Hace un año tuve la oportunidad de salir con una mujer madura. Ha sido una de mis experiencias más placenteras. La conocí en una librería en la ella recién empezaba a trabajar y en la que yo era un cliente ocasional. Desde hacía un tiempo me dedico a la reventa de libros y aunque en aquella tienda solía encontrar buenos títulos, después de conocer a la que entonces fuera la nueva empleada volvía más por ella que por libros. Con el dueño trabé con anterioridad una relación de amistad algo estrecha, y fue cuando tuvo un problema de salud que me pidió apoyarlo haciéndome cargo de la tienda que él administraba la cual no era la misma en la que trabajaba Andrea sino que era administrada por su esposa. Por esa amistad con él acepté y para estar un tanto más cerca de su empleada y aprovechar el material con el que la tienda contaba.
Con Andrea formé una excelente relación de amistad desde el momento en que fui cliente, en poco tiempo nos volvimos íntimos y cada vez más cercanos; entonces me di cuenta de que gustaba de ella. Y no era el único, en el tiempo que trabajé en el lugar, sin embargo, noté que varios hombres la acediaban y le hacían propuestas; un hombre aún mayor le ofreció dinero para hacerle "compañía" cada que el quisiera, un tipo aún más más joven que yo le dijo directamente que quería ser su juguete y que tenía intención de llevarla a un hotel, un mecánico que trabaja a lado suyo le hacía preguntas subidas de tono y bromas en doble sentido. Y a todos dejó pasar, cada vez que algo así sucedía me lo contaba. Su actitud era de lo más relajada y con un abierto sentido del humor, y físicamente, aunque no lo pareciera, era una exquisitez, tenía una figura esbelta que cubría con ropa holgada y parecía más bien descuidada pero un suéter que solía usar delataba su breve cintura y sus generosos pechos, a pesar de la edad que nunca me reveló (sospecho que tenía poco más de cincuenta pero siempre evadió esa pregunta). Para entonces yo tenía una relación con una mujer solo dos años mayor que yo, de ahí que evitara confesarle a Andrea que me atraía por un buen tiempo (esto que cuento se prolongó por cerca de un año). La relación con mí novia también fue muy placentera, el sexo era increíble, nos pasábamos más tiempo jodiendo que en otras actividades pero al pasar cada vez más tiempo con Andrea simplemente esta fue ocupando buena parte de mis pensamientos. Por ello, aunque en menor medida, sumado a problemas latentes de mí relación sucedió que tuviéramos un rompimiento exactamente ese fin de año, situación que permitió que otras cosas acontecieran.
En un principio era fácil evitar pensar que algo se diera con Andrea, sin embargo, en una ocasión un hecho me hizo considerar que ella también buscaba que algo pasara. Había momentos en que ella visitaba el local donde yo me encontraba para recoger encargos, aprovechaba entonces para platicar y juguetear comportándose como una chiquilla, solía quitarme algún objeto y provocarme para perseguirla. En una de esas tantas ocasiones pasó que, al correr tras de ella por la tienda y tomarla por la espalda antes de que entrara al pequeño baño que se encontraba al fondo del lugar, resbalé y caí de espaldas sobre una caja jalándola conmigo. Abrí los ojos y noté que ella estaba sentada en mis piernas, con sus nalgas muy cerca de mi entrepierna y mi mano la tomaba de uno de sus pechos, comprobando que eran de buen tamaño y con una muy buena textura. Creí que reclamaría o se molestaría, en cambio solo río y me acarició el rostro mientras se acomodaba en mis piernas. Pensé que me besaría pero en ese mismo instante alguien entró a la librería y rápidamente nos incorporamos. Evitamos hablar de lo sucedido por largo tiempo. Después de algunas cuantas "señales" más me decidí a hacerle la confesión, debo decir que me había detenido la relación con mi novia pero habiéndonos tomado un respiro y considerar la oportunidad de una relación con una dama que podría doblar mi edad me excitaba de sobremanera, así que quise jugarmela.
Habiendo pasado tanto tiempo, habíamos logrado una estrecha relación que nos llevó a hacernos compañía aún después de terminar el día; a veces ella me acompañaba a mí o yo a ella a hacer compras, llegando incluso a simplemente caminar y charlar. En un día cualquiera, después de nuestra jornada, caminamos hacía una plaza cercana donde nos sentamos.
Hablamos largo rato sobre cosas que apenas recuerdo, en tanto sentía nervios de tan solo pensar en lo que podría suceder. Ya cuando había pasado cerca de media hora y la noche era más oscura me acerque para intentar abrazarla y fue ahí cuando despacio le dije "me gustas" mientras intentaba besarla. Cedió, me dejó besarla aunque brevemente. A mí afirmación respondió con un "tú también me gustas mucho". Quise besarla nuevamente pero no me lo permitió, me dijo que se sentía ligeramente enferma y que no quería contagiarme, yo comprendí y me pidió que la acompañara a tomar su transporte así que fuimos tomados de la mano. Apenas llegando al pie de la calle subió al primer camión que pasó. Ya en casa recibí una llamada suya, me dijo que sintió haber sido grosera pero que me quería cuidar, yo respondí que estaba bien que habría mejores momentos para sentir sus labios. La charla, dicho eso, empezó a subir de tono, me dijo que yo le gustaba y quería estar conmigo, asentí y le correspondí; fue tanta la pasión que brotó en ese momento que en cuestión de minutos ya me masturbaba mientras escuchaba sus gemidos del otro lado del teléfono. Con la luz apagada y sudando a mares me tocaba con desespero a la vez que creaba con su ayuda la escena de nuestro encuentro. Me decía que deseaba que compartiéramos la misma cama para que así pudiera abrazarme y pegar su piel a la mía mientras nuestros labios se juntaban. Imaginaba lo que me decía y yo proseguía diciendo que la estrecharía contra mí para que pudiera sentir sus pechos y ella mi pene que al encontrarlo lo acariciaría subiendo y bajando su mano para después poco a poco incorporarse encima mío y colocar mi carne en su sexo. La interrumpí para decirle que me encantaría todo aquello pero que antes quería sentir como jugaba con su boca en mi pene, que quería sentir su lengua lamiendo y su labios succionando mi carne pero calló por un momento para después decir que eso nunca lo había hecho y que le apenaba, entonces le dije que sería yo el que tomaría la iniciativa y que bajaría hasta en medio de sus piernas para darle el placer que quería obtener de ella y que esperaba que pusiera sus manos en mi cabeza para guiarme y hacerle sentir lo más delicioso poaible. Seguimos, suspiraba, gemía y decía mi nombre siendo esto lo más excitante; prestando atención al teléfono pude oír como sus dedos entraban y salían de su ya muy húmeda vagina. El climax llegó cuando me dijo que imaginaba mi verga dentro suyo y que se movía frenéticamente mientras mis manos la rodeaban por la espalda poniendo el ritmo con mis movimientos y con la boca lamía uno de sus pechos. En el preciso instante en que yo eyaculé y la nombraba pude escuchar que su voz se entrecortaba y lanzaba un gemido sonoro y ahogado a la vez que decía mi nombre. Quedé rendido esperando en reponerme pues mi orgasmo fue intenso, ella por su parte se escuchaba agitada reponiéndose también. Mientras nos recuperabamos le decía que no podía esperar para estar con ella haciendo realidad lo que por teléfono había sucedido y ya que ambos quedamos satisfechos y cansados, tras una breve charla nos despedimos para encontrarnos al día siguiente. Por desgracia, al menos para ese momento, sucedió algo que no me esperaba.
Continuará...
Pd. Justo ahora no tengo nada con nadie pero espero que mi próxima aventura sea con una mujer mayor, la experiencia es exquisita. De hecho, tengo en la mira a una dama que participa indirectamente en la historia que estoy contando, pero aún no puedo cruzar esa línea del amigo/conocido a amante. Sea como sea, espero sea ella la protagonista de mi siguiente historia. Ustedes muestrenme a sus mujeres si es que son maduras y calientes, o cuenten sus experiencias y por mensaje, estaré encantado de leerlos.
Con Andrea formé una excelente relación de amistad desde el momento en que fui cliente, en poco tiempo nos volvimos íntimos y cada vez más cercanos; entonces me di cuenta de que gustaba de ella. Y no era el único, en el tiempo que trabajé en el lugar, sin embargo, noté que varios hombres la acediaban y le hacían propuestas; un hombre aún mayor le ofreció dinero para hacerle "compañía" cada que el quisiera, un tipo aún más más joven que yo le dijo directamente que quería ser su juguete y que tenía intención de llevarla a un hotel, un mecánico que trabaja a lado suyo le hacía preguntas subidas de tono y bromas en doble sentido. Y a todos dejó pasar, cada vez que algo así sucedía me lo contaba. Su actitud era de lo más relajada y con un abierto sentido del humor, y físicamente, aunque no lo pareciera, era una exquisitez, tenía una figura esbelta que cubría con ropa holgada y parecía más bien descuidada pero un suéter que solía usar delataba su breve cintura y sus generosos pechos, a pesar de la edad que nunca me reveló (sospecho que tenía poco más de cincuenta pero siempre evadió esa pregunta). Para entonces yo tenía una relación con una mujer solo dos años mayor que yo, de ahí que evitara confesarle a Andrea que me atraía por un buen tiempo (esto que cuento se prolongó por cerca de un año). La relación con mí novia también fue muy placentera, el sexo era increíble, nos pasábamos más tiempo jodiendo que en otras actividades pero al pasar cada vez más tiempo con Andrea simplemente esta fue ocupando buena parte de mis pensamientos. Por ello, aunque en menor medida, sumado a problemas latentes de mí relación sucedió que tuviéramos un rompimiento exactamente ese fin de año, situación que permitió que otras cosas acontecieran.
En un principio era fácil evitar pensar que algo se diera con Andrea, sin embargo, en una ocasión un hecho me hizo considerar que ella también buscaba que algo pasara. Había momentos en que ella visitaba el local donde yo me encontraba para recoger encargos, aprovechaba entonces para platicar y juguetear comportándose como una chiquilla, solía quitarme algún objeto y provocarme para perseguirla. En una de esas tantas ocasiones pasó que, al correr tras de ella por la tienda y tomarla por la espalda antes de que entrara al pequeño baño que se encontraba al fondo del lugar, resbalé y caí de espaldas sobre una caja jalándola conmigo. Abrí los ojos y noté que ella estaba sentada en mis piernas, con sus nalgas muy cerca de mi entrepierna y mi mano la tomaba de uno de sus pechos, comprobando que eran de buen tamaño y con una muy buena textura. Creí que reclamaría o se molestaría, en cambio solo río y me acarició el rostro mientras se acomodaba en mis piernas. Pensé que me besaría pero en ese mismo instante alguien entró a la librería y rápidamente nos incorporamos. Evitamos hablar de lo sucedido por largo tiempo. Después de algunas cuantas "señales" más me decidí a hacerle la confesión, debo decir que me había detenido la relación con mi novia pero habiéndonos tomado un respiro y considerar la oportunidad de una relación con una dama que podría doblar mi edad me excitaba de sobremanera, así que quise jugarmela.
Habiendo pasado tanto tiempo, habíamos logrado una estrecha relación que nos llevó a hacernos compañía aún después de terminar el día; a veces ella me acompañaba a mí o yo a ella a hacer compras, llegando incluso a simplemente caminar y charlar. En un día cualquiera, después de nuestra jornada, caminamos hacía una plaza cercana donde nos sentamos.
Hablamos largo rato sobre cosas que apenas recuerdo, en tanto sentía nervios de tan solo pensar en lo que podría suceder. Ya cuando había pasado cerca de media hora y la noche era más oscura me acerque para intentar abrazarla y fue ahí cuando despacio le dije "me gustas" mientras intentaba besarla. Cedió, me dejó besarla aunque brevemente. A mí afirmación respondió con un "tú también me gustas mucho". Quise besarla nuevamente pero no me lo permitió, me dijo que se sentía ligeramente enferma y que no quería contagiarme, yo comprendí y me pidió que la acompañara a tomar su transporte así que fuimos tomados de la mano. Apenas llegando al pie de la calle subió al primer camión que pasó. Ya en casa recibí una llamada suya, me dijo que sintió haber sido grosera pero que me quería cuidar, yo respondí que estaba bien que habría mejores momentos para sentir sus labios. La charla, dicho eso, empezó a subir de tono, me dijo que yo le gustaba y quería estar conmigo, asentí y le correspondí; fue tanta la pasión que brotó en ese momento que en cuestión de minutos ya me masturbaba mientras escuchaba sus gemidos del otro lado del teléfono. Con la luz apagada y sudando a mares me tocaba con desespero a la vez que creaba con su ayuda la escena de nuestro encuentro. Me decía que deseaba que compartiéramos la misma cama para que así pudiera abrazarme y pegar su piel a la mía mientras nuestros labios se juntaban. Imaginaba lo que me decía y yo proseguía diciendo que la estrecharía contra mí para que pudiera sentir sus pechos y ella mi pene que al encontrarlo lo acariciaría subiendo y bajando su mano para después poco a poco incorporarse encima mío y colocar mi carne en su sexo. La interrumpí para decirle que me encantaría todo aquello pero que antes quería sentir como jugaba con su boca en mi pene, que quería sentir su lengua lamiendo y su labios succionando mi carne pero calló por un momento para después decir que eso nunca lo había hecho y que le apenaba, entonces le dije que sería yo el que tomaría la iniciativa y que bajaría hasta en medio de sus piernas para darle el placer que quería obtener de ella y que esperaba que pusiera sus manos en mi cabeza para guiarme y hacerle sentir lo más delicioso poaible. Seguimos, suspiraba, gemía y decía mi nombre siendo esto lo más excitante; prestando atención al teléfono pude oír como sus dedos entraban y salían de su ya muy húmeda vagina. El climax llegó cuando me dijo que imaginaba mi verga dentro suyo y que se movía frenéticamente mientras mis manos la rodeaban por la espalda poniendo el ritmo con mis movimientos y con la boca lamía uno de sus pechos. En el preciso instante en que yo eyaculé y la nombraba pude escuchar que su voz se entrecortaba y lanzaba un gemido sonoro y ahogado a la vez que decía mi nombre. Quedé rendido esperando en reponerme pues mi orgasmo fue intenso, ella por su parte se escuchaba agitada reponiéndose también. Mientras nos recuperabamos le decía que no podía esperar para estar con ella haciendo realidad lo que por teléfono había sucedido y ya que ambos quedamos satisfechos y cansados, tras una breve charla nos despedimos para encontrarnos al día siguiente. Por desgracia, al menos para ese momento, sucedió algo que no me esperaba.
Continuará...
Pd. Justo ahora no tengo nada con nadie pero espero que mi próxima aventura sea con una mujer mayor, la experiencia es exquisita. De hecho, tengo en la mira a una dama que participa indirectamente en la historia que estoy contando, pero aún no puedo cruzar esa línea del amigo/conocido a amante. Sea como sea, espero sea ella la protagonista de mi siguiente historia. Ustedes muestrenme a sus mujeres si es que son maduras y calientes, o cuenten sus experiencias y por mensaje, estaré encantado de leerlos.
0 comentarios - Maduras. Lo mejor que hay.