You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Los gemelos 9 (relato gay)

Continuación de "Los gemelos 1 a 8"
Para entender la trama se recomienda leerlos

9.- Los gemelos
Damián se fue sacando con el dedo los goterones de semen de la cara y deleitosamente los fue saboreando, luego de limpiarse, se arrodilló delante de la pija aún dura de Lucas y le sacó hasta el más mínimo resto de elixir de macho que quedaba en la pija, Lucas lo hizo incorporar, lo abrazó y le dio el beso más dulce que Damián podía esperar. Se fueron a la cama, apoyados en el respaldo y abrazados, entre miradas, risas y palabras comenzaron a vivir esos hermosos post polvos que eran cada vez más lindos. 
No sabían cuánto tiempo pasó, pero lo suficiente para que la pija de Lucas, ya comenzara a tener ganas de guerra nuevamente. Sonó el timbre. ¿Quién vendría a romper las bolas?, seguro algún boludo que vendía algo. 
-Papu, no le des bola, tu nena quiere pija
El timbre sonó nuevamente, Lucas intentó levantarse, pero Damy comenzó a lamerle la pija y a mirarlo con esa mirada de nenita caliente que tan bien le salía.
El timbre siguió sonando, Lucas se levantó, pero para buscar un lubricante. Inmediatamente el nene se puso en 4 en el borde de la cama y apoyó su mejilla llena de sonrisa sobre las sábanas. El frescor de la crema fue invadiendo su culito, primero un dedo, luego dos, por suerte parecía que su colita había sanado bastante.
Lucas esta vez no se dejó dominar por la calentura, antes de metérsela se aseguró que sus 20 cm chorrearan de lubricante, apoyó y apretó despacito, la cabeza entró fácil, la anatomía del culito de Damy había cambiado para siempre. Damy gritó, dolía, ardía, giró la cabeza, -no me la saques, cogeme Luqui, reventame, usame como quieras-, despacito, entre gemidos de dolor y mordidas de colcha, el pubis de Lucas comenzó a acariciar las nalgas de Damián. Los dos se quedaron en silencio, el timbre dejó de sonar, Lucas suavemente comenzó a acariciar con sus dos manos la espalda de Damy, sus manos suaves y blancas recorrían despacito la espalda morena, lampiña, rodeaban su cuello largo, bajaban a sus nalgas perfectas, torneadas, oscuras. Se la sacó apenas unos centímetros y despacito se la volvió a clavar.
- ¡Ay, mi macho!, soy tuya Lucas, ¡cómo me hacés sentir! -
- ¿No te duele nene? -
-Ya no soy nene, soy como mi hermana, soy hembra, soy tu hembra, soy tu puta, rompeme la concha como ayer.
- Ya la tenés bien rota, hoy vamos despacito, putita -
Lucas se controlaba, cogerlo despacito tenía su encanto, prestaba más atención a los gemidos, sentía más la tibieza del esfínter de Damián, disfrutaba de los espasmos que cada tanto oprimían su pija, en esas especies de orgasmos femeninos que comenzaba a experimentar el culito de su nene. Damy cada tanto daba vuelta la cabeza y con carita de extasis le decía - gracias mi hombre, haceme feliz, todo el tiempo, todo el tiempo -
La pija entraba, la pija salía, el placer suave, compartido, los invadía, eran uno, un hombre y su mujer, su deliciosa mujer de clítoris abultado, de pechitos chiquitos, pero mujer de concha más deliciosa que cualquier vagina femenina. Ya vendría luego la jaula de castidad para achicar su pija, ya vendría la depilación que en realidad poca falta le hacía. Todas esas cosas que lo iban a hacer más feliz frente al espejo, pero ya Damián no era hombre.
El timbre los bajó de la nube, los hizo volver a la tierra. Insistía una y otra vez. 
- Dejá papi, que suene, comeme la cola, no me la saques- Pero a Lucas un timbrazo tras otro lo desconcentraban, como esa vez que se estaba culeando a morir a Gustavo en el telo del centro y su celu no paraba de sonar con el ring tone de su mujer. Se la tuvo que sacar.


-Dami, vos quedate en la cama, en seguida vuelvo- Se calzó el jean sin ponerse el bóxer, acomodó la pija como pudo, se enfundó en una ballenera blanca y fue a ver quién era.
Se demoró un poquito. Al rato abrió la puerta del dormitorio con cara seria.
-Dami, es tu hermana, quiere hablar con vos-
- ¿Queeee?,¿de qué? -
- ¿Qué se yo?, apenas abrí, con cara de orto me dijo que quería hablar con vos, la hice pasar al living y le dije que vos estabas limpiando un placcard. Dale vestite-
Damián, que se había quedado en 4 disfrutando de su culito abierto, seguía con la bombacha por las rodillas, ni se le ocurrió sacársela, sólo se la subió, y ni se acordó del corpiño, era su ropa interior, ya aceptada naturalmente. Se puso su bermuda ajustada, su camiseta rotosa de siempre y fue para el living.
- ¿Qué mierda estás haciendo acá? -, le dijo en la voz más baja que su enojo le permitía.
- ¡Que olor a pija que tenés¡-, fue lo primero que dijo la hermana con cara de asco.
- ¿Y a vos qué te importa?, ¿qué querés?- 
Jessy, observadora como toda mina, vio el bretelito que el cuello de la camiseta dejaba ver, lo siguió con los ojos hasta el pechito de su hermano y pudo intuir el triangulito que abultaba levemente.
- ¿Tenés puesto corpiño?, noooooo-
Si un morocho oscuro se puede poner colorado, Damián se puso re-colorado, bajó la cabeza avergonzado
-¿Qué querés Jessy?, ¿para qué viniste? -
-Damy, yo también quiero coger-
El pibe quedó congelado.
El nene tardaba. Lucas fue a la cocina y se puso a preparar unos mates, calentó el agua, preparó la cebadura, trajo unos bizcochitos, tomó 2 ó 3 mates. Damián no volvía. Desde la cocina no se entendía lo que decían, pero se notaba que la discusión era acalorada. Cosas de hermanos, él no se iba a meter. 
Cuando el mate comenzaba a aflojar pudo escuchar, ya casi en tono de grito, la voz de Damián diciendo "¡vos quedate acá te digo!"
Damián apareció en la cocina, con una cara de orto total, nervioso, exasperado, se paró casi en la puerta, mirando al piso, temblando de bronca casi
-Mi hermana me vino a pedir una cosa-
-Ahh, seguro quiere saber si le puedo dar algún trabajo- Lucas le hizo señas que se arrimara, y le susurró en el oído -pero si le doy laburo a ella, ¿Cómo hacemos nosotros? -,-No, no me pidió eso-

-No me digas que se enteró que te cojo y le va a contar a tu vieja! -, medio aterrado preguntó Lucas
Con una rara sonrisa en los labios, Damy retrucó -No, menos que menos- 
Damián clavó más lo ojos en el piso, respiró hondo.
- Quiere que te la cojas como me cojés a mi-
Cuando levantó la mirada, avergonzado, vio los ojos chispeantes de Lucas que lo esperaban.

-Bueno, pero sólo como te cojo a vos-
(continuará)

1 comentarios - Los gemelos 9 (relato gay)