35 años
Esta historia empezó hace mucho. Graciela era mi vecina desde que a los dos años vino a vivir al lado de mi casa.
Nos hicimos muy amigos y confidentes. Cuando estábamos solos nos poníamos en bolas y nos gustaba vernos.
Era tanta la confianza que cuando se me empezó a parar se la mostré y cuando me salieron los vellos también.
Ella me mostró cuando le salieron las tetas y cuando le vino por primera vez. En la casa no le daban mucha bola, aprendíamos mucho de la revista Para Ti, que le sacaba a mi vieja y ahí nos infórmábamos.
De vernos pasamos a tocarnos, pero nunca me dejó meterle un dedo. Una vez me retó a hacerme la paja adelante de ella y me la hice.
Yo la jodía con que le tocaba a ella y un día se hizo la paja adelante mío.
Teníamos catorce años. Una tarde no aguanté más y le dije que quería coger. Me dijo que no, que se quería casar virgen.
Eran otras épocas. Entonces le dije que me prestara el culito y después de hacerse rogar aceptó.
Comparados con los pendejos de ahora con toda la información que hay, internet y todo eso, éramos muy ingenuos.
Me puse saliva en la punta de la pija y se la quise meter. Rebotó en el orificio cerrado y gritó.
No se enojó pero se le caían las lágrimas. Quedamos en que iba averiguar para hacerlo bien.
Como seguía al palo le pedí que me haga la paja y me la hizo, lo mejor que pudo.
Poco después cumplió quince años. Para todos sólo éramos muy amigos, no éramos novios y nadie sabía lo que pasaba cuando nos quedábamos solos.
Al mes de su fiesta, cuando yo todavía no conseguía material porque ni sabía dónde buscar, el padre consiguió un trabajo en Brasil y se fue toda la familia.
Al principio nos escribimos todas las semanas, después cada quince días, cada mes y después tarjetas de fin de año y nada más.
Cuando terminé el secundario me fui a estudiar veterinaria a La Plata. Ella venía con la madre a visitar a los abuelos pero no coincidíamos. La volví a ver a los seis años de haberse ido y después iba cada tres pero no nos encontrábamos.
Se recibió de bioquímica y se casó con un portugués rubio que vivía en Río. Tuvieron dos hijos y por un largo tiempo no vino. hasta que crecieron los garotos.
Yo me recibí, me casé y me divorcié.
Gracias a internet empezamos a mandarnos mails.
Cuando el padre se jubiló se volvió con la madre y ella empezó a viajar todos los años.
Habían pasado 35 años de aquella tarde fallida. Graciela cumplió 50 años y no los aparentaba.
Empezamos a chatear de vez en cuando.
En uno de esos chats le pregunté si se acordaba de la confianza que teníamos, las cosas que hacíamos.
-¿Cómo no me voy a acordar? Si me acuerdo y me duele. Pero también me acuerdo de lo bueno.
-Podríamos revivirlo.
-No. Me gustaría pero estoy casada.
-Si te gustaría tenés que hacerlo.
-Me da pánico quedar embarazada.
-Hay métodos.
-Todos pueden fallar, incluso el diu.
-Antes era por casarte virgen, ahora por miedo al embarazo.
-No quiero quedar embarazada de mi marido, menos voy a querer con vos.
-Hacete ligar las trompas.
-No. Dejame así.
-Entonces, como aquella vez, prestame el culito.
-Vos estás loco. Para que pase lo mismo, no.
-Éramos chicos, no sabíamos nada. Yo te había dicho que iba a averiguar para hacerlo bien y ya averigüe mucho.
-Lo tengo que pensar.
-Cuando las mujeres dicen lo tengo que pensar después no lo piensan y nunca aceptan.
-Te prometo pensarlo. Ahora te dejó que llegó mi marido. Dame tiempo.
Pasaron diez día. Le mandé un mail pero no respondió.
Hasta que por fin un día se conectó.
-No te conectaste más, te mandé un mail.
-Estuve muy ocupada.
-¿pensando?
-Pensando sí, pero también con mucho trabajo.
-¿Y qué decidiste?
-Me da miedo.
-Es un sí pero con miedo.
-No sé. Me gustaría.
-Confiá en mí y no tengás miedo.
-Bueno, te digo sí pero es condicional, si me arrepiento no me cobrés nada.
Antes que un no, era buena respuesta.
Un tiempo después me contó que llegaba a Córdoba con la familia el 26 de diciembre. El marido se volvía el 3 por trabajo y los hijos porque tenían un campamento. Ella se quedaba hasta el 10.
-Entonces podemos encontrarnos.
-Ya te dije, tengo la opción de arrepentirme.
-No te vas a arrepentir.
-Mirá que si me duele te la corto.
-No te va a doler.
-¿Dónde iríamos?
-A un lugar muy bueno y tranquilo. Vas a ver.
Llegó el 26. Visitó a toda su familia y a mis viejos. El 31 después de 12 acompañé a los míos a saludarlos, las dos familias habíamos sido muy amigas por más de doce años.
Alcanzamos a cuchichear algo. Parecía decidida, le dije el 6 nos encontramos.
El 3 fui con mis viejos a despedirlos a la casa.
Me ofrecí a llevarlos al aeropuerto. Después que partieron los tres brasileños volví a llevarla a su casa y se hizo de noche.
Paré a la vuelta en una cuadra oscura y la quise besar.
-Mejor no.
-¿Por qué?
-Nos podemos confundir. Si va a ser, que sea como antes, sin besos.
-Como quieras. El 6 te busco acá a las 3 menos cuarto de la tarde. No demorés.
-¿Dónde vamos?
-Te dije que iba a ser un lugar muy bueno y tranquilo.
-Bueno, ahora llevame a mi casa.
La dejé en la puerta.
Llegó el 6 y pasé a buscarla, obvio que no iba a hacerme ver por los padres.
-Pensé que te ibas arrepentir.
-Ya ves que vine.
Hablamos de temas que no tuvieran nada que ver con el motivo principal.
Cuando vio que enfilaba para el Sheraton me dijo:
-¿Qué hacemos acá?
-Acá venimos. Te dejo en la puerta y me voy a estacionar. Vas a la recepción y pedís la llave, no es una llave, es una tarjeta.
Subís a la habitación y me esperás. Estaciono y voy.
A los cinco minutos estaba golpeando la puerta.
-¿Luis?
-Sí.
Abrió.
-Esto es demasiado. Es caro.
-Vos sos valiosa.
-Estás loco.
-Sí, por vos.
Pasó al baño y salió en unos minutos.
Empecé a desvestirme y me imitó. Quedamos en ropa interior, la abracé y le desabroché el corpiño. Sus pechos eran hermosos, los besé y los chupé.
Le bajé la bombacha y la ayudé a sacarla por los pies.
Me saqué el slip, tenía la pija durísima.
La tumbé sobre la cama y le chupé la concha, le metí dos dedos. Hice que me la chupe, la chupaba muy bien. La hice poner boca abajo y le chupé el culo, se retorcía de placer.
Saqué del bolsillo un pomito de lubricante y le embadurné el orificio, metí un dedo y lo metí, lo moví en círculos y suavemente la fui dilatando.
La hice poner en una posición cómoda para ella y para mí, apoyé la cabeza en la entrada y lo más lento que pude se la fui metiendo.
Mi pija es de tamaño promedio pero su culo era virgen.
Me tomé todo el tiempo que pude hasta que se la metí toda.
-Ya está. Ya entró toda.
La sentía suspirar.
-¿Dolió?
-No, para nada. ¿Entró toda?
-Toda.
Pasó una mano hacia atrás para comprobar que los huevos estaban contra los cachetes.
Empecé a moverme lentamente hasta sacarla casi toda y después se la metí más rápido que al principio hasta que entró toda otra vez.
Pasé una mano hacia adelante y le acaricié el clítoris y la concha, estaba empapada.
Ella me retribuyó pasando la mano y acariciándome los huevos.
Me moví hacia adelante y hacia atrás, la saqué y la metí de nuevo, empujando hasta el fondo.
-¿Te gusta?
-Sí.
-No decís nada.
-No me sale, estoy gozando mucho.
Me moví un rato y paré para no terminar tan rápido.
-¿Querés hacerla corta?
-No tengo apuro pero acabame adentro.
-¡Qué puta sos, cómo te gusta!
Jugué un rato más y ya me costaba mucho aguantar así que terminé con tres chorros de leche.
Se me fue bajando hasta que se salió y pude ver cómo el líquido cremoso salía de su culo hasta que se dio vuelta.
-¿Cómo estuvo?
-Bien. Muy bien.
Nos quedamos boca arriba en la cama. Descansamos un rato, después nos duchamos.
Miré el reloj.
-Estamos a tiempo de merendar. Está incluido.
Fuimos a merendar y volvimos a la habitación. Quise que lo hiciéramos de nuevo pero dijo que con una vez estaba bien.
Entonces nos hicimos una paja mutua.
-Con ésta, hoy acabé tres veces.
Después nos duchamos, ella quiso hacerlo sola.
La llevé a la casa de los padres.
-¿Qué dijiste en tu casa?
-Que iba a ver a una amiga.
La dejé a la vuelta y me fui.
Fue un hermoso polvo que había esperado 35 años.
Graciela terminó sus vacaciones y se fue.
Por un tiempo no se conectó hasta que recibí un mail.
''Lo que pasó esa tarde fue increíble. Tenía la fantasía de sacarme la duda de cómo hubiera sido si hubiéramos tenido más experiencia y conocimiento. La vida fue como fue y no me quejo, pero quién sabe qué hubiera pasado si mi papá no se venía a trabajar a Brasil. Yo decía que a los 18 me volvía pero entré a la facultad y me puse las pilas para recibirme. Después me enamoré, me casé, tuve dos hijos.
Tengo que decirte que sigo amando a mi marido, pero es muy formal en el sexo, no hace previa, no juega. De vez en cuando me coge y para el promedio de veces de las mujeres con que hablo y escucho es suficiente.
Jugué más con vos cuando éramos chicos que con él en 25 años. Pero lo quiero y soy feliz así.
Esperaba que me doliera pero no me dolió nada. Y pienso que duró poco.
Hace tiempo que hago terapia. Mi psicóloga siempre me anima a buscar el placer que me gustaría tener. No sabía nada de vos, no me animaba a contarle, hasta que ahora me animé. Dijo que estaba muy bien, que si puedo que lo repita y si tengo fantasías que trate de concretarlas, si se concretan bien y si no que no me deprima.
Tengo otras fantasías. Te contaré algunas más adelante.
Por ahora sólo son fantasías porque acá no me animo, no veo a nadie que sea piola como vos y si hubiera alguno sería un recién conocido y no tendría la confianza que tengo con vos.
Mirá que pasaron años y no me dio vergüenza desnudarme, igual que antes.
Lo único que te digo es que no te hagás la película. Si acepté fue porque tenía un deseo desde hace mucho y por placer, nada más.
Hasta la próxima.''
Tiempo después me contaría sus fantasías. Creo que dan para otro relato.
Esta historia empezó hace mucho. Graciela era mi vecina desde que a los dos años vino a vivir al lado de mi casa.
Nos hicimos muy amigos y confidentes. Cuando estábamos solos nos poníamos en bolas y nos gustaba vernos.
Era tanta la confianza que cuando se me empezó a parar se la mostré y cuando me salieron los vellos también.
Ella me mostró cuando le salieron las tetas y cuando le vino por primera vez. En la casa no le daban mucha bola, aprendíamos mucho de la revista Para Ti, que le sacaba a mi vieja y ahí nos infórmábamos.
De vernos pasamos a tocarnos, pero nunca me dejó meterle un dedo. Una vez me retó a hacerme la paja adelante de ella y me la hice.
Yo la jodía con que le tocaba a ella y un día se hizo la paja adelante mío.
Teníamos catorce años. Una tarde no aguanté más y le dije que quería coger. Me dijo que no, que se quería casar virgen.
Eran otras épocas. Entonces le dije que me prestara el culito y después de hacerse rogar aceptó.
Comparados con los pendejos de ahora con toda la información que hay, internet y todo eso, éramos muy ingenuos.
Me puse saliva en la punta de la pija y se la quise meter. Rebotó en el orificio cerrado y gritó.
No se enojó pero se le caían las lágrimas. Quedamos en que iba averiguar para hacerlo bien.
Como seguía al palo le pedí que me haga la paja y me la hizo, lo mejor que pudo.
Poco después cumplió quince años. Para todos sólo éramos muy amigos, no éramos novios y nadie sabía lo que pasaba cuando nos quedábamos solos.
Al mes de su fiesta, cuando yo todavía no conseguía material porque ni sabía dónde buscar, el padre consiguió un trabajo en Brasil y se fue toda la familia.
Al principio nos escribimos todas las semanas, después cada quince días, cada mes y después tarjetas de fin de año y nada más.
Cuando terminé el secundario me fui a estudiar veterinaria a La Plata. Ella venía con la madre a visitar a los abuelos pero no coincidíamos. La volví a ver a los seis años de haberse ido y después iba cada tres pero no nos encontrábamos.
Se recibió de bioquímica y se casó con un portugués rubio que vivía en Río. Tuvieron dos hijos y por un largo tiempo no vino. hasta que crecieron los garotos.
Yo me recibí, me casé y me divorcié.
Gracias a internet empezamos a mandarnos mails.
Cuando el padre se jubiló se volvió con la madre y ella empezó a viajar todos los años.
Habían pasado 35 años de aquella tarde fallida. Graciela cumplió 50 años y no los aparentaba.
Empezamos a chatear de vez en cuando.
En uno de esos chats le pregunté si se acordaba de la confianza que teníamos, las cosas que hacíamos.
-¿Cómo no me voy a acordar? Si me acuerdo y me duele. Pero también me acuerdo de lo bueno.
-Podríamos revivirlo.
-No. Me gustaría pero estoy casada.
-Si te gustaría tenés que hacerlo.
-Me da pánico quedar embarazada.
-Hay métodos.
-Todos pueden fallar, incluso el diu.
-Antes era por casarte virgen, ahora por miedo al embarazo.
-No quiero quedar embarazada de mi marido, menos voy a querer con vos.
-Hacete ligar las trompas.
-No. Dejame así.
-Entonces, como aquella vez, prestame el culito.
-Vos estás loco. Para que pase lo mismo, no.
-Éramos chicos, no sabíamos nada. Yo te había dicho que iba a averiguar para hacerlo bien y ya averigüe mucho.
-Lo tengo que pensar.
-Cuando las mujeres dicen lo tengo que pensar después no lo piensan y nunca aceptan.
-Te prometo pensarlo. Ahora te dejó que llegó mi marido. Dame tiempo.
Pasaron diez día. Le mandé un mail pero no respondió.
Hasta que por fin un día se conectó.
-No te conectaste más, te mandé un mail.
-Estuve muy ocupada.
-¿pensando?
-Pensando sí, pero también con mucho trabajo.
-¿Y qué decidiste?
-Me da miedo.
-Es un sí pero con miedo.
-No sé. Me gustaría.
-Confiá en mí y no tengás miedo.
-Bueno, te digo sí pero es condicional, si me arrepiento no me cobrés nada.
Antes que un no, era buena respuesta.
Un tiempo después me contó que llegaba a Córdoba con la familia el 26 de diciembre. El marido se volvía el 3 por trabajo y los hijos porque tenían un campamento. Ella se quedaba hasta el 10.
-Entonces podemos encontrarnos.
-Ya te dije, tengo la opción de arrepentirme.
-No te vas a arrepentir.
-Mirá que si me duele te la corto.
-No te va a doler.
-¿Dónde iríamos?
-A un lugar muy bueno y tranquilo. Vas a ver.
Llegó el 26. Visitó a toda su familia y a mis viejos. El 31 después de 12 acompañé a los míos a saludarlos, las dos familias habíamos sido muy amigas por más de doce años.
Alcanzamos a cuchichear algo. Parecía decidida, le dije el 6 nos encontramos.
El 3 fui con mis viejos a despedirlos a la casa.
Me ofrecí a llevarlos al aeropuerto. Después que partieron los tres brasileños volví a llevarla a su casa y se hizo de noche.
Paré a la vuelta en una cuadra oscura y la quise besar.
-Mejor no.
-¿Por qué?
-Nos podemos confundir. Si va a ser, que sea como antes, sin besos.
-Como quieras. El 6 te busco acá a las 3 menos cuarto de la tarde. No demorés.
-¿Dónde vamos?
-Te dije que iba a ser un lugar muy bueno y tranquilo.
-Bueno, ahora llevame a mi casa.
La dejé en la puerta.
Llegó el 6 y pasé a buscarla, obvio que no iba a hacerme ver por los padres.
-Pensé que te ibas arrepentir.
-Ya ves que vine.
Hablamos de temas que no tuvieran nada que ver con el motivo principal.
Cuando vio que enfilaba para el Sheraton me dijo:
-¿Qué hacemos acá?
-Acá venimos. Te dejo en la puerta y me voy a estacionar. Vas a la recepción y pedís la llave, no es una llave, es una tarjeta.
Subís a la habitación y me esperás. Estaciono y voy.
A los cinco minutos estaba golpeando la puerta.
-¿Luis?
-Sí.
Abrió.
-Esto es demasiado. Es caro.
-Vos sos valiosa.
-Estás loco.
-Sí, por vos.
Pasó al baño y salió en unos minutos.
Empecé a desvestirme y me imitó. Quedamos en ropa interior, la abracé y le desabroché el corpiño. Sus pechos eran hermosos, los besé y los chupé.
Le bajé la bombacha y la ayudé a sacarla por los pies.
Me saqué el slip, tenía la pija durísima.
La tumbé sobre la cama y le chupé la concha, le metí dos dedos. Hice que me la chupe, la chupaba muy bien. La hice poner boca abajo y le chupé el culo, se retorcía de placer.
Saqué del bolsillo un pomito de lubricante y le embadurné el orificio, metí un dedo y lo metí, lo moví en círculos y suavemente la fui dilatando.
La hice poner en una posición cómoda para ella y para mí, apoyé la cabeza en la entrada y lo más lento que pude se la fui metiendo.
Mi pija es de tamaño promedio pero su culo era virgen.
Me tomé todo el tiempo que pude hasta que se la metí toda.
-Ya está. Ya entró toda.
La sentía suspirar.
-¿Dolió?
-No, para nada. ¿Entró toda?
-Toda.
Pasó una mano hacia atrás para comprobar que los huevos estaban contra los cachetes.
Empecé a moverme lentamente hasta sacarla casi toda y después se la metí más rápido que al principio hasta que entró toda otra vez.
Pasé una mano hacia adelante y le acaricié el clítoris y la concha, estaba empapada.
Ella me retribuyó pasando la mano y acariciándome los huevos.
Me moví hacia adelante y hacia atrás, la saqué y la metí de nuevo, empujando hasta el fondo.
-¿Te gusta?
-Sí.
-No decís nada.
-No me sale, estoy gozando mucho.
Me moví un rato y paré para no terminar tan rápido.
-¿Querés hacerla corta?
-No tengo apuro pero acabame adentro.
-¡Qué puta sos, cómo te gusta!
Jugué un rato más y ya me costaba mucho aguantar así que terminé con tres chorros de leche.
Se me fue bajando hasta que se salió y pude ver cómo el líquido cremoso salía de su culo hasta que se dio vuelta.
-¿Cómo estuvo?
-Bien. Muy bien.
Nos quedamos boca arriba en la cama. Descansamos un rato, después nos duchamos.
Miré el reloj.
-Estamos a tiempo de merendar. Está incluido.
Fuimos a merendar y volvimos a la habitación. Quise que lo hiciéramos de nuevo pero dijo que con una vez estaba bien.
Entonces nos hicimos una paja mutua.
-Con ésta, hoy acabé tres veces.
Después nos duchamos, ella quiso hacerlo sola.
La llevé a la casa de los padres.
-¿Qué dijiste en tu casa?
-Que iba a ver a una amiga.
La dejé a la vuelta y me fui.
Fue un hermoso polvo que había esperado 35 años.
Graciela terminó sus vacaciones y se fue.
Por un tiempo no se conectó hasta que recibí un mail.
''Lo que pasó esa tarde fue increíble. Tenía la fantasía de sacarme la duda de cómo hubiera sido si hubiéramos tenido más experiencia y conocimiento. La vida fue como fue y no me quejo, pero quién sabe qué hubiera pasado si mi papá no se venía a trabajar a Brasil. Yo decía que a los 18 me volvía pero entré a la facultad y me puse las pilas para recibirme. Después me enamoré, me casé, tuve dos hijos.
Tengo que decirte que sigo amando a mi marido, pero es muy formal en el sexo, no hace previa, no juega. De vez en cuando me coge y para el promedio de veces de las mujeres con que hablo y escucho es suficiente.
Jugué más con vos cuando éramos chicos que con él en 25 años. Pero lo quiero y soy feliz así.
Esperaba que me doliera pero no me dolió nada. Y pienso que duró poco.
Hace tiempo que hago terapia. Mi psicóloga siempre me anima a buscar el placer que me gustaría tener. No sabía nada de vos, no me animaba a contarle, hasta que ahora me animé. Dijo que estaba muy bien, que si puedo que lo repita y si tengo fantasías que trate de concretarlas, si se concretan bien y si no que no me deprima.
Tengo otras fantasías. Te contaré algunas más adelante.
Por ahora sólo son fantasías porque acá no me animo, no veo a nadie que sea piola como vos y si hubiera alguno sería un recién conocido y no tendría la confianza que tengo con vos.
Mirá que pasaron años y no me dio vergüenza desnudarme, igual que antes.
Lo único que te digo es que no te hagás la película. Si acepté fue porque tenía un deseo desde hace mucho y por placer, nada más.
Hasta la próxima.''
Tiempo después me contaría sus fantasías. Creo que dan para otro relato.
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