Ese "otro lado" era su casa y hacia allí fuimos rápidamente, llegamos muy rápido porque estaban muy cerca del restaurante que habían elegido justamente para que no tardemos mucho en ponernos en situación y poder concretar lo que todos deseábamos. Pocos minutos después llegamos a la casa, un chalet hermoso y pasamos al living, nos sentamos un minuto Carlos sirvio unas copas de whisky para él y Quique. Entonces Silvia de inmediato me pidió que la acompañe a la cocina a preparar el café, pero allí casi nos olvidamos del café que ambas sabíamos que solo era una excusa para quedarnos solas unos minutos. Silvia se paró frente a mi, yo estaba parada apoyada en la mesada, se acercó y comenzó a desprenderme los botones de la blusa, y dijo - me tienen loca tus pechos nena, no puedo más de ganas de verlos y tocarlos. Yo me quedé inmóvil mirando como desprendía los botones lentamente, mi respiración se aceleró y se puso a mil, mis pezones respondieron por si solos y senti como rozaban la suave tela de mi blusa, esos segundos que tardó en abrir por completo mi ropa parecieron eternos, la guacha lo hizo tan lento que me provoco aún más ansiedad por sentir sus manos en mi cuerpo, terminó de abrir la blusa y mis pechos quedaron a su disposición, y entonces me miró a la cara y me dijo - Mi amor, que tetas hermosas tenes, moría por besartelas. Pero en lugar de besarmelas, me partió la boca de un beso, obviamente le respondí besándola apasionadamente, estaba tan excitada ya que no podía más, enseguida bajo con su boca a mis tetas y tomandolas con sus manos me las chupo, luego dejo una y dedico una mano a mi concha, se encontró conque no tenía bombacha, ya que me la quité en el auto cuando íbamos hacia la casa, se sorprendió, sonrió y me dijo. - Hija de puta, no tenes nada puesto y estas empapada. Nos reímos y le dije - jaja ¿y vos que esperabas? -¿querés que vayamos con los hombres? Me da igual, le dije. Entonces me tomo de una mano, pasamos por el living y sin detenernos, dijo. - chicos nosotras nos vamos a la cama, ustedes hagan lo que quieran, jajaa Subimos casi corriendo, los maridos nos dieron unos minutos antes de invadirnos y en cuanto entramos al dormitorio nos desnudamos completita las dos. Me tiré en la cama ya desnuda y dijo mientras se sacaba la tanga. - quiero comerte esa concha por Dios nena. Y de inmediato se acosto entre mis piernas y empezó a lamer delicadamente mis labios vaginales, pronto empezó a hurgar con sus dedos y a comerme la chuchi desesperadamente, obviamente gocé como una perra y no soy muy delicada para demostrar mi placer, empecé a gemir y dar grititos de placer que la pusieron más loca a ella y a nuestros maridos que dos minutos después ya estaban en primera fila en bolas dispuestos a cogernos, pero hubo un pequeño detalle, antes nos dejaron hacerles un show lésbico memorable, nos besamos, lamimos y chupamos completas, fue una de las experiencias mas hermosas que tuve con otra mujer. Silvia me dijo en medio de la calentura que moría por ver como Carlos me cogia y mientras ella distrajo a Quique haciéndole un pete, Carlos me besó en la boca, bajo rápidamente a mi concha y la chupo fervorosamente y ya no pude más, y grité que quería que me coja obvio que me iba a dar el gusto, pero se tomó su tiempo, se colocó entre mis piernas, las abrió y separó bien, mientras me miraba la concha y con una parsimonia que odié con todas mis fuerzas, se colocó un preservativo, yo estaba aceleradisima, caliente y desesperada y le dije. - vamos hijo de puta cogeme de una vez, mira como me puso tu mujer, por Dios quiero pija yaaa. La verdad que mi pedido o mi exigencia era genuina pero soné tan graciosa al decilrlo que todos nos tentamos de la risa y casi se arruina el momento, pero Carlos se repuso enseguida al ver a su mujer comerse la pija de mi Quique con la boca e invitándolo a que la garche frente a nosotros, así que se inclinó sobre mí y me la puso casi de una vez sin mucha delicadeza, como diría me la mandó a guardar como un animal, precisamente no tenía una verga muy chica así que senti como que me atravesaba una locomotora, pero estaba tan mojada y tan caliente que no me importó y más que dolor sentí un alivio hermoso al sentirme llena con toda esa poronga adentro mío. Y ahí estábamos al fin, después de toda la preparacion, la cena, el no postre y el café que no llegue a tomar, ahí estábamos los cuatro cogiendo juntos como nuestros hombres lo habían planeado, una con el macho de la otra. Carlos satisfizo mi pedido y me cogió con todo, empezó lento pero al sentir mi calentura y mis grititos aceleró la frecuencia de penetración y la verdad no se como describir esto sin ser vulgar, me recogió como un bestia, en un momento de mediana lucidez logre mirar a un costado y vi a mi marido cogiendose a esa hermosa mujer y mi excitación llego al extremo, ya no pude más y acabé como una perra mientras escuchaba como Silvia me alentaba y me gritaba de todo producto de su propia calentura viendo al marido gozarme y comiéndose ella misma a mi Quique. Espero que les haya gustado, quizás hubo algunos detalles más pero no estoy en mis mejores días.
Fiesta
Ese "otro lado" era su casa y hacia allí fuimos rápidamente, llegamos muy rápido porque estaban muy cerca del restaurante que habían elegido justamente para que no tardemos mucho en ponernos en situación y poder concretar lo que todos deseábamos. Pocos minutos después llegamos a la casa, un chalet hermoso y pasamos al living, nos sentamos un minuto Carlos sirvio unas copas de whisky para él y Quique. Entonces Silvia de inmediato me pidió que la acompañe a la cocina a preparar el café, pero allí casi nos olvidamos del café que ambas sabíamos que solo era una excusa para quedarnos solas unos minutos. Silvia se paró frente a mi, yo estaba parada apoyada en la mesada, se acercó y comenzó a desprenderme los botones de la blusa, y dijo - me tienen loca tus pechos nena, no puedo más de ganas de verlos y tocarlos. Yo me quedé inmóvil mirando como desprendía los botones lentamente, mi respiración se aceleró y se puso a mil, mis pezones respondieron por si solos y senti como rozaban la suave tela de mi blusa, esos segundos que tardó en abrir por completo mi ropa parecieron eternos, la guacha lo hizo tan lento que me provoco aún más ansiedad por sentir sus manos en mi cuerpo, terminó de abrir la blusa y mis pechos quedaron a su disposición, y entonces me miró a la cara y me dijo - Mi amor, que tetas hermosas tenes, moría por besartelas. Pero en lugar de besarmelas, me partió la boca de un beso, obviamente le respondí besándola apasionadamente, estaba tan excitada ya que no podía más, enseguida bajo con su boca a mis tetas y tomandolas con sus manos me las chupo, luego dejo una y dedico una mano a mi concha, se encontró conque no tenía bombacha, ya que me la quité en el auto cuando íbamos hacia la casa, se sorprendió, sonrió y me dijo. - Hija de puta, no tenes nada puesto y estas empapada. Nos reímos y le dije - jaja ¿y vos que esperabas? -¿querés que vayamos con los hombres? Me da igual, le dije. Entonces me tomo de una mano, pasamos por el living y sin detenernos, dijo. - chicos nosotras nos vamos a la cama, ustedes hagan lo que quieran, jajaa Subimos casi corriendo, los maridos nos dieron unos minutos antes de invadirnos y en cuanto entramos al dormitorio nos desnudamos completita las dos. Me tiré en la cama ya desnuda y dijo mientras se sacaba la tanga. - quiero comerte esa concha por Dios nena. Y de inmediato se acosto entre mis piernas y empezó a lamer delicadamente mis labios vaginales, pronto empezó a hurgar con sus dedos y a comerme la chuchi desesperadamente, obviamente gocé como una perra y no soy muy delicada para demostrar mi placer, empecé a gemir y dar grititos de placer que la pusieron más loca a ella y a nuestros maridos que dos minutos después ya estaban en primera fila en bolas dispuestos a cogernos, pero hubo un pequeño detalle, antes nos dejaron hacerles un show lésbico memorable, nos besamos, lamimos y chupamos completas, fue una de las experiencias mas hermosas que tuve con otra mujer. Silvia me dijo en medio de la calentura que moría por ver como Carlos me cogia y mientras ella distrajo a Quique haciéndole un pete, Carlos me besó en la boca, bajo rápidamente a mi concha y la chupo fervorosamente y ya no pude más, y grité que quería que me coja obvio que me iba a dar el gusto, pero se tomó su tiempo, se colocó entre mis piernas, las abrió y separó bien, mientras me miraba la concha y con una parsimonia que odié con todas mis fuerzas, se colocó un preservativo, yo estaba aceleradisima, caliente y desesperada y le dije. - vamos hijo de puta cogeme de una vez, mira como me puso tu mujer, por Dios quiero pija yaaa. La verdad que mi pedido o mi exigencia era genuina pero soné tan graciosa al decilrlo que todos nos tentamos de la risa y casi se arruina el momento, pero Carlos se repuso enseguida al ver a su mujer comerse la pija de mi Quique con la boca e invitándolo a que la garche frente a nosotros, así que se inclinó sobre mí y me la puso casi de una vez sin mucha delicadeza, como diría me la mandó a guardar como un animal, precisamente no tenía una verga muy chica así que senti como que me atravesaba una locomotora, pero estaba tan mojada y tan caliente que no me importó y más que dolor sentí un alivio hermoso al sentirme llena con toda esa poronga adentro mío. Y ahí estábamos al fin, después de toda la preparacion, la cena, el no postre y el café que no llegue a tomar, ahí estábamos los cuatro cogiendo juntos como nuestros hombres lo habían planeado, una con el macho de la otra. Carlos satisfizo mi pedido y me cogió con todo, empezó lento pero al sentir mi calentura y mis grititos aceleró la frecuencia de penetración y la verdad no se como describir esto sin ser vulgar, me recogió como un bestia, en un momento de mediana lucidez logre mirar a un costado y vi a mi marido cogiendose a esa hermosa mujer y mi excitación llego al extremo, ya no pude más y acabé como una perra mientras escuchaba como Silvia me alentaba y me gritaba de todo producto de su propia calentura viendo al marido gozarme y comiéndose ella misma a mi Quique. Espero que les haya gustado, quizás hubo algunos detalles más pero no estoy en mis mejores días.
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