Hola, mi nombre es Juli y soy nueva en la comunidad, y aunque siempre consumí estos relatos, esta vez quería compartir el mío que marcó mi vida. No se si van a leerlo o si les importará, pero al menos me gustaría compartirlo, ya que se trata de una historia real.
Pasó hace ya unos años, cuando tenía apenas 19, hoy con 26 todo esto lo hubiera pensado muchísimo más, y en ese momento estaba en una de esas relaciones adolescentes donde nada es formal, todo es desordenado. Para ese momento no me consideraba muy linda, si bien siempre fui muy flaca, tenía algunas pecas, anteojos medio de nerd y algo de culo, no era de tener muchas tetas.
Mi familia nunca fue de tener mucha plata, mi papá tomaba mucho y mamá casi siempre estaba afuera trabajando, por lo que siempre tuvimos que rebuscarnos las cosas para conseguir lo que podíamos. En ese momento yo salía bastante con mis amigas, estaba en 1° de la universidad y tenía varias parejas con las que tenía sexo, pero todo casual, nada estructurado, no me interesaba mucho.
No me olvido de la noche donde llamaron a la puerta, creo que fue 12 o 13 de abril, pero a eso de las 8 de la noche escucho los golpes adelante. Hugo, el dueño del bar donde papá solía ir a emborracharse lo traía en andas, como si fuera una bolsa de papa.
- Hola Ju, perdoná que vengo a dejar a tu viejo, ¿lo puedo tirar en el sillón?
- Hola Hugo, si, dejalo por ahí, donde siempre.
Ya estábamos acostumbrados que a papá lo traiga algún amigo en andas o a ir a buscarlo a alguna esquina porque alguien lo encontró tirado y avisaba a la policía.
- ¿No queres tomar algo? - le digo a Hugo
- No querida, ya tengo que irme, tengo que cerrar unos negocios del bar, estamos creciendo bastante y estoy a mil con eso.
- Bueno, avisame cuando necesites una moza o algo eh.
Siempre solía tirarle a Hugo la posibilidad de tener un trabajo, al fin y al cabo me alejaba de casa, y ese era el lugar donde solía ir con mis amigas, así que todo significaba tragos gratis y encima chismoseo con amigas, el combo perfecto.
- Sabes que aún no podemos contratar, pero si sé de algo te aviso. ¿Mismo número de siempre?
- Sip, nunca lo cambié, cualquier cosa escribime, soy una gran empleada.
- No lo dudo, ahora disculpame que tengo que irme. Adios hermosa - se despidió dándome un beso en la mejilla.
Los días pasaron, mi vida no cambiaba mucho. Estudiaba, ayudaba en casa con las comidas y limpiaba de vez en cuando. Cuando podía, me iba de escapada con mis amigas al bar donde generalmente me invitaban los tragos porque sabían que yo no podía pagarlos.
Unas tres semanas más tarde y para mi sorpresa, Hugo me escribió un mensaje: "Hola Ju, ¿todavía andas buscando un laburo?". Claramente mi respuesta fue afirmativa. Ni dudé en decirle que sí e inmediatamente avisarle a mis amigas que iba a trabajar en el bar de Hugo.
Era 3 de mayo cuando me presenté a la entrevista. Pensé que era una formalidad, porque yo a él lo conocía desde los 14 años, cuando papá se había vuelto adicto. Cruzo la puerta de madera y me esperaba él, sonriente y con un manojo de papeles.
- Vení, tomá asiento - me dijo con voz tranquila.
- Gracias Hugo, te juro que nunc... - me interrumpió
- Pará Juli, antes que nada quiero decirte que es un laburo de 1 sola vez y es ya mismo, no tengo mucho tiempo, acá en estos papeles está el monto que vos recibís, son 500.000 pesos como adelanto, más una posibilidad a futuro de volver a hacerlo por el doble -
- ¿Qué? ¿Tanto? ¿Para qué? - ya no me gustaba para donde estaba yendo la conversación.
- Sexo Juli, no conmigo, con otros chicos, pero sus papás tienen mucha guita y les gustan las pibas lindas y bueno, pensé en vos, pero tranqui porque si no queres no. Es un juego en verdad, no es con todos juntos, ni siquiera te van a ver la cara -
Yo ya había jugado juegos sexuales, no voy a mentir, y me llamaba la atención la posibilidad de hacer 1 palo y medio pesos por 2 veces jugarlo.
- ¿Juegos como qué Hugo? - pregunté
- Es como la ruleta rusa, hay 3 mujeres intercaladas entre 9 hombres. Se los van cogiendo por tiempo y cuando suena el silbato pasan al próximo. El juego termina cuando uno de los 9 acaba en alguna de ustedes, por supuesto sin forro.
- ¿Y si quedo...? - volvió a cortarme
- Tranquila, si llegan a acabar adentro tuyo, ese jugador es el perdedor y deberá pagarte el doble de la manutención del chico, es un futuro asegurado, además, ¿qué chances hay de que te toque a vos?
Lo pensé y discutí un rato con Hugo, pero no había mucho tiempo. Me dijo que tenía 2 minutos para pensarlo, y me imaginé lo mucho que podía ayudar a mi familia, así que firmé y me hizo entrar rápido al vestíbulo, donde estaban mis dos compañeras.
- Chicas desde este punto les prohibo hablar, pasando la puerta blanca esa están los chicos ya en posición, y el árbitro determinará los cambios y el perdedor. La primera vuelta será de 1 minuto nada más, cuando completen los 9 será de 3 minutos, luego de 5 y así hasta que acabe uno de los chicos.
Las tres nos miramos y no dijimos nada mientras nos desnudábamos por completo. La plata era en todo lo que pensaba, aunque no me gustaba idearme estar embarazada, había pensado en cogermelo despacio así no tiene tanto apuro.
Una vez que las 3 estuvimos completamente desnudas sonó un silbato del otro lado de la puerta. Esa era nuestra orden de entrar. Primero entró la rubia, una chica con muy buen cuerpo, y aunque no era tan linda de cara, las tetas que tenía compensaban todo. Después fue el turno de la colorada, algo más pálida y con menos curvas, pero también con buen porte delantero. Finalmente crucé yo y vi el círculo al que nos enfrentaríamos.
Los chicos estaban en círculo bastante separados uno de otro, desnudos, con los ojos vendados sentados en una silla con respaldo y atados de manos por detrás. La habitación era algo fresca, pero había un foco por encima de cada uno de ellos, era lo único que iluminaba el cuarto, además de unos números rojos, como si ese lugar fuese específicamente para ese juego. El árbitro era un gordo casi sin pelo, y se nos acercó, sin hablar nos dio la mano llevándonos a nuestras postas y eran de manera intercalada, para dar tiempo de respiro. Nos ubicó frente a nuestro lugar desde donde iniciaría la ronda y fue a su silla en uno de los costados.
Ahí estábamos nosotras, sentadas delante de las pijas paradas de chicos de nuestra edad y jugándonos el destino, esperando que la desgraciada fuera alguna otra de nosotras tres.
Cuando el árbitro sonó el silbato debíamos montarnos, y al segundo silbatazo comenzar a subir y bajar sobre los penes de estos chicos. Y así fue, el primer chico era rubio, con apenas barba y tenía brackets, supongo que tenia entre 17 y 18 años.
Comencé a cogerlo de a poco, y sentía sus gemidos de placer. No podía creer lo que estaba haciendo. El pibe me decía "dale puta salta, salta que para eso te pago, asi vas a mantener un pibe de lo trola que sos". Ahí sentí verdaderamente que no quería jugar, pero el silbato frenó el minuto.
Me bajé con algunas lágrimas en los ojos y recorrí los 3 metros que me llevaban al chico de la derecha. Este era morocho, con una verga más grande y aún no había podido coger a alguna otra chica, ya que estábamos intercaladas.
El silbato volvió a sonar y tuve que empezar a cogérmelo. El sonido en la habitación era solo de gemidos, de los jugadores y de nosotras, que sentíamos esa verga entrando y saliendo. A pesar de seguir con lágrimas, lo abracé para poder sentir un poco más el calor de él, y escuché cómo gritaba y quería librarse de las esposas en su espalda.
Nuevo silbatazo y el minuto había acabado. Ahora tocaba una nueva posta, con otro chico, y así sucesivamente. Sabía que mientras iba pasando el tiempo todo se tornaba más peligroso, ya que te encontrabas con vergas que sentías su líquido y deseabas que fuera la de la rubia o de la colorada que ya habían pasado por ahí.
Cuando finalizamos la vuelta, las postas se volvieron de 3 minutos. Nuevamente me tocó empezar por el chico de los brackets, y sabía que esas pijas no iban a aguantar mucho más. Tras el primer silbatazo coloqué la punta de su verga en el límite de mi vagina esperando la señal del árbitro. Segundos antes de empezar el pendejo me dice "preparate puta porque es a vos a la que quiero dejar llena de leche".
Sin tiempo para mucho sonó el silbato y el pibe pegó un salto arriba con la silla. De ese empujón me hundió la verga y pegué un gemido que fue tan fuerte que vi como los otros chicos que no estaban cogiendo ponian más dura su verga. Incluso tuve que abrazar al de los brackets porque sentí que algo se me iba a romper.
Saltaba normal, sabía que tenía 3 minutos y que era un tiempo muy largo para un adolescente que tiene ganas de acabar. Ya se sentian gritos de esfuerzos de los hombres más que gemidos de las mujeres, ninguno quería perder, salvo el que tenía yo. "Vine acá solo para que no te olvides nunca que me perteneces puta" me dijo mientras yo lloraba desconsoladamente.
Él comenzó a moverse y a ponerse duro, sabía que iba a perder, aunque la verdadera perdedora iba a ser yo. ¿Qué voy a hacer con un pibe de uno de 17 años? ¿Cómo le explico esto a mi familia?
- "Ay si, ay si puta, mira como te voy a coger toda, toda para mi vas a ser trolita" - no paraba de decirme el pendejo.
Miré el reloj, quedaba 1 minuto, todavía podía aguantar, pero ya él había encontrado un movimiento en la silla, y la cabeza del pene estaba a punto de reventar adentro mio. No podía creerlo, lloraba desconsoladamente, y como él se habia reclinado, mis lágrimas caian sobre su pecho mientras yo saltaba sobre él ya sabiendo de mi destino.
De repente los gemidos y ruidos de sillas moviendose se cortan con un estrepitoso grito:
- NOOOOOOOOOOOOOOOOOO POR FAVOR NOOOOOOOOO
La rubia lloraba en el piso, al costado de uno de los chicos. El árbitro silbó 2 veces y salí inmediatamente de arriba del desagradable chico de los brackets y me acerqué a mi compañera de juego.
- Señora, por favor abra las piernas y déjeme examinarla - dijo el árbitro mientras la rubia no paraba de llorar en el suelo desconosalda.
- POR FAVOR NOOO, TIENE QUE SER UN ERROR
- ¡Final del juego señores, hay una impregnación! - gritó el árbitro.
Yo no dejé de aliviarme y rápido me alejé del círculo junto con la colorada. Dejamos a la rubia en el piso llorando desconsoladamente, mientras nos mirábamos incrédulas.
Rápidamente Hugo entró a la habitación y nos llevó al lobby para bañarnos y cambiarnos, despues de todo habíamos sido garchadas por 9 pijas de adolescentes y estuvieron a punto de acabarnos adentro.
Luego de higienizarnos, Hugo nos juntó y nos dió una tarjeta a cada una con 500.000 pesos de saldo. Ninguna de las dos quizo hablar demasiado.
- Tomen chicas, su parte, fueron las ganadoras del juego de la ruleta rusa, las felicito. Recuerden que la próxima vez si quieren participar solo tienen que escribirme y recibirán el doble, siempre es bueno tener jugadoras repetidas - marcó Hugo con la sonrisa de siempre
- ¿Qué le va a pasar a la... - interrumpieron el intento de pregunta de la colorada
- Tranquila, de eso nos encargamos nosotros, pero recuerden que no pueden hablar de nada de lo que pasó acá, lo firmaron y ahí dice que podemos tener acciones legales porque acordaron a todo esto.
Ambas tomamos las tarjetas y nos fuimos. Aún se notaban lágrimas en mis ojos cuando llegué a casa y me vi en el espejo, con la colorada no hablé, pero por su tranquilidad sospecho que ya había estado ahí. Mientras tanto cuando llegué mi viejo estaba dormido en frente del televisor y mi casa en absoluto silencio.
En la noche sentía cómo me habían cogido por guita y pensaba lo que habrá sido de la rubia y del pibe que le acabó adentro, pero trataba de alejarme de eso. Lo que no podía parar de sentirme arrepentida era cada vez que usaba la tarjeta que Hugo me había dado, esa tarjeta que marcaba mi destino, esa tarjeta que indicaba que estuve muy cerca de perder en la ruleta rusa y estar obligada a criar a un bebé de un rico, como si fuera una esclava.
Pasó hace ya unos años, cuando tenía apenas 19, hoy con 26 todo esto lo hubiera pensado muchísimo más, y en ese momento estaba en una de esas relaciones adolescentes donde nada es formal, todo es desordenado. Para ese momento no me consideraba muy linda, si bien siempre fui muy flaca, tenía algunas pecas, anteojos medio de nerd y algo de culo, no era de tener muchas tetas.
Mi familia nunca fue de tener mucha plata, mi papá tomaba mucho y mamá casi siempre estaba afuera trabajando, por lo que siempre tuvimos que rebuscarnos las cosas para conseguir lo que podíamos. En ese momento yo salía bastante con mis amigas, estaba en 1° de la universidad y tenía varias parejas con las que tenía sexo, pero todo casual, nada estructurado, no me interesaba mucho.
No me olvido de la noche donde llamaron a la puerta, creo que fue 12 o 13 de abril, pero a eso de las 8 de la noche escucho los golpes adelante. Hugo, el dueño del bar donde papá solía ir a emborracharse lo traía en andas, como si fuera una bolsa de papa.
- Hola Ju, perdoná que vengo a dejar a tu viejo, ¿lo puedo tirar en el sillón?
- Hola Hugo, si, dejalo por ahí, donde siempre.
Ya estábamos acostumbrados que a papá lo traiga algún amigo en andas o a ir a buscarlo a alguna esquina porque alguien lo encontró tirado y avisaba a la policía.
- ¿No queres tomar algo? - le digo a Hugo
- No querida, ya tengo que irme, tengo que cerrar unos negocios del bar, estamos creciendo bastante y estoy a mil con eso.
- Bueno, avisame cuando necesites una moza o algo eh.
Siempre solía tirarle a Hugo la posibilidad de tener un trabajo, al fin y al cabo me alejaba de casa, y ese era el lugar donde solía ir con mis amigas, así que todo significaba tragos gratis y encima chismoseo con amigas, el combo perfecto.
- Sabes que aún no podemos contratar, pero si sé de algo te aviso. ¿Mismo número de siempre?
- Sip, nunca lo cambié, cualquier cosa escribime, soy una gran empleada.
- No lo dudo, ahora disculpame que tengo que irme. Adios hermosa - se despidió dándome un beso en la mejilla.
Los días pasaron, mi vida no cambiaba mucho. Estudiaba, ayudaba en casa con las comidas y limpiaba de vez en cuando. Cuando podía, me iba de escapada con mis amigas al bar donde generalmente me invitaban los tragos porque sabían que yo no podía pagarlos.
Unas tres semanas más tarde y para mi sorpresa, Hugo me escribió un mensaje: "Hola Ju, ¿todavía andas buscando un laburo?". Claramente mi respuesta fue afirmativa. Ni dudé en decirle que sí e inmediatamente avisarle a mis amigas que iba a trabajar en el bar de Hugo.
Era 3 de mayo cuando me presenté a la entrevista. Pensé que era una formalidad, porque yo a él lo conocía desde los 14 años, cuando papá se había vuelto adicto. Cruzo la puerta de madera y me esperaba él, sonriente y con un manojo de papeles.
- Vení, tomá asiento - me dijo con voz tranquila.
- Gracias Hugo, te juro que nunc... - me interrumpió
- Pará Juli, antes que nada quiero decirte que es un laburo de 1 sola vez y es ya mismo, no tengo mucho tiempo, acá en estos papeles está el monto que vos recibís, son 500.000 pesos como adelanto, más una posibilidad a futuro de volver a hacerlo por el doble -
- ¿Qué? ¿Tanto? ¿Para qué? - ya no me gustaba para donde estaba yendo la conversación.
- Sexo Juli, no conmigo, con otros chicos, pero sus papás tienen mucha guita y les gustan las pibas lindas y bueno, pensé en vos, pero tranqui porque si no queres no. Es un juego en verdad, no es con todos juntos, ni siquiera te van a ver la cara -
Yo ya había jugado juegos sexuales, no voy a mentir, y me llamaba la atención la posibilidad de hacer 1 palo y medio pesos por 2 veces jugarlo.
- ¿Juegos como qué Hugo? - pregunté
- Es como la ruleta rusa, hay 3 mujeres intercaladas entre 9 hombres. Se los van cogiendo por tiempo y cuando suena el silbato pasan al próximo. El juego termina cuando uno de los 9 acaba en alguna de ustedes, por supuesto sin forro.
- ¿Y si quedo...? - volvió a cortarme
- Tranquila, si llegan a acabar adentro tuyo, ese jugador es el perdedor y deberá pagarte el doble de la manutención del chico, es un futuro asegurado, además, ¿qué chances hay de que te toque a vos?
Lo pensé y discutí un rato con Hugo, pero no había mucho tiempo. Me dijo que tenía 2 minutos para pensarlo, y me imaginé lo mucho que podía ayudar a mi familia, así que firmé y me hizo entrar rápido al vestíbulo, donde estaban mis dos compañeras.
- Chicas desde este punto les prohibo hablar, pasando la puerta blanca esa están los chicos ya en posición, y el árbitro determinará los cambios y el perdedor. La primera vuelta será de 1 minuto nada más, cuando completen los 9 será de 3 minutos, luego de 5 y así hasta que acabe uno de los chicos.
Las tres nos miramos y no dijimos nada mientras nos desnudábamos por completo. La plata era en todo lo que pensaba, aunque no me gustaba idearme estar embarazada, había pensado en cogermelo despacio así no tiene tanto apuro.
Una vez que las 3 estuvimos completamente desnudas sonó un silbato del otro lado de la puerta. Esa era nuestra orden de entrar. Primero entró la rubia, una chica con muy buen cuerpo, y aunque no era tan linda de cara, las tetas que tenía compensaban todo. Después fue el turno de la colorada, algo más pálida y con menos curvas, pero también con buen porte delantero. Finalmente crucé yo y vi el círculo al que nos enfrentaríamos.
Los chicos estaban en círculo bastante separados uno de otro, desnudos, con los ojos vendados sentados en una silla con respaldo y atados de manos por detrás. La habitación era algo fresca, pero había un foco por encima de cada uno de ellos, era lo único que iluminaba el cuarto, además de unos números rojos, como si ese lugar fuese específicamente para ese juego. El árbitro era un gordo casi sin pelo, y se nos acercó, sin hablar nos dio la mano llevándonos a nuestras postas y eran de manera intercalada, para dar tiempo de respiro. Nos ubicó frente a nuestro lugar desde donde iniciaría la ronda y fue a su silla en uno de los costados.
Ahí estábamos nosotras, sentadas delante de las pijas paradas de chicos de nuestra edad y jugándonos el destino, esperando que la desgraciada fuera alguna otra de nosotras tres.
Cuando el árbitro sonó el silbato debíamos montarnos, y al segundo silbatazo comenzar a subir y bajar sobre los penes de estos chicos. Y así fue, el primer chico era rubio, con apenas barba y tenía brackets, supongo que tenia entre 17 y 18 años.
Comencé a cogerlo de a poco, y sentía sus gemidos de placer. No podía creer lo que estaba haciendo. El pibe me decía "dale puta salta, salta que para eso te pago, asi vas a mantener un pibe de lo trola que sos". Ahí sentí verdaderamente que no quería jugar, pero el silbato frenó el minuto.
Me bajé con algunas lágrimas en los ojos y recorrí los 3 metros que me llevaban al chico de la derecha. Este era morocho, con una verga más grande y aún no había podido coger a alguna otra chica, ya que estábamos intercaladas.
El silbato volvió a sonar y tuve que empezar a cogérmelo. El sonido en la habitación era solo de gemidos, de los jugadores y de nosotras, que sentíamos esa verga entrando y saliendo. A pesar de seguir con lágrimas, lo abracé para poder sentir un poco más el calor de él, y escuché cómo gritaba y quería librarse de las esposas en su espalda.
Nuevo silbatazo y el minuto había acabado. Ahora tocaba una nueva posta, con otro chico, y así sucesivamente. Sabía que mientras iba pasando el tiempo todo se tornaba más peligroso, ya que te encontrabas con vergas que sentías su líquido y deseabas que fuera la de la rubia o de la colorada que ya habían pasado por ahí.
Cuando finalizamos la vuelta, las postas se volvieron de 3 minutos. Nuevamente me tocó empezar por el chico de los brackets, y sabía que esas pijas no iban a aguantar mucho más. Tras el primer silbatazo coloqué la punta de su verga en el límite de mi vagina esperando la señal del árbitro. Segundos antes de empezar el pendejo me dice "preparate puta porque es a vos a la que quiero dejar llena de leche".
Sin tiempo para mucho sonó el silbato y el pibe pegó un salto arriba con la silla. De ese empujón me hundió la verga y pegué un gemido que fue tan fuerte que vi como los otros chicos que no estaban cogiendo ponian más dura su verga. Incluso tuve que abrazar al de los brackets porque sentí que algo se me iba a romper.
Saltaba normal, sabía que tenía 3 minutos y que era un tiempo muy largo para un adolescente que tiene ganas de acabar. Ya se sentian gritos de esfuerzos de los hombres más que gemidos de las mujeres, ninguno quería perder, salvo el que tenía yo. "Vine acá solo para que no te olvides nunca que me perteneces puta" me dijo mientras yo lloraba desconsoladamente.
Él comenzó a moverse y a ponerse duro, sabía que iba a perder, aunque la verdadera perdedora iba a ser yo. ¿Qué voy a hacer con un pibe de uno de 17 años? ¿Cómo le explico esto a mi familia?
- "Ay si, ay si puta, mira como te voy a coger toda, toda para mi vas a ser trolita" - no paraba de decirme el pendejo.
Miré el reloj, quedaba 1 minuto, todavía podía aguantar, pero ya él había encontrado un movimiento en la silla, y la cabeza del pene estaba a punto de reventar adentro mio. No podía creerlo, lloraba desconsoladamente, y como él se habia reclinado, mis lágrimas caian sobre su pecho mientras yo saltaba sobre él ya sabiendo de mi destino.
De repente los gemidos y ruidos de sillas moviendose se cortan con un estrepitoso grito:
- NOOOOOOOOOOOOOOOOOO POR FAVOR NOOOOOOOOO
La rubia lloraba en el piso, al costado de uno de los chicos. El árbitro silbó 2 veces y salí inmediatamente de arriba del desagradable chico de los brackets y me acerqué a mi compañera de juego.
- Señora, por favor abra las piernas y déjeme examinarla - dijo el árbitro mientras la rubia no paraba de llorar en el suelo desconosalda.
- POR FAVOR NOOO, TIENE QUE SER UN ERROR
- ¡Final del juego señores, hay una impregnación! - gritó el árbitro.
Yo no dejé de aliviarme y rápido me alejé del círculo junto con la colorada. Dejamos a la rubia en el piso llorando desconsoladamente, mientras nos mirábamos incrédulas.
Rápidamente Hugo entró a la habitación y nos llevó al lobby para bañarnos y cambiarnos, despues de todo habíamos sido garchadas por 9 pijas de adolescentes y estuvieron a punto de acabarnos adentro.
Luego de higienizarnos, Hugo nos juntó y nos dió una tarjeta a cada una con 500.000 pesos de saldo. Ninguna de las dos quizo hablar demasiado.
- Tomen chicas, su parte, fueron las ganadoras del juego de la ruleta rusa, las felicito. Recuerden que la próxima vez si quieren participar solo tienen que escribirme y recibirán el doble, siempre es bueno tener jugadoras repetidas - marcó Hugo con la sonrisa de siempre
- ¿Qué le va a pasar a la... - interrumpieron el intento de pregunta de la colorada
- Tranquila, de eso nos encargamos nosotros, pero recuerden que no pueden hablar de nada de lo que pasó acá, lo firmaron y ahí dice que podemos tener acciones legales porque acordaron a todo esto.
Ambas tomamos las tarjetas y nos fuimos. Aún se notaban lágrimas en mis ojos cuando llegué a casa y me vi en el espejo, con la colorada no hablé, pero por su tranquilidad sospecho que ya había estado ahí. Mientras tanto cuando llegué mi viejo estaba dormido en frente del televisor y mi casa en absoluto silencio.
En la noche sentía cómo me habían cogido por guita y pensaba lo que habrá sido de la rubia y del pibe que le acabó adentro, pero trataba de alejarme de eso. Lo que no podía parar de sentirme arrepentida era cada vez que usaba la tarjeta que Hugo me había dado, esa tarjeta que marcaba mi destino, esa tarjeta que indicaba que estuve muy cerca de perder en la ruleta rusa y estar obligada a criar a un bebé de un rico, como si fuera una esclava.
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