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Cuarentena 4

Para mis queridos 5 lectores:
El personaje y la geografía suburbana de este relato están explicados en "Cuarentena", la primera aventura de Lucas para disfrutar de un poco de sexo, necesidad esencial, con algún "pasivo de proximidad" que pudiera conocer en el barrio. 


Lo pueden leer acá:
http://www.poringa.net/posts/gay/3737613/Cuarentena.html


La segunda parte en

http://www.poringa.net/posts/relatos/3781177/Cuarentena-2-relato-gay.html


Y la tercera parte en
http://www.poringa.net/posts/relatos/3800213/Cuarentena-3-relato-gay.html



Si bien la cuarentena ya "casi" no existía, casi nadie le daba bola en realidad, a Lucas le había dejado una secuela más que positiva, había descubierto los "putos de proximidad", y se había culeado, y se seguía culeando, al nieto del vecino, al ferretero y al ayudante de la verdulera. Y si había tres, debería haber más, ¿verdad? Este gremio siempre está en expansión, ¿qué duda cabe?
Además, por esas cosas de las páginas de encuentros, había conocido, y disfrutado, de un par de tipos "gorditos", "ositos" como solemos llamarlos, uno de 20 y pico, otro de 40 y pico y otro de casi 70, hay putos de todas las edades, valientes que se animaron a ir al telo en cuarentena, apenas los re-abrieron, machos calientes que habían pasado meses sin pija y que estaban desesperados por tenerla bien metida en el orto. Y la verdad, Lucas se había enamorado de esas nalgas generosas, duras, húmedas, de esos ojetes que se hacían concha con una facilidad pasmosa, de esos pechitos no tan pechitos que podía amasar, mordisquear, besar, y sobre todo de esas pijas que dormidas casi desaparecían en los pliegues del escroto, dándole al chico ese aspecto de sexualidad ambigua que tanto morbo le daba.
Había que sumar proximidad y gorditos, y Lucas tuvo que cambiar de verdulería, total!, si lo que necesitaba de la boliviana ya se lo traían a domicilio y se lo servían en la cama.
En la otra cuadra había una verdulería auto servicio, grande, de precios baratos pero verdura trucha, algún sacrificio había que hacer para comer lo que uno buscaba. Laburaban 3 ó 4 tipos y un par de minas, pero había uno, el dueño, Tito, que satisfacía las especificaciones: cerca de 1,80, osito, barbita mal afeitada, mirada alegre, buena onda, un poco ordinario. Igual, Lucas no lo buscaba para discutir sobre filosofía griega, aunque no le disgustaba para nada que ese éfebo fuera su discípulo y que se arrodillara frente a la toga del maestro, buscando el epicúreo saber que sólo lamer un falo puede dar. Había que convertir a Tito en putito y el radar de Lucas le decía que ese culito ya se había comido alguna pija. Lo observaba cada vez que iba  a comprar, miraba cómo a veces los ojos de Tito se iban detrás de algún cliente, nunca de alguna clienta, buscaba gestos, sonrisas, esas cosas que usamos para detectar a los congéneres. Hasta que sin buscarlo se dio: sus miradas se cruzaron, Tito vio la mirada especial de Lucas, bajó son ojos, sonrió, se dio vuelta y agachándose se puso a ordenar unas manzanas, tenía puesto un jogging ajustado, negro, casi calza. Lucas comprendió en el acto que Tito estaba mostrando el producto. Se acercó.
-Che, ¿están buenas estas manzanas? Mirá que no me gustan paposas.....-
-Quedate tranquilo, están bien duritas y bien jugosas, te van a gustar. Llevá un kilo y si te gustan y querés más, vení hoy más tarde, cuando estoy cerrando y te hago precio-
-Dale, a la nochecita vengo- Tito le eligió tres manzanas y se las dio buscando el roce de manos-
-Esta noche me pagás todo junto-
-Bueno, nos vemos, cerca de las 8?-
-Sí, cerca de las 8-
Lucas volvió a la casa y se hizo una paja. Cerró los ojos mientras se la meneaba y vio esas nalgas grandes, apenas peluditas, se imaginó a Tito bajándose la calza cuando cerraba la verdu, buscando el pepino más grande y clavándoselo entre gemidos. Se lo imaginó goloso eligiendo una berenjena, una sola, para llevársela a la casa y disfrutarla después de la cena.  Su leche saltó con una fuerza increíble. 
Las horas no pasaban más, ni el trabajo remoto, ni las cosas de la casa ni las pelis lo distraían, quería el culo del Tito!!!
Lucas salió con demasiado tiempo de la casa, tenía que llegar cuando Tito estuviera por cerrar. Tuvo que dar un par de vueltas, comprar boludeces por ahí, hasta que al fin vio que los empleados estaban entrando los últimos cajones.
-Hola, perdón, ¿es muy tarde?-
-No, pasá tranqui. Ustedes vayan, yo cierro- Los dos tipos se fueron en el acto, aliviados de no tener que esperar que ese inoportuno eligiera vaya a saber qué. Pero Lucas ya sabía muy bien lo que iba a comprar.
-¿Viniste a buscar mis manzanitas?, esperá que cierro y te atiendo tranquilo.-
Apenas cayó la cortina, Tito cerró con llave y sonriendo sensual se acercó a Lucas
-Decime, qué manzanitas querés?-
-Me gustan las manzanas grandes, vos que me recomendás?-, le dijo Lucas frotándose descaradamente la pija, que ya comenzaba a abultar
Tito casi se pegó a él, agarró las dos manos de Lucas y se las llevó a las nalgas.
-¿Éstas te gustan?-
-Ésas son justo las que quiero-, respondió Lucas apretando al gordito contra su pecho.
El beso era urgente, las bocas se fundieron, la lengua de Lucas recorrió los labios, jugó con la lengua de Tito, se adueño de ese tibio recinto que seguro iba a alojar su pija, sus manos apretaron esas nalgas calientes, recorrieron la espalda, buscaron presurosas el elástico del jogging para meterse por debajo y tocar esa piel deseada, el gemido de Tito fue inmediato, su reacción también.
Separó a Lucas con sus dos manos, voló por el aire su calza y su boxer, se apoyó contra el mostrador y miró desafiante a su macho. -¿Qué esperás?-
Lucas se bajó la ropa, se escupió la generosa pija. -Abrite las cachas-, se la mandó de una.
-Aaaay, hijo de puta, qué tremendo pedazo tenés, me hiciste mierda-
-¿Querías pija?, ahí tenés pija-
-Aguantá un poquito-, dijo Tito cerrando los ojos y con un rictus de dolor en los labios, -desde antes de la pandemia que no me la meten, ahhh, ya está, ya está-
Lucas comenzó a moverse cortito y de a poco fue acelerando, el culito de Tito se fue dilatando y se fue mojando y haciendo conchita de macho. Al minuto los 19 cm de Lucas entraban y salían como un ariete del culo hermoso, grande, dilatado, durito de ese osito. Los gemidos de Tito se hicieron intensos
-Ay, papito, que rico!, si cogeme, cogeme, mmmmm, ahhh, metémela toda, ay mi amor!, cómo necesitaba una pija!!!-
La concha de Tito se puso más caliente, los gemidos se hicieron gritos y gruesos chorros de semen estallaron contra el mostrador, no habían pasado ni un par de minutos desde que Lucas había arrancado el mete y saca. Tito, jadeando giró la cabeza
-Perdoname Lucas, hacía tanto tiempo que no me cogían que no pude aguantar-
Lucas fue bajando el ritmo, -¿querés que sigamos en casa o preferís otro día?-
-¿En tu casa ahora?, ¿en serio?-
-Sí-, a Tito se le iluminaron los ojos.
-Bueno, mejor, no quiero dejarte así con la verga dura, aguantá que llamo a casa, invento algo y nos vamos-
Con la verga aún metida en el culo, Tito llamó a la mujer y pergueñó una mentira cualquiera.
A los 10 minutos estaban entrando a la casa de Lucas, directo al dormitorio.
-Ay, me muero!-, el marica dentro de Tito de a poco iba asomando, -desde 2019  que no me cogen en una cama, me puedo bañar mi amor?, quiero estar perfumadita para mi macho-
Lucas se sentó en la cama para verlo desvestir. La muy puta se puso de espaldas y fue bajando su pantalón despacito quebrando la cadera, luego el boxer despacito para que su cola vaya asomando. -¿Te gusto mi amor?-, Lucas estaba fascinado, en la verdu con el apuro casi no había mirado nada, sólo la puso desesperado, ahora contemplaba esas nalgas de osito, redondas, velluditas sin ser mono, esos muslos grandes y bien formados. Lo hizo dar vuelta, siiii, la pijita del gordito era cortita, no sobresalía ni 5 cm de su pubis. Tito se quitó el buzo con el logo de la verdu, ¡qué pechos preciosos!, -¿te gustan papito?-, la mirada embelezada de Lucas eran la mejor respuesta. -dale, bañate ya nena, sinó te violo-, Tito se fue al baño meneando la cola.
Lucas se desvistió, se lavó la pija, puso un video porno gay y se apoyó en el respaldo de la cama, mientras escuchaba correr la ducha. Tito salió vaporoso, sensual, Lucas fue a su encuentro, lo besó y se fue directo a sus pechos, lamió primero los pezones y luego apretando el pechito se lo chupó desesperado. La llevó a la cama y la puso boca arriba, se alejó de la cama para verlo, esa pancita redonda de osito joven, esas tetas grandes pero masculinas, ese pitulín parado, mojado de preseminal de no más de 12 ó 13 cm, se arrojó sobre Tito, se rompieron las bocas a besos, le besó la pancita despacito y luego, navegando esa redondez se fue a sus tetas, chupó, frotó, apretó, mordió. Tito ya más que gemir, gritaba de placer pero a pesar del placer su pija se fue durmiendo y desapareciendo, su culo, su concha de hombre mandaba, sus pechos mandaban, eso otro no hacía falta.  Estaba en las nubes, que un macho lo deseara, que un macho disfrutara de sus pechos, su culito ardía.
-Qué rico que estás Tito, mmm-, ¿se lo decía?, ¿se animaba?
-Lucas, mi amor, Tito se quedó en la verdulería, llamame Jessy-. Lucas se paró en seco, se le iluminaron los ojos, -esperame- buscó desesperado en el placard uno de sus trofeos, la tanga de Caro, una de los ositos que se había cogido en cuarentena y que había vuelto a su casa bien cogido y sin calzones.
-¡Ay mi vida, sos un dulce, gracias!, ¿me entreará?-
-Seee, vení- Lucas lo ayudó a ponerse la bombacha y Tito corrió al espejo a verse la cola, quebró la cadera, sonrió feliz. Abrazó con fuerza a Lucas y solita se puso en 4 en el borde de la cama. Ahh, ¡que visión!, pensó Lucas, esos muslos fuertes, esas nalgas inmensas, esa raya oscura de la tanga negra, cayó de rodillas, apenas abrió y su cabeza se perdió en ese tajo, su lengua al fin saboreó ese agujero rosado, tibio, trémulo, Jessy gimió, tembló, de sus ojos oscuros rodó alguna lágrima de felicidad, al fin!, al fín!, un macho se lo iba a coger, lo iba a hacer sentir la puta que era, lo iba a llenar de leche!!!
La lengua subía y bajaba por la conchita de hombre, se metía en el canalito tibio, de pronto paraba y Tito sentía mordisquitos suaves en los cachetes, mmmm, ¡que ricooooo!
-Ponémela mi amor, ponémela- Lucas se incorporó, le apoyó la cabeza pero sólo eso, Jessy miró extrañada, sonrió, se le ocurrió, empujó con su nalgas hacia atrás con fuerza y el glande de Lucas entró en su culito, el "ahhhhhhh" fue al unísono. Lucas puso una mano en cada lado de la cadera y empujó, la pija se fue de una hasta el fondo, un par de palmadas, sonoras, cayeron sobre esas nalgas peluditas y duras, un "ay papito soy tuya, haceme lo que quieras" y una nueva empujada de cola hacia atrás fueron las señales para arrancar el mete y saca, duro, fuerte violento.
La cama temblaba con cada embestida, el osito gemía a más no poder, pedía más
-Ay papi lindo así, dame duro, soy tuya, partime el culo, rompeme toda-
Lucas navegaba feliz ese culo inmenso, bombeaba, acariciaba, daba chirlos, golpeaba una y otra vez su pubis contra esas nalgas preciosas. Se la sacó, lo hizo correrse al centro de la cama y parado desde arriba lo comenzó a coger de nuevo, sacaba completamente su larga y gruesa verga del culito del gordo y se la volvía a clavar entera, una y otra vez. Se la sacó otra vez, lo hizo poner de costado en el borde de la cama. Su pija volvió a perderse entre esas nalgas calientes, su manos estrujaban los pechitos de Tito, sus ojos ardientes cruzaban miradas, el muy putito le tiraba besitos, su pija, entre sus muslos y su pancita era casi de nene, su culo, noooo, su culo era el culo de putazo de siempre, el que le habían roto en la adolescencia, cuando era el "gordo puto" del barrio, con el que habían debutado varios de sus amigos, varios de sus compas de escuela, el "gordo puto" despreciado pero buscado, al que le mandaba en mje "Tito ¿te dejás hoy?" y que cuando decía "no", le retrucaban "por favor, estoy recaliente". Ahora Tito gozaba feliz de su culo, asumido, disimulado claro, pero lleno de la pija de Lucas que lo hacían sentir en el paraíso.
Lucas lo hizo poner patitas al hombro, la volvió a clavar en ese culo mojadísimo, abierto total, su manos acariciaban esos bellos muslos, esa pancita de osito hermosa, sus miradas se cruzaban, los dos estaban en la estratósfera. Lucas aceleró, el final era inevitable, apretó a fondo, Tito sintió dilatar su cola, cerró los ojos, sintió los temblores de Lucas, a los gritos sobrevino el silencio, abrió los ojos, la expresión de felicidad y placer en la cara de Lucas eran su premio, una puta no necesitaba más, el calor partió de su culo abierto, subió por su perineo y estalló en sus bolas  y pija, la leche saltó abundante sobre la panza de Lucas, sobre su propio pubis. Las piernas cayeron, Lucas se inclinó sobre Tito, los charcos de semen se juntaron, besó sus pechitos parados, buscó su boca, se besaron suave, el rito ancestral había sido consumado.
Desde esa noche, Lucas va todas las semanas a comprar manzanas a lo de Tito. Son como a él le gustan, grandes, duras y jugosas. Pero lo que más le gusta es que Tito se las de a comer en la cama.

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