Fuimos de paseo a la playa el fin de semana mi esposa María, mi hija Sofía y yo. Pasamos un fin de semana increíble y Sofí se divirtió mucho. No me había percatado lo mucho que había crecido ya, casi todas las faldas del colegio le aprietan mucho, las deja muy rápido.
Cuando llegamos a la playa le tuve que comprar un nuevo traje de baño, porque el del año pasado ya no le quedaba. Sofi lo empacó porque pensó que si. Cuando llegamos a las regaderas de la playa noté que le apretaba mucho de las caderas, así que le dije que le compraría otro. En un puesto de bikinis que estaba a la orilla de la playa, se probó varios, el señor del puesto le dijo que pasara al probador, el cual tenía una cortina medio puesta y medio rota. Cuando Sofí se pasó, no pude evitar notar que el señor del puesto volteaba de pronto discreto a verla entre cortina. Al principio me dio coraje y estaba dispuesto a decirle que no estuviera de baboso, pero luego algo me invadió, una sensación de curiosidad y cosquillas en el estómago. Sin querer también de reojo miré. Sofía se bajaba su apretado pantalón que reventaba casi por las caderas enormes que ya tenía. Forcejeó varías veces con el pantalón hasta que logró deslizarlo hacía bajo y brotaron su par de nalgas como pelotas. Las tenía muy blancas y paraditas. Todo el probador del puesto olía a perfume dulce de Sofí. El señor del puesto veía cada vez que podía y note que aún que ya era mayor el señor, tenía una erección, su pantalón se le veía abultado de estar viéndola. Por fin Sofí se puso el bikini y salió a decirme si le quedaba bien, yo le dije de inmediato nervioso que si. Era un bikini de dos piezas y sus pechos despuntaban en el Top. La tanga se ahogaba en sus nalgas y resaltaba mucho sus caderas. Yo sentía como mi verga estaba tiesa por debajo de mi pantalón y no entendía porque si era mi hija. Me sentí mal toda la tarde por esa erección que me provocó Sofía.
Me sentí mal toda la tarde por esa erección que me provocó Sofía, no entendía porque me había puesto la verga tan dura si era mi propia sangre. Toda la tarde nos divertimos y el por fin llegó el Domingo, ya para regresar a la casa tomamos la autopista, mi esposa María venía muy cansada de haber nadado todo el día, Sofí también venía exhausta. Nos detuvimos en una gasolinera para cargar combustible y comprar agua, Sofí se bajó del auto y aprovechó para pasar al baño.
Mi esposa María, me dijo que sentía mucho sueño y que se iba a acomodar en el asiento de atrás para tratar de dormir un poco, ya que nos esperaban cuatro horas de camino aún, y que pasara a Sofí al asiento del copiloto. Luego llegó Sofí y noté que se había cambiado en el baño. Se puso un minivestido casual muy cortito y traía unas sandalias romanas que se le veían increíblemente sexys. Se subió al auto adelante conmigo, y arrancamos camino a casa. Ya en la pista, pasó la primera hora de camino y veníamos escuchando música, mi esposa María venía muy dormida, la tarde comenzó a caer por el horizonte hasta que por fin se hizo oscuro el camino. Era una autopista muy recta, tenía escasas curvas, yo bajé de apoco el volumen de la música para que mi esposa no se despertara y Sofí empezaba a parpadear y bostezar.
Su minivestido le llegaba hasta la mitad de los muslos, se le veían muy anchos y suavecitos, de ratos se le subía demás y se podía ver un triángulito blanco de sus calzones. Ella se bajaba el minivestido cada rato y se ponía la mano en medio de sus piernas. Pero cuando se empezó a quedar dormida llegó un momento en que se olvidó de su vestidito, y el descuido exhibió sus piernas blancas y largas hermosas. Inmediatamente mi verga estaba tiesa de nuevo, pero me sentía muy mal por eso, era mi hija y sentía que se me había puesto tiesa la verga por verle los muslos. Era un sentimiento muy raro. Por el retrovisor vi a mi esposa que dormía muy profundo, y yo como puede me acomodé mi verga tiesa de lado porque el pantalón me estaba apretando mucho ya.
Sofía de pronto puso su mano en mis piernas y se recargo su cabeza en mi hombro como recostando. Se quedó así como veinte minutos más o menos, yo sentía su perfume fresco en mi nariz exquisito y su respiración en mi cuello. Los muslos le habían quedado como cruzados hacia mí, y se le veían hermosamente divinos. Con cuidado intenté bajarle el vestidito para que ya no se le viera tanto las piernas ya que me tenía bien caliente ya de verlas. Y cuando sin querer rocé sus piernas suaves se me puso como tubo mi verga de dura. En un momento, Sofí muerta de sueño bajó la cabeza hasta mis piernas y se recargó como almohada en ellas. Yo sentía el peso de su cabeza justo arriba de mi verga y sentía que me iba a explotar de caliente que estaba. Empezó a lagrimear de líquido eyaculador de lo caliente que estaba.
Cada vez que pasaba un pequeño bache o algo el auto, su cabeza de Sofí se apretaba contra mi verga y sentía muy rico. De ratos se acomodaba la cabeza y en una de esas de plano con sus manos acomodó su almohada (mis piernas) y sentí como toco mi verga tiesa sin querer con sus manos. Sentí de plano que estaba a punto de vaciarse en semen mi verga. Pero me controlé. Después de un rato, Sofí se acomodó de plano en una posición que mi verga quedaba en su cara justamente.
Podía sentir como punzaba mi verga de tiesa y caliente en ese momento. En un tramo muy largo de la pista, se hizo muy oscura, miré a mi esposa María por el retrovisor y seguía muy dormida. Me estaba cerciorando que no se fuera a despertar ya que solo de imaginar que me viera con Sofí en las piernas en esa posición me daba escalofríos.
Sofí estaba dormida aún en esa posición y mi verga punzaba, en un momento pensé en sacármela de plano, pero solo para liberarla del pantalón que me estaba matando.
Una vez más miré el espejo retrovisor y me fijé bien que mi esposa María durmiera. Tomé la decisión más difícil, y me bajé la bragueta en un segundo como pude. Mi verga salió como jabalina disparada, estaba tiesa y goteando. Quedó pegada a la cara de mi hija Sofí y le pasaba toda su cara de lado a lado.
El movimiento del auto hacia que le rozara sus mejillas y sus labios con mi verga súper dura. En una de esas bajé mi mano izquierda y le puse la verga en su boca directamente, se la apunté en su boquita como si se la diera a mamar. Ella empezó inconscientemente a saborearse el líquido preeyaculador que me salía, y movía sus labios recojiendo lo que se escurría.Yo estaba muy tieso a punto de explotar. Sofí de pronto empezó a meterse mi verga cada vez más a la boca hasta que de plano ya la estaba mamando totalmente.
Le escurría la saliva por los lados de su boca y solo se escuchaba pequeños chasquidos de sus labios. Sentía su garganta como chocaba con la cabeza de mi verga. Quería comérsela casi atragantarse con desesperación. Yo gemía de placer pero a la vez iba manejando con mucha precaución y también vigilaba el espejo. Me mamó mi verga como media hora sin parar. No abría los ojos solo mamaba como si estuviera soñando. Hasta que de pronto sentí como empezaba a subir el semen desde lo más profundo de mi, y sentía que iba a batirla cara, así que quise en un momento separarla de mi pero ella me atrapó con las manos y no se quiso despegar. Irremediablemente exploté de semen y le batí toda la cara, ojos, mejillas, parte del cabello.
Sofi se tragó todo el semen que pudo y lo que no lo recogía con los dedos de las manos y se lo llevaba a la boca. Después de quedar limpia se hizo la dormida otra vez.
Fin.
Cuando llegamos a la playa le tuve que comprar un nuevo traje de baño, porque el del año pasado ya no le quedaba. Sofi lo empacó porque pensó que si. Cuando llegamos a las regaderas de la playa noté que le apretaba mucho de las caderas, así que le dije que le compraría otro. En un puesto de bikinis que estaba a la orilla de la playa, se probó varios, el señor del puesto le dijo que pasara al probador, el cual tenía una cortina medio puesta y medio rota. Cuando Sofí se pasó, no pude evitar notar que el señor del puesto volteaba de pronto discreto a verla entre cortina. Al principio me dio coraje y estaba dispuesto a decirle que no estuviera de baboso, pero luego algo me invadió, una sensación de curiosidad y cosquillas en el estómago. Sin querer también de reojo miré. Sofía se bajaba su apretado pantalón que reventaba casi por las caderas enormes que ya tenía. Forcejeó varías veces con el pantalón hasta que logró deslizarlo hacía bajo y brotaron su par de nalgas como pelotas. Las tenía muy blancas y paraditas. Todo el probador del puesto olía a perfume dulce de Sofí. El señor del puesto veía cada vez que podía y note que aún que ya era mayor el señor, tenía una erección, su pantalón se le veía abultado de estar viéndola. Por fin Sofí se puso el bikini y salió a decirme si le quedaba bien, yo le dije de inmediato nervioso que si. Era un bikini de dos piezas y sus pechos despuntaban en el Top. La tanga se ahogaba en sus nalgas y resaltaba mucho sus caderas. Yo sentía como mi verga estaba tiesa por debajo de mi pantalón y no entendía porque si era mi hija. Me sentí mal toda la tarde por esa erección que me provocó Sofía.
Me sentí mal toda la tarde por esa erección que me provocó Sofía, no entendía porque me había puesto la verga tan dura si era mi propia sangre. Toda la tarde nos divertimos y el por fin llegó el Domingo, ya para regresar a la casa tomamos la autopista, mi esposa María venía muy cansada de haber nadado todo el día, Sofí también venía exhausta. Nos detuvimos en una gasolinera para cargar combustible y comprar agua, Sofí se bajó del auto y aprovechó para pasar al baño.
Mi esposa María, me dijo que sentía mucho sueño y que se iba a acomodar en el asiento de atrás para tratar de dormir un poco, ya que nos esperaban cuatro horas de camino aún, y que pasara a Sofí al asiento del copiloto. Luego llegó Sofí y noté que se había cambiado en el baño. Se puso un minivestido casual muy cortito y traía unas sandalias romanas que se le veían increíblemente sexys. Se subió al auto adelante conmigo, y arrancamos camino a casa. Ya en la pista, pasó la primera hora de camino y veníamos escuchando música, mi esposa María venía muy dormida, la tarde comenzó a caer por el horizonte hasta que por fin se hizo oscuro el camino. Era una autopista muy recta, tenía escasas curvas, yo bajé de apoco el volumen de la música para que mi esposa no se despertara y Sofí empezaba a parpadear y bostezar.
Su minivestido le llegaba hasta la mitad de los muslos, se le veían muy anchos y suavecitos, de ratos se le subía demás y se podía ver un triángulito blanco de sus calzones. Ella se bajaba el minivestido cada rato y se ponía la mano en medio de sus piernas. Pero cuando se empezó a quedar dormida llegó un momento en que se olvidó de su vestidito, y el descuido exhibió sus piernas blancas y largas hermosas. Inmediatamente mi verga estaba tiesa de nuevo, pero me sentía muy mal por eso, era mi hija y sentía que se me había puesto tiesa la verga por verle los muslos. Era un sentimiento muy raro. Por el retrovisor vi a mi esposa que dormía muy profundo, y yo como puede me acomodé mi verga tiesa de lado porque el pantalón me estaba apretando mucho ya.
Sofía de pronto puso su mano en mis piernas y se recargo su cabeza en mi hombro como recostando. Se quedó así como veinte minutos más o menos, yo sentía su perfume fresco en mi nariz exquisito y su respiración en mi cuello. Los muslos le habían quedado como cruzados hacia mí, y se le veían hermosamente divinos. Con cuidado intenté bajarle el vestidito para que ya no se le viera tanto las piernas ya que me tenía bien caliente ya de verlas. Y cuando sin querer rocé sus piernas suaves se me puso como tubo mi verga de dura. En un momento, Sofí muerta de sueño bajó la cabeza hasta mis piernas y se recargó como almohada en ellas. Yo sentía el peso de su cabeza justo arriba de mi verga y sentía que me iba a explotar de caliente que estaba. Empezó a lagrimear de líquido eyaculador de lo caliente que estaba.
Cada vez que pasaba un pequeño bache o algo el auto, su cabeza de Sofí se apretaba contra mi verga y sentía muy rico. De ratos se acomodaba la cabeza y en una de esas de plano con sus manos acomodó su almohada (mis piernas) y sentí como toco mi verga tiesa sin querer con sus manos. Sentí de plano que estaba a punto de vaciarse en semen mi verga. Pero me controlé. Después de un rato, Sofí se acomodó de plano en una posición que mi verga quedaba en su cara justamente.
Podía sentir como punzaba mi verga de tiesa y caliente en ese momento. En un tramo muy largo de la pista, se hizo muy oscura, miré a mi esposa María por el retrovisor y seguía muy dormida. Me estaba cerciorando que no se fuera a despertar ya que solo de imaginar que me viera con Sofí en las piernas en esa posición me daba escalofríos.
Sofí estaba dormida aún en esa posición y mi verga punzaba, en un momento pensé en sacármela de plano, pero solo para liberarla del pantalón que me estaba matando.
Una vez más miré el espejo retrovisor y me fijé bien que mi esposa María durmiera. Tomé la decisión más difícil, y me bajé la bragueta en un segundo como pude. Mi verga salió como jabalina disparada, estaba tiesa y goteando. Quedó pegada a la cara de mi hija Sofí y le pasaba toda su cara de lado a lado.
El movimiento del auto hacia que le rozara sus mejillas y sus labios con mi verga súper dura. En una de esas bajé mi mano izquierda y le puse la verga en su boca directamente, se la apunté en su boquita como si se la diera a mamar. Ella empezó inconscientemente a saborearse el líquido preeyaculador que me salía, y movía sus labios recojiendo lo que se escurría.Yo estaba muy tieso a punto de explotar. Sofí de pronto empezó a meterse mi verga cada vez más a la boca hasta que de plano ya la estaba mamando totalmente.
Le escurría la saliva por los lados de su boca y solo se escuchaba pequeños chasquidos de sus labios. Sentía su garganta como chocaba con la cabeza de mi verga. Quería comérsela casi atragantarse con desesperación. Yo gemía de placer pero a la vez iba manejando con mucha precaución y también vigilaba el espejo. Me mamó mi verga como media hora sin parar. No abría los ojos solo mamaba como si estuviera soñando. Hasta que de pronto sentí como empezaba a subir el semen desde lo más profundo de mi, y sentía que iba a batirla cara, así que quise en un momento separarla de mi pero ella me atrapó con las manos y no se quiso despegar. Irremediablemente exploté de semen y le batí toda la cara, ojos, mejillas, parte del cabello.
Sofi se tragó todo el semen que pudo y lo que no lo recogía con los dedos de las manos y se lo llevaba a la boca. Después de quedar limpia se hizo la dormida otra vez.
Fin.
3 comentarios - Mi hija en la playa. 3 parte. Final.