todas sus hembras cada día y por el momento no encontré el tiempo para volver a abrir.
Al parecer en su viaje había encontrado algo más que un pókemon para enriquecer su equipo. Ahora veía porque ni siquiera podía abrir su gimnasio, estaba lidiando con una bestia salvaje que apenas podía controlar, el nivel de ese pókemon debía de ser solo comparable con su edad. Rage no era apto para novatos, quizás hasta era demasiado para ella que era toda una maestra.
- Rage… de ahí el nombre, sí, le queda como anillo al dedo el mote. – Opinó mientras acompañaba a la maestra a las duchas del gimnasio, donde ella, sus hermanas y las diversas ayudantes tenía sus vestimentas, pokebolas y acceso a un P.C. - Mierda, Misty, un día van a regresar tus hermanas y van a encontrar tus restos flotando en el agua, estás jugando con fuego.
- Siempre supe como apagarlo, grandulón. No te pedí consejo de todas formas. – Le dijo pasándole un dedo por el trabajado pecho. Ahora que Álex notaba que Misty lo necesitaba menos que nunca se percataba de que su plan de conseguir un pókemon de ella hacía agua. En efecto, ya había conseguido un reemplazo de lujo con el que no podía competir.
- Decime en que te ayudo, te conozco y sé que no sos tan mierda como para delatarme pero tampoco tan santito como para venir de forma desinteresada.
- Necesito un buen pókemon de agua. – Dijo lisa y llanamente antes de explicarle sus intenciones de formar un equipo variado para desafiar al campeón en un combate y humillarlo públicamente en su propio juego.
- Cuanto exceso de confianza. Que seas bueno cogiendo no te hace bueno en un combate pókemon, además no te alcanza con ganarle, querés humillarlo. – Dijo con honestidad brutal. – Puedo darte uno, me sobran, aunque no sé qué me darás a cambio.
- Pensaba ofrecerte sexo, ahora no se si ofrecerte un trio con mi novia, conociendo tus celos terminarían arrancándose los pelos, así que me pondré en plan carbón y te exigiré un pókemon bueno o hare viral este video…
Álex le mostró un video breve pero claro tomado con su celular tomado desde la entrada a la arena. De suma claridad teniendo sexo con su nuevo consorte, su cabello anaranjado, su rostro desencajado, al reptil lamiéndola con pasión, no había manera de interpretarlo como otra cosa que no sea pokefília ilegal.
- Hijo de puta… con lo que me gustan los tíos malos, que me ahorcan, me rasguñan, me chantajean, esto es impropio de vos. – Dijo sin ser clara en su expresión. No parecía ni enojada ni sorprendida, casi que esa movida maliciosa de Álex le había sacudido la estantería como en los viejos tiempos.
- Esa bestia podrá cogerte a gusto, dejarte la piel como un mapa y usarte de pelota de stress, yo todavía tengo movidas que pueden destruirte de muchas formas.
- Mmmm que ricos me resultan los tipos hijos de puta, los cabrones de mierda… sé que un día voy a terminar destruida por mi obsesión con ellos. En fin, no me diste muchas opciones, en cambio yo te voy a dar 3 como si fuera el Profesor Oak. Llévate la que más te guste y me muestras aquí y ahora como borras ese video de tu móvil. ¿Okey?
- Tenemos un trato. – Aceptó entrando con ella a los lockers.
Misty se volvió a desvestir y estando desnuda, abrió su casillero personal en el que tenía 5 pokebolas encastradas en un relieve vertical, dejando a su Feraligatr en el único relieve vació. - ¿No abras pensado que te daría a él verdad?
- Bueno, le vi varias cicatrices como a vos, le falta una de las escamas el lomo, sin dudas tiene experiencia, me sería útil.
- Ni lo sueñes. – Lo reprimió sacando ese culito perfecto frente a él mientras se inclinaba sobre un P. C., llegando a un viejo P.C. del que tomó tres pokebolas. – Los tres son buenos, los tres lo valen, la elección es tuya.
Como llegó al mundo, la pelirroja abrió las tres pokebolas haciendo una pose innecesaria y tras unos segundos, los haces de luz dibujaron la forma de las opciones de Álex, entre uno de ellos, estaría una de las piezas clave para el armado de su equipo.
Continuará…
Starring sorpresa (nomás para pasar imágenes XD)
Misty y Feraligatr
¡Gracias por leer! El debut frente a las cámaras de Serena es INMINENTE, puede hacerlo sola o con alguna pokegirl de su elección (dentro de las que ya aprecieron en Pokeporn) ¿Cuáles quieren que regresen?
Si les gustó sean buenos y muéstrenme su apoyo puntuando y comentando, no sean Ratatas y no manden solamente a favoritos, please, escribir relatos no es algo de una hora y lo tienen gratis. Si no les gustó, por supuesto que entiendo que no den puntos o comentarios.
Capítulos anteriores:
Parte 12:http://www.poringa.net/posts/relatos/3897135/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-12.html
Parte 13:http://www.poringa.net/posts/relatos/3932899/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-13.html
Parte 14:http://www.poringa.net/posts/relatos/4010204/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-14.html
Parte 15:http://www.poringa.net/posts/relatos/4036524/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-15.html
Parte 16:http://www.poringa.net/posts/relatos/4076547/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-16.html
Parte 17:http://www.poringa.net/posts/relatos/4162502/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-17-Resubido.html
Parte 18:http://www.poringa.net/posts/relatos/4259656/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-18.html
Parte 19:http://www.poringa.net/posts/relatos/4350837/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-19.html
Serena tendrá una de sus funciones más calientes, a poco de debutar frente a las cámaras, sin embargo, antes de eso, Álex continúa su “side-quest” agrandando su equipo para desafiar al campeón.
Recién me doy cuenta de que el capítulo 19 salió hace 3 MESES sorry por eso jaja entre este capítulo y el anterior metí 5 relatos de otras sagas
En el universo de este fanfiction todos los personajes tienen 18 años o más.
Starring:
Serena
Braixen
Capítulo 50. Un Rey para la reina de Kalos
La descripción oficial de la Pokedex, una enciclopedia pókemon consensuada por la mayoría de las eminencias científicas, acusaba que Nidoking medía 1, 40 de alto y su báscula oscilaba en los 62 kilogramos. Al liberarse de su pokebola el pókemon insignia de Álex demostró que el método en la que se midieron esos datos fue erróneo.
El profesor Oak, el inventor de la tecnología que catalogaba y describía los monstruos de bolsillo, dictaminó que la altura (o longitud) y el peso eran el promedio obtenido de al menos 5 muestras acercadas por entrenadores o encontradas en estado salvaje, en el caso de Nidoking, que alcanza su 2da evolución gracias a una piedra lunar, dichos ejemplares fueron acercados por diversos entrenadores durante la realización de la enciclopedia electrónica.
El problema que el profesor no previó, era que dicho método arrojó datos falsos. Al evolucionar por una piedra evolutiva, que aún hasta el día de hoy puede hallarse en el Monte Luna incluso por Nidorinos salvajes, es que los entrenadores los evolucionaron de forma inmediata, ni bien compraron u obtuvieron esa accesible piedra. Esto limitó el tamaño del pókemon taladro ya que alcanzaron su estadio final a niveles bajos y temprana edad, Álex sabía qué, si se le daba la piedra luna a Nidorino a niveles altos, al menos después de aprender atracción o cuerno perforador, Nidoking podía llegar con facilidad al metro sesenta y los 80 kgs de peso.
No por nada era sabido que los más longevos buscaban rivales poderosos con los que luchar, como Dragonite, Tyranitar, Aggron o Rhydon gracias a que podían alcanzar un tamaño más que aceptable, incluso, de dos metros de alto. Aunque Bulldozer no llegaba a tanto, el suelo de la habitación crujió ante la aparición del violáceo acorazado.
Era admirable el poder de adaptación de los pókemon. Ni bien vio a su entrenador en la cama, desnudo, junto a Serena también desnuda y Braixen, supo que no fue invocado para una lucha particular. Sus ojos feroces observaron a ambas hembras y no tardó en comprender que, como hacía varios años, iba a tener la clase de acción que Gracia le había dado.
- Álex… no quiero ser aguafiestas. – Susurró temerosa Serena. – Todos esos cuernos y picos ¿Pueden envenenarme?
- Claro que no. – Contesto desde la cama, aún acompañado por Braixen. – Solo liberan sus toxinas defensivas en combate, bajo estrés o al ser agredidos, tienen total control sobre la segregación de sus venenos. – Le informo mientras el pókemon veneno/tierra y Serena se acercaban.
- De acuerdo, ahora que estoy tranquila de que no me intoxicaras como a ese Charmeleon al que enfrentaste podemos divertirnos ¿Te gustaría divertirte conmigo, bonito?
- Graaaawr. – Gruñó el rey haciendo vibrar las ventanas, escudriñándola con sus ojos. Frente a frente, Serena notó que superaba la medida descrita por la pokedex por varios centímetros. Sus ojos feroces, algo entrecerrados, estaban a la misma altura de los suyos, su cuerno, podía despeinarla.
Mientras eso ocurría, Álex seguía trabajando en subir el nivel de la pókemon inicial de su pareja, besándola con pasión, ya acostumbrado al exótico sabor y olor de la boca de Braixen mientras estimulaba la pequeña vagina con sus dedos, atreviéndose a meter uno que provocó que la zorrita de fuego aullara.
El beso humano/pókemon se interrumpió cuando Álex introdujo su dedo aún más profundo en la vagina, tocando un fondo húmedo y ardiente, tan caliente como la yema de un huevo frito, una vez servido en la mesa, claro. Cuando comenzó a hacer ganchitos contra las ajustadas paredes vaginales la zorrita jadeó y se babeó ya que dejó salir su lengua afuera del hocico.
- Ahora pregunto yo ¿Si me tomo el atrevimiento de tocarla estoy en peligro de recibir una llamarada en la cara o de terminar con la cama en llamas?
Nidoking y Serena se estaban conociendo, aunque en realidad, era Bulldozer el que la estaba conociendo a ella. Su gran lengua rosada y porosa le lamía la piel en sitios impensados, como sus axilas, su barbilla, la intersección de sus brazos, codos y, principalmente, debajo de sus tetas. Parecía atraído por el sudor, por su sabor salado y el olor exótico de la transpiración de la mujer.
Serena en cambio se sentía atraída por tocar la piel lisa y pulida del pókemon. Muchos consideraban a Nidoking como una extraña quimera formada por un taladro, un conejo y un reptil, olvidando en su mayoría que su coraza violácea y pulida, limpia por no vivir en una madriguera, se sentía como el caparazón de un gran escarabajo, con poros que usaba para segregar veneno y picos muy gastados por una vida intensa plagada de batallas, su cuerno principal, el que se encontraba en su frente, tenía surcos y cicatrices que evidenciaban que lo había usado en exceso.
- ¿Serena? – Preguntó el hombre al no recibir respuesta.
- Lo siento, estaba distraída. – Se excusó por la tardanza de su respuesta mientras Dozy la lamía y ella lo acariciaba. – Es curioso cómo me lame donde más acalorada estoy, se siente rico… y sobre Braixen no te preocupes, ella crea fuego con su rama, mientras no se la saques ni la frotes contra su pelo no habrá quemaduras.
- Me quedo tranquilo entonces. – Dijo continuando explorando al sumiso pókemon. – Sobre Bulldozer y sus gustos particulares es que suelen vivir bajo tierra, alimentándose de la humedad del suelo en épocas de sequía, por eso buscan toda fuente de líquido. – Le explicó mientras comenzaba a arrimar su polla a la boca de la zorra de fuego, dispuesto a explorar una frontera inexplorada. - ¿Qué te parece si reforzamos la amistad, he pequeña?
- Bra… bra, braaaixen. – Susurró acercándose al pene erecto y olfateándolo, apenas tocándolo con su pequeña y húmeda nariz. Había visto a su entrenadora y a otras complacerlo oralmente y Álex esperaba que hubiera aprendido algo.
Para su fortuna, había prestado atención a las clases y no lo mordió ni lo rozó con sus pequeños y afilados dientes: - Eso es, ya veo, uuuh de tal palo tal astilla, sin dudas.
Braixen le lamió el glande con su lengua plana y caliente envolviéndolo casi al completo, obsequiándole una mirada que el hombre nunca había recibido de un pokemon, luego lamió el tronco y cada resquicio entre este y el enorme glande enrojecido. Sin dudas era un mundo de olores y sabores nuevos para la zorrita del desierto, aunque quizás para su olfato fino era algo fuerte (más sabiendo de dónde la había sacado) lo lamia con esmero y cuidado abocada a darle placer.
- Vamos a ver si en tu caso también se da la misma regla. – Serena se acostó y abrió sus piernas formando una “v” para regalarle su vagina al pókemon de su amado. – Si humedad es lo que buscas, no hay sitio más húmedo que este… - Abriendo sus chorreantes labios para enseñarle el interior rosado, brillante producto de sus flujos. – Vamos, lame aquí, estoy que ardo como caparazón de Magcargo.
Con pasos pesados, Nidoking se acercó a su delicado tajito lo observó, lo olfateo y complacido, como si hubiera aprobado el plato con su olfato y visión, comenzó a lamerlo con una lengua fuerte y áspera que cubría el sexo de la kalense con facilidad. Bastaron dos lamidas para que todo el flujo producto de la acalorada noche terminase en la lengua de Bulldozer.
- Oh, oh, oh, qué extraño se siente, es tan fuerte, casi que me empuja, ah, ah, ah… - Gimió cando pasó de lamer, a directamente penetrarla con la lengua. Esta sentía que tenía la contextura de una esponja, al meterla en su vagina colmándola, absorbía todo el líquido como si de una aspiradora se tratase, Serena nunca había sentido algo parecido, parecía hecho para dar placer, no para luchar.
Nidoking seguía explorando la vagina de Serena desde el interior, ajeno a sus descripciones, sin retirar su pesada lengua que casi se deslizaba como un Ekans en su madriguera. Era tan fuerte que incluso podía girarla haciéndole poner los ojos en blanco del placer. Serena dejó de abrirse los labios para sostenerse las piernas, manteniéndolas en alza, sirviendo tanto su vagina como su ano al pókemon.
- Por Arceus, esto… esto… lo siento amorcito, tu pókemon tiene una lengua única, no puedo ni entenderlo, me está secando toda, es como si me absorbiera los jugos desde adentro uuh, uh, uh, aaaahhh.
- Entonces no me siento tan culpable, esta mamada caliente se siente espectacular. – Álex estaba tomando a Braixen de las orejas peludas con cierta delicadeza, poniendo a prueba la profundidad de su boca haciéndola cabecear, disfrutando de su saliva, lengua, paladar y hasta los labios de la pequeña zorra. Ella se dejaba manipular a pesar de que el enorme miembro, enorme para ella y hasta su entrenadora, le hacía dar arcadas al llegar al fondo de la garganta. La saliva ardiente comenzaba a chorrearle y lubricarle el falo que cada vez llegaba más profundo.
- Amor… creo que soy furro. Sí, esto me gusta, entonces soy furro. – Admitió manteniendo su enorme polla en la boca de la zorra de fuego, que lo observaba a los ojos fijamente, casi pidiendo clemencia. A Pesar de ello, se dejó ahogar por el enorme pene sin siquiera resistirse. Estaba tan abocada a darle placer como su entrenadora cuando se conocieron, sin dudas de tal palo tal astilla.
Al sacarla de la boca, Braixen respiró agitada hasta que Álex le tomó la cabeza y le dio un beso extremadamente húmedo.
Por su parte, Serena se sentía con el nivel de excitación justo como para pasar al siguiente nivel… dejarse realizar un cunnilingus por un pókemon no era la gran cosa para ella a esa altura del partido, no obstante, que sea ella la encargada de darle placer metiéndose la exuberante y exótica polla del pókemon veneno era otra cosa muy distinta. Estaba por probar el falo de una nueva especie, sumándose al de Hypno y Pangoro, los misterios anatómicos de Nidoking estaban a puntos de ser revelados. Aunque no contaba con su pókemon lucha/siniestro para comparar tamaños, bien podía estar ante la “pokepolla” más grande que nunca se llevó a la boca. Era la más extraña, eso sí.
Emergía de su caparazón demostrando que era totalmente retráctil, con forma curva, rematada en un cabezal chato con protuberancias, al menos medía 26 centímetros y era de color lila. A los costados contaba con pequeñas ranuras, así como picos no muy pronunciados que le recorrían el extremo superior como escamas.
La kalense, tras correrse en la lengua del pókemon violáceo y dejarlo complacido, se acostó boca abajo y tomó el pene con la mano indicándole que lo quería probar, sin dudas tenía muchos resquicios y secciones que degustar en ese intrincado aparato reproductor. Al apoyar su mano en él y apretujarlo en la base, este exudó de sus orificios una extraña sustancia aceitosa y violácea, semitransparente.
- Amor… ¿Qué carajos es esto? Me dijiste que no me envenenaría. – Expresó preocupada observando al líquido escurriéndose en su mano.
- No te preocupes. – Mencionó Álex que parecía que de verdad estaba abrazando su naturaleza de furro con Braixen. – Como dije, viven en madrigueras con más de media docena de Nidorinas con las que se aparea a diario, eso que le sale es lubricante, lo necesita por su tamaño y por el ambiente seco en el que vive, además es buen bactericida.
Serena lamio un poco del lubricante entre sus dedos. Su sabor era sumamente químico, parecía agua salada con jabón o detergente, tolerable, aunque exótico. Emanaba tanto de esas fosetas que no sabía si podría manejar un pene con semejante caudal de sustancias.
- Bueno, si es solo eso… no llegué tan lejos para echarme atrás. – Como era de esperarse, ante los ojos de su amado y su inicial, la valiente kalense envolvió el extremo y comenzó a cabecear mientras esparcía el lubricante con su mano.
Descubrió de inmediato cuán grande e incómodo era ese curioso miembro. No tenía un glande separado del resto del falo, todo el cuerpo era de una misma pieza que terminaba en una punta aplastada con puntas carnosas muy blandas que le raspaban toda la lengua y el paladar. Entraba justa, incluso exprimiéndola un poco, su sabor… como mínimo, era difícil de describir dado la extraña naturaleza del pókemon, no obstante, no le generaba rechazo alguno. Tenía un olor y un sabor más artificial de lo habitual, como si se hubiera llevado a la boca una especie de producto de limpieza con mucha sal y algo de presemen.
Complacida con todas las sensaciones que ese pene le obsequiaba, comenzó a descender tratando de abarcar mayor superficie. A esa altura, el sexo oral no era nada nuevo para ella y podía manejar hasta las más grandes herramientas sin dar arcadas de principiante ni tener una pizca de nausea. Al mirar arriba, vio que el pókemon la observaba con detenimiento, como analizando su desempeño: - “¿Así que eres exigente? Te demostrare que no soy ninguna novata.”
Serena apretujó la base nuevamente y lamio todo el lubricante que salía de las glándulas de los costados. No tuvo reparos en lamerle cada orificio y sorber el nuevo líquido como si se tratara de una corrida, empapándose las manos con la sustancia chorreante de un sabor muy fuerte que ahora era un auténtico afrodisíaco.
- Que interesante, si evolucionaste para producir tu propio lubricante debes de ser todo un semental, no sé cómo aguantaste tanto tiempo sin meterla en alguna parte.
- Niiido… nido, king, nidoking… - Aceptó tanto sus palabras como su pervertido accionar. Aquella humana tenía muchas cosas de la última que le dio placer desenfrenado, tanto Serena como Gracia tenían ese fuego de pasión en su interior y hambre de aventuras y experiencias.
- Dice que le gusta, que está sorprendido de tu osadía. – Le tradujo Álex.
- Lo sé, mira lo parada y dura que la tiene. Sé que le gusta al muy cabroncete. – Expresó antes de ponerse el final en la boca y comenzar a tragar. Era tan grande que ni siquiera llegaba a la mitad, por más que sentía las pezuñas de Dozy en su cabeza empujándola para que entrara más, ese extremo en forma aplastada no era apto para hacerse paso en una boca humana… y quizás en ningún otro orificio.
Álex por su parte, comenzaba a necesitar una descarga, como él decía, uno no pierde la virginidad hasta que se corre en una vagina (o en su defecto, en el condón dentro de una) y si quería abrazar su nueva faceta de furro debía penetrar a Braixen y correrse en ella. Esta parecía dispuesta, estaba en posición presentándose, como se suele decir, “en pose de Growlithe” boca abajo, con su cadera en alto y la cabeza y las patas delanteras por debajo de la línea de la cola, en pocas palabras, estaba regalándose, con la vagina y el culito al aire.
- Bien, veamos si entra, si te duele mucho haz algo como, no sé, aullar, gruñir, algo así. – Álex fue acercando su miembro con delicadeza, como si manipulara material explosivo. La diferencia de tamaño no auguraba nada prometedor, no obstante, cuando comenzó a pujar dentro de la vagina, sintiendo sus húmedas y cálidas paredes dilatándose, pudo hacerlo entrar casi hasta la mitad hasta tocar fondo. Braixen jadeó, dejando salir su humeante lengua junto con un chorrito de saliva.
- Es más de lo que creí que entraría, oh cielos, lo estoy haciendo. – Expresó sorprendido tanto de ella como de sí mismo, se estaba cogiendo a un pókemon por primera vez en su vida. Si le ocurría como a su amada kalense, sería un viaje de no retorno. No había diferencias con el órgano reproductor de su amada, quizás era más estrecho, no obstante, para ser de un tamaño reducido parecía contar con un orificio universal.
Ambas parejas mixtas intensificaron sus actos sexuales. Serena, compenetrada en degustar ese inmenso y extravagante pene, alternaba lamidas en las que terminaba con la boca llena de lubricante con cabeceos guturales y sonoros en los que ponía a prueba toda su experiencia. Por su parte Álex ya ponía en acción su popular cadera musculosa, que, como un motor impulsado por poderosos pistones, trataba a esa pequeña pero flexible vagina como la de una contraparte humana, azotando el fondo de la misma con su glande. Braixen no solo parecía resistirlo bien, los movimientos bruscos de su cola peluda y sus jadeos a ojos cerrados mostraban que disfrutaba del coito humano/pókemon.
Álex se estiró para alcanzar el trasero de Serena (inclinado sobre Braixen hasta el punto de ocultarla con su cuerpazo) y juguetear con él mientras esta cabeceaba. No tardó en introducirle dos dedos para masturbar su culo, culo que hasta hace minutos estaba sin estrenar y ahora, enrojecido y elástico, era masajeado en su interior carnoso: - ¿Te gusta cómo sabe? ¿Te gusta mamársela a mi Nidoking? – Le preguntó sin dejar de dedearla.
- Mmmm sí, uff, es tan grande y dura, no sé ni cómo se mantiene erguida, es un semental como su dueño. – Dijo desenfundando el pene y metiéndoselo de súbito nuevamente, sin importarle que le estuvieran metiendo dos dedos en el culo. Álex raspó sus yemas contra las paredes rectales a cada lado y luego metió dichos dedos en la boca de Braixen, dándole a saborear el gusto del trasero de su entrenadora, pasándolos por toda su lengua y boca mientras seguía penetrándola.
- Buena chica, eso, sabe rico ¿Verdad? Tu entrenadora tiene un culito delicioso, quería que lo supieras.
- Braa… braixen. – Expresó con incomodidad siendo cogida mientras seguía con ambos dedos sucios en su boca.
- Vamos, correte en mí, quiero probar tu leche mi rey, vamos, no me hagas esperar más, no dejes que tu entrenador se venga antes. – Lo alentó Serena pasándole la lengua por todo el cabezal chato, deteniéndose en el orificio, bastante grande, hasta casi poder meter su lengua en él a pesar de que desprendía un fuerte olor a orina.
- ¿Quieres competir? – Aceptó Álex, aumentando su velocidad. - ¿Escuchaste Braixen? No voy a dejar que nos ganen, prepárate, me correré en tu interior. – Le anunció tomando su cola peluda y amarilla desde la base, dejando su ano al descubierto.
- Bra, bra, braaaaixen, xen, xeeen. – Aulló cuando el hombre le estiró la cola y comenzó a darle con mayor firmeza. Estaba llegando un poco más allá de lo que venía llegando, superando el mismo tope de su cérvix. La llenaba tanto que su ano apuntaba en todas direcciones con cada empellón.
- Vamos, Dozy, dale, quiero probar el semen de tu especie, quiero saborearlo, quiero tragarlo… - Como obedeciendo sus exigencias, Nidoking agitó su poderosa cola con fuerza a la vez que atenazaba la cabeza de Serena con sus garras, listo para darle a su consorte humana todo lo que había acumulado por años de inacción.
- Ohhh, oh, oh, uuuf, ahí va, oooh. – Bufó Álex mientras le daba a Braixen tan duro como le daba a su amada, casi metiéndosela hasta el estómago. Aunque no tenía visión de rayos x no había que ser un prodigio para saber que con semejante eyaculación su pequeño útero quedó colmado, inflado de semen de otra especie, incluso, la vagina se rebalso de la blanca sustancia.
No fue lo único que se rebalso. Teniendo a la pareja de su entrenador atenazada entre sus garras (sin herirla, aunque sin ser delicado tampoco) el pene de Nidoking se infló como una manguera de bombero y dejo salir demasiado semen para ser ingerido para cualquiera, la boca de Serena se llenó del espeso y blanco semiente de un segundo a otro y además de chorrearse, se ahogó. El olor y el sabor eran demasiado fuertes como para considerarla una corrida normal, parecía haber eyaculado contenido fermentado, casi efervescente, y todo fue a parar hasta su garganta hasta darle arcadas y salirse por sus narices. No podía despegarse del brutal atenazamiento del pókemon y tuvo que ingerirlo de a poco hasta que el pene se desinflaba en su boca… el problema era que seguía saliendo.
- Parece que gané. – Dijo Álex sacando su pene de la vagina de la zorrita dejando caer el semen en toda la cama. Había entrado en un 75%. – No te lo dije, Nidoking es de los que eyaculan mayor cantidad en mayor tiempo, no va a soltarte hasta que salga la última gota.
Serena estaba roja, con los ojos llorosos y semen brotando de la comisura de sus labios y de su nariz que caía como queso fundido sobre sus tetas. Se escuchaba el sonido de su garganta ingiriendo una y otra vez, sin terminar de beber todo el semen que le brotaba: - ¡Hey, suéltala, no le aprietes la cabeza así! – Le ordenó y el pókemon entro en razón y la soltó. Aunque no le había hecho ni un rasguño tampoco era una sensación agradable tener la cabeza apretujada entre sus garras. Aunque suelta, Serena no cedió y siguió bebiendo semen de pókemon, el típico “glub, glub...” evidenciaba que seguía tragando.
El hombre, que no perdía la excitación a pesar de que se veían los primeros resplandores solares en el horizonte, no le dio descanso a Braixen y le llevó a su pene para que se lo succionara nuevamente, ambos estaban engolosinados por las nuevas sensaciones que la pokefília les obsequiaba. Mientras eso pasaba, la kalense seguía y seguía ingiriendo… si el semen tuviera las propiedades del alcohol el coma etílico sería inevitable.
Tras varios segundos que para ella fueron eternos, el pene regresó a su lugar, flácido, goteante, escurrido como una flor marchita. Era irreconocible al perder la erección, casi grotesco.
- Ah, ah, ah, uuh, no puedo… creerlo, bebí como una botella, quizás más... bebí más semen hoy que en toda mi vida. – Dijo con los ojos abiertos como platos, con el mentón bañado en esperma. - ¿Sabías que me iba a largar 2 litros y no dijiste nada no, hijo de puta?
Álex se rio del berrinche de su amada mientras disfrutaba de una nueva fellatio: - ¿Por qué te parece que la mujer de la que te hablé me pagaba tanto dinero por hacerlo con él? Me declaro culpable de la trampa, verte tomar toda esa leche era algo que quería ver, como hay algo más que quiero ver…
- ¿Sí? ¿Tienes otra evaluación para mí en mente, cabronazo? – Preguntó con la voz rasposa, con el sabor y el olor del semen impregnados en cada poro y residuos en todos sus dientes.
Muchos decían que el sexo en la vida real no era tan bueno como el porno, que el porno era una fantasía irreal construida en base ideales de belleza inalcanzables y situaciones insólitas… Álex creía que el sexo “real” podía ser mucho mejor, no estaba atado a un guion, a una agenda, una infraestructura, nada, la tolerancia y las perversiones de sus protagonistas eran el único límite, el sexo real podía ser más desatado que cualquier producción triple X. Con sus años de experiencia sabía exactamente como prolongar las escenas sin necesidad de un guion, tan solo escuchando a su voz interior más perversa, la que le pedía a gritos ver un fetiche en particular.
Álex coloco sus grandes y fuetes manos en el trasero de Braixen y separo ambas nalgas para dejar expuesto el ano: - Me dijiste que se lo chupaste a Hypno frente a tus amigos, quiero que me des el mismo obsequio. El pókemon agitó la cola con nerviosismo, no pudo replicar por tener la polla del hombre hasta el fondo de la boca.
- ¿¡Qué!? ¿En serio quieres verme hacer eso? – Se sorprendió Serena, viendo el culo de su pókemon inicial. – Tierno, Trevor y Shauna me vieron, quizás es injusto que me niegue, aunque en teoría el hijo de puta de Creep me hipnotizó y cuando desperté bueno, ya le estaba lamiendo el culo.
- Claro que es injusto, vamos, mira que culito precioso tiene, se lo hiciste a ese pókemon apestoso, hacerlo con tu consentida es pan comido. – Insistió Álex, Braixen por su parte siguió cabeceando oculta por el cuerpo musculoso del hombre, escuchando con atención, aunque compenetrada en darle placer. Serena se fue arrimando. Nidoking observaba con su falo creciendo nuevamente ante la excitante petición, emergiendo de su caparazón como si escuchara un llamado inaudible.
- No se… es mi pókemon inicial, es como mi hija, la conozco desde que era un Fennekin, además todavía tengo el sabor y el olor del semen de Dozy y ya quieres darme a probar algo peor.
- No creo que le moleste, esta entregada a lo que le pidamos, vamos, dame la hermosa imagen de tu carita de princesa chupando el culo de un pókemon. – Expresó aferrando el rabo de la zorrita con una mano y manteniendo el asterisco estirado con la otra.
- De acuerdo, de acuerdo… me lo voy a cobrar algún día. Braixen, relájate, ahí voy… por Arceus, las cosas que una hace estando caliente.
Serena se acercó en cuatro patas al ano y lo observo dubitativa, no era muy distinto al de cualquier persona, algo más pequeño, rodeado de pelaje corto, no obstante, Álex intervino impaciente y tomándola de los pelos la condujo directamente a él, manteniéndola pegada justo a la altura de la nariz.
- Eso es, refriégate bien, hazle a ella lo mismo que me haces a mí. – Exigió sin ninguna consideración. Braixen, sorprendida por tener la nariz de su entrenadora pegada al culo, dejo de lamer para observar para atrás. - ¿Te imaginabas que esto ocurriría pequeña? ¿Qué tu entrenadora te olería el culo de esta forma?
- Bra… braixen. Brai, braixeeeen. – Expresó con un jadeo que equivalía al rubor humano. Serena permaneció pegada al ano del pókemon oliéndolo sin oponer resistencia. La cola peluda se agitaba de un lado a otro debido al nerviosismo, la pequeña varita mágica amenazaba con desprenderse.
- Eso es, buenas chicas, huele bien el culo de tu pókemon, respira de él, te ves hermosa entre sus nalguitas, oculta por su rabo. - Susurró extasiado Álex, mostrando su lado más perverso y a la vez, pletórico. - ¿Huele delicioso, verdad? ¿Huele mejor que el de Hypno?
Serena siguió olfateando con sus ojos cerrados a pesar de que ni una pizca del olor que emanaba le parecía agradable, obediente como si ella fuera el pókemon y él su entrenador, incluso no ofreció ninguna resistencia cuando Álex le comenzó a girarle la cabeza para refregarle la nariz contra el asterisco, hundiéndola aún más bajo la cola.
- Me encanta verte haciendo cosas tan pervertidas, ahora que oliste su culo quiero que lo pruebes. – Con fuerza desmedida, incluso haciéndole doler un poco, separó tanto las nalgas que el ano se estiró hasta enseñar su interior rosado, el mismo al que Serena atacó con su lengua de inmediato, conectando miradas con su amado. - Eso es, esa es mi nena, chupa ese culo, pruébalo bien a fondo…
Describir el olor o el sabor del ano de su pókemon era un ejercicio tan innecesario como obvio, Serena no esperaba lamer un culo y saborear algo delicioso con aroma a perfume, no era tan ingenua ni era lo que una amante del anilingus esperaba. Esos pokélítos y croquetas ya no olían como cuando se las preparó, olía a alimento “procesado” en cierta forma y con el correr del tiempo, aunque el sabor se disipaba, el olor no, quedaba el tufillo flotando en su cabeza y comenzaba a excitarla de sobremanera.
Todo a su alrededor se descontrolaba más minuto a minuto. Cada vez que la kalense abría los ojos tras el anilingus veía a sus tres acompañantes haciendo una nueva actividad. Cuando los abrió por primera vez, Álex besaba apasionadamente a Braixen de tal forma que la saliva se les chorreaba. Serena volvió al anilingus y cuando abrió los ojos por 2da vez, la zorrita del desierto se besaba con Nidoking teniendo contacto con el pókemon taladro por primera vez (nuevamente erecto), cuando se concentró en lamer el culo por 3era vez y volvió en sí a los segundos, su Braixen tenía el hocico hundido bajo los testículos de Álex, lamiéndole el culo… Nidoking no estaba en escena.
“Vaya, como quien no quiere la cosa, me termino gustando, ni se cuánto tiempo llevo ya comiéndole el culo.” – Pensó Serena que sin que su amado se lo pida, (que ahora disfrutando de una ruidosa lamida de culo de Braixen mientras se masturbaba) separó un poco el ano con sus dedos e introdujo su lengua en él. Sin embargo, uno de los protagonistas le tenía una sorpresa guardada…
Nidoking apresó las caderas de Serena con sus pezuñas y comenzó a frotar su probóscide contra su dolorido trasero.
- Ah, ahh, despacio, uuuh, aaaah… - Gimió Serena cuando sintió el enorme falo de cabezal chato ingresando directo en su culo. Serena se preguntaba ¿por qué en su culo? Parecía que de verdad los pókemon eran como sus dueños, teniendo su vagina disponible, pequeña y húmeda como una flor recién abierta, optaba por el culo recién estrenado de la joven.
Bulldozer tenía la lengua afuera, goteando saliva, extasiado con la sensación del ano de Serena ahorcando su polla, que con cada empuje entraba un poco más.
En efecto, era como su dueño, dado que, haciendo caso omiso a sus quejidos, pujó hasta que el incómodo cabezal le invadió el recto colmándolo con su peculiar superficie. Las fosetas laterales del pene emanaban lubricante, en especial en el interior del culo de Serena, que exprimía el falo con su anillo haciéndolo chorrear por los lados como si fuera un trapo escurriéndose.
- Aha, ah, ah, ah, aaah, sí, sí, aaah. – Gimió Serena relamiéndose la boca, con el sabor que el anilingus le dejó impregnado. – No puedo… creerlo… aah, ah, ah, debute analmente con un hombre y un pókemon, no puedo creerlo… ah, ah, ah, aaaah...
El pene de Nidoking entraba cada vez un poco más, estirando sus doloridas paredes. Cada punto de su recto estaba dilatado al extremo, tomando la forma de ese peculiar miembro viril que, para colmo, alcanzaba una dureza anormal para el tamaño que tenía. Serena no podía entender porque algo tan extremo le daba placer, cada vez que el inmenso falo retrocedía, veía las estrellas del gozo que le provocaba. El lubricante que emanaba le permitía entrar y salir con suma facilidad, por ende, no tardo en inflarse y comenzar a llenarle el culo de leche.
- Aaaah, uuuh, no, no, por Arceus, me llena toda, lo siento dentro de mí… su semen, me colma hasta el estómago con su semen. – Gimió tocándose el vientre. Sentía la inigualable sensación de estar comiendo a contramano, su estómago se llenaba lentamente con la semilla de rey ingresando desde su culo, de solo imaginar que todo su tracto digestivo estaba inundado de esperma la excitaba… parecía que cada día la línea de su límite de perversiones y nunca llegaba y siempre seguía avanzando.
Álex también gozaba con experiencias inéditas, como la de tener la lengua plana y el hocico de Braixen lamiéndole cada arruga del culo y refregándose en toda su raja y sus testículos incluidos. No tardó en llegar al clímax y eyacular en sus abdominales marcados, dejando varias salpicaduras de semen blanco y espeso que le llegaban desde la ingle hasta los trabajados pectorales.
Tanto Serena como su inicial se abalanzaron a su fruto lácteo y lamieron el semen en el cuerpo del hombre, los sorbieron de su piel hasta no dejarle ni una gota y subieron por su cuerpo hasta acostarse cada una a su lado, turnándose para besar sus labios y compartir sabores y olores como si repartieran un botín de guerra. La boca de Serena era la más difícil de besar en aquellos momentos, solo alguien con la experiencia y tolerancia de Álex podía animarse a mandarle lengua a esos labios en tal estado. Nidoking se marchó dela habitación satisfecho y orgulloso con la nueva novia de su entrenador, que había sido capaz de despertarle sus mejores recuerdos, en definitiva, le puso un punto final…
- Amor, creo que me voy a dar un baño... mi boca huele a… bueno, a culo. Y ya no me resulta excitante. – Susurró Serena agitando la mano ilustrando que el aroma que contaminaba el aire era emanado por ella. Agotada física y mentalmente de una manera positiva, se incorporó con sumo cuidado, le dolían partes del cuerpo internas que nunca daban ninguna señal de existencia. No obstante, tenía una sonrisa radiante imborrable. Se sentía como una chiquilla que tuvo un pase gratis a un parque de diversiones entero por todo un día, ahora no podía pensar más que en asearse y descansar.
- Ahorremos agua, te acompaño y después a dormir. – Aceptó levantándose quejumbroso, dejándole toda la cama a Braixen. Al dar el primer paso su rodilla sonó.
- ¿De golpe sentiste el peso de los años? –Bromeó. – Nada de ponerse toquetón, estoy a una corrida del desmayo, ya di todo, no tengo más que ofrecerte.
- ¿Ni siquiera una enjabonada de espalda? Así no tiene chiste. – Rio Álex ingresando al baño detrás de Serena, cerrando la puerta.
- ¡Hey, dije nada de tocar! ¡Un pellizco es tocar!
Otro punto a favor de la realidad por sobre la ficción era que no había nada mejor que un final feliz espontáneo a modo de broche de oro, una cereza sobre el pastel no planeada que coronaba el día mejor que el final de cualquier guion.
Capítulo 51. El mundo se volvió pokefílico
La ruidosa motocicleta se estacionó frente a un amplio jardín rodeado de una fosa de agua como si se tratase de la defensa de un castillo medieval. El sol se reflejaba en las aguas creando la ilusión de que el gimnasio de ciudad Celeste volaba sobre un colchón de luces. Un hombre de chaleco, musculoso y con un cinturón con cinco pokebolas se secaba el sudor de la frente con su muñequera de cuero.
Tras beber un trago de energizante para recuperar los nutrientes perdidos por una mañana de entrenamiento con Victreebel, Crobat, Arbok, Bisharp y Eelecktross (Nidoking tenía merecidas vacaciones), se dispuso a entrar. Álex, ya recuperado de una de las mejores noches de pasión en su vida, continuaba con su preparación secreta, tanto suya como de su equipo.
El gimnasio de tipo agua de ciudad Celeste había tenido más cambios de diseños de los que Álex podía recordar. Aún tenía gravado en su retina cuando tenía ese particular parecido con una carpa de circo teniendo una gigantografia de Dewgong sobre la entrada. El hogar de la medalla cascada ahora tenía un diseño sumamente mejorado, modernizado, con enormes techos de cristal solapados que le conferían aspecto piramidal, además de amplios jardines que desembocaban en la escalinata de la entrada.
En dichas escalinatas, un par de entrenadores esperaban desconcertados por noticias sobre la reapertura del gimnasio. Uno contaba con un Raichu y el segundo con un Electrode, sin dudas estaban deseosos de hacerse con la medalla que otorgaba Misty.
- Sigue cerrado. Ni siquiera están sus hermanas. – Le informó uno de los jóvenes entrenadores cuando Álex se aproximaba para entrar. Estaba sentado sobre su inmenso Electrode (dormido del aburrimiento) girando levemente como en una mecedora. Vestía un mameluco arremangado, guantes de electricista y un casco de operario. Su compañero, más casual, tenía una remera estampada, lentes de sol y una abultada con los colores amarillo y negros (decía “danger” en sus mangas). Álex detestaba esa manía que tenían los entrenadores de llamar la atención con sus vestimentas, aunque él, ese día, tampoco pasaba desapercibido con su feroz chaleco, sus muñequeras de cuero, cadenas y sus brazos musculosos al desnudo.
- Vi las noticias, sé que estuvo de viaje y ya regreso del Lago de la Furia. – Le dijo sacando una de las pocas reliquias que conservo de su relación con la pelirroja: las llaves de su gimnasio.
- ¿Espera, vas a entrar? – Preguntó sorprendido el muchacho con el camperón.
- Misty fue mi novia, puedo entrar cuando se me dé la gana. – Mencionó sacando pecho y dejándolos con la boca abierta hasta que cerró la puerta detrás de él.
Álex caminó hacia la recepción del gimnasio, años atrás atendida por la mayor de las hermanas de Misty: Daisy. Todo estaba mansamente iluminado por pequeños leds en las paredes que se reflejaban en el cristal de los acuarios, creando una atmosfera submarina.
Aunque el sitio por fuera había sufrido modificaciones radicales por dentro seguía pareciéndose a un inmenso natatorio amalgamado con un acuario. Sobre la cabeza del hombre había gigantescos cristales conteniendo diferentes especies acuáticas que nadaban mansamente y se movían agitando las aguas, dibujando sombras contra las paredes. Al hombre siempre le dio la sensación de que era un peligro tener tanta agua y cristal por sobre la cabeza de uno y para colmo, al estar cerrado, parecía más bien un gimnasio del tipo fantasma.
- Lo único más egocéntrico que un entrenador y sus vestimentas es la arquitectura de sus gimnasios, vaya locura de diseño. – Susurró caminando hacia la piscina principal por pasillos con enormes peceras a los lados, algunos Goldeen se pegaban al cristal para verlo pasar. De seguro Misty estaba entrenando con sus nuevas capturas como había escuchado en las noticias, por lo menos se veía algo de luz provenir de la arena.
Estaba a punto de llegar a la inmensa arena central, aunque decirle arena era solo un tecnicismo debido a que allí los entrenadores se disputaban la famosa medalla cascada, en realidad era una inmensa pileta de agua aclimatada con témpanos de hielo artificial flotando por doquier a modo de plataformas. No obstante… un extraño sonido lo hizo detenerse antes de ingresar…
Algo parecía chapotear, algo golpeaba la superficie del agua de manera escandalosa, Álex pensó que de seguro la pelirroja estaba practicando nado pataleando sobre una tabla de natación, aunque eso no tenía ningún sentido dado que era una excelsa nadadora y no necesitaba ningún artilugio para mantenerse a flote. De igual forma, el sonido era inconfundible, algo estaba en el agua dando golpes rápidos y húmedos, salpicando por doquier.
Cuando asomó, no lo pudo creer… Misty estaba en el agua, sí, sin embargo, no estaba sola ni nadando. Detrás de ella, sobre ella, contra el borde de la piscina, precisamente en la escalinata metálica, un gigantesco Feraligatr la envolvía con su cuerpo y la tenía atenazadas con sus enormes brazos rematados en garras. Álex quedó patidifuso y a pesar de ser un actor porno más que consumado y un recién iniciado en la pokefilia, tardó en darse cuenta de que Misty estaba siendo penetrada con violencia.
Su primer instinto fue intervenir en su socorro, por suerte, siempre pensaba antes de actuar. La joven estaba desnuda, con los ojos cerrados, soltando gemidos que evidenciaban un profundo placer, aunque por momentos parecían más quejidos de agonía, en especial cuando la cadera del pókemon se balanceaba bajo el agua impactando contra la suya. Sin lugar a dudas era una cúpula extrema, por más que no podía ver los detalles desde su posición y solo veía al enorme lagarto concentrado y su entrenadora gimiendo la diferencia de tamaño era abismal, no estaba ante una violación feral.
Su Nidoking era unos centímetros mayor a la media cuando ese Feraligatr era como metro y medio superior. Era colosal, hasta hacía pie en la piscina y el extremo de su cola se agitaba a varios metros de distancia, por momentos cubría a su entrenadora por completo con su cuerpazo. Misty, para su sorpresa, lo resistía y lo disfrutaba hasta cierto punto. Su rostro parecía mutar del dolor al placer de un segundo a otro. ¿Tantas eran sus ansias de ser penetrada por un inmenso pene que tuvo que recurrir a un pókemon tan grande?
Álex comenzaba a pensar tras su propia experiencia y ver a la entrenadora pelirroja que no eran los pókemon los preparados para copular con diversas especies sino ellos los humanos. Quizás fue la influencia del hombre lo que los volvió tan abiertos y preparados para las relaciones interespecies. Ver a Misty, una nadadora de estatura baja, delgada y de aspecto delicado en semejante relación con uno de los pókemon iniciales más grandes hablaba de una adaptabilidad física que no muchos se toman el trabajo de notar.
Tras varios minutos de silenciosa observación, Feraligatr se abrazó a la chica y la penetro con tanta fuerza que parecía que la partiría, a la vez que le pasaba una enorme lengua rosada por toda la boca, introduciéndosela en la misma en plena cópula. Cuando el titán de las aguas eyaculó toda su carga, Misty se estiró para tomar una pokebola sobre su traje de neopreno en la orilla y el gigantesco cocodrilo regresó complacido a su morada esférica. Al hombre le pareció ver el miembro por un momento antes de ser capturado, parecía un brazo despellejado y tenía el tamaño de uno.
Cuando puso su pie en el primer escalón para iniciar el ascenso, miro para arriba y vio a su ex en sus viejas fachas de motoquero: - Quien se va sin que lo echen regresa sin que lo llamen. – Dijo la joven al verlo, agitada, casi desmoronada contra la escalinata de acero.
- No sé si ese dicho se aplica a nosotros. Dentro de todo creí que habíamos hecho las paces. – Contestó viéndola cambiándose. Ahora entendía el porqué de su cambio de apariencia. El traje de buzo ocultaba las cicatrices y magulladuras que tenía en el cuerpo producto de las constantes y brutales cópulas con el pókemon quijada y sus peligrosas garras.
- ¿Disfrutaste del espectáculo?
- Solo me faltaron las palomitas. – Bromeó viéndola estirando su cuerpo muy dolorida.
- Te agradecería que no le contaras a nadie de esto. Te imaginarás el escándalo que armarían los puristas si se llega a saber de esto, pensar que hasta hace un tiempo estaba más de su lado que del lado en el que estoy ahora. – Pidió mientras tomaba una toalla y se secaba el pelo color zanahoria.
- Si supieras lo que yo hice. – Murmuró el hombre. - Me ofende que creas que puedo delatarte, al contrario, por poco me les uno.
- Lo siento, al parecer todos somos reemplazables, incluso tu… amigo. – Expresó dedicándole una mirada a la entrepierna por la que en otro momento juraba. – Como habrás visto Rage es especial en muchos sentidos.
- No sabía que podían ser tan grandes, cuando lo vi por primera vez casi salto al agua a ayudarte, aunque poco podría hacer.
- Que tierno, muero del asco. No es necesario, Rage me conoce muy bien y me quiere a su manera. Era el viejo líder de un gran estanque en Lago de la Furia, amo y señor de todo un cuerpo del agua dulce y no fue nada fácil capturarlo. No todos los pókemon pueden capturarse mediante un combate.
- ¿Tuviste que pelear en lugar de tus pókemon como en los viejos tiempos? – Intuyó Álex.
- Algo así. – Dijo guiñándole un ojo. – El muy hijo de puta tenía a montones de su especie y de otras razas a su disposición, era todo un rey en su trono, no le interesaba dejar su hábitat para venir a pelearse con los pókemon de los críos que vienen a mi gimnasio, ahí en el mismo lago, tuve que demostrarle que era digna de él, que podía ser su esclava y él mi amo, tuve que convencerlo por horas y aún sigo haciéndolo… tengo que rendirle tributo diario o se enoja, y no querrás verlo enojado. En cierta forma hago el trabajo de todas sus hembras cada día y por el momento no encontré el tiempo para volver a abrir.
Al parecer en su viaje había encontrado algo más que un pókemon para enriquecer su equipo. Ahora veía porque ni siquiera podía abrir su gimnasio, estaba lidiando con una bestia salvaje que apenas podía controlar, el nivel de ese pókemon debía de ser solo comparable con su edad. Rage no era apto para novatos, quizás hasta era demasiado para ella que era toda una maestra.
- Rage… de ahí el nombre, sí, le queda como anillo al dedo el mote. – Opinó mientras acompañaba a la maestra a las duchas del gimnasio, donde ella, sus hermanas y las diversas ayudantes tenía sus vestimentas, pokebolas y acceso a un P.C. - Mierda, Misty, un día van a regresar tus hermanas y van a encontrar tus restos flotando en el agua, estás jugando con fuego.
- Siempre supe como apagarlo, grandulón. No te pedí consejo de todas formas. – Le dijo pasándole un dedo por el trabajado pecho. Ahora que Álex notaba que Misty lo necesitaba menos que nunca se percataba de que su plan de conseguir un pókemon de ella hacía agua. En efecto, ya había conseguido un reemplazo de lujo con el que no podía competir.
- Decime en que te ayudo, te conozco y sé que no sos tan mierda como para delatarme pero tampoco tan santito como para venir de forma desinteresada.
- Necesito un buen pókemon de agua. – Dijo lisa y llanamente antes de explicarle sus intenciones de formar un equipo variado para desafiar al campeón en un combate y humillarlo públicamente en su propio juego.
- Cuanto exceso de confianza. Que seas bueno cogiendo no te hace bueno en un combate pókemon, además no te alcanza con ganarle, querés humillarlo. – Dijo con honestidad brutal. – Puedo darte uno, me sobran, aunque no sé qué me darás a cambio.
- Pensaba ofrecerte sexo, ahora no se si ofrecerte un trio con mi novia, conociendo tus celos terminarían arrancándose los pelos, así que me pondré en plan carbón y te exigiré un pókemon bueno o hare viral este video…
Álex le mostró un video breve pero claro tomado con su celular tomado desde la entrada a la arena. De suma claridad teniendo sexo con su nuevo consorte, su cabello anaranjado, su rostro desencajado, al reptil lamiéndola con pasión, no había manera de interpretarlo como otra cosa que no sea pokefília ilegal.
- Hijo de puta… con lo que me gustan los tíos malos, que me ahorcan, me rasguñan, me chantajean, esto es impropio de vos. – Dijo sin ser clara en su expresión. No parecía ni enojada ni sorprendida, casi que esa movida maliciosa de Álex le había sacudido la estantería como en los viejos tiempos.
- Esa bestia podrá cogerte a gusto, dejarte la piel como un mapa y usarte de pelota de stress, yo todavía tengo movidas que pueden destruirte de muchas formas.
- Mmmm que ricos me resultan los tipos hijos de puta, los cabrones de mierda… sé que un día voy a terminar destruida por mi obsesión con ellos. En fin, no me diste muchas opciones, en cambio yo te voy a dar 3 como si fuera el Profesor Oak. Llévate la que más te guste y me muestras aquí y ahora como borras ese video de tu móvil. ¿Okey?
- Tenemos un trato. – Aceptó entrando con ella a los lockers.
Misty se volvió a desvestir y estando desnuda, abrió su casillero personal en el que tenía 5 pokebolas encastradas en un relieve vertical, dejando a su Feraligatr en el único relieve vació. - ¿No abras pensado que te daría a él verdad?
- Bueno, le vi varias cicatrices como a vos, le falta una de las escamas el lomo, sin dudas tiene experiencia, me sería útil.
- Ni lo sueñes. – Lo reprimió sacando ese culito perfecto frente a él mientras se inclinaba sobre un P. C., llegando a un viejo P.C. del que tomó tres pokebolas. – Los tres son buenos, los tres lo valen, la elección es tuya.
Como llegó al mundo, la pelirroja abrió las tres pokebolas haciendo una pose innecesaria y tras unos segundos, los haces de luz dibujaron la forma de las opciones de Álex, entre uno de ellos, estaría una de las piezas clave para el armado de su equipo.
Continuará…
Starring sorpresa (nomás para pasar imágenes XD)
Misty y Feraligatr
¡Gracias por leer! El debut frente a las cámaras de Serena es INMINENTE, puede hacerlo sola o con alguna pokegirl de su elección (dentro de las que ya aprecieron en Pokeporn) ¿Cuáles quieren que regresen?
Si les gustó sean buenos y muéstrenme su apoyo puntuando y comentando, no sean Ratatas y no manden solamente a favoritos, please, escribir relatos no es algo de una hora y lo tienen gratis. Si no les gustó, por supuesto que entiendo que no den puntos o comentarios.
Capítulos anteriores:
Parte 12:http://www.poringa.net/posts/relatos/3897135/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-12.html
Parte 13:http://www.poringa.net/posts/relatos/3932899/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-13.html
Parte 14:http://www.poringa.net/posts/relatos/4010204/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-14.html
Parte 15:http://www.poringa.net/posts/relatos/4036524/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-15.html
Parte 16:http://www.poringa.net/posts/relatos/4076547/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-16.html
Parte 17:http://www.poringa.net/posts/relatos/4162502/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-17-Resubido.html
Parte 18:http://www.poringa.net/posts/relatos/4259656/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-18.html
Parte 19:http://www.poringa.net/posts/relatos/4350837/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-19.html
2 comentarios - A Serena le Gustan Mayores. Parte 20