Un día estando con mis amigas en unasalida de chicas recibo un mensaje de mi jefecito que decía si esa noche mepodía quedar con él.
-¿Tienes planes? Te quiero coger toda lanoche.
-Me ofrecen lo mismo en casa jaja.Cuéntame más.
-Esta será inolvidable. Lo prometo.
-¿Hay algo especial?
-Te espero en la sala de reuniones a las21:30
-Vamos a jugar con algo de lujuria medijo.
-¿Vamos? Jaja Dale, dime que se trata
-Te encantará. Ven. -Dijo mientras yobebía mi tercera copa de vino, pues con las chicas ya había consumido.
Decidí ir y averiguar loque pasaba por la cabeza pervertida de mi jefecito, ni bien lleguécomenzó a desvestirme mientras mencionaba lo que mi cuerpo provocaba en él, mehablaba al oído y rozaba mi piel con las yemas de sus dedos y besaba mishombros. Yo ya estaba muy excitada respirando agitadamente. Quedé en ropainterior entonces comencé a desvestirlo. Aparte de un cuerpo atlético, su 1,86es tan proporcional como al tamaño de pene. Es una bestia. Para quedimensionen, no cabe en mi boca pero siempre hago el esfuerzo. Bajé suscalzoncillos con mi boca y cuando estaba a punto de comerlo, me detuvo.
-Aquí comienza el juego, mi amor. ¿Teacuerdas de mis fantasías? Es el día.
-Lo que quieras, pero tú sabes micondición. –esta constaba de no tener sexo anal ni vaginal pues las veces quelo intentamos terminé desgarrada y sin éxito para ninguno de los dos.
Se trataba de amarrarme y vendar misojos. Eso me excitó más y me dejé. Me volteó y amarró mis manos a la altura demis muñecas, vendó mis ojos a tal punto que no veía una pizca de luz. Me tomóen brazos y me subió a la mesa de juntas. Comenzó a lamer mis pezones, arespirar en mi oído y a acariciar la parte interna de mis muslos sin llegar atocar mi vagina. Me tenía loca de excitación. Volvió a tomarme en brazos estavez, cruzando mis piernas por mi cintura. Podía sentir la cabeza de su penerozando mi vagina y estaba lista para recibirla. Comenzamos a besarnos cuandosiento unas manos extra tomando una mis nalgas y la otra jugando con mis labiosde abajito por lo que doy un respingo.
-Luis ¿Qué es esto?
-Una sorpresa mi amor.
-¡¿Quién es?!
-De eso se trata el juego.
Esto me sorprendió tanto que hasta sentíque perdí mi libido. No sabía si me agradaba la idea de tener sexo con alguienmás de la oficina y sin mi consentimiento por lo que puse un poco deresistencia hasta que escucho decir “ponte lubricante” y entonces siento undedo que está masajeando mi culo con toda la intensión de entrar. Debo admitirque me gustó.
-Relájate mi amor. Ahoradime, quién crees que es. Si adivinas, te suelto y decides si quieres seguir.Si pierdes, meterá el dedo hasta el final de ese delicioso agujero del que nopuedo disfrutar libremente ¿Comprendes?
¡Estaba impresionada! Era tanta gente laque trabajaba con nosotros que no se me ocurría un nombre. Tomás no teníaamigos en la oficina y era un jefe más bien distante.
-¿Pero lo conozco? –decía mientras esededo intentando penetrarme me comenzaba a calentar más de cuenta y ya daba misprimeros gemidos.
-Claro, dame un nombre.
-¿Aldo?
-No. – y antes de que terminada de deciresas dos letras, el dedo del desconocido ya estaba dentro mío entrando ysaliendo. Explorando cada centímetro.
-¡Ohhh! mi amor, ¡no sé quién es!
-Dame otro nombre. ¿Quién te gustaría quefuera? –Me preguntaba exponiéndome ante un desconocido.
-¡Ay! No sé. ¿César? ¿De finanzas?
-No mi amor. Perdiste.Debe entrar otro dedo –decía a mi oído y de manera lujuriosa. Sentía como Luisdisfrutaba mientras el extraño metía otro dedo y yo me mojaba y arqueaba miespalda. Sentía como también el agujerito de mi culo quería disfrutar de esededito tanto que de por si se iba abriendo ante él.
-Ponte más lubricante. No quiero que leduela. Otro nombre. Piensa bien porque no sé si otro dedo puede entrar ahí.–decía mientras intentaba abrirme el culo también con sus manos.
-¿Es hombre? ¿Profesor? ¿Es unestudiante? ¡Ohhh mierda! ¡¡¡DAME UNA PISTA!!!
-Jajaja ¿ves? Podría haber traído hastala profe en la que pensamos jaja –le decía a su amigo– Si amor. Es hombre ytrabaja en el piso de nosotros. Es administrativo. No es profesor ni menosestudiante, aunque suena interesante.
Sus dedos me tenían muy caliente. Luis yase había sentado conmigo en brazos y le abría mi culo con las manos para quemetiera lo que quisiera dentro mío mientras chupaba el lóbulo de mi oreja y consu pene rozaba mi vagina.
-¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! –Casi había olvidado eljuego sintiendo como esos dedos me penetraban una y otra vez.
-¿Nombre?
-¡Junior! –ya casi no podía pensar.Estaba disfrutando mucho pero tenía miedo de quién podía ser el misteriosoamigo de Luis.
-Error. ¿Cabe otro dedo? –mientras decíaeso, siento un líquido caliente caer en grandes cantidades por todas misnalgas. Era lubricante.
-¡Mi amor, no! Paremos con esto –decíapero en realidad estaba muy caliente.– ¡Ohhh! Ya no puedo más.
-Mi amor, te queda una oportunidad. Si noadivinas, tus agujeritos serán todo de él – decía mientras seguía abriendo misnalgas para darle más espacio a los dedos que salían y entraban con dificultadde mi interior.
-Luis, te… ¡Oh! Te dije que sin sexoanal.
-Pero mi amor, yo te prometí que no loharía. Será él quien te follará el culo en mi presencia.
Estas palabras en mi oído sintiendo comome penetraba con los dedos me volvieron loca.
-Vamos a continuar jugando.
-Estoy muy caliente y chorreando. Sientotu pene duro ¡¡¡Penétrame por favor!!! –Le rogaba.
-¿Quién puede ser? ¿Quién tiene tu culoen sus manos? Vamos, que quizás te libras.
-Es Ricardo –dije solo por decir unnombre.
-¿Segura? No mi amor. Lo siento. Ahora adisfrutar, decía mientras se levantaba conmigo en sus brazos para entregarme alganador de mis agujeritos.
-Mi amor, por favor penétrame. Mira comoestoy.
Me ignoró y me llevó hasta el sillón dela sala de reuniones donde el misterioso ganador se había acomodado pararecibir su premio. Vendada y con las manos atadas a mi espalda, sentía como medejaba en su húmedo cuerpo por cierto de olor agradable.
-No me iré a ninguna parte. Sabes queconmigo siempre estás segura. Hay mucho lubricante en tu cuerpito –dijomientras me manoseaba como si me fuese una despedida– y él también tiene mucholubricante. Disfruta mi amor. Te tengo otra sorpresa para más ratito.
-¡¡Quita mi venda!! Quiero saber quién…¡Ayyy!
En ese momento, sentí como un erectoy grueso pene entraba en mi húmeda vagina mientras me iba sentando. Grité deplacer mientras escuchaba la respiración agitada del señor X. éste me agarrabalos pechos y torcía mis pezones mientras lamía mi cuello. Lo sentía sediento desexo, caliente.
Estaba sentada en el pene de un supuestocompañero de oficina. Era muy morbosa la situación. El comenzó a moverme a suantojo y descansé un poco en su pecho mientras gemía por el placer de estarsiendo enculada tan duramente.
-Dame de nalgadas, por favor –le decía aldesconocido. ¡¡Era una tortura llevar 15 minutos sin haber sentido nada en mimojada vagina y necesitaba tocarme el clítoris o metieran algo en ella!! no losé!! me sentía una putita completa ante el desconocido.
-Shhh…
Luis me decía que él no podía hablarhasta que descubriera quién era pues lo podíamos repetir. Pero yo necesitabacon urgencia unas nalgadas, mientras estaba siendo fuertemente penetrada, quealguno me tocara. El desconocido me movía y me penetraba. Gemía como loco ygozaba de todo aquello tanto como yo. Luis mencionó que ya volvía y le pedí,por favor que me tocará o me diera una nalgadita al menos por alguno de ellos. Notardó en hacer lo propio el extraño a quien cabalgaba.
-Pero no grites.
-Confórmate con esto –decía en mi oídomientras suspiraba y gemía
-¡¡Ahhh!! ¡Sii! No te detengas. ¡¡Dame más!!
Mi vagina era un grifo en donde escurríatodo el fluido posible. Su pene quedó empapado en un segundo de tanto líquidoque chorreaba de mí. Yo gritaba y me movía como una desesperada. Era deliciosolo que estaba viviendo.
-No puedo tocarte más –decía en voz bajacon miedo a que descubriera quién había ganado mi culo.
- Esta bien -le dijemientras seguía cabalgando ese delicioso pene desconocido.
Sus fuertes golpes al ritmo de laspenetraciones me tenían a punto de perder la conciencia. Me gemía al oído, mepenetraba y daba deliciosos agarrones mientras, seguía chorreando, demostrandolo caliente que estaba. Metió sus manos a mi boca para que chupara sus dedos.
De pronto llegó Luis y quitó la venda demis ojos y me besó metiendo toda su lengua en mi boca mientras su amigo seguíamoviéndose dentro de mí. Me agarró la cabeza como para que yo no volteara
-Te hasportado de maravilla, mi amor.
-Tócame la el culo. Mastúrbame.
-Tranquila jaja eres tan caliente.
Miré hacia atrás y me percaté que quien me penetraba eraSebastián, el coordinador académico y, dios… ya no pudo aguantar que se vinoencima mío.
Nunca lo volvería amirar si no es con lujuria. Me cogía tan bien que no quería moverme de ahí.Saber que era él me excitó mucho más.
-¿Te gustó el juego, amor mío? Ven. Abregrande la boca. –Dijo Luis mientras meneaba su pene directo a mi cara y comosabrán tuve que comerme todito su delicioso pene y chupar hasta la última gota de su lechita.
-¿Tienes planes? Te quiero coger toda lanoche.
-Me ofrecen lo mismo en casa jaja.Cuéntame más.
-Esta será inolvidable. Lo prometo.
-¿Hay algo especial?
-Te espero en la sala de reuniones a las21:30
-Vamos a jugar con algo de lujuria medijo.
-¿Vamos? Jaja Dale, dime que se trata
-Te encantará. Ven. -Dijo mientras yobebía mi tercera copa de vino, pues con las chicas ya había consumido.
Decidí ir y averiguar loque pasaba por la cabeza pervertida de mi jefecito, ni bien lleguécomenzó a desvestirme mientras mencionaba lo que mi cuerpo provocaba en él, mehablaba al oído y rozaba mi piel con las yemas de sus dedos y besaba mishombros. Yo ya estaba muy excitada respirando agitadamente. Quedé en ropainterior entonces comencé a desvestirlo. Aparte de un cuerpo atlético, su 1,86es tan proporcional como al tamaño de pene. Es una bestia. Para quedimensionen, no cabe en mi boca pero siempre hago el esfuerzo. Bajé suscalzoncillos con mi boca y cuando estaba a punto de comerlo, me detuvo.
-Aquí comienza el juego, mi amor. ¿Teacuerdas de mis fantasías? Es el día.
-Lo que quieras, pero tú sabes micondición. –esta constaba de no tener sexo anal ni vaginal pues las veces quelo intentamos terminé desgarrada y sin éxito para ninguno de los dos.
Se trataba de amarrarme y vendar misojos. Eso me excitó más y me dejé. Me volteó y amarró mis manos a la altura demis muñecas, vendó mis ojos a tal punto que no veía una pizca de luz. Me tomóen brazos y me subió a la mesa de juntas. Comenzó a lamer mis pezones, arespirar en mi oído y a acariciar la parte interna de mis muslos sin llegar atocar mi vagina. Me tenía loca de excitación. Volvió a tomarme en brazos estavez, cruzando mis piernas por mi cintura. Podía sentir la cabeza de su penerozando mi vagina y estaba lista para recibirla. Comenzamos a besarnos cuandosiento unas manos extra tomando una mis nalgas y la otra jugando con mis labiosde abajito por lo que doy un respingo.
-Luis ¿Qué es esto?
-Una sorpresa mi amor.
-¡¿Quién es?!
-De eso se trata el juego.
Esto me sorprendió tanto que hasta sentíque perdí mi libido. No sabía si me agradaba la idea de tener sexo con alguienmás de la oficina y sin mi consentimiento por lo que puse un poco deresistencia hasta que escucho decir “ponte lubricante” y entonces siento undedo que está masajeando mi culo con toda la intensión de entrar. Debo admitirque me gustó.
-Relájate mi amor. Ahoradime, quién crees que es. Si adivinas, te suelto y decides si quieres seguir.Si pierdes, meterá el dedo hasta el final de ese delicioso agujero del que nopuedo disfrutar libremente ¿Comprendes?
¡Estaba impresionada! Era tanta gente laque trabajaba con nosotros que no se me ocurría un nombre. Tomás no teníaamigos en la oficina y era un jefe más bien distante.
-¿Pero lo conozco? –decía mientras esededo intentando penetrarme me comenzaba a calentar más de cuenta y ya daba misprimeros gemidos.
-Claro, dame un nombre.
-¿Aldo?
-No. – y antes de que terminada de deciresas dos letras, el dedo del desconocido ya estaba dentro mío entrando ysaliendo. Explorando cada centímetro.
-¡Ohhh! mi amor, ¡no sé quién es!
-Dame otro nombre. ¿Quién te gustaría quefuera? –Me preguntaba exponiéndome ante un desconocido.
-¡Ay! No sé. ¿César? ¿De finanzas?
-No mi amor. Perdiste.Debe entrar otro dedo –decía a mi oído y de manera lujuriosa. Sentía como Luisdisfrutaba mientras el extraño metía otro dedo y yo me mojaba y arqueaba miespalda. Sentía como también el agujerito de mi culo quería disfrutar de esededito tanto que de por si se iba abriendo ante él.
-Ponte más lubricante. No quiero que leduela. Otro nombre. Piensa bien porque no sé si otro dedo puede entrar ahí.–decía mientras intentaba abrirme el culo también con sus manos.
-¿Es hombre? ¿Profesor? ¿Es unestudiante? ¡Ohhh mierda! ¡¡¡DAME UNA PISTA!!!
-Jajaja ¿ves? Podría haber traído hastala profe en la que pensamos jaja –le decía a su amigo– Si amor. Es hombre ytrabaja en el piso de nosotros. Es administrativo. No es profesor ni menosestudiante, aunque suena interesante.
Sus dedos me tenían muy caliente. Luis yase había sentado conmigo en brazos y le abría mi culo con las manos para quemetiera lo que quisiera dentro mío mientras chupaba el lóbulo de mi oreja y consu pene rozaba mi vagina.
-¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! –Casi había olvidado eljuego sintiendo como esos dedos me penetraban una y otra vez.
-¿Nombre?
-¡Junior! –ya casi no podía pensar.Estaba disfrutando mucho pero tenía miedo de quién podía ser el misteriosoamigo de Luis.
-Error. ¿Cabe otro dedo? –mientras decíaeso, siento un líquido caliente caer en grandes cantidades por todas misnalgas. Era lubricante.
-¡Mi amor, no! Paremos con esto –decíapero en realidad estaba muy caliente.– ¡Ohhh! Ya no puedo más.
-Mi amor, te queda una oportunidad. Si noadivinas, tus agujeritos serán todo de él – decía mientras seguía abriendo misnalgas para darle más espacio a los dedos que salían y entraban con dificultadde mi interior.
-Luis, te… ¡Oh! Te dije que sin sexoanal.
-Pero mi amor, yo te prometí que no loharía. Será él quien te follará el culo en mi presencia.
Estas palabras en mi oído sintiendo comome penetraba con los dedos me volvieron loca.
-Vamos a continuar jugando.
-Estoy muy caliente y chorreando. Sientotu pene duro ¡¡¡Penétrame por favor!!! –Le rogaba.
-¿Quién puede ser? ¿Quién tiene tu culoen sus manos? Vamos, que quizás te libras.
-Es Ricardo –dije solo por decir unnombre.
-¿Segura? No mi amor. Lo siento. Ahora adisfrutar, decía mientras se levantaba conmigo en sus brazos para entregarme alganador de mis agujeritos.
-Mi amor, por favor penétrame. Mira comoestoy.
Me ignoró y me llevó hasta el sillón dela sala de reuniones donde el misterioso ganador se había acomodado pararecibir su premio. Vendada y con las manos atadas a mi espalda, sentía como medejaba en su húmedo cuerpo por cierto de olor agradable.
-No me iré a ninguna parte. Sabes queconmigo siempre estás segura. Hay mucho lubricante en tu cuerpito –dijomientras me manoseaba como si me fuese una despedida– y él también tiene mucholubricante. Disfruta mi amor. Te tengo otra sorpresa para más ratito.
-¡¡Quita mi venda!! Quiero saber quién…¡Ayyy!
En ese momento, sentí como un erectoy grueso pene entraba en mi húmeda vagina mientras me iba sentando. Grité deplacer mientras escuchaba la respiración agitada del señor X. éste me agarrabalos pechos y torcía mis pezones mientras lamía mi cuello. Lo sentía sediento desexo, caliente.
Estaba sentada en el pene de un supuestocompañero de oficina. Era muy morbosa la situación. El comenzó a moverme a suantojo y descansé un poco en su pecho mientras gemía por el placer de estarsiendo enculada tan duramente.
-Dame de nalgadas, por favor –le decía aldesconocido. ¡¡Era una tortura llevar 15 minutos sin haber sentido nada en mimojada vagina y necesitaba tocarme el clítoris o metieran algo en ella!! no losé!! me sentía una putita completa ante el desconocido.
-Shhh…
Luis me decía que él no podía hablarhasta que descubriera quién era pues lo podíamos repetir. Pero yo necesitabacon urgencia unas nalgadas, mientras estaba siendo fuertemente penetrada, quealguno me tocara. El desconocido me movía y me penetraba. Gemía como loco ygozaba de todo aquello tanto como yo. Luis mencionó que ya volvía y le pedí,por favor que me tocará o me diera una nalgadita al menos por alguno de ellos. Notardó en hacer lo propio el extraño a quien cabalgaba.
-Pero no grites.
-Confórmate con esto –decía en mi oídomientras suspiraba y gemía
-¡¡Ahhh!! ¡Sii! No te detengas. ¡¡Dame más!!
Mi vagina era un grifo en donde escurríatodo el fluido posible. Su pene quedó empapado en un segundo de tanto líquidoque chorreaba de mí. Yo gritaba y me movía como una desesperada. Era deliciosolo que estaba viviendo.
-No puedo tocarte más –decía en voz bajacon miedo a que descubriera quién había ganado mi culo.
- Esta bien -le dijemientras seguía cabalgando ese delicioso pene desconocido.
Sus fuertes golpes al ritmo de laspenetraciones me tenían a punto de perder la conciencia. Me gemía al oído, mepenetraba y daba deliciosos agarrones mientras, seguía chorreando, demostrandolo caliente que estaba. Metió sus manos a mi boca para que chupara sus dedos.
De pronto llegó Luis y quitó la venda demis ojos y me besó metiendo toda su lengua en mi boca mientras su amigo seguíamoviéndose dentro de mí. Me agarró la cabeza como para que yo no volteara
-Te hasportado de maravilla, mi amor.
-Tócame la el culo. Mastúrbame.
-Tranquila jaja eres tan caliente.
Miré hacia atrás y me percaté que quien me penetraba eraSebastián, el coordinador académico y, dios… ya no pudo aguantar que se vinoencima mío.
Nunca lo volvería amirar si no es con lujuria. Me cogía tan bien que no quería moverme de ahí.Saber que era él me excitó mucho más.
-¿Te gustó el juego, amor mío? Ven. Abregrande la boca. –Dijo Luis mientras meneaba su pene directo a mi cara y comosabrán tuve que comerme todito su delicioso pene y chupar hasta la última gota de su lechita.
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