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Terapia con mi madrina VI - Reencuentro

Quedaba un último capítulo aparte de la serie narrada anteriormente y lo dejé aparte porque fue un contexto totalmente diferente. Mi madrina seguía en pareja con este hombre, se sentían muy a gusto y estaban bien, Martín se había mudado hace tiempo a otra provincia por trabajo, de Adrián sabíamos poco y poco nos interesaba saber. Yo por cercanía me había quedado más pegada a ella pero en un buen sentido, recompusimos una relación desde el cariño, algo más real en torno a madrina y ahijado. Cada tanto había espacio para el chiste interno de "¿Cuándo repetimos?" pero ella reía y me besaba la mejilla.

Pasaban los años y mi único disfrute eran los abrazos profundos que nos dábamos, yo me había mudado a una pequeña habitación lejos de su casa pero sólo por conveniencia económica, era una suerte de monoambiente con baño y espacio para una pequeña cocina, no había mucho lugar pero tampoco tenía muchas cosas, una bicicleta plegable (la cual también le regalé una a mi madrina por uno de sus cumpleaños), una computadora portátil donde hacía todo mi trabajo, ropa, elementos de higiene, cosas básicas para cocinar y una mini heladera. Sentía mucha paz en mi pequeño lugar, la pandemia llegó a nuestras vidas como todo, al hacer todo desde mi casa por el trabajo no sentía el peso del mismo, sí, ya sé que es un privilegio, pero sólo hablo por mí, entendía que existían distintas realidades las cuales no podía juzgar. Sí me afectaba en lo sexual pero trataba de apegarme a lo que se pedía.

Ocho años atrás tenía una aventura con mi madrina, siempre esos pensamientos venían a mí con mucho cariño, cada tanto me masturbaba recordando texturas, sabores, emociones. Llegaba la fecha de mi cumpleaños, sabía que lo iba a pasar sólo porque toda mi familia se encontraba lejos por diversos motivos, la mañana de mi cumpleaños recibí muchos mensajes de cariño lo cual me hacía sentir bien, entre ellos de mi madrina. Ese día caía miércoles y por suerte pude librarme de trabajar; terminé mis mates y mi rutina de yoga, había demasiado silencio. Luego de un par de videollamadas de "festejo" me iba a acostar a dormir una siesta, había tomado un par de cervezas pero nada excesivo, aún recuerdo la hora, 16:03 me sonaba una llamada telefónica.... mi madrina, Victoria, estaba en la puerta, no lo podía creer, me vestí rápido y salí a abrir.

Al abrir la puerta ahí estaba en su bicicleta plegable, una calza corta, zapatillas, musculosa, una mochila, casco y anteojos. Sonriente me miró, yo quedé sin reacción unos segundos, esta increíble mujer había pedaleado 30 kilómetros en bicicleta plegable para venir a verme en mi cumpleaños. "¿Puedo pasar?" me dijo mientras se reía, estaba colorada del ejercicio, una vez adentro plegó su bici, se deshizo de la mochila, lentes y anteojos y por fin nos abrazamos, tenía tanta alegría que en el mismo abrazo la levanté por el aire.

_ No te iba a dejar solo un día como hoy ahijado
_ Mirá, todavía no puedo creer que estés acá, es todo tan.... no sé, todo muy surrealista.
_ Sí, está todo muy jodido, pero bueno, evité el transporte público y el auto, en bici nadie me jodió y vine sin problemas porque no había casi movimiento en la calle. Por cierto, gracias otra vez por la bicicleta, prácticamente me olvidé lo que es el auto.
_ Madrina... estoy tan feliz, pero ¿cómo vas a hacer para volver a la noche?
_ Ah, o sea ¿me vas a despachar como a alguna de tus chicas o chongos? pensé que podría quedarme a dormir pero si tenés planes..
_ ¡No madrina! no es eso, sólo que... no sé, capaz tu novio no querría que...
_ Edgardo sabe que me quedo, me pidió que le avise nomas que estaba todo bien y que disfrute, te mandó saludos.
_ ¡Buenísimo! ¡Mejor entonces! no hay mucho lugar pero seguro que...
_ Seguro que la vamos a pasar bien ahijado, lo importante es que podemos compartir este día.

Mientras mi madrina le mandaba un audio a Edgardo yo la veía, estaba tan distinta, es claro que había aumentado un poco de peso, ahora se teñía de colorado, para algunos el paso del tiempo es sinónimo de negatividad, para mi estaba más preciosa que nunca, lamentaba que todo se cortara. Estuvimos rato largo tomando mates y charlando, lamentablemente ella también había empezado a fumar (quién sabe por qué) así que eramos dos viciosos, bueno, ella un poco menos que yo. Me bañé y me puse un jean y una camisa, quería que ese día fuera distinto, ella me pidió bañarse y después de tardar un rato largo salió con un vestido rojo y unos tacos, tenía unos aros muy lindo y su maquillaje era notorio pero muy bien logrado, era como si fuese suave y agresivo a la vez, no sé cómo explicarlo. Nos dimos un abrazo más, al tomarla por la cintura apreté un poco lo que le dicen "rollos", ese sobresaliente de abdomen en los costados; lo hice con suavidad pero ella reía argumentando que ya no era la pendeja que alguna vez fue. Enrollé la cama que tenía, eran de esas tipo japonesas, muy cómodas por cierto pese a lo que muchos crean, teníamos más lugar e improvisamos una mesita, ella al caminar se le notaba una tanga fina por detrás y por los costados, sus pezones me dejaban ver que ya no usaba corpiños para nada, bajo ningún concepto. De la mochila sacó un alfajor muy rico y una vela para cantar el feliz cumpleaños; luego sacó un vino (sí, las ventajas de ser organizada y poder meter un mundo dentro de una mochila). Yo había pedido unas empadas, tres para cada uno, no necesitábamos más.

_ Ahijado, me sigue llamando la atención las pocas ganas que tenés de estar en pareja...
_ ¿Qué te puedo decir? estoy bien estando libre, sabés cómo soy...
_ Sí, ¡tremendo! ¿quién iba a decir que ese chico tímido y con miedo iba a terminar siendo el terror de mujeres y hombres?
_ ¡y trans también! Puedo querer a cualquier persona independiente de sus genitales o identidad. Pero sí, disfruto tener citas, poder.... ya sabés... tener sexo, y disfruto mucho más estar solo. Admiro la capacidad tuya de terminar un matrimonio y meterte casi en otro.
_ Sí, que se yo ahijado... a veces me cuestioné, pero con Edgardo es distinto, somos... bueno, somos swinger
_ ¿Qué? ¿Vos? ¿Él? me están jodiendo, de vos podría llegar a creerlo hasta ahí, pero de él con la cara de bueno que tiene
_ ¿Qué tiene que ver eso? pero sí, nos gusta, una vez por mes seguro, a veces más, depende la época pero siempre nos gusta interactuar con otras parejas...
_ ¿Parejas jóvenes también?
_ No sé porqué sentí que la charla iba a caer acá en algún momento, pero no, no creemos que los jóvenes puedan entender las necesidades y tiempos de una pareja madura...
_ Sin embargo, alguna vez estuviste con un joven... y creo que mal no la pasaste....
_ Sí, es verdad, mal no la pasé pero bastante le tuve que enseñar... no te hagas el superado ¿Querés?
_ Bueno, vos sabes que esa puerta siempre está...
_ ¡Cerrada! ... cerrada ahijado
_ ... Sí... ya sé madrina... pero en todo este tiempo no pude repetir esa química con nadie
_ Y tampoco la vas a repetir, nadie es igual, seguramente vas a encontrar algo mejor
_ Hoy la verdad me cuesta creer eso...

Mi madrina se quedó mirándome, tenía un gesto tierno, fue al baño y allí se quedó un rato. Al volver me dio mi regalo que sacó de la mochila, un perfume hermoso (sabía que yo amaba los perfumes), me lo puse al instante. Se sentó a upa mio para tomarnos algunas fotos con su celu, mi mano traviesa la tomaba por la cintura haciendo el esfuerzo de ir más abajo. Me mostró fotos de Martín, de ella con Edgardo, nos contamos detalles de nuestra vida sexual tan sólo para reirnos, eran las dos de la mañana, el tiempo cruel había pasado muy rápido. Había puesto una mano sobre su pierna, quizá mi mente naturalizaba una época que ya no era pero ella estaba cómoda.

_ Madrina, teniendo en cuenta que las cosas... bueno, son distintas... ¿te molesta que durmamos juntos?
_ No ahijado... después de lo que pasó en su momento creo que dormir es de lo menos grave. Tranquilo, igual gracias por preguntar
_ ¿Trajiste ropa cómoda para dormir? sino te presto
_ Creo que voy a dormir bien, vos tranquilo
_ Va a ser difícil...
_ ¿Qué cosa?
_ Dormir con vos... no voy a ser hipócrita, yo todavía te deseo, y si tuviera la chance estaría de nuevo con vos, todas las veces que pudiera.
_ Bueno... que lindo halago... gracias, pensé que después de tanto tiempo me decías "¿cuándo repetimos?" en chiste... estoy grande ya
_ Tampoco la pavada mujer, recién cumpliste 49, para mí sos igual de hermosa
_ ¿Te puedo hacer una pregunta ahijado?
_ Sí, obvio
_ ¿Vos te enamoraste? necesito saberlo
_ Sí, sí madrina, en su momento me enamoré, después ese amor cambió, pero el deseo no se va... ¿y vos?
_ No sé si me enamoré, pero si que la pasé feo, me confundí mucho... Pero si saco algo bueno es que entendí que había otro tipo de hombre afuera, y creo que estamos de acuerdo que no podías ser vos, ni yo una mujer para vos...
_ Sí, estoy de acuerdo....

Mi madrina me tomó del mentón y me dió un beso suave y largo sólo con los labios, mi corazón palpitó muy fuerte. Poco a poco introdujo su lengua, parecía que besaba mejor aún, ella seguía con la costumbre de acariciarme por todos lados, "te pusiste más lindo" me decía para volver a la carga, yo por fin disfrutaba de tocar y apretar de nuevo ese culo, sus piernas y hasta sus tetas. Jugué con mi boca en sus tetas aún cuando tenía el vestido y luego saqué sus tetas afuera, quería disfrutar cada bocado. No miento si digo que estuvimos media hora entre besos y caricias, no nos importaba.

_ ¿Ya estás lista madrina?
_ Fijate...

Metí la mano por debajo del vestido, separando un poco sus piernas mi mano llegó a sentir de nuevo ese calor y un poco de humedad. Mis dedos se gloriaban en su entrepierna.

_ No aguanto más madrina, te quiero coger...
_ Ya llegaste hasta donde querías... no se qué te lo impide...

Armamos rápidamente el colchón y nos reíamos un poco por tanto preparativo. Se acostó y me miraba mientras lentamente me sacaba la ropa, dejé solo el bóxer ya abultado por mi erección. Me arrodillé junto a ella para tocarla de cuerpo completo una vez más, se incorporó para sacarse el vestido y quedar con una fina tanga blanca que tenía unas flores violetas en el diseño, la besé mientras se divertía acariciándome la pija, la sacó afuera así que aproveché para retirar el bóxer. Prendimos la radio (vaya uno a saber para qué), la puse en cuatro para bajarle la tanga, por razones mismas del paso del tiempo tenía la cola un poco más caída, más gorda, pero esos detalles me hacían desearla más porque entendía que eso que una vez fue no se habría ido nunca. Su vagina con algunos pelos estaba más carnosa, seguramente me iba a tomar el tiempo de devorarla.

Hicimos algo que siempre hacíamos y disfrutábamos, pajearnos, nos recordábamos y entre besos hacíamos las cosas despacio para disfrutar un camino que sabíamos tenía fin. Me detuve a saborear tus tetas con su mano en mi nuca apresándome, también aproveché su cuello y nuevamente su boca. Tomé un lubricante que tenía por si las situaciones lo precisaban y puse en la pija así como en su concha, ella me lo agradeció y se puso directamente en cuatro; poco a poco se la puse hasta meterla toda y sacarle su primer gran suspiro, así la penetré un rato, de a ratos suave y de a ratos más fuerte mientras ella se descontrolaba, con su permiso metí un dedo en su culo el cuál entraba y salía para complementar con su propia mano frotándose el clítoris. Me pidió que suba encima, nos pusimos de misionero, a ella le gustaba esa posición y alguna vez me confesó que le gustaba cómo me movía yo, comencé a apurar la marcha porque necesitaba acabar; le pregunté si podía hacerlo dentro de ella a lo cuál respondió "sabes que sí, siempre sí mi amor". Continué un rato más hasta acabar adentro de ella, lo sabía, los orgasmos con ella eran inigualables y nada me iba a hacer cambiar de opinión. Una vez terminada mi eyaculación traté de seguir pero ella me pidió mimos, en total silencio se recostó en mi pecho y cruzamos piernas en la oscuridad. Las caricias iban y venían y luego de un rato entendimos que era momento de seguir, sólo fue sexo oral entre los dos, se la chupé y ella a mí, hicimos un 69 (cosa que jamás habíamos probado y la verdad que fue precioso, hasta en un punto se sentó sobre mi cara y la sensación era tan única como las demás), nos dimos besos negros y nos pasamos lengua y labios por todo el cuerpo, para finalizar tuvo el hermoso gesto de pedirme que le acabe en la cara lo cual hice con placer. Nunca había hecho eso pero verle la cara con mi leche y ella sonriente y feliz era una satisfacción de saber que ambos habíamos disfrutado del momento, para coronar tal ritual se limpiaba la cara con los dedos y se los chupaba, todo lo que podía recopilar de su cara se lo tragaba como si fuese mi energía. Luego fumamos y me dijo "es mi primer cigarrillo después de coger y ahora entiendo por qué muchos tienen este ritual", nos bañamos y dormimos plácidamente.

Nos despertamos temprano a tomar mates, no me parecía copado que ahora fume pero compartir un cigarrillo a la mañana con ella era lindo. Ambos desnudos, sin importar nuestra desnudez, sin importar los ruidos que hicimos para otros departamentos, a kilómetros de distancia de cualquier persona que nos pudiera molestar.

_ Ahijado, la pasé muy lindo, gracias
_ ¿Ya te vas?
_ No jaja, quiero decir en la cama... lo hacés muchísimo mejor, que bien te sentó el paso del tiempo...
_ Lo mismo digo, sabía que esa sensación con vos no se iba a perder... Y ya que pudimos aprovechar la noche podríamos aprovechar lo que queda del día...
_ Ah, así, sin preámbulos jaja
_ No quiero perder un segundo de vos
_ Terminemos los mates ahijado

Recostados en silencio, quietos, pero atentos; así fue cómo ella estando en mi pecho bajó para chupármela una vez más pero ni tiempo me dió a que le devuelva los favores ya que me puso y se puso lubricante y me montó, pocas veces la ví tan desesperada y tan salvaje, seguía haciendo esos movimientos circulares con la cadera, esas idas y venidas que frotaban su pelvis con la mía o esos sentones que permitían ver a mi pija perdida en el infinito de su vagina, estaba casualmente inspirado esa mañana para aguantar tanto y ella me pidió perdón por no poder seguir, estaba colorada y algo transpirada pero aún así quiso bajar y terminar con el momento, me hizo una mamada con mucha succión y saliva, estaba decidida a vaciarme, tanto que me metió un dedo en culo, era una experta buscando el punto g del hombre. Así lo hizo un rato hasta que llegó el momento, mientras largaba esos chorros mañaneros de leche en su boca ella seguía chupando mientras me masajeaba la zona del perineo, exploté de una manera brutal, me hizo ver estrellas. Cuando terminó abrió la boca y sacó la lengua con la mirada más lasciva jamás vista en señal que se había tragado todo.

Como toda historia tiene un fin, ahora si este es el fin, tristemente, eternamente. Aún sigo buscando oportunidades, sigo pensando que quizá tenga una chance, a su edad pareciera no envejecer, pareciera una mujer clavada en un momento de la historia mientras todo se descompone menos ella. Me pidió que la acompañe así que ambos nos pusimos nuestros cascos, desplegamos nuestras bicis y pedaleamos todos los kilómetros hasta su casa.

2 comentarios - Terapia con mi madrina VI - Reencuentro

Soysiii
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