Me desperté el domingo por la mañana con una alegría especial. El día anterior, mi madre me había hecho una paja para que no sufriera mi dolorosa erección que me producía mi terrible accidente. Aún no me podía creer que se hubiera tragado tantas mentiras. Por la noche me hice dos pajas más pensando en sus hermosas tetas que se movían al ritmo que marcaba su mano sobre mi polla. Correrme sobre ella me volvió loco y mientras tenía estos pensamientos, mi polla se puso de nuevo dura como una roca.
¡Necesitaba los tratamientos de mi madre! Me levanté con la polla asomando por encima del boxer, eso era lo único que llevaba puesto.
¡-Mamá, Mamá! - la llamé por la casa y no la encontré.
Entré en la cocina y sobre la encimera había un papel. Lo leí:
“Hijo tengo cosas que hacer y estaré todo el día fuera. En el microondas tienes comida no me esperes, ya regresaré.”
Me quedé compuesto y sin paja. Pues nada, la erección se me bajó después de orinar y tras ducharme, me puse a estudiar. Pasé todo el día solo, mi madre no daba señales de vida.
Eran las siete de la tarde cuando escuché que la puerta se abría. Sabía que era ella y mi polla empezó a crecer. Pensé en sacarla y tocarla para ponerla más dura y que me encontrará empalmado.
Pero ella rápidamente entro a su cuarto y cerro la puerta con seguro sin decirme ni una sola palabra.
Los días siguientes cuando iba a la cocina ya estaba listo mi desayuno en la mesa y ella salía más temprano a su trabajo, me iba a la universidad y al regresar igual estaba el almuerzo servido y no estaba ella y esto ya no podía seguir así, había que hablar sobre lo que había sucedido y fui a tocar la puerta de su habitación.
-! Mamá tenemos hablar, es necesario.. ¡
Demoró en contestar ella se sentía la única culpable porque desconocía que yo sabía lo que hacía en su cuarto y la fui calentando hasta que ya no tuvo control de sus actos, abrió la puerta y salió para hablar en la sala.
-!...Mamá te pido perdón por lo que pasó no debí tener esa erección cuando solo tenías la intención de ayudarme con el accidente pero las caricias de tus manos fue mucho para mí que ya no me pude detener, estoy muy arrepentido pero quiero que me entiendas y al verte así perdí completamente la cabeza olvidando que eras mi Madre ... ¡
-! Hijo acá la única culpable soy yo tú solo respondiste como adolescente a las caricias de una mujer que no supo controlar la calentura .. ¡
-!.. Bueno Mamá entonces la culpa es de los dos pero igual lo que disfrutamos ambos eso lo se podía negar.. ¡
Ella bajó la mirada sabía que tenía la razón y en sus ojos vi nuevamente que estaba caliente. .
Su cercanía producía que tuviera ya una fuerte erección y ella lo notó, así que dio por terminado la conversación y diciendo que era muy tarde fue a preparar la cena, calentura así que le di su tiempo.
Durante la cena los dos estamos inmersos en un silenció demasiado incómodo, evitaba mis miradas avergonzada mientras yo en mi mente pensaba alguna manera más de tocarla.
Pero para mí sopresa ella rompio el hielo haciéndome unas preguntas
- ¿Y qué te ocurrió la otra vez por qué la tenías tan dura si te había pasado algo tan doloroso?
-Ella había sacado el tema de nuevo
- Es muy raro… - le dije – Te vi allí,sentí tus manos y no me pude contener. Mi polla creció y hice todo sin pensarlo.
- Pero hijo, yo ya soy vieja y además tu madre…
- Ya, por eso me siento tan mal. – la miré con una expresión de falso arrepentimiento – Pero una cosa es verdad, tienes un cuerpo muy sexy…
- ¡Vamos niño, no digas tonterías! – reía con vergüenza y se puso colorada.
- Mama, ver ayer tus pechos fue el mejor momento de mi vida.
- ¡Cállate guarro! – podía ver qué aquellos comentarios, si bien la avergonzaban por venir de su hijo, le gustaba escucharlos.
Acabamos de comer sin comentar nada más. Yo la miraba de vez en cuando y ella bajaba la mirada, tocándose las ropas como si comprobará que no se le podía ver las tetas. Recogimos todo se puso a fregar y diciendo que hacía mucho calor me dijo que al terminar se iría a bañar , sabía que lo que intentaba hacer era calmar su calentura así tenia que hacer mi siguiente movimiento. .
Caminé hasta ella, mi polla estaba erecta con sólo pensar lo que iba a hacer era arriesgado pero pensaba que ya no tenía nada que perder.
Me puse junto a ella y la miraba de arriba abajo.
- Mamá … - puse mi mano en su culo y se lo acaricié - ¡Perdóname, no puedo evitarlo! – me coloqué tras ella y me arrodillé sin quitar mi mano de su culo.
- ¡Hijo no! – intentó protestar pero mis dos manos empujaba su culo e impedían que se girase - ¡No, por favor!
- No puedo evitarlo, mi polla me pide tu cuerpo y tengo que obedecerla. – le baje el short rápidamente y su hermoso culo cubierto solamente por una linda y delgada tanga apareció ante mi vista, no podía contener me mis manos empezaron a amasar sus cachetes como locas .
- ¡Para! – me ordenó con voz entrecortada y intentó girar su cuerpo .
- ¡No puedo Mamá, no puedo! – puse mis manos en sus muslos y subieron por ellos hasta agarrar sus bragas y hacerla girar. Me acerqué y le di un beso en el coño, sobre la delgada tela de la tanga sentí que estaba húmeda.
- ¡Tienes que parar! Soy tu madre decía tratando de contener algún evidente gemido de placer .
Sin pensar muy bien las cosas intente bajarle la tanga pero mi madre en un acto de defensa ante mi ataque sexual tomo un sartén y me golpeó ligeramente en la cabeza.
Sorprendido me retiré de golpe de ella y entre en razón corríendo a mi habitación, como si me hubiera arrepentido de lo que había hecho. Me tumbé en la cama con la polla a punto de reventar, quería tocármela y correrme, pero no tenía que resistir un poco más . Podía escuchar sonar los platos. Unos minutos después se hizo el silencio y quedé en la cama bocarriba y totalmente erecto.
- Hijo ¿estás bien? – me preguntó desde la puerta y podía ver perfectamente mi bulto.
- ¡Lo siento mamá! – le dije afligido - ¡No sé lo que me pasó en la cocina yo no quería....!
- ¡Tranquilo! – caminó hasta la cama y se sentó en el filo - Te lastimé? - Pregunto bastante preocupada
- No mamá tranquila no me haz hecho daño
- Hijo no puede volver a hacer eso soy tu madre y estoy muy preocupada por ti
- Lo sé mamá eres todo lo que más quiero en el mundo y no te quiero perder - dije con la voz más dulce que puede hacer - Pero mis impulsos me ganan y no se que hacer no puedo controlarme siento que voy a perder todo por esto
Mi mamá con un gesto de preocupación se quedó pensando unos minutos que para mí fueron eternos pero su respuesta fue justamente mejor de lo que esperaba escuchar
- ¿Que tal si te ayudo otra vez?
- ¿Enserio? - No podía creer que de nuevo se ofrecía a masturbarme
- Si hijo pero está será la última vez no podemos estar haciendo esto siempre tenemos que buscar otra solución – se puso de rodillas en la cama junto a mí.
- ¡Gracias! – acaricié su muslo mientras sus manos me denudaban de cintura para abajo.
Su mano agarró mi polla y casi estalla de placer. Me incorporé un poco y empecé a desabrochar su blusa. Nos miramos mientras su mano subía y bajaba, mientras mis manos iban de un botón a otro, hasta el último pero nunca protesto. Abrí su blusa y pude ver sus pechos al desnudo.
- Voy a por crema para que no esté tan seca, no quiero hacerte daño… - iba a soltar mi polla y la detuve.
- Echa un poco de saliva… - le dije y me miró dudando
Se inclinó sobre mi polla, su boca estaba a pocos centímetros de mi glande. Deseé que abriera la boca y mi polla se perdiera dentro. Echó un poco de saliva y agitó la mano de nuevo.
Miré sus pechos, aquellos oscuros pezones me atraían. Los acaricié con mis dedos y ella agitó su cuerpo. Me acerqué a ella que me miraba. Acerqué mi boca a su pecho, mi lengua acarició suavemente el endurecido pezón y mis labios lo rodearon para mamar su pecho.
- ¡Esto es una locura! – dijo gimiendo mientras su cuerpo se retorcía de placer.
Metí mi mano entre sus muslo para alcanzar su coño, se abrieron despacio y pude tocar su coño por encima del short. Su mano se aferraba a mi polla y la agitaba, me iba a correr. Me separé de ella y me coloqué en medio de la cama bocarriba. No hizo falta explicarle qué quería.
Se quito el short abrió sus piernas y se sentó sobre mi polla. Nos miramos inmóviles, acaricié sus pechos y sus caderas empezaron a moverse lentamente. Sus bragas se frotaban contra mi endurecida polla, presionando su clítoris.
La miré mientras nuestros cuerpos se daban placer. Cerró los ojos y empezó a gemir cuando su cuerpo fue invadido por el orgasmo que estaba sintiendo. Se movía cada vez más rápido y mis manos amasaban sus tetas. No dijo ni una palabra, todo fueron gemidos y gritos de placer.
Agarré sus caderas y la hice frotarse con más intensidad. Entre gemidos miró a su coño y pudo ver los chorros de semen que mi polla lanzaba desesperadamente.
Quedé agotado por el placer aunque nos agitábamos levemente, haciendo que sus bragas se empaparan con mi semen. Ella podía sentir el tibio calor de mi corrida en su coño. Se echó junto a mí y la abracé por detrás.
- ¡Qué hemos hecho! – dijo con preocupación. Pero el cansancio del placer hizo que se quedará dormida.
¡Necesitaba los tratamientos de mi madre! Me levanté con la polla asomando por encima del boxer, eso era lo único que llevaba puesto.
¡-Mamá, Mamá! - la llamé por la casa y no la encontré.
Entré en la cocina y sobre la encimera había un papel. Lo leí:
“Hijo tengo cosas que hacer y estaré todo el día fuera. En el microondas tienes comida no me esperes, ya regresaré.”
Me quedé compuesto y sin paja. Pues nada, la erección se me bajó después de orinar y tras ducharme, me puse a estudiar. Pasé todo el día solo, mi madre no daba señales de vida.
Eran las siete de la tarde cuando escuché que la puerta se abría. Sabía que era ella y mi polla empezó a crecer. Pensé en sacarla y tocarla para ponerla más dura y que me encontrará empalmado.
Pero ella rápidamente entro a su cuarto y cerro la puerta con seguro sin decirme ni una sola palabra.
Los días siguientes cuando iba a la cocina ya estaba listo mi desayuno en la mesa y ella salía más temprano a su trabajo, me iba a la universidad y al regresar igual estaba el almuerzo servido y no estaba ella y esto ya no podía seguir así, había que hablar sobre lo que había sucedido y fui a tocar la puerta de su habitación.
-! Mamá tenemos hablar, es necesario.. ¡
Demoró en contestar ella se sentía la única culpable porque desconocía que yo sabía lo que hacía en su cuarto y la fui calentando hasta que ya no tuvo control de sus actos, abrió la puerta y salió para hablar en la sala.
-!...Mamá te pido perdón por lo que pasó no debí tener esa erección cuando solo tenías la intención de ayudarme con el accidente pero las caricias de tus manos fue mucho para mí que ya no me pude detener, estoy muy arrepentido pero quiero que me entiendas y al verte así perdí completamente la cabeza olvidando que eras mi Madre ... ¡
-! Hijo acá la única culpable soy yo tú solo respondiste como adolescente a las caricias de una mujer que no supo controlar la calentura .. ¡
-!.. Bueno Mamá entonces la culpa es de los dos pero igual lo que disfrutamos ambos eso lo se podía negar.. ¡
Ella bajó la mirada sabía que tenía la razón y en sus ojos vi nuevamente que estaba caliente. .
Su cercanía producía que tuviera ya una fuerte erección y ella lo notó, así que dio por terminado la conversación y diciendo que era muy tarde fue a preparar la cena, calentura así que le di su tiempo.
Durante la cena los dos estamos inmersos en un silenció demasiado incómodo, evitaba mis miradas avergonzada mientras yo en mi mente pensaba alguna manera más de tocarla.
Pero para mí sopresa ella rompio el hielo haciéndome unas preguntas
- ¿Y qué te ocurrió la otra vez por qué la tenías tan dura si te había pasado algo tan doloroso?
-Ella había sacado el tema de nuevo
- Es muy raro… - le dije – Te vi allí,sentí tus manos y no me pude contener. Mi polla creció y hice todo sin pensarlo.
- Pero hijo, yo ya soy vieja y además tu madre…
- Ya, por eso me siento tan mal. – la miré con una expresión de falso arrepentimiento – Pero una cosa es verdad, tienes un cuerpo muy sexy…
- ¡Vamos niño, no digas tonterías! – reía con vergüenza y se puso colorada.
- Mama, ver ayer tus pechos fue el mejor momento de mi vida.
- ¡Cállate guarro! – podía ver qué aquellos comentarios, si bien la avergonzaban por venir de su hijo, le gustaba escucharlos.
Acabamos de comer sin comentar nada más. Yo la miraba de vez en cuando y ella bajaba la mirada, tocándose las ropas como si comprobará que no se le podía ver las tetas. Recogimos todo se puso a fregar y diciendo que hacía mucho calor me dijo que al terminar se iría a bañar , sabía que lo que intentaba hacer era calmar su calentura así tenia que hacer mi siguiente movimiento. .
Caminé hasta ella, mi polla estaba erecta con sólo pensar lo que iba a hacer era arriesgado pero pensaba que ya no tenía nada que perder.
Me puse junto a ella y la miraba de arriba abajo.
- Mamá … - puse mi mano en su culo y se lo acaricié - ¡Perdóname, no puedo evitarlo! – me coloqué tras ella y me arrodillé sin quitar mi mano de su culo.
- ¡Hijo no! – intentó protestar pero mis dos manos empujaba su culo e impedían que se girase - ¡No, por favor!
- No puedo evitarlo, mi polla me pide tu cuerpo y tengo que obedecerla. – le baje el short rápidamente y su hermoso culo cubierto solamente por una linda y delgada tanga apareció ante mi vista, no podía contener me mis manos empezaron a amasar sus cachetes como locas .
- ¡Para! – me ordenó con voz entrecortada y intentó girar su cuerpo .
- ¡No puedo Mamá, no puedo! – puse mis manos en sus muslos y subieron por ellos hasta agarrar sus bragas y hacerla girar. Me acerqué y le di un beso en el coño, sobre la delgada tela de la tanga sentí que estaba húmeda.
- ¡Tienes que parar! Soy tu madre decía tratando de contener algún evidente gemido de placer .
Sin pensar muy bien las cosas intente bajarle la tanga pero mi madre en un acto de defensa ante mi ataque sexual tomo un sartén y me golpeó ligeramente en la cabeza.
Sorprendido me retiré de golpe de ella y entre en razón corríendo a mi habitación, como si me hubiera arrepentido de lo que había hecho. Me tumbé en la cama con la polla a punto de reventar, quería tocármela y correrme, pero no tenía que resistir un poco más . Podía escuchar sonar los platos. Unos minutos después se hizo el silencio y quedé en la cama bocarriba y totalmente erecto.
- Hijo ¿estás bien? – me preguntó desde la puerta y podía ver perfectamente mi bulto.
- ¡Lo siento mamá! – le dije afligido - ¡No sé lo que me pasó en la cocina yo no quería....!
- ¡Tranquilo! – caminó hasta la cama y se sentó en el filo - Te lastimé? - Pregunto bastante preocupada
- No mamá tranquila no me haz hecho daño
- Hijo no puede volver a hacer eso soy tu madre y estoy muy preocupada por ti
- Lo sé mamá eres todo lo que más quiero en el mundo y no te quiero perder - dije con la voz más dulce que puede hacer - Pero mis impulsos me ganan y no se que hacer no puedo controlarme siento que voy a perder todo por esto
Mi mamá con un gesto de preocupación se quedó pensando unos minutos que para mí fueron eternos pero su respuesta fue justamente mejor de lo que esperaba escuchar
- ¿Que tal si te ayudo otra vez?
- ¿Enserio? - No podía creer que de nuevo se ofrecía a masturbarme
- Si hijo pero está será la última vez no podemos estar haciendo esto siempre tenemos que buscar otra solución – se puso de rodillas en la cama junto a mí.
- ¡Gracias! – acaricié su muslo mientras sus manos me denudaban de cintura para abajo.
Su mano agarró mi polla y casi estalla de placer. Me incorporé un poco y empecé a desabrochar su blusa. Nos miramos mientras su mano subía y bajaba, mientras mis manos iban de un botón a otro, hasta el último pero nunca protesto. Abrí su blusa y pude ver sus pechos al desnudo.
- Voy a por crema para que no esté tan seca, no quiero hacerte daño… - iba a soltar mi polla y la detuve.
- Echa un poco de saliva… - le dije y me miró dudando
Se inclinó sobre mi polla, su boca estaba a pocos centímetros de mi glande. Deseé que abriera la boca y mi polla se perdiera dentro. Echó un poco de saliva y agitó la mano de nuevo.
Miré sus pechos, aquellos oscuros pezones me atraían. Los acaricié con mis dedos y ella agitó su cuerpo. Me acerqué a ella que me miraba. Acerqué mi boca a su pecho, mi lengua acarició suavemente el endurecido pezón y mis labios lo rodearon para mamar su pecho.
- ¡Esto es una locura! – dijo gimiendo mientras su cuerpo se retorcía de placer.
Metí mi mano entre sus muslo para alcanzar su coño, se abrieron despacio y pude tocar su coño por encima del short. Su mano se aferraba a mi polla y la agitaba, me iba a correr. Me separé de ella y me coloqué en medio de la cama bocarriba. No hizo falta explicarle qué quería.
Se quito el short abrió sus piernas y se sentó sobre mi polla. Nos miramos inmóviles, acaricié sus pechos y sus caderas empezaron a moverse lentamente. Sus bragas se frotaban contra mi endurecida polla, presionando su clítoris.
La miré mientras nuestros cuerpos se daban placer. Cerró los ojos y empezó a gemir cuando su cuerpo fue invadido por el orgasmo que estaba sintiendo. Se movía cada vez más rápido y mis manos amasaban sus tetas. No dijo ni una palabra, todo fueron gemidos y gritos de placer.
Agarré sus caderas y la hice frotarse con más intensidad. Entre gemidos miró a su coño y pudo ver los chorros de semen que mi polla lanzaba desesperadamente.
Quedé agotado por el placer aunque nos agitábamos levemente, haciendo que sus bragas se empaparan con mi semen. Ella podía sentir el tibio calor de mi corrida en su coño. Se echó junto a mí y la abracé por detrás.
- ¡Qué hemos hecho! – dijo con preocupación. Pero el cansancio del placer hizo que se quedará dormida.
3 comentarios - Calentando a mi mamá ( parte 2 )