Hola, mi nombre es Ivàn. Soy el menor de 3 hermanos. Estoy pasando por una adolescencia difícil. Hace unos años falleció mi papá. No sé cuán determinante fue eso que pasó para mi situación actual. Quizá él me hubiera guiado un poco, me hubiera enseñado a levantarme una mina, a no ser tan vergonzoso.
Mis hermanos ya se fueron de mi casa. Vivo con mi mamá y Silvia. Silvia es una señora mayor. Tiene 50 años tez oscura, bastante sobrepeso, estatura baja. No es una mujer para nada atractiva. Ella nació en Jujuy, y vino a trabajar a casa cuando yo tenia un año. Me conoce como nadie, casi mejor que mi mamá diría. Cuando mi mamá se iba a trabajar, ella me cambiaba los pañales, después me enseñó a ir al baño solo, luego a bañarme por mi propia cuenta. Como para cualquier niño, para mi la desnudez en ese momento no era un tema. Siendo que ella me había bañado toda la vida, era como mi segunda mamá, y yo tenía la confianza de pasearme desnudo frente a ella, era tan solo un niño. Ella muchas veces hacía chistes como pellizcarme el trasero. Alguna vez, hasta me lo mordió.
Después yo empecé a entrar en la adolescencia, y me fui desarrollando, y me empezó a dar vergüenza que me vea desnudo y dejamos de tener este tipo de relación. Actualmente Silvia continúa sus labores como siempre, entrando y saliendo de las habitaciones, o los baños, tendiendo camas, ordenando, lavando la ropa. Muchas veces golpea mi puerta cuando me estoy cambiando en la habitación o en el baño. Cuando le aviso esto, le gusta hacerme chistes al estilo de :
-Apurate porque si no, entro igual.
o
-Dale no te hagas el vergonzoso que yo te cambié los pañales.
Como les mencionaba al principio, mi adolescencia sin padre no es fácil. Me cuesta relacionarme con mujeres. Estoy seguro de que mi familia nota esto, me preguntan si tengo novia, si voy a salir. Silvia es una más de la familia. El otro día, vino así medio en secreto, y me regaló una revista erótica. Todo soft, pero bueno, se ve que es la manera que tiene de contribuir a mi educación sexual.
Hoy me pasó algo que no me había pasado nunca. Ayer cenamos una pasta con frutos de mar. Y hoy me desperté todo brotado. Nada grave, pero pica muchísimo. Silvia, que además es medio bruja y siempre tiene algún remedio casero para todo, me dijo que me tenia que poner agua con almidón. Agarró un bowlcito, yo me quedé en calzoncillos, y ella me empezó a pasar el menjunje por el cuerpo. Cuando llegó al límite del boxer, apenas pasó la mano hasta llegar al borde de mi nalga.
-Bueno, hasta acá llego- Dijo.
Y me dio el bowl. Haber sentido ese contacto de una mano subiendo por mi pierna, me excitó mucho, por primera vez me estaba sintiendo excitado por esta señora grande y fortachona. Me fui a mi habitación y con esa mezcla de almidón y agua me embadurné el pene y me hice una paja imaginando que era ella que me la estaba haciendo.
A partir de este día, las cosas empezarían a cambiar.
Mis hermanos ya se fueron de mi casa. Vivo con mi mamá y Silvia. Silvia es una señora mayor. Tiene 50 años tez oscura, bastante sobrepeso, estatura baja. No es una mujer para nada atractiva. Ella nació en Jujuy, y vino a trabajar a casa cuando yo tenia un año. Me conoce como nadie, casi mejor que mi mamá diría. Cuando mi mamá se iba a trabajar, ella me cambiaba los pañales, después me enseñó a ir al baño solo, luego a bañarme por mi propia cuenta. Como para cualquier niño, para mi la desnudez en ese momento no era un tema. Siendo que ella me había bañado toda la vida, era como mi segunda mamá, y yo tenía la confianza de pasearme desnudo frente a ella, era tan solo un niño. Ella muchas veces hacía chistes como pellizcarme el trasero. Alguna vez, hasta me lo mordió.
Después yo empecé a entrar en la adolescencia, y me fui desarrollando, y me empezó a dar vergüenza que me vea desnudo y dejamos de tener este tipo de relación. Actualmente Silvia continúa sus labores como siempre, entrando y saliendo de las habitaciones, o los baños, tendiendo camas, ordenando, lavando la ropa. Muchas veces golpea mi puerta cuando me estoy cambiando en la habitación o en el baño. Cuando le aviso esto, le gusta hacerme chistes al estilo de :
-Apurate porque si no, entro igual.
o
-Dale no te hagas el vergonzoso que yo te cambié los pañales.
Como les mencionaba al principio, mi adolescencia sin padre no es fácil. Me cuesta relacionarme con mujeres. Estoy seguro de que mi familia nota esto, me preguntan si tengo novia, si voy a salir. Silvia es una más de la familia. El otro día, vino así medio en secreto, y me regaló una revista erótica. Todo soft, pero bueno, se ve que es la manera que tiene de contribuir a mi educación sexual.
Hoy me pasó algo que no me había pasado nunca. Ayer cenamos una pasta con frutos de mar. Y hoy me desperté todo brotado. Nada grave, pero pica muchísimo. Silvia, que además es medio bruja y siempre tiene algún remedio casero para todo, me dijo que me tenia que poner agua con almidón. Agarró un bowlcito, yo me quedé en calzoncillos, y ella me empezó a pasar el menjunje por el cuerpo. Cuando llegó al límite del boxer, apenas pasó la mano hasta llegar al borde de mi nalga.
-Bueno, hasta acá llego- Dijo.
Y me dio el bowl. Haber sentido ese contacto de una mano subiendo por mi pierna, me excitó mucho, por primera vez me estaba sintiendo excitado por esta señora grande y fortachona. Me fui a mi habitación y con esa mezcla de almidón y agua me embadurné el pene y me hice una paja imaginando que era ella que me la estaba haciendo.
A partir de este día, las cosas empezarían a cambiar.
0 comentarios - Mi fantasía de exhibirme a mi segunda mamá (parte 1)