De casualidad me puse a buscar cosas en el teléfono de mi esposo y me encontré con la cuenta de está red social. Tenía mis sospechas de que el muy cabrón le daba un uso a las fotos que me toma desnuda o cuando cogemos, también me di el tiempo de leer los relatos que ha publicado y me sorprende que esté tan enterado de mi vida sexual, ahora la sorpresa se la va a llevar el, cuando lea lo que escribiré a continuación.
Esta foto me la envió el hijo de puta de mi cuñado hace un tiempo, de cuando mi marido le daba permiso de usar mi cuerpo mientras estaba dormida, lo que no sabes querido cornudo, es que las mujeres tenemos memoria fotográfica para las vergas que entran en nuestro cuerpo, desde la primera vez que me penetró, sentí algo raro, quizá algo más grueso y efectivamente más largo, unos tres centímetros apenas, en ese instante creía que se debía a qué apenas despertaba, seguí con la comedia de estar profundamente dormida y si querido, permití que tu amado hermano continuará metiendo su dura carne en mi interior, el maldito a pesar de ser muy torpe para tocarme, también lo es para moverse, le falta mucha soltura, ese fue otro detalle importante para darme cuenta que no eras tú, sí también debo admitir que mi lado calenturiento se apoderó de mi cuerpo y obtuve más de un orgasmo silencioso mientras el tarado me cogía, a propósito apretaba la concha para darnos más placer, esa primera vez por tus nervios, no permitiste que llegara dentro y me dejaste con las ganas de sentir su leche hirviendo, también me dejaste con el calentón, pues al bajarse de la cama, solo me tapaste con la cobija, esperé a que te quedarás dormido y me masturbé con lujuria contenida, también admito que esperaba que lo volvieras a hacer, así, noche tras noche me acostaba con la esperanza de que lo llevarás y me manoseara, que apretara mis tetas, que metiera sus dedos en mi cueva y sentir de nuevo su tranca, se me hacía agua la boca y la panocha también, ahora sabes después de leer esto, que es un juego de dos y que al parecer los dos estamos enfermos de sexo, mientras tú dejabas que tú hermanito abusara de tu " pura y casta " mujer, ella seguía tirando con cuánta verga se le antojaba, en estos instantes, sabemos que somos el uno para el otro, a ti te gusta compartirme y a mí me gusta que me cojan, en aquellos distantes días, me sentía un poco mal, no se me hacía correcto que él usará mi cuerpo sin consentimiento, eso, gracias a la doble moral que reina en nuestras mentes, pues si se me hacía correcto satisfacer mis ganas con quién yo quisiera, ahora que lo pienso, ese fue el motivo para permitir que continuarás con esas prácticas, sumando el morbo que me daba sentir el sable de José, por eso me vestía con faldas cortas cuando el llegaba, por eso me agachaba frente a él y le mostraba las tetas, por eso fingía estar muy ebria, para que lo dejaras entrar a la alcoba y me hiciera suya, no podría describir la sensación que mi cuerpo experimento cuando sentí su verga palpitar y dejarme su semen dentro, lo que si puedo decir, es que mientras lo despedias en la puerta, yo recogía con mis dedos su leche y la saboreaba, días después prepare un pequeño recipiente con vaselina y cuando me fui a acostar, puse una cantidad discreta en mi ano, muchas veces el cabrón intentaba meter sus dedos ahí, pero sin la delicadeza de poner algo de saliva y me dejaba irritada.
Pues bien, ya me sabía el ritual de memoria, primero tú, comenzabas a meterme mano, primero las tetas y luego las nalgas, metías los dedos en mi concha y luego le cedias el lugar, para que pasará su fría mano por ambos lugares, luego también metía sus dedos y quitaba la cobija dejando mi rostro cubierto, ahí procedía a separar mis nalgas, pasaba su verga dura por mi raja y comenzaba a cogerme, algunas veces, no tantas, apretaba una de mis tetas mientras me cogía y en unos minutos me llenaba de mocos, esta vez fue diferente, mientras me penetraba busco mi ano, jugo un poco en el y al empujar se metió casi la mitad, se sorprendió pues se quedó quieto, con su verga bien enterrada en mi panocha, saco el dedo y volvió a apuntar, mi culo lo recibió completo, quiera gemir y decirle que siguiera bombeando pero me gustaba seguir con la comedia, comenzó a moverse de nuevo con más energía y sin sacar el dedo de mi intestino, lleno mi concha con leche caliente mientras bufaba, lejos de quitarse, abrió mis nalgas de nuevo y con los dedos llevaba la leche que salía por mi panocha, hasta mi culo, tres dedos me metió el bastardo y lo disfruté horrores, por eso querido, fue que al día siguiente le mandé un mensaje y le dije que de favor me ayudara a hacer unas cosas en la casa, me puse una blusa sus sostén y la falda más corta que tenía, obviamente sin bragas, el cabrón me comía con los ojos todo el tiempo, su bulto creció y se quedó así desde que lo recibí en la puerta, lo provoque, le puse las tetas en la cara más de una vez, me empinaba frente a él y le enseñaba mis hoyos, hasta que no aguanto, estaba agachada frente a él, segura de que mi humedad corría ya por los muslos, sentí sus manos en mi cadera y su verga abriendo paso por mi concha, me quedé quieta mientras me "violaba" arranco mi blusa y apretaba mis tetas, estiraba mis pezones y me embestia una y otra vez, ahí en el patio me lleno de leche la concha, luego, me acostó en el piso, levanto mis piernas sobre sus hombros y busco mi hoyo anal, su leche ya lubricaba la entrada, el maldito empujó su verga y me hizo gritar que me diera duro.
Así es querido mío, las demás veces que lo llevaste a casa fueron pocas a comparación de todas las veces que me utilizo como depósito de esperma, me hizo la puta de sus vagos amigos, mucho antes de que tú supieras y hasta la fecha, aunque no se hablan, sigo siendo su puta.
Besitos a todos los lectores.
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