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Reflexiones de verano.
Podría ser en una playa al borde del mar. En la ribera de un río de tierra o entre las rocas de uno de montaña. Podría ser en una pileta publica o privada o hasta en una plaza cualquiera. ¿Que importa donde? A mis 45 hay cosas que me resbalan. Muchas. Pero hay otras que no. Y el tiempo es una de esas. El tiempo... La miro fijamente, quizá más de lo que quisiera o, por lo menos, más de lo que puedo controlar. Es que es hermosa: morena, pulposa, pelo largo y lacio, con un físico que denota la majestuosidad de su edad. Debe tener unos 20 años. Está con su novio, pero eso a mi no me importa. Igual trato de ser cauto. Estoy acá con mi mujer y mis hijos. No me gustaría que me viera perdido entre las curvas de sus pechos o buceando en esa cola perfecta, bien mostrada, con esa bikini que no solo se clava profundamente, sino que deja ver tambien, un poco, los bordes de su entrepierna completamente depilada y la marca bien delineada de su sexo. ¿Cómo es eso? ¿Qué magia sostiene todo ahí para que la raya no salga a la luz? ¿Cómo será sentirse tan exhibida? Por momentos me desespera. La palpo con mis ojos pero desearía poder hacerlo con mis manos, con mi lengua... Ese cuerpo tan fresco ¿estará siendo tratado a la altura de su merecimiento? ¿se la cogerá bien el novio? ¿logrará hacerla alcanzar orgasmos fuertes? Te juro que con una mujer así yo me esmeraría hasta poder saborear cada una de las gotas que sus poros elaboren... Sueno a pajero, lo sé. No me importa. La tengo a mi mujer. Es hermosa tambien, por supuesto. De hecho, esa morena, me recuerda mucho a ella. Quiero decir a cuando mi mujer tenía 20. Yo la conocía ya. Es más, empezamos a estar juntos en esa época. ¡Qué recuerdos! ¡Los primeros garches! ¡El descubrimiento mutuo de un monton de cosas: sensaciones, sabores! ¡La primera vez que se tomó mi leche o me dejó jugar en su cola! ¡Qué momentos! Pero paso el tiempo. El tiempo... Ese cuerpo voluptuoso de los 20 ya no es el mismo. Me quejo de más y doy una impresión equivocada: sigue siendo hermosa. Distinta, pero hermosa. Mucho más interesante que a los 20. Tal vez los hermosos pechos que lamí una vez ya no esten, desapareciern despues de amamantar. Tal vez su hermoso culo, esa porcion preciosamente grande de su cuerpo, desapareció en parte. Pero no deja de ser una mujer fisicamente atractiva. Sé que me la envidian varios, me doy cuenta. Pero es algo dificil de explicar. Estoy con ella y me encanta y la disfruto. Mucho. Pero ese cuerpo de los 20. Ese que, salvo por el cabello rubio de mi mujer, tengo la posibilidad de ver enfrente mío ahora, me genera una melancolia... ¿Quien pudiera volver en el tiempo atrás?... El tiempo... La morocha se acomoda boca abajo sobre su mantita y el peso de sus pechos los agranda a su maxima expresion. Si solo la pudiera sentir recostandose así encima mío. ¡Cómo me gustaría sentir esos pechos apoyarse sobre mi torso! Y esa cola... La sensación desde acá que la miro es que no tiene nada puesto abajo. Esa vision de su espalda es como verla plenamente desnuda. Creo que me palpita el corazon cómo hace mucho no lo hacía. Esas redondeces donde quisiera hecharme a descanzar en la modorra de esta tarde. ¡Como hurgaría con mi lengua hasta sentir su sabor más profundo! Creo que mi mujer se dió cuenta. No dice nada. No hay reproche. Yo tambien creo haberla descubierto mirando algun hombre de esos que más alla de la edad llevan con esmero un cuerpo y una postura trabajada. La entiendo. Tambien para mí pasó el tiempo. El tiempo... Ahora el novio la abraza. Él sentado, ella recostada sobre él. ¡Qué sonrisa hermosa que tiene! Por lo menos la hace sonreir. Con ese color lila que lleva en la punta de su pelo parece una muñeca. ¡Qué preciosa! Sé que ella ya se dió cuenta que la estoy mirando. Creo que hasta un poco, por momentos, se muestra para mí. Ella le apoya la cola y se la mueve un poco. Él reacciona de una manera que su short de baño no puede ocultar. Tiene un bulto notable, ahora entiendo mejor algunas cosas. (...) De a ratos me dá la sensación que él la mira a mi mujer. No se si ella lo notó, aunque en el momento que se le marcaba el bulto la ví relojeando disimuladamente... Me acuerdo una vez, unas vacaciones de hará... no sé 20, 25 años atrás. Mi mujer era el bombon del lugar. Todos los ojos se posaban en ella. Yo la abrazaba tratando de marcar territorio, como hace ahora el novio de la morocha... ¡Sí! ¡Tal cual! Recuerdo particularmente una pareja, ya mayor, que nos miraba. Bah, que el señor la miranba a mi mujer. Descaradamente. Intimidantemente casi diría. Aunque a ella parecía no molestarle. Es más, se movía con soltura, bastante libremente, para la diminuta bikini que llevaba aquella vez. A mi me daba un poco de impresión, pero recuerdo también que no me importaba nada, al fin de cuentas el que se la llevaba a la cama esa noche iba a ser yo. ¡Ah! ¡Qué noches! Igual era brava la rubia. Creo que cuando no la miraba le sonreía al señor. Para molestralo un poco supongo. En un momento, creo recordar, hasda se le acerco a charlar y la ví histeriqueandolo. ¡Que hija de puta que era! Se mofaba del viejo ese. (...) ¡Qué pendejo insolente! Lo vi poniendole caras a mi mujer. Ella se hizo la desentendida. ¿Se pensará que está a la altura de ella? ¿Sabes, pendejo, lo que te falta para garchar con un minon como ella? Sé que esta de moda tratar de entrarle a una mujer madura, más cuando se mantienen como mi mujer... Pero ¿Sabes cómo te haría mierda en la cama si te agarra mi mujer, pendejo boludo? Te destrozaría, te secaría. No le aguantas ni dos minutos. Ni aunque tengas esa cosa gruesa entre las piernas la vas lograr satisfacer a mi mujer. Sabes cómo se lo clavaría de una ese pedazo y te movería la cintura, cabalgandote, o saltandote encima, de espaldas a vos, mostrandote el ojete... Pero si a vos te haría acabar con solo palpitarte la concha como sabe hacer ella, con dos o tres presiones te vacia la chota. O en 5 segundos te hace explotar, si te hace ese chupón con la boca que tan bien le sale, y despues te besa para que te tragues vos toda tu leche, pendejo pelotudo! ¡Que bronca! Creo recordar que una vez tambien paso algo parecido. Pero fue al reves. Era que ella se enojo conmigo porque habia mirado a una mujer. ¿Era en vacaciones tambien? ¿No fue la misma tarde que el viejo ese la miraba? Si, creo. Ella se enojó conmigo porque pensó que yo miré otra mina y se fué y no volvió en toda la noche. Yo me había preocupado porque no sabía donde había parado, pasé la noche solo en el hotel. Al otro día volvió y se le pasó. En fin, es celosa, es temperamental ella. Ahora me fuí un rato a comprar algo para merendar, mientras me alejo veo que mi mujer se acerca a hablar con el pendejo que ahora está solo. Lo debe estar cagando a pedos por insolente, aunque la veo sonreir. Seguro está pelotudeandolo al boludo ese. Al volver descubrí que la morocha ya se había ido. Habré puesto alguna cara, porque enseguida mi mujer me encaro y me dijo que si la estaba buscando a la pendeja ya no estaba, que era un pajero que la habia estado mirando todo el día, y que se yo cuantas cosas me dijo bajito para no alarmar a los chicos. La cuestión es que se fué y me dejo solo con ellos. Me hizo un escandalo como aquella vez y me dijo que necesitaba un tiempo sola. Bueno, hay cosas que se repiten. Mañana seguro vuelve, más calmada y las cosas se arreglaran...El tiempo...
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Gracias por leer hasta el final.
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Muchas historias más en mi perfil:
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3 comentarios - Reflexiones de verano...
(seguro que todo se acomodó en su lugar... como los melones de la frase)