Estoy de novia hace 6 meses y él es todo para mí. Tengo 19 y mi novio Rodolfo me lleva 5 años. Sus amigos siempre lo cargan que era muy mujeriego antes de conocerme y que conmigo se “enzorró”, jajaja. Ya veníamos cogiendo hacía meses antes de formalizar. Él me decía que le gustaba lo abierta que soy a nuevas experiencias. Hacíamos de todo en todos lados. Le encantaba coger en lugares públicos y si alguien nos espiaba, más caliente se ponía.
Lo único que yo no le entregaba era el culo, más por miedo que otra cosa. Y eso lo obsesionaba. Siempre insistía y yo le decía que la tenía muy grande y que no me iba a entrar. Un dedito (más bien, un dedote… tiene morcillas en las manos el hdp) le aceptaba. Dos veces, con mucha calentura, llegó a meter dos dedos mientras me cogía en estilo perrito. Pero cuando intentó con la poronga me asusté y lo saqué volando. Lo que más me gustaba, es que se enojaba y me la daba con todo. Se ponía un poco violento y me culeaba con rabia y yo acababa al toque y él también.
Para el aniversario del séptimo mes me preguntó si quería hacer “una obra de bien”. Su amigo, el gordo, llevaba mucho tiempo de escasez y Rodo (como le digo yo), le había contado que a veces cogemos con “público”. Entonces, se les había ocurrido que cogiéramos adelante del gordo. Me calentó la idea y con el Rodo hablamos que teníamos que darle un show tan bueno, que el gordo no aguantara más y se terminara pajeando.
Esa noche empezamos la previa temprano. Puro Fernet con Coca-Cola que nos gusta a todos y entra como piña. El gordo estaba nervioso y eso me causaba ternura y morbo. Con el Rodo chapábamos bien fogosos y me metía mano exageradamente. Yo me había ido con falda para que sea más alevoso. El Rodo estaba a full y cada vez que le tocaba la pija notaba como daba espasmos. Después de cenar seguimos tomando y el gordo se relajaba más y ya miraba con descaro.
Yo le hacía preguntas como: ¿Hace cuánto que no la ponés? O… ¿Cuándo fue la última vez que acabaste? El gordo se ponía colorado y el Rodo se le cagaba de risa. El Rodo me llevó a su falda y me puso de cara al gordo que estaba transpirando de la calentura. En una de las manoseadas de mi novio, me sacó una teta afuera del corpiño y me empezó a estimular el pezón. Él sabe, que eso me vuelve loca, así que siguió y yo empecé a moverme gimiendo.
-No sabés cómo se pone cuando le toco los pezoncitos, gordo. Mirá, se derrite en mis manos, dijo el Rodo mientras me daba besitos en el cuello y seguía con su estímulo. Ya me había bajado el top y una teta la tenía afuera, pero la otra la tocaba por arriba del corpiño. El gordo se sobaba la pija por arriba del jogging y se le veía un bultazo.
-Mirá, gordo. Mira cómo se mueve. Y no te cuento si la toco ahí abajo… dijo el Rodo mientras una mano bajaba por todo mi cuerpo y me levantaba de a poquito la falda y metía un dedo entre la pierna de la bombacha. Yo gemía como actriz porno y tenía mis manos arriba, agarrándole la cabeza al Rodo y despeinándolo mientras lo llevaba a mi cuello y mi oreja.
-Me faltan manos, gordo. No alcanzo a tocar todo. Ayúdame un poquito, amigo. Dijo el Rodo mientras seguía jugando conmigo. Eso no lo habíamos hablado, pero me dio morbo y curiosidad… además, mientras más manos, mejor… no? Pero nunca me imaginé que el Rodo se iba a animar, porque él a veces es posesivo y celoso. Lo que no sabía yo, era que estaba todo planeado.
El gordo saltó como un resorte y se arrodilló frente nuestro. Se seguía sobando la pija con una mano y con la otra muy despacio se acercó a la teta con corpiño y me la tocó. Primero la agarró con toda la mano y le hacía como masajes despacito… como tanteando el terreno. Después se animó a más y empezó a hacer redondelitos en mi pezón y a pellizcarlo bien suavecito. Yo sentía su aliento a Fernet cerca de mi cara pero me concentraba en la boca del Rodo que parecía que me iba a dejar marcas en el cuello.
-Ayúdame más, gordo. Mirá cómo está… punto caramelo. Mirá que mojadita tiene la bombachita. Sacaselá. Le ordenó mi novio a su amigo.
El gordo en un segundo ya me estaba levantando con su fuerza de oso y sacándome la bombacha. El Rodo había aprovechado la maniobra y me había desabrochado el corpiño. La otra teta quedó al aire. El Rodo volvió con su mano experta a dedearme el clítoris y un pezón y le hizo otro pedido al gordo:
-Chupale acá, que está sequito. Le dijo con una voz ronca mientras me agarraba con dos dedos un pezón. El gordo se acercó y me empezó a besar y mordisquear bien despacito el timbre que lo tenía colorado de tanto estímulo. Yo sentía la pija del Rodo abajo mío que estaba durísima. Él seguía frotándome el clítoris y con la otra mano me agarró mis brazos, y como dándome permiso, llevó mis manos a la cabeza del gordo. Yo lo empecé a llevar a una teta y a la otra. Cada vez estaba más resbalosas de toda la baba que el gordo me iba dejando. Era raro agarrarle la cabeza medio mojada al gordo, que tenía poco pelo y estaba rapado… casi parecía pelado.
El Rodo me hizo un poquito para adelante y quedé sentada en sus rodillas mientras seguía llevando al gordo de un pezón al otro. El gordo aprovechaba las manos para tocarme entera. Las piernas, las gomas, la panza, la espalda, el orto. Sentí un ruidito y era la hebilla del pantalón del Rodo. Se levantó un segundito y cuando me llevó otra vez para atrás, ya sentí la carne sobre la carne. Se había quedado en pelotas. Hasta la camiseta se había sacado. Los pantalones le cayeron a los tobillos.
Gordo, ahora chupale la conchita… le pidió el Rodo a su amigo. Yo abrí las patas y el gordo empezó a devorarme el clítoris. El Rodo me restregaba la pija por el orto y me pinchaba los pezones embadurnados con la saliva de su amigo.
-Te gusta, princesa? Te gusta? Me decía al oído. Yo gemía pero me hacía la boluda y no contestaba.
-Gordo, ahora te voy a mostrar otra cosa que le encanta a mi princesita. Le dijo a su amigo mientras a mí me ordenó en el oído: Chupame bien la pija.
Yo me levanté y el gordo se tuvo que correr para atrás. Ya había corrido la mesita ratona así que había espacio de sobra. Me puse arrodillada frente al Rodo y él me miraba con mucho morbo. Me agarró la cabeza y me llevó a su pija. Tenía un poquito de olor a mi cola y mi concha por todo el franeleo previo. Eso me calentó más. Empecé a chupar bien… haciéndome la glotonsita, como le gusta a él. Le estimulaba la cabezota y me la tragaba todo lo que podía.
-Gordo, la tenés servida. Le dijo el Rodo al Gordo. Sentí como me levantaba la pollera y me metía la mano por abajo tocándome el clítoris. Yo estaba re mojada de la excitación por la situación. Y lo que nunca me esperé fue lo que vino a continuación… el gordo me empezó a chupar el orto.
No les puedo explicar el placer que sentí por todo mi cuerpo. El Rodo un poco agachado me agarraba un pezón o el otro. Yo seguía chupando pija y gimiendo cada vez más, que provocaba un efecto vibratorio en mi garganta que al Rodo lo volvió loco. Él también gemía como una bestia y me decía cosas inconexas y un poco patéticas…
-Cómo me calentas puta… princesa puta! Ah!
El gordo chupaba y de vez en cuando me metía un dedo… lo sacaba y seguía con su beso negro. Después fueron 2 dedos, pero nunca dejaba de tocarme la conchita y me mantenía siempre caliente.
Yo seguía gimiendo y gritando con la pija del Rodo en la garganta y los dos dedos del Gordo ya no me dolían ni me incomodaba. Sólo me daban placer. De vez en cuando el cabrón, también me metía un dedo por la concha, que estaba empapadísima de la excitación.
El Rodo me agarraba la cabeza y a veces me la bajaba bien brusco, atragantándome un poquito en su verga, que sabe que me encanta cuando se pone así dominante.
-Gordo, traé todo. Le ordenó el Rodo a su amigo. Me desilusionó no seguir teniendo ese estímulo tan nuevo y excitante.
Rodolfo aprovechó que su amigo se ausentaba un ratito y me levantó de su pija de golpe, haciendo que me quedara colgando un hilo de baba re largo que unía su verga con mis labios hinchados de tanto chupar.
Me dio un beso en la boca exquisito y me preguntó:
-¿Cómo estás? ¿Te gusta?
Yo le volví a dar un beso y asintiendo con la cabeza solo me limité a decir… -mmm phmm
El Rodo sonrió y me susurró al oído:
-Ahora viene la mejor parte.
Mi novio me levantó del piso, me sacó toda la ropa y me hizo sentarme en su falda mirándolo a él, está vez, penetrándome la conchita que lo esperaba deseosa. Apenas se empezó a mover, ensartándome cada vez más, sentí que volvía el gordo. Miré de reojo y ya se había sacado la camiseta y estaba en cuero. Se le veía una panza grande y peluda, que no sé porqué, pero me pareció súper excitante. Traía algo en la mano que lo dejó en la mesita ratona, que estaba muy cerquita.
El Rodo me tenía agarrada de la cintura y me iba subiendo y bajando de su pija a un ritmo lento pero continuo. Me daba besos en la boca, en el cuello y a veces me hacía para atrás y me besaba los pezones. Yo ya no me podía aguantar más y empecé a gemir cortado y agudo. El gordo se me puso atrás y me agarró los dos pezones juntos, mojaditos de la saliva de mi novio. Como si estuvieran en sintonía cada uno me besaba un lado del cuello y yo me sentía desfallecer.
-Dale Gordo. Hacé lo tuyo. Escuché que le hablaba Rodolfo entre haciéndole un pedido y dándole una orden. El gordo me fue dando besitos por la espalda hasta que llegó a mi cola. Me abrió las nalgas con sus manos robustas y me metió la lengua por el orto lo más que pudo. Yo, no pude más de tanto estímulo y tuve mi primera acabada. Lo que me pasa es que cuando acabo, me vuelvo loca desaforada y quiero más y más. Empecé a gritar, ya nada tímida y me movía para arriba y para abajo culeandome con la pija de mi novio mientras el Gordo me metía la lengua y un dedo en el culo alternadamente.
El Rodo transpiraba como loco. El Gordo ya metió de nuevo dos dedos y se sobaba la pija que ya estaba suelta porque no sé en qué momento, se había sacado todo y estaba en pelotas. Me besaban el cuello y me pellizcaban los pezones ya no tan suavecito.
-Pobre Gordo, amor. Cómo te está haciendo disfrutar. ¿Para él no hay? Me susurraba el Rodo. Yo no entendía bien qué quería que hiciera… ya sentía un tercer dedo del Gordo en mi culo y me molestaba un poquito, pero entre la calentura, el morbo y la posición, lo dejaba hacer.
- ¿Qué hago? Le pregunté a mi novio.
- Chupasela cómo me la chupas a mí, que le encanta que le chupen la pija.
Yo seguí cabalgando la pija y los dedos del Gordo unos segundos más, le di un beso apasionado al Rodo y me levanté de su falda. Al Gordo lo tiré al piso, que mucho no me costó porque estaba arrodillado y me le abalancé a la pija. Era exquisita. No lo puedo explicar. El sabor era diferente al de la pija de mi novio, me gustaba mucho más. El Rodo agarró el teléfono y me filmó un minuto mientras yo me hacía la puta. Después me levantó y me giró para que hiciéramos un 69 con el Gordo que al comerme la concha por fin se calló un poco, porque estaba bufando de placer. Había quedado arriba del Gordo y mis tetas rozaban su pansa peluda que me provocaba más excitación.
El Rodo se posicionó entre la cabeza del Gordo y mi culo en pompa y con el lubricante empezó con un dedo, después dos y llegó a tres, como había hecho antes su amigo. Y entonces me di cuenta de todo su plan. Yo estaba súper excitada, con una pija en la boca para no poder quejarme, estimulada por todos lados y entregadísima. Sentí la cabeza de su pija y en vez de asustarme como otras veces, me relajé. Despacito fue entrando hasta que la sentí entera adentro. Su ingle apoyada en mi culito parado.
-Ahhh qué rico! Por fin! Escuché decir al Rodo. Se empezó a mover de a poco y yo, como no sentía dolor, lo ayudaba empujando para atrás. Me saqué la pija del Gordo de la boca y me di vuelta. Mi novio tenía una cara de placer y morbo tan grande que me calenté más. Me empecé a mover y noté que el Gordo salía de abajo mío porque se estaba ligando los huevazos de mi amor.
Yo quedé bien en 4 y el Rodo me daba durísimo y yo aguantaba. El Gordo también agarró el teléfono y con una sonrisa de oreja a oreja filmó a su amigo culeandome literalmente por primera vez. Sin soltar el teléfono se me puso arrodillado adelante mío y yo le empecé a chupar esa pija deliciosa con mucho vicio. El Gordo ya no era tímido. Me agarraba las mechas y me penetraba la boca. El Rodo me tenía de la cintura y gritaba extasiado mientras me daba rápido y fuerte… paraba un poquito. Iba lento… y después arremetía de nuevo.
- ¿querés la doble penetración? me dijo el Rodo con voz ronca y excitada. Gordo, tirate al piso y que te cabalgue.
No alcancé a responderle que el Gordo ya me estaba sacando la pija de la boca y se estaba acomodando en el piso frío. Sin sacármela del orto, mi novio me fue empujando hasta que quedé cara a cara con su amigo. Creí que iba a ser incómodo, pero la cara de tierno del Gordo preocupado por mí, me estremeció.
- ¿Estás bien? Si no querés no pasa nada. Me dijo mirándome serio. Yo le sonreí, acomodé su pija en mi conchita y me la fui bajando de a poco, mientras el Rodo aguantaba las ganas de seguir culeandome. Cuando las tuve las dos adentro empecé a moverme y eso le dio permiso a mi pareja a empezar sus movimientos bruscos de nuevo. El Gordo sonrió y me agarró las tetas y me acarició los pezones como había visto que me gusta. Yo empecé a gemir cada vez más fuerte.
- Mirá Gordo, mirá que putita mi princesa. Decía el Rodo mientras me culiaba y se mofaba.
Yo me fui agachando cada vez más hasta que la cara del Gordo me quedó un centímetro. El Rodo me tenía agarrada de la cintura y me daba cada vez más fuerte y el Gordo me miraba con mucha intensidad. En una de las embestidas no pude más y me saqué la intriga. Le mandé un beso al Gordo que me lo recibió deseoso. Ahí me vine por segunda vez y le grité en la boca mientras nuestras lenguas se entrecruzaban. El Rodo siguió a lo bruto un minuto más y me empezó a llenar el culo de leche. Cuando salió de mi culito usado y se fue a limpiar, el Gordo también me agarró de la cintura y me hizo que lo cabalgue mientras me seguía besando y me susurraba que era hermosa. Cuando le dije: vos también Seba (su verdadero nombre) me enlechó la concha entera.
Mañana me iba a tomar una pastilla del día después. Hoy solo quería gozar.
Unos meses después, con el Rodo nos separamos. Y quién lo iba a decir, pero ahora estoy de novia con el Gordo, que me cuida y me coge como a una puta reina.
autor: Shazam
Lo único que yo no le entregaba era el culo, más por miedo que otra cosa. Y eso lo obsesionaba. Siempre insistía y yo le decía que la tenía muy grande y que no me iba a entrar. Un dedito (más bien, un dedote… tiene morcillas en las manos el hdp) le aceptaba. Dos veces, con mucha calentura, llegó a meter dos dedos mientras me cogía en estilo perrito. Pero cuando intentó con la poronga me asusté y lo saqué volando. Lo que más me gustaba, es que se enojaba y me la daba con todo. Se ponía un poco violento y me culeaba con rabia y yo acababa al toque y él también.
Para el aniversario del séptimo mes me preguntó si quería hacer “una obra de bien”. Su amigo, el gordo, llevaba mucho tiempo de escasez y Rodo (como le digo yo), le había contado que a veces cogemos con “público”. Entonces, se les había ocurrido que cogiéramos adelante del gordo. Me calentó la idea y con el Rodo hablamos que teníamos que darle un show tan bueno, que el gordo no aguantara más y se terminara pajeando.
Esa noche empezamos la previa temprano. Puro Fernet con Coca-Cola que nos gusta a todos y entra como piña. El gordo estaba nervioso y eso me causaba ternura y morbo. Con el Rodo chapábamos bien fogosos y me metía mano exageradamente. Yo me había ido con falda para que sea más alevoso. El Rodo estaba a full y cada vez que le tocaba la pija notaba como daba espasmos. Después de cenar seguimos tomando y el gordo se relajaba más y ya miraba con descaro.
Yo le hacía preguntas como: ¿Hace cuánto que no la ponés? O… ¿Cuándo fue la última vez que acabaste? El gordo se ponía colorado y el Rodo se le cagaba de risa. El Rodo me llevó a su falda y me puso de cara al gordo que estaba transpirando de la calentura. En una de las manoseadas de mi novio, me sacó una teta afuera del corpiño y me empezó a estimular el pezón. Él sabe, que eso me vuelve loca, así que siguió y yo empecé a moverme gimiendo.
-No sabés cómo se pone cuando le toco los pezoncitos, gordo. Mirá, se derrite en mis manos, dijo el Rodo mientras me daba besitos en el cuello y seguía con su estímulo. Ya me había bajado el top y una teta la tenía afuera, pero la otra la tocaba por arriba del corpiño. El gordo se sobaba la pija por arriba del jogging y se le veía un bultazo.
-Mirá, gordo. Mira cómo se mueve. Y no te cuento si la toco ahí abajo… dijo el Rodo mientras una mano bajaba por todo mi cuerpo y me levantaba de a poquito la falda y metía un dedo entre la pierna de la bombacha. Yo gemía como actriz porno y tenía mis manos arriba, agarrándole la cabeza al Rodo y despeinándolo mientras lo llevaba a mi cuello y mi oreja.
-Me faltan manos, gordo. No alcanzo a tocar todo. Ayúdame un poquito, amigo. Dijo el Rodo mientras seguía jugando conmigo. Eso no lo habíamos hablado, pero me dio morbo y curiosidad… además, mientras más manos, mejor… no? Pero nunca me imaginé que el Rodo se iba a animar, porque él a veces es posesivo y celoso. Lo que no sabía yo, era que estaba todo planeado.
El gordo saltó como un resorte y se arrodilló frente nuestro. Se seguía sobando la pija con una mano y con la otra muy despacio se acercó a la teta con corpiño y me la tocó. Primero la agarró con toda la mano y le hacía como masajes despacito… como tanteando el terreno. Después se animó a más y empezó a hacer redondelitos en mi pezón y a pellizcarlo bien suavecito. Yo sentía su aliento a Fernet cerca de mi cara pero me concentraba en la boca del Rodo que parecía que me iba a dejar marcas en el cuello.
-Ayúdame más, gordo. Mirá cómo está… punto caramelo. Mirá que mojadita tiene la bombachita. Sacaselá. Le ordenó mi novio a su amigo.
El gordo en un segundo ya me estaba levantando con su fuerza de oso y sacándome la bombacha. El Rodo había aprovechado la maniobra y me había desabrochado el corpiño. La otra teta quedó al aire. El Rodo volvió con su mano experta a dedearme el clítoris y un pezón y le hizo otro pedido al gordo:
-Chupale acá, que está sequito. Le dijo con una voz ronca mientras me agarraba con dos dedos un pezón. El gordo se acercó y me empezó a besar y mordisquear bien despacito el timbre que lo tenía colorado de tanto estímulo. Yo sentía la pija del Rodo abajo mío que estaba durísima. Él seguía frotándome el clítoris y con la otra mano me agarró mis brazos, y como dándome permiso, llevó mis manos a la cabeza del gordo. Yo lo empecé a llevar a una teta y a la otra. Cada vez estaba más resbalosas de toda la baba que el gordo me iba dejando. Era raro agarrarle la cabeza medio mojada al gordo, que tenía poco pelo y estaba rapado… casi parecía pelado.
El Rodo me hizo un poquito para adelante y quedé sentada en sus rodillas mientras seguía llevando al gordo de un pezón al otro. El gordo aprovechaba las manos para tocarme entera. Las piernas, las gomas, la panza, la espalda, el orto. Sentí un ruidito y era la hebilla del pantalón del Rodo. Se levantó un segundito y cuando me llevó otra vez para atrás, ya sentí la carne sobre la carne. Se había quedado en pelotas. Hasta la camiseta se había sacado. Los pantalones le cayeron a los tobillos.
Gordo, ahora chupale la conchita… le pidió el Rodo a su amigo. Yo abrí las patas y el gordo empezó a devorarme el clítoris. El Rodo me restregaba la pija por el orto y me pinchaba los pezones embadurnados con la saliva de su amigo.
-Te gusta, princesa? Te gusta? Me decía al oído. Yo gemía pero me hacía la boluda y no contestaba.
-Gordo, ahora te voy a mostrar otra cosa que le encanta a mi princesita. Le dijo a su amigo mientras a mí me ordenó en el oído: Chupame bien la pija.
Yo me levanté y el gordo se tuvo que correr para atrás. Ya había corrido la mesita ratona así que había espacio de sobra. Me puse arrodillada frente al Rodo y él me miraba con mucho morbo. Me agarró la cabeza y me llevó a su pija. Tenía un poquito de olor a mi cola y mi concha por todo el franeleo previo. Eso me calentó más. Empecé a chupar bien… haciéndome la glotonsita, como le gusta a él. Le estimulaba la cabezota y me la tragaba todo lo que podía.
-Gordo, la tenés servida. Le dijo el Rodo al Gordo. Sentí como me levantaba la pollera y me metía la mano por abajo tocándome el clítoris. Yo estaba re mojada de la excitación por la situación. Y lo que nunca me esperé fue lo que vino a continuación… el gordo me empezó a chupar el orto.
No les puedo explicar el placer que sentí por todo mi cuerpo. El Rodo un poco agachado me agarraba un pezón o el otro. Yo seguía chupando pija y gimiendo cada vez más, que provocaba un efecto vibratorio en mi garganta que al Rodo lo volvió loco. Él también gemía como una bestia y me decía cosas inconexas y un poco patéticas…
-Cómo me calentas puta… princesa puta! Ah!
El gordo chupaba y de vez en cuando me metía un dedo… lo sacaba y seguía con su beso negro. Después fueron 2 dedos, pero nunca dejaba de tocarme la conchita y me mantenía siempre caliente.
Yo seguía gimiendo y gritando con la pija del Rodo en la garganta y los dos dedos del Gordo ya no me dolían ni me incomodaba. Sólo me daban placer. De vez en cuando el cabrón, también me metía un dedo por la concha, que estaba empapadísima de la excitación.
El Rodo me agarraba la cabeza y a veces me la bajaba bien brusco, atragantándome un poquito en su verga, que sabe que me encanta cuando se pone así dominante.
-Gordo, traé todo. Le ordenó el Rodo a su amigo. Me desilusionó no seguir teniendo ese estímulo tan nuevo y excitante.
Rodolfo aprovechó que su amigo se ausentaba un ratito y me levantó de su pija de golpe, haciendo que me quedara colgando un hilo de baba re largo que unía su verga con mis labios hinchados de tanto chupar.
Me dio un beso en la boca exquisito y me preguntó:
-¿Cómo estás? ¿Te gusta?
Yo le volví a dar un beso y asintiendo con la cabeza solo me limité a decir… -mmm phmm
El Rodo sonrió y me susurró al oído:
-Ahora viene la mejor parte.
Mi novio me levantó del piso, me sacó toda la ropa y me hizo sentarme en su falda mirándolo a él, está vez, penetrándome la conchita que lo esperaba deseosa. Apenas se empezó a mover, ensartándome cada vez más, sentí que volvía el gordo. Miré de reojo y ya se había sacado la camiseta y estaba en cuero. Se le veía una panza grande y peluda, que no sé porqué, pero me pareció súper excitante. Traía algo en la mano que lo dejó en la mesita ratona, que estaba muy cerquita.
El Rodo me tenía agarrada de la cintura y me iba subiendo y bajando de su pija a un ritmo lento pero continuo. Me daba besos en la boca, en el cuello y a veces me hacía para atrás y me besaba los pezones. Yo ya no me podía aguantar más y empecé a gemir cortado y agudo. El gordo se me puso atrás y me agarró los dos pezones juntos, mojaditos de la saliva de mi novio. Como si estuvieran en sintonía cada uno me besaba un lado del cuello y yo me sentía desfallecer.
-Dale Gordo. Hacé lo tuyo. Escuché que le hablaba Rodolfo entre haciéndole un pedido y dándole una orden. El gordo me fue dando besitos por la espalda hasta que llegó a mi cola. Me abrió las nalgas con sus manos robustas y me metió la lengua por el orto lo más que pudo. Yo, no pude más de tanto estímulo y tuve mi primera acabada. Lo que me pasa es que cuando acabo, me vuelvo loca desaforada y quiero más y más. Empecé a gritar, ya nada tímida y me movía para arriba y para abajo culeandome con la pija de mi novio mientras el Gordo me metía la lengua y un dedo en el culo alternadamente.
El Rodo transpiraba como loco. El Gordo ya metió de nuevo dos dedos y se sobaba la pija que ya estaba suelta porque no sé en qué momento, se había sacado todo y estaba en pelotas. Me besaban el cuello y me pellizcaban los pezones ya no tan suavecito.
-Pobre Gordo, amor. Cómo te está haciendo disfrutar. ¿Para él no hay? Me susurraba el Rodo. Yo no entendía bien qué quería que hiciera… ya sentía un tercer dedo del Gordo en mi culo y me molestaba un poquito, pero entre la calentura, el morbo y la posición, lo dejaba hacer.
- ¿Qué hago? Le pregunté a mi novio.
- Chupasela cómo me la chupas a mí, que le encanta que le chupen la pija.
Yo seguí cabalgando la pija y los dedos del Gordo unos segundos más, le di un beso apasionado al Rodo y me levanté de su falda. Al Gordo lo tiré al piso, que mucho no me costó porque estaba arrodillado y me le abalancé a la pija. Era exquisita. No lo puedo explicar. El sabor era diferente al de la pija de mi novio, me gustaba mucho más. El Rodo agarró el teléfono y me filmó un minuto mientras yo me hacía la puta. Después me levantó y me giró para que hiciéramos un 69 con el Gordo que al comerme la concha por fin se calló un poco, porque estaba bufando de placer. Había quedado arriba del Gordo y mis tetas rozaban su pansa peluda que me provocaba más excitación.
El Rodo se posicionó entre la cabeza del Gordo y mi culo en pompa y con el lubricante empezó con un dedo, después dos y llegó a tres, como había hecho antes su amigo. Y entonces me di cuenta de todo su plan. Yo estaba súper excitada, con una pija en la boca para no poder quejarme, estimulada por todos lados y entregadísima. Sentí la cabeza de su pija y en vez de asustarme como otras veces, me relajé. Despacito fue entrando hasta que la sentí entera adentro. Su ingle apoyada en mi culito parado.
-Ahhh qué rico! Por fin! Escuché decir al Rodo. Se empezó a mover de a poco y yo, como no sentía dolor, lo ayudaba empujando para atrás. Me saqué la pija del Gordo de la boca y me di vuelta. Mi novio tenía una cara de placer y morbo tan grande que me calenté más. Me empecé a mover y noté que el Gordo salía de abajo mío porque se estaba ligando los huevazos de mi amor.
Yo quedé bien en 4 y el Rodo me daba durísimo y yo aguantaba. El Gordo también agarró el teléfono y con una sonrisa de oreja a oreja filmó a su amigo culeandome literalmente por primera vez. Sin soltar el teléfono se me puso arrodillado adelante mío y yo le empecé a chupar esa pija deliciosa con mucho vicio. El Gordo ya no era tímido. Me agarraba las mechas y me penetraba la boca. El Rodo me tenía de la cintura y gritaba extasiado mientras me daba rápido y fuerte… paraba un poquito. Iba lento… y después arremetía de nuevo.
- ¿querés la doble penetración? me dijo el Rodo con voz ronca y excitada. Gordo, tirate al piso y que te cabalgue.
No alcancé a responderle que el Gordo ya me estaba sacando la pija de la boca y se estaba acomodando en el piso frío. Sin sacármela del orto, mi novio me fue empujando hasta que quedé cara a cara con su amigo. Creí que iba a ser incómodo, pero la cara de tierno del Gordo preocupado por mí, me estremeció.
- ¿Estás bien? Si no querés no pasa nada. Me dijo mirándome serio. Yo le sonreí, acomodé su pija en mi conchita y me la fui bajando de a poco, mientras el Rodo aguantaba las ganas de seguir culeandome. Cuando las tuve las dos adentro empecé a moverme y eso le dio permiso a mi pareja a empezar sus movimientos bruscos de nuevo. El Gordo sonrió y me agarró las tetas y me acarició los pezones como había visto que me gusta. Yo empecé a gemir cada vez más fuerte.
- Mirá Gordo, mirá que putita mi princesa. Decía el Rodo mientras me culiaba y se mofaba.
Yo me fui agachando cada vez más hasta que la cara del Gordo me quedó un centímetro. El Rodo me tenía agarrada de la cintura y me daba cada vez más fuerte y el Gordo me miraba con mucha intensidad. En una de las embestidas no pude más y me saqué la intriga. Le mandé un beso al Gordo que me lo recibió deseoso. Ahí me vine por segunda vez y le grité en la boca mientras nuestras lenguas se entrecruzaban. El Rodo siguió a lo bruto un minuto más y me empezó a llenar el culo de leche. Cuando salió de mi culito usado y se fue a limpiar, el Gordo también me agarró de la cintura y me hizo que lo cabalgue mientras me seguía besando y me susurraba que era hermosa. Cuando le dije: vos también Seba (su verdadero nombre) me enlechó la concha entera.
Mañana me iba a tomar una pastilla del día después. Hoy solo quería gozar.
Unos meses después, con el Rodo nos separamos. Y quién lo iba a decir, pero ahora estoy de novia con el Gordo, que me cuida y me coge como a una puta reina.
autor: Shazam
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