“Cayendo en la lujuria”
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“Mirar cómo aquella jovencita envolvía con sus labios mi pene, era algo morboso y excitante. No era capaz de tenerlo todo adentro y tampoco duraba mucho tiempo, aun así, su suave lengua hacía un recorrido muy especial que me dejaba con ganas de más. Su carita inocente e inofensiva ocultaba su verdadera identidad, ella no era más que una puta que uso su lascivo cuerpo para seducirme, no le importó que estuviera casado y que mi hija se había vuelto su amiga, ella solo deseaba tener mi polla dentro de su boquita y lo logró”.
“Ella ya me había hecho correr una vez, pero yo seguía teniéndola dura y no quería dejar de sentir esa inexperta lengua. Dentro de mi cabeza oía la voz de mi querida esposa, quien me alentaba para que continué y le enseñe lo sufriente a esa muchacha en ese corto tiempo que teníamos. De sus labios se desprendían hilazas de mi esperma combinada con su saliva, acompañado de un rostro muy guarro. Suspiré y le dije que debía apurarse en terminar, ya que nos habíamos ausentados mucho tiempo”.
“Con una cara obscena me pidió quedarme un rato más con ella, yo le respondí que lo haría siempre y cuando me demuestre lo loca que estaba por mi verga al chuparme mis testículos. Para mi sorpresa ella comió mis huevos de manera espectacular, entonces comprendí que esa jovencita aprendía muy rápido, además de un don para mamar y cuando una tranca era su favorita, sacaría todo su talento. Accedí a dejarla comer 20 minutos más mi polla, ante majestuosa comida de huevos, ella eufórica comenzó a mamar, volviendo a dejar asombrado”.
“El tiempo establecido pasó como un destello, ella se quedó de rodillas sabiendo que ya teníamos que volver y no soltaba mi pene, lo rodeaba de besos, diciéndome que no quería dejar de practicar. Yo le contesté que había hecho un gran avance, que sin duda iba a dejar loco a todos los que le aplique lo que aprendió en esa noche lujuriosa. A pesar de mis palabras no soltaba mi verga, en sus ojos veía sus ganas de continuar, pero el tiempo no nos acompañaba. Le dije que tal vez un día podría recibirla en mi casa, algo que la alegró inmediatamente y soltó finalmente mi pija que seguía dura”.
“Mientras nos vestíamos, ella me pidió algún consejo para ir practicando, yo la mire y acercando mi dedo en sus labios, le dije que desde ese momento siempre que coma algo como un helado debía usar su lengua como si estuviera chupando mi tronco, la joven sonrío y abriendo su boca, tragó todo mi dedo, aplicando ese exquisito movimiento de su lengua traviesa. Al separarse de mi dedo, me susurró si así tenía que hacerlo y yo le respondí que sí”.
“Saliendo de su piso, ella me acorraló en la puerta y zampó su boca en la mía, sin importarle si alguien nos veía. Joder, como me encendió ese beso, por mí la tomaba de la cintura y regresaba con ella dentro de ese apartamento y le deba como la zorra que era. Sin embargo, me contuve, sabía que no podía serle infiel a mi mujer, por muy buena que estuviera esa chica. La muy hija de puta, al separarse de mis labios se acercó con mi oreja y mordiéndola, me murmulló, –“Cuando te vaya a ver, no solo te comeré la verga ¿ok?”-“
“Ha pasado tiempo desde esa promesa, no había tenido noticias de ella desde aquella noche que nos despedimos con un beso en la mejilla ocultando todo lo que pasó en su piso. No obstante hace poco la escuche hablando con mi hija, con quien ha mantenido una amistad y la oí que está en el país, pero yo no era su objetivo esta vez, algo que me coloca un poco celoso, debo admitir, pues me hubiera encantado tomar su primera vez, después de lo que me hizo esa noche. Sin embargo, tampoco me voy a enojar si esa perrita llega a mi casa desvirginada”.
“Al contrario, me excita de la idea de que venga con una pareja, para hacerle pagar lo que jamás le perdonaré, que fue masturbarme durante la cena de aquella noche de despidida y me hiciera correr prácticamente al frente de mi Princesa. Es algo que aún no supero, ya que me lastima y al mismo tiempo me emociona. Por eso quiero hacerla vivir algo similar y tenga ese sentimiento de remordimiento y placer por toda su vida. En fin, me pregunto si ya le habrá enseñado a su objetivo, el cómo usa esas tetazas y esa boquita”.
Manifestó Tomás en su cabeza, después de haber tenido una breve charla con Diana sobre su pasado, a la vez que él llegaba a la clínica y se aparcaba, Romina abría los ojos y había vuelto a soñar con esa deliciosa noche que ocurrió hace 2 años. Eduardo por su parte, también despertaba, él se había quedado dormido en el cuarto de Gabriela. Al darse vuelta se encuentra con una imagen que lo dejó perplejo. La hija de su jefe, estaba sentada en una silla, dándole la espalda y vestida con una sensual lencería, acompañada con unas medias que se encajaban a esa tanguita que apenas le cubría el culito y unos tacones transparente.
Eduardo: Ga-Gabriela… ¿Qué haces?
Preguntó el hombre desconcertado y sentándose en la cama, sin dejar de mirar ese trasero desnudo, que levantaba paulatinamente su pija.
Gabriela: (Sobresaltada) Eeehh… Yo… Yoooo… (Cerrando los ojos y suspirando) Yo, me estoy tomando unas fotos para ti, igual que tu sobrinita.
En ese momento, Eduardo se percata que su móvil, se encontraba en el mueblecillo que estaba al lado de la cama y tomaba foto a ese culazo. Un parte de él quería enterrar su rostro entre esas nalgas, comer muy bien ese agujerito y luego penetrarlo, hasta vaciar sus huevos. Otro le decía que no lo hiciera y de milagro mantuvo la compostura, la muchacha por su parte, se daba vuelta y decidida se acerca donde él, para confesarle sobre sus sentimientos. El maduro al tenerla tan cerca, se coloca nervioso, Gabriela se dejaba llevar por el momento y se sentaba en las piernas de él y dejando sus rostros frente a frente.
Gabriela: Sé que te gusta las de tetas grandes y yo no las tengo, como Vicky o Romina, pero tengo un culo, que estoy segura que puede reemplazar el par de esas dos.
Eduardo seguía turbado, incapaz de decir algo. No obstante cuando Gabriela intenta besarlo, él se aparta de la jovencita.
Gabriela: (Confundida) ¿Qu-qué pasa?
Eduardo: Gabriela esto no es correcto.
Gabriela: ¿Por qué no?
Eduardo: ¡Porque eres una niña de 18 años, carajo!
Gabriela: ¿Y eso qué? Yo te amo, igual que Romina, quien tiene mi misma edad, ¿no?
Dice la joven intentando cortar la distancia de nuevo.
Eduardo: ¿Qué dices?
Gabriela: Que estoy enamorada de ti, igual que Romina.
Eduardo: (Ríe) Déjate de broma, Gabriela.
Gabriela: No es broma, ¿por qué te cuesta aceptar que te amo?
Eduardo: Porque eres la hija de mi jefe y es absurdo todo lo que dices.
Gabriela: Romina es hija de tu mejor amiga y aun así dejas que ella juegue contigo.
Eduardo cada vez que le mencionaban a Romina se colocaba más desesperado.
Gabriela: Ahora, déjame ver tu polla, quiero comértela.
Eduardo: No.
Gabriela: ¿Qué?
Eduardo: Dije que no.
Esas palabras frías, fueron hirientes para Gabriela, que sintió que su corazón comenzaba a trisarse en dos y que con un golpe más, se haría mil pedazos. No podía contener su llanto y entre lágrimas explotó en furia.
Gabriela: ¡¿Por qué no?! ¡¿Por qué a mí no?!
Eduardo: Porque me voy a casar y no sé de dónde sacaste que tengo algo con Romina.
Gabriela: ¡Ahora resulta que estoy loca! ¡Que en ese vídeo que te envió, no eres tú gozando de sus enormes tetas!
Eduardo: (Confundido) ¿Qué?
Gabriela: Eres un bastardo Eduardo, un cobarde y mentiroso, igual que todos, fui una ingenua en pensar que eras diferente.
Gabriela toma un vestido que estaba tirado en el suelo y se lo coloca, luego toma su maleta y camina enojada hasta la puerta, en donde se voltea a mirar a Eduardo.
Gabriela: Si fueras más valiente, me dirías que no puedes, porque estás confundido, pero prefieres mentirme, prefieres hacerme creer que yo soy la tonta por hacerme falsas ilusiones, cuando veo que se te levanta por mí.
Eduardo: ¿Eso quieres oír Gabriela? Bien, no me gustas y jamás me vas a gustar, porque sí, me vuelven loco las mujeres con pechos grandes, en cambio tú, tienes unas tetitas, que me hacen recuerdo a una niña. Por eso te veré siempre como tal. Ah y esta erección, no es por ti niñita, sino porque estaba soñando con las grandes tetas de mi querida prometida.
Las palabras no fueron las mejores y terminaban de romper un corazón que ya estaba frágil, ella aguantando su ira, solo balbucea antes de salir.
Gabriela: Tarde o temprano ella te va a romper el corazón y ya no tendrás a la tonta que te consuele, porque ya no quiero volver a verte más en mi vida.
La joven rubia abandono el hotel y se subió a un taxi, botando unas lágrimas de tristeza, frustración y dolor, ignorando que en las cabañas donde pasaría sus vacaciones encontraría la medicina para ese corazón roto. Eduardo después de lo sucedido, entra al baño para tomar una ducha, después de vestirse, toma su maleta y camina hasta la recepción en donde iba a pedir un taxi para irse al aeropuerto. Abrumado y sumergido en sus pensamientos, no se percata que Zheng, pasa a su lado y le avisa que tal vez dentro de un mes, su hija vendría a ver si vale la pena seguir invirtiendo en el negocio o no.
El maduro no tenía ánimos para nada, solo quería regresar a su casa, durante todo el viaje, discutía con él mismo sobre lo que había hecho. Haber sido un desgraciado con Gabriela fue el peor error de su vida, porque hasta le podía costar el trabajo. Entonces, una voz en su cabeza le dijo que claramente fue un estúpido por no haber sido sincero y satisfacer a esa jovencita. Él después del viaje en avión, llamaba a Vicky, quien no le contestaba, pensó que quizás ella estaba ocupada así que decide ir a la casa de la playa, para darle una sorpresa y así el quitarse ese mal momento que vivió con Gabriela.
Al llegar a la casa, Eduardo quedo sorprendido al ver que había dos autos más, junto al de su novia. Pero no dejo que eso lo distraiga entró, sin sospechar a lo que se iba a enfrentar. Esperaba encontrar algo desordenado, porque se suponía que Victoria iba a pasar un día de chica, junto con sus amigas, sin embargo, todo parecía estar ordenado, solo había un par de copas en la mesa del salón principal y un cojín tirado en el suelo. Eduardo lo recoge y ligeramente toca el sofá, el cual se sentía algo húmedo, él pensó que a Vicky o, a una de sus amigas se le cayó alguna copa sobre este y por eso estaba húmedo. El silencio reinaba en el lugar, por lo menos en el primer piso.
Él continuó caminando, sin decir una palabra, porque pensaba que Vicky debería estar agotada y durmiendo. No obstante, al ir llegando a la habitación donde ellos dormían, cuando ocupaban aquella casa, escuchó unos gemidos. Algo intrigado, siguió caminando sin hacer mucho ruido, al estar frente de la puerta, se percata que esos gemidos no venían de esa habitación, sino de la siguiente. Él se acercó por curiosidad a ese cuarto y al abrir la puerta, se encuentra con el verdadero rostro de su prometida.
Aquella mujer estaba en la cama, mamándole el miembro a Mario, mientras Tiago le perforaba el culo con su polla y Rodrigo otro colega de él le cogía el chocho. Eduardo no supo cómo reaccionar, estaba perplejo, angustiado, enojado, un conjunto de emociones y sentimientos, lo perturbaban. En eso, Tiago le dice a Victoria.
Tiago: Dios... Follamos toda la noche y apenas te despiertas, nos haces cogerte de nuevo Vicky.
Vicky: (Sacándose la polla de Mario de su boca) Hhhmmmgg… N-no sé… Q-qué le pasa a mi cuerpo… Pero desde hace unos días, no he dejado de estar cachonda y solo quiero ser follada…
Rodrigo: Yo creo que eres una puta que le gusta hacer cornudo al ingenuo de Eduardo.
Afirmó con una risilla.
Tiago: Sí, opino lo mismo, disfrutas cogerte, una y otra vez con los colegas de tu prometido, puta...
Vicky: Ooooohhhh, oooooohh, hhhhhmmmm... N-nn... No me llamen así…
Mario: Pero si eso eres, una puta, solo mírate como mueves las caderas para recibir vergas en tu culo y tu vulgar vagina.
Rodrigo: (Ríe) Y mama con fervor otra pija, no eres más que una puta. Hasta siento pena por Eduardo, que se va a casar con esta guarrilla que hasta le mamaría la vieja polla al jefe.
Eduardo se sentía como un estúpido, ver a Victoria así, le había lastimado su orgullo. El karma llegó de forma instantánea para él, pero no iba a lamentarse, ni tampoco intervenir cuando debió hacerlo, porque había encontrado la excusa perfecta para ir a su casa y desquitarse con su pequeña perrita de grandes tetas. Salió de la residencia como si nunca hubiera entrado, Vicky ignoraba que había sido encontrada, ni por el ruido que hizo el coche de Eduardo, sospecho que alguien había estado en ese lugar.
Al mismo tiempo, Lorena estaba a punto de probar una nueva experiencia sexual. La Milf había salido en búsqueda de Max, su cuerpo ansiaba tener a ese muchacho y su verga dentro de su coño hambriento. Sin embargo, al igual que en las redes sociales no encontraba nada sobre él. Agotada, tomaba un pequeño descanso, sentándose en una de las bancas de la plaza y se abanica con su sombrero. Tanto hombres y mujeres quedaron impresionados por la belleza de esa hembra, que con un simple vestido rojo, llamaba la atención en todo el lugar.
Ella ignoraba esas miradas, pues seguía pensando en Maximiliano y en cómo pudo haber desaparecido sin dejar ningún rastro, ya que ni en el aeropuerto había información de él. La mujer dejó de divagar en su mente y resignada se disponía a levantarse e irse de regreso a la casa de su amigo, cuando sus ojos se cruzaron con los de una vieja conocida. –“¿Lorena?”- se escuchó de una voz dulce, la Milf colocándose de pie y sonriendo dijo, –“Guao, Perla, ¿cuánto tiempo?”-, ambas mujeres se abrazaban, de manera afectuosa.
Perla era una de las confidentes de Lorena en su juventud, las dos eran tan intimas que solían contarse sus experiencias ligadas al sexo, no obstante sus caminos se separaron cuando la primera se ganó una beca en Estados Unidos y se fue a estudiar. Aunque los años habían pasado y lucían distintas a cuando eran joven, aun mantenían esa conexión que las hizo reconocerse de manera inmediata. Lorena con solo ver a Perla, se daba cuenta que le había ido muy bien en la vida, se veía tan jovial y joven, que sintió algo de envidia, ya que ella pudo haber ganado esa beca si no se quedaba embarazada.
Perla: Fuaa, te ves guapísima amiga.
Mirándola de pies a cabezas y centrándose en ese escote en uve que tenía la mujer.
Lorena: Digo lo mismo.
Tras decir aquello, un hombre se acerca donde ellas, era más bien un chavalito, alto, de cabello corto y negro, de cuerpo algo fornido y piel negra. Lorena quedó algo confundida e iba a preguntarse si necesitaba algo, cuando Perla se arrima donde él, dándole un beso bastante cachondo.
Perla: Amor, tenemos cambios de planes. Ella es una amiga de mi infancia y adolescencia, se llama Lorena y quiero ponerme al día, después de tantos años sin vernos.
El chico no dijo nada y solo afirmó con su cabeza, todo porque Lorena lo había impresionado con su cuerpazo. Al igual que Perla se quedó perdido mirando ese escote divino, la Milf sintió esa mirada devoradora y no pudo evitar sentirse agradecida y caliente.
Perla: Por tu rostro puedo ver que estás asombrada como una mujer como yo de 36 años, estoy saliendo con un hombrecito de tan solo 20. (Mordiendo sus labios) De hecho ni yo me lo creo aún, pero feliz muy feliz con Edward.
Lorena después de oír el nombre, soltó una carcajada, que dejó desconcertada a la pareja.
Perla: ¿Lorena?
Lorena: Disculpa, (tomando aire) es que Edward es Eduardo en inglés y eso me causo tanta gracia.
Perla: Que casualidad, ¿no?
Lorena: Demasiada. Por cierto, tu novio sabe hablar en español, ¿verdad?
Perla: Sí, aunque hay palabras que aún le cuesta decir, pero no te preocupes, que podrá entender todo lo que digamos.
Lorena le sonríe y ese muchacho quedó una vez más hechizado por ese escote. Aquel trio comenzó a caminar, el joven se quedaba callado oyendo como las dos mujeres seguían contándose cosas de su vida. Por otra parte, Eduardo llegaba a su casa, él al no ver a nadie por ningún rincón, camina hasta su habitación, donde escucharía el sonido del agua corriendo, este ruido provenía del baño. Con intriga, abre de la manera más silenciosa la puerta y entonces aprecia a Romina, completamente desnuda tomando una ducha, sus ojos se le dilataron y su verga se le endureció de inmediato.
La jovencita dejaba que el agua fluyera sobre su cuerpo mientras ella enjabonaba sus tetas. Tenía sus pezones duritos, provocando al maduro de querer entrar para chupar y morder esos melones, Romina soltaba unos tiernos gemidos que solo cachondeaban más a un Eduardo que perdía la cordura. La muchacha se agacha dejando ver esos inocentes labios vaginales y ese ardiente y virgen coñito, el hombre comenzaba a cuestionarse si seguir parado ahí fisgoneando o entrar a la ducha para hacerle compañía a la hija de su amiga. El momento más crítico fue cuando ella inicio a jugar con su vulva utilizando sus deditos, haciendo que Eduardo se masturbada también.
–“Jodeeeeer… Que tetas más divinas tienes Romi. Entraría sin dudar ahora mismo al baño, para reventarte ese coñito, pero antes debo confirmar que Lorena no esté aquí”- manifestó el hombre en sus pensamientos. La jovencita ignorando que su querido tío estaba observándola desde afuera, se introduce sus dedos de su chochito, mordiéndose los labios susurra –“Ooohh… Señor Tomás”- el maduro no distinguía entre esos jadeos lo que murmullaba la muchacha. Ambos continuaron dándose auto placer y cómo si estuvieran sincronizados se corrieron al mismo instante.
Romina quedo de rodillas en el suelo, recuperando sus energías, Eduardo en cambio se subió el pantalón de manera rápida y con una toalla limpia el semen que había tirado al suelo. Sabía que debió controlarse porque alguien lo pudo atrapar, sin embargo, la adrenalina de ser encontrado lo entusiasmo más de la cuenta. Suspiro y se colocó a examinar cada dormitorio, para estar seguro que solo estaban ellos dos. Ella sale de la ducha, seca su cuerpo y se viste, toma su celular, dándose cuenta de que tenía un mensaje, la muchacha sonríe, llamando al número del mensaje que había recibido.
Romina: (Alegre) Hola amiga, tanto tiempo, ¿cómo has estado? Yo perfectamente… Ajá, (ríe) oye, te llamaba para decirte que estoy en la casa de mi tío Eduardo y podríamos juntarnos unos días de esto, para recordar cosas de nuestra infancia… Sí… Ajá… Claro, mañana, dudo que mi tío se moleste porque vengas, te envió la dirección y hablamos… Ok… Bye, bye…
La joven se había contactado con Belén, su amiga de la infancia, la cual no veía desde que se mudó, hace 8 años. Saliendo de la habitación, baja las escaleras mirando su celular, sin darse cuenta, pisa mal un escalón y pierde el equilibrio, cayendo. Eduardo al escuchar el golpe y el grito de dolor de la muchacha, corre a donde ella. Al verla en el suelo, la carga entre sus brazos y le pregunta si le dolía algo, ella le contestaba que el tobillo del pie derecho. El maduro la lleva al sofá más cercano, en donde la recuesta y le quita el zapato para ver su pie y masajearlo suavemente. –“Gracias, tío”- susurró la chica, Eduardo no le contesta y continua con su masaje.
Romina: Tío, al parecer no es nada grave. Aunque admito que me encanta que te preocupes por mí y sentir tus suaves manos masajeándome.
El maduro suspira y deja de masajearle el pie para sentarse al lado de ella.
Romina: Por cierto tío, ¿por qué no me dijiste que habías llegado? Te pude haber recibido con uno de los atuendos que le compraste a Luxure.
Eduardo: (Tomándola de la cintura) ¿Lo dices en serio?
Romina: (Sonríe) Claro tío y hasta te dejaría que juegues con mis tetas de nuevo.
Ella acerca sus labios a los de él y rozándolos, le murmura, –“Tío, nadie está en casa, así que podemos hacer lo que queramos”-, esas palabras enloquecieron a Eduardo, que solo quería empotrar a esa jovencita, pero justo cuando sus lenguas parecía que iban a tocarse, él recuerda a Gabriela y aquella imagen de ella llorando, hace que se aleje de Romina.
Romina: ¿Pasa algo, tío?
Eduardo: No… So-solo necesito tomar algo de agua.
Romina: Ya veo.
El maduro no comprendía lo que había ocurrido, pero rápidamente sus ojos se concentran de nuevo en ese par que rebotan con cada pequeño movimiento que realizaba la muchachita.
Romina: (Sonríe) ¿Tío me echaste de menos?
Dijo con en un tono angelical y apretando con sus brazos esos bellos y gordos senos.
Eduardo: Sí, mucho.
Murmulló hipnotizado.
Romina: Por eso te envié un fragmento del vídeo de lo que hicimos aquella noche. ¿Lo viste?
Eduardo: Sí.
Romina: ¿Y te la jalaste pensando en tu linda Luxure?
Eduardo se quedó callado, porque nuevamente la imagen de Gabriela llorando apareció en su cabeza.
Romina: ¿Pasa algo tío?
Eduardo: Perdón, déjame comer algo y luego continuamos.
Expresó el hombre, tratando de despejar su mente, ya que esa imagen lo estaba perturbando, justo cuando quería dar el siguiente paso con Romina. Ella ingenua, pensó que Eduardo se estaba arrepintiendo, así que caminando detrás de él, le consulta.
Romina: Tío, ¿estás enojado conmigo?
Eduardo: No, no estoy enojado contigo Romina, sino conmigo.
Romina: (Intrigada) ¿Contigo? ¿Por qué?
Eduardo: Porque fui un patán.
Romina: ¿Un patán? (Ríe) ¿Con esa rubiecita?
La joven vuelve a soltar una carcajada pero esta vez de forma burlista, Eduardo algo irritado golpea su mesa con un puñetazo, asustando a la muchacha, él con la mirada agachada, le responde.
Eduardo: Romina, no quiero que te burles de ella, ¿ok?
Romina: ¿Por qué? ¿Acaso ella te gusta más que yo?
Eduardo: No, Romina, no es eso.
Romina: Ah, ¿no? ¿Entonces por qué?
Eduardo quería confesarle a Romina, lo que le había hecho a Gabriela y lo arrepentido que estaba, al darse cuenta que tenía una especie de obsesión por las dos, no obstante no quería lastimar a ninguna, no quería más lágrimas.
Romina: Tío, ¿por qué no me miras mejor?
El maduro se voltea y observa como esa jovencita, se sube la camiseta y tomando una botella con agua que tenía al lado, moja sus tetas. Las cuales comienza a masajear, con un rostro bien coqueto.
Eduardo, se queda quieto como una momia y perplejo. Ella aprovecha para ir acercándose a él y le dice.
Romina: Bien, no me burlaré de la rubiecita, sin embargo, acepta que te gustan mis tetas y que te mueres por jugar con ellas de nuevo.
La distancia de ambos era cada vez más menor. Eduardo finalmente era capaz de sacar esa imagen de Gabriela de sus pensamientos. Al darse cuenta, la joven estaba al lado suyo y sus tiernos labios acariciaron los de él. Rápidamente el maduro se rinde, deja de pensar y acepta ese beso que le era adictivo. Tan dulce, tan inocente y a la vez cachondo. Los dos se devoraban la boca, ella metía sus manos entre el pantalón del hombre y él le agarraba la cintura, luego bajo sus manos hacia el trasero de ella. Se detuvieron para tomar algo de aire, pero nuevamente se besan con mucha pasión. Recostándose en el suelo, eran tapados por el mueble que de cocina.
Ya rendido en el deseo, Eduardo, comienza a manosear ese par de tetas, haciendo soltar unos tiernos gemidos a Romina. Ella le bajaba el pantalón, quedando con la polla del hombre entre sus manos. Él deja de besarla y baja su boca hacia los senos de la muchacha, los cuales muerde y chupa. Romina, solo podía jadear y sentir como su vulva se humedecía cada vez más y más, tanto que sentía que iba a tener un orgasmo por aquello. Sin embargo, la diversión de ambos sería interrumpida, cuando sienten abrir la puerta.
Ambos pensaron que se trataba de Lorena por lo que sintieron un escalofrió recorrer por sus cuerpos, Eduardo se levantó de forma desesperada, al mismo tiempo que oye los pasos acercándose a la cocina. –“¿Piero?”-, exclamó Eduardo sorprendido al ver a su amigo, este lo saluda e igualmente asombrado, le comenta que no esperaba verlo tan pronto. El hombre recordó que no le había avisado que los negocios con Zheng fueron un éxito total el primer día, por lo que su amigo, había llegado para hacerle compañía a Lorena y Romina.
Eduardo: Acabo de llegar, las negociaciones con Zheng fueron más rápidos de lo que pensábamos.
Piero: (Sonríe) No me digas que al final decidiste aplicar tu viejo pero efectivo truco.
Eduardo: No, de hecho, Gabriela se encargó de todo.
Piero: (Desprevenido) ¿Ga-Gabriela? No me digas que Zheng se acostó con la hija del jefe.
Eduardo: ¡¿Quéééé?! Noooo, claro que no, solo lo convenció con palabras.
Romina, beneficiándose que Piero no sabía que ella estaba ahí y menos la veía, tomó el erecto miembro de Eduardo y lo puso entre sus tetas. El hombre la miro por unos cortos segundos con un rostro de espanto, pensando que los iban a atrapar, ella por el contrario estaba excitada y con ganas de tener ese mástil en su boca una vez más, lentamente se fue engullendo en su boca y de una forma muy placentera. Eduardo trataba de no gemir, para que su amigo no se dé cuenta de lo que pasaba, aunque con el paso de los minutos era más difícil callar esos suspiros.
La jovencita tragaba un poco más de la mitad de esa polla y se la sacaba de la boca. Repitiendo el proceso, esperaba poder tenerla en lo más profundo de su garganta nuevamente. Piero notando que su amigo temblaba, le pregunta si se encontraba bien, él le responde que sí. Luego él le consulta en donde estaba Lorena, a lo que Eduardo responde que no sabía en donde andaba su amiga, tal vez había salido con su hija a recorrer la ciudad. –“Ya veo”- susurra Piero, mientas se acerca a él, haciendo que Eduardo sienta terror y a la vez una gran excitación por la adrenalina de ser atrapado.
–“¿Pasa algo?”- añadió Piero al ver a su amigo quejándose e inquieto, –“E-estoy cansando por el viaje”-, contestó tratando de actuar con normalidad. La jovencita, seguía jugando con esa verga, pasando su lengua alrededor de la glande y luego se la introduce en su totalidad. Eduardo sintiendo que estaba a su límite y por ende que ya no podía prolongar más el silencio de sus gemidos, cerró los ojos, mientras mordía su labio inferior y expresaba en un tono bajo –“Mmmmmhhh"- pero cada vez era más alto y notorio. Sin embargo, para la suerte del hombre, Piero se retira del lugar.
Él le dice que iría a mirar una película en el salón y que esperaría a Lorena, porque quería hablar algo con ella. El hombre sonrió por unos largos segundos, hasta que finalmente le manifestó a su amigo que él por su parte se iba a ir a dormir, porque ya no podía más de la fatiga, si hubiera sido en otras circunstancia lo acompañaba con unas copas. Su amigo le dice que comprendía y que se merecía un buen descaso después de todo estaba de vacaciones. Piero sale de la cocina y Eduardo al ver que ya existía una gran distancia, jala del cabello a la muchacha y la retira de su polla. Ella muy agitada tomaba aire y a la vez sonría, él solo la mira.
Romina: Pe-perdón tío... No pude aguantar las ganas de mamarte esa rica y dulce polla que tienes... Además, tus bolas están más hinchadas que la noche del domingo, quiero vaciarlas, por favor déjame hacerlo.
Eduardo: Acompáñame a mi habitación.
Esas palabras alegraron a Romina, ella bajaba la ramera, mientras que Eduardo, se subía el bóxer y el pantalón. Ambos suben de forma silenciosa las escaleras y se meten en el cuarto. Ella tenía bien claro lo que iba a suceder, él aun no, después de haber sido interrumpidos por Piero, Eduardo dudaba si quería coger con Romina, por lo mismo se sorprendió al ver que la muchacha se desvestía.
Eduardo: Romina, ¿qué haces?
Romina: Vamos a coger, ¿no? Para eso me trajiste a tu cuarto, ¿verdad?
Eduardo: No.
Romina ya se había sacado la camiseta y el pantalón, solo tenía su tanguita puesta. Confundida se acerca al hombre y en un tono mezclado entre seductor e inocente, le pregunta.
Romina: Entonces, ¿para qué me invitaste a tu habitación? Espero que no para charlar y darme motivos que lo que hicimos está mal.
Eduardo: (Tragando saliva) Bueno… Yo pensaba que haríamos lo mismo que la última noche.
Romina: ¿En serio? ¿No piensas en mí, tío? Estoy muy cachonda y tengo la vulva muy mojada.
Afirmó tomando las manos del hombre y acercándolas a su braguita, que estaba muy húmeda. Entretanto le susurra en el oído.
Romina: Quiero coger contigo tío y que tomes mi virginidad. Hazme tuya, por favor y déjate llevar por esta locura. Además recuerda que soy Luxure.
Eduardo: (Nervioso) Ro… Ro…
–“Ssshhhh”-, le dijo Romina, colocando su dedo en los labios de él, al mismo tiempo que se retira esa fina tanguita, quedando completamente desnuda, adelante del maduro. Presumiendo su cuerpo y usando su talento actoral trata de hacer caer a Eduardo, quien difícilmente iba a poder resistirse.
Romina: Señor Eduardo, ¿le gusta lo que ve?
Expresó con un acento francés. Engatusando más al hombre que difícilmente se contenía.
Romina: Con sus ojos clavados en mi cuerpo, voy a suponer que sí. Aunque tal vez también se pregunta, ¿por qué una jovencita hace todo esto? Y la verdad es que solo soy una chica traviesa. Sin embargo, a mi padre nunca le he importado, por lo que usted si quiere puede tomar su lugar hoy.
Acariciando ligeramente ese pene erecto.
Romina: Tiene aquí una gran herramienta con la cual puede castigarme, enterrándomelo hasta el último centímetro, pero si usted quiere puede nalguearme e intentar quitarme estas enorme ganas de montar su pollón. Aunque le advierto que no va a conseguir nada, solo aumentar mi deseo por usted.
Eduardo: Mierda, Romina. Tú me quieres volver loco, ¿verdad?
Romina: ¿Romina? ¿Quién es Romina? (Ríe) Yo soy Luxure.
Ella lleva sus manos hacia el cuello de él y lo besa. Aquel beso consumió los últimos titubeos de Eduardo, quien ya no resistía más, necesitaba que esa zorrita sea suya. Quitándose la camisa y le susurra en el oído a la muchacha.
Eduardo: Tú ganas, ponte de rodillas y chúpame una vez más la polla, para que luego te quite tu virginidad.
Esa declaración emocionó a Romina, quien, sonriendo, obedece. Colocándose de rodillas, le da unas tiernas lamidas a esa tranca, la cual comienza a mamar con mucho entusiasmo, provocando unos grandes jadeos por parte de Eduardo.
Eduardo: Ooooohhhh, mierdaaaaa... No te lo he dicho, pero para ser una inexperta, mamas muy bien, perrita, no pares.
Mientras ella dejaba bien cubierta de saliva esa polla, en sus pensamientos le contestaba al hombre, –“Tío, si supieras que hace un par de años ya me comí un buen trozo de carne, entenderías porque mamo tan bien”- Romina se retiraba de la boca esa tranca y se levanta del suelo. Caminando hacia la cama se recuesta dejando abierta sus piernas, señalando su coño, le pide a Eduardo que la coja. Sin embargo, el maduro, se acercó a ella con otras intenciones, en vez de penetrarla, comienza a jugar y a comer ese chocho jovencito.
Romina: Tío pervertidooooo... Diooooossss... Me encanta cómo devoras mi coñitoooo... Hhhmmmm, siiiiiiiiiiii…
La muchacha experimentaba un gran placer, con los mordisqueos del hombre y la forma que comía su coño.
Romina: Oooooohhh, sííííííí... Hhhhhhmmmm... Hhhhhhhhhmmmmm...
Sintiendo que el orgasmo estaba cerca, lleva sus manos a la cabeza del maduro. Empujándolo con más fuerza hacia su vulva, ella se movía al compás de esas lamidas. –“Oh, ooohhh, ooooooooooohhhh...”- expresaba esa traviesa jovencita, mientras se venía en la boca del hombre. Tras correrse, queda tumbada en la cama tomando aire y tratando de recuperar energía. Eduardo se levanta y perfila su miembro hacia esa vagina virgen.
Eduardo: Llego el momento que tanto deseabas.
Romina: (Sonriendo y aún agitada) Sabes, me estuve preguntando todo el día, ¿cómo esa cosa enorme cabe en un coño?
Eduardo: Ahora sabrás la respuesta, perrita. Por cierto, lo voy a hacer lento y despacio, para que tu chochito se vaya acostumbrando, ¿ok?
Romina: Ok...
Eduardo paulatinamente aproxima su miembro a ese coñito virgen y hambriento. Cuando la cabeza de su pene choca con la vulva de la muchacha, empieza a jugar un momento. Flotando su glande con los labios vaginales, hasta que poco a poco, va a entrando. Lo que generaba los gritos y gemidos de la jovencita.
Romina: Oh mierda, oh mierda, oh mierda, oh mierda, oh mierdaaaaaa... Es tan grandeeeeeeeee...
Eduardo, solo había introducido la cabeza de su pija y Romina con solo sentirla adentro se corría de nuevo. Pero eso no detuvo al hombre, quien continúo metiendo más y más profundo su mástil. Entre sollozos y suspiros de placer, la jovencita soltaba su néctar otra vez, sujetada de las sabanas.
Romina: Diiiiooooooooooossss...
Eduardo: Solo tienes la mitad adentro y ya te has corrido, como tres veces... No quiero imaginar el orgasmo que vas a tener cuando la tengas toda adentro.
Romina: (Suspirando) Aaaahhh, aaaaahhh, aaaahhh, oooohhh... Mierdaaaaa... Es tan grande, que ya me siento llena y con el coño re… partido.
Eduardo: ¿Solo puedes con la mitad? Es una verdadera lástima, porque Vicky aguanta toda mi polla adentro y estoy seguro de que otra jovencita, también soportaría tenerla toda en su chochito...
Romina: Y-yo… Yo… Yooooo... Puedo aguantar... Puedo soportar toda tu verga adentro... Solo decía que ya me sentía llena, pero la quiero toda adentro...
Eduardo: Esa es la actitud.
Nuevamente el hombre se ponía a taladrar ese coñito apretado. Romina no dejaba de tener sus manos sujetadas en las sabanas, veía como la polla de su querido tío Eduardo, iba entrando cada vez más adentro de su chochito.
Romina: Hhhhhhmmmmgg... Hhhhhhhhmmmmgggg... Uuuuuhhhmmm... Diooooooooooossss... Es tan grande... Y taaaaaaannn ricaaaaaa... Ooooohhh, ooooohhh, uuuuuuhhhhmmm...
Eduardo acerca sus labios a los de la jovencita, se los muerde de forma provocativa y le pregunta.
Eduardo: ¿Esto es lo que querías? ¿Qué te rompiera el coñito y que te hiciera mi mujer?
Romina: Síííí... Sííííí...
Eduardo: Aún no la tienes toda adentro, ¿en verdad quieres toda mi pija dentro de ti? Porque yo no quiero lastimarte, solo quiero que disfrutes de esto, pequeña perrita.
Romina: Ya tengo todo mi coño destrozado... Solo hazlo...
Eduardo: Ok, mi perrita.
Una vez más se ponía a penetrar, pero esta vez, lo hacía como más rapidez y estocadas más profundas. Para callar los aullidos de la muchacha, decide besarla. De esta forma, no tardo en meter completamente su pene en el chochito de la jovencita. Una vez hecho esto, sonriendo le pregunta.
Eduardo: ¿Te gusta cómo se siente?
Romina: Aaaahhh, aaaahhmmm, aaahhhh... Sí, tío... Se siente de maravilla... Ahora no tengas piedad y fóllame bien duro...
Eduardo: Si eso es lo que deseas, no te lo voy a negar.
Eduardo retira lentamente su polla de la vagina de Romina, la cual siente un placer desgarrador. Cuando solo tenía la cabeza del pene adentro, el hombre decide dar una estocada brutal. Prácticamente de una, le entierra casi toda su tranca. Las tetas de la muchacha rebotaron y ella soltó un grito, acompañado de las palabras –“Sigue así, no pares"- él lo complació moviendo sus caderas sin frenesís. Mientras tanto, Lorena estaba compartiendo con Perla y la pareja de esta.
Las mujeres chocaron sus copas y el muchacho que había estado todo el rato mirando a Lorena, se retira argumentando que no quería incomodarlas, para hablar ciertos temas. Perla le da un piquito a su novio y sonriendo mira a su amiga, diciendo, –“Justo a tiempo, ¿no crees?”-, Lorena bebe un poco de su copa y responde, –“Te mueres por preguntarme cómo me ha ido en estos años, en el sexo, ¿verdad?”-, a lo que Perla contesta –“Tú me conoces muy bien”- acercándose a ella y mordiendo sus labios al mirar ese escote de nuevo.
Lorena: Bueno, mi vida sexual ha estado muerta.
Perla: ¿Bromeas?
Lorena: No, mi hija ha sido mi prioridad y no me arrepiento de aquello.
La Milf vuelve a beber de su copa y Perla sonriendo pícaramente le pregunta.
Perla: Ahora entiendo por qué viniste a ver a Eduardo, porque quieres que te empotré como en los viejos tiempo.
Lorena: ¡Perla!
Exclamó avergonzada, mirando a todos lados esperando que nadie haya escuchado esos dichos de su amiga.
Perla: Oh vamos mujer, no te hagas la mojigata ahora. Pero dime, ¿ya te lo has tirado?
Lorena: (Sonrojada) ¿Cómo se te ocurre?, ya te dije que Eduardo está comprometido.
Perla: ¿Y eso qué? Él no dejó de buscarte cuando estabas casada y más de una noche te consoló, o eso me dijeron unos pajaritos, por eso pensé que ambos ahora estaban juntos finalmente.
Lorena: No sé quién te fue con ese chisme, pero nuestra relación quedó como mejores amigos y de ahí no se va a mover.
Perla: Así que no desmientes que durante tu matrimonio con ese idiota, dejaste que ese semental te hiciera feliz.
Lorena mordió sus labios con una sonrisilla coqueta, que era difícil de ocultar.
Lorena: No, no lo desmiento, porque esa fueron nuestros últimos encuentros. Hasta me propuso que me separé de Martín y me vaya con él, pero lo rechacé, por el bien de ambos.
Perla: ¿Por el bien de ambos? Lo dudo mujer.
Lorena: (Ríe) Si te hace feliz, admito que fui una tonta, por no haber aprovechado aquella ocasión, sin embargo, ya no puedo volver hacia atrás, así que solo queda recordar.
Dijo la mujer sintiendo como su cuerpo se sumergía en la calentura, al recordar aquellas veladas con su mejor amigo. Si supiera que aquel mismo hombre en ese instante estaba con su hija, dándole un interminable beso, a la vez que la embestía con furia. La muchacha jamás se había imaginado que aquel hombre que ella tanto amaba era una bestia cuando se trataba de sexo. Era como si su personalidad cambiara, aunque eso no era lo que realmente le importara, sino que estaba cumpliendo su sueño. Y a pesar de que le dolía mucho el coño, podía aguantar más de esas estocadas mortales que le daba Eduardo.
Mientras gemía y sentía como salía y volvía entrar esa gran polla dentro de su chochito, se decía a ella misma. –“Finalmente soy la puta de mi tío Eduardo... Sí, su puta... Su esclava... Su perrita... Seré todo lo que él quiera...”-, abría su boquita para volver a sentir la lengua del maduro jugar con la suya. El hombre estaba encantado con ese chochito y lo comparaba con el de Lorena, no sabía por cual decantarse ya que ambos eran maravillosos, solo pensar en eso sus ganas por tener a su amiga en cuatro habían regresado y su mente morbosa fantaseó con madre e hija en un maravilloso trio.
Eduardo: Ooooohh, mierda... Tu vagina aprieta cada vez más, Romina.
Romina: Hhhhhhhhmmmmmm.... Hhhhhhhmmmmmm, uuuuuuuuhhhhhh, nnnnnggghhhh... Tíooo... Es por... Porque... Mi coñitoooo... Disfruta mucho de tu pija...
Eduardo: Ah ¿sí?, ¿eso quiere decir que tu chochito ama mi pene?
Romina: Síííííí... Hhhhhmmm, oooooohhhh... Lo ama y muchoooo...
Eduardo: Bueno... Entonces demuéstramelo.
Eduardo decide cambiar de posición, parando saca su miembro de la vagina de Romina y se recuesta en la cama, dejando su dura polla, perfila hacia arriba. La jovencita no entendía que planeaba el hombre, pero su coño vicioso, le estaba pidiendo que se metiera rápidamente aquel mástil. En el hotel, las amigas seguían bebiendo y riendo de sus historias, aunque la lujuria no dejaba de susurrarle a Lorena. Perla cortando toda distancia con ella, coloca su mano entre su pierna y en un murmulló le dice en el oído, –“¿Te gustaría probar algo nuevo?”-
La Milf quedó atónita por las palabras de su amiga, quien luego de mirar fijamente a su alrededor, se agacha y en décimas de segundo clava su boca en ese chocho empapado. –“Pe-Perla”- balbuceó la mujer al ver que su amiga, sin pudor le quitaba la tanga y fue rozando su lengua con esos labios vaginales que no dejaban de humedecerse. Aquello hizo que Lorena suelte un chillido de gusto, pues su cuerpo no había dejado de estar caliente durante todo el día y necesitaba algo así, para poder calmar ese deseo que cada vez se estaba siendo más infernal.
A pesar de que se sentía extraña, porque nunca había estado con una mujer, Perla no le dio tiempo para que la detuviera. Continuó lamiendo con ternura y al mismo tiempo con sus manos acariciaba ese coño hambriento. Lorena empezaba a tener su voz agitada, se mordía los labios para evitar que un gemido se le saliera. Ella volvió a observar a su amiga y contemplo una mirada de deseo con la cual no pudo contenerse. Acariciando su cabello, le daba la aprobación para que siguiera y Perla sin prologar aquello, con su lengua empezó a devorarle el coño de una forma similar a como lo hacía Eduardo, e incluso mejor.
Era tanto el placer que sentía en ese momento, que dejó salir un largo y cachondisimo suspiro, –“Ooooooohhh, Diooooosss míoooooo”-, esa boca era una maravilla, tocando sectores que ni ella sabía que le daba tanto placer. Perla por su parte gozaba comer ese chocho al que le había tenido muchas ganas desde que eran adolescentes, su sabor sin duda era el más dulce que había probado, mordiendo gentilmente el clítoris de la Milf, logró que ella soltará y experimentara de un orgasmo increíble.
Perla saboreando su boca después de obtener esos melosos jugos, guarda entre sus bolsillos la braga de su amiga. Saliendo debajo de la mesa y volviendo a sentarse al lado de ella, le susurra, –“¿Quieres que continuemos en mi cuarto?”-, Lorena sin pensarlo, acepta esa invitación lascivia. Ambas mujeres se retiraron del lugar entre risas y muy cercanas, era tal el descaro que Perla, tenía su mano derecha reposada en el trasero de Lorena y mientras subía por el ascensor no contuvieron sus ganas y se comieron las bocas.
Las amigas parecían una pareja que estaba celebrando algún aniversario, porque sus lenguas no dejaban de estar enredadas y el roce de sus cuerpos, solo hacía que esa escena fuera más excitante de lo que era. Cuando llegaban al piso en donde se hospedaba Perla, el celular de esta sonó, interrumpiendo su largo y apasionado beso. No podía ser peor momento para Perla, pues la estaban llamando desde su empresa, ella suspiró amargamente porque entendía que no podía dejar de lado sus obligaciones. Dándole la tarjeta de su habitación a Lorena, le pide que la espere, que no iba a tardar tanto.
La Milf sonriente toma la tarjeta y camina por el pasillo acomodando su vestido, que había quedado desordenado después de que su amiga estuviera estrujando sus grandes tetas. Lorena abre la puerta y la imagen con la que se encontró no pudo ser más inusual y cachonda. Aquel jovencito negro estaba sentado en la cama, completamente desnudo y pajeando su verga de gran tamaño. La mujer con lo excitada que estaba se dejó llevar por sus instintos y cerrando la puerta se allega a ese muchacho que la miraba deleitado.
Sin decir ninguna palabra, ambos se envolvieron en un abrazo y candente beso. Él simplemente no resistió más, durante toda la tarde había estado bajo el embrujo de la Milf y verla ahí dispuesta a complacerle sus fantasías, era algo que no iba a desaprovechar. Sus manos fueron retirando ese vestido de color rojo que cayó lentamente al suelo, Edward miró asombrado ese par de melones con los cuales había perdido la cabeza, verlos en su mayor esplendor era un privilegio.
Ella se sentó en el regazo del joven, tomando su tranca erecta la masajea con sus manos, mientras que él apretaba esas gordas tetas y sumergía su rostro entre ellas. La madura soltó unos suspiros sin dejar de sobar ese tronco que de seguro su amiga comía todos los días. El chaval luego de ahogarse entre medio de esos senos y pellizcar los pezones de esa hembra, comenzó a lengüetearlos y los mordía. Los jadeos por parte de la mujer fueron cada vez más intensos y no tardó en murmurarle en el oído que se la clavara.
Rendidos en la lujuria ellos se acomodaron, Lorena se recostó en la cama y veía como aquel chico que podría ser fácilmente su hijo, perfilaba su venosa y dura polla hacia su vagina. Los primeros centímetros de esa verga fue una verdadera delicia, porque al ser más gruesa que la de Piero, extendió mucho más sus paredes vaginales, las cuales apretaban a esa pija como si no quisieran soltarla. Ella rápidamente abraza a su joven amante, sus piernas se engancharon en cintura y sus brazos en su espalda, clavando sus uñas.
–“Hhhmmm… Dame más de ese pollón negroooo”-, expresó la mujer mordiendo los labios del muchacho. Él complace a la Milf y fue enterrando su miembro cada vez más profundo, –“Ooooohhh, sí, sí, sí, sí…”-, balbuceó Lorena, moviendo sus caderas, para que su vulva saboreada mejor esa tranca que la estaba follando. El muchacho quedó impresionado al ver como esa madura bamboleaba su cintura y gradualmente tomaba el ritmo de esa cogida.
La mujer besa otra vez a Edward, quien intentaba retomar el liderazgo de esa follada, pero le era en vano, esa hembra no cedía. El roce de sus pieles ardientes, el constante golpeteo de ese pene a su matriz y el juego entre sus lenguas, hicieron que Lorena explotara en otro maravilloso orgasmo. El joven una vez más quedaba anonadado por la forma que se movía y cogía esa mujer, a pesar de haberse acabado tan pronto, seguía mandando en esa fornicación.
Él apretuja los senos de la mujer y los chupa con fervor, eso provocó que ella mitigada su dominio en ese apareamiento y el jovencito tuviera otra oportunidad para estar al mando. Pues si seguían al ritmo de ella, él no iba a soportarlo y terminaría corriéndose, quedando completamente derrotado. Sin embargo, la madura retomaba ese meneo de caderas infernal y entre unos gemidos, él le pidió cambiar de posición. La Milf accedió y cambiando de posiciones, la mujer se entierra ese tronco de una sentada en su interior.
Edward se quedaba con la boca abierta, viendo como esa hembra subía y bajaba, sin dificultad, enterrando bien profundo su mástil. –“Eres increíble”-, susurró el muchacho a moldeando esas nalgas. Ella halagada no paró de brincar y cachondeada por saber que se estaba follando a la pareja de su amiga, lo interpela para saber cuál de las dos era mejor. Edward ni lo pensó, solo a milésimas de oír esa pregunta, respondió, –“Tú Lorena, eres mucho mejor que Perla y eso que aún no he probado una mamada tuya”-
Esa afirmación colocó más contenta a la Milf que no quería dejar de montar esa pija negra. –“Al final si soy mejor que Perla en algo, en satisfacer a los hombres. Si ella viera como de loco tengo a su negrito, de seguro se le pasan las ganas de follar conmigo y me quiera muerta en cambio”-, manifestó la mujer en sus pensamientos. Lorena se inclina hacia atrás para poder sentir más adentro esa polla que le estaba encantando. Él la sujeta de los pies y ella se agarra de las sabanas, sin bajar la intensidad de la follada.
Un recital de gemidos se oye por toda la habitación, los dos sienten que sus cuerpos estaban al límite, la madura se retira aquel miembro de su coño y deja su vulva en la boca del muchacho, para que termine de hacerla llegar al orgasmo, mientras que ella se comía todo ese tronco. El muchacho pasea su lengua alrededor de esa vagina y de sopetón siento como la cálida boca de la Milf abraza su verga hasta estar entera dentro de ella. Él se regocija de placer y suelta toda su carga, cuando la mujer pasa sus dedos por esos huevos.
Tomando toda esa leche espesa, Lorena comienza a convulsionar y también suelta sus juegos, empapando el rostro de Edward, que seguía soltando semen. Ambos se quedan recostados en la cama, recuperando el aire. Ella traviesa se acerca sus labios y lo besa, él la toma de la cintura, negándole así que separe esa boca sabrosa de la de él. Tras ese fogoso beso, la madura le comenta al chaval que nunca antes había estado con un negro y que esa experiencia lo iba a guardar para siempre en su memoria.
Edward: Yo tampoco había estado antes con una Milf y es algo que también atesoraré en mis recuerdos.
Lorena: (Suspira) Eres bastante tierno, ahora entiendo por qué Perla está muy feliz, además de coger bien eres muy romántico. (Ríe) Aunque dudo que le guste saber lo que acabamos de hacer.
Edward: Así es, por eso quiero que guardes silencio, porque nunca le había sido infiel hasta hoy y era algo que no podía evitar.
Los dos se besan escuetamente.
Lorena: Descuida, no le diré nada a tu Sugar Mommy, este será nuestro secretillo.
La mujer le muerde sensualmente el labio al muchacho.
Lorena: Por cierto Edward, tu mamá no está molesta ¿por qué salgas con alguien mayor? Es decir, si yo fuera ella, estaría confundida de saber que mi hijo se folló a su profesora de universidad y luego comenzó una relación con ella.
Edward: Al principio se enojó mucho y hasta quería que terminará con ella, pero digamos que al final la acepto.
Lorena: (Ríe) Porque se enteró que Perla además de dar clases, es una empresaria muy exitosa, ¿no?
Edward: Has dado en el clavo.
Ambos se miran nuevamente y no resisten las ganas de besarse, entonces escuchan unos sonidos de unos tacones aproximándose, lo que los coloca alerta. Ella de manera rápida toma sus tacones y su vestido rojo, ocultándose detrás de una de las densas cortinas de la habitación. El muchacho trataba de actuar normal, sabiendo que debía distraer a Perla para dejar que Lorena se pueda escabullir e irse de la habitación. La mujer al abrir y ver a su novio desnudo en la cama queda algo desconcertada, ella no le dio importancia a lo desordenara que estaba la cama, sino que directamente preguntó por su amiga.
Edward le contestó que Lorena se tuvo que ir, porque la había llamado de manera urgente, eso hizo que Perla soltara un suspiro amargo, lamentándose por haber tenido que atender a esa llamada. La Milf se colocaba su vestido y miraba de forma simulada a la pareja, esperando su oportunidad para escapar de ahí. Él toma del brazo a Perla y susurrándole en la oreja le dice que le tenía una sorpresa en el baño, que lo acompañara. La mujer acepta con una sonrisa coqueta, una vez los dos encerrado en el baño, Lorena sale de su escondite y sigilosamente camina hasta irse de ese cuarto.
Lorena: Joder, que noche.
Murmuró la madura, tocándose los labios y mordiéndolos con suavidad. Mientras ella caminaba por el pasillo de ese hotel, su hija había logrado clavarse nuevamente esa enorme tranca que ella alguna vez disfrutó. Romina no podía creer que tenía todo ese pene dentro de su coñito, agitada se acerca a los labios de Eduardo y lo besa. Él con sus manos le agarra las nalgas y las manosea, sonriendo se aparta de la boca del hombre, colocando su torso lo más recto posible, comienza a brincar. Sus tetas rebotando de lado a lado con cada movimiento que realizaba.
Al principio podía montar y saltar encima de esa pija, sin problemas, pero luego de unos minutos, ya no podía aguantar el ritmo que tenía, sentía que de su cintura hasta sus pies se le estaban durmiendo. Al no poder continuar, esperaba tener un descanso, pero Eduardo, no se lo da. Mientras ella se recostaba en la cama, él se levantó y acercó su miembro nuevamente en la vagina de la joven, y la comenzó a empotrarla sin piedad. Metiéndole hasta el último centímetro de su verga, veía cómo aquella jovencita solo tenía la boca abierta para dejar salir sus sollozos.
Eduardo: Lo hiciste muy bien, pero yo quiero seguir jugando.
Romina: Aaaaaaaahhhh, hhhhhhhhmmmmm... Uuuuuhhhhhmmm.... Aaaaahhhhggg, oooooohhhh... Nnnnngghhh...
Ella era incapaz de modular alguna palabra.
Eduardo: Yo sé que tú quieres que siga, tu cara de puta, me lo dice. Que te la meta hasta la última pulgada de mi miembro dentro de ti, una y otra vez... Pero sabes, yo no solo quiero metértelo en tu chochito, también quiero darte por el culo. Así que ve preparando ese agujerito.
Romina parecía estar inconsciente, solo balbuceaba y se corría. Le dejaba todo el trabajo a Eduardo, quien igualmente disfrutaba de ese estrecho y joven coñito. Después de tanto penetrar, el maduro sentía que se encontraba en su límite, agarrándola fuertemente de la cintura, levanta a la muchacha. Metiendo su cara entre las tetas de ella, daba sus últimas grandes y monstruosas estocadas. Cuando estaba a punto de venirse, saca su rostro entre ese par de senos.
Eduardo: Te voy a rellenar como a un pavo... Espero que estés lista, perrita.
Tras decir eso, el hombre comenzó a bombear dentro de ese chochito. Cada chorro de semen provocaba una corrida por parte de la muchacha, ella sentía que iba a desmayarse de tantos orgasmos que experimentaba. Luego de llenarle la vagina de su leche, Eduardo se recostó junto con la muchacha para besarla, y ella finalmente tenía el descanso que tanto esperaba. El maduro se aparta de la jovencita, colocándose una vez más de pies, acerca su polla a la boca de la ella, pidiéndole que se la mame.
Romina no tenía mucha energía, sin embargo, no iba a negarse lo que le pidiera el maduro, así que abrió su boca y lengüeteo el alrededor de la glande, para luego tragárselo poco a poco. De manera ingenua la muchacha pensaba que todo iba a acabar ahí, no obstante, aquello solo era el inicio de la siguiente ronda. El hombre, apenas vio que su pene estaba limpio de semen, le pidió a la hija de su amiga que se diera vuelta y levante el culo.
Romina: (Sorprendida) ¿Cómo?
Eduardo: No te hagas la tonta. Ya te había dicho que también te iba a coger por el culo.
Romina: Pe-pe-pero tío… Pensé que con la cantidad de semen que soltaste, ya habíamos terminado.
Eduardo: ¿Bromeas? Mira mi polla, la tenga tan dura como antes e incluso más. Así que menos palabras y más acción.
Romina sorprendida miraba ese trozo de carne erecto, no esperaba que Eduardo tuviera tanta resistencia. Sin tener otra opción le hace caso al maduro, una vez que levantó ese culito, el hombre se acercó y comenzó a jugar con él. Metió su lengua lo más profundo que podía, la muchacha, rendida, sentía que su cuerpo se volvía a encenderse. Llena de deseo, movía su trasero hacia atrás, le encantaba como le devoraban el ano.
Romina: Hhhhhhmmm... Diooooosss... Tíooooo... Se siente bien como me comes el culo... Oooohhh... No pareeeesss...
Él continuó jugando con ese culito, a pesar de que no era tan grande como los de Vicky y Gabriela, tenía sus cualidades que lo hacían adictivo y especial, por ejemplo, su suavidad y su pomposidad. Sin embargo, mientras más disfrutaba de ese trasero, más comenzaba a desear a la otra jovencita que estaba enamorada de él, pero que rechazó. Arrepentido por no haber jugado con esas nalgotas tan apetitosas que tenía Gabriela, concluía que debía disculparse con ella, para gozar de esa cola divina.
Romina: Dioooooos… Que rico comes mi culito, tío…
Eduardo: (Sacando su boca de ese trasero joven) Debo admitir que no me esperaba, que fuera tan sabroso tu culo.
Romina: (Ríe traviesamente) ¿Vas a seguir comiéndolo entonces o me lo vas a coger?
Eduardo: Mmm… Difícil decisión. Yo creo que te lo voy a comer un poco más y luego te ensartare con mi polla.
Romina: Como quieras tío, después de todo, soy tuya…
Eduardo volvía a devorar ese trasero, llevando sus manos al coño de la muchacha, jugando con su clítoris e introduciéndole unos dedos dentro de la vagina, hizo que la joven hija de su amiga experimentara un nuevo y grandioso orgasmo. Romina no sabía cuántas veces ya se había corrido, pero jamás iba a olvidar esa noche, en la que había perdido la virginidad con el hombre que amaba. Finalmente, el maduro se cansó de comer ese culo adolescente, era momento de que su tranca estuviera adentro de ese ano virgen.
Apartándose de Romina, queda sentado en la cama por unos segundos, mirándola sabía que ella iba disfrutar del sexo anal. El hombre se coloca de pies y busca el lubricante entre sus muebles. Al tenerlo, la muchacha le pide que le deje a ella lubricarle el miembro. Eduardo accede y le pasa el frasco. Sin embargo, el maduro queda sorprendido al ver que la jovencita se empapa la cola con el lubricante.
Ella en un tono pícaro, le dice que coloque su pollón entre sus nalgas. Él sonriendo lo hace y observa como esa traviesa muchacha, movía su culo, pajeándolo mientras le lubricaba el pene. Le resultó imposible no pensar en Gabriela e imaginar que era ella quien le lubricaba la pija con sus nalgotas. Su lujuria por la rubia cada vez iba siendo mayor.
Romina: Tío, ¿te gusta cómo te lubricó el pene?
Eduardo: Me encanta, eres muy astuta y traviesa, perrita...
Romina: Gracias tío. Ahora, ¿me lo vas a clavar?
Eduardo: Sí, ya está lo suficiente lubricado para que te penetre ese culito.
Romina: Mmmmhhh, al principio me asustaba la idea, pero tras devorarme el culito, cambié de opinión y ahora quiero que me la metas toda adentro...
Eduardo: (Sonríe) Entonces te cumpliré tu deseo, pequeña perrita.
Eduardo perfila su tronco y comienza su travesía dentro de ese virgen y apretado ano. La jovencita pego un grito, aunque rápidamente muerde una almohada para ahogar sus siguientes gemidos. Poco a poco, la polla de Eduardo entraba en ese culito. Romina sentía como ese mástil se iba deslizando dentro de ella y le abría su ano de forma increíble. No sabía cómo describir aquello, pero le era muy placentero, al punto que dejo de morder la almohada para expresar un, –“Aaaaaaaahhh, maaaaaaaásss”- el hombre sin pensarlo dos veces, empujo con fuerza su miembro, logrando meterlo casi completo. Una vez más, Romina manifestó su gusto por esa pija.
Romina: Ooohhh, tío... Lo quiero todo adentro.
Eduardo: Tranquila... Ya lo tendrás todo adentro de ti y una vez que lo haga. Voy a sacarla y meterla sin compasión, ¿entendido?
Romina: Sííí tíoooo... Hhhhmmm... Hazme todo lo que quieras…
El maduro introdujo los últimos centímetros que le restaba. Teniendo su pene completamente adentro del culo de ella, agarra bien fuerte a la jovencita de la cintura y comienza a clavársela cada vez más fuerte y rápido, dilatando más aquel ano. La muchacha agarrándose de las sabanas, soportaba aquellas embestidas. Romina sentía su culo bien abierto y eso le encantaba.
Romina: Dioooooooosss...
Eduardo: Que rico culo, tienes perrita...
Romina: Tíooo... Oooohhhh... Hhhhhmmm... Más, dame maaaaaaásss... Aaaaaahhh...
Eduardo continuó con sus estocadas, pero decide cargar a la jovencita y hace que se mire el en espejo que había en la habitación. Ella estaba sorprendida, al mismo tiempo que gemía se decía a sí misma –“Es increíble cómo esa polla entra y sale de mi culito... Aunque es más asombroso que pueda tenerla toda adentro de mí... Oh, Dios míoooo... Mi tío, me va a hacer adicta a su grandiosa y hermosa polla...”-
Eduardo: Hhhhmmm... Jamás había cogido un culo tan apretado como el tuyo perrita... Me encanta cogerlo, es una delicia, pero siento que pronto voy a correrme.
Romina: Oooohhh, uuuuhhhgggg... Córrete adentrooooooo...
Eduardo: ¿Estás segura?
Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/4420279/Deseo-Prohibido-Capitulo-l.html
Capítulo Anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/4438207/Deseo-Prohibido-Capitulo-lV.html
“Mirar cómo aquella jovencita envolvía con sus labios mi pene, era algo morboso y excitante. No era capaz de tenerlo todo adentro y tampoco duraba mucho tiempo, aun así, su suave lengua hacía un recorrido muy especial que me dejaba con ganas de más. Su carita inocente e inofensiva ocultaba su verdadera identidad, ella no era más que una puta que uso su lascivo cuerpo para seducirme, no le importó que estuviera casado y que mi hija se había vuelto su amiga, ella solo deseaba tener mi polla dentro de su boquita y lo logró”.
“Ella ya me había hecho correr una vez, pero yo seguía teniéndola dura y no quería dejar de sentir esa inexperta lengua. Dentro de mi cabeza oía la voz de mi querida esposa, quien me alentaba para que continué y le enseñe lo sufriente a esa muchacha en ese corto tiempo que teníamos. De sus labios se desprendían hilazas de mi esperma combinada con su saliva, acompañado de un rostro muy guarro. Suspiré y le dije que debía apurarse en terminar, ya que nos habíamos ausentados mucho tiempo”.
“Con una cara obscena me pidió quedarme un rato más con ella, yo le respondí que lo haría siempre y cuando me demuestre lo loca que estaba por mi verga al chuparme mis testículos. Para mi sorpresa ella comió mis huevos de manera espectacular, entonces comprendí que esa jovencita aprendía muy rápido, además de un don para mamar y cuando una tranca era su favorita, sacaría todo su talento. Accedí a dejarla comer 20 minutos más mi polla, ante majestuosa comida de huevos, ella eufórica comenzó a mamar, volviendo a dejar asombrado”.
“El tiempo establecido pasó como un destello, ella se quedó de rodillas sabiendo que ya teníamos que volver y no soltaba mi pene, lo rodeaba de besos, diciéndome que no quería dejar de practicar. Yo le contesté que había hecho un gran avance, que sin duda iba a dejar loco a todos los que le aplique lo que aprendió en esa noche lujuriosa. A pesar de mis palabras no soltaba mi verga, en sus ojos veía sus ganas de continuar, pero el tiempo no nos acompañaba. Le dije que tal vez un día podría recibirla en mi casa, algo que la alegró inmediatamente y soltó finalmente mi pija que seguía dura”.
“Mientras nos vestíamos, ella me pidió algún consejo para ir practicando, yo la mire y acercando mi dedo en sus labios, le dije que desde ese momento siempre que coma algo como un helado debía usar su lengua como si estuviera chupando mi tronco, la joven sonrío y abriendo su boca, tragó todo mi dedo, aplicando ese exquisito movimiento de su lengua traviesa. Al separarse de mi dedo, me susurró si así tenía que hacerlo y yo le respondí que sí”.
“Saliendo de su piso, ella me acorraló en la puerta y zampó su boca en la mía, sin importarle si alguien nos veía. Joder, como me encendió ese beso, por mí la tomaba de la cintura y regresaba con ella dentro de ese apartamento y le deba como la zorra que era. Sin embargo, me contuve, sabía que no podía serle infiel a mi mujer, por muy buena que estuviera esa chica. La muy hija de puta, al separarse de mis labios se acercó con mi oreja y mordiéndola, me murmulló, –“Cuando te vaya a ver, no solo te comeré la verga ¿ok?”-“
“Ha pasado tiempo desde esa promesa, no había tenido noticias de ella desde aquella noche que nos despedimos con un beso en la mejilla ocultando todo lo que pasó en su piso. No obstante hace poco la escuche hablando con mi hija, con quien ha mantenido una amistad y la oí que está en el país, pero yo no era su objetivo esta vez, algo que me coloca un poco celoso, debo admitir, pues me hubiera encantado tomar su primera vez, después de lo que me hizo esa noche. Sin embargo, tampoco me voy a enojar si esa perrita llega a mi casa desvirginada”.
“Al contrario, me excita de la idea de que venga con una pareja, para hacerle pagar lo que jamás le perdonaré, que fue masturbarme durante la cena de aquella noche de despidida y me hiciera correr prácticamente al frente de mi Princesa. Es algo que aún no supero, ya que me lastima y al mismo tiempo me emociona. Por eso quiero hacerla vivir algo similar y tenga ese sentimiento de remordimiento y placer por toda su vida. En fin, me pregunto si ya le habrá enseñado a su objetivo, el cómo usa esas tetazas y esa boquita”.
Manifestó Tomás en su cabeza, después de haber tenido una breve charla con Diana sobre su pasado, a la vez que él llegaba a la clínica y se aparcaba, Romina abría los ojos y había vuelto a soñar con esa deliciosa noche que ocurrió hace 2 años. Eduardo por su parte, también despertaba, él se había quedado dormido en el cuarto de Gabriela. Al darse vuelta se encuentra con una imagen que lo dejó perplejo. La hija de su jefe, estaba sentada en una silla, dándole la espalda y vestida con una sensual lencería, acompañada con unas medias que se encajaban a esa tanguita que apenas le cubría el culito y unos tacones transparente.
Eduardo: Ga-Gabriela… ¿Qué haces?
Preguntó el hombre desconcertado y sentándose en la cama, sin dejar de mirar ese trasero desnudo, que levantaba paulatinamente su pija.
Gabriela: (Sobresaltada) Eeehh… Yo… Yoooo… (Cerrando los ojos y suspirando) Yo, me estoy tomando unas fotos para ti, igual que tu sobrinita.
En ese momento, Eduardo se percata que su móvil, se encontraba en el mueblecillo que estaba al lado de la cama y tomaba foto a ese culazo. Un parte de él quería enterrar su rostro entre esas nalgas, comer muy bien ese agujerito y luego penetrarlo, hasta vaciar sus huevos. Otro le decía que no lo hiciera y de milagro mantuvo la compostura, la muchacha por su parte, se daba vuelta y decidida se acerca donde él, para confesarle sobre sus sentimientos. El maduro al tenerla tan cerca, se coloca nervioso, Gabriela se dejaba llevar por el momento y se sentaba en las piernas de él y dejando sus rostros frente a frente.
Gabriela: Sé que te gusta las de tetas grandes y yo no las tengo, como Vicky o Romina, pero tengo un culo, que estoy segura que puede reemplazar el par de esas dos.
Eduardo seguía turbado, incapaz de decir algo. No obstante cuando Gabriela intenta besarlo, él se aparta de la jovencita.
Gabriela: (Confundida) ¿Qu-qué pasa?
Eduardo: Gabriela esto no es correcto.
Gabriela: ¿Por qué no?
Eduardo: ¡Porque eres una niña de 18 años, carajo!
Gabriela: ¿Y eso qué? Yo te amo, igual que Romina, quien tiene mi misma edad, ¿no?
Dice la joven intentando cortar la distancia de nuevo.
Eduardo: ¿Qué dices?
Gabriela: Que estoy enamorada de ti, igual que Romina.
Eduardo: (Ríe) Déjate de broma, Gabriela.
Gabriela: No es broma, ¿por qué te cuesta aceptar que te amo?
Eduardo: Porque eres la hija de mi jefe y es absurdo todo lo que dices.
Gabriela: Romina es hija de tu mejor amiga y aun así dejas que ella juegue contigo.
Eduardo cada vez que le mencionaban a Romina se colocaba más desesperado.
Gabriela: Ahora, déjame ver tu polla, quiero comértela.
Eduardo: No.
Gabriela: ¿Qué?
Eduardo: Dije que no.
Esas palabras frías, fueron hirientes para Gabriela, que sintió que su corazón comenzaba a trisarse en dos y que con un golpe más, se haría mil pedazos. No podía contener su llanto y entre lágrimas explotó en furia.
Gabriela: ¡¿Por qué no?! ¡¿Por qué a mí no?!
Eduardo: Porque me voy a casar y no sé de dónde sacaste que tengo algo con Romina.
Gabriela: ¡Ahora resulta que estoy loca! ¡Que en ese vídeo que te envió, no eres tú gozando de sus enormes tetas!
Eduardo: (Confundido) ¿Qué?
Gabriela: Eres un bastardo Eduardo, un cobarde y mentiroso, igual que todos, fui una ingenua en pensar que eras diferente.
Gabriela toma un vestido que estaba tirado en el suelo y se lo coloca, luego toma su maleta y camina enojada hasta la puerta, en donde se voltea a mirar a Eduardo.
Gabriela: Si fueras más valiente, me dirías que no puedes, porque estás confundido, pero prefieres mentirme, prefieres hacerme creer que yo soy la tonta por hacerme falsas ilusiones, cuando veo que se te levanta por mí.
Eduardo: ¿Eso quieres oír Gabriela? Bien, no me gustas y jamás me vas a gustar, porque sí, me vuelven loco las mujeres con pechos grandes, en cambio tú, tienes unas tetitas, que me hacen recuerdo a una niña. Por eso te veré siempre como tal. Ah y esta erección, no es por ti niñita, sino porque estaba soñando con las grandes tetas de mi querida prometida.
Las palabras no fueron las mejores y terminaban de romper un corazón que ya estaba frágil, ella aguantando su ira, solo balbucea antes de salir.
Gabriela: Tarde o temprano ella te va a romper el corazón y ya no tendrás a la tonta que te consuele, porque ya no quiero volver a verte más en mi vida.
La joven rubia abandono el hotel y se subió a un taxi, botando unas lágrimas de tristeza, frustración y dolor, ignorando que en las cabañas donde pasaría sus vacaciones encontraría la medicina para ese corazón roto. Eduardo después de lo sucedido, entra al baño para tomar una ducha, después de vestirse, toma su maleta y camina hasta la recepción en donde iba a pedir un taxi para irse al aeropuerto. Abrumado y sumergido en sus pensamientos, no se percata que Zheng, pasa a su lado y le avisa que tal vez dentro de un mes, su hija vendría a ver si vale la pena seguir invirtiendo en el negocio o no.
El maduro no tenía ánimos para nada, solo quería regresar a su casa, durante todo el viaje, discutía con él mismo sobre lo que había hecho. Haber sido un desgraciado con Gabriela fue el peor error de su vida, porque hasta le podía costar el trabajo. Entonces, una voz en su cabeza le dijo que claramente fue un estúpido por no haber sido sincero y satisfacer a esa jovencita. Él después del viaje en avión, llamaba a Vicky, quien no le contestaba, pensó que quizás ella estaba ocupada así que decide ir a la casa de la playa, para darle una sorpresa y así el quitarse ese mal momento que vivió con Gabriela.
Al llegar a la casa, Eduardo quedo sorprendido al ver que había dos autos más, junto al de su novia. Pero no dejo que eso lo distraiga entró, sin sospechar a lo que se iba a enfrentar. Esperaba encontrar algo desordenado, porque se suponía que Victoria iba a pasar un día de chica, junto con sus amigas, sin embargo, todo parecía estar ordenado, solo había un par de copas en la mesa del salón principal y un cojín tirado en el suelo. Eduardo lo recoge y ligeramente toca el sofá, el cual se sentía algo húmedo, él pensó que a Vicky o, a una de sus amigas se le cayó alguna copa sobre este y por eso estaba húmedo. El silencio reinaba en el lugar, por lo menos en el primer piso.
Él continuó caminando, sin decir una palabra, porque pensaba que Vicky debería estar agotada y durmiendo. No obstante, al ir llegando a la habitación donde ellos dormían, cuando ocupaban aquella casa, escuchó unos gemidos. Algo intrigado, siguió caminando sin hacer mucho ruido, al estar frente de la puerta, se percata que esos gemidos no venían de esa habitación, sino de la siguiente. Él se acercó por curiosidad a ese cuarto y al abrir la puerta, se encuentra con el verdadero rostro de su prometida.
Aquella mujer estaba en la cama, mamándole el miembro a Mario, mientras Tiago le perforaba el culo con su polla y Rodrigo otro colega de él le cogía el chocho. Eduardo no supo cómo reaccionar, estaba perplejo, angustiado, enojado, un conjunto de emociones y sentimientos, lo perturbaban. En eso, Tiago le dice a Victoria.
Tiago: Dios... Follamos toda la noche y apenas te despiertas, nos haces cogerte de nuevo Vicky.
Vicky: (Sacándose la polla de Mario de su boca) Hhhmmmgg… N-no sé… Q-qué le pasa a mi cuerpo… Pero desde hace unos días, no he dejado de estar cachonda y solo quiero ser follada…
Rodrigo: Yo creo que eres una puta que le gusta hacer cornudo al ingenuo de Eduardo.
Afirmó con una risilla.
Tiago: Sí, opino lo mismo, disfrutas cogerte, una y otra vez con los colegas de tu prometido, puta...
Vicky: Ooooohhhh, oooooohh, hhhhhmmmm... N-nn... No me llamen así…
Mario: Pero si eso eres, una puta, solo mírate como mueves las caderas para recibir vergas en tu culo y tu vulgar vagina.
Rodrigo: (Ríe) Y mama con fervor otra pija, no eres más que una puta. Hasta siento pena por Eduardo, que se va a casar con esta guarrilla que hasta le mamaría la vieja polla al jefe.
Eduardo se sentía como un estúpido, ver a Victoria así, le había lastimado su orgullo. El karma llegó de forma instantánea para él, pero no iba a lamentarse, ni tampoco intervenir cuando debió hacerlo, porque había encontrado la excusa perfecta para ir a su casa y desquitarse con su pequeña perrita de grandes tetas. Salió de la residencia como si nunca hubiera entrado, Vicky ignoraba que había sido encontrada, ni por el ruido que hizo el coche de Eduardo, sospecho que alguien había estado en ese lugar.
Al mismo tiempo, Lorena estaba a punto de probar una nueva experiencia sexual. La Milf había salido en búsqueda de Max, su cuerpo ansiaba tener a ese muchacho y su verga dentro de su coño hambriento. Sin embargo, al igual que en las redes sociales no encontraba nada sobre él. Agotada, tomaba un pequeño descanso, sentándose en una de las bancas de la plaza y se abanica con su sombrero. Tanto hombres y mujeres quedaron impresionados por la belleza de esa hembra, que con un simple vestido rojo, llamaba la atención en todo el lugar.
Ella ignoraba esas miradas, pues seguía pensando en Maximiliano y en cómo pudo haber desaparecido sin dejar ningún rastro, ya que ni en el aeropuerto había información de él. La mujer dejó de divagar en su mente y resignada se disponía a levantarse e irse de regreso a la casa de su amigo, cuando sus ojos se cruzaron con los de una vieja conocida. –“¿Lorena?”- se escuchó de una voz dulce, la Milf colocándose de pie y sonriendo dijo, –“Guao, Perla, ¿cuánto tiempo?”-, ambas mujeres se abrazaban, de manera afectuosa.
Perla era una de las confidentes de Lorena en su juventud, las dos eran tan intimas que solían contarse sus experiencias ligadas al sexo, no obstante sus caminos se separaron cuando la primera se ganó una beca en Estados Unidos y se fue a estudiar. Aunque los años habían pasado y lucían distintas a cuando eran joven, aun mantenían esa conexión que las hizo reconocerse de manera inmediata. Lorena con solo ver a Perla, se daba cuenta que le había ido muy bien en la vida, se veía tan jovial y joven, que sintió algo de envidia, ya que ella pudo haber ganado esa beca si no se quedaba embarazada.
Perla: Fuaa, te ves guapísima amiga.
Mirándola de pies a cabezas y centrándose en ese escote en uve que tenía la mujer.
Lorena: Digo lo mismo.
Tras decir aquello, un hombre se acerca donde ellas, era más bien un chavalito, alto, de cabello corto y negro, de cuerpo algo fornido y piel negra. Lorena quedó algo confundida e iba a preguntarse si necesitaba algo, cuando Perla se arrima donde él, dándole un beso bastante cachondo.
Perla: Amor, tenemos cambios de planes. Ella es una amiga de mi infancia y adolescencia, se llama Lorena y quiero ponerme al día, después de tantos años sin vernos.
El chico no dijo nada y solo afirmó con su cabeza, todo porque Lorena lo había impresionado con su cuerpazo. Al igual que Perla se quedó perdido mirando ese escote divino, la Milf sintió esa mirada devoradora y no pudo evitar sentirse agradecida y caliente.
Perla: Por tu rostro puedo ver que estás asombrada como una mujer como yo de 36 años, estoy saliendo con un hombrecito de tan solo 20. (Mordiendo sus labios) De hecho ni yo me lo creo aún, pero feliz muy feliz con Edward.
Lorena después de oír el nombre, soltó una carcajada, que dejó desconcertada a la pareja.
Perla: ¿Lorena?
Lorena: Disculpa, (tomando aire) es que Edward es Eduardo en inglés y eso me causo tanta gracia.
Perla: Que casualidad, ¿no?
Lorena: Demasiada. Por cierto, tu novio sabe hablar en español, ¿verdad?
Perla: Sí, aunque hay palabras que aún le cuesta decir, pero no te preocupes, que podrá entender todo lo que digamos.
Lorena le sonríe y ese muchacho quedó una vez más hechizado por ese escote. Aquel trio comenzó a caminar, el joven se quedaba callado oyendo como las dos mujeres seguían contándose cosas de su vida. Por otra parte, Eduardo llegaba a su casa, él al no ver a nadie por ningún rincón, camina hasta su habitación, donde escucharía el sonido del agua corriendo, este ruido provenía del baño. Con intriga, abre de la manera más silenciosa la puerta y entonces aprecia a Romina, completamente desnuda tomando una ducha, sus ojos se le dilataron y su verga se le endureció de inmediato.
La jovencita dejaba que el agua fluyera sobre su cuerpo mientras ella enjabonaba sus tetas. Tenía sus pezones duritos, provocando al maduro de querer entrar para chupar y morder esos melones, Romina soltaba unos tiernos gemidos que solo cachondeaban más a un Eduardo que perdía la cordura. La muchacha se agacha dejando ver esos inocentes labios vaginales y ese ardiente y virgen coñito, el hombre comenzaba a cuestionarse si seguir parado ahí fisgoneando o entrar a la ducha para hacerle compañía a la hija de su amiga. El momento más crítico fue cuando ella inicio a jugar con su vulva utilizando sus deditos, haciendo que Eduardo se masturbada también.
–“Jodeeeeer… Que tetas más divinas tienes Romi. Entraría sin dudar ahora mismo al baño, para reventarte ese coñito, pero antes debo confirmar que Lorena no esté aquí”- manifestó el hombre en sus pensamientos. La jovencita ignorando que su querido tío estaba observándola desde afuera, se introduce sus dedos de su chochito, mordiéndose los labios susurra –“Ooohh… Señor Tomás”- el maduro no distinguía entre esos jadeos lo que murmullaba la muchacha. Ambos continuaron dándose auto placer y cómo si estuvieran sincronizados se corrieron al mismo instante.
Romina quedo de rodillas en el suelo, recuperando sus energías, Eduardo en cambio se subió el pantalón de manera rápida y con una toalla limpia el semen que había tirado al suelo. Sabía que debió controlarse porque alguien lo pudo atrapar, sin embargo, la adrenalina de ser encontrado lo entusiasmo más de la cuenta. Suspiro y se colocó a examinar cada dormitorio, para estar seguro que solo estaban ellos dos. Ella sale de la ducha, seca su cuerpo y se viste, toma su celular, dándose cuenta de que tenía un mensaje, la muchacha sonríe, llamando al número del mensaje que había recibido.
Romina: (Alegre) Hola amiga, tanto tiempo, ¿cómo has estado? Yo perfectamente… Ajá, (ríe) oye, te llamaba para decirte que estoy en la casa de mi tío Eduardo y podríamos juntarnos unos días de esto, para recordar cosas de nuestra infancia… Sí… Ajá… Claro, mañana, dudo que mi tío se moleste porque vengas, te envió la dirección y hablamos… Ok… Bye, bye…
La joven se había contactado con Belén, su amiga de la infancia, la cual no veía desde que se mudó, hace 8 años. Saliendo de la habitación, baja las escaleras mirando su celular, sin darse cuenta, pisa mal un escalón y pierde el equilibrio, cayendo. Eduardo al escuchar el golpe y el grito de dolor de la muchacha, corre a donde ella. Al verla en el suelo, la carga entre sus brazos y le pregunta si le dolía algo, ella le contestaba que el tobillo del pie derecho. El maduro la lleva al sofá más cercano, en donde la recuesta y le quita el zapato para ver su pie y masajearlo suavemente. –“Gracias, tío”- susurró la chica, Eduardo no le contesta y continua con su masaje.
Romina: Tío, al parecer no es nada grave. Aunque admito que me encanta que te preocupes por mí y sentir tus suaves manos masajeándome.
El maduro suspira y deja de masajearle el pie para sentarse al lado de ella.
Romina: Por cierto tío, ¿por qué no me dijiste que habías llegado? Te pude haber recibido con uno de los atuendos que le compraste a Luxure.
Eduardo: (Tomándola de la cintura) ¿Lo dices en serio?
Romina: (Sonríe) Claro tío y hasta te dejaría que juegues con mis tetas de nuevo.
Ella acerca sus labios a los de él y rozándolos, le murmura, –“Tío, nadie está en casa, así que podemos hacer lo que queramos”-, esas palabras enloquecieron a Eduardo, que solo quería empotrar a esa jovencita, pero justo cuando sus lenguas parecía que iban a tocarse, él recuerda a Gabriela y aquella imagen de ella llorando, hace que se aleje de Romina.
Romina: ¿Pasa algo, tío?
Eduardo: No… So-solo necesito tomar algo de agua.
Romina: Ya veo.
El maduro no comprendía lo que había ocurrido, pero rápidamente sus ojos se concentran de nuevo en ese par que rebotan con cada pequeño movimiento que realizaba la muchachita.
Romina: (Sonríe) ¿Tío me echaste de menos?
Dijo con en un tono angelical y apretando con sus brazos esos bellos y gordos senos.
Eduardo: Sí, mucho.
Murmulló hipnotizado.
Romina: Por eso te envié un fragmento del vídeo de lo que hicimos aquella noche. ¿Lo viste?
Eduardo: Sí.
Romina: ¿Y te la jalaste pensando en tu linda Luxure?
Eduardo se quedó callado, porque nuevamente la imagen de Gabriela llorando apareció en su cabeza.
Romina: ¿Pasa algo tío?
Eduardo: Perdón, déjame comer algo y luego continuamos.
Expresó el hombre, tratando de despejar su mente, ya que esa imagen lo estaba perturbando, justo cuando quería dar el siguiente paso con Romina. Ella ingenua, pensó que Eduardo se estaba arrepintiendo, así que caminando detrás de él, le consulta.
Romina: Tío, ¿estás enojado conmigo?
Eduardo: No, no estoy enojado contigo Romina, sino conmigo.
Romina: (Intrigada) ¿Contigo? ¿Por qué?
Eduardo: Porque fui un patán.
Romina: ¿Un patán? (Ríe) ¿Con esa rubiecita?
La joven vuelve a soltar una carcajada pero esta vez de forma burlista, Eduardo algo irritado golpea su mesa con un puñetazo, asustando a la muchacha, él con la mirada agachada, le responde.
Eduardo: Romina, no quiero que te burles de ella, ¿ok?
Romina: ¿Por qué? ¿Acaso ella te gusta más que yo?
Eduardo: No, Romina, no es eso.
Romina: Ah, ¿no? ¿Entonces por qué?
Eduardo quería confesarle a Romina, lo que le había hecho a Gabriela y lo arrepentido que estaba, al darse cuenta que tenía una especie de obsesión por las dos, no obstante no quería lastimar a ninguna, no quería más lágrimas.
Romina: Tío, ¿por qué no me miras mejor?
El maduro se voltea y observa como esa jovencita, se sube la camiseta y tomando una botella con agua que tenía al lado, moja sus tetas. Las cuales comienza a masajear, con un rostro bien coqueto.
Eduardo, se queda quieto como una momia y perplejo. Ella aprovecha para ir acercándose a él y le dice.
Romina: Bien, no me burlaré de la rubiecita, sin embargo, acepta que te gustan mis tetas y que te mueres por jugar con ellas de nuevo.
La distancia de ambos era cada vez más menor. Eduardo finalmente era capaz de sacar esa imagen de Gabriela de sus pensamientos. Al darse cuenta, la joven estaba al lado suyo y sus tiernos labios acariciaron los de él. Rápidamente el maduro se rinde, deja de pensar y acepta ese beso que le era adictivo. Tan dulce, tan inocente y a la vez cachondo. Los dos se devoraban la boca, ella metía sus manos entre el pantalón del hombre y él le agarraba la cintura, luego bajo sus manos hacia el trasero de ella. Se detuvieron para tomar algo de aire, pero nuevamente se besan con mucha pasión. Recostándose en el suelo, eran tapados por el mueble que de cocina.
Ya rendido en el deseo, Eduardo, comienza a manosear ese par de tetas, haciendo soltar unos tiernos gemidos a Romina. Ella le bajaba el pantalón, quedando con la polla del hombre entre sus manos. Él deja de besarla y baja su boca hacia los senos de la muchacha, los cuales muerde y chupa. Romina, solo podía jadear y sentir como su vulva se humedecía cada vez más y más, tanto que sentía que iba a tener un orgasmo por aquello. Sin embargo, la diversión de ambos sería interrumpida, cuando sienten abrir la puerta.
Ambos pensaron que se trataba de Lorena por lo que sintieron un escalofrió recorrer por sus cuerpos, Eduardo se levantó de forma desesperada, al mismo tiempo que oye los pasos acercándose a la cocina. –“¿Piero?”-, exclamó Eduardo sorprendido al ver a su amigo, este lo saluda e igualmente asombrado, le comenta que no esperaba verlo tan pronto. El hombre recordó que no le había avisado que los negocios con Zheng fueron un éxito total el primer día, por lo que su amigo, había llegado para hacerle compañía a Lorena y Romina.
Eduardo: Acabo de llegar, las negociaciones con Zheng fueron más rápidos de lo que pensábamos.
Piero: (Sonríe) No me digas que al final decidiste aplicar tu viejo pero efectivo truco.
Eduardo: No, de hecho, Gabriela se encargó de todo.
Piero: (Desprevenido) ¿Ga-Gabriela? No me digas que Zheng se acostó con la hija del jefe.
Eduardo: ¡¿Quéééé?! Noooo, claro que no, solo lo convenció con palabras.
Romina, beneficiándose que Piero no sabía que ella estaba ahí y menos la veía, tomó el erecto miembro de Eduardo y lo puso entre sus tetas. El hombre la miro por unos cortos segundos con un rostro de espanto, pensando que los iban a atrapar, ella por el contrario estaba excitada y con ganas de tener ese mástil en su boca una vez más, lentamente se fue engullendo en su boca y de una forma muy placentera. Eduardo trataba de no gemir, para que su amigo no se dé cuenta de lo que pasaba, aunque con el paso de los minutos era más difícil callar esos suspiros.
La jovencita tragaba un poco más de la mitad de esa polla y se la sacaba de la boca. Repitiendo el proceso, esperaba poder tenerla en lo más profundo de su garganta nuevamente. Piero notando que su amigo temblaba, le pregunta si se encontraba bien, él le responde que sí. Luego él le consulta en donde estaba Lorena, a lo que Eduardo responde que no sabía en donde andaba su amiga, tal vez había salido con su hija a recorrer la ciudad. –“Ya veo”- susurra Piero, mientas se acerca a él, haciendo que Eduardo sienta terror y a la vez una gran excitación por la adrenalina de ser atrapado.
–“¿Pasa algo?”- añadió Piero al ver a su amigo quejándose e inquieto, –“E-estoy cansando por el viaje”-, contestó tratando de actuar con normalidad. La jovencita, seguía jugando con esa verga, pasando su lengua alrededor de la glande y luego se la introduce en su totalidad. Eduardo sintiendo que estaba a su límite y por ende que ya no podía prolongar más el silencio de sus gemidos, cerró los ojos, mientras mordía su labio inferior y expresaba en un tono bajo –“Mmmmmhhh"- pero cada vez era más alto y notorio. Sin embargo, para la suerte del hombre, Piero se retira del lugar.
Él le dice que iría a mirar una película en el salón y que esperaría a Lorena, porque quería hablar algo con ella. El hombre sonrió por unos largos segundos, hasta que finalmente le manifestó a su amigo que él por su parte se iba a ir a dormir, porque ya no podía más de la fatiga, si hubiera sido en otras circunstancia lo acompañaba con unas copas. Su amigo le dice que comprendía y que se merecía un buen descaso después de todo estaba de vacaciones. Piero sale de la cocina y Eduardo al ver que ya existía una gran distancia, jala del cabello a la muchacha y la retira de su polla. Ella muy agitada tomaba aire y a la vez sonría, él solo la mira.
Romina: Pe-perdón tío... No pude aguantar las ganas de mamarte esa rica y dulce polla que tienes... Además, tus bolas están más hinchadas que la noche del domingo, quiero vaciarlas, por favor déjame hacerlo.
Eduardo: Acompáñame a mi habitación.
Esas palabras alegraron a Romina, ella bajaba la ramera, mientras que Eduardo, se subía el bóxer y el pantalón. Ambos suben de forma silenciosa las escaleras y se meten en el cuarto. Ella tenía bien claro lo que iba a suceder, él aun no, después de haber sido interrumpidos por Piero, Eduardo dudaba si quería coger con Romina, por lo mismo se sorprendió al ver que la muchacha se desvestía.
Eduardo: Romina, ¿qué haces?
Romina: Vamos a coger, ¿no? Para eso me trajiste a tu cuarto, ¿verdad?
Eduardo: No.
Romina ya se había sacado la camiseta y el pantalón, solo tenía su tanguita puesta. Confundida se acerca al hombre y en un tono mezclado entre seductor e inocente, le pregunta.
Romina: Entonces, ¿para qué me invitaste a tu habitación? Espero que no para charlar y darme motivos que lo que hicimos está mal.
Eduardo: (Tragando saliva) Bueno… Yo pensaba que haríamos lo mismo que la última noche.
Romina: ¿En serio? ¿No piensas en mí, tío? Estoy muy cachonda y tengo la vulva muy mojada.
Afirmó tomando las manos del hombre y acercándolas a su braguita, que estaba muy húmeda. Entretanto le susurra en el oído.
Romina: Quiero coger contigo tío y que tomes mi virginidad. Hazme tuya, por favor y déjate llevar por esta locura. Además recuerda que soy Luxure.
Eduardo: (Nervioso) Ro… Ro…
–“Ssshhhh”-, le dijo Romina, colocando su dedo en los labios de él, al mismo tiempo que se retira esa fina tanguita, quedando completamente desnuda, adelante del maduro. Presumiendo su cuerpo y usando su talento actoral trata de hacer caer a Eduardo, quien difícilmente iba a poder resistirse.
Romina: Señor Eduardo, ¿le gusta lo que ve?
Expresó con un acento francés. Engatusando más al hombre que difícilmente se contenía.
Romina: Con sus ojos clavados en mi cuerpo, voy a suponer que sí. Aunque tal vez también se pregunta, ¿por qué una jovencita hace todo esto? Y la verdad es que solo soy una chica traviesa. Sin embargo, a mi padre nunca le he importado, por lo que usted si quiere puede tomar su lugar hoy.
Acariciando ligeramente ese pene erecto.
Romina: Tiene aquí una gran herramienta con la cual puede castigarme, enterrándomelo hasta el último centímetro, pero si usted quiere puede nalguearme e intentar quitarme estas enorme ganas de montar su pollón. Aunque le advierto que no va a conseguir nada, solo aumentar mi deseo por usted.
Eduardo: Mierda, Romina. Tú me quieres volver loco, ¿verdad?
Romina: ¿Romina? ¿Quién es Romina? (Ríe) Yo soy Luxure.
Ella lleva sus manos hacia el cuello de él y lo besa. Aquel beso consumió los últimos titubeos de Eduardo, quien ya no resistía más, necesitaba que esa zorrita sea suya. Quitándose la camisa y le susurra en el oído a la muchacha.
Eduardo: Tú ganas, ponte de rodillas y chúpame una vez más la polla, para que luego te quite tu virginidad.
Esa declaración emocionó a Romina, quien, sonriendo, obedece. Colocándose de rodillas, le da unas tiernas lamidas a esa tranca, la cual comienza a mamar con mucho entusiasmo, provocando unos grandes jadeos por parte de Eduardo.
Eduardo: Ooooohhhh, mierdaaaaa... No te lo he dicho, pero para ser una inexperta, mamas muy bien, perrita, no pares.
Mientras ella dejaba bien cubierta de saliva esa polla, en sus pensamientos le contestaba al hombre, –“Tío, si supieras que hace un par de años ya me comí un buen trozo de carne, entenderías porque mamo tan bien”- Romina se retiraba de la boca esa tranca y se levanta del suelo. Caminando hacia la cama se recuesta dejando abierta sus piernas, señalando su coño, le pide a Eduardo que la coja. Sin embargo, el maduro, se acercó a ella con otras intenciones, en vez de penetrarla, comienza a jugar y a comer ese chocho jovencito.
Romina: Tío pervertidooooo... Diooooossss... Me encanta cómo devoras mi coñitoooo... Hhhmmmm, siiiiiiiiiiii…
La muchacha experimentaba un gran placer, con los mordisqueos del hombre y la forma que comía su coño.
Romina: Oooooohhh, sííííííí... Hhhhhhmmmm... Hhhhhhhhhmmmmm...
Sintiendo que el orgasmo estaba cerca, lleva sus manos a la cabeza del maduro. Empujándolo con más fuerza hacia su vulva, ella se movía al compás de esas lamidas. –“Oh, ooohhh, ooooooooooohhhh...”- expresaba esa traviesa jovencita, mientras se venía en la boca del hombre. Tras correrse, queda tumbada en la cama tomando aire y tratando de recuperar energía. Eduardo se levanta y perfila su miembro hacia esa vagina virgen.
Eduardo: Llego el momento que tanto deseabas.
Romina: (Sonriendo y aún agitada) Sabes, me estuve preguntando todo el día, ¿cómo esa cosa enorme cabe en un coño?
Eduardo: Ahora sabrás la respuesta, perrita. Por cierto, lo voy a hacer lento y despacio, para que tu chochito se vaya acostumbrando, ¿ok?
Romina: Ok...
Eduardo paulatinamente aproxima su miembro a ese coñito virgen y hambriento. Cuando la cabeza de su pene choca con la vulva de la muchacha, empieza a jugar un momento. Flotando su glande con los labios vaginales, hasta que poco a poco, va a entrando. Lo que generaba los gritos y gemidos de la jovencita.
Romina: Oh mierda, oh mierda, oh mierda, oh mierda, oh mierdaaaaaa... Es tan grandeeeeeeeee...
Eduardo, solo había introducido la cabeza de su pija y Romina con solo sentirla adentro se corría de nuevo. Pero eso no detuvo al hombre, quien continúo metiendo más y más profundo su mástil. Entre sollozos y suspiros de placer, la jovencita soltaba su néctar otra vez, sujetada de las sabanas.
Romina: Diiiiooooooooooossss...
Eduardo: Solo tienes la mitad adentro y ya te has corrido, como tres veces... No quiero imaginar el orgasmo que vas a tener cuando la tengas toda adentro.
Romina: (Suspirando) Aaaahhh, aaaaahhh, aaaahhh, oooohhh... Mierdaaaaa... Es tan grande, que ya me siento llena y con el coño re… partido.
Eduardo: ¿Solo puedes con la mitad? Es una verdadera lástima, porque Vicky aguanta toda mi polla adentro y estoy seguro de que otra jovencita, también soportaría tenerla toda en su chochito...
Romina: Y-yo… Yo… Yooooo... Puedo aguantar... Puedo soportar toda tu verga adentro... Solo decía que ya me sentía llena, pero la quiero toda adentro...
Eduardo: Esa es la actitud.
Nuevamente el hombre se ponía a taladrar ese coñito apretado. Romina no dejaba de tener sus manos sujetadas en las sabanas, veía como la polla de su querido tío Eduardo, iba entrando cada vez más adentro de su chochito.
Romina: Hhhhhhmmmmgg... Hhhhhhhhmmmmgggg... Uuuuuhhhmmm... Diooooooooooossss... Es tan grande... Y taaaaaaannn ricaaaaaa... Ooooohhh, ooooohhh, uuuuuuhhhhmmm...
Eduardo acerca sus labios a los de la jovencita, se los muerde de forma provocativa y le pregunta.
Eduardo: ¿Esto es lo que querías? ¿Qué te rompiera el coñito y que te hiciera mi mujer?
Romina: Síííí... Sííííí...
Eduardo: Aún no la tienes toda adentro, ¿en verdad quieres toda mi pija dentro de ti? Porque yo no quiero lastimarte, solo quiero que disfrutes de esto, pequeña perrita.
Romina: Ya tengo todo mi coño destrozado... Solo hazlo...
Eduardo: Ok, mi perrita.
Una vez más se ponía a penetrar, pero esta vez, lo hacía como más rapidez y estocadas más profundas. Para callar los aullidos de la muchacha, decide besarla. De esta forma, no tardo en meter completamente su pene en el chochito de la jovencita. Una vez hecho esto, sonriendo le pregunta.
Eduardo: ¿Te gusta cómo se siente?
Romina: Aaaahhh, aaaahhmmm, aaahhhh... Sí, tío... Se siente de maravilla... Ahora no tengas piedad y fóllame bien duro...
Eduardo: Si eso es lo que deseas, no te lo voy a negar.
Eduardo retira lentamente su polla de la vagina de Romina, la cual siente un placer desgarrador. Cuando solo tenía la cabeza del pene adentro, el hombre decide dar una estocada brutal. Prácticamente de una, le entierra casi toda su tranca. Las tetas de la muchacha rebotaron y ella soltó un grito, acompañado de las palabras –“Sigue así, no pares"- él lo complació moviendo sus caderas sin frenesís. Mientras tanto, Lorena estaba compartiendo con Perla y la pareja de esta.
Las mujeres chocaron sus copas y el muchacho que había estado todo el rato mirando a Lorena, se retira argumentando que no quería incomodarlas, para hablar ciertos temas. Perla le da un piquito a su novio y sonriendo mira a su amiga, diciendo, –“Justo a tiempo, ¿no crees?”-, Lorena bebe un poco de su copa y responde, –“Te mueres por preguntarme cómo me ha ido en estos años, en el sexo, ¿verdad?”-, a lo que Perla contesta –“Tú me conoces muy bien”- acercándose a ella y mordiendo sus labios al mirar ese escote de nuevo.
Lorena: Bueno, mi vida sexual ha estado muerta.
Perla: ¿Bromeas?
Lorena: No, mi hija ha sido mi prioridad y no me arrepiento de aquello.
La Milf vuelve a beber de su copa y Perla sonriendo pícaramente le pregunta.
Perla: Ahora entiendo por qué viniste a ver a Eduardo, porque quieres que te empotré como en los viejos tiempo.
Lorena: ¡Perla!
Exclamó avergonzada, mirando a todos lados esperando que nadie haya escuchado esos dichos de su amiga.
Perla: Oh vamos mujer, no te hagas la mojigata ahora. Pero dime, ¿ya te lo has tirado?
Lorena: (Sonrojada) ¿Cómo se te ocurre?, ya te dije que Eduardo está comprometido.
Perla: ¿Y eso qué? Él no dejó de buscarte cuando estabas casada y más de una noche te consoló, o eso me dijeron unos pajaritos, por eso pensé que ambos ahora estaban juntos finalmente.
Lorena: No sé quién te fue con ese chisme, pero nuestra relación quedó como mejores amigos y de ahí no se va a mover.
Perla: Así que no desmientes que durante tu matrimonio con ese idiota, dejaste que ese semental te hiciera feliz.
Lorena mordió sus labios con una sonrisilla coqueta, que era difícil de ocultar.
Lorena: No, no lo desmiento, porque esa fueron nuestros últimos encuentros. Hasta me propuso que me separé de Martín y me vaya con él, pero lo rechacé, por el bien de ambos.
Perla: ¿Por el bien de ambos? Lo dudo mujer.
Lorena: (Ríe) Si te hace feliz, admito que fui una tonta, por no haber aprovechado aquella ocasión, sin embargo, ya no puedo volver hacia atrás, así que solo queda recordar.
Dijo la mujer sintiendo como su cuerpo se sumergía en la calentura, al recordar aquellas veladas con su mejor amigo. Si supiera que aquel mismo hombre en ese instante estaba con su hija, dándole un interminable beso, a la vez que la embestía con furia. La muchacha jamás se había imaginado que aquel hombre que ella tanto amaba era una bestia cuando se trataba de sexo. Era como si su personalidad cambiara, aunque eso no era lo que realmente le importara, sino que estaba cumpliendo su sueño. Y a pesar de que le dolía mucho el coño, podía aguantar más de esas estocadas mortales que le daba Eduardo.
Mientras gemía y sentía como salía y volvía entrar esa gran polla dentro de su chochito, se decía a ella misma. –“Finalmente soy la puta de mi tío Eduardo... Sí, su puta... Su esclava... Su perrita... Seré todo lo que él quiera...”-, abría su boquita para volver a sentir la lengua del maduro jugar con la suya. El hombre estaba encantado con ese chochito y lo comparaba con el de Lorena, no sabía por cual decantarse ya que ambos eran maravillosos, solo pensar en eso sus ganas por tener a su amiga en cuatro habían regresado y su mente morbosa fantaseó con madre e hija en un maravilloso trio.
Eduardo: Ooooohh, mierda... Tu vagina aprieta cada vez más, Romina.
Romina: Hhhhhhhhmmmmmm.... Hhhhhhhmmmmmm, uuuuuuuuhhhhhh, nnnnnggghhhh... Tíooo... Es por... Porque... Mi coñitoooo... Disfruta mucho de tu pija...
Eduardo: Ah ¿sí?, ¿eso quiere decir que tu chochito ama mi pene?
Romina: Síííííí... Hhhhhmmm, oooooohhhh... Lo ama y muchoooo...
Eduardo: Bueno... Entonces demuéstramelo.
Eduardo decide cambiar de posición, parando saca su miembro de la vagina de Romina y se recuesta en la cama, dejando su dura polla, perfila hacia arriba. La jovencita no entendía que planeaba el hombre, pero su coño vicioso, le estaba pidiendo que se metiera rápidamente aquel mástil. En el hotel, las amigas seguían bebiendo y riendo de sus historias, aunque la lujuria no dejaba de susurrarle a Lorena. Perla cortando toda distancia con ella, coloca su mano entre su pierna y en un murmulló le dice en el oído, –“¿Te gustaría probar algo nuevo?”-
La Milf quedó atónita por las palabras de su amiga, quien luego de mirar fijamente a su alrededor, se agacha y en décimas de segundo clava su boca en ese chocho empapado. –“Pe-Perla”- balbuceó la mujer al ver que su amiga, sin pudor le quitaba la tanga y fue rozando su lengua con esos labios vaginales que no dejaban de humedecerse. Aquello hizo que Lorena suelte un chillido de gusto, pues su cuerpo no había dejado de estar caliente durante todo el día y necesitaba algo así, para poder calmar ese deseo que cada vez se estaba siendo más infernal.
A pesar de que se sentía extraña, porque nunca había estado con una mujer, Perla no le dio tiempo para que la detuviera. Continuó lamiendo con ternura y al mismo tiempo con sus manos acariciaba ese coño hambriento. Lorena empezaba a tener su voz agitada, se mordía los labios para evitar que un gemido se le saliera. Ella volvió a observar a su amiga y contemplo una mirada de deseo con la cual no pudo contenerse. Acariciando su cabello, le daba la aprobación para que siguiera y Perla sin prologar aquello, con su lengua empezó a devorarle el coño de una forma similar a como lo hacía Eduardo, e incluso mejor.
Era tanto el placer que sentía en ese momento, que dejó salir un largo y cachondisimo suspiro, –“Ooooooohhh, Diooooosss míoooooo”-, esa boca era una maravilla, tocando sectores que ni ella sabía que le daba tanto placer. Perla por su parte gozaba comer ese chocho al que le había tenido muchas ganas desde que eran adolescentes, su sabor sin duda era el más dulce que había probado, mordiendo gentilmente el clítoris de la Milf, logró que ella soltará y experimentara de un orgasmo increíble.
Perla saboreando su boca después de obtener esos melosos jugos, guarda entre sus bolsillos la braga de su amiga. Saliendo debajo de la mesa y volviendo a sentarse al lado de ella, le susurra, –“¿Quieres que continuemos en mi cuarto?”-, Lorena sin pensarlo, acepta esa invitación lascivia. Ambas mujeres se retiraron del lugar entre risas y muy cercanas, era tal el descaro que Perla, tenía su mano derecha reposada en el trasero de Lorena y mientras subía por el ascensor no contuvieron sus ganas y se comieron las bocas.
Las amigas parecían una pareja que estaba celebrando algún aniversario, porque sus lenguas no dejaban de estar enredadas y el roce de sus cuerpos, solo hacía que esa escena fuera más excitante de lo que era. Cuando llegaban al piso en donde se hospedaba Perla, el celular de esta sonó, interrumpiendo su largo y apasionado beso. No podía ser peor momento para Perla, pues la estaban llamando desde su empresa, ella suspiró amargamente porque entendía que no podía dejar de lado sus obligaciones. Dándole la tarjeta de su habitación a Lorena, le pide que la espere, que no iba a tardar tanto.
La Milf sonriente toma la tarjeta y camina por el pasillo acomodando su vestido, que había quedado desordenado después de que su amiga estuviera estrujando sus grandes tetas. Lorena abre la puerta y la imagen con la que se encontró no pudo ser más inusual y cachonda. Aquel jovencito negro estaba sentado en la cama, completamente desnudo y pajeando su verga de gran tamaño. La mujer con lo excitada que estaba se dejó llevar por sus instintos y cerrando la puerta se allega a ese muchacho que la miraba deleitado.
Sin decir ninguna palabra, ambos se envolvieron en un abrazo y candente beso. Él simplemente no resistió más, durante toda la tarde había estado bajo el embrujo de la Milf y verla ahí dispuesta a complacerle sus fantasías, era algo que no iba a desaprovechar. Sus manos fueron retirando ese vestido de color rojo que cayó lentamente al suelo, Edward miró asombrado ese par de melones con los cuales había perdido la cabeza, verlos en su mayor esplendor era un privilegio.
Ella se sentó en el regazo del joven, tomando su tranca erecta la masajea con sus manos, mientras que él apretaba esas gordas tetas y sumergía su rostro entre ellas. La madura soltó unos suspiros sin dejar de sobar ese tronco que de seguro su amiga comía todos los días. El chaval luego de ahogarse entre medio de esos senos y pellizcar los pezones de esa hembra, comenzó a lengüetearlos y los mordía. Los jadeos por parte de la mujer fueron cada vez más intensos y no tardó en murmurarle en el oído que se la clavara.
Rendidos en la lujuria ellos se acomodaron, Lorena se recostó en la cama y veía como aquel chico que podría ser fácilmente su hijo, perfilaba su venosa y dura polla hacia su vagina. Los primeros centímetros de esa verga fue una verdadera delicia, porque al ser más gruesa que la de Piero, extendió mucho más sus paredes vaginales, las cuales apretaban a esa pija como si no quisieran soltarla. Ella rápidamente abraza a su joven amante, sus piernas se engancharon en cintura y sus brazos en su espalda, clavando sus uñas.
–“Hhhmmm… Dame más de ese pollón negroooo”-, expresó la mujer mordiendo los labios del muchacho. Él complace a la Milf y fue enterrando su miembro cada vez más profundo, –“Ooooohhh, sí, sí, sí, sí…”-, balbuceó Lorena, moviendo sus caderas, para que su vulva saboreada mejor esa tranca que la estaba follando. El muchacho quedó impresionado al ver como esa madura bamboleaba su cintura y gradualmente tomaba el ritmo de esa cogida.
La mujer besa otra vez a Edward, quien intentaba retomar el liderazgo de esa follada, pero le era en vano, esa hembra no cedía. El roce de sus pieles ardientes, el constante golpeteo de ese pene a su matriz y el juego entre sus lenguas, hicieron que Lorena explotara en otro maravilloso orgasmo. El joven una vez más quedaba anonadado por la forma que se movía y cogía esa mujer, a pesar de haberse acabado tan pronto, seguía mandando en esa fornicación.
Él apretuja los senos de la mujer y los chupa con fervor, eso provocó que ella mitigada su dominio en ese apareamiento y el jovencito tuviera otra oportunidad para estar al mando. Pues si seguían al ritmo de ella, él no iba a soportarlo y terminaría corriéndose, quedando completamente derrotado. Sin embargo, la madura retomaba ese meneo de caderas infernal y entre unos gemidos, él le pidió cambiar de posición. La Milf accedió y cambiando de posiciones, la mujer se entierra ese tronco de una sentada en su interior.
Edward se quedaba con la boca abierta, viendo como esa hembra subía y bajaba, sin dificultad, enterrando bien profundo su mástil. –“Eres increíble”-, susurró el muchacho a moldeando esas nalgas. Ella halagada no paró de brincar y cachondeada por saber que se estaba follando a la pareja de su amiga, lo interpela para saber cuál de las dos era mejor. Edward ni lo pensó, solo a milésimas de oír esa pregunta, respondió, –“Tú Lorena, eres mucho mejor que Perla y eso que aún no he probado una mamada tuya”-
Esa afirmación colocó más contenta a la Milf que no quería dejar de montar esa pija negra. –“Al final si soy mejor que Perla en algo, en satisfacer a los hombres. Si ella viera como de loco tengo a su negrito, de seguro se le pasan las ganas de follar conmigo y me quiera muerta en cambio”-, manifestó la mujer en sus pensamientos. Lorena se inclina hacia atrás para poder sentir más adentro esa polla que le estaba encantando. Él la sujeta de los pies y ella se agarra de las sabanas, sin bajar la intensidad de la follada.
Un recital de gemidos se oye por toda la habitación, los dos sienten que sus cuerpos estaban al límite, la madura se retira aquel miembro de su coño y deja su vulva en la boca del muchacho, para que termine de hacerla llegar al orgasmo, mientras que ella se comía todo ese tronco. El muchacho pasea su lengua alrededor de esa vagina y de sopetón siento como la cálida boca de la Milf abraza su verga hasta estar entera dentro de ella. Él se regocija de placer y suelta toda su carga, cuando la mujer pasa sus dedos por esos huevos.
Tomando toda esa leche espesa, Lorena comienza a convulsionar y también suelta sus juegos, empapando el rostro de Edward, que seguía soltando semen. Ambos se quedan recostados en la cama, recuperando el aire. Ella traviesa se acerca sus labios y lo besa, él la toma de la cintura, negándole así que separe esa boca sabrosa de la de él. Tras ese fogoso beso, la madura le comenta al chaval que nunca antes había estado con un negro y que esa experiencia lo iba a guardar para siempre en su memoria.
Edward: Yo tampoco había estado antes con una Milf y es algo que también atesoraré en mis recuerdos.
Lorena: (Suspira) Eres bastante tierno, ahora entiendo por qué Perla está muy feliz, además de coger bien eres muy romántico. (Ríe) Aunque dudo que le guste saber lo que acabamos de hacer.
Edward: Así es, por eso quiero que guardes silencio, porque nunca le había sido infiel hasta hoy y era algo que no podía evitar.
Los dos se besan escuetamente.
Lorena: Descuida, no le diré nada a tu Sugar Mommy, este será nuestro secretillo.
La mujer le muerde sensualmente el labio al muchacho.
Lorena: Por cierto Edward, tu mamá no está molesta ¿por qué salgas con alguien mayor? Es decir, si yo fuera ella, estaría confundida de saber que mi hijo se folló a su profesora de universidad y luego comenzó una relación con ella.
Edward: Al principio se enojó mucho y hasta quería que terminará con ella, pero digamos que al final la acepto.
Lorena: (Ríe) Porque se enteró que Perla además de dar clases, es una empresaria muy exitosa, ¿no?
Edward: Has dado en el clavo.
Ambos se miran nuevamente y no resisten las ganas de besarse, entonces escuchan unos sonidos de unos tacones aproximándose, lo que los coloca alerta. Ella de manera rápida toma sus tacones y su vestido rojo, ocultándose detrás de una de las densas cortinas de la habitación. El muchacho trataba de actuar normal, sabiendo que debía distraer a Perla para dejar que Lorena se pueda escabullir e irse de la habitación. La mujer al abrir y ver a su novio desnudo en la cama queda algo desconcertada, ella no le dio importancia a lo desordenara que estaba la cama, sino que directamente preguntó por su amiga.
Edward le contestó que Lorena se tuvo que ir, porque la había llamado de manera urgente, eso hizo que Perla soltara un suspiro amargo, lamentándose por haber tenido que atender a esa llamada. La Milf se colocaba su vestido y miraba de forma simulada a la pareja, esperando su oportunidad para escapar de ahí. Él toma del brazo a Perla y susurrándole en la oreja le dice que le tenía una sorpresa en el baño, que lo acompañara. La mujer acepta con una sonrisa coqueta, una vez los dos encerrado en el baño, Lorena sale de su escondite y sigilosamente camina hasta irse de ese cuarto.
Lorena: Joder, que noche.
Murmuró la madura, tocándose los labios y mordiéndolos con suavidad. Mientras ella caminaba por el pasillo de ese hotel, su hija había logrado clavarse nuevamente esa enorme tranca que ella alguna vez disfrutó. Romina no podía creer que tenía todo ese pene dentro de su coñito, agitada se acerca a los labios de Eduardo y lo besa. Él con sus manos le agarra las nalgas y las manosea, sonriendo se aparta de la boca del hombre, colocando su torso lo más recto posible, comienza a brincar. Sus tetas rebotando de lado a lado con cada movimiento que realizaba.
Al principio podía montar y saltar encima de esa pija, sin problemas, pero luego de unos minutos, ya no podía aguantar el ritmo que tenía, sentía que de su cintura hasta sus pies se le estaban durmiendo. Al no poder continuar, esperaba tener un descanso, pero Eduardo, no se lo da. Mientras ella se recostaba en la cama, él se levantó y acercó su miembro nuevamente en la vagina de la joven, y la comenzó a empotrarla sin piedad. Metiéndole hasta el último centímetro de su verga, veía cómo aquella jovencita solo tenía la boca abierta para dejar salir sus sollozos.
Eduardo: Lo hiciste muy bien, pero yo quiero seguir jugando.
Romina: Aaaaaaaahhhh, hhhhhhhhmmmmm... Uuuuuhhhhhmmm.... Aaaaahhhhggg, oooooohhhh... Nnnnngghhh...
Ella era incapaz de modular alguna palabra.
Eduardo: Yo sé que tú quieres que siga, tu cara de puta, me lo dice. Que te la meta hasta la última pulgada de mi miembro dentro de ti, una y otra vez... Pero sabes, yo no solo quiero metértelo en tu chochito, también quiero darte por el culo. Así que ve preparando ese agujerito.
Romina parecía estar inconsciente, solo balbuceaba y se corría. Le dejaba todo el trabajo a Eduardo, quien igualmente disfrutaba de ese estrecho y joven coñito. Después de tanto penetrar, el maduro sentía que se encontraba en su límite, agarrándola fuertemente de la cintura, levanta a la muchacha. Metiendo su cara entre las tetas de ella, daba sus últimas grandes y monstruosas estocadas. Cuando estaba a punto de venirse, saca su rostro entre ese par de senos.
Eduardo: Te voy a rellenar como a un pavo... Espero que estés lista, perrita.
Tras decir eso, el hombre comenzó a bombear dentro de ese chochito. Cada chorro de semen provocaba una corrida por parte de la muchacha, ella sentía que iba a desmayarse de tantos orgasmos que experimentaba. Luego de llenarle la vagina de su leche, Eduardo se recostó junto con la muchacha para besarla, y ella finalmente tenía el descanso que tanto esperaba. El maduro se aparta de la jovencita, colocándose una vez más de pies, acerca su polla a la boca de la ella, pidiéndole que se la mame.
Romina no tenía mucha energía, sin embargo, no iba a negarse lo que le pidiera el maduro, así que abrió su boca y lengüeteo el alrededor de la glande, para luego tragárselo poco a poco. De manera ingenua la muchacha pensaba que todo iba a acabar ahí, no obstante, aquello solo era el inicio de la siguiente ronda. El hombre, apenas vio que su pene estaba limpio de semen, le pidió a la hija de su amiga que se diera vuelta y levante el culo.
Romina: (Sorprendida) ¿Cómo?
Eduardo: No te hagas la tonta. Ya te había dicho que también te iba a coger por el culo.
Romina: Pe-pe-pero tío… Pensé que con la cantidad de semen que soltaste, ya habíamos terminado.
Eduardo: ¿Bromeas? Mira mi polla, la tenga tan dura como antes e incluso más. Así que menos palabras y más acción.
Romina sorprendida miraba ese trozo de carne erecto, no esperaba que Eduardo tuviera tanta resistencia. Sin tener otra opción le hace caso al maduro, una vez que levantó ese culito, el hombre se acercó y comenzó a jugar con él. Metió su lengua lo más profundo que podía, la muchacha, rendida, sentía que su cuerpo se volvía a encenderse. Llena de deseo, movía su trasero hacia atrás, le encantaba como le devoraban el ano.
Romina: Hhhhhhmmm... Diooooosss... Tíooooo... Se siente bien como me comes el culo... Oooohhh... No pareeeesss...
Él continuó jugando con ese culito, a pesar de que no era tan grande como los de Vicky y Gabriela, tenía sus cualidades que lo hacían adictivo y especial, por ejemplo, su suavidad y su pomposidad. Sin embargo, mientras más disfrutaba de ese trasero, más comenzaba a desear a la otra jovencita que estaba enamorada de él, pero que rechazó. Arrepentido por no haber jugado con esas nalgotas tan apetitosas que tenía Gabriela, concluía que debía disculparse con ella, para gozar de esa cola divina.
Romina: Dioooooos… Que rico comes mi culito, tío…
Eduardo: (Sacando su boca de ese trasero joven) Debo admitir que no me esperaba, que fuera tan sabroso tu culo.
Romina: (Ríe traviesamente) ¿Vas a seguir comiéndolo entonces o me lo vas a coger?
Eduardo: Mmm… Difícil decisión. Yo creo que te lo voy a comer un poco más y luego te ensartare con mi polla.
Romina: Como quieras tío, después de todo, soy tuya…
Eduardo volvía a devorar ese trasero, llevando sus manos al coño de la muchacha, jugando con su clítoris e introduciéndole unos dedos dentro de la vagina, hizo que la joven hija de su amiga experimentara un nuevo y grandioso orgasmo. Romina no sabía cuántas veces ya se había corrido, pero jamás iba a olvidar esa noche, en la que había perdido la virginidad con el hombre que amaba. Finalmente, el maduro se cansó de comer ese culo adolescente, era momento de que su tranca estuviera adentro de ese ano virgen.
Apartándose de Romina, queda sentado en la cama por unos segundos, mirándola sabía que ella iba disfrutar del sexo anal. El hombre se coloca de pies y busca el lubricante entre sus muebles. Al tenerlo, la muchacha le pide que le deje a ella lubricarle el miembro. Eduardo accede y le pasa el frasco. Sin embargo, el maduro queda sorprendido al ver que la jovencita se empapa la cola con el lubricante.
Ella en un tono pícaro, le dice que coloque su pollón entre sus nalgas. Él sonriendo lo hace y observa como esa traviesa muchacha, movía su culo, pajeándolo mientras le lubricaba el pene. Le resultó imposible no pensar en Gabriela e imaginar que era ella quien le lubricaba la pija con sus nalgotas. Su lujuria por la rubia cada vez iba siendo mayor.
Romina: Tío, ¿te gusta cómo te lubricó el pene?
Eduardo: Me encanta, eres muy astuta y traviesa, perrita...
Romina: Gracias tío. Ahora, ¿me lo vas a clavar?
Eduardo: Sí, ya está lo suficiente lubricado para que te penetre ese culito.
Romina: Mmmmhhh, al principio me asustaba la idea, pero tras devorarme el culito, cambié de opinión y ahora quiero que me la metas toda adentro...
Eduardo: (Sonríe) Entonces te cumpliré tu deseo, pequeña perrita.
Eduardo perfila su tronco y comienza su travesía dentro de ese virgen y apretado ano. La jovencita pego un grito, aunque rápidamente muerde una almohada para ahogar sus siguientes gemidos. Poco a poco, la polla de Eduardo entraba en ese culito. Romina sentía como ese mástil se iba deslizando dentro de ella y le abría su ano de forma increíble. No sabía cómo describir aquello, pero le era muy placentero, al punto que dejo de morder la almohada para expresar un, –“Aaaaaaaahhh, maaaaaaaásss”- el hombre sin pensarlo dos veces, empujo con fuerza su miembro, logrando meterlo casi completo. Una vez más, Romina manifestó su gusto por esa pija.
Romina: Ooohhh, tío... Lo quiero todo adentro.
Eduardo: Tranquila... Ya lo tendrás todo adentro de ti y una vez que lo haga. Voy a sacarla y meterla sin compasión, ¿entendido?
Romina: Sííí tíoooo... Hhhhmmm... Hazme todo lo que quieras…
El maduro introdujo los últimos centímetros que le restaba. Teniendo su pene completamente adentro del culo de ella, agarra bien fuerte a la jovencita de la cintura y comienza a clavársela cada vez más fuerte y rápido, dilatando más aquel ano. La muchacha agarrándose de las sabanas, soportaba aquellas embestidas. Romina sentía su culo bien abierto y eso le encantaba.
Romina: Dioooooooosss...
Eduardo: Que rico culo, tienes perrita...
Romina: Tíooo... Oooohhhh... Hhhhhmmm... Más, dame maaaaaaásss... Aaaaaahhh...
Eduardo continuó con sus estocadas, pero decide cargar a la jovencita y hace que se mire el en espejo que había en la habitación. Ella estaba sorprendida, al mismo tiempo que gemía se decía a sí misma –“Es increíble cómo esa polla entra y sale de mi culito... Aunque es más asombroso que pueda tenerla toda adentro de mí... Oh, Dios míoooo... Mi tío, me va a hacer adicta a su grandiosa y hermosa polla...”-
Eduardo: Hhhhmmm... Jamás había cogido un culo tan apretado como el tuyo perrita... Me encanta cogerlo, es una delicia, pero siento que pronto voy a correrme.
Romina: Oooohhh, uuuuhhhgggg... Córrete adentrooooooo...
Eduardo: ¿Estás segura?
3 comentarios - Deseo Prohibido. Capítulo V:
Aquí está el desenlace del relato, ya que no se pudo publicar completo este relato.