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Hermana Otaku 3era Temporada. Capítulo 3

¿Están listos para uno de los momentos más fuertes en la historia de Tamara la Hermana Otaku? Se vienen páginas no aptas para sensibles, donde se explorarán fetichismos de forma aún más explícita que antes. Hasta ahora sus aventuras fueron juegos de niños, aunque es la mejor en el fino arte del incesto va a descubrir que la prostitución, y en especial tratar con Roque, no es para cualquiera.

Se sobre las ansias de varios por este nuevo capítulo así que no la voy a hacer la introducción más larga, espero que lo disfruten tanto como yo disfrute escribirlo.



Protagonistas:

Tamara (Bee_farmer)


Hermana Otaku 3era Temporada. Capítulo 3

puta

oral

viejo

incesto


Los Simuladores

Antes de llegar a la casa y abrirle la puerta a su hija, como si nada hubiera pasado y solo la hubiera ido a buscar a algún boliche, Gustavo sacó su billetera, como siempre, predispuesto a hacer una transacción tácita.

Tammy, tan solo algo despeinada y ojerosa, ya tenía los labios limpios de toda evidencia criminalística. Estos dibujaron una sonrisita al ver que su padre sacaba algunos pares de horneros de su billetera, el billete de mayor denominación en Argentina.

- Papá, basta, sabes que no necesitas da

- ¿Cuánto necesita mi nena? – La interrumpió dejándole los billetes en la mano. – Si precisas más en la semana me pedís. – Le aclaró antes de entrar a la casa.

- No sos Tony Stark, deja de darme plata.

- Si no tengo no te doy, no soy boludo. – Sentenció.

- Despacio, quiero cazarlos con las manos en la masa como la semana pasada. – Susurró Tammy, traviesa como siempre guardándose el dinero sin disimulo. Aunque Gustavo no le agradaba del todo ver a su mujer, a la madre de sus hijos, siendo cogida por su retoño, estaba con las manos atadas. Si quería disfrutar de su juego perverso, tenía que aguantarse el daño colateral… al ver a su hija asomándose por la puerta portando ese monumental culo supo que podría ver a su mujer encamada con media docena de negros con tal de seguir disfrutándolo.

En efecto, en la habitación donde los hermanos dormían, Tomás estaba sobre su madre dándole caña como un animal desorientado, como una criatura que desconoció a su propia estirpe y confundió el agujero. Se cogía a su propia madre y de solo verlo, Tamara comenzaba a sentirse como nueva.

La morocha se acercó a verlos, abrazando a su “hermanovio” desde atrás, sintió su pecho acalorado expandirse por el esfuerzo, vio a su propia madre debajo recibiendo su buena cuota de placer semanal con los ojos cerrados, apenas soltando una respiración asilbatada para no despertar a sus nietos. Solo cuando Tamara besó con pasión a Tomás se percató de que eran tres en la misma recámara.

- Llegaste en… lo mejor… déjalo terminar… dame cinco minutitos. – Pidió Sandra sin un ápice de pudor, con sus bamboleantes tetas siendo sacudidas como peras de boxeo. Ya ni siquiera tenía el acto reflejo de ocultarlas cuando era encontrada así por su hija.

- Sigan tranquilos, yo espero. – Dijo Tamara sin dar señales de querer dejar la escena. - ¿La pasaste bien ototo-kun? ¿Okaasan te trató bien?

- Me desconcentran tus palabras raras, si vas a quedarte a mirar que sea en silencio. – La reprimió Sandra. Su hija obedeció y observó desde su posición al pene que le dio dos hijos entrar y salir de la vagina blanca y pulcra de Sandra. Esta parecía nerviosa aún con ambos retoños en silencio.

- ¿Pasa algo, mamá? – Dijo Tomás, sin dejar de darle caña, con el cuerpo a punto de sucumbir por el esfuerzo de una noche de pasión descontrolada, aunque silenciosa.

- Estoy bien, estoy bien, es que después de tantas acabadas… bueno, me cuestan más. – Admitió en un suspiro. – Mejor lo dejamos acá, de todas formas ya amaneció y…

- Nada de eso. – Intervino Tamara. – Entre nosotros no hay secretos, sé lo que necesitas para el último polvito. – Acto seguido, tomó uno de los pies desnudos de su propia madre y conectando miradas lujuriosas, se lo metió en la boca, con dedos y todo.

- ¡Ah! – Soltó Sandra tapándose la boca de inmediato al percatarse de que era peligroso gemir. – Tamara… por Dios, para… no es necesario, ah, ah, ah... – Su hija no respondió, tenía la boca deformada por el lascivo acto de comerse su pie.

Tomás hizo lo propio, le subió un cambio a la velocidad de su delgada pero resistente cadera y comenzó a chupar el talón del pie que quedó libre. Era bueno conocer los puntos débiles de cada quien, aunque los de ambos varones era básicos como la tabla del 2, los de Sandra requerían experimentar nuevas sensaciones, como sentir el inconfundible olor a pies y el sabor del sudor en la boca. A ninguno de los dos les molestó, al contrario, sentían que tenían el control total de esa mujer cuarentona que, mientras era penetrada y sus dos pies fetichistas chupados, se apretujaba las tetas hasta dejarse marca.

Ambos hermanos sintieron algo más que las sensaciones que esos pies les obsequiaban, el ambiente estaba caldeado, batido e hirviente como un brebaje de bruja, era espeso, podía entirse rodeándolos. Los alientos de los dos, que naufragaron costas prohibidas, sus cuerpos sudorosos, algunos al desnudo y otros con ropas que no ayudaban a mitigar la temperatura, el olor fuerte y acre de sus sexos frotados de mil formas, estar tan próximos uno con el otro les hizo respirar un poco de la noche que habían tenido como si pudieran compartir sensaciones lujuriosas de forma telepática. Con solo acercarse y sentirse Tamara y Tomás supieron lo que habían hecho con sus padres sin que tuvieran que describir nada.

Gustavo fue el último en entrar en la habitación y ver con orgullo fraternal a sus dos hijos ayudando a su madre a acabar, aún sin poder dar crédito a la clase de familia que había forjado, en extremo liberal y permisiva. Aunque los días en que reforzaron sus lazos familiares revelando sus secretos, el de Tomás teniendo relaciones con su madre y hermana y él con su hija, no eran tan lejanos, parecían pertenecer a otra vida. Había sido un punto de inflexión tan crítico que todo lo anterior no parecía haber sido vivido por él.

Tamara, había aportado su empujón final para que madre e hijo tuvieran el broche de oro de su función, ella tenía esa habilidad, siempre daba el plus, siempre daba más que lo suficiente y por eso la consideraba la mejor. La morocha lamía con mucho empeño entre el dedo gordo y el segundo cuando casi metiéndose el puño en la boca Sandra se corrió. Tomás, con su último aliento, como un protagonista de shonen, sacó fuerzas de dónde no había y se vino dentro de la vagina.

- Salió muy aguachenta, te limpiaría, pero ya tragué mucha leche, me va a hacer mal. – Le dijo Tamara viendo fijamente a la pija de su hermano salirse flácida, dejando escurrir un hilo blanco de semiente de entre los pulcros labios vaginales. Su agotamiento era tal que sin dudas había cogido con el pene a media máquina.

- Deja, yo me ocupo… mami siempre se ocupa de la limpieza de sus hijos. - Para sorpresa de todos, la blonda se puso en cuatro patas y gateó sobre la cama con su cuerpo de diosa de la fertilidad para cabecear sobre el pene de su hijo, más por competir contra su joven contendiente que por otra cosa. Incluso le dedico una mirada de satisfacción a su hija para ilustrar que se perdía lo mejor.

- Mama… uuuh, aunque se siente muy bien no va a salir nada, estoy muerto. – Le advirtió Tomás, aun recobrando el aire, casi a punto de quedar catatónico.

- Ya sé corazón, ya sé, es nomás para dejártela reluciente de limpia. – Dijo Sandra envolviendo el pene desde el tronco y estirándolo con sus labios hasta llegar al final.

- Eso no es una pija sucia. – La desafió Tamara. –La de papa quedó peor y se la limpie mejor en el auto, hasta volvió a acabar.

Sandra le dedicó una mirada asesina y dio por finalizada la noche (qué, en teoría, había finalizado hace un par de horas) y con cara de pocos amigos, comenzó a vestirse: - A ver si vos lo dejas descansar a Tomás, no puede ocuparse de llenarte el plato, cuidar a los chicos y encima cogerte todos los días. Empezá a mover el culo y a hacer algo, no todo es coger en la vida.

- ¡Mamá, no es necesario, estamos bien! – Intento detener la contienda Tomás. - ¿Otra vez van a pelear?

Ante todo, eso, Gustavo tan solo reía. Siempre era lo mismo, competían, peleaban, sin embargo, cuando era hora de dejar las armas y hacer el amor lo hacían sin problemas.

- Ahora es mi esposo, me tiene que atender siempre que se me cante. – Le retrucó Tamara. - ¿No Tommy? ¿No es tu deber cogerme toda durante la semana y no solo un día?

- ¿Tu esposo? Decime en que iglesia se casaron y por qué no fui invitada. – Pregunto con sorna elevando la voz mientras se acomodaba la tanga.

- Estás celosa porque tengo a tu hijito para mí todos los días y me lo cojo cuando quiero. – Siguió implacable Tamara. – Y sobre que mueva el culo quédate tranquila que lo muevo más y mejor que vos. Sino preguntale a papá.

- Bueno, bueno, suficiente. – Saltó al barro Gustavo. - Tengamos un sábado tranquilo, no volvamos a discutir como la otra vez, tan bien que la pasamos todos no podemos terminar riñendo como gallos de nuevo.

- Calláte vos, que estás contento porque la reventaste a esta. – Le saltó a la yugular mamá, acostumbrada a pelear en varios frentes como una leona acorralada por varias hienas. – Más te vale que no le hayas regalado el sueldo como la semana pasada porque te mato. – Finiquitó colocándose el apretado top de gimnasia.

- No, claro que no. – Dijo papá guiñándoles el ojo a sus hijos mientras su mujer terminaba de vestirse. - Me imagino que esa plata sobre el mueble de la entrada no la dejaste vos ¿No?

Ese último round, podía adjudicársele a papá, sin dudas había visto los billetes sobre las boletas impagas. Sandra, tras dejar la habitación chocando con su hombro a Gustavo, se dispuso a irse tomando sus cosas. Aunque el sexo había sido inmejorable, ambas mujeres se sacaban chispas cuando la luz del sol daba inicio a un nuevo día y las encontraba agotadas física y mentalmente.

- Vamos a no ser que quieras seguir dándole bomba a tu propia hija.

- Me encanta cuando te enojas. – La sorprendió papá abrazándola desde atrás, cariñoso como pocas veces. – Tranquila que si me das unas horas de descanso el domingo me ocupo de vos, no teme pongas celosa.

- ¡Basta, soltame! – Se resistió. – Ni te ilusiones, con todo lo que tenemos que hacer… ¡Y no dormimos nada encima! – Recordó abriendo la puerta: - Ah, y otra cosa, vos, mocosita, el próximo viernes Tomás se me viene conmigo, nos vamos a divertir con Nayla y Roberto. Está arreglado.

- ¿Roberto? No me acuerdo de ese chongo. – Pregunto extrañada Tamara, sin darle demasiada importancia mientras dejaba la habitación junto a su hermano.

- El hijo de mi amiga del trabajo. – Le aclaro. – Hace rato que quiere tenerme a mí y Tomás como aquella noche, no lo vamos a posponer más. Te vas a tener que quedar a cuidar a tus hijos para variar, borrega viciosa.

- Mientras papi se quede conmigo no tengo problema. – Aceptó Tamara. Ninguno de los varones supo si lo dijo en tono de aceptación o desafío, proviniendo de ella era más común lo 2do.

Sandra se despidió de su hijo con un pico y Tamara redobló la apuesta despidiendo a su padre con un chupón que le dio el set entero. Sandra estiró el brazo hasta que Gustavo se despegó de su hija y dejo la casa para volver a una semana de rutina y vida normal. Una vez a solas, la victoriosa se abrazó a su trofeo favorito, su hermano menor.

Abrazada a él, conectando miradas, sacó quién sabe de dónde un pequeño pero generoso rollito de billetes anaranjados. Tomás se estiró y tomó del mueble mediano (con un florero vació y boletas impagas debajo de este) una nada despreciable suma de billetes.

- Papá volvió a ganar, como siempre. – Dijo la morocha de manera triunfal antes de besar a su hermano como en los viejos tiempos, como siempre, a pura lengua y pasión. Sin soltar el dinero, Tomás abrazó a su voluptuosa hermana y le dio guerra a la lengua invasora de ella haciéndola replegar hacia su boca. Esas bocas eran un hervidero de olores y sensaciones, ambos tenían el aliento más cargado que el de un perro callejero y debido a eso, les gustaba tanto los besos después de las noches incestuosas, en especial besarlo después de besar a su padre.

- ¿Qué le dijiste esta vez? – Preguntó Tomás abrazado a su hermana, más alta que él. - Digo, para no confundirnos y mantener la misma versión.

- Lo de siempre. – Explicó con calma, dándole picos en los labios llenos de cariño. – Que llegas agotado, que no me atendés como es debido y que necesito de él cada viernes para sentirme llena. Lo que papito quiere oír, ya sabes, nada muy elaborado. ¿Y vos? ¿Qué le dijiste a mamá?

- No me dio mucho tiempo de hacer mi acting, con los peques arrancamos más tarde que ustedes, le dije igual que estaba preocupado por la salud de ellos, por su futuro, sobre cómo se van a tomar la verdad cuando sepan que…

- ¡Apa! No te anduviste con nimiedades, lo tuyo más que un problema de pareja fue una crisis existencial. – Se sorprendió ante la inventiva de su hermano. - Me gusta, pega bien con tu papel de hijo inteligente, cuando no estás cogiendo sos muy cerebral y meticuloso, solo cuando empezas a darnos bomba te pones como un animalito alzado.

- Bueno, también le dije que siempre me exigís más de la cuenta, a cualquier hora, todos los días y que por eso no estoy bien dormido.

- Me declaro culpable de eso jaja, metiste bastante de verdad en tu cuentito igual. – Observó acertada Tamara, volviéndolo a besar, casi tirando el florero del mueble cuando besó a su hermano contra él.

- Bueno, vos también metiste verdad, que disfrutas de los viernes de padre e hija no es invento. Lo bueno es que sueltan la billetera cada vez más fácil, les gusta creerse nuestros amantes ideales.

- ¿Viste? Te dije que si les endulzamos la oreja son más caritativos con sus pobres hijitos, y sobre papi, ya sabes que…

Tammy se disponía a darle la razón cuando un llanto en la habitación contigua al living los trajo a la realidad de padres. El sábado de recreo desenfrenado debía terminar.

- Es Hiro. – Reconoció el llanto su madre. A los pocos segundos se le unió en la queja Sakura. – Y ahí esta Saku, yo me ocupo, permiso mi amor. – Le dijo separándose de su hermano para atender a los gemelos. Sin que se lo pidiera, Tomás la acompaño al instante con dos biberones con leche materna que se había bombeado durante la semana, los llamados “emergency milk”.

- Está hambrientos, pobrecitos, estoy vacía, menos mal que tenemos la reserva. – Expresó Tamara que comenzaba a darle el biberón a Hiro. Tomás hacía lo mismo con Sakura, está se resistía. Aunque estaban acostumbrados al biberón, le tomaba el tiempo a su padre y lo rechazaban para ver si obtenían leche directo de la fuente. Tras insistir, pudo lograr que aceptara la mamadera.

Tras un momento familiar normal, que podría pertenecer a cualquier familia si se ignora el hecho de que son dos hermanos y su fruto incestuoso por duplicado, Tomás recolectó el dinero que quedó en el living mientras los gemelos jugueteaban con su madre sobre la cama, obligándola a mantenerse despierta a pesar de que los párpados le pesaban como cortinas de plomo. Él tampoco estaba mucho mejor, hasta rengueaba del cansancio.

En el ropero, como si de una comedia norteamericana de los noventa se tratase, tenían un fondo de ahorros en efectivo que consistía en un frasco lleno de billetes, era todo un “oopart”, esos objetos encontrados en yacimientos arqueológicos de tiempos que no coincidían. Con el trabajo de Tomás podían vivir bien, no sobrados, solo bien. Habían hecho todos los sacrificios necesarios para superar los tiempos difíciles, se vendieron las figuras de acción, las consolas con los videojuegos, también costosos atuendos de cosplay y ropa que ya a la morocha ya no le entraba… lo que Sandra y Gustavo les daban cada viernes, enternecidos por las artimañas de sus hijos, iba a parar a esos ahorros que tenían un objetivo claro.

-Crece como los peques. – Susurró Tamara viendo el frasco rebosante de efectivo, toda una rareza en los tiempos de mercado pago, criptomonedas y demás alternativas virtuales.

- Si queremos el mejor fin de año de nuestras vidas tiene que crecer más… - Reconoció Tomás tapando el frasco con una manta, arrastrándolo al fondo del placard con el codo y cerrando la puerta.

- De eso quería hablarte. – Prosiguió Tamara. – ¡Me surgió una negoción! ¡Como decían los necrófagos del Warcraft 3, carne fresca!

- No me hables de juegos amor, acordate que no hago un click para jugar de hace tiempo. - Se lamentó extrañando sus consolas y juegos, incluso los juegos en línea. – Dejame adivinar ¿Papa te ofreció algún puesto o algo así?

- No tiene tanto poder, amor. No es “El Padrino”, aunque me pasó el número de cierto gordo mafia al que puedo exprimir, siempre y cuando me dejes... – Le mencionó y Tomás cazó la idea de inmediato. Ya no era el mismo chiquillo inocente del principio que veía pasar indirectas como Neo esquivaba balas en Matrix.

- ¿¡Te vas a prostituir con un gordo!? – Se alarmó tanto que Sakura abrió los ojos sorprendida. - ¡¿Papá te pasó un número de un cliente?!

- No cualquier gordo ni cualquier cliente. – Lo sedujo Tamara con un tono de misterio. – Pensalo, si me das el sí arranco el chamuyo hoy mismo y veo si entre semana empiezo a exprimirlo, imagínate el jugo que le puedo sacar con mis atributos. – Expresó sumamente confiada moviendo la colita como si tuviera rabo y fuera un can feliz.

- ¿Me estás dando el veredicto a mí? Te noto muy entusiasmada, si queremos agigantar los ahorros no debería de negarme, digo, la que va a poner la piel sos vos.

- Es cierto, pero tampoco podría traicionarte y hacerlo a tus espaldas. Somos un equipo ototo-kun.

Tomás fue al comedor y dejó el biberón vació en el fregadero. Ambos se habían bebido sus respectivos desayunos y estaban más que despiertos, rebosantes y frescos como frutas en una clase de dibujo, con las pilas recargadas al máximo… ellos en cambio apenas podían sostenerse en píe, no obstante, como algún viejo sabio dijo “sarna con gusto no pica.”

- ¿Puedo saber quién es “el pichón”? – Dijo haciendo alusión a el episodio de “Los Simpson” Bart el Feriante, en el cual los que administran juegos de feria fraudulentos llaman pichón a quienes se ven como víctimas potenciales de sus juegos arreglados.

Tamara, que estaba en el sofá charlando con Hiro, casi dormida, sintiendo todo el peso del rigor nocturno encima. Sin abrir los ojos dijo: - Roque Andreoli.

Tomás se quedó en paralizado, deteniendo su marcha al sofá con Sakura en brazos de repente. Por poco hasta se le cae. – Amor, lo que cobres, nunca va a ser suficiente. Ese viejo es un asco. – Dictaminó por fin. - ¿Vas a tener el estómago? Digo, si le vomitas encima él se lo come y te vomita a vos… yo y papá somos Henry Cavill y Chris Hemsworth en comparación. ¿Te acordás de sus chistes? ¿El de la bruja?

Tamara asintió mientras Hiro le tironeaba de los pelos y jugueteaba con la cara de su madre, hundiendo sus manitas en sus mejillas pulposas y labios. – Papá dijo que está forrado en plata. Lo voy a intentar, total ahora es un viejo y seguro que puedo lidiar con un viejo verde. – Mencionó con seguridad. – Papa llega con lo justo cuando yo podría seguir por una o dos horas más, Roque que era una bola de grasa y es más grande va a ser fácil de exprimir, con que le haga un pete y le entregue el culo rápido ya le puedo cobrar lo que sea, papá hizo énfasis en eso, tiene plata.

- Buen plan, buen plan. – Admitió Tomás qué, aunque sentía un poco de picor de celos porque su amada hermana tendría que poner la carne ante un experimentado catador de asados, se había puesto una meta conjunta con ella y para cumplirla además de los sacrificios realizados (como vender hasta un Gameboy Color en su empaque original) debían aprovechar las oportunidades económicas que el destino les ofrecía. Tammy tenía una mina de oro, no, mejor dicho, criptomonedas por minar entre las piernas, tanto por delante como por detrás, debían de sacarle provecho a sus atributos naturales en pos del bien mayor.

- ¿Digo? Es un viejo gordo ¿Qué puede salir mal?

Tomás asintió casi tan confiado como ella. De no tener a la bebé en brazos se hubiera frotado las manos.


Hermana VIP

No paso mucho tiempo cuando en la cena del martes, Tammy le dijo a su hermano que el negocio estaba finiquitado y tenían día y hora. Roque la pasaría a buscar el miércoles a las 10 y media. Nunca dejaba de maravillarlo el poder de un buen culo, ahora que tenía tetas lecheras era un arma de destrucción masiva.

- ¿Y si te mandamos a Putin para resolver el conflicto a sentones? – Bromeo.

- No frente a los bebés, amor, ellos escuchan y se les quedan guardadas las cosas. – Lo reprimió. Su madre le dedicó una mirada sarcástica: “¿En serio?”

Entre avioncitos que llevaban las primeras papillas recibidos por los bebés en sus respectivas sillas, ella le pasó el celular para que viera el proceder de su hermana. Había sido una movida del tipo blitzkrieg, un ataque relámpago tan rápido como preciso que hizo caer al viejo en cuestión de pocos renglones, aunque el viejo zorro tampoco era un desentendido de esos temas.

Roque, canchero como pocos, se alegró con su saludo y tras un breve intercambio protocolar de saludos, Tamara aprovechó para “insinuar” que estaba buscando trabajo ilustrando s búsqueda con una osada foto veraniega de cuando aún era ilegal.

Deep Throat

hermana

Era una de las fotos sacadas durante las vacaciones en Miramar que Gustavo tenía retratadas en su oficina, aunque al viejo le envió una un tanto más privada a modo de presentación, una que no era apropiada para ningún ámbito laboral y ni papá tenía en su colección.

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madre e hijo

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- ¿No te fuiste un poquito al carajo con el precio? Jodeme que accedió.

- ¡Hijo de…! ¿Insinuás que no lo valgo? – Se molestó Tammy dedicándole una mirada asesina de hermana mayor, resabios que le quedaron enterrados en el subconsciente de tiempos más simples. – Me parece que alguien va a dormir en el sillón y no va a mojar la nutria hasta el viernes.

- No, no, en realidad no sé cuánto estarán las tarifas, es que para mí esa cifra no la pagaría ni por Scarlett Johansson.

- Si Scarlett Johanssonse te ofrece hipotecas hasta tu culo así que no inventes, he, y dale de comer a Hiro que lo tenes muerto de hambre. – Sonriendo ante las rabietas de su hermana, como las de antaño, continuó dándole de comer a su hijo mientras releía la conversación.

Hermana Otaku 3era Temporada. Capítulo 3

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Tras regalarse, Roque se tomó unas horas para hacer cuentas, quizás esbozar una coartada y al poco tiempo ya tenía fecha y lugar para la transacción más vieja de la humanidad.

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- Bueno, si te paga vamos a estar cerquísima de nuestra meta de fin de año. – Resolvió Tomás devolviendo el celular.

- Ni lo digas, no te creas que me gusta tener que acostarme con ese viejo cerdo… - Su hermano le contestó con una segunda sonrisa sarcástica. – Bueno, lo admito, hace rato asumí que soy una puta, me gusta empezara lucrar, aunque dudo que se me haga costumbre, tengo dos gemelos, un ototo-san y un otou-san, no doy a vasto. – Dijo balanceando sus infladas tetas.

- El problema va a ser la abstinencia cuando los peques dejen de tomar la teta. – Expresó realmente consternado mientras le daba la última ración de papilla a su hijo varón.

- Un problema a la vez, amorcito, un problema a la vez.

Los últimos mensajes del viejo, fueron lo único que decidió no enseñarle a su hermano. Ni ella sabía exactamente a qué se refería ni en que podía terminar, solo sabía que, si le permitía coger con otros por dinero, era importante no sobrecargarlo de información innecesaria para no preocuparlo.


Deep Throat

Lo que no era un secreto para la morocha era su habilidad para sacar a relucir sus atributos con su indumentaria, ahora más cercana a la de una e-girl que a una otaku. Estaba vestida para matar, como una representación de la Tsar, la peor bomba atómica construida por la humanidad, con un jean elastizado muy ajustado que le dejaba el culo inflado como dos grandes burbujas, un cinturón de tachas que refulgía en la noche porteña y grandes botas de plataforma que la hacían más alta de lo que era, tanto Roque como Tammy cumplieron con el horario y a las 10 y media del miércoles, Tomás los vio desde la ventana, subirse a un Toyota Yaris modelo 2019 color roja.

- ¿Vivís con tu hermano? – Le pregunto sin saludarla notando que Tomás los espiaba. Estaba vestido como un empresario, de traje, y camisa, sin corbata. Según tenía entendido por conversaciones posteriores, su mujer pensaba que salía a una cena de retiro de un compañero de trabajo (que nunca le menciono) en la otra punta de la provincia para justificar su tardanza.

- Si, nos llevamos bien igual. Es un amor – Dijo con una sonrisita nerviosa despidiéndose de su hermano con la mano, dejándolo muy avergonzado por haber sido descubierto.

- Como crecieron. – Susurró Roque mientras entraba al vehículo. Tamara no supo si lo decía por los hermanos o por sus atributos.

Estaba ante Roque, nada más y nada menos que Roque Andreoli, la persona que más despreciaba en los cumpleaños de su padre, al que siempre evito, al que siempre le resopló al verlo llegar y le esquivó el saludo, a punto de cometer prostitución con él, a pesar de que parecía un cerdo humanoide de un hentai fantasioso, a pesar de que tenía pequeños ojos calculadores de psicópata y la piel rosada de un bebe gigante… allí estaba, en la Toyota de Roque a punto de que el viejo la poseyera de todas las formas posibles.

- ¿No tiene mujer tu hermano? Capaz es puto. – Dijo mirándola de arriba debajo descuidando el camino en cada semáforo.

- No, no es puto. – Le dijo aparentando toda la calma del mundo, queriendo dar a entender que estaba en una situación normal cuando en realidad se prostituía por primera vez. Si viajaba en el tiempo para encontrarse con la Tamara adolescente para describirle esa situación pensaría que la Tamara del futuro tenía una curiosa demencia senil prematura.

El viaje se hizo largo, pasaron más de quince minutos y ya cansada de admirar el interior lujoso de la nave, comenzó a enviarle su ubicación a su hermano por si acaso. Roque lo notó. Lo que sus ojos tenían de pequeños lo tenían de precisos, eran como minúsculos ojos de araña rodeados de grasa, vigilando a la presa recién caída en su tela.

- ¿Preocupada, querida? – Y no era ninguna locura preocuparse, cada vez se veía menos sociedad por la ventanilla y la noche se había tragado toda luz diurna. Algún que otro semáforo, muchos árboles y luces de casas lejanas le habían ganado terreno al paisaje urbano.

- Es por seguridad, me miras tanto que tengo miedo de que choquemos. – Contestó orgullosa de su propia respuesta.

- No soy un delincuente, acá la única delincuente sos vos y tu tarifa, bebé. – Dijo relajeándola sin parar de pisparla. En cada semáforo parecía querer tirársele encima. Tamara no podía estar más complacida…

- No se enoje, Roque, va a ver que valgo la pena.

- Vamos a ver… - Dictaminó tomando un cruce hacia una ruta.

- “Lo toco y se corre, está a reventar, va a llegar sin fuerzas… es pan comido” – Pensando su siguiente jugada, si no provocaba un accidente de tránsito, sería un movimiento maestro.

- Pensar que antes me evitabas y me mirabas con asco. – Le dijo Roque sin faltarle a la verdad. - ¿Qué te hizo querer entregarme el rosquete? ¿Andas necesitando un hombre de verdad?

- A pesar de que en ese entonces era chiquita igual me daba cuenta de que es todo un hombre Don Roque, el problema es que no cualquiera puede pagarme lo que pido por mi culito y usted, además de hacérmelo bien me lo puede pagar como es debido ¿O me equivoco?

- ¿Tu culito lo vale, preciosa? No te das una idea de los que me he abrochado en mi vida…

- Va a quedar satisfecho Don Roque, ya le dije que no lo tengo de adorno… - Acto seguido, Tammy comenzó la famosa previa. El viaje se estaba haciendo muy largo y quería que el viejo supiera que no estaba ante ninguna novata. Si quería aparentar la experiencia en la prostitución que no tenía debía de hacer el primer movimiento.

- ¿Qué haces nena? – Le preguntó Roque, sorprendido porque Tammy le estaba acariciando la verga por sobre el pantalón. La morocha le palpó el bulto intentando identificar con su mano cada parte del sexo del viejo, parecía venir bien dotado, aunque al ser gordo no podía estar segura.

- Nada, Don Roque ¿Le molesta? Es que quiero llegar de una buena vez y me pongo ansiosa.

Eso era cierto, ya iban casi quince minutos de viaje, empezaba a temer que la llevara a la típica cabaña de película de terror en el medio de la nada.

- No falta mucho, me vas a hacer chocar. – Se sorprendió cuando le apretujó el bulto. - El lugar a donde vamos es más cómodo que el auto.

- ¿Si? Es que me encantan los autos, el suyo es precioso Don Roque y muy cómodo ¿Me puedo poner cómoda?

- ¿Qué? ¿Qué estás haciendo?

El Toyota Yaris no era el único vehículo de lujo que tenía más cambios de lo normal, Tammy sabía cómo pisar el acelerador para llegar a velocidades astronómicas. Como si fuera lo más común del mundo, se desabrochó el cinturón, se bajó el ajustadísimo jean y comenzó a masturbarse en todo lo que duró el viaje frotándose la vulva por debajo de su diminuta tanga.

- Ah, uum, uum, uum, aah, Don Roque… ¿Cuánto falta? Quiero que me coja, quiero que me coja toda…

- Falta poco putita, falta poco, mierda me vas a hacer chocar, sos más puta que las gallinas. – Susurró Roque girando la cabeza hacia ella cada pocos segundos, rojo como un tomate, en especial cuando se corrió la telita triangular para revelar su vagina siendo masajeada, las luces de los faroles y el tablero del vehículo la hacían refulgir como un anuncio de neón.

Los postes y los semáforos la iluminaban cada vez que atravesaba una columna de luz, revelando que se frotaba la vagina de forma lasciva sin dejar de ver al viejo, que cada vez le prestaba menos atención al camino. Los minutos pasaron y comenzaron a verse más viviendas, más vehículos compartiendo el camino y más departamentos… estaban por llegar Y Tammy también.

- No aguanto más Don Roque, me quemo. – Dijo mojándose los dedos con los que se frotaba.

El auto se estacionó de repente en un barrio de departamentos con estacionamiento interno: - Veni para acá, pendeja, te voy a sacar lo putita…

- Huy si, si… - Jadeó Tammy después de que Roque se desabrochara el cinturón y la cubriera con su inmenso cuerpo. Al mismo tiempo que la boca lasciva del viejo inundaba la suya con una marejada de sensaciones y morbo, sus gruesos dedos comenzaban a masajearle la vagina. - Ufff si habré deseado esto, como te hiciste esperar pendeja puita, te lo habría hecho hace años boludita, como perdiste el tiempo haciéndote la difícil…

- Necesitaba ganar experiencia para usted Don Roque, a esa edad me hubiera destruido. – Dijo con el antiguo jefe de su padre pasándole la lengua por toda la boca como en los videos pornográficos con japoneses que veía antaño. Desde que le enseñó a su Tommy a besar así no los volvió a necesitar, no pensaba que el viejo fuera a besar igual, lamiéndola, traspasándole saliva, llenándole la boca con olores y sabores ajenos a la suya.

- Me hubiera encantado partirte como un queso cuando eras borrega, te habría encantado si ya eras una putita…

La lengua del viejo, grande y gruesa como la de un toro, no se parecía a ninguna de las que había probado, ni la de Tomás, su padre Gustavo o incluso su tío Nacho, parecía mucho más escurridiza, además de que desprendía un aliento que podía tumbar un caballo, aun así, Tammy se mantuvo estoica dejándose manosear y besuquear por varios minutos, devolviéndole el beso a pesar del mal aliento. Los dedos del viejo a diferencia de su boca eran un deleite, gruesos como morcillas, le separaban los labios vaginales probando su elasticidad cada vez que la masturbaba y cada frotada le cubría la vulva entera…

- Vamos al departamento, dale que me costas tiempo. No pago 50 lucas por besuquearme como cando era pendejo. – Dijo sacándole los dedos de la vagina y chupándoselos haciendo una espantosa cara de deleite.

- No sea impaciente, Don Roque, me va a tener para todo lo que quiera. – Dijo encontrando el gustito que le dejo en la boca un poco más excitante. Todo ese juego de ser una prostituta comenzaba a excitarla y lo notó especialmente cuando al ponerse la tanga esta se le pegoteo a los labios como papel higiénico mojado.

El hombre la condujo (no le abrió la puerta como hacía su papito) tras esperar que se acomodase el pantalón y el cinturón fuera del oscuro estacionamiento, por un camino bordeado setos podados prolijamente. Era un barrio de departamentos de dos pisos, prolijo, limpio y con mucho verde entre cada edificio. Le explico brevemente qué, aunque era de su propiedad, su esposa no tenía conocimiento de él gracias a un subterfugio legal que Tammy no comprendió; algo relacionado a un testaferro de mucha confianza y otros laberintos legales en los que se perdía con facilidad. Tenía puesta la cabeza en otros pensamientos, como que a pesar de lo desagradable y turbio de todo lo que estaba haciendo, coger con Roque iba a ser su relación sexual más legal, por más que parecía mitad hombre, mitad cerdo, era más correcto hacerlo con él que tener gemelos con su hermano, hacerlo con su padre y hasta su tío, ni hablar de que ni su madre se salvó de su lujuria en el último cumpleaños de Tommy…

- ¿Entras nena? No te me distraigas. – La invitó a entras manoteándole una nalga ni bien estuvieron adentro. Ella se dejó manosear el culo en todo el trayecto hasta que le abrió la puerta al templo pirata. El departamento era el 4 del edificio 22, muy escueto en cuanto a muebles, sin dudas era su burdel personal donde podía dejar a su esposa más cornuda que un triceratops.

Al ingresar la embriagó un ambiente limpio y perfumado, así como bien iluminado y decorado. El viejo sabía cómo embelesar el lugar, debía darle el crédito. Su casa, a pesar de los esfuerzos de Tomás, quedaba como pocilga en comparación.

Tammy quiso volver a besarlo para arrancar la previa pero Roque la detuvo: - Me voy a poner cómodo, ahí tenes una heladera con bebidas, esa es la habitación, ponete cómoda ahí que en cinco minutitos arrancamos.

- Lo espero Don Roque. – Susurró acariciándole el mentón regordete, casi perdido sobre la papada.

El viejo ingresó al baño, quizás para limpiar alguna pérdida seminal que tuvo durante la calentura del viaje, para darse un cambio de ropas o descargar la vejiga (a los minutos se escuchó el sonido de la cadena). La morocha, con un andar triunfal, se paseó por el departamento admirando el estilo del mismo. Un sillón por aquí, otro por allá, todos con mullidos almohadones, sillas acojinadas, banquetas ordenadas contra la mesada de la cocina, no esperaba ese lado suyo tan ordenado, tenía un buen estilo, el departamento podía ser usado para cualquier producción porno de primer nivel sin desentonar.

Cuando pasó a la habitación notó cuán importante era para Roque ese departamento secreto. Como solía decirse, los hombres de verdad podían ser despelotados y descuidados en muchas cosas, más no con sus prioridades como sus vehículos y sus piezas. Esa recámara era un templo al placer y al buen gusto, Tammy sin saber lo que ocurriría, se dejó engatusar por espejitos de colores pensando que ese decorado costoso y ese buen gusto reflejaría la manera del viejo de tratarla. Ni bien Roque regresó, empezó a darse cuenta de que si quería desembolsar 50 lucas en una noche no la iba a tener tan fácil.

- Veni, nena, chúpame la verga, dale…

Roque estaba en una bata rosada con sus iniciales impresas, al entrar en la habitación y posarse frente a ella, se la desató y dejó al descubierto la pija más grande que Tammy vio en su vida en vivo: - ¿Y? ¿Qué esperas puta, nunca viste una buena pija? – Exigió manoteando su tronco y agitándolo. - Veni a mamar, gánate el pan y la leche de paso.

La morocha se acercó y la vio de cerca… subestimó las proporciones del viejo tanto en su imaginación como cuando lo palpó en el viaje. Tenía una tula que colgaba al menos a trece centímetros de su nacimiento estando dormida, curvada debido a que reposaba sobre una bolsa testicular grande y redonda. Si crecía de forma proporcional estaría ante la herramienta más gruesa y pesada que jamás manejó.

Aunque Tommy y Gustavo nunca la defraudaron y rendían con creces con sus proporciones, considerando a Tommy Jr. como la medida justa y a su papito solo un poco por encima de sus medidas, (tenía la vaga idea de que Nacho los superaba a ambos por muy poco, no lo recordaba con claridad) Roque era muy superior. Entre los 3 ninguno era una decepción ni algo excepcional como el rabo gordo y longo que le colgaba a Roque entre pierna y pierna, verga de la que se tenía que ocupar toda una noche.

Cuando Tamara se sentó en la cama frente a él, se inclinó y envolvió el pene con sus labios, bajando hasta ingerirlo sin problemas (dejando salir un chorrito de orina que termino en su boca) la verga flácida el viejo jadeó de placer. – Eso es, buena puta, mame la verga, dale, putita, más rápido…

Sin saberlo, Tammy estaba a punto de saber que iba a pagar cara su ambición y que, por querer exprimir al viejo, iba a ser ella la que terminar exprimida. Roque era más que un viejo verde, más que un viejo zorro, estaba por descubrir que sería su perdición.



La destrucción de Tamara


Impaciente como pocos, Roque para hacerla cabecear a un ritmo mayor, la tomó de los pelos de tal manera que le estiró el cuero cabelludo de forma dolorosa. La mujer sintió la sangre irrigando el cuerpo cavernoso dentro de su boca… en palabras vulgares, se la ponía dura mientas mamaba y cada vez se le dificultaba más contener sus arcadas, poco a poco, sin apaciguar la fuerza de su agarre ni un segundo, la pija de Roque no pudo ser tragada entera y el glande hacía tope contra la campanilla chocándola como si le diera un puñetazo a la garganta.

- Ah, ah, ah, así, así, chupe, chupe verga puta, yo sabía que eras una putita, de chiquita se te notaba. – Le dijo agarrándola aún con más fuerza haciéndole doler, sin dejar de mirarla con esos ojos inmundos y una expresión de cerdo asquerosa.

Tammy no supo si estaba totalmente erecto aún, parecía que seguía creciendo a pesar de estar superando los 18 centímetros y eso como mínimo. Su nariz ya no pegaba contra el vello púbico del viejo ni su pera contra sus huevos gordos, era como que la empujaba a medida que se endurecía. Y hablado de huevos, le sacó la verga de la boca para frotárselos por todos los labios y la nariz, empapándolos con su saliva: - Chúpame las bolas, dale, mételas en tu boca.

La morocha, obediente, a pesar del fuerte tufillo a sudor las masajeó con su lengua y las succiono. Tenía el escroto endurecido y las pelotas muy pegadas entre sí, saladas y agrias, aun así, succiono fuerte y pudo separar un testículo para que ingresara en su boca, empapándola con su saliva. Al menos chupando bolas no terminaba con la garganta a la miseria.

Sin darle descanso ni avisarle, le golpeteó la cara con la pija dura, salpicando su propia saliva en todas direcciones. Estaba dura, muy dura. Encima era grande, se dio cuenta mientras la “cacheteaba” con la verga que era más extensa que su rostro, el viejo venía muy, muy dotado. No era un viejito verde pijacorta ni un precoz, tenía experiencia tanto con las putas como con la trampa y lo demostraba. Había sido una tonta al subestimarlo de esa manera, creyéndolo un viejo putaniero y nada más.

- Traga pija nena, traga, así, así, muy bien, trague la pija. – De improviso, como todo lo que hacía y sin dejar de atenazarse al cuero cabelludo con sus dedos fuertes y gordos, la hizo tragar hasta el fondo, sin embargo, cuando hizo tope contra su úvula siguió empujando, quería que se la tragara toda de verdad, le estaba cogiendo la boca.

- Ackh, ackh, uughck, uhck, uhck… - Tammy no quiso amedrentarse y no ofreció resistencia. Soltando unos balbuceos guturales tan desagradables como naturales. Le brotaban del alma.

Mientras el viejo le balanceaba la cabeza de un lado a otro, como si quisiera desprenderse de una serpiente que le había mordido el miembro, las tetas cargadas de leche de Tammy se liberaron para balancearse desnudas. Así de intensa era la fellatio que le estaba realizando.

- Toda, toda, quiero que te la tragues toda, putita. Yo te voy a enseñar a querer estafarme haciéndote la vip cuando sos una putita barata. – Le dijo con una crueldad tan desmesurada como la fuerza con la que la mantenía sometida, empalada con una pija atravesándole la boca.

- ¡Aagggck, aaggck, gluuck!

Cuando Roque estuvo erecto del todo le fue imposible evitar las arcadas y en una contracción, puso su mano en la parte trasera de su cabeza, estrujando sus pelos se la mando a guardar hasta que la nariz de la morocha se hundió en el vello púbico y su mentón descanso en la bolsa blanda de sus huevos. Se la había metido hasta la nuca, sentía el glande estirándoselas cuerdas vocales y por más que le golpeaba las piernas con las manos e intentó liberarse para respirar, la mantuvo ensartada como chorizo por varios segundos, segundos que se hicieron una agonía.

- ¿Qué pasa putita? ¿No era que sos una profesional? Si te digo que la tenes que comer toda la comes toda ¿Entendiste?

Tammy, con dos chorros de saliva cayéndole de las comisuras y los ojos llorosos, asintió, haciendo esfuerzos denodados por mantener la cordura y parecer fuerte, decidida, confiada, la misma que le mando mensajes obscenos proponiéndole sexo anal a cambio de dinero… cuando en realidad, ya quería que la coja y que todo terminase.

Tras los segundos más agónicos de su vida (después del parto de los gemelos), Roque la desenfundó, y la dejo respirar. Sentía la campanilla de su garganta aplastada como una bombucha vacía. No obstante, la noche recién empezaba y repitió el ciclo varias veces. Cogía su boca, le refregaba los huevos, la cacheteaba con la verga y a volver a empezar…

- A la cama, vamos a la cama, boca arriba… - Aunque al principio pensó que le comería la concha o el culo, Roque se subió y camino sobre el colchón como una suerte de antigua deidad de la sexualidad. Se sintió ingenua al ver que no quería complacerla de ningún modo, él no era ni su Tomy ni su papi. - Me vas a chupar el culo, ya que te gusta tanto me lo vas a limpiar bien. – Dijo poniéndose de cuclillas sobre ella.

- Si… Don Roque, deme su culo, se lo voy a comer todo. – Contestó con la voz algo quebrada, con apenas una fracción de la seguridad que había tenido. Para su sorpresa, el hombre obseso sacó un control remoto de un bolsillo de su bata y su celular. Tras encender un equipo de música y ponerlo a un volumen moderado, comenzó a llamar. ¿Qué estaba pasando?

De improviso, mientras esperaba una respuesta y la música sonada, el hombre decidió que era momento de reclamar su servicio secreto, el que prometió que sería gratis porque le gustaba, el famoso y controvertido anilingus. - Hola amor, perdón… sí, si… estoy en el restaurant… no, todavía no. Voy a pedir una café o un té de boldo, no me decido.

Estaba hablando con su mujer mientras le apoyaba todo el ojete mugriento en la boca. No tenía consideración por nada ni nadie. Además de dialogar, llevaba a cabo otra acción: sacar una tableta de pastillas del bolsillo de su bata. Eran comprimidos rojos y ovalados que Tammy reconoció como viagra.

- Me voy a tomar un antiácido amor, si, voy a comer postre también jaja. – Bromeó. – Despues capaza vamos a algún barcito, la noche es larga y no lo vamos a volver a ver.

Tammy tuvo que tragarse algo más que sus palabras, con el rostro perdido entre ambas masas de carne amorfas, hundida en el colchón con el ano apestoso de Roque conectado a su boca, descubrió lo caro que estaba pagando su altanería, su codicia, quizás todos los pecados capitales realizados en su vida, que no eran pocos.

Amaba realizar anilingus tanto a su padre como su hermano, (no hacía falta ni decirlo) ambos tenían un nivel de higiene aceptable, algunas veces solo tolerable. A su papi en sus noches de viernes siempre lo tenía recién bañadito, con el culito fresco como una lechuga ideal para lengüetear. A Tomy le gustaba despertarlo con una chupada de culo mañanera precisamente para tener una aproximación más real a ese órgano tan tabú no apto para principiantes, Roque, no obstante, era otra historia… ahora entendía porque escuchó la cadena del baño. Se había echado un cago de tres kilos y se pasó una o dos hojas de papel higiénico de forma perezosa para que ella terminara el trabajo. La usaba de bidet humano, no había una forma delicada de decirlo.

- Vamos a quedarnos hasta tarde, a ver un show, capaz a tomar unos tragos… tranquila, no me van a agarrar, no te preocupes. – La tranquilizaba respecto a los controles de alcoholemia, sentado sin reparos sobre la boca de Tamara, dándole una lección invaluable: no aparentar algo que no era, como prostituta. Era una hermana otaku, quizás una e-girl también, no una puta digna de 50 mil la noche.

Por fin tras un intercambio de palabras rutinario le dijo que no lo esperara y cortó.

- ¿Te gusta el culo, he? Te lo deje ideal para vos, bien sucio para que lo disfrutes más putita. – Dijo tras colgar y apagar el equipo de música. La mujer no pudo responder, apenas podía mover sus labios y su boca de tan pegado que estaba a ella.

Para colmo, recordó que Tammy tenía una particularidad única, sus hermosas tetas de mamá cargadas de leche. Bajo él, descubiertas, con esos pezones grandes y marrones tan indefensos que comenzó a usar como juguetes, apretujándolos con fuerza hasta hacer brotar su leche de a chorritos.

- Era verdad, Dios, sos una mamá sucia ¿No te da vergüenza comerte un culo cuando tenés hijos que alimentar? – La reprimió de forma hipócrita mientras le apretaba ambas tetas hasta hacerlas chorrear. No le importaba desperdiciar su dulce leche, tan solo quería humillarla, despreciarla, hacerle ganar el dinero acordado dando rienda suelta a su perversión.

Cuando le agarró ambos pezones y se los estrujó hasta hacer saltar chorros de leche, quiso gritar de dolor sin lograrlo, las nalgas del viejo ahogar su quejido.

- Mmm dulce, muy dulce, hacía años que no probaba lechita de mamá. – Dijo roque lamiéndose la leche de los dedos antes de amasarle las ubres transformándola en una fuente de leche humana, salpicando su alimento hacia todos lados de manera impune, provocando una lluvia láctea. Tammy no podía hacer nada para evitarlo dado que estaba sentado sobre su boca. Aferrado a sus tetas, se mantenía de cuclillas contra su rostro, refregándole el ano por toda la boca y nariz mientras se lamia la leche en sus manos.

Con el correr de los minutos, el olor y el sabor a… desperdicio, se fue apaciguando y Tammy se soltó, Roque además les dio un descanso a sus pezones y le masajeó una teta entera con más calma mientras se masturbaba, además de despegar su ano de su boca. Respirar aire puro la tranquilizó y comenzó a soltar la lengua para introducirla en el asterisco mientras llevaba una mano a su vagina para tocarse.

- ¿Estaba rico el culo nena, te gustó? – Le preguntó sin dejar de masajearle una teta toda enlechada.

- Sí, mucho, gracias por su culo, Don Roque. – Le contesto abriéndole una nalga con una mano para lengüetearle la raja peluda, tratando de modular su voz, casi quebrada por el dolor en los pezones.

- Muy bien, buena nena, yo sabía que te iba a terminar gustando ¿Así que era verdad he? ¿Tanto te gusta chupar culos? Flor de puta resultaste.

- Sí, me gusta mucho, tiene un culito muy rico, Don Roque. – Mintió, aún debajo de ese nudo de globo grande con más pliegues que un trapo viejo. Por ese breve instante Tamara se sintió en control, sin embargo, Roque seguía erecto y queriendo reclamar cada parte de su cuerpo como suya. Era hora del plato fuerte, sin saberlo, esa sería la calma antes de la tormenta.

- Bueno, suficiente, ya te di el gusto, ahora me toca a mí… - Roque se incorporó sin esfuerzo, algo sorprendente para alguien de su peso y edad, parecía que a la hora de coger ganaba fuerza y agilidad. Quizás era como ella, que a pesar de tener un estado físico pobre el morbo les confería vitalidad.

- ¿Me va a coger toda Don Roque? – Dijo Tammy posicionándose para que le diera caña. Ya se había despojado tanto de su jean, como su escandalosa tanga empapada. Tan solo conservaba una blusa encordada que ya no cubría sus tetas. A un lado de la cama, estaba la bata arrojada de la que se había escapado la tableta de pastillas.

- Es viagra equino, preciosa, se usa en sementales. Mucho mejor que la famosa pastilla azul, te voy a reventar por jetona, pendeja. – Expresó y Tammy, con horror, vio que su pene estaba casi a punto de estallar, con las venas inflamadas y el tronco tan duro que parecía dibujarle estrías en el cuero.

A pesar de la panzota sebosa de Roque, pudo ver su amenazante herramienta siendo presentada a su vagina, era tan gorda y pesada que le colgaba como a un caballo. El viejo se posicionaba sobre ella, con todo su cuerpo gordo y sudado a punto de pegarse al suyo, con ese miembro que rondaba la ventana de centímetros a punto de destruirla, era un misil de carne a punto de dispararse en su pequeño bunker del placer. Aunque Tamara no era creyente, supo que era un buen momento para encomendarse a algún Dios, no iba a salir ilesa de esa noche, menos sabiendo que el sexo vaginal era una pequeña parte de la transacción.

No solo había prometido un anilingus, no solo le hizo una garganta profunda protocolar o le daría su vagina como cualquier puta haría… por el precio acordado, su culo estaba en juego y por primera vez sería penetrada por una verga no apta para principiantes. Con los ojos llorosos no por el dolor, sino por el miedo, sintió esa pija dura como la roca abriéndose paso por su vagina hasta hacer tope… no iba ni tres cuartos, por ende, el viejo pujó más y más, hasta que comenzó a bombearla sin misericordia más allá de su cérvix. Supo entonces, que no debió de haber apostado su culo ante semejante bestia, supo que se había equivocado y no tenía vuelta atrás… porque antes de partir hacia su departamento, antes de subirse a su lujoso auto, Roque le había depositado el dinero.

Los 55.000 mil estaban depositados de ante mano y ella había accedido a todos los servicios en el lapso de toda una noche, entre ellos, el anal. Estaba atada de manos, resignada y sin escapatoria, preguntándose como diablos iba a hacer para resistir ser culeada con semejante matafuegos de carne. El inicio del fin para ella, recién estaba comenzando.



Continuará…

hermana

Como digo siempre, gracias por leer, si apostaron a esta historia una vez más después de tantos capítulos se los agradezco. En serio quise contar sobre el “incidente Roque” en este capítulo pero se estaba volviendo peligrosamente extenso y no hay nada peor que tener que hacer recortes de último momento como ya me ha pasado.


Capítulos Anteriores:

Hermana Otaku Temporada 3. Capítulo 1:http://www.poringa.net/posts/relatos/4368552/Hermana-Otaku-3ra-Temporada.html
Hermana Otaku Temporada 3. Capítulo 2:http://www.poringa.net/posts/relatos/4418449/Hermana-Otaku-3ra-Temporada-Capitulo-2.html

5 comentarios - Hermana Otaku 3era Temporada. Capítulo 3

Eion2000 +1
Gracias hermano! Excelente tener de vuelta esta serie
El_Cochinoco +1
Gracias a vos por comentar, es un placer volver a escribir sobre estos personajes
Eion2000 +1
Vale, eres de los mejores! Y queda apoyarte
Alexhardickson +1
Jodeeeeeeer! Hostia puta pero que excitante forma de escribir, unas referencias a la cultura popular y temas de actualidad dignos de reconocerse. Señor, se a ganado mi admiración y espero que no tarde en traernos la siguiente parte.
El_Cochinoco +1
Bueno, me siento halagadisimo, me alerga que te haya gustado, casti todos mis relatos sn asi. Lamentablemente tanto esfuerzo y empeño no salen de un día para otro y mi defecto es que los capítulos tardan en salir.
Jungkook77 +1
Que buen capítulo... Me voy a quedar muy manija para el siguiente
El_Cochinoco +1
Se vienen escenas fuertes, muuy fuertes
laincestuosa2 +1
Porfavor, saca rapido el siguiente, no podemos esperar +10
El_Cochinoco
Tengo mis otras historias bastante abandonadas, esta es mi proridad, asi que antes de seguir con e´l capítulo 4 tengo que terminar otros relatos 😕 (igual muchas gracias por el apoyo)
tabooox +1
esta espectacular lo de los mensajes de texto, te encargo mas, te daria 100 puntos
El_Cochinoco +1
Gracias man, el siguiente esta en proceso
tabooox +1
esta zarpado y calienta como una pava lo de los mensajes de texto, mandale mucho de eso , es tu obra maestra ricas putasss