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100 lugares donde tener sexo. Capítulo 23

100 lugares donde tener sexo. Capítulo 23

100 lugares donde tener sexo es una serie de relatos que tiene como fin ampliar las opciones del lector, ayudándolo a encontrar un nuevo universo de oportunidades en donde disfrutar del sexo. Es necesario para ello aclarar que cuando hablamos de sexo no nos referimos solamente a la penetración, sino que también incluimos sexo oral, sexo verbal, toqueteo y todo lo que pueda calentarnos y excitarnos. Espero que lo disfruten y que los ayude a ampliar sus márgenes de placer.

CAPITULO 1

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Capítulo 23:
   Mis dedos se movían de forma acelerada tratando de no perder el hilo y seguirle el juego lo más que podía. Las cosas se habían calentado más de la cuenta y por alguna razón yo no quería parar, no quería romper esa fantasía que habíamos creado. Él seguía entusiasmado, creando un clima cada vez más caliente y dejándose llevar por la fantasía y por las ganas de hacerme gozar. Su juego estaba funcionando, pues cada palabra suya penetraba en mi mente y bajaba directo hasta mi entrepierna, haciéndome mojar por completo y dejándome con ganas de más. Era evidente que el deseo estaba por encima de todas las cosas y que la situación se había vuelto algo más que un simple juego de seducción.
   Me llamo Ingrid, tengo 24 años y hace ya un tiempo que estoy de novia con Thiago. Lo conocí gracias a una amiga en común de la facultad, quien me lo presentó porque según ella “éramos tal para cual”. No se equivocaba demasiado, pues Thiago y yo nos llevamos muy bien desde el minuto cero y terminamos dándonos cuenta que teníamos demasiadas cosas en común. Así empezamos a salir y a relacionarnos poco a poco hasta que decidimos llevar nuestra relación a un nivel más íntimo y emocional. Nunca fui de creer en los títulos en las relaciones o de hablar de “mi novio” cuando estoy con él, pero con Thiago era diferente, él había logrado que cambiara mi forma de pensar y de ser.
   Mi novio tiene mi misma edad y suele ser mi apoyo y mi sostén en todas y cada una de las cosas que hago. Me enseñó que una relación es mucho más que sexo y pasarla bien, sino que también es estar allí para el otro, confiar plenamente y apoyar en todo por más que no siempre estemos de acuerdo. Y es que desde que lo conocí le planteé en primer momento que quería irme a hacer una pasantía o master en el exterior y él me apoyó desde el principio. Thiago sabía que si eso pasaba íbamos a estar mucho tiempo sin vernos, o que podía ser un impedimento para que nuestro noviazgo avanzara, pero en lugar de poner trabas, me ayudó con los papeles y formularios, así como también a buscar vuelos y alojamiento económico. Quería que me vaya, pero no para estar lejos de mí, sino porque sabía que eso era un sueño y un deseo mío.
   - Lo que más voy a extrañar va a ser la forma en la que me cogés cuando te pones muy caliente.- Me dijo tratando de no darle importancia al hecho de que yo me fuera.
   Era evidente que eso no era lo que más iba a extrañar, pero era lo que podía decirme en forma de chiste para que mi partida fuera menos pesada. Él estaba organizando todo para ir a visitarme durante unas semanas, en las que íbamos a aprovechar para viajar y conocer un poco. Pero de esos seis meses que iba a estar afuera, solo nos íbamos a ver unos cuantos días por lo que iba a ser difícil para los dos. Es por eso que la noche antes de irme tuvimos una despedida muy caliente y apasionada en la que me encargué de cogerlo como a él le gustaba para que no extrañara tanto eso. A pesar de eso, los dos sabíamos que íbamos a necesitar la compañía del otro, el calor de nuestros cuerpos, por lo que despegarnos y despedirnos fue mucho más complicado de lo que creíamos.
   Las primeras semanas de mi vieja fueron bastante tranquilas. El curso que había elegido tenía materias súper interesantes y la interacción con gente de diferentes lugares del mundo me motivaba muchísimo a seguir. Extrañaba a mi novio, pero hablábamos todos los días y algunas noches hacíamos video llamadas para conversar, algo que apaciguaba un poco mis ganas de verlo. Solíamos mandarnos mensajitos contándonos pavadas a diario y a la noche nos sentábamos en la computadora y chateábamos por Skype para hablar de cosas más importantes, incluyendo video en algunas oportunidades. Eran mis momentos favoritos del día, pues me desconectaba de todo y me concentraba solamente en él y sentía lo mismo de su parte.
   “Te extraño mucho” me escribió un viernes a la noche (tarde para él) que yo había salido a tomar algo con mis compañeros de la facultad. Había pasado ya un mes y andaba necesitando su presencia, por lo que cuando volví unas horas más tarde, me conecté a la computadora sin importarme el sueño que tenía y nos pusimos a hablar. Tras intercambiar algunas palabras, Thiago me confesó que ese día se había calentado mucho y que pensó en mí todo el día. “Unas ganas de darte unos cuantos besos y chirlos en la cola” me dijo y después escribió un “jajaja” para apaciguar el comentario. Yo sonreí y le respondí diciendo que también extrañaba coger con él y que no veía la hora de vernos y poder hacerlo toda una noche.
   Lo cierto es que extrañaba horrores a mi novio, pero no tanto a nivel sexual, sino más a nivel emocional. Conocer nueva gente, vivir nuevas experiencias y estar todo el día pensando en diferentes cosas me había llevado a olvidarme del sexo, por lo que no pensaba en ello. No fue hasta que él lo mencionó que me di cuenta que llevaba ya un mes sin hacerlo y empecé a notarlo. De golpe me fijaba en otras cosas y sentía nuevos impulsos que no había sentido. De un día para el otro comencé a notar que varios de mis compañeros de cursada eran mucho más lindos de lo que había visto y que algunos llegaban a calentarme. También me cruzaba todo el tiempo con hombres atractivos, quienes lograban generarme cosas con apenas una mirada. Era evidente que el sexo se había metido en mi mente y que las ganas se hacían cada vez más presentes. ¿El problema? Todavía faltaban tres meses para que mi novio viniera a visitarme.
   “Hoy me levanté con ganas de hacerte cositas” le escribí un sábado a la noche cuando estaban a punto de cumplirse mis dos meses en el exterior. Ese día había amanecido muy caliente debido al sueño que había tenido. En este, Thiago y yo estábamos en una cama, completamente desnudos y nos besábamos y nos tocábamos de forma muy intensa para después pasar a algo más placentero aún. Decidí contarle acerca de mi sueño y para mi sorpresa, mi novio me contestó que con eso había logrado ponerle dura la pija. “Querés ver?” me preguntó de curiosa le dije que sí. Esperaba que Thiago me enviara una foto de su miembro, algo que habíamos hecho en otras oportunidades para jugar antes de algún encuentro. Pero en su lugar decidió llamarme y al activar la video llamada pude ver a mi novio completamente desnudo sentado en su escritorio y pajeándose con ganas.
   - Hola mi amor.- Me dijo sonriendo y no pude evitar una sonrisa al ver esa escena.
   - Me siento un poco vestida.- Le respondí yo riendo y él decidió dejar de pajearse para colocar las manos en el apoyabrazos.
   Eso no ayudó. Su pija bien dura y gruesa se quedó firme frente a mis ojos, apoyada sobre el cuerpo de mi novio y llamando la atención de mi mirada. “¿No querés ponerte un poquito más cómoda?” me preguntó mi novio y sus palabras resonaron por toda la habitación. Dejándome llevar por su juego, apoyé la notebook en la cama y me paré al costado de esta asegurándome que la cámara me tomara por completo. Me desprendí de la remera y escuchando las palabras de mi novio que se oían de fondo me desabroché el corpiño y se lo lancé a la computadora como si fuera él. “¡Qué hermosa que sos!” me dijo Thiago que volvió a agarrarse la pija con una mano y a tocarse de forma lenta y hasta seductora.
   - ¿Te gusta, mi amor? ¿Las extrañas?- Le pregunté acariciándome las tetas suavemente y mirando como él no le sacaba los ojos de encima.
   - ¡Sí, mi amor! ¡Las extraño muchísimo!- Me respondió él que se seguía tocando sentado sobre la silla.
   Entonces decidí continuar con el juego y me di vuelta para mostrarle mi espalda. Inclinándome suavemente para adelante, me desabroché el pantalón y comencé a bajármelo, asegurándome que mi cola quedara en primer plano para él. “¡Qué lindo, mi amor!” festejó él al poder volver a ver mi colita en persona. Girando la cabeza, observé como Thiago se pajeaba con las dos manos a la vez y jugué un poco con mis dedos tocándome suavemente y siguiéndole el hilo de la conversación. Pasaba mis manos por encima de mis nalgas y recorría con la punta de mis dedos mi propia cintura, imaginándome que se trataba de los dedos de mi novio Notaba el calor crecer dentro de mí y veía de reojo a Thiago que a la distancia se excitaba conmigo.
   - ¡Cómo me gustaría chuparte esa cola! ¡Te la comería toda, mi amor!- Me dijo entusiasmado y sus manos se empezaron a mover más rápido.
   - ¡Vení! ¡Comémela!- Le dije y apoyando ambas manos en mis nalgas, las abrí para que él pudiera ver como la tanga se perdía entre ellas.
   - ¡Sí, mi amor! ¡Toda te la voy a comer!- Dijo y automáticamente sacó la lengua como si estuviera chupándomela.
   Siguiéndole el juego, largué un gemidito de placer y di un pequeño saltito como si de verdad hubiese sentido la lengua de mi novio en mi piel. “¡Ay sí!” dije y empecé a mover la cintura suavemente hacia un lado y hacia otro al ritmo que Thiago seguía moviendo su lengua. Hacíamos como que la distancia no nos estuviera separando y jugábamos a sentirnos el uno al lado del otro. Yo le regalaba unos pequeños gemidos para que el pudiera seguir motivado y mi novio me seducía con su lengua, ayudándome a recordar lo que esta era capaz de hacer sobre mí.
   Entonces me bajé la tanguita de golpe y nuevamente le dejé un primer plano de mi cola para que pudiera disfrutar por unos segundos. Acto seguido me arrodillé al lado de la cama y frente a la computadora imaginándome que estaba delante suyo. “¡Vení mi amor! ¡Dame esa pija!” le dije y abrí la boca y saqué la lengua como si estuviera a punto de chupársela. Thiago se levantó de la silla y parándose frente a la notebook, se acercó lo más que pudo y me dejó su enorme y dura verga delante de mis ojos. “¡Mmm si mi amor! ¡Qué rica pija que tenés!” le dije con voz seductora y para estimular más la imaginación me metí dos dedos en la boca y los fui chupando como si de su cuerpo se tratasen. Estábamos los dos envueltos en llamas y dejándonos llevar por la calentura del momento.
   - ¡Qué lindo como la chupas! ¡Me encanta, mi amor!- Decía él que se pajeaba suavemente frente a la cámara.
   Su pija en primer plano me tentaba, me llamaba y me pedía a gritos que se la chupara una y otra vez. Yo imitaba los movimientos y simulaba su cuerpo con mis dedos, metiéndomelos en la boca y pasándoles la lengua por todos lados para que él pudiera ver lo que le estaba haciendo. Gemía con la boca llena y con la otra mano me acariciaba la concha, la cual la tenía cada vez más mojada. Thiago se pajeaba cada vez más rápido, cada vez más caliente y sin poder aguantarse las ganas. “¡Sí, mi amor! ¡Así!” me decía como loco y yo notaba el entusiasmo en sus palabras.
   Entonces ya no pudimos más. Yo coloqué la computadora en el centro de la cama y me senté frente a ella con las piernas abiertas para que mi novio pudiera ver como me tocaba para él. Thiago hizo lo mismo, sentándose de nuevo en la silla y alejándose un poco para que tuviera una vista completa de lo que sucedía en su habitación. “¡Cogeme mi amor! ¡Cogeme bien duro!” le pedí llevando una mano a mi entrepierna y empezando a tocarme con ganas. Frente a esa situación, mi novio se puso como loco y agarrándose la pija con ambas manos se fue pajeando cada vez más rápido. “¡Así, mi amor! ¡Sentila! ¡Sentila toda!” me decía y yo me imaginaba que mis dedos entrando y saliendo de mi conchita empapada era su hermosa verga.
   De golpe cerré los ojos, abrí los labios y me dejé llevar por la calentura. Escuchaba la voz de mi novio sonando robotizada a través de la pantalla de la computadora, pero yo me lo imaginaba encima de mí. Podía aguantar su peso, podía notar su respiración y sobre todo podía sentir su pija dura gruesa y bien firme entrando y saliendo de mi cuerpo a toda velocidad. “¡Sí, mi amor! ¡Gemí mucho! ¡Gemí que me encanta!” me pedía y de mi boca empezaron a salir gritos de placer bien puro que Thiago podía escuchar claramente. Estaba cada vez más mojada, más empapada, envuelta en una ola de calor que me ponía como loca y me hacía temblar las piernas.
   Entonces abrí los ojos y pude ver a mi novio dándose placer con las dos manos a la vez, seguramente imaginándose que estas eran mi conchita bien húmeda. “¡Ay sí! ¡Metémela toda! ¡Dale, mi amor! Cogeme bien duro!” le pedí gimiendo como loca y el espectáculo no se hizo esperar. Thiago empezó a acabar en un mar de gemidos y retorcijones de placer que fueron un show exquisito de poder apreciar. La leche salía disparada hacia los aires y le caía sobre todo el cuerpo así como en el piso, mientras que él se tiraba hacia atrás con los ojos cerrados y se apretaba la verga con fuerza. “¡Así, mi amor! ¡Toda la lechita quiero! ¡Qué rica lechita!” le dije apreciando esa hermosa escena y escuchando como la respiración de Thiago se hacía cada vez más profunda.
   Ese espectáculo me motivó a seguir tocándome cada vez más rápido. Ver como el semen salía de su pija de a chorros y caía sobre toda su piel cubriéndolo por completo me hizo acordar a cientos de noches en las que había hecho eso sobre mi propio cuerpo. Entonces sentí como mis ojos se abrían más y más, como mi boca se cerraba de golpe y ahoga un gemido que salió disparado segundos más tarde. “¡Ay sí! ¡Ay sí, mi amor! ¡Ay sí!” dije como loca sin poder contener mis dedos que entraban y salían de mi cuerpo empapado. Acabé gritándole a la cámara y viendo a mi novio rendido en esa silla, cubierto de su propio semen y respirando agitadamente por el placer. Sin dudas, la escena era perfecta.
   Después de eso, nos quedamos unos segundos en silencio y no pudimos aguantar la risa mientras nos mirábamos. Thiago fue a limpiarse mientras yo me cambiaba y como si nada hubiese pasado, volvimos a conversar sobre diferentes cosas hasta que el sueño se fue apoderando de mí. “Chau mi amor, hasta mañana” nos dijimos y apagué la computadora para ir quedándome dormida lentamente sobre la cama. Habíamos encontrado un nuevo margen de place y los dos estábamos dispuestos a hacerlo con tal de llevar de una forma mejor nuestro distanciamiento. Me había encantado verlo así de activo, así de suelto y tocándose para mí. Faltaban dos meses para reencontrarnos, pero en ese tiempo iban a haber muchas conversaciones calientes más por computadora.


Lugar n° 23: Computadora

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PRISIONERA (FANTASÍA)
UNA DIOSA. CAPÍTULO 1
LAS HERMANAS DEL PUEBLO. CAPITULO 1

4 comentarios - 100 lugares donde tener sexo. Capítulo 23

Pervberto +1
Delicia de retorno, con una bella y potente descripción de placeres remotos que la pandemia ha vuelto tan comunes.
HistoriasDe +1
Muchas gracias!!
garcheskikpo +1
extraordiner, ambientado a las nuevas épocas je.

van puntos y puntines
HistoriasDe
Muchas gracias!
Hernann27 +1
vamos retornando, me alegra mucho! espero cruzarte...van puntos y felicitaciones obvio!!
HistoriasDe
Gracias!!