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Cosas de la cuarentena (la historia con mi padrastro)

Salí de mi pieza usando solo mi toalla todavía, me dirigíal comedor, sabía que él iba a estar ahí viendo tele. Cuando llegue no me dio bolame senté en uno de los sillones individuales frente al sillón grande, dondeestaba él, y me quede cruzada de piernas viendo la tele hasta que por fin se percatóde mí.
-        ¿Qué te pensas que estás haciendo?
-        Estoy viendo tele ¿qué te parece?
-        No te hagas la boluda y anda a vestirte,haceme el favor.
-        No puedo, vos te llevaste mi ropa, ahorano tengo otra cosa que ponerme que mi toallita.
-        Deja de jugar y anda a vestirte, es la últimavez que te digo.
-        ¿O qué?  – le dije sonriendo mi sonrisa másprovocativa.
-        ¿Con quién te pensas que estás hablandopendeja? ¿Eh?
-        Con el hombre que vive en mi casa.
-        Soy tu papá
-        ¿Si? No me parece.
-        Pues si lo soy.
-        No creo, un papá no se queda embobadomirando las tetas de su hija con su tanga en la mano
-        ¿Qué hablas? ¿Mirando qué?
-        No te hagas Daniel, o crees que no me dicuenta de la cara de pajero que pusiste cuando me viste
-        A mí no me vas a hablar así.
-        ¿Estoy mintiendo? ¿No fue eso lo quepaso?
-        No.
-        ¿No? Porque me pareció que tu boquitaquedo bastante abierta cuando me viste las tetas, ni hablar tus ojitos.
-        Yo no te vi nada, deja de decirboludeces.
-        No, tenes razón, apenas si llegaste aver un pedazo de mis pezoncitos rosaditos – la cara que hizo casi me hacelargar una carcajada –¿querés ver el resto? – eso lo liquido.
-        ¿Que hablas? ¿Que? Cállate y ándate a tupieza.
-        Vas a venir conmigo?
-        Andate o te llevo yo
-        ¿Me vas a sacar la toalla cuando estemosallá?
-        Soy tu padre, te callas y te vas.
-        No, sos un hombre y yo soy unapendejita, como vos bien dijiste, una pendejita desnuda – él estaba de pie hacerato y yo me le acerqué mirándolo desde abajo poniendo una cara de putita queme di asco a mí misma. – No me respondiste – le dije mirándolo a los ojos - ¿querésver el resto? – y puse mis manos sobre la toalla tirando hacia abajo la parteque cubría mi pecho, dejando ver gran parte de mis tetas, se podía ver mi piel másblanca por la marca del bikini, bajé un poco más y se podía ver asomar elrosado de mi areola, mientras no deje de mirar la cara de Daniel quehipnotizado no dejaba de mirar lo que le mostraba.
-        ¿Te gusta, Daniel?
Eso lo saco de su estupor y salió disparado a su pieza,desde el living le grite que me iba a la fiesta, que si se portaba bien despuésle mostraba como me quedaba el conjunto.
En media hora me vinieron a buscar, de Daniel no escuchenada más. La fiesta estuvo más o menos, tomé bastante no como para perder laconciencia, pero si como para tomar decisiones equivocadas. De la fiesta sesupone que me tenía que ir con Emanuel con quien andaba por ese entonces yquien se pasó toda la joda chapándome tocándome y apoyándome el bulto en elculo, yo obviamente con el alcohol, el manoseo y etcétera, estaba hirviendo, ledije varias veces de ir a la pieza con distintas excusas y no cazó ninguna y alfinal de la noche se terminó empedando tanto que se lo terminaron llevando losamigos, en otro momento me hubiera cojido a sus amigos para que aprenda, pero todavíaera un angelito por entonces, así que solo me llevaron a casa.
Cuando entro a casa, después de renegar con la llave porun momento, me encuentro con Daniel sentado en el sillón, claramente esperándome.
-        Ay que tierno, ¿te quedaste despiertopara verme?
-        Deja de hacerte la boluda, te dije queno ibas a salir hoy, y encima me venís en pedo.
-        En pedo no amor, estoy bastante bien laverdad. – dije, y me senté al lado suyo.
-        Antonella en serio te digo, no me gustaa esto que estás jugando?
-        ¿No te gusta? ¿Pero si hace un ratoestabas bastante prendido a lo que hacía, que paso? ¿Te entro culpa?  – dije mientras me acomodaba el vestido paraabajo dejando ver parte del corpiño que tenia
-        Mira, sé que te pego mal el que te hayasenterado lo que paso con tu mamá, pero no es moti... – se interrumpió cuando cruzándomede indiecito en el sillón deje a la vista mi ropa interior, y si bien estababastante oscuro la tele alumbraba lo suficiente para que se vea.
-        ¿Qué pasa Dani, viste algo que te gusta? – puse una mano en mi pierna y la empecéa mover, acariciándome a mí misma, levantando un poco más la pollera delvestido.
De repente como un rayo su mano me agarra de la pera,fuerte haciéndome doler, y me acerca a su cara.
-        Mira pendeja no sé quién te crees quesoy, pero soy tu papá y a mí me vas a respetar
-        ¿O me vas a hacer respetarte? ¿Cómo vasa hacer eso eh?  – me le acerque aún mása la cara – vas a hacer que te diga papi? ¿Eso vas a hacer? Porque te tengo quedecir para ser un papá, estas bastante duro acá abajo – no sé si era que estabatan enfocada en mi venganza, si estaba más borracha de lo que creí o si enverdad estaba caliente, pero lleve mi mano a donde supuse que estaba su bulto,sin saber si estaba duro o no, pero jugándome la vida en eso, y se lo manoteede lleno agarrándoselo con toda mi mano sintiendo toda esa verga dura en lapalma de la mano.
-        Que putita que sos – me dijo y me lengüeteola boca, me tiro para atrás con la mano que tenía en mi pera, me agarra delcuello con esa misma mano y me mete la lengua en la boca.
Yo quería gritarle, putearlo, pegarle, pero lo único quehice fue recibir su lengua en mi boca y empezar a chupársela, se la chupaba conganas como si fuera la pija que sentí en su pantalón hace un instante, eldejaba su lengua en mi boca disfrutando como se la chupaba, mientras con sumano levantaba mi vestido y hasta dejar al descubierto mi cuerpito adolescente.
Entonces se separo de mí, para admirar mi cuerpo supongo,perfectamente cubierto por ese conjunto de encaje que había descubierto haceunas horas, y entonces acumulando toda la bronca que me quedaba todavía lepregunto – ¿Que vas a hacer?
-        Te voy a hacer decirme papi. – con furialevantó mi corpiño dejando expuestas las tetas que tanto deseaba ver, yenloquecido se tiro sobre ellas a chuparlas, morderlas, apretarlas, saborearlas.Mis pezones duros a más no poder eran mordidos y maltratados como nunca antes,mientras yo hacia esfuerzos sobre humanos para contener mis gemidos.
Cuando termino con mis tetas me agarro de las piernas yme tiro del sillón dejándome sentada en el piso, se paró frente a mí y liberosu pija gorda y venosa frente a mi cara. Sin esperar reacción mía, me agarro delos pelos obligándome a abrir la boca y me metió la pija de lleno adentro, comouna bestia me cojió la boca mientras yo me empezaba a tocar caliente comoestaba. Para desgracia mía él se dio cuenta y me levanto los brazos, me lospuso atrás de la cabeza y me dijo “no putita, hoy estas para que yo te coja avos” y me siguió cojiendo la boca hasta casi hacerme vomitar un par de veces.
-        ¿A ver cómo estas acá abajo?  – con una mano me agarro de la tanga y metironeo para abajo rajándola en el proceso.
-        ¿Qué haces pelotudo, me rompiste latanga? Vos me vas a comprar un conjunto nuevo.
-        Como si no hubieras comprado este con miplata – Con la misma mano me tocó la concha por afuera y saco los dedos mostrándomelosa contraluz – Mira lo mojada que estás pendeja, me parece que es hora de que terompa otra cosa.
-        ¿Si? Con esa pijita no me haces nicosquillas, con decirte que el kiosquero la tiene mucho más grande que vos.
-        ¿Así que ya anduviste probando las pijasdel barrio no? ¿A quien más se la chupaste? ¿O cuales te quedan por chupar, elviejo Eliseo? ¿Tu hermano? ¿Sus amiguitos? Con lo putita que sos seguro quehasta los compañeritos de tu hermano ya te conocen las tetas (curiosamente teníabastante verdad en lo que decía) Pero ahora vas a probar la mía y me vas avolver a decir papi.
-        Soñé, ni me voy a enterar… - y pudesentir como me levantaba del suelo y me volvía a sentar en el sillón, melevantaba las piernas y asomaba su pija en mi concha empapada, caliente,expectante. Me frotaba, me tocaba con su pija, amagaba a entrar y salía, mefrotaba el clítoris con su glande, haciéndome desear, calentándome, desesperándome.
-        ¿Y me la vas a meter o no?
-        Pedímelo.
-        Ni en pedo.
-        Entonces no. -  Este tipo idiota me quiere hacer decirlepapi, está loco.
-        Deja de joder y métela dale. – Él jugabaconmigo, me pasaba el largo de su pijo por entre los labios desesperándome, pormomentos dejaba el glande apoyado en mi entrada y me chupaba los piecitos quetenía cerca de su cara. – Dale – Decía yo, visiblemente molesta, visiblementecaliente.
Intente con mis brazos empujarlo adentro mío, inclusobaje mis piernas de sus hombros para empujarlos con ellas, pero me volvió aagarrar los brazos y puso mis piernas en sus hombros otra vez. Yo estabadesesperada, me movía de un lado al otro intentando que se meta la pija en miconcha, le decía que lo haga, lo desafiaba, que no se animaba, que era uncagón, un impotente. Pero él seguía en la suya, frotándome, provocándome. No mequedó otra, me tuve que tragar el orgullo, podía sentir que me resbalaba del sillónde tantos jugos que emanaba mi conchita, lo necesitaba adentro y solo había unaforma.
-        Cojeme dale.
-        No, pedilo bien.
-        Cojeme, por favor- Era casi un sollozomi voz – Cojeme por favor… papi, cojeme papi por favor – y como si fueran laspalabras mágicas que abrían sésamo, me penetro.
Al día de hoy recuerdo y se me eriza la piel, laferocidad con la que me penetró, lo sentí tocarme el útero en su primerapenetración, y no paró, siguió con esa intensidad, cojiendome duro y parejo,golpeando con sus huevos en mi cola, llenándome de pija para vaciarme yvolverme a llenar.
-        Si, papi… si, así quiero
-        ¿Ves que sos una pendejita puta?
-        Si, si soy… una putita… una putita depapá
-        Estas contenta con la cojida de papá?
-        Si… papi… me encanta.
-        ¿Y con la pija de papá?
-        Es… la mejor… no pares… por favor papi,no pares.
-        Vas a acabar para tu papá?
-        Si… si papi… voy a acabar para vos…quiero que me veas acabar…
-        Yo también voy a acabar.
-        ¿Me vas a dar la lechita?
-        Si te portas bien y acabas para papá.
-        Si papi… ya estoy… ya estoy… YA ESTOYYY…….
Espero a que terminara de acabar con su pija adentro, unavez termine me la saco, me agarro del pelo, me hizo abrir la boca, yo saque lalengua y esperé su lechita. Me lleno la boca de leche, la cara me la salpicoentera, mis tetas, mis piernas, me baño en su semen.
-        ¿Te vas a tomar la lechita de papá?  – yo nunca lo había hecho hasta entonces, perome pareció que la situación lo ameritaba, así que trague lo que tenía en laboca y le mostré sacando la lengua que me la había tomado toda.
-        Toda me la tome.
-        Muy bien hijita, ¿y te gusto la lechitade papá?
-        Me encanto.
-        ¿Y la cojida de papá?
-        También.
-        Bien mi amor, ahora lo que vamos a haceres limpiarte, y mañana vamos a comprarte otro conjunto como el que te rompí.
-        ¿Pueden ser dos?  – pregunte como una nenita que pedía uncaramelo en el kiosco.
Como decirle que no a mi hijita preferida.

2 comentarios - Cosas de la cuarentena (la historia con mi padrastro)

sexpatagon
La verdad excelente! Y si hay una serie de relatos en esta línea va a ser aún mejor!
vfovfo
quede al palo leyendo en el laburo!!
Gran relato!
Saludos