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Javi

No dejes de pasar por mi mejor post

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa.html

No te vas a arrepentir!


JAVI

Había estado con muchos hombres en mi vida, pero sin dudas Javier sería diferente, alguien que dejaría una marca, un antes y un después.
Me había cruzado con él en unos de esos sitios de citas casuales, uno de los tantos por los que solía deambular buscando alguien compatible conmigo, sitios que generalmente me traían más problemas que beneficios, primero encontrar a alguien de mí misma ciudad, después, compartir un interés común, y luego, lo más difícil, ser compatibles.
Había pasado ya por muchos fiascos, personas que no eran quienes decían ser, personas que publicaban fotos de la web, personas que solo estaban para pasar el rato y me hacían perder el tiempo, en resumen, prefería el encuentro a la antigua, en algún boliche, en algún sitio real, lejos de la web.

Pero Javier me había parecido diferente, premonición. No vivía muy lejos de mi barrio, respondió rápido, cambiamos algunos chats y fui directo al objetivo, sin rodeos, un poco de buen sexo.
Por qué lo había elegido? fácil, si las fotos eran reales, pues tenía una pija hermosa, enorme, cabezona y lo que más me gustaba, bien gorda, que seguro me enloquecería al sentirla adentro.
Cambiamos contactos y nos pusimos de acuerdo cambiando palabras por WhatsApp.
Así fue, rápido, sencillo, sin preámbulos ni mucho más por contar.

Javier me había preguntado si conocía el parque de los Inocentes, un predio que estaba a media hora de casa en auto, así que si, no tendría inconvenientes, solo me pareció raro el lugar de encuentro en ese momento, pero sería una de las tantas rarezas que descubriría en él.
Al primer contacto visual me pareció un chico atractivo, de cabellos lacios, con un corte moderno, barba bastante corta, bien prolija, que a los rayos del sol se tornaba un tanto colorada, tenía unos ojos color miel muy llamativos y unas gruesas cejas muy marcadas. Era casi de mi estatura, y yo soy de estatura entre media y alta, de contextura armónica, a pesar de las prendas que cubrían su cuerpo pude distinguir una anatomía privilegiada, una sonrisa se marcó entre sus labios al verme

Vos sos Ricardo, o Ricky, cierto?

Fueron las primeras palabras, en ese atardecer cuando el sol moría en el horizonte, me tendió la mano como un caballero y cuando yo se la aferré fuerte con la mía entendí que estaba preso de su trampa, puesto que ya no me la soltó. Javier me arrastró a su lado y me forzó a que le acariciara la verga por sobre las ropas, me dio un poco de pudor puesto que estábamos en un lugar púbico y si bien no había muchas personas, esas cosas siempre me ponían en alerta, no es que no me gustarán, solo me sabían peligrosas.
Él tenía un jogging de algodón en color gris oscuro, y se me hizo excitante sobar su paquete, más al notar como su verga crecía rápidamente marcándose de una manera muy llamativa, él me observaba a los ojos quemándome con su perversa mirada, y yo solo me perdía en la situación, al punto de olvidarme de la peligrosidad del entorno.
Volvió a tomar mi mano y esta vez la llevó bajo su slip y pude palpar la generosidad de lo que cargaba, era gorda, llamativa y todo se fue de control

Con disimulo la sacó de su escondite, que rica y hermosa se veía, lo seguía masturbando y mis ojos caían con peso a su hermosa pija, se la acariciaba con ganas y mi boca se inundaba con saliva de deseo, mi culito goloso latía esperando su oportunidad, quise arrodillarme a sus pies para chupársela, pero él lo impidió, solo así, solo con mis manos.
Ahí estuvimos un rato, frente a frente, en silencio, con el calor del pecado en mi mano derecha, tan grande, tan preciosa, tan deseable. Los ojos de mi acompañante de pronto se cerraron con fuerza y sentí como sus espasmos lo sacudían de repente, solo hice lo que sabía hacer, entregado, sumiso, su leche caliente saltó con fuerza para ir a parar al verde césped, uno, dos, tres chorros, hasta que no salió más nada y las últimas gotas pegajosas chorrearon por su glande y por mi mano.

Recobré la calma y revisé con disimulo mi entorno, para asegurarme que nadie estuviera observando, no sabía cómo seguiríamos, solo esperé en silencio, pasando mi lengua a modo de limpiar mi mano y saber a qué sabía mi casual compañero, yo tenía un dolor punzante entre mis piernas, bajo el pantalón, y miles de preguntas rodando por mi loca cabeza.
Pero Javier solo recuperó su respiración para guardar su verga ya en reposo en su sitio
Solo dijo

Suficiente por hoy, estuvo bien para empezar, yo te llamo.

Me hizo un guiño de ojos, dio media vuelta y partió caminando, lo vi alejarse y ahí me pasó lo que siempre me pasaba, las palabras se me anudaron en la garganta y ya no salieron, acaso era todo? y que había de mí? deseaba descargar mi calor y él así me había dejado, una mierda.


Javi

Volví a casa con un odio mezclado con frustración, es que así no había imaginado las cosas, me clavé puñales, seguramente no había sido lo que él esperaba, muchas veces había pasado por esa situación de no estar a gusto con mi compañero de turno, solo que yo sabía salir del juego sin lastimar, pero Javier...
Cené en soledad, como siempre, pensando en lo ocurrido, miraba en vano mi celular a un lado de la mesa esperando algo que me hiciera cambiar de opinión, pero nada, pensé en ser yo quien volviera a contactarlo, pero algo de orgullo me quedaba, pero es que Javier, que hermosa verga tenía Javier...

Antes de ir a la cama miré por última vez mi celular, pero nada, nada de nada.
Fui por mis juguetes, elegí entre los muchos que tengo uno de las mismas proporciones de la pija de Ricardo y solo me animé a volar con mi imaginación.
Empecé a chuparlo, bien rico como se la hubiera chupado a él, imaginaba su glande en mi boca tan rico, lo llenaba de saliva y me la metía tan adentro que me daban arcadas, pero no importaba, sentí mi garganta estirarse en cada metida de ese juguete y abusaba del juego llegando a esas bolas de plástico, indicándome que ya tenía todo dentro.

No podía más, me masturbé con fuerza sin dejar de meterme ese juguete en mi boca, imaginando que era la de Javier y ya no pude retenerlo.
Cuando terminé estaba desnudo sobre la cama, con mi vientre y mi pecho empapado en semen y transpiración, con la respiración agitada y la garganta dolorida por el juego abusivo. Solo así pude conciliar el sueño.

Pasó un día, dos, tres, una semana, y en poco tiempo empezaba a olvidarme de él cuando sin pensarlo me llamó un mañana, quería que habláramos, lo acepté por un gesto de cortesía, pero con el miedo que luego, nuevamente se olvidara de mí.

Javier llegó puntual a mi departamento, con algunas facturas bajo el brazo, lo invité a pasar, le preparé un café con leche según me pidió y un vaso de leche fría para mí.
nos sentamos frente a frente, y empezamos a platicar, aunque en verdad fue casi un monólogo de su parte.
Javier era el clásico doble vida, tenía una esposa a la que amaba, doce años de casado, un niño de siete y una niña de cuatro, vivía no muy lejos de mi departamento, trabajaba en un proyecto personal y familiar con el que se ganaba la vida, tenía un perro que se llamaba Buffy y un loro parlanchín, le gustaba la naturaleza, los partidos de fútbol y salir a caminar por las mañanas cuando recién se levanta el sol por el horizonte
Me contó de su mal carácter, de su adicción al cigarro y su amor por la música en castellano, de sus sueños, de sus fracasos y... de sus amores...

Llegó el tema de sus amantes, me dijo que era feliz como era, pero de casualidad una vez había tenido sexo con otro joven, no se suponía que pasara nada, puesto que habían arreglado algún dinero de por medio y solo significaría eso, pero en ese encuentro se dio cuenta no sería solo la paga que le daría, sino también asumió que le había gustado, y le encantó el culito de ese chico, y fue demasiado tentador como para no repetirlo.
Y fue el primero, y hubo un segundo, y un tercero y ya no pudo detenerlo, el Javier secreto, el de las sombras, el que disfrutaba su papel de macho con otros machos, y llegué yo...


sexo


Me dijo que le parecí muy atractivo, muy sincero, pero que entendiera que él luchaba con sus propios demonios, que él no podía cargar con esa doble vida con gustos tan disímiles, y el peso sobre su conciencia, mirar a su esposa a los ojos, y sus hijos, y su madre...

No lo soporté más, solo fui sobre su sitio a sentarme en sus piernas y a besarlo profundo, muy profundo, para acallar con mis labios sus palabras, noté que se deshizo en mi boca, noté que cayeron sus barreras, noté que se entregaba al juego, Javier desnudó mi torso y empezó a besarme el pecho, a mordisquearme mis pequeños pezones y el calor de dos cuerpos refregándose entre sí nos invadió de repente, nos incorporamos por un instante para desnudarnos con premura.
Javier y yo éramos puntos opuestos, su verga era enorme, la mía pequeña, estaba muy macho, con vellos varoniles, yo me rasuraba por completo, incluso mi cola, era obvio que 'él sería él' y 'yo sería ella'

Javier se sentó abriendo sus piernas, con su rica verga erguida, muy sexual, muy caliente, fui a hacer mi trabajo, me senté al medio, se la tomé con una mano y la acaricié dulcemente, besé sus testículos por un buen rato, largos y suaves, lo hice desear y a decir verdad yo también lo deseaba, subí un poco y otro poco, con pequeños besos, minúsculos, dejando mi agitada respiración sobre su piel, subiendo lentamente hasta la punta, pero sin llegar a ella, volví a bajar, saqué mi lengua como una serpiente y volví a recorrerla, tan rica, tan esponjosa!
Me detuve entonces en su glande, rojo apagado, precioso, se lo lamí una y otra vez, en círculos, me lo metí un poco y otro poco

El frenesí y la locura nos fue invadiendo poco a poco, Javier me decía que se la chupaba muy rico, me tomaba por la nuca y me llevaba a una penetración más profunda, no me molestó porque era lo que yo deseaba hacer, lo quería todo, y empujé más y más haciéndolo atravesar mi garganta, aunque se me cayeran las lágrimas, aunque tuviera arcadas, aunque no pudiera respirar, no me importaba, la penetración profunda me llevó a topar mi nariz contra su pubis y pasar mi lengua por sus testículos, demasiado hermoso para dejarlo escapar.

Javier gemía en cada penetración profunda, y yo empujaba más y más adentro, y no pensaba parar, no lo haría
Solo se la chupaba y me masturbaba con fuerzas, era emocionante, me parecía sentir su glande en mi esófago, y él me alentaba a seguir, y de pronto, llegaría lo mejor, su sexo se contrajo y empezó a explotar, una melaza espesa y consistente empezó a abajar por lo profundo, incluso empezó a chorrear por los agujeros de mi nariz, fue tan potente que yo mismo empecé a eyacular ensuciando el piso y derredor.

Me retiré con la respiración entrecortada, degustando un profundo sabor a semen, exhausto, pero con los deberes realizados.
Javier me tomó entonces y me recostó sobre la mesa, levantó mis piernas y si bien tenía una pija muy gruesa, en verdad yo tenía mi esfínter demasiado goloso y entrenado, solo apuntó y me la metió haciéndome bramar, que rica se sintió, toda por completo adentro, tanto como lo había deseado y solo empezó a moverse muy rico.
Yo gemía teniéndome las piernas abiertas con sus brazos, por debajo de mis rodillas, el me hacía desear, me la metía lentamente hasta el fondo y después me la sacaba toda, me la metía lentamente otra vez y volvía a sacarla, sabía que me miraba el esfínter todo dilatado y eso me encantaba, me gustaba ser su puta, además, él me masturbaba con ganas y sentir su mano en mi sexo era exquisito

El cambio la jugada, me tomó por la espalda y me levantó en el aire como si fuera una chica, me enredé a su cuerpo y solo nos mantuvimos sobre sus fuertes piernas varoniles, me la dio con vehemencia, él era muy macho, y yo su niña.
Siguió hasta que la fuerza de sus brazos y de sus piernas llegaron al borde de la resistencia, entonces me bajo y me llevó nuevamente sobre la mesa, solo que, ahora dándole la espalda, saqué culo, le pregunté si le gustaba mi cola gay depilada mientras se preparaba a ensartarme nuevamente, vi el brillo en sus ojos y me la metió toda otra vez, me daba nalgadas y me decía cosas ricas.
Mi verga había quedado trabada entre la mesada y mi propio vientre y por el roce de los embates sentí que me vendría en cualquier momento.

Así fue, muy rico, con el placer indescriptible de su carne llenando mi culo empecé a escupir leche como un animal, gimiendo como una gatita en celo, apretando su verga con las contracciones involuntarias de mi esfínter.

Javier tampoco lo resistiría mucho más, pero el, llegado el momento, sacó su pija de mi culo, apoyó una de sus manos en mi espalda y con la otra se masturbó, fue genial la manera adrede que acabó muy cerquita de mi culito, sentí sus juguitos calientes bañando toda la entrada de mi dilatada caverna y como poco a poco corría por mis nalgas y por mis testículos.
El jadeo y la sacudió con golpes sobre mi piel, muy calientes, luengo sentí como pasaba su glande por el semen y por último volvía a metérmela toda, lo hizo un par de veces más hasta que lo sentí perder la erección


gay


Mi chico debía ir a trabajar, nos aseamos un poco, nos cambiamos y antes de partir me dio un profundo beso en la boca que me deshizo

Por la noche solo en la cama nos escribimos por chat, él estaba con su mujer en la cama, pero tenía la suficiente intimidad como para dialogar conmigo, me dijo que le había gustado mucho, le pedí fotos de su verga, me mandó varias en blanco y negro y yo solo me quedé embobado, como un tonto, suspirando al verlas y obviamente, terminaría esa noche masturbándome otra vez con un juguete enterrado en mi trasero.

Nos hicimos amantes en la oscuridad, él era una persona hetero para todos, pero se permitía íntimos deslices conmigo, y yo me conformaba con lo que me tocaba, no pretendía más de él, era suficiente que me rompiera el culo con su preciosa verga cada vez que pudiera.
Cada tanto le enviaba fotos mías, en tanga, depilado, con algún juguete en mi culito, algún video, y el a cambio, solo me llenaba con su monstruo, videos masturbándose, acabando, chorreando como una fuente, solo para morirme en deseo.
Cogimos mucho, demasiado, lo que piensen, lo que imaginen, recuerdo que le gustaba mucho que lo masturbara con una mano y lo hiciera acabar en un vaso, o en una copa, luego nos sentábamos frente a frente y sus ojos se llenaban de brillo observando como yo bebía sus jugos como si fuera un selecto vino.

Y si, hoy hable en pasado, hablo de recuerdos, porque estaba cometiendo el error que no podía cometer, me estaba enmarando de alguien que jamás me correspondería, porque él siempre mantendría su postura hetero para todo su entorno.
Y dolió, vaya que dolió...

Ese día, después de hacer el amor, el salió presuroso porque lo había llamado su esposa, y sabía que siempre sería así...
Fui rapido a mi coche, y lo seguí a la distancia, estacioné en un sitio apartado donde el no pudiera verme, ingresó a su casa y esperé lo suficiente.
Poco después el salió nuevamente, se había cambiado de ropas, conversaba efusivamente con una morena muy bonita adivinando que era su amada esposa, su hijo parecía muy excitado correteando con una pelota de fútbol, y él cargaba en brazos a la niña, la pequeña tenía los mismos cabellos oscuros de su madre. Un poco de gracia me daría la situación observada con Buffy, el perro, atado por una correa a la mano de su esposa, daba imprevistos tirones que ella apenas podía resistir, amenazando con desparramarla por la vereda, ellos reían y retaban en forma amistosa al pobre animal que hacía caso omiso a cada reprimenda.

Era la foto de la familia perfecta, esa postal de películas y comprendí que estaba de más en toda la historia, tarde o temprano lo arruinaría todo, porque aún podía dejarlo, pero si me seguía enamorando de Javier, estaba seguro que iba a hacer cualquier locura por él.
El bichito del amor aún no se había incrustado en mi corazón y con todo el pesar decidí ponerle punto final a nuestra relación
Se lo dije una noche de mayo, después de hacernos el amor, después de beber sus jugos por última vez, aun con el reciente amargor en mi boca, tomé el valor para decirle que se terminaba, que no habría próxima vez, él se negó, no quería saber nada, no pareció entenderlo en ese momento, pero estoy seguro que lo debe entender ahora, ahora que ha pasado el tiempo.


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