Hola soy Juli, tengo 26 años y llevo poco acá, pero me gusta compartir algunas vivencias que tuve y contarlas porque creo que el sexo libera, y esto es una manera de sacarlo y sentirme libre también conmigo misma. Si les interesa les dejo otras 2 experiencias que tuve, una en mi viaje de egresados del secundario y otra de un juego, un poco después.
El juego de la ruleta del sexo: http://www.poringa.net/posts/relatos/4471711/El-juego-de-la-ruleta-rusa-del-sexo.html
La esclava de un curso en mi viaje de egresados: http://www.poringa.net/posts/relatos/4474356/La-esclava-de-un-curso-en-mi-viaje-de-egresados.html
Esta vez les vengo a contar algo bastante reciente, de hecho algo que todavía está pasando en mi vida, pero que de a poco voy sabiendo cómo manejar.
Hace 2 años estoy en una relación con Fer, él es deportista profesional, cuerpo muy lindo, abdominales marcados, pelo castaño y una sonrisa que derrite a cualquiera. El primer año de relación fue excelente, ya que salíamos y disfrutábamos de hacer cientos de cosas juntos. Viajamos a todas partes del Mundo, casi siempre comíamos afuera, todo era color de rosas.
Acá en Argentina, a excepción de los futbolistas, un deportista no suele ser millonario. Sí, él ganaba bien, teníamos para estar tranquilos y ahorrar, incluso tenemos 2 autos, uno suyo y otro mio, pero siempre pensábamos que podíamos ganar más, y claramente el dinero nunca es suficiente.
En fin, hace poco tiempo, unos 7 u 8 meses, era una noche normal y tranquila de viernes. Decidí no salir, porque me acuerdo que tenía un cansancio acumulado de la semana, y me quedé en casa leyendo. No se hasta adonde importa, pero me acuerdo que estaba fanatizada con el libro "Rayuela" y había veces que hasta prefería quedarme atravesando esa experiencia que salir con mis amigas.
A Fer nunca le gustó la lectura. Él siempre salía, aún lo hace, y se juntaba mucho con sus amigos. Si me preguntan por celos, la verdad que no los tengo porque sí, él es hermoso, pero yo también me considero alguien muy linda, y sabía, estaba segurísima que Fer nunca me engañaría, a él le gustaba todo de mi. Amaba mi cintura, mi pelo morocho, mi cola y mi manera de cogerlo y provocarlo en todos lados adonde íbamos, a veces hasta en los supermercados me agachaba para agarrar algo y lo rozaba con mi cola o sin que nadie vea le besaba el bulto por encima del pantalón.
En fin, esa noche él había ido a jugar poker con su mejor amigo. Siempre iban a jugar contra otros deportistas que conocían, después de todo son todos como una comunidad y entrenan en el CENARD, que es un centro de entrenamiento grande que hay en Argentina.
Hasta ahí todo normal, era una noche como cualquiera hasta que recibo un llamado. Miro el teléfono y era Fer:
- Hola bombona, necesito pedirte un favorcito - me dijo rápido, con voz bajita. Se escuchaba que retumbaba el eco por lo que parecía que estaba en el baño.
- Si amor, lo que quieras, decime.
- ¿Me das permiso para apostar una noche con vos? Me quede sin guita y tengo poker de ases, no puedo perder la mano, y si gano nos llevamos una torta de plata. Te valuaron en mucha guita
- Fer, pero ¿vos estás seguro? ¿ Qué pasa si perdés? - pregunté algo preocupada.
- Nada amor porque no voy a perder, acá Mati viste que es medio pajero y piensa que te puede coger, pero si te apuesto podemos usar la plata y nos podemos ir el mes a Europa.
Aunque me sorprendió lo que me dijo, yo confiaba mucho en Fer, así que acepté, después de todo era una situación de ganar o ganar, porque no había chance de perder y ganaríamos un pastón de plata. No había peligro, después de todo, aunque yo no se jugar al poker, un juego de poker de ases debería ser la mejor mano.
Pasaron casi 2 horas y yo no pude volver a tocar el libro desde esa llamada. Me intrigó saber cuándo volvía Fer con el premio para empezar a planificar nuestro viaje juntos. Siempre había querido conocer Italia, particularmente el Coliseo, siempre me había llamado la atención.
El silencio de la noche lo rompió el timbre de la puerta. Yo estaba emocionadísima, así que salí a abrir así como estaba. Tenía un shortcito de ejercicio de entrecasa y una musculosa blanca, sin corpiño ni nada, total estaba lista para irme a dormir, no sin antes juguetear un ratito con Fer.
Cuando abro la puerta lo veo a mi novio, con la cabeza gacha y cabizbajo. No podía creerlo, mis planes ya no importaban, él sabía que me iba a convertir en la puta de otro hombre, y todo por una simple apuesta de mierda.
- Amor te juro que...
- No hables Fernando, sos un imbécil. ¿Por qué lo hiciste? Ahora me tengo que entregar a alguien para que no te maten, sos un boludo. Decime dónde y cuándo, nada más - le dije, aunque ni lo quería escuchar.
- Se baña y viene en 10 minutos. Me dijo que lo esperes en tanga y yo tengo que esperar acá en el sillón.
Subí y obedecí. Más allá de la traición y el dolor que sentía, yo quiero mucho a Fer, y no puedo permitir que algo le pase, nunca me lo perdonaría a mí misma.
Me puse la tanga blanca, una que no uso casi nunca y me vendé los ojos con una corbata de Fer, dejándome caer hacia adelante arrodillada, dispuesta a entregarme como parte de pago al ganador de esa noche.
Pasé unos 5 minutos así y escucho que abren la puerta.
- Ahí la tenes, es toda tuya, hacéle lo que quieras - escuché decir a Fer mientras volvía a cerrar la puerta.
Todo fue silencio. Sentía cómo el hombre se desabrochaba el cinturón y se alistaba para cogerme. Sentí un suspiro y noté que su mano agarró mi cola del pelo tirándome para atrás para ponerme de rodillas, e inmediatamente sentí su pija en mis labios.
Yo no podía ver nada, pero sentía los gestos de placer de él, y a veces creo que los exageraba para que Fer pudiera escucharlos desde el sofá.
Comencé a chupar, un rato largo estuve así. Cada tanto el hombre me separaba de su pene y me daba una cachetada, como para aprender a respetarlo, aunque ni siquiera sabía quién era. Me sentí su prostituta barata. No solo le había sacado toda la plata a mi novio, sino que además me estaba haciendo chuparle toda la pija.
- Que bien que chupas la verga puta de mierda. A ver qué tan bien la recibís ahora, y más vale que me guste eh - me dijo con un tono muy seco.
Me dio vuelta y me tiró hacia adelante. Hizo que me ponga en cuatro patas y sin aviso previo ni un segundo para ponerse un preservativo, lo sentí entrar. No puedo describir el placer que me generó esa pija. Ya había cogido sin forro si, pero ese calor interno, esas ganas de que nunca pare, todo se mezcló y se transformó en un grito de placer que nunca había hecho.
Debo admitir que la situación me calentaba. Apenas me penetró, llené su pija de jugos, y sentía como la piel del pene subía y bajaba, en ese juego peligroso de ser su premio y de humillar aún más a Fer que estaba seguro, nos escuchaba del otro lado de la puerta, y tiempo más tarde supe que también se estaba pajeando.
- Decime amo de acá a lo que queda de la noche, porque eso es lo que soy, y vos sos una sumisa que no tiene derecho a nada, entendiste - me preguntó.
- Si amo - respondí obedientemente gimiendo.
Me paseó por todas las posiciones posibles. Yo no entendía nada, pero cada vez sentía más placer y me sentía más mojada, hasta cuando pensaba que no podía más, el tipo me hacía acabar de nuevo, y él lo sabía.
Con su verga todo empapada en mis jugos incluso decidió hacerme el culo. No era muy habituada a eso, pero siempre lo tenía limpio y él no tuvo piedad. Cuando escupió mi agujero supe que mi destino era inevitable, y que esa noche iba a tener que entregar el culo. Me lastimó, grité muchísimo, pero no se imaginan lo que me calentaba saber que en el sillón Fer se quería morir. Él sabía que gritaba por placer, y le iba a costar para siempre el hecho de saber lo puta que fui, pero todo gracias a su idiotez.
Como mi culo estaba apretado, el macho sentía muchísimo más el sexo. Duró apenas 2 minutos penetrándome la cola y pegó un chiflido.
- Vení Fer, vení que ya toca - gritó el macho.
Inmediatamente la puerta se abrió y escuché pasos. Evidentemente era Fernando entrando a la habitación por la orden del ganador.
Me tiró y me alejó poniéndome de rodillas, una vez más, a merced de su final, de la coronación, esa que siempre me hizo sentir humillada.
Empecé a sentir los ruidos de su masturbación más acelerada y finalmente me sacó la corbata de los ojos para que pueda ver mi destino. Me preparé y cuando ví, al lado mio estaba Fer, agarrándose la cabeza y esperando, casi rogando que termine.
- A ver putita, abrí la boca - me dijo el hombre que ahora veía, pero que no conocía. Estaba marcado en los abdominales, y se notaba por la forma de tratarme, que tenia muchísima fuerza.
Obedecí nuevamente y me entregué, pero lejos de echarme toda su leche en la boca, decidió empaparme con muchísimo semen por todo el cuerpo, las tetas, la cara y el abdomen. Apenas terminó amagué a pararme para limpiarme, pero me detuvo con una mano en mi hombro y moviendo la cabeza negando mis intenciones.
Ví que Fer se levantó y se me acercó, casi desanimado y con cara de asco, se me acercó y me besó apasionadamente con mucha lengua. Apenas terminó ese beso siguió lamiéndome la cara, las tetas y cada resquicio de leche que quedaba en mi cuerpo. Se podía notar la cara de asco de mi novio y la risa dominadora de quien lo había convertido en cornudo y sumiso.
Una vez tomó todo abrió la boca mostrándosela al hombre, a lo que el macho volvió a hacer un gesto negativo con la cabeza, pero esta vez explicó:
- Te falta algo putito.
Fer volvió a bajar la cabeza y se dirigió a su pija que aún guardaba resquicios de semen mezclado con mi flujo. ¡Le chupó la pija! Sí, se la limpió toda, incluso el macho hizo que le chupe los huevos, y se cercioró que se haya tragado todo.
- Así me gusta, una puta humillada y un cornudo emputecido. Avisame cuando quieras la revancha en el poker putito, y vos cuando quieras que te vuelva a romper el culo trola - exclamó mientras se ponía la remera y la bermuda de jean que yacían en el piso.
Finalmente el macho se fue. Fer se levantó y tomándose la cabeza fue a sentarse en el sillón absolutamente avergonzado. Yo aguantándome la risa por haberlo visto emputecido me acerqué y lo abracé antes que se eche a llorar. Habiendo perdido casi todos nuestros ahorros y humillados, además de cogida yo y enlechado él.
Esa noche fue un quiebre en nuestra relación. Mi novio supo que ya no le pertenecería solamente a él, y yo descubrí que me encanta verlo humillado y quizás, en un futuro, hasta penetrado por la misma pija de quien me coge.
En el futuro volvimos a repetir situaciones similares y hasta mucho más fuertes, pero esa, es otra historia que les contaré más adelante.
El juego de la ruleta del sexo: http://www.poringa.net/posts/relatos/4471711/El-juego-de-la-ruleta-rusa-del-sexo.html
La esclava de un curso en mi viaje de egresados: http://www.poringa.net/posts/relatos/4474356/La-esclava-de-un-curso-en-mi-viaje-de-egresados.html
Esta vez les vengo a contar algo bastante reciente, de hecho algo que todavía está pasando en mi vida, pero que de a poco voy sabiendo cómo manejar.
Hace 2 años estoy en una relación con Fer, él es deportista profesional, cuerpo muy lindo, abdominales marcados, pelo castaño y una sonrisa que derrite a cualquiera. El primer año de relación fue excelente, ya que salíamos y disfrutábamos de hacer cientos de cosas juntos. Viajamos a todas partes del Mundo, casi siempre comíamos afuera, todo era color de rosas.
Acá en Argentina, a excepción de los futbolistas, un deportista no suele ser millonario. Sí, él ganaba bien, teníamos para estar tranquilos y ahorrar, incluso tenemos 2 autos, uno suyo y otro mio, pero siempre pensábamos que podíamos ganar más, y claramente el dinero nunca es suficiente.
En fin, hace poco tiempo, unos 7 u 8 meses, era una noche normal y tranquila de viernes. Decidí no salir, porque me acuerdo que tenía un cansancio acumulado de la semana, y me quedé en casa leyendo. No se hasta adonde importa, pero me acuerdo que estaba fanatizada con el libro "Rayuela" y había veces que hasta prefería quedarme atravesando esa experiencia que salir con mis amigas.
A Fer nunca le gustó la lectura. Él siempre salía, aún lo hace, y se juntaba mucho con sus amigos. Si me preguntan por celos, la verdad que no los tengo porque sí, él es hermoso, pero yo también me considero alguien muy linda, y sabía, estaba segurísima que Fer nunca me engañaría, a él le gustaba todo de mi. Amaba mi cintura, mi pelo morocho, mi cola y mi manera de cogerlo y provocarlo en todos lados adonde íbamos, a veces hasta en los supermercados me agachaba para agarrar algo y lo rozaba con mi cola o sin que nadie vea le besaba el bulto por encima del pantalón.
En fin, esa noche él había ido a jugar poker con su mejor amigo. Siempre iban a jugar contra otros deportistas que conocían, después de todo son todos como una comunidad y entrenan en el CENARD, que es un centro de entrenamiento grande que hay en Argentina.
Hasta ahí todo normal, era una noche como cualquiera hasta que recibo un llamado. Miro el teléfono y era Fer:
- Hola bombona, necesito pedirte un favorcito - me dijo rápido, con voz bajita. Se escuchaba que retumbaba el eco por lo que parecía que estaba en el baño.
- Si amor, lo que quieras, decime.
- ¿Me das permiso para apostar una noche con vos? Me quede sin guita y tengo poker de ases, no puedo perder la mano, y si gano nos llevamos una torta de plata. Te valuaron en mucha guita
- Fer, pero ¿vos estás seguro? ¿ Qué pasa si perdés? - pregunté algo preocupada.
- Nada amor porque no voy a perder, acá Mati viste que es medio pajero y piensa que te puede coger, pero si te apuesto podemos usar la plata y nos podemos ir el mes a Europa.
Aunque me sorprendió lo que me dijo, yo confiaba mucho en Fer, así que acepté, después de todo era una situación de ganar o ganar, porque no había chance de perder y ganaríamos un pastón de plata. No había peligro, después de todo, aunque yo no se jugar al poker, un juego de poker de ases debería ser la mejor mano.
Pasaron casi 2 horas y yo no pude volver a tocar el libro desde esa llamada. Me intrigó saber cuándo volvía Fer con el premio para empezar a planificar nuestro viaje juntos. Siempre había querido conocer Italia, particularmente el Coliseo, siempre me había llamado la atención.
El silencio de la noche lo rompió el timbre de la puerta. Yo estaba emocionadísima, así que salí a abrir así como estaba. Tenía un shortcito de ejercicio de entrecasa y una musculosa blanca, sin corpiño ni nada, total estaba lista para irme a dormir, no sin antes juguetear un ratito con Fer.
Cuando abro la puerta lo veo a mi novio, con la cabeza gacha y cabizbajo. No podía creerlo, mis planes ya no importaban, él sabía que me iba a convertir en la puta de otro hombre, y todo por una simple apuesta de mierda.
- Amor te juro que...
- No hables Fernando, sos un imbécil. ¿Por qué lo hiciste? Ahora me tengo que entregar a alguien para que no te maten, sos un boludo. Decime dónde y cuándo, nada más - le dije, aunque ni lo quería escuchar.
- Se baña y viene en 10 minutos. Me dijo que lo esperes en tanga y yo tengo que esperar acá en el sillón.
Subí y obedecí. Más allá de la traición y el dolor que sentía, yo quiero mucho a Fer, y no puedo permitir que algo le pase, nunca me lo perdonaría a mí misma.
Me puse la tanga blanca, una que no uso casi nunca y me vendé los ojos con una corbata de Fer, dejándome caer hacia adelante arrodillada, dispuesta a entregarme como parte de pago al ganador de esa noche.
Pasé unos 5 minutos así y escucho que abren la puerta.
- Ahí la tenes, es toda tuya, hacéle lo que quieras - escuché decir a Fer mientras volvía a cerrar la puerta.
Todo fue silencio. Sentía cómo el hombre se desabrochaba el cinturón y se alistaba para cogerme. Sentí un suspiro y noté que su mano agarró mi cola del pelo tirándome para atrás para ponerme de rodillas, e inmediatamente sentí su pija en mis labios.
Yo no podía ver nada, pero sentía los gestos de placer de él, y a veces creo que los exageraba para que Fer pudiera escucharlos desde el sofá.
Comencé a chupar, un rato largo estuve así. Cada tanto el hombre me separaba de su pene y me daba una cachetada, como para aprender a respetarlo, aunque ni siquiera sabía quién era. Me sentí su prostituta barata. No solo le había sacado toda la plata a mi novio, sino que además me estaba haciendo chuparle toda la pija.
- Que bien que chupas la verga puta de mierda. A ver qué tan bien la recibís ahora, y más vale que me guste eh - me dijo con un tono muy seco.
Me dio vuelta y me tiró hacia adelante. Hizo que me ponga en cuatro patas y sin aviso previo ni un segundo para ponerse un preservativo, lo sentí entrar. No puedo describir el placer que me generó esa pija. Ya había cogido sin forro si, pero ese calor interno, esas ganas de que nunca pare, todo se mezcló y se transformó en un grito de placer que nunca había hecho.
Debo admitir que la situación me calentaba. Apenas me penetró, llené su pija de jugos, y sentía como la piel del pene subía y bajaba, en ese juego peligroso de ser su premio y de humillar aún más a Fer que estaba seguro, nos escuchaba del otro lado de la puerta, y tiempo más tarde supe que también se estaba pajeando.
- Decime amo de acá a lo que queda de la noche, porque eso es lo que soy, y vos sos una sumisa que no tiene derecho a nada, entendiste - me preguntó.
- Si amo - respondí obedientemente gimiendo.
Me paseó por todas las posiciones posibles. Yo no entendía nada, pero cada vez sentía más placer y me sentía más mojada, hasta cuando pensaba que no podía más, el tipo me hacía acabar de nuevo, y él lo sabía.
Con su verga todo empapada en mis jugos incluso decidió hacerme el culo. No era muy habituada a eso, pero siempre lo tenía limpio y él no tuvo piedad. Cuando escupió mi agujero supe que mi destino era inevitable, y que esa noche iba a tener que entregar el culo. Me lastimó, grité muchísimo, pero no se imaginan lo que me calentaba saber que en el sillón Fer se quería morir. Él sabía que gritaba por placer, y le iba a costar para siempre el hecho de saber lo puta que fui, pero todo gracias a su idiotez.
Como mi culo estaba apretado, el macho sentía muchísimo más el sexo. Duró apenas 2 minutos penetrándome la cola y pegó un chiflido.
- Vení Fer, vení que ya toca - gritó el macho.
Inmediatamente la puerta se abrió y escuché pasos. Evidentemente era Fernando entrando a la habitación por la orden del ganador.
Me tiró y me alejó poniéndome de rodillas, una vez más, a merced de su final, de la coronación, esa que siempre me hizo sentir humillada.
Empecé a sentir los ruidos de su masturbación más acelerada y finalmente me sacó la corbata de los ojos para que pueda ver mi destino. Me preparé y cuando ví, al lado mio estaba Fer, agarrándose la cabeza y esperando, casi rogando que termine.
- A ver putita, abrí la boca - me dijo el hombre que ahora veía, pero que no conocía. Estaba marcado en los abdominales, y se notaba por la forma de tratarme, que tenia muchísima fuerza.
Obedecí nuevamente y me entregué, pero lejos de echarme toda su leche en la boca, decidió empaparme con muchísimo semen por todo el cuerpo, las tetas, la cara y el abdomen. Apenas terminó amagué a pararme para limpiarme, pero me detuvo con una mano en mi hombro y moviendo la cabeza negando mis intenciones.
Ví que Fer se levantó y se me acercó, casi desanimado y con cara de asco, se me acercó y me besó apasionadamente con mucha lengua. Apenas terminó ese beso siguió lamiéndome la cara, las tetas y cada resquicio de leche que quedaba en mi cuerpo. Se podía notar la cara de asco de mi novio y la risa dominadora de quien lo había convertido en cornudo y sumiso.
Una vez tomó todo abrió la boca mostrándosela al hombre, a lo que el macho volvió a hacer un gesto negativo con la cabeza, pero esta vez explicó:
- Te falta algo putito.
Fer volvió a bajar la cabeza y se dirigió a su pija que aún guardaba resquicios de semen mezclado con mi flujo. ¡Le chupó la pija! Sí, se la limpió toda, incluso el macho hizo que le chupe los huevos, y se cercioró que se haya tragado todo.
- Así me gusta, una puta humillada y un cornudo emputecido. Avisame cuando quieras la revancha en el poker putito, y vos cuando quieras que te vuelva a romper el culo trola - exclamó mientras se ponía la remera y la bermuda de jean que yacían en el piso.
Finalmente el macho se fue. Fer se levantó y tomándose la cabeza fue a sentarse en el sillón absolutamente avergonzado. Yo aguantándome la risa por haberlo visto emputecido me acerqué y lo abracé antes que se eche a llorar. Habiendo perdido casi todos nuestros ahorros y humillados, además de cogida yo y enlechado él.
Esa noche fue un quiebre en nuestra relación. Mi novio supo que ya no le pertenecería solamente a él, y yo descubrí que me encanta verlo humillado y quizás, en un futuro, hasta penetrado por la misma pija de quien me coge.
En el futuro volvimos a repetir situaciones similares y hasta mucho más fuertes, pero esa, es otra historia que les contaré más adelante.
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