La toallita húmeda se sentía fresca en las manos de Khadra. Se suponía que estaba caliente. Lo presionó contra la frente de su marido. Había pasado más de un día desde su intento fallido de librar a Daniel de su demonio. Maxamed aún no se había vuelto lúcido. Khadra había enviado a sus hijos a la casa de sus padres mientras se dedicaba a cuidar a su esposo. Aunque, ella estaba bastante preocupada por su ira cuando se despertó. La había visto copular con Daniel, empujando la enorme cosa del chico de dieciocho años dentro de ella. Solo esperaba que él entendiera que era la casa la que había hecho eso y no ella.
Es hora de refrescar la toallita. Khadra se puso de pie y dejó a su marido en la cama. Caminó hacia el baño y abrió el grifo. Se congeló cuando miró a su derecha. Allí, de pie sobre el mostrador, estaba ese maldito falo negro. Khadra se quedó mirándolo durante mucho tiempo con el agua corriendo y el vapor saliendo ante ella. Eventualmente, ella cerró el agua.
"Solo una vez más", susurró Khadra. Lentamente se quitó el vestido y se quitó las bragas. Estaba desnuda en el baño con esa cosa negra. "No necesito hacer esto". Cogió el consolador, cerró la puerta del baño y se sentó en la tapa del inodoro. "Solo quiero ver cómo es. Una... última... vez... uuuugggghhhhhhhh". Abrió las piernas y lo empujó dentro de ella. Si bien no es tan grande como la herramienta de Daniel, llegó a lugares donde su esposo no podía. Su cuerpo zumbaba de placer mientras movía la cosa dentro y fuera.
"¿Khadra?" La voz de Maxamed llamó desde el dormitorio, amortiguada por la puerta del baño. "¿Qué pasó?"
El corazón de Khadra se sentía como si quisiera salirse de su pecho. Con un momento de indecisión, mantuvo el consolador dentro de ella. Ella gruñó cuando tocó algún lugar mágico en su interior. Luego, muy lentamente, sacó el falo, lo lavó en el fregadero, lo secó con una toalla de mano y lo tiró en un cajón. Ya voy, Maxamed. Este fue un momento delicado. Khadra no sabía cómo reaccionaría Maxamed ante el incidente en la mansión. Se puso el vestido y volvió corriendo al dormitorio.
"¿Qué pasó?" Maxamed la miró, todavía con la cabeza apoyada en la almohada.
"¿Que recuerdas?" Khadra se sentó a su lado. Se había olvidado la toallita, así que le dio unas palmaditas en el pecho a través de la manta.
Fuimos a esa maldita casa. Yo... yo... Maxamed parpadeó con sus ojos oscuros. "Llevé al niño a la habitación abierta. Y..." Hizo una pausa. Los recuerdos no volverían. "¿Accidentalmente me cloroformo yo mismo?"
"Sí." Khadra suspiró con alivio. Odiaba decir la mentira, pero era por el bien mayor.
"¿Y me trajiste aquí? ¿Sola?"
"No fue fácil". Khadra asintió.
"El cloroformo es una droga repugnante". Maxamed apartó la mirada de su amada esposa hacia el techo. "Me dio sueños tan terribles. Solo puedo ver destellos. Eso... que te asociaste voluntariamente con un monstruo". Volvió a mirar sus suaves ojos marrones. Dime que no fue una visión profética. Dime que no tendremos nada más que ver con esa maldita familia.
"Esas no fueron profecías, querido esposo". Volvió a palmear las sábanas y se puso de pie. Al menos eso no era una mentira. Lo que describió fueron recuerdos, no profecías. No tendremos nada más que ver con los Anderson. Además, no es una mentira. Ahora déjame traerte algo de comida.
"Si, gracias." Una tensa tensión abandonó el rostro de Maxamed y se relajó en su almohada. "¿Los niños?"
"En casa de mis padres". Khadra se acercó a la puerta. "Regresaré con algo de almuerzo. Debes tener hambre". Salió de la habitación y se detuvo en el baño. Hizo una pausa y luego entró. Había esquivado una bala con Maxamed, y tal vez podría tomarse unos minutos para celebrar. El falo seguía en el cajón. Cerró la puerta del baño, levantó su vestido y lo empujó hacia adentro. "Ooooohhhhhhhh". El almuerzo de su esposo podría esperar unos minutos más.
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La cesta de la compra estaba repleta de artículos que Julie no necesitaba. Había tirado tiritas, Q-tips, tampones, aspirinas y varias otras cosas que tenía en abundancia en casa. Esperaba que los condones magnum extragrandes pasaran desapercibidos para el empleado de la caja llegaba con una avalancha de miscelánea. Colocó la cesta en la cinta transportadora y observó cómo el empleado se ponía a trabajar.
"No vendemos muchos de estos". Después de revisar algunos artículos, la dependienta, una mujer mayor, levantó la caja de condones. "No en este tamaño, de todos modos. Te casaste bien, señorita". Sonrió con una sonrisa de complicidad y evaluó a Julie. "Mi esposo usa uno pequeño". Se inclinó más cerca de Julie. "¿Es cierto lo que dicen?"
"Um". Julie miró a su alrededor, pero no había nadie más. "¿Lo siento?" Sus mejillas ardían. No quería nada más que pagar y salir de allí, pero la empleada no tenía pensado eso.
"¿El tamaño si importa?" La empleada le guiñó un ojo. "Nunca he experimentado un... magnum".
Julie asintió levemente y sus mejillas se pusieron más rojas.
"Lo sabía." La empleada soltó una risa rápida y guardó los condones en una bolsa, pasando el siguiente artículo por el escáner. "Entonces, ¿qué tan grande es su marido?"
"No podría decirlo". Julia se encogió de hombros.
La empleada detuvo lo que estaba haciendo y miró a Julie. Se aseguró de mirar el anillo de bodas de Julie y luego volvió a mirar sus ojos marrones. "No es tu marido, ¿verdad?" No esperó la respuesta de Julie. "No, no lo es. Puedo decirlo. Descarada astuta. ¿Quién es él entonces? ¿El chico de la piscina?" Ella volvió a revisar los artículos. "¿El chico del césped? Siempre tuve fantasías con ellos. Están todos sudorosos y bronceados. ¿Quiénes?"
Julie se quedó completamente inmóvil.
"Guarda tus secretos entonces". El empleado levantó el último artículo, una botella de lubricante. "No me sorprende que necesites esto, dado su tamaño. Dios". Terminó de embolsar y anunció el total.
Julie negó con la cabeza y pasó su tarjeta de crédito lo más rápido posible. Agarró su bolso y no esperó el recibo, dirigiéndose a la salida.
La empleada llamó a Julie mientras huía. "Más poder para usted, señorita. A todos nos vendría bien algo extra". La empleada negó con la cabeza y se rió entre dientes.
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"¿Qué opinas?" Julie dio vueltas en el centro de la sala. Llevaba lencería blanca de encaje. Un conjunto de sujetador y bragas a juego que hizo todo lo posible para acentuar sus curvas ya generosas con unos altos tacones altos que hacian ver muy largas sus piernas
"Wow, mamá. Te ves increíble". Daniel se sentó, su pijama apenas contenía su erección. Había pasado más de una semana desde que los Samatars lo habían atado en la habitación cerrada. Si bien eso fue espantoso, y ese oso todavía le provocaba pesadillas, Daniel estaba dispuesto a perdonar a la casa si continuaba brindándole momentos como estos. "¿De dónde vino la ropa interior nueva?"
"Bueno, para ser honesto, tu padre ha mostrado un poco más de interés en mí últimamente. Y como ninguno de mis antiguos atuendos sexys me quedan bien, compré algunos artículos en la tienda". Julie miró a Daniel y empujó su cadera hacia la derecha, adoptando lo que esperaba que fuera una pose sexy. La mirada encantada en el rostro de su hijo transmitía el éxito de la misión de su parte. "Espero que no te importe compartirme un poco. Quiero decir..." ¿Se estaba disculpando por acostarse con su esposo? Un pequeño ceño pasó por sus labios rosados. "Quiero decir, yo..." No pudo formular la oración para decirle a Daniel que no eran exclusivos. Porque, por supuesto que no lo eran. Ella estaba casada. Pero estaban haciendo todo tipo de cosas malas. Fue tan confuso.
"Está bien, mamá". Daniel se desvistió lentamente. "Quiero que papá sea feliz. Gracias por compartir el atuendo conmigo".
"Eres un buen chico, Danny". La sonrisa de Julie volvió cuando vio que ese enorme pene se balanceaba a la vista. Se dio la vuelta y caminó de regreso a la bolsa que había dejado junto a la puerta, balanceando su redondo trasero un poco más para él. Ella se dobló por la cintura y recuperó los condones y el lubricante, dándole un verdadero espectáculo. Se enderezó y volvió a cruzar la habitación. "Te compré algunos condones que deberían caber". Ella los colocó en su mesita de noche.
"No quiero usar esos, mamá".
"No son para usarlos conmigo, tonto. Son para cuando experimentas con otras chicas. Como hablamos". Julie se giró y le arrojó a Daniel la botella de lubricante, y él la atrapó en el aire. "Además, te compré un aceite especial para cuando... ya sabes". Su sonrisa se volvió tímida.
"Wow gracias." Daniel abrió la botella, puso un poco en su mano y esparció el lubricante por toda su polla.
"Pensé que primero haríamos un poco de juego previo". Julie se humedeció los labios.
"Me cuidas todo el tiempo. ¿Cuánto semen has tragado esta semana?" Daniel se puso de pie y se acercó a su madre. Odiaba quitarle esas increíbles bragas, pero tenía que hacerlo. Él se los quitó y ella salió de ellos.
"Mucho", susurró Julie. No le gustaba cuando hablaba así.
"Pues entonces, déjame cuidarte un poco". Daniel se agachó, tomó el trasero de Julie y la levantó hasta que su coño estuvo justo en frente de su cara y sus muslos colgando sobre sus hombros. Todavía se aferraba a su culo. Gracias a Dios por los techos altos de la mansión.
"Oh, Dios mío. ¿Cómo me estás levantando, Danny?" Miró hacia abajo, temerosa de que su frágil hijo la dejara caer al piso de madera de abajo. Pero en cambio, la empujó contra su cara y lamió su raja. "Ay, Danny". Sintió su lengua empujar dentro de ella, y luego mordisqueó su clítoris. Todas las preocupaciones sobre su repentina fuerza la abandonaron. Clavó los dedos en sus piernas y gritó cuando él la complació en la posición más improbable. "Oh, Dios. Oh, Dios. Oooohhhhhhhh, Diiiooosss". Para su vergüenza, Julie corrió por todo el hermoso rostro de Daniel cuando su orgasmo la superó. A él no pareció importarle, mientras continuaba lamiéndola y mordisqueándola.
Julie se corrió tres veces sobre la lengua de Daniel antes de que él la bajara hasta la mitad del suelo. Él la apartó de él, con las manos debajo de sus rodillas. Luego colocó su polla entre las nalgas y la frotó hasta que su polla encontró su ano. Afortunadamente, estaba lo suficientemente suelta por sus encuentros anteriores, que la cabeza aceitosa se deslizó.
"¿Cómo... ooooohhhhhhhh... estás haciendo esto?" Las caderas de Julie se movieron involuntariamente cuando lo sintió entrar en su trasero. Nunca había estado tan abierta y expuesta. "Peso más que tú, Danny. Yo... ughhhhhhh". Cuando su pene entró en sus entrañas, la dejó sin aliento. Ella lo dejó rebotar hacia arriba y hacia abajo sobre su eje. Más y más hundido en ella.
"Eloise me hizo... uh... uh... uh... más fuerte, mamá". Daniel dobló las rodillas y se inclinó un poco hacia atrás para distribuir más uniformemente su peso combinado. Él consiguió un buen ritmo, y pronto ella rebotó en el aire sobre su polla. "¿Te gusta?"
"Sí. Oh, mi... sí". La mano izquierda de Julie se movió entre sus piernas y metió dos dedos en su vagina. El momento fue el cielo. "Yo nunca... imaginé". Julie gruñó como un animal salvaje. "Yo... nunca imaginé". Se preguntó qué diría el empleado de la tienda si pudiera ver a Julie ahora.
"Sé que tengo que compartirte con papá, pero soy el único que puede hacer esto. ¿Verdad, mamá?"
"Sí."
"Quieres mi polla. ¿Verdad?"
"Sí", chilló Julie. No le gustaba el lenguaje grosero, pero Julie no podía regañarlo muy bien con su pene hasta el final de su culo.
"Eres su esposa, pero ¿mi novia?" Daniel apretó su agarre en la parte inferior de sus muslos. El momento era demasiado perfecto. Sintió que sus bolas se agitaban. Ella no le respondió, así que aceleró un poco el ritmo. "Eres mi puta, ¿verdad, mamá?"
Julie sacudió la cabeza y sintió que su vagina se contraía entre sus dedos. Ella no respondería tales preguntas, pero sabía que era verdad. A pesar de su educación, todas las horas que pasaba en la iglesia y todas sus buenas intenciones, era su puta. Su hijo la había enganchado con su polla gigante. Un orgasmo masivo la atravesó. ella estaba perdida Minutos más tarde, el suave gruñido de Daniel le dijo que estaba listo y sintió el calor de su liberación muy dentro de ella. Tomar su semilla mientras él la sacudía como un muñeco de trapo la envió a toda velocidad por el borde otra vez. Ella gritó y fue un milagro que no despertara a toda la casa.
"Eso fue increíble." Cuando terminó de correrse, Daniel la sacó de su polla y la arrojó sobre su cama.
Julie se acurrucó de costado, temblando. Daniel se dejó caer detrás de ella y le desabrochó el sujetador de encaje. De hecho, se había vuelto bastante bueno desabrochando un sostén. "Quiero más, mamá". Él tiró de ella sobre su espalda y le quitó el sostén. Luego se arrastró entre sus piernas.
"¿Más?” Julie sintio como la tomo del cabello muy lentamente y la guio a su enorme polla.
Los primeros minutos Julie pensó que la erección de Dani bajaba, pero 15 minutos después de estar con la polla de Dani en la boca. Reacciono ya cuando esta sobre el esperando a que introdujera su monstruo en cualquiera de sus orificios.
"Yo también quiero tu coño". Frotó la cabeza de su todavía dura polla a lo largo de su raja, admirando su arbusto cuidadosamente recortado.
"No." Julie bajo la cabeza y miró entre sus pechos palpitantes la V de sus piernas. El largo pene de Daniel se veía tan amenazante mientras acariciaba sus pliegues, la cabeza morada estaba enojada y lista para perforar su alma. "Yo... no... quiero... un... bebé...", jadeó. Su mente borrosa luchó por formar pensamientos convincentes.
"Me retiraré entonces". Daniel era un buen hijo que solía escuchar a su madre, pero esto era demasiado tentador. Él se deslizó dentro de ella.
"Condón... condón... condón", repetía Julie con cada embestida poderosa. Apoyo las manos en el pecho de Dani y levandando la cabeza, mirando al techo.
"Los condones... ah... ah... no son para ti... ¿recuerdas?" Daniel colocó sus manos sobre las caderas de Julie y se levantó para poder mirar a su madre desmoronándose. Sus pechos se balancearon hacia arriba y hacia abajo.
"No quiero... un bebé... no quiero... bebé... bebé..." Las manos de Julie se deslizaron alrededor del pecho de Daniel y ahuecó su pequeño trasero. Sus dedos se clavaron en la carne tensa y la sintió flexionarse con cada embestida. ¿Realmente sucedería esto otra vez? "Adelante... Danny... puedes... llenarme".
"Síiiiiiiiiiiiiiiii” ¿Cómo podía ella negarle algo? "Déjalo salir." Cuando sintió que la semilla caliente salpicó dentro de ella, Julie se convulsionó y su rostro se contrajo de placer.
"Estás goteando... mamá. Tus... senos". Daniel podía ver gotitas volando de sus tetas. "Estás lista para un... ugh... ugh... bebé". Se inclinó hacia adelante y chupó su pezón izquierdo. La leche era tan dulce como la de Eloise. Pero cálido y tan lleno de vida. Él la cargó y bebió leche.
Podría arrepentirse en la mañana, pero en ese momento no quería nada más que dejar que los pequeños nadadores de Daniel tuvieran acceso total.
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Pasaron los días. Julie dividió su tiempo clandestino entre los gemelos. Alimentando y frotando a Brittney y tomando la semilla de Daniel una y otra vez.
Khadra logró mantener su distancia de la casa. Pero no pudo evitar el omnipresente consolador negro, que aparecía cada vez que tenía un momento para sí misma. Ella fue capaz de resistir esa tentación, a veces. Pero la mayoría de las veces, fallaba y se daba cuenta de que se había empalado en la cosa, con pensamientos de Daniel jugando en su cabeza. Su esposo no había sido el mismo desde el episodio de la habitación cerrada. Se quejaba con frecuencia de sueños diabólicos y de los demonios que querían poseer a su esposa. “Esa casa quiere hacerte suya, pero tú eres mi esposa”, solía decir Maxamed con tono ferviente. Khadra se había acostumbrado a dejar a los niños en la casa de sus padres durante días seguidos.
Al otro lado de la ciudad, Penélope miró a su esposo de manera diferente. Preguntándose por qué había elegido a ese Anderson para casarse. Cuando comenzaron las náuseas matutinas, supo lo que había sucedido. Se escabullía de Brad para vomitar en el baño cuando era necesario. Con suerte, Brad no sospechaba nada. Trató de ser paciente con su amante adolescente. Ella le abría su casa cada vez que tenía tiempo libre después de la escuela.
Mientras tanto, la casa observaba y escuchaba. El reloj marcaba y los pasillos se volvían más fríos a medida que llegaba el invierno. Palmer Mansion había estado aquí antes y volvería a estar aquí. Pero por un tiempo, se calmó a medida que se preparaba para eventos más grandes por venir.
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He conocido pocas mujeres tan dedicadas a la aritmética. Eloise estaba de pie junto al sofá de la sala de estar principal, con un vestido largo y vaporoso. Miró los garabatos que Brittney había hecho en su bloc de notas.
Brittney dio un respingo y miró a la mujer victoriana. Ella se recompuso. "No es aritmética. Es cálculo". Debería haber estado asustada de tener una visita extraña e inesperada, pero por alguna razón se lo tomó con calma. Era muy parecido al día que había visto a ese joven, Thomas, en la misma habitación. Brittney observó la belleza pecosa de la mujer y la elevación del vientre embarazado de la mujer bajo el patrón floral de su vestido. "Estoy soñando, ¿no?"
"No." Eloise chasqueó los dedos y la chimenea cobró vida con un rugido, las maderas crujieron y estallaron con las llamas.
"Eso parece una cosa muy soñadora de hacer". Brittney asintió hacia el fuego. "Además, estoy bastante seguro de que estaría aterrorizada si esto no fuera un sueño".
"Ellos te crearon de amor, ¿no es así?" Eloise sonrió a la chica de dieciocho años. Estoy muy complacido con ellos.
"¿Qué?" Brittney negó con la cabeza y dejó el bloc de notas. "No importa." Miró alrededor de la habitación, recordando cuando había aparecido Thomas. Ese joven y la mujer se parecían mucho. Y la habitación se veía igual que en ese entonces, con pinturas al óleo oscuras y cabezas de trofeos montadas en las paredes. "Eres un Palmer, ¿no?"
Y además una chica lista. Soy la señora Eloise Palmer. Eloise asintió y sonrió brillantemente. "¿Puedo unirme?" Se sentó al lado de Brittney y puso su mano sobre la rodilla desnuda de la niña. Sus diamantes brillaban en su dedo. Frunció el ceño ante la falda corta de Brittney. Qué escandalosas eran las decisiones de vestimenta modernas. "Me gustaría ayudarte, querida".
"¿Con que?" Brittney encontró la sonrisa de Eloise encantadora. Olvidando sus matemáticas, Brittney se perdió en los bonitos ojos verdes de Eloise. A Brittney se le ocurrió que podría ser lesbiana.
"Bueno, lo primero es lo primero". Eloise alcanzó detrás de su cuello y desabotonó su vestido. "Es tarde y no has comido nada desde que llegaste a casa. Debes estar hambriento". Eloise se bajó el vestido, dejando al descubierto sus grandes pechos. Sus pezones oscuros destacaban sobre su carne pálida.
"Son hermosos." Brittney se humedeció los labios.
"No son solo para mirar, querida". Eloise abrazó a la adolescente firmemente en la nuca, apartó el cabello castaño de Brittney de su rostro con la otra mano y llevó la boca de Brittney a su pezón derecho. "Beber." Eloise la abrazó con firmeza mientras la niña luchaba por un brevísimo momento contra esta nueva intimidad. Pero luego el sonido de chupar y tragar se unió al crepitar del fuego. "Buena niña." Eloise dejó que Brittney mamara por un rato y luego movió a Brittney a su otro seno.
"Mmmmmppppphhhhhhhh". Brittney prácticamente ronroneó mientras bebía de esta extraña mujer en lo que tenía que ser un sueño pervertido. La leche fría se deslizó por su garganta. Podía sentir el frío extendiéndose desde su estómago. Ella quería más y más. Brittney no se consideraba una persona codiciosa, pero quería dejar seca a Eloise.
"Allí ahora." Eloise levantó a Brittney de su pecho y miró a los ojos azules y aturdidos de la niña. "Ahora que estamos saciados, pasemos a la lección de hoy".
"¿Lección?" Brittney parpadeó. Parecía que la habitación nadaba lentamente a su alrededor.
"Tienes que aprender a complacer a una mujer si no quieres desperdiciar los regalos de nuestro benefactor". Eloise se puso de pie y se desnudó lentamente mientras la niña la miraba. Cuando estuvo desnuda, Eloise volvió a sentarse en el sofá y movió suavemente a Brittney al suelo entre sus piernas. "Tu entusiasmo es muy admirado. Pero el celo no sustituye a la habilidad".
"No estoy segura de que debamos..." La voz de Brittney se apagó mientras miraba de cerca el coño de la mujer. Un triángulo pelirrojo se elevó por encima de su intimidad.
Brittney se centró en el propio coño. Labios leves y prominentes, con un delicioso aroma ácido. Brittney sintió que la mano de Eloise regresaba a la parte posterior de su cabeza y luego la presión la acercó más y más hasta que su nariz rozó el pelo rojo y corto. Brittney sacó su lengua y lamió la humedad. Como el resto de ella, el coño de Eloise estaba frío. Y sabía maravilloso, casi picante. Brittney lamio una y otra vez. Pronto ella estaba lamiendo felizmente.
"Como siempre, su entusiasmo es algo digno de contemplar". Eloise guió la cabeza de la niña. No podía ver el trabajo de Brittney con su barriga en medio, pero había entrenado a tantas mujeres a lo largo de los años que estos primeros lametones eran una segunda naturaleza para Eloise. "¿Sabes dónde está mi botón de amor?" Eloise tomó aliento y lo contuvo. "Sí. Buena chica. Ahora muerde... no, no tan fuerte... bien... sí... ahora gira el botón con la lengua... oh... y el dedo es un toque agradable... .aaaahhhhhhhh..." Las piernas de Eloise temblaban, y las mantuvo abiertas con una mano debajo de cada muslo. "Lo haces tan ... oh... natural, querida. Aquí... se... viene..." Los pesados pechos y el redondo vientre de Eloise temblaron mientras se abría paso a través de un maravilloso clímax.
Brittney se inclinó hacia atrás para poder ver el rostro de la mujer bonita mientras se corría, pero Brittney permaneció de rodillas y siguió trabajando ese coño frío con los dedos. La boca brillante de Brittney se curvó en una sonrisa cuando vio que uno de los párpados de Eloise se agitaba y la boca de la mujer se abría. Qué poder poder reducir a una mujer tan noble a gelatina.
Cuando Eloise se calmó un poco, sacó los dedos de Brittney de su vagina y le sonrió a la niña. "Aprendes rápido. Excelente trabajo." Eloise se levantó y recogió su vestido del suelo. "La próxima vez te mostraré cómo recibir tal placer".
"¿En realidad?" ¿Esta mujer acaba de decir que se la comería a Brittney? Justo cuando iba a hacerle a Eloise una letanía de preguntas, la habitación a su alrededor se unió y Brittney cerró los ojos. Cuando los abrió, estaba sentada en el sofá, con su cálculo en el regazo. La chimenea estaba oscura en la esquina y la habitación parecía normal como siempre. Brittney se humedeció los labios y todavía podía saborear a Eloise allí. Su corazón se aceleró. Brittney no veía la hora de volver a ver a la mujer victoriana.
~~
La mayoría de las mañanas, Julie seguía a Daniel a uno de los muchos baños de la casa para comenzar bien el día. Era un poco arriesgado, pero ¿qué podía hacer una madre? No podía enviarlo a la escuela con un monstruo rígido.
Fue un miércoles cuando Julie aceptó por primera vez la verdad de lo que le había sucedido. Estaba de rodillas, chupando amorosamente la cabeza morada de Daniel. Se paró con su trasero apoyado contra el fregadero. Su estómago se había sentido un poco mal durante unos días y parecía estar empeorando. Ella se echó hacia atrás y amordazó. "Danny... yo... lo siento..." Se deslizó hacia el inodoro y levantó la tapa. "No me siento... tan..." Y Julie vomitó. Trató de hacerlo lo más femenino posible, pero era difícil hacerlo con arcadas tan terribles.
"Oh mamá." Daniel se acercó al baño y le sostuvo el cabello hacia atrás. "¿Qué ocurre?"
"No soy... aaaaaaaggghhhhhhhhhh". Vació su desayuno en el inodoro. Por horrible que fuera, era reconfortante que Daniel le sujetara el pelo y le diera palmaditas en la espalda con ternura. Incluso si supiera que su pene gigante todavía estaba duro y colgando sobre ella. Unas pocas arcadas más y ella estaba lista. "Me he sentido mal los últimos días". Se puso de pie y fue al fregadero. Se lavó la cara y se enjuagó la boca.
"¿Estás enferma?" Daniel se quedó en silencio y la observó refrescarse. La idea de que algo malo le pudiera pasar a su madre le helaba los huesos.
"No, no. Estoy bien". Julie realmente no se sentía sexy en ese momento, pero no podía dejar a Daniel en su camino sin cuidarlo. "Nada de besos u... otras cosas con la boca ahora mismo". Ella le dio la espalda, se levantó la falda y tiró de sus bragas a un lado. "Puedes tomarme así". Se inclinó sobre el fregadero y separó sus nalgas con las manos.
"Um, está bien. ¿Tu coño está bien?" Daniel se colocó detrás de ella.
"Sí." Ella había renunciado a tratar de evitar que usara la palabra "coño". No fue tan malo, después de todo. "Puedes usar mi coño, Danny". Ella gruñó cuando él se lo metió. Dadas las muchas cargas que había dejado en su útero desprotegido, no era de extrañar que Daniel le hubiera plantado un bebé. Ella apretó los dientes cuando él aceleró el paso detrás de ella. George ciertamente no había sido el elegido. "Eso es... Danny... déjalo todo". Ella movió sus manos desde su trasero hasta el borde del fregadero y las agarró con fuerza. Miró a la mujer en el espejo con su cabello castaño cayendo con cada empuje, su escote rebotando y la expresión de éxtasis en su rostro. Qué vista. Tenía una mirada de seria concentración y esfuerzo en su hermoso rostro. Iba a tener un orgasmo pronto.
“Wooow Mama te vez hermosa en este instante”. Daniel tomo su cabello y la empujo hacia el espejo, con la otra mano le dio una palmada en el trasero y disfrutó de las ondas adicionales que se extendieron desde el área de impacto
“Ooohhh... Cariño eres sorprendente”. Julie quería ver el gran pene de Daniel entrar y salir de ella, pero no estaba en la mejor posición para eso. Asi que en un moviento volteo hacia su parte y levanto la pierna.
"¿Quieres que yo... eh... eh... me retire?". Daniel sabía lo que venía así que recibió su pierna y siguió taladrando a su madre.
"No, está bien, cariño. Hazlo... ooohhhhh... por dentro". Julie se preguntó si estaba haciéndose la tonta, o si realmente no sabía que no importaba dónde eyaculara ahora. Solo tenía dieciocho años. Puede que no lo sepa. "Oooooohhhhhhhh, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii".
El coño de Julie sufrió un espasmo cuando él se descargó una vez más dentro de ella. Su orgasmo la llevó a las nubes. Cuando volvió del orgasmo, Daniel ya se estaba subiendo los pantalones.
"Eso fue increíble. Gracias, mamá".
"De nada... cariño". Julie se puso las bragas en su lugar y se bajó el vestido. Se volvió y besó a Daniel en la mejilla. "Sé bueno hoy".
"Claro." Daniel asintió. No podía borrar esa estúpida sonrisa de su rostro.
"El autobús ya casi está aquí". Julie lo golpeó en el trasero y lo envió fuera del baño. Julie trató de entenderlo y tuvo dificultades para aceptar lo inevitable. Tal vez ella le diría cuando lo ordenara en su propia cabeza. O tal vez cuando se hizo evidente. Lo que llegara antes.
~~
"¿Se están haciendo más grandes?" Brittney susurró mientras tocaba las tetas de su mamá. Se movió encima de Julie, medio debajo de las sábanas. La débil luz de las estrellas caía sobre la cama a través del círculo de ventanas de su habitación en la torre. Brittney bajó la cara hasta un suave y tibio pezón y siguió bebiendo.
"No lo creo." Julia no estaba segura. No deberían crecer tan pronto, pero tampoco deberían tener leche. "No sé." Julie agarró las sábanas cuando sintió que su hija se movía de su pezón y besaba la parte inferior de su seno.
"Eres... tan... suave... y... cálida", dijo Brittney entre besos. Se abrió camino hacia abajo sobre la ligera curva del vientre de Julie.
"Espera, Brit. No..." Julie agarró las sábanas con pánico y anticipación mientras su hija la besaba bajo las sábanas hasta entre las piernas de Julie. "Oooohhhhh, cariñoo". Las caderas de Julie se balancearon cuando la lengua de Brittney encontró su vagina y luego subió hasta su clítoris. Julie apretó los dientes y torció la parte superior de su cuerpo de un lado a otro. Extraños sonidos escaparon de sus labios. "Cómo ...?" Quería preguntarle a su hija por qué era tan buena para tratar a una mujer. ¿Era muy natural? Pero el cerebro de Julie se bloqueó y no se formaron más palabras. La lengua de su hija entro en su coño, y Julie gruñó a través de un orgasmo masivo.
Durante los últimos días, Brittney había practicado bastante con Eloise. Estaba muy contenta con los frutos de su trabajo al sentir y escuchar a su mamá enloquecer. Su dulce madre que asistía a la iglesia se retorcía en su lengua, completamente a su merced.
"No creo que pueda, calabaza." Julie levantó la vista cuando Brittney levantó una de sus piernas sobre la cara de Julie. Ahora estaba mirando la curva apretada y suave de la parte superior de los muslos y el trasero de Brittney. Y flotando sobre la barbilla de Julie estaba el coño de su hija.
"Adelante, mamá". Brittney movió un poco el trasero en la cara de Julie. "Intentalo."
"Um..." Julie puso sus manos en el trasero de Brittney. Quería darle a Brittney los mismos sentimientos fuera de este mundo que su hija le había dado. Levantó la cabeza de las sábanas y tentativamente lamió la hendidura. No es tan malo. Lo hizo una y otra vez. Metió la lengua entre los labios de Brittney. Su hija tenía un sabor maravilloso, brillante, terroso y fuerte.
"Mmmmpphhhhhh". Brittney levantó la cara. "Eso es bueno. Sigue haciéndolo, mamá".
Los dedos de Julie presionaron el firme trasero de Brittney, empujándola más fuerte contra su boca. Ella mordisqueó esos pequeños labios vaginales. No hace mucho, cuando Daniel se la había follado, Julie se había preguntado por qué había esperado tanto en la vida para que alguien hiciera eso por ella. Ahora, mientras sorbía y mordisqueaba, se preguntó por qué había esperado tanto para comer coño. Las respuestas obvias de que estaba casada y solo había estado con hombres, en realidad no se le ocurrieron en ese momento.
Madre e hija pasaron la mayor parte de la noche con sus nuevos placeres encontrados.
~~
La cafetería vibraba con la campana de la hora del almuerzo mientras los estudiantes comían y se divertían. Daniel se sentó en una mesa con un par de amigos de la clase, masticando pensativamente filetes de pollo y escuchando la conversación.
"Echa un vistazo a esa chica. ¿Es ella una estudiante?" dijo Grady.
"De ninguna manera. Mírala". Hassan negó con la cabeza y golpeó el hombro de su amigo. "Es como una modelo o algo así".
"Oh, mierda." Grady desvió la mirada. "Ella está sonriendo y saludándome".
Daniel siguió su mirada y sonrió a la mujer que caminaba hacia ellos. Era más hermosa que una modelo, pensó. "Idiotas, esa es mi cuñada".
"Lo siento." Grady volvió a mirarla y saludó.
"Sí, lo siento amigo". Hassan sonrió. El hermano de Daniel era un hombre afortunado, pensó.
"Es genial." Daniel se levantó con su bandeja del almuerzo. "Iré a ver qué quiere. Te alcanzaré más tarde".
"Más tarde." Hassan observó cómo Daniel la saludaba, tiraba la bandeja y salía de la cafetería. Los ojos de Hassan se quedaron en el trasero redondo de la mujer, rodando debajo de su vestido hasta que desapareció de la vista. Hizo una nota mental para ser invitado a algunas de las reuniones familiares de Daniel.
Fuera de la cafetería, Daniel se inclinó cerca de Penélope. "¿Qué estás haciendo aquí?"
"Quería verte." Penélope jugueteó con la parte delantera de su vestido e hizo un puchero.
"¿No recibiste mi mensaje de texto?" Daniel la tomó por el hombro y la guió por un pasillo poco concurrido. "Vendré el viernes después de la escuela". La llevó a través de la sala y adentro un cuarto vacío donde a veces pasaba el rato cuando necesitaba algo de espacio en la escuela. "Tengo muchas cosas que hacer, y no puedes simplemente aparecer en la escuela".
"¿Están pasando muchas cosas?" Penélope miró alrededor del callejón. Estaba abarrotado con algunas paletas apoyadas contra una pared. Nadie alrededor. "¿Te refieres a tu novia? ¿Está en la escuela ahora? Me encantaría conocerla".
"Nunca dije que fuera a la escuela conmigo". Daniel vio como una sonrisa astuta se extendía por el rostro de Penélope.
"Pequeño diablo". Metió la mano debajo de su vestido y se bajó las bragas. Con tacones, se los quitó con cuidado y escondió las bragas en su bolso. "Estás saliendo con una mujer mayor. ¿Está en la universidad?"
"Ella... no está en la universidad". La polla de Daniel se endureció.
"¿Es tan bonita como yo?" Penélope le dio la espalda a Daniel, se levantó el vestido y lo apoyó sobre la curva de su trasero.
"Bueno sí." Daniel miró su trasero redondo y perfecto. "Ella es realmente linda." Se bajó los pantalones y la ropa interior y se colocó detrás de ella.
"¿Ella siente algo por la polla adolescente?" Penélope miró hacia atrás por encima del hombro y vio que su polla estaba fuera. Era pura, devastadora perfección. "¿Ella también es una puta para ti, Danny?" Sabía que a él le gustaba hablar sucio.
"Sí." Daniel deslizó su pene y escuchó a Penelope gemir. Él agarró sus caderas y golpeó contra ella.
"Brad y yo... ugh... ugh... solíamos hacerlo aquí". Penélope apretó los dedos contra la pared de ladrillo. Podía sentir el aire frío jugueteando con su trasero y piernas desnudas. Y la polla caliente tan profundamente dentro de ella. "Bueno... no en este... ah... ah... ah... lugar exacto. Pero en la... escuela secundaria. Por lo general en la... sala de almacenamiento". Ella bajó la voz una octava en las últimas dos palabras cuando él golpeó un punto dulce en su coño.
"¿Es por eso que viniste aquí hoy?" Daniel se estiró y tomó un mechón de su cabello rubio con su mano izquierda. "¿Reviviendo el pasado con un chico Anderson?"
"No." Penélope trató de negar con la cabeza, pero el agarre de Daniel no se lo permitió. "Esto es diferente."
"¿Qué tan diferente?" Daniel miró alrededor del cuarto. Se le ocurrió que sería muy malo si alguien lo encontraba golpeando a su cuñada en la escuela. Pero no pudo parar. La gente casi nunca entraba allí, de todos modos.
"El sexo con Brad fue... Oh, Dios... bueno... pero contigo... es..." Penelope trató de ahogar sus gritos mientras se corría, y el sonido que salió de ella estaba en algún lugar entre un silbido y un gruñido. Cuando las estrellas dejaron de parpadear ante sus ojos, empujó su trasero hacia Daniel, subió una pierna al mueble que se apoyaba."Contigo... es como una... ugh... ugh... experiencia religiosa. Y necesito más y más".
Quería contarle sobre el bebé que crecía dentro de ella. Pero tal vez un callejón en la escuela no era el lugar adecuado.
"Me voy a correr... Pen... voy a..." Daniel cubrió sus entrañas con un desastre caliente y pegajoso. Sus dedos se apretaron en su cabello y cadera, y luego se aflojaron gradualmente de nuevo. Le dio una palmada en el trasero y salió de ella.
"Aaahhhhhhhh", suspiró Penélope y se dio la vuelta. "No puedes volver a clases así". Empujó su polla espumosa hacia un lado, la soltó y la vio balancearse de un lado a otro. "Déjame limpiarte". Penelope se puso en cuclillas frente a él y lamió arriba y abajo su largo eje. Ella chupó todo su semen combinado. Buen Dios, ella realmente era una puta. Miró a Daniel y pudo ver la sonrisa soñadora en sus labios que siempre tenía después de correrse. "Ya está, todo limpio".
"Gracias, Pen. Eres la mejor". Daniel se guardó la polla y se subió los pantalones.
"¿Mejor que tu novia?" Penélope espero que la ayudara a par
Es hora de refrescar la toallita. Khadra se puso de pie y dejó a su marido en la cama. Caminó hacia el baño y abrió el grifo. Se congeló cuando miró a su derecha. Allí, de pie sobre el mostrador, estaba ese maldito falo negro. Khadra se quedó mirándolo durante mucho tiempo con el agua corriendo y el vapor saliendo ante ella. Eventualmente, ella cerró el agua.
"Solo una vez más", susurró Khadra. Lentamente se quitó el vestido y se quitó las bragas. Estaba desnuda en el baño con esa cosa negra. "No necesito hacer esto". Cogió el consolador, cerró la puerta del baño y se sentó en la tapa del inodoro. "Solo quiero ver cómo es. Una... última... vez... uuuugggghhhhhhhh". Abrió las piernas y lo empujó dentro de ella. Si bien no es tan grande como la herramienta de Daniel, llegó a lugares donde su esposo no podía. Su cuerpo zumbaba de placer mientras movía la cosa dentro y fuera.
"¿Khadra?" La voz de Maxamed llamó desde el dormitorio, amortiguada por la puerta del baño. "¿Qué pasó?"
El corazón de Khadra se sentía como si quisiera salirse de su pecho. Con un momento de indecisión, mantuvo el consolador dentro de ella. Ella gruñó cuando tocó algún lugar mágico en su interior. Luego, muy lentamente, sacó el falo, lo lavó en el fregadero, lo secó con una toalla de mano y lo tiró en un cajón. Ya voy, Maxamed. Este fue un momento delicado. Khadra no sabía cómo reaccionaría Maxamed ante el incidente en la mansión. Se puso el vestido y volvió corriendo al dormitorio.
"¿Qué pasó?" Maxamed la miró, todavía con la cabeza apoyada en la almohada.
"¿Que recuerdas?" Khadra se sentó a su lado. Se había olvidado la toallita, así que le dio unas palmaditas en el pecho a través de la manta.
Fuimos a esa maldita casa. Yo... yo... Maxamed parpadeó con sus ojos oscuros. "Llevé al niño a la habitación abierta. Y..." Hizo una pausa. Los recuerdos no volverían. "¿Accidentalmente me cloroformo yo mismo?"
"Sí." Khadra suspiró con alivio. Odiaba decir la mentira, pero era por el bien mayor.
"¿Y me trajiste aquí? ¿Sola?"
"No fue fácil". Khadra asintió.
"El cloroformo es una droga repugnante". Maxamed apartó la mirada de su amada esposa hacia el techo. "Me dio sueños tan terribles. Solo puedo ver destellos. Eso... que te asociaste voluntariamente con un monstruo". Volvió a mirar sus suaves ojos marrones. Dime que no fue una visión profética. Dime que no tendremos nada más que ver con esa maldita familia.
"Esas no fueron profecías, querido esposo". Volvió a palmear las sábanas y se puso de pie. Al menos eso no era una mentira. Lo que describió fueron recuerdos, no profecías. No tendremos nada más que ver con los Anderson. Además, no es una mentira. Ahora déjame traerte algo de comida.
"Si, gracias." Una tensa tensión abandonó el rostro de Maxamed y se relajó en su almohada. "¿Los niños?"
"En casa de mis padres". Khadra se acercó a la puerta. "Regresaré con algo de almuerzo. Debes tener hambre". Salió de la habitación y se detuvo en el baño. Hizo una pausa y luego entró. Había esquivado una bala con Maxamed, y tal vez podría tomarse unos minutos para celebrar. El falo seguía en el cajón. Cerró la puerta del baño, levantó su vestido y lo empujó hacia adentro. "Ooooohhhhhhhh". El almuerzo de su esposo podría esperar unos minutos más.
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La cesta de la compra estaba repleta de artículos que Julie no necesitaba. Había tirado tiritas, Q-tips, tampones, aspirinas y varias otras cosas que tenía en abundancia en casa. Esperaba que los condones magnum extragrandes pasaran desapercibidos para el empleado de la caja llegaba con una avalancha de miscelánea. Colocó la cesta en la cinta transportadora y observó cómo el empleado se ponía a trabajar.
"No vendemos muchos de estos". Después de revisar algunos artículos, la dependienta, una mujer mayor, levantó la caja de condones. "No en este tamaño, de todos modos. Te casaste bien, señorita". Sonrió con una sonrisa de complicidad y evaluó a Julie. "Mi esposo usa uno pequeño". Se inclinó más cerca de Julie. "¿Es cierto lo que dicen?"
"Um". Julie miró a su alrededor, pero no había nadie más. "¿Lo siento?" Sus mejillas ardían. No quería nada más que pagar y salir de allí, pero la empleada no tenía pensado eso.
"¿El tamaño si importa?" La empleada le guiñó un ojo. "Nunca he experimentado un... magnum".
Julie asintió levemente y sus mejillas se pusieron más rojas.
"Lo sabía." La empleada soltó una risa rápida y guardó los condones en una bolsa, pasando el siguiente artículo por el escáner. "Entonces, ¿qué tan grande es su marido?"
"No podría decirlo". Julia se encogió de hombros.
La empleada detuvo lo que estaba haciendo y miró a Julie. Se aseguró de mirar el anillo de bodas de Julie y luego volvió a mirar sus ojos marrones. "No es tu marido, ¿verdad?" No esperó la respuesta de Julie. "No, no lo es. Puedo decirlo. Descarada astuta. ¿Quién es él entonces? ¿El chico de la piscina?" Ella volvió a revisar los artículos. "¿El chico del césped? Siempre tuve fantasías con ellos. Están todos sudorosos y bronceados. ¿Quiénes?"
Julie se quedó completamente inmóvil.
"Guarda tus secretos entonces". El empleado levantó el último artículo, una botella de lubricante. "No me sorprende que necesites esto, dado su tamaño. Dios". Terminó de embolsar y anunció el total.
Julie negó con la cabeza y pasó su tarjeta de crédito lo más rápido posible. Agarró su bolso y no esperó el recibo, dirigiéndose a la salida.
La empleada llamó a Julie mientras huía. "Más poder para usted, señorita. A todos nos vendría bien algo extra". La empleada negó con la cabeza y se rió entre dientes.
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"¿Qué opinas?" Julie dio vueltas en el centro de la sala. Llevaba lencería blanca de encaje. Un conjunto de sujetador y bragas a juego que hizo todo lo posible para acentuar sus curvas ya generosas con unos altos tacones altos que hacian ver muy largas sus piernas
"Wow, mamá. Te ves increíble". Daniel se sentó, su pijama apenas contenía su erección. Había pasado más de una semana desde que los Samatars lo habían atado en la habitación cerrada. Si bien eso fue espantoso, y ese oso todavía le provocaba pesadillas, Daniel estaba dispuesto a perdonar a la casa si continuaba brindándole momentos como estos. "¿De dónde vino la ropa interior nueva?"
"Bueno, para ser honesto, tu padre ha mostrado un poco más de interés en mí últimamente. Y como ninguno de mis antiguos atuendos sexys me quedan bien, compré algunos artículos en la tienda". Julie miró a Daniel y empujó su cadera hacia la derecha, adoptando lo que esperaba que fuera una pose sexy. La mirada encantada en el rostro de su hijo transmitía el éxito de la misión de su parte. "Espero que no te importe compartirme un poco. Quiero decir..." ¿Se estaba disculpando por acostarse con su esposo? Un pequeño ceño pasó por sus labios rosados. "Quiero decir, yo..." No pudo formular la oración para decirle a Daniel que no eran exclusivos. Porque, por supuesto que no lo eran. Ella estaba casada. Pero estaban haciendo todo tipo de cosas malas. Fue tan confuso.
"Está bien, mamá". Daniel se desvistió lentamente. "Quiero que papá sea feliz. Gracias por compartir el atuendo conmigo".
"Eres un buen chico, Danny". La sonrisa de Julie volvió cuando vio que ese enorme pene se balanceaba a la vista. Se dio la vuelta y caminó de regreso a la bolsa que había dejado junto a la puerta, balanceando su redondo trasero un poco más para él. Ella se dobló por la cintura y recuperó los condones y el lubricante, dándole un verdadero espectáculo. Se enderezó y volvió a cruzar la habitación. "Te compré algunos condones que deberían caber". Ella los colocó en su mesita de noche.
"No quiero usar esos, mamá".
"No son para usarlos conmigo, tonto. Son para cuando experimentas con otras chicas. Como hablamos". Julie se giró y le arrojó a Daniel la botella de lubricante, y él la atrapó en el aire. "Además, te compré un aceite especial para cuando... ya sabes". Su sonrisa se volvió tímida.
"Wow gracias." Daniel abrió la botella, puso un poco en su mano y esparció el lubricante por toda su polla.
"Pensé que primero haríamos un poco de juego previo". Julie se humedeció los labios.
"Me cuidas todo el tiempo. ¿Cuánto semen has tragado esta semana?" Daniel se puso de pie y se acercó a su madre. Odiaba quitarle esas increíbles bragas, pero tenía que hacerlo. Él se los quitó y ella salió de ellos.
"Mucho", susurró Julie. No le gustaba cuando hablaba así.
"Pues entonces, déjame cuidarte un poco". Daniel se agachó, tomó el trasero de Julie y la levantó hasta que su coño estuvo justo en frente de su cara y sus muslos colgando sobre sus hombros. Todavía se aferraba a su culo. Gracias a Dios por los techos altos de la mansión.
"Oh, Dios mío. ¿Cómo me estás levantando, Danny?" Miró hacia abajo, temerosa de que su frágil hijo la dejara caer al piso de madera de abajo. Pero en cambio, la empujó contra su cara y lamió su raja. "Ay, Danny". Sintió su lengua empujar dentro de ella, y luego mordisqueó su clítoris. Todas las preocupaciones sobre su repentina fuerza la abandonaron. Clavó los dedos en sus piernas y gritó cuando él la complació en la posición más improbable. "Oh, Dios. Oh, Dios. Oooohhhhhhhh, Diiiooosss". Para su vergüenza, Julie corrió por todo el hermoso rostro de Daniel cuando su orgasmo la superó. A él no pareció importarle, mientras continuaba lamiéndola y mordisqueándola.
Julie se corrió tres veces sobre la lengua de Daniel antes de que él la bajara hasta la mitad del suelo. Él la apartó de él, con las manos debajo de sus rodillas. Luego colocó su polla entre las nalgas y la frotó hasta que su polla encontró su ano. Afortunadamente, estaba lo suficientemente suelta por sus encuentros anteriores, que la cabeza aceitosa se deslizó.
"¿Cómo... ooooohhhhhhhh... estás haciendo esto?" Las caderas de Julie se movieron involuntariamente cuando lo sintió entrar en su trasero. Nunca había estado tan abierta y expuesta. "Peso más que tú, Danny. Yo... ughhhhhhh". Cuando su pene entró en sus entrañas, la dejó sin aliento. Ella lo dejó rebotar hacia arriba y hacia abajo sobre su eje. Más y más hundido en ella.
"Eloise me hizo... uh... uh... uh... más fuerte, mamá". Daniel dobló las rodillas y se inclinó un poco hacia atrás para distribuir más uniformemente su peso combinado. Él consiguió un buen ritmo, y pronto ella rebotó en el aire sobre su polla. "¿Te gusta?"
"Sí. Oh, mi... sí". La mano izquierda de Julie se movió entre sus piernas y metió dos dedos en su vagina. El momento fue el cielo. "Yo nunca... imaginé". Julie gruñó como un animal salvaje. "Yo... nunca imaginé". Se preguntó qué diría el empleado de la tienda si pudiera ver a Julie ahora.
"Sé que tengo que compartirte con papá, pero soy el único que puede hacer esto. ¿Verdad, mamá?"
"Sí."
"Quieres mi polla. ¿Verdad?"
"Sí", chilló Julie. No le gustaba el lenguaje grosero, pero Julie no podía regañarlo muy bien con su pene hasta el final de su culo.
"Eres su esposa, pero ¿mi novia?" Daniel apretó su agarre en la parte inferior de sus muslos. El momento era demasiado perfecto. Sintió que sus bolas se agitaban. Ella no le respondió, así que aceleró un poco el ritmo. "Eres mi puta, ¿verdad, mamá?"
Julie sacudió la cabeza y sintió que su vagina se contraía entre sus dedos. Ella no respondería tales preguntas, pero sabía que era verdad. A pesar de su educación, todas las horas que pasaba en la iglesia y todas sus buenas intenciones, era su puta. Su hijo la había enganchado con su polla gigante. Un orgasmo masivo la atravesó. ella estaba perdida Minutos más tarde, el suave gruñido de Daniel le dijo que estaba listo y sintió el calor de su liberación muy dentro de ella. Tomar su semilla mientras él la sacudía como un muñeco de trapo la envió a toda velocidad por el borde otra vez. Ella gritó y fue un milagro que no despertara a toda la casa.
"Eso fue increíble." Cuando terminó de correrse, Daniel la sacó de su polla y la arrojó sobre su cama.
Julie se acurrucó de costado, temblando. Daniel se dejó caer detrás de ella y le desabrochó el sujetador de encaje. De hecho, se había vuelto bastante bueno desabrochando un sostén. "Quiero más, mamá". Él tiró de ella sobre su espalda y le quitó el sostén. Luego se arrastró entre sus piernas.
"¿Más?” Julie sintio como la tomo del cabello muy lentamente y la guio a su enorme polla.
Los primeros minutos Julie pensó que la erección de Dani bajaba, pero 15 minutos después de estar con la polla de Dani en la boca. Reacciono ya cuando esta sobre el esperando a que introdujera su monstruo en cualquiera de sus orificios.
"Yo también quiero tu coño". Frotó la cabeza de su todavía dura polla a lo largo de su raja, admirando su arbusto cuidadosamente recortado.
"No." Julie bajo la cabeza y miró entre sus pechos palpitantes la V de sus piernas. El largo pene de Daniel se veía tan amenazante mientras acariciaba sus pliegues, la cabeza morada estaba enojada y lista para perforar su alma. "Yo... no... quiero... un... bebé...", jadeó. Su mente borrosa luchó por formar pensamientos convincentes.
"Me retiraré entonces". Daniel era un buen hijo que solía escuchar a su madre, pero esto era demasiado tentador. Él se deslizó dentro de ella.
"Condón... condón... condón", repetía Julie con cada embestida poderosa. Apoyo las manos en el pecho de Dani y levandando la cabeza, mirando al techo.
"Los condones... ah... ah... no son para ti... ¿recuerdas?" Daniel colocó sus manos sobre las caderas de Julie y se levantó para poder mirar a su madre desmoronándose. Sus pechos se balancearon hacia arriba y hacia abajo.
"No quiero... un bebé... no quiero... bebé... bebé..." Las manos de Julie se deslizaron alrededor del pecho de Daniel y ahuecó su pequeño trasero. Sus dedos se clavaron en la carne tensa y la sintió flexionarse con cada embestida. ¿Realmente sucedería esto otra vez? "Adelante... Danny... puedes... llenarme".
"Síiiiiiiiiiiiiiiii” ¿Cómo podía ella negarle algo? "Déjalo salir." Cuando sintió que la semilla caliente salpicó dentro de ella, Julie se convulsionó y su rostro se contrajo de placer.
"Estás goteando... mamá. Tus... senos". Daniel podía ver gotitas volando de sus tetas. "Estás lista para un... ugh... ugh... bebé". Se inclinó hacia adelante y chupó su pezón izquierdo. La leche era tan dulce como la de Eloise. Pero cálido y tan lleno de vida. Él la cargó y bebió leche.
Podría arrepentirse en la mañana, pero en ese momento no quería nada más que dejar que los pequeños nadadores de Daniel tuvieran acceso total.
~~
Pasaron los días. Julie dividió su tiempo clandestino entre los gemelos. Alimentando y frotando a Brittney y tomando la semilla de Daniel una y otra vez.
Khadra logró mantener su distancia de la casa. Pero no pudo evitar el omnipresente consolador negro, que aparecía cada vez que tenía un momento para sí misma. Ella fue capaz de resistir esa tentación, a veces. Pero la mayoría de las veces, fallaba y se daba cuenta de que se había empalado en la cosa, con pensamientos de Daniel jugando en su cabeza. Su esposo no había sido el mismo desde el episodio de la habitación cerrada. Se quejaba con frecuencia de sueños diabólicos y de los demonios que querían poseer a su esposa. “Esa casa quiere hacerte suya, pero tú eres mi esposa”, solía decir Maxamed con tono ferviente. Khadra se había acostumbrado a dejar a los niños en la casa de sus padres durante días seguidos.
Al otro lado de la ciudad, Penélope miró a su esposo de manera diferente. Preguntándose por qué había elegido a ese Anderson para casarse. Cuando comenzaron las náuseas matutinas, supo lo que había sucedido. Se escabullía de Brad para vomitar en el baño cuando era necesario. Con suerte, Brad no sospechaba nada. Trató de ser paciente con su amante adolescente. Ella le abría su casa cada vez que tenía tiempo libre después de la escuela.
Mientras tanto, la casa observaba y escuchaba. El reloj marcaba y los pasillos se volvían más fríos a medida que llegaba el invierno. Palmer Mansion había estado aquí antes y volvería a estar aquí. Pero por un tiempo, se calmó a medida que se preparaba para eventos más grandes por venir.
~~
He conocido pocas mujeres tan dedicadas a la aritmética. Eloise estaba de pie junto al sofá de la sala de estar principal, con un vestido largo y vaporoso. Miró los garabatos que Brittney había hecho en su bloc de notas.
Brittney dio un respingo y miró a la mujer victoriana. Ella se recompuso. "No es aritmética. Es cálculo". Debería haber estado asustada de tener una visita extraña e inesperada, pero por alguna razón se lo tomó con calma. Era muy parecido al día que había visto a ese joven, Thomas, en la misma habitación. Brittney observó la belleza pecosa de la mujer y la elevación del vientre embarazado de la mujer bajo el patrón floral de su vestido. "Estoy soñando, ¿no?"
"No." Eloise chasqueó los dedos y la chimenea cobró vida con un rugido, las maderas crujieron y estallaron con las llamas.
"Eso parece una cosa muy soñadora de hacer". Brittney asintió hacia el fuego. "Además, estoy bastante seguro de que estaría aterrorizada si esto no fuera un sueño".
"Ellos te crearon de amor, ¿no es así?" Eloise sonrió a la chica de dieciocho años. Estoy muy complacido con ellos.
"¿Qué?" Brittney negó con la cabeza y dejó el bloc de notas. "No importa." Miró alrededor de la habitación, recordando cuando había aparecido Thomas. Ese joven y la mujer se parecían mucho. Y la habitación se veía igual que en ese entonces, con pinturas al óleo oscuras y cabezas de trofeos montadas en las paredes. "Eres un Palmer, ¿no?"
Y además una chica lista. Soy la señora Eloise Palmer. Eloise asintió y sonrió brillantemente. "¿Puedo unirme?" Se sentó al lado de Brittney y puso su mano sobre la rodilla desnuda de la niña. Sus diamantes brillaban en su dedo. Frunció el ceño ante la falda corta de Brittney. Qué escandalosas eran las decisiones de vestimenta modernas. "Me gustaría ayudarte, querida".
"¿Con que?" Brittney encontró la sonrisa de Eloise encantadora. Olvidando sus matemáticas, Brittney se perdió en los bonitos ojos verdes de Eloise. A Brittney se le ocurrió que podría ser lesbiana.
"Bueno, lo primero es lo primero". Eloise alcanzó detrás de su cuello y desabotonó su vestido. "Es tarde y no has comido nada desde que llegaste a casa. Debes estar hambriento". Eloise se bajó el vestido, dejando al descubierto sus grandes pechos. Sus pezones oscuros destacaban sobre su carne pálida.
"Son hermosos." Brittney se humedeció los labios.
"No son solo para mirar, querida". Eloise abrazó a la adolescente firmemente en la nuca, apartó el cabello castaño de Brittney de su rostro con la otra mano y llevó la boca de Brittney a su pezón derecho. "Beber." Eloise la abrazó con firmeza mientras la niña luchaba por un brevísimo momento contra esta nueva intimidad. Pero luego el sonido de chupar y tragar se unió al crepitar del fuego. "Buena niña." Eloise dejó que Brittney mamara por un rato y luego movió a Brittney a su otro seno.
"Mmmmmppppphhhhhhhh". Brittney prácticamente ronroneó mientras bebía de esta extraña mujer en lo que tenía que ser un sueño pervertido. La leche fría se deslizó por su garganta. Podía sentir el frío extendiéndose desde su estómago. Ella quería más y más. Brittney no se consideraba una persona codiciosa, pero quería dejar seca a Eloise.
"Allí ahora." Eloise levantó a Brittney de su pecho y miró a los ojos azules y aturdidos de la niña. "Ahora que estamos saciados, pasemos a la lección de hoy".
"¿Lección?" Brittney parpadeó. Parecía que la habitación nadaba lentamente a su alrededor.
"Tienes que aprender a complacer a una mujer si no quieres desperdiciar los regalos de nuestro benefactor". Eloise se puso de pie y se desnudó lentamente mientras la niña la miraba. Cuando estuvo desnuda, Eloise volvió a sentarse en el sofá y movió suavemente a Brittney al suelo entre sus piernas. "Tu entusiasmo es muy admirado. Pero el celo no sustituye a la habilidad".
"No estoy segura de que debamos..." La voz de Brittney se apagó mientras miraba de cerca el coño de la mujer. Un triángulo pelirrojo se elevó por encima de su intimidad.
Brittney se centró en el propio coño. Labios leves y prominentes, con un delicioso aroma ácido. Brittney sintió que la mano de Eloise regresaba a la parte posterior de su cabeza y luego la presión la acercó más y más hasta que su nariz rozó el pelo rojo y corto. Brittney sacó su lengua y lamió la humedad. Como el resto de ella, el coño de Eloise estaba frío. Y sabía maravilloso, casi picante. Brittney lamio una y otra vez. Pronto ella estaba lamiendo felizmente.
"Como siempre, su entusiasmo es algo digno de contemplar". Eloise guió la cabeza de la niña. No podía ver el trabajo de Brittney con su barriga en medio, pero había entrenado a tantas mujeres a lo largo de los años que estos primeros lametones eran una segunda naturaleza para Eloise. "¿Sabes dónde está mi botón de amor?" Eloise tomó aliento y lo contuvo. "Sí. Buena chica. Ahora muerde... no, no tan fuerte... bien... sí... ahora gira el botón con la lengua... oh... y el dedo es un toque agradable... .aaaahhhhhhhh..." Las piernas de Eloise temblaban, y las mantuvo abiertas con una mano debajo de cada muslo. "Lo haces tan ... oh... natural, querida. Aquí... se... viene..." Los pesados pechos y el redondo vientre de Eloise temblaron mientras se abría paso a través de un maravilloso clímax.
Brittney se inclinó hacia atrás para poder ver el rostro de la mujer bonita mientras se corría, pero Brittney permaneció de rodillas y siguió trabajando ese coño frío con los dedos. La boca brillante de Brittney se curvó en una sonrisa cuando vio que uno de los párpados de Eloise se agitaba y la boca de la mujer se abría. Qué poder poder reducir a una mujer tan noble a gelatina.
Cuando Eloise se calmó un poco, sacó los dedos de Brittney de su vagina y le sonrió a la niña. "Aprendes rápido. Excelente trabajo." Eloise se levantó y recogió su vestido del suelo. "La próxima vez te mostraré cómo recibir tal placer".
"¿En realidad?" ¿Esta mujer acaba de decir que se la comería a Brittney? Justo cuando iba a hacerle a Eloise una letanía de preguntas, la habitación a su alrededor se unió y Brittney cerró los ojos. Cuando los abrió, estaba sentada en el sofá, con su cálculo en el regazo. La chimenea estaba oscura en la esquina y la habitación parecía normal como siempre. Brittney se humedeció los labios y todavía podía saborear a Eloise allí. Su corazón se aceleró. Brittney no veía la hora de volver a ver a la mujer victoriana.
~~
La mayoría de las mañanas, Julie seguía a Daniel a uno de los muchos baños de la casa para comenzar bien el día. Era un poco arriesgado, pero ¿qué podía hacer una madre? No podía enviarlo a la escuela con un monstruo rígido.
Fue un miércoles cuando Julie aceptó por primera vez la verdad de lo que le había sucedido. Estaba de rodillas, chupando amorosamente la cabeza morada de Daniel. Se paró con su trasero apoyado contra el fregadero. Su estómago se había sentido un poco mal durante unos días y parecía estar empeorando. Ella se echó hacia atrás y amordazó. "Danny... yo... lo siento..." Se deslizó hacia el inodoro y levantó la tapa. "No me siento... tan..." Y Julie vomitó. Trató de hacerlo lo más femenino posible, pero era difícil hacerlo con arcadas tan terribles.
"Oh mamá." Daniel se acercó al baño y le sostuvo el cabello hacia atrás. "¿Qué ocurre?"
"No soy... aaaaaaaggghhhhhhhhhh". Vació su desayuno en el inodoro. Por horrible que fuera, era reconfortante que Daniel le sujetara el pelo y le diera palmaditas en la espalda con ternura. Incluso si supiera que su pene gigante todavía estaba duro y colgando sobre ella. Unas pocas arcadas más y ella estaba lista. "Me he sentido mal los últimos días". Se puso de pie y fue al fregadero. Se lavó la cara y se enjuagó la boca.
"¿Estás enferma?" Daniel se quedó en silencio y la observó refrescarse. La idea de que algo malo le pudiera pasar a su madre le helaba los huesos.
"No, no. Estoy bien". Julie realmente no se sentía sexy en ese momento, pero no podía dejar a Daniel en su camino sin cuidarlo. "Nada de besos u... otras cosas con la boca ahora mismo". Ella le dio la espalda, se levantó la falda y tiró de sus bragas a un lado. "Puedes tomarme así". Se inclinó sobre el fregadero y separó sus nalgas con las manos.
"Um, está bien. ¿Tu coño está bien?" Daniel se colocó detrás de ella.
"Sí." Ella había renunciado a tratar de evitar que usara la palabra "coño". No fue tan malo, después de todo. "Puedes usar mi coño, Danny". Ella gruñó cuando él se lo metió. Dadas las muchas cargas que había dejado en su útero desprotegido, no era de extrañar que Daniel le hubiera plantado un bebé. Ella apretó los dientes cuando él aceleró el paso detrás de ella. George ciertamente no había sido el elegido. "Eso es... Danny... déjalo todo". Ella movió sus manos desde su trasero hasta el borde del fregadero y las agarró con fuerza. Miró a la mujer en el espejo con su cabello castaño cayendo con cada empuje, su escote rebotando y la expresión de éxtasis en su rostro. Qué vista. Tenía una mirada de seria concentración y esfuerzo en su hermoso rostro. Iba a tener un orgasmo pronto.
“Wooow Mama te vez hermosa en este instante”. Daniel tomo su cabello y la empujo hacia el espejo, con la otra mano le dio una palmada en el trasero y disfrutó de las ondas adicionales que se extendieron desde el área de impacto
“Ooohhh... Cariño eres sorprendente”. Julie quería ver el gran pene de Daniel entrar y salir de ella, pero no estaba en la mejor posición para eso. Asi que en un moviento volteo hacia su parte y levanto la pierna.
"¿Quieres que yo... eh... eh... me retire?". Daniel sabía lo que venía así que recibió su pierna y siguió taladrando a su madre.
"No, está bien, cariño. Hazlo... ooohhhhh... por dentro". Julie se preguntó si estaba haciéndose la tonta, o si realmente no sabía que no importaba dónde eyaculara ahora. Solo tenía dieciocho años. Puede que no lo sepa. "Oooooohhhhhhhh, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii".
El coño de Julie sufrió un espasmo cuando él se descargó una vez más dentro de ella. Su orgasmo la llevó a las nubes. Cuando volvió del orgasmo, Daniel ya se estaba subiendo los pantalones.
"Eso fue increíble. Gracias, mamá".
"De nada... cariño". Julie se puso las bragas en su lugar y se bajó el vestido. Se volvió y besó a Daniel en la mejilla. "Sé bueno hoy".
"Claro." Daniel asintió. No podía borrar esa estúpida sonrisa de su rostro.
"El autobús ya casi está aquí". Julie lo golpeó en el trasero y lo envió fuera del baño. Julie trató de entenderlo y tuvo dificultades para aceptar lo inevitable. Tal vez ella le diría cuando lo ordenara en su propia cabeza. O tal vez cuando se hizo evidente. Lo que llegara antes.
~~
"¿Se están haciendo más grandes?" Brittney susurró mientras tocaba las tetas de su mamá. Se movió encima de Julie, medio debajo de las sábanas. La débil luz de las estrellas caía sobre la cama a través del círculo de ventanas de su habitación en la torre. Brittney bajó la cara hasta un suave y tibio pezón y siguió bebiendo.
"No lo creo." Julia no estaba segura. No deberían crecer tan pronto, pero tampoco deberían tener leche. "No sé." Julie agarró las sábanas cuando sintió que su hija se movía de su pezón y besaba la parte inferior de su seno.
"Eres... tan... suave... y... cálida", dijo Brittney entre besos. Se abrió camino hacia abajo sobre la ligera curva del vientre de Julie.
"Espera, Brit. No..." Julie agarró las sábanas con pánico y anticipación mientras su hija la besaba bajo las sábanas hasta entre las piernas de Julie. "Oooohhhhh, cariñoo". Las caderas de Julie se balancearon cuando la lengua de Brittney encontró su vagina y luego subió hasta su clítoris. Julie apretó los dientes y torció la parte superior de su cuerpo de un lado a otro. Extraños sonidos escaparon de sus labios. "Cómo ...?" Quería preguntarle a su hija por qué era tan buena para tratar a una mujer. ¿Era muy natural? Pero el cerebro de Julie se bloqueó y no se formaron más palabras. La lengua de su hija entro en su coño, y Julie gruñó a través de un orgasmo masivo.
Durante los últimos días, Brittney había practicado bastante con Eloise. Estaba muy contenta con los frutos de su trabajo al sentir y escuchar a su mamá enloquecer. Su dulce madre que asistía a la iglesia se retorcía en su lengua, completamente a su merced.
"No creo que pueda, calabaza." Julie levantó la vista cuando Brittney levantó una de sus piernas sobre la cara de Julie. Ahora estaba mirando la curva apretada y suave de la parte superior de los muslos y el trasero de Brittney. Y flotando sobre la barbilla de Julie estaba el coño de su hija.
"Adelante, mamá". Brittney movió un poco el trasero en la cara de Julie. "Intentalo."
"Um..." Julie puso sus manos en el trasero de Brittney. Quería darle a Brittney los mismos sentimientos fuera de este mundo que su hija le había dado. Levantó la cabeza de las sábanas y tentativamente lamió la hendidura. No es tan malo. Lo hizo una y otra vez. Metió la lengua entre los labios de Brittney. Su hija tenía un sabor maravilloso, brillante, terroso y fuerte.
"Mmmmpphhhhhh". Brittney levantó la cara. "Eso es bueno. Sigue haciéndolo, mamá".
Los dedos de Julie presionaron el firme trasero de Brittney, empujándola más fuerte contra su boca. Ella mordisqueó esos pequeños labios vaginales. No hace mucho, cuando Daniel se la había follado, Julie se había preguntado por qué había esperado tanto en la vida para que alguien hiciera eso por ella. Ahora, mientras sorbía y mordisqueaba, se preguntó por qué había esperado tanto para comer coño. Las respuestas obvias de que estaba casada y solo había estado con hombres, en realidad no se le ocurrieron en ese momento.
Madre e hija pasaron la mayor parte de la noche con sus nuevos placeres encontrados.
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La cafetería vibraba con la campana de la hora del almuerzo mientras los estudiantes comían y se divertían. Daniel se sentó en una mesa con un par de amigos de la clase, masticando pensativamente filetes de pollo y escuchando la conversación.
"Echa un vistazo a esa chica. ¿Es ella una estudiante?" dijo Grady.
"De ninguna manera. Mírala". Hassan negó con la cabeza y golpeó el hombro de su amigo. "Es como una modelo o algo así".
"Oh, mierda." Grady desvió la mirada. "Ella está sonriendo y saludándome".
Daniel siguió su mirada y sonrió a la mujer que caminaba hacia ellos. Era más hermosa que una modelo, pensó. "Idiotas, esa es mi cuñada".
"Lo siento." Grady volvió a mirarla y saludó.
"Sí, lo siento amigo". Hassan sonrió. El hermano de Daniel era un hombre afortunado, pensó.
"Es genial." Daniel se levantó con su bandeja del almuerzo. "Iré a ver qué quiere. Te alcanzaré más tarde".
"Más tarde." Hassan observó cómo Daniel la saludaba, tiraba la bandeja y salía de la cafetería. Los ojos de Hassan se quedaron en el trasero redondo de la mujer, rodando debajo de su vestido hasta que desapareció de la vista. Hizo una nota mental para ser invitado a algunas de las reuniones familiares de Daniel.
Fuera de la cafetería, Daniel se inclinó cerca de Penélope. "¿Qué estás haciendo aquí?"
"Quería verte." Penélope jugueteó con la parte delantera de su vestido e hizo un puchero.
"¿No recibiste mi mensaje de texto?" Daniel la tomó por el hombro y la guió por un pasillo poco concurrido. "Vendré el viernes después de la escuela". La llevó a través de la sala y adentro un cuarto vacío donde a veces pasaba el rato cuando necesitaba algo de espacio en la escuela. "Tengo muchas cosas que hacer, y no puedes simplemente aparecer en la escuela".
"¿Están pasando muchas cosas?" Penélope miró alrededor del callejón. Estaba abarrotado con algunas paletas apoyadas contra una pared. Nadie alrededor. "¿Te refieres a tu novia? ¿Está en la escuela ahora? Me encantaría conocerla".
"Nunca dije que fuera a la escuela conmigo". Daniel vio como una sonrisa astuta se extendía por el rostro de Penélope.
"Pequeño diablo". Metió la mano debajo de su vestido y se bajó las bragas. Con tacones, se los quitó con cuidado y escondió las bragas en su bolso. "Estás saliendo con una mujer mayor. ¿Está en la universidad?"
"Ella... no está en la universidad". La polla de Daniel se endureció.
"¿Es tan bonita como yo?" Penélope le dio la espalda a Daniel, se levantó el vestido y lo apoyó sobre la curva de su trasero.
"Bueno sí." Daniel miró su trasero redondo y perfecto. "Ella es realmente linda." Se bajó los pantalones y la ropa interior y se colocó detrás de ella.
"¿Ella siente algo por la polla adolescente?" Penélope miró hacia atrás por encima del hombro y vio que su polla estaba fuera. Era pura, devastadora perfección. "¿Ella también es una puta para ti, Danny?" Sabía que a él le gustaba hablar sucio.
"Sí." Daniel deslizó su pene y escuchó a Penelope gemir. Él agarró sus caderas y golpeó contra ella.
"Brad y yo... ugh... ugh... solíamos hacerlo aquí". Penélope apretó los dedos contra la pared de ladrillo. Podía sentir el aire frío jugueteando con su trasero y piernas desnudas. Y la polla caliente tan profundamente dentro de ella. "Bueno... no en este... ah... ah... ah... lugar exacto. Pero en la... escuela secundaria. Por lo general en la... sala de almacenamiento". Ella bajó la voz una octava en las últimas dos palabras cuando él golpeó un punto dulce en su coño.
"¿Es por eso que viniste aquí hoy?" Daniel se estiró y tomó un mechón de su cabello rubio con su mano izquierda. "¿Reviviendo el pasado con un chico Anderson?"
"No." Penélope trató de negar con la cabeza, pero el agarre de Daniel no se lo permitió. "Esto es diferente."
"¿Qué tan diferente?" Daniel miró alrededor del cuarto. Se le ocurrió que sería muy malo si alguien lo encontraba golpeando a su cuñada en la escuela. Pero no pudo parar. La gente casi nunca entraba allí, de todos modos.
"El sexo con Brad fue... Oh, Dios... bueno... pero contigo... es..." Penelope trató de ahogar sus gritos mientras se corría, y el sonido que salió de ella estaba en algún lugar entre un silbido y un gruñido. Cuando las estrellas dejaron de parpadear ante sus ojos, empujó su trasero hacia Daniel, subió una pierna al mueble que se apoyaba."Contigo... es como una... ugh... ugh... experiencia religiosa. Y necesito más y más".
Quería contarle sobre el bebé que crecía dentro de ella. Pero tal vez un callejón en la escuela no era el lugar adecuado.
"Me voy a correr... Pen... voy a..." Daniel cubrió sus entrañas con un desastre caliente y pegajoso. Sus dedos se apretaron en su cabello y cadera, y luego se aflojaron gradualmente de nuevo. Le dio una palmada en el trasero y salió de ella.
"Aaahhhhhhhh", suspiró Penélope y se dio la vuelta. "No puedes volver a clases así". Empujó su polla espumosa hacia un lado, la soltó y la vio balancearse de un lado a otro. "Déjame limpiarte". Penelope se puso en cuclillas frente a él y lamió arriba y abajo su largo eje. Ella chupó todo su semen combinado. Buen Dios, ella realmente era una puta. Miró a Daniel y pudo ver la sonrisa soñadora en sus labios que siempre tenía después de correrse. "Ya está, todo limpio".
"Gracias, Pen. Eres la mejor". Daniel se guardó la polla y se subió los pantalones.
"¿Mejor que tu novia?" Penélope espero que la ayudara a par
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