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Mi joven vecino 8

Mi joven vecino 8

Era domingo a la noche cuando recibí el mensaje del pendejo, que volvía al día siguiente, todavía tenía una semana sin empezar la facultad, podíamos encontrarnos más temprano me decía. Había quedado con Hugo para el lunes, había tomado la costumbre de venir a casa cuando nos encontrábamos, como mi marido ya sabía, decidió él que no tenía sentido vernos en un hotel, si los vecinos hablaban no le importaba, tenía miedo que se cruzara con el pendex, lo llamé para cancelar, le dije que tenía que acompañarlo a mi marido a trabajar, lo llamé delante de mi marido para que él también supiera por si Hugo le preguntaba algo, cuando corté le dije a mi marido que no quería verlo al día siguiente, que necesitaba descansar.
Me moría de ganas de verlo al pendejo, llegó cerca del mediodía y me mandó un mensaje, me puse el sujetador que solo levantaba mis pechos, la camisa transparente y la misma falda corta que me marcaba el culazo, golpee la puerta de su departamento, cuando abrió la puerta los ojos como platos, estaba en cuero pero con una bermuda puesta, me había hecho caso de no esperarme desnudo, estaba bien bronceado y mucho más tonificado, volver a su pueblo le había hecho bien, cuando entré, cerró la puerta y nos empezamos a besar y a acariciar, sus manos apretaban mi culo, levantando la falda y apretando bien fuerte mis nalgas
-Como extrañe este culazo… mi Dios, no veía el momento de volver… y estos pechos, que linda que estás…
-Me compre este sujetador y esta camisa para vos… te imaginas que no voy a salir así a la calle…
Me abrió la camisa, me sobaba los pechos y los chupaba como un desesperado, lo aleje un poco,
-Tranquilo que tenemos tiempo… yo quiero usar un poco la boquita primero… -agarré uno de los almohadones de su sillón y lo tire al piso, me arrodillé delante de él y empecé a jugar mordisqueando su bulto sobre la bermuda- que durito que estás… -le bajé solo la bermuda dejándolo en bóxer. Agarré su miembro haciendo que solo saliera la cabecita sobre el elástico y empece a jugar con mi lengua por la parte de atrás de su glande, después con mis labios le mordisqueaba la cabecita, agarré el elástico, lo baje del todo y me lo tragué bien hasta el fondo, lo escuchaba gemir mientras lo chupaba de todas las maneras que se, lo sentí cerca de llegar y lo atraje hacia mi agarrándole la cola y jugando con el dedo índice de mi mano derecha, acariciando suavemente su agujerito por fuera, sentí una catarata de leche en mi boca, tragué un montón y un montón más quedo en mi boca, le mostré los restos de su corrida y me la trague mirándolo con cara de puta, su pija seguía durísima.
-No me gusta que me toquen la cola…
-Va a ser mejor que te acostumbres, si queres jugar con la mía… -le dije apoyando el cuerpo sobre el sillón, con las rodillas todavía sobre el almohadón y levantándome bien la falda. – No querés hacerme la colita…?? –primero cayó de rodillas detrás de mi chupándome el culo y jugando con sus dedos me los metía por delante y por detrás, estaba como extasiado. Sentía como me babeaba todo el culo –Yo también te voy a chupar ahí… te voy avisando pendejo… -se puso de pie y la fue metiendo de a poco, que delicia, la dureza del pendejo. De a ratos me agarraba de la cintura y me daba fuerte, de a ratos soltaba una mano y me daba fuertes cachetazos en el culo, le encantaba como se sacudían mis glúteos, me agarró fuerte del pelo y me levantó la cabeza mientras me clavaba a fondo. Gire la cabeza como pude y le dije
-Te garchaste muchas pendejas…?
-Ninguna tan puta culorroto como vos… -estaba sacadísimo.- no veía la hora de volver… -me comió la boca mientras me seguía bombeando hasta que me clavó a fondo, apretándome bien fuerte contra el sillón, sentí su corrida bien profundo en mi, también tuve un orgasmo raro, diferente, mientras me acariciaba mi almejita mientras el me daba duro, se quedó todavía un largo rato con su pija dentro de mi, se salió y quedamos sentados en el sillón, los dos agitados.
-Y vos… te encontraste algún macho nuevo… no te vas a conformar solo con tu marido…
- No voy a ningún lado, además no ando buscando hombres todo el tiempo, no te olvides que estoy casada, me encantaría salir más, pero no puedo… me tuve que arreglar con mi marido…
- Que suerte que tiene tu marido de tener una hembra así en la casa… igual es un desperdicio para el viejo ese… me encantaría tenerte conmigo… me volvería loco, no pararía de darte ni un segundo…
-Te terminarías aburriendo…
-Que decis, estás loca… me encantaría…
-Pero bueno yo estoy casada… que tal tus vacaciones…
-Tranquilas, volví con un amigo que es del pueblo que estudia acá conmigo, y se me fue un poco la boca y le conté algo de lo nuestro… no lo puede creer…
-Mira y como le contaste… que le dijiste…?
-Le dije que tenía una vecina madura que era un minon, que tenía unos pechos y un culazo tremendos…
Le empecé a acariciar la pija que estaba dura de nuevo
-Y que más…
-Un día borrachos los dos allá en mi pueblo me empezó a tirar la lengua y le conté lo que hacíamos…
-Lo que hacíamos… como sería…?
-Y… estaba borracho…
-Y que le dijiste… seguro le dijiste que me hacías bien el orto no… -lo agarré de la mano y lo llevé hacia el cuarto, me tiré en la cama y me vino a montar, le empecé a hablar en el oído. –seguro que le dijiste que me rompes el culo eh… -otra vez empece a jugar con mi dedo en su ogetito – eh… seguro le dijiste y también que me trago tu lechita eh… -no decía nada, solo me daba cada vez más fuerte, y me parecía que cada vez más duro- y te pidió que lo invitaras un día eh…??? Te gustaría invitarlo…?? Eh…?? –no contestó nada solo me dio cada vez más duro hasta que me mordió la boca mientras se corría una vez más abundantemente dentro de mi. Descansamos un rato ahora sin hablar, uno acostado al lado del otro, los dos boca arriba, recuperando aire, cada uno metido en sus pensamientos.
Sirvió un par de vasos de cerveza y fuimos de nuevo al sillón, los dos totalmente desnudos, también tomamos la cerveza en silencio. Pensativos, callados. Me dijo de irnos a bañar, otra vez como le encanta, levanto mi pierna izquierda rodeándolo y de frente a mi, mientras el agua caía sobre mis pechos y el me los chupaba me clavó contra él apoyándome contra los azulejos, lo hacíamos así, muy despacio, me chupaba los pechos, alternando con besos muy suaves.
-Como se llama nuestro amigo…
-No importa… ya fue…
-Pero debe tener un nombre no…
-Martín…
-Martincito… debe ser un lindo pendejo también… eh…?
Otra vez quedamos en silencio, su bombeo dejó de ser tan tierno, creció su excitación, aproveche la situación y como estaba más comoda en esta posición, le metí el dedo índice bien profundo en su culo, se quiso escapar, pero lo tenía bien encajado en el culo, se corrió otra vez, me pareció de nuevo un montón, por ser su cuarta corrida. No dijo nada de mi dedo juguetón, terminamos de bañarnos, me cambié y volví a casa, me fui a acostar y dormí hasta que llegó mi marido.


1 comentarios - Mi joven vecino 8

Pervberto +1
El ama de casa inexperiente dio lugar a una hembra que sabe lo que quiere. Una historia cada vez más caliente.