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Terapia con mi madrina I

A los 22 años tenía un problema, la eyaculación precóz. Era algo que iba y venía y parecía no tener solución, mi debut había sido pésimo y las pocas relaciones sexuales satisfactorias eran con hombres y yo siendo el pasivo, al menos a alguien podía darle placer. Había visitado sexólogos que me daban pastillas o técnicas pero nada funcionaba, para colmo de males necesitaba también practicar con alguien y dudo que alguien se ofreciera a frustrarse en un encuentro; mi autoestima decaía.

Dicho esto yo estaba durmiendo en la casa de mis padrinos, Adrián y Victoria, me encontraba durmiendo con su hijo mayor martín en su cuarto. Como a las tres de la mañana me desperté sin motivo, veía la luz de la tele que alumbraba bastante en una habitación con luz apagada, martín dormía y roncaba pero al girar a mi otro lado ví a mi madrina, Victoria, con un camisón negro y corto. Lo que más me impactó fue ver que el camisón estaba casi levantado, mi madrina tenía todo el culo al aire; me puse nervioso, sobre todo porque era un culo espectacular, sí sabía que era una mujer hermosa pero trataba de mirarla con ojos de amor, ya bastante tenía con otros asuntos y morbos en mi vida.

Mi madrina tenía una tanga violeta, no podía creerlo, se veía espectacular, un culo redondo que junto a la forma de sus caderas se asemejaba a una pera, sí, un culo pera. Dormía profundo, yo no podía quitar los ojos de ahí, es más, lentamente me senté para verlo mejor, tenía miedo que alguien se despierte pero no parecía que fuese a pasar. Acaricié un poco mi pija que ya estaba dura pero no quería tocarme demasiado porque sentía que latía y no era momento de acabar. Mi madrina se dió vuelta quedando boca arriba, seguía el vestido levantado, me asusté pero moverme era peor, ahora veía esa tanga clavada en su concha como dos labios hambrientos dispuestos a comerse esa tela, se veía cómo algunos pelos escapaban al costado de su tanga de encaje. Se me heló la sangre cuando movió la mano rápido, pero falsa alarma, se metió la mano dentro de la tanga y se rascó, luego con la misma mano se bajó el vestido y se dió vuelta. Me dormí como pude, excitado por ese culo hermoso.

Nos levantamos con Martín, me había quedado a dormir porque ese mismo día íbamos a una quinta que habían alquilado para pasar el día, ella ya no estaba. Mis padrinos estaban en el comedor, me saludaron amablemente y media hora después ya nos íbamos. Nos instalamos, con martín ya estábamos en la pileta, mi padrino descansaba bajo el sol, de la nada apareció mi madrina en bikini, era extraño porque ella nunca usaba bikini, a lo sumo una malla enteriza con short.

Aquí la parte que sé que les gusta para su imaginación. Mi madrina es una mujer muy bajita, 1.47 mts (sí, sabíamos ese dato porque bromeábamos sobre su altura siempre), 41 años, es rubia de pelo lacio, unos ojos verdes penetrantes, ahora la veía mejor mientras venía hacia la pileta. Una piel muy blanca, tenía un poquito de panza pero en líneas generales era una mujer delgada, también tenía una cicatriz grande de la cesárea en el abdomen, los pechos se notaban algo caídos ¿una medida de 90? seguro, o quizá un poquito más, Su culo, ahora se veía espectacular mientras algo le decía a mi padrino, no le veía casi imperfecciones, Martín también la observaba, era muy mirón así que tenía la sospecha que al menos la creía linda y mirable. Se agachó a darle un beso a mi padrino y ese culo ahora se veía más apetecible. Mis padrinos no eran familia directa, sencillamente ella era la mejor amiga de mi madre.

Mi madrina se sentó al borde de la pileta, Martín salió un rato, yo estaba en la parte más profunda donde podía hacer pie aún pero el agua me llegaba al mentón. El idiota de Martín pasó corriendo y la empujó al agua, mi madrina no sabía nadar, llegué rápido y la sostuve, hacía rato no escuchaba a mi madrina putear tanto a su hijo mientras se agarraba de mi cuello. Yo la tenía por la cintura pero ella se trepó fuerte de mi con sus piernas, no me había dado cuenta pero yo tenía la pija parada. Cuando pegó el primer salto no medí y mis manos quedaron de lleno agarrándole ambas nalgas, ella no dijo nada, al contrario se terminó de abrazar fuerte con sus piernas y mi tronco quedó pegado (o mejor dicho asfixiado) contra su entrepierna. Me pidió que la lleve hasta donde ella pueda hacer pié, mientras caminaba pensaba porqué no decía nada, quizá el miedo al agua la hacía ignorar que tenía la verga dura casi tocándole puerta para entrar. Cuando llegamos a una parte menos onda se soltó, pero en ese movimiento su entrepierna se fregó contra mi tronco y mis manos pasaron por todo su culo. ella me dió un beso en el cachete agradeciéndome. Esa última fregada al bajarse de mí hizo que pija temblara, como si fuera a acabar, por suerte no fue así. El día pasó y no podía dejar de mirarla por todos lados, incluso cuando se le marcaban los pezones por una mínima brizna, hicimos fuego y tiramos carne a la parrilla, vegetales asados para ella que era vegetariana desde hace años. Durante el día me abrazaba o se sentaba sobre mis piernas, ella era así por lo que a nadie le llamaba la atención. Cuando la tomaba por la cintura era más consciente de lo que tocaban mis dedos. Podíamos quedarnos a dormir por el horario que se había abonado, antes de dormir iba a ir a saludar pero mi madrina había dejado la puerta mal cerrada, ahí estaba, de pie secándose el pelo, totalmente desnuda, me llamaba la atención sus tetas que parecían blandas, sus areolas rosadas y pequeñas, algo hablaba con mi padrino. Su vagina totalmente depilada y un poquito más oscura que el resto de la piel, los labios prominentes. Los días pasaron, no era una mujer que ande desnuda por la casa, pero si muchas veces dejaba mal cerrada la puerta y podía verla cambiarse, ver sus distintas mudas de ropa interior. Recordando que la había podido sostener del culo en la pileta comencé a aprovechar los abrazos para ver hasta dónde podía llegar, de la cintura volcaba unos dedos hacia su culo, ella no me decía nada. Cada vez mis manos se hacían menos discretas, llegaba a tocarle el culo con ambas manos en algunos abrazos, yo por dentro pensaba que quizá tendría chance, pero también pensaba que si se me diera no podría satisfacerla. Un día las cosas no salieron tan bien, ella tenía puesto su bikini porque hacía calor e iba a armar la pelopincho pero antes mirábamos algo de tele en el sofá, solos. Quise hacer lo mismo de siempre, tocarle el culo, esta vez podía tocarlo sin pantalones mientras ella se recostaba sobre mi pecho, tanto podía tocarlo que la punta de mis dedos largos llegaba a posarse entre sus nalgas, mi madrina tomó mi mano, la posó en su cadera y no dijo nada; pensé que haría un escándalo pero no; luego me pidió que la ayude a armar la pileta.

Terminamos de cenar en su casa, me fui a fumar al patio. Sentado en el cemento en lo que vi de mi madrina estos últimos tiempos, pero también venía a mi cabeza todos esos pensamientos malos acerca de mi problema de precocidad. Sentí que alguien se había sentado, era ella, Victoria; "ojalá un día dejes esa mierda" me dijo en un tono reprobatorio.

_ Ahijado, ¿cómo estás?
_ Bi... bien, ¿por? ¿pasó algo?
_ Lo mismo pregunto, hace tiempo te noto triste, decaído, no tenés la misma energía de siempre.
_ Problemas, raros, pero bueno, calculo que tendrá solución...
_ ¿Algo que me quieras contar? ¿te puedo ayudar en algo?
_ No madrina, gracias, pero es algo que tengo que tratar de resolver solo...
_ No me puedo quedar tranquila, si me contás capaz puedo hacer algo por vos...
_ Me da vergüenza madrina....
_ ¿Porqué vergüenza?
_ Prometeme que no te vas a burlar
_ ¿Cómo me voy a burlar ahijado? decime
_ Yo... yo tengo.... tengo eyaculación precoz madrina, y no puedo resolverlo

Me largué a llorar y ella me contuvo entre sus brazos acariciando mi pelo, le conté todo, desde mis malas experiencias, las soluciones fallidas de los médicos, hasta que era bisexual; ella escuchaba con ojos de amor y sólo dijo "te entiendo".

_ Mirá, puedo averiguar si querés otros profesionales, mientras tanto deberías hacer un cambio de hábitos ahijado, fumas mucho, comes mal, no haces deporte... ¿por qué no te venís al estudio y probás? no tenés que pagar nada, ¡vas a ser mi alumno favorito!

Mi madrina tenía un estudio de yoga, era profe desde hace años aparte de practicar meditación y ser vegetariana, el combo básico de espiritualidad oriental. Durante los próximos cuatro meses me dediqué de lleno a hacer yoga, practicar meditación, dejé de fumar y comía mejor; aún así no me animaba a tener sexo con alguna mujer, seguía yendo a los cines porno a tener sexo con cuanto hombre pudiera o los conseguía por chat. Un viernes a la noche me quedé a dormir en casa de mis padrinos, mi madrina me pidió que el sábado a la mañana la acompañe hasta Flores (un barrio de capital para algún desprevenido) a buscar no sé qué cosa para el estudio de yoga.

Ya en flores primero fuimos a una confitería, ella tenía un vestido primaveral y tacos, yo estaba de remera lisa y jean. Tomábamos un café y hablábamos

_ Gracias ahijado, no quería venir sola
_ No madrina, no pasa nada, me gusta pasar tiempo con vos
_ ¿Cómo te sentís con las prácticas y la meditación?
_ ¿Te digo la verdad? me siento mucho mejor, duermo mejor, ya ni fumo.. y tamb...
_ ¿Y con lo otro?
_ ¿Qué "otro" madrina?
_ El problemita que me comentaste
_ Ah... eso... creo que sigue ahí, todavía no me animo madrina, tengo miedo de pasar papelones

Mi madrina dejó de mirarme y empezó a revolver sin sentido su taza de café.

_ Ahijado... sabés lo que sos para mí en mi vida ¿no?
_ Sï.... vos también para mí, te quiero muchísimo madrina.

Se sonrió y me tomó la mano, ahora hablaba en voz baja.

_ Yo te voy a ayudar ahijado
_ ¿A qué?
_ A practicar, no quiero que nadie te lastime ni te haga pasar un mal momento, yo estoy dispuesta
_ ¿En ... en serio madrina? ¿estamos hablando de lo mismo?
_ Sí... si es que tenés ganas, yo me ofrezco... Creo que no vas a tener problemas porque también veo cómo me mirás a veces, o me tocás.... No creas que soy tonta eh, pero bueno, no pasa nada. ¿Qué me decís ahijado?
_ S... sí... Sí madrina, no sé qué decir, estoy... estoy muy feliz
_ Escúchame, yo voy a tratar que tengamos tiempo pero vamos a practicar cuando podamos, y no va a ser simplemente sexo, los tiempos los manejo yo y ni una palabra a nadie ¿estamos de acuerdo?
_ Sí madrina, lo que vos me digas... Pero... ahora que lo pienso... ¿y mi padrino?
_ Nada, no tiene por qué saber, no pensemos en eso...

Salimos de la confitería, ella se puso unos anteojos de sol y tenía una capelina, de la nada me agarró la mano cruzando dedos, como si fuéramos novios, no había casi gente por esa calle. De golpe me llevó hacia un costado, entramos en un estacionamiento, no entendía nada. No, no era un estacionamiento, era la entrada de autos de hotel alojamiento, ¡era un telo!

"¿Hoy arrancamos?" pregunté con asombro, respondió que sí con la cabeza. Se acercó a la ventanilla polarizada a pedir una habitación, "número 14" digo un hombre de voz ronca. Caminando por el estacionamiento lleno de autos el ruido de tacos de mi madrina se hacía eco y parecía amplificado. No lo podía creer, estaba entrando a un telo con mi madrina, nos cruzamos una pareja que se iba y dimos con la habitación. La luz era tenue, sonaba la música de la radio, era una habitación muy linda, se veía un baño con vidrios transparentes, teníamos tres horas por delante y estaba esperando qué pasaría. Mi madrina se sacó los lentes y la capelina, dejó el bolso a un costado y sacó del mismo una caja de preservativos ultrafinos diciendo "no creo que los vayamos a usar hoy, pero nunca está de más". El clima era de silencio, yo estaba sentado en la cama mientras ella tomaba una ducha, salió envuelta en el toallón y seguí yo. Mientras me secaba pensaba que era de los momentos más felices, me puse el toallón en la cintura y trataba de respirar profundo para calmarme. Al salir estaba mi madrina acostada boca abajo, tanga y corpiño negro, sus pies levantados al techo. Se dió vuelta, se sentó y me invitó a la cama.

_ ¿Me... saco la toalla?
_ Sí ahijado

Ella era pura sonrisa, dejé caer al suelo la toalla mientras ella me miraba fijo a los ojos. Me senté a su lado, primero se recostó sobre mi pecho y acariciaba con la yema de los dedos mi torso, con la palma tocaba mis pectorales. Nos arrodillamos en la cama y nos fundimos en un abrazo largo, mi pija ya tomaba forma. Empezó acariciarme y tocarme por todos lados menos la pija, ella me explicaba que tenía que sentir con el cuerpo, no con el pene. Se sacó el corpiño tirándolo a un costado, tomó una mano mía y la poso sobre su pecho "sentí mi corazón ahijado" y agarrando mi otra mano llevo cada una a un cada teta; eran blandas pero lindas, se masajeó un poco con mis manos. "Recorreme con tus manos, pero suave, lento". Primero se acostó boca abajo, toqué sus brazos, espalda, el pelo, las piernas, todo su culo hermoso, hasta me dí el lugar de separar sus nalgas y ver que la fina tanga no llegaba a tapar del todo su ano que se veía con algo de uso; toqué todo lo que podía mientras mi pija ya babeaba. Se dió vuelta e hice el recorrido, sentía la textura de la cicatriz de la cesárea. "Dejá la conchita para lo último ahijado" me decía mientras tenía los ojos cerrados, apoyé la palma de mi mano derecha sobre su concha, ella dobló las piernas y las abrió largando un suspiro profundo, sentía un gran calor en esa concha depilada, sentía la textura de sus labios que parecían una suerte de mariposa, allí me posé un rato para ver que al levantar mis dedos los mismos estaban húmedos con los flujos de mi madrina.

"Ahora recorreme con la boca, labios, lengua, pero no te desesperes, siempre lento ahijado...". Ante su orden comencé a darle pequeños besos en la cara, le dí un pico lento en la boca, nos dimos un par de besos sólo de labios; besé y lamí todo su cuello mientras ella suspiraba fuerte, se veía que su tórax se expandía cada vez más. Besé su pecho a la altura del corazón para agarrar ambas tetas y comenzar a chuparlas todas, pero siempre lento. Tener sus pezones en mi boca era la mejor sensación, rosados, ahora más gorditos; hice lo mismo con el abdomen, las piernas y lo último era su concha. Como era medio inexperto en ese momento comencé a darle besos por toda la entrepierna, chupé los labios, hasta le dí una buena lamida a la entrada vaginal que tenía un gusto peculiar. "Ahí" señaló con un dedo mi madrina, era su clítoris, al principio parecía un gato lamiendo agua pero ella me pidió calma, que deje la lengua floja y que chupe lento, así lo hice, mezclando labios y lengua. Acomodado entre sus piernas estuve un rato chupándosela mientras su respiración se agitaba cada vez más, tenía la pera con sus flujos, en un estallido gimió fuerte y se arqueó toda la espalda; sí, yo con mi boca le había dado un orgasmo a mi madrina. Pero ahora quería que sigamos con otra cosa así que me pidió que me suba arriba, estábamos de misionero abrazados y besándonos con mucho pasión, con mucha lengua, pero aún en suavidad y lentitud. Tenía la pija contra su concha. Frenamos un poco, ella quería darme un masaje y lo hizo, tenía buena mano y la verdad ni sabía la cantidad de nudos que tenía, también tocó mucho mis piernas y cola, incluso me masajeó el ano con un dedo, eran experiencias increíbles.

Se me había bajado la pija por la relajación pero el masaje en el ano me hizo poner duro de nuevo. Me pidió que me de vuelta, después de poco más de una hora agarró mi pija por primera vez, la agarró con dos dedos y la miraba por todos lados, de distintos ángulos para decir "es hermosa". Nunca perdía ese tono de voz con paz y armonía mientras me acariciaba los testículos.

_ Es hermosa ahijado, está bien dura.... me llama la atención como se marcan las venas y lo cabezona que es... me gusta el grosor... Aunque no me creas... esta es la segunda pija que veo y toco en mi vida...
- ¿En serio madrina?
_ Sí, antes de vos sólo estuve con Adrián así que es la primera vez que veo otra, es muy distinta...
_ ¿Cómo la tiene él?
_ ¿Él? y... mirá... el grosor es el mismo prácticamente, un poquito más larga nomás.... y tiene más curva, ah y es menos cabezona... es más como un conito la de él.

Puso un dedo en el orificio del glande para limpiar una gota gorda de líquido preseminal el cual se acercó a la cara y jugó entre sus yemas. Se sentó encima mio, sus labios vaginales envolvían mi tronco, ahí se quedó inmóvil mirándome a los ojos. Estaba caliente pero no tanto para sentir la constante necesidad de acabar. Nos dimos las manos cruzando dedos y lentamente empezó a bailar sobre mi pija, eran movimientos cortitos pero muy delicados, cerró sus ojos y se volcó sobre mí, me besaba con mucho cariño repitiendo a cada rato lo hermoso y valioso que yo era, y que me quería. La última media hora nos quedamos abrazados en la siguiente posición (la imagen es netamente ilustrativa):


Terapia con mi madrina I

Nos mirábamos, jugamos con las respiraciones, nos llenamos de besos; pero todo lo bueno termina, guardamos unos minutos para una ducha final de cada uno y volver a la calle, ella cubierta en su capelina y gafas, yo envuelto en una sonrisa después de tamaña experiencia que tan solo sería el comienzo de la aventura más importante de mi vida.

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