Hacía ya tiempo no me andaba con paños calientes con mi marido. Le había confesado meses atrás, un hombre me mandaba fotos y videos desnudo. Eso me ponía terriblemente cachonda hasta el punto de que mientras él lo hacía me tocaba todas las partes ocultas de mi cuerpo estallando en húmedos orgasmos.
Un buen día estando en un taxi me llevaba a casa recibí una foto suya. Estaba de pie. Unas piernas tensas y musculosas soportaban su hingle y paquete abdominal. De su entrepierna brotaba una enorme verga que asomaba tiesa y dura a través de una de las perneras remangadas de sus calzoncillos y que exhibía con sus manos en la cintura.
En el mensaje ponía...
-Mira qué polla me has puesto hoy. Me he corrido pensando en ti como un caballo.
-Por cierto... la semana que viene voy a México en viaje de negocios. Podré conocerte?.
Buuuuuffff.... eso me volvió loca. Tardé 15 minutos en responderle porque no me lo podía creer.
Le dije... -Si, cariño. Claro que si...
La cabeza me daba vueltas y no sabía si había hecho bien en responderle afirmativamente o no. Pero la suerte estaba ya echada.
Por cierto, no me he presentado. Me llamo Flor, soy casada, mexicana y feliz madre de un pequeño de tres años. Tengo 35 años, estoy ya entrada en carnes y me encanta ser mujer y que me hagan sentirme así.
Tengo unas caderas generosas y unas buenas tetas para excitar a mi marido y a mi amante. Mi pelo es oscuro y no, no soy esa clase de mujeres delgadas hasta el extremo sino una real hembra bien hecha.
Mi marido se llama Luis y casualmente mi amante cibernético... Luis y es español.
El taxista me dejó en mi casa y cuando saqué la primera pierna del vehículo me di cuenta mi coño estaba totalmente encharcado cosa que pude comprobar al entrar en mi habitación.
No sabía qué hacer ni qué pensar. Estaba totalmente confusa.
Me senté en el sofá a recapacitar y me dije...
-Para qué le diría que si???.
De repente, un primario instinto hizo que encendiera mi portátil en el salón de mi casa y rebuscase entre cientos de archivos en una carpeta que ponía... "El Español".
Subí mis faldas y palpé la parte baja de mis blancas bragas a la sazón terriblemente mojadas. Abrí la carpeta y surgieron cientos de pics en los que salía la polla de Luis II en todas formas posibles e imposibles y comencé a acariciar mi clítoris. Hacía frío y puse un calefactor en el suelo directamente enfocado a mi coño. Eso me produjo un escalofrío brutal que hizo mis pezones erectasen a la primera. Sentada y apoyando mis piernas abiertas en la mesa comencé a tocarme los senos y mi vag a la vez que mi ano.
-Joder, qué corrida me voy a meter hoy...
Me dije...
-Voy más caliente que un horno...
Fui pasando todos los pics y me centré en una fotografía en la que la polla de mi amante estaba tiesa, venosa y tensa. Parecía iba a estallar.
Imaginé esos cientos de pollas eran mías y que rodeaban todo mi cuerpo. Todas de un mismo hombre del cual coleccionaba sus pijas y húmedos mensajes en mi celular y ordenador. Quería una buena polla en esos instantes. Esa polla en concreto.
Si quería ponerme caliente con abrir sus carpetas enseguida lo conseguía.
Un terrible estertor partió de lo más reptiliano de mi cerebro, recorriendo mis pechos y estómago para acto seguido bajar por mi clítoris proporcionándome un orgasmo inmenso a la vez que movía mi pelvis como una posesa de arriba a abajo. Señal inequívoca de que me había corrido como una perra.
-Pinche español!!!!. Pensé... -
-Se creen todos Hernán Cortés...
Palpé mis pezones tan duros que podrían haber rayado el cristal y me tumbé totalmente relajada en mi cama de matrimonio no sin apagar antes el ordenador cayendo en un inmenso sopor. Mientras, mis piernas temblaban sin cesar.
En esos momentos me di perfecta cuenta no me había dado tiempo ni de quitarme las bragas.
Me desperté al cabo de media hora totalmente relajada para irme a la ducha.
Cogí mi móvil, enfoqué mi vulva aún totalmente encharcada y le hice una foto a mi coño abriéndolo con mis manos.
Inmediatamente le mandé esa foto al español.
En el mensaje rezaba...
-Si vienes a México esto te estará esperando, cariño...
No me respondió.
Mandarle fotos a ese hombre desnuda o con mi concha abierta me proporcionaba un plus de placer.
Me sentía totalmente liberada al caso.
Me excitaba enormemente que un desconocido se masturbara viéndome de esa forma. Además, eso me preparaba para pensando en ello llegar a unos orgasmos increíbles.
Me quité unas bragas totalmente inservibles, cogí unas limpias y me duché dirigiendo el chorro a mi clítoris como hacía siempre. Tuve otro orgasmo pero esta vez lo hice tan solo por inercia. Sin pensar en nada a pesar de haberle mandado esa foto al español.
Estaba acostumbrada a masturbarme con cierta asiduidad. Luis, mi marido viajaba mucho y muchas veces necesitaba hacerlo. Si no lo hacía me sentía irascible y nerviosa. Inquieta.
Al día siguiente vino Luis del D.F. y le conté lo del español.
-Así que Pizarro vuelve a conquistar México?.
-No!!! Ese fue Cortés...
-Mamá, mamá quienes son esos señores y cuando van a venir?.
-No te preocupes... se murieron hace ya tiempo...
-Y si se murieron como van a llegar?
-Ayyyy... qué niño!!!. Se quiere enterar de todo...!!!.
-Qué cotilla...!!!. Exclamó mi marido.
Él y yo estuvimos largo tiempo platicando sobre el tema. Mi marido se lo tomó como nada importante y dio cuenta tenía una fantasía que era el español.
-Pues qué menos que invitarlo a comer... dijo Luis.
-Si, lo haremos. Quiero conocerle. Más comidas y menos cenas...
-Una cosa te voy a decir, Flor... ponte bien guapa para nosotros.
Aquella noche mi marido y yo hicimos el amor como si no hubiese un mañana.
No sé si imaginaba lo que pretendía hacer con esos mis dos hombres pero me moría de ganas por probarlo. Creo que aquel día llegué a dos orgasmos con mi marido porque en el fondo de mi subconsciente afloraba esa mi fantasía. Una fantasía había tejido desde adolescente y que jamás me la había podido quitar de encima. Al día siguiente, llegaba el español y por la tarde fui a comprarme unos ligueros blancos. Salí de la tienda muy cachonda de solo imaginarme con ellos puestos para dos hombres.
Al pequeño lo habíamos dejado con Lupita, una amiga y mientras preparaba unas margaritas de José Cuervo vi desde la ventana de la cocina un hombre vestido en jeans con una camiseta de Metallica y una bolsa pagando a un taxista en su escarabajo.
Luis, había salido a buscar unas Coronitas y en cuanto llamó a la puerta abrí como un rayo.
Un tipo alto y delgado de unos 50 años con el pelo rasurado a cepillo que bien pudiese haber sido un gringo norteamericano me dijo con acento español...
-Eres Flor??.
-Ohhhhh... si soy yo. Tu, tu... debes ser Luis no?.
-Si, el mismo.
Su aroma a limpio, recién rasurado, su blanca tez europea y su sonrisa hizo que lo acompañase dentro de la casa. Lo besé y abracé con locura. Sentí algo realmente especial que me embriagó totalmente recorriendo un escalofrío por todo mi cuerpo. Me agarré a su cintura y él comenzó a tocar mis pechos y muslos advirtiendo llevaba mis nuevos ligeros para la ocasión. Mis tetas, erectas perdidas a punto estuvieron de salirse de mi sujetador. Estaba totalmente turbada.
Al tiro, noté como una gran erección rozaba mi estómago pero me separé de él.
-Ohhhh... perdona, Luis... ha sido todo tan rápido... le dije mordiéndome los labios sin darme cuenta. Pero siéntate, mi marido está al llegar.
He preparado unas margaritas.
-No soy así con todos...
-No te preocupes.
-A mi me gusta seas así conmigo y tu marido. Me dijo con una sonrisa.
Le serví una margarita granizada de una jarra y yo me puse otra.
Sin darnos tiempo a nada más mi marido entró en casa.
-Hola!!!. Tu debes ser Luis el amigo de mi mujer.
-Si. Soy yo. Y tu, Luis. Su marido.
-Tienes una mujer muy guapa y agradable.
-Muchas gracias. Es que ella es así de verdad.
-Estoy al tanto. Además, mírala. No sabía era tan estilosa. Parece un cisne.
Fingí no darme por aludida.
Ambos se estrecharon las manos y se sentaron en la mesa del salón. Una mesa había dispuesto ya para comer.
Mientras hacía unas enchiladas los oía hablar y reír.
No, Luis no era esa clase de europeo de gola y flema que se creen superiores por haber sido los dueños del planeta. Era sencillo y amable. Además, educado con nosotros. Los europeos por regla general son tipos pagados de si mismos que a pesar de hablar cada uno un idioma distinto son una potencia económica de primer orden y que teniendo un 8 por ciento de la población mundial acarrean el 50 por ciento del gasto social del planeta.
Se puede decir que el resto del mundo y América les importa un bledo. Pero Luis no era así.
-Te ayudamos en algo?. Exclamó mi marido.
-No, no hace falta...
Ya no sabía ni que hacía. Estaba más pendiente de esos dos hombres que de lo que estaba cocinando. Verlos ahí tan contentos charlando de fútbol, política y economía a la vez que fumando y bebiendo como carreteros, me ponía totalmente cachonda. Y es que los hombres son realmente gregarios. A todos les gusta lo mismo y solo cambian en cuanto una mujer entra en su grupo. Uno más mexicano que Porfirio Díaz y otro más europeo que Wagner se entendían a las mil maravillas. Yo iba a ser la protagonista porque yo y solo yo sería el centro de atención de esos dos hombres ya maduros y experimentados.
Me encanta escuchar a los hombres hablar de sus cosas bebiendo con control.
Se vuelven más graciosos, cariñosos y deshinhibidos.
Un hombre maduro que sepa beber es admirable y no esos mierda de críos de 25 ó 30 años se ponen de tequila barato hasta el culo y nos faltan a nosotras. Siempre la toman con alguna mujer en sus lamentables borracheras. Se creen más machitos por beber.
En el stéreo sonaba "México City Blues" de Javier Vargas y a continuación "Cuando los Ángeles Lloran" de Maná.
Antes de servir la comida la dejé reposando un rato y fui a mi habitación para ponerme guapa.
Me quité el sujetador, y no me puse bragas. Me perfumé y maquillé. Mis uñas me las había pintado un día antes.
Si. Le había hecho caso a mi marido en eso de ponerme guapa.
Llevaba puesta una blusa blanca, una falda negra y unos zapatos de tacón de cuña que realzaban mis hechuras de mujer ya entrada en carnes y edad.
Luego de hacerlo, entré en el salón y al agacharme y besar a mi marido mirando al español pude observar como él advirtió por encima de mi escote mis tetas.
Les guiñé un ojo diciendo...
-Vamos a comer, chicos...
Ellos se apresuraron a ir a la cocina por una botella de vino recogiendo las copas de las margaritas. La cocina es estrecha y pude sentir como Luis II hizo lo posible al pasar con tal de refrotarme su polla por mi culo.
Esa travesura y atrevimiento me puso a 100.
En realidad, cuando me había quitado las bragas noté las llevaba mojadas. Estaban llenas de mi. La verdad, fue que con esos dos hombres en el salón de mi casa hubiese mojado todas las bragas me regalaba mi marido. Tenía ganas de hombres. De dos hombres. No de uno.
Tal y como se estaban desarrollando los acontecimientos pronto tendría dos pijas y 4 huevos llenos de leche en la boca como postre.
Mi marido sirvió el vino poniéndome un poco de más. Él sabe eso me pone cachonda y deshinhibida.
Comenzamos a comer los tres y Luis II nos explicó cómo era la vida en Europa.
Europa siempre ha sido un continente al cual mi marido nos habría gustado mucho ir. Visitar sus catedrales, monumentos y museos iba a partir de ahora ser una oportunidad puesto que Luis nos invitó a pasar una temporada en Zaragoza, su ciudad natal lejos de pagar costosos hoteles.
Para celebrarlo mi esposo descorchó una botella de champán y brindamos.
Si el vino me ponía cachonda no digamos ya el champán...
Puse mi mano al rato sobre la pierna de mi marido y a hurtadillas me quité uno de mis zapatos. Así las cosas y con mi pie, logré alcanzar la entrepierna del español quien rápidamente se retrepó en la silla. Noté como su verga se ponía en erección y la de mi esposo en mi mano derecha.
Los dos me miraban como aves de presa y yo estaba tan cachonda que empezaba a perder la noción del tiempo a lo cual exclamé...
-Uhhh!!!!!. Se me olvidaba... El postre. Sentaos allí en el sofá que os lo llevo.
Ambos obedecieron y lo hicieron no sin llevarse la botella de champán.
En la cocina me despojé de mi falda y blusa y salí al salón con mis tetas erectas, mis tacones y mis ligueros nuevos. Ya he dicho iba sin bragas.
-Este es el postre... chicos!!!!!.
Comencé a tocarme las tetas delante de ellos y me senté entre los dos. Ambos me acariciaron y me besaron. Estaba rodeada de sus cuatro brazos que sobaban todo mi cuerpo. El español se decidió por meter su mano por mi coño y advirtió lo húmedo que estaba.
Mi marido dijo...
-Cómo me gusta cuando no te pones bragas...!
Para entonces, los pantalones de ambos estaban ya bajados y tenía sus vergas erectas una en cada mano subiéndolas y bajándolas para ponerlas aún más tiesas.
Enseguida adiviné las intenciones de los dos cuando rápidamente se pusieron de pie.
Sus pijas, tiesas como tablas rodeaban mi cara a diestra y siniestra.
Mi marido exclamó...
-Chupa!!!!.
A lo cual comencé a engullir su polla hasta la garganta mientras asía con la otra mano la polla de mi amigo.
Me estaba volviendo loca!!!.
Abandoné la pija de mi marido quien comenzó a masturbarse mientras trataba de tragar la enorme polla del español. Como no podía tragar ni una cuarta parte me ayudé de mis manos para mamársela mientras mi marido competía por metérmela cruzada a la vez con magros resultados porque las dos no me cabían.
Exhausta, me incliné sobre el respaldo del sofá y mientras trabajaba la polla de mi marido el español sorbía mi clítoris y ano.
Me estaba volviendo loca ver lo que hacían esos hombres conmigo y el interés se tomaban.
Gemía como una posesa en ese sofá y el olor a hombre me embriagaba por completo.
Me corrí en la cara de ese español sin remedio y con la polla de mi marido en mi boca.
-Huuuuuuummmmmmmm......!!!!!!!. Exclamé.
Ambos comenzaron a besarme y tocarme por todos los lados y yo a acariciar sus húmedas pijas de mi saliva y flujo. Me temblaban irremediablemente las piernas y de esa guisa esperaron a que me repusiera.
Si. Esos dos hombres me amaban con una locura rayana lo extremo y eso me gustaba.
Todo me daba vueltas en esos instantes y mi almeja estaba totalmente palpitante.
De ella sobresalía un clítoris más erecto de lo normal y mi culo estaba perfectamente ya lubricado.
Cuando esos dos hombres me incorporaron en ese sofá para penetrarne había dejado un buen charco de mi en el asiento del sofá.
Mi marido me puso de lado y tanteando la dureza de su verga me la clavó a la primera. El español se puso de rodillas en el sofá y así su tremenda pija con las manos para metérmela en la boca.
Un clip de mis blancos ligueros se desprendió de mis medias.
Ambos empezaron a bombear en mi y yo me sentía llena de polla.
-Mira como me estoy jodiendo a mi mujercita. Pone hasta los ojos en blanco de gusto!!!. Dijo mi marido.
-No te da envidia?. Luego te la joderás tu que está ansiosa por probar polla nueva. -Joder... qué gusto me da follármela mientras se traga tu gran verga. Hacía tiempo deseaba esto!!!.
En esa postura la pija de mi marido tenía dificultades para entrar pero aún así lograba penetrarme. Yo quería sentir la polla de mi español como fuese y por eso me estaba dejando joder por esos hombres. Si hubiese sido otro no habría aceptado ese velado trato entrambos.
Mientras, chupaba con verdadera devoción la tiesa verga del español.
Sé que muchos pensarán soy una zorra pero no es así. Quería, admiraba y deseaba a esos dos hombres con locura. Y que me compartieran llevando ellos la voz cantante haciéndome de sus ocurrencias para mi.
De vez en cuando alzaba la vista para ver como disfrutaban. Sus gemidos y caras de placer eran más que elocuentes.
Parecían no hubiesen visto una mujer en su vida. Había sabido ponerlos salvajes y primitivos como dos animales en celo que competían por su hembra en mitad de la sabana.
Hasta entonces todo había sido una tortura. Si he de ser sincera, la mitad de las veces me acostaba con mi marido se debía en parte a lo caliente me había puesto durante días ese español del demonio. Me levantaba salida y me acostaba masturbándome en silencio a veces, con mi marido al lado durmiendo.
Solo así lograba aplacar mis calenturas.
En ocasiones, soñaba ese extranjero me penetraba con su verga en un callejón a oscuras, un baño, un portal o un lugar público. Era entonces cuando me levantaba completamente mojada y me masturbaba antes del desayuno.
Tanto mi marido como mi amante a distancia colmaban todos mis deseos hacia los hombres. El resto me daban igual y para colmo se llamaban de la misma forma y tenían la misma edad.
Muchas veces, no me daba tiempo ni a entrar en mi casa de lo excitada me ponía el español por Wattsapp. Aparcaba el coche en mi plaza de garage y me tocaba el coño hasta correrme en los asientos de detrás. Cuando un desconocido pasaba al lado sin advertirme me ponía cachonda perdida y me corría al tiro.
Estaba pensando en esto cuando de mi boca se desprendió un largo hilillo de saliva que fue a parar a mis tetas.
Los gemidos de esos hombres hicieron que regresase de esos mis pensamientos.
-Quieres probarla???. Dijo mi marido.
-Si, si... fóllame ahora tu. Exclamé.
Mi marido se desprendió de mi y el español me colocó a 4 patas en el sofá.
Por fin iba a probar esa polla.
Me abrió bien el coño y refrotó su verga por mi culo. Una pierna la apoyó estirada en el suelo y una rodilla en el sofá para darme más cómodo.
Estaba ansiosa.
Noté enseguida como la cabeza de su pija se abría paso por mi almeja y poco a poco se deslizaba a lo largo y ancho de mi agujero totalmente lubricado para esa ocasión.
A mitad, él movió sus caderas de izquierda a derecha ensanchando así mi coño. Hasta que con cuidado me la clavó hasta los huevos.
En esos momentos estaba a punto de correrme. Esa tremenda pija de 19 centímetros entraba y salía llegando siempre más y más adentro hasta chocar su punta con mi útero. A cada embestida sentía algo que entraba y que nunca tenía fin.
-Jooooderrrrrrrr!!!!. Exclamé. Cuando la tuve bien dentro.
-Esto si que es una buena polla!!!!!.
Mi marido se sentó en el sillón en frente de mi y de Luis II . Veía como se masturbaba viendo como el salvaje de su anfitrión se estaba follando a su mujer.
Mi coño emitía extraños sonidos a mojado cada vez que me embestía.
Dame más Luis... me voy a correr. Más fuerte. Te lo suplico!!!!.
Él incrementó el ritmo de sus embestidas que se convirtieron en frenéticas.
Así las cosas, me corrí en un minuto mientras mi marido desalojaba grandes cantidades de semen mientras se masturbaba. Él y yo nos habíamos corrido a la vez...
-Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!.........
Mi español se dio cuenta de la situación y dijo....
-Paro???.
-No, no... sigue que me voy a correr otra vez.... No pares, por favor...!!!!. Te lo suplico. No sabía podía ser multiorgásmica.
Así fue. Empalmé dos orgasnos seguidos. Un orgasmo llamó a otro de lo excitada estaba ese día.
Eso no me había pasado jamás!!!.
Tuve dos orgasmos tan seguidos que cuando acabé con el segundo la pija de mi marido aún se movía entre estertores sin control alguno desalojando las últimas gotas de semen bombeaban sus huevos mojando así su entrepierna.
-Joder... esto si es un buen postre!!!!. Exclamé mientras me corría mirando a mi marido a los ojos. Unos ojos vidriosos de placer.
Poco a poco, noté como el español cedía a sus embestidas pese a que me penetraba fuerte y firme cogiéndome de mis generosas caderas.
Era evidente estaba a punto de correrse.
Por un momento se separó de mí, me senté en el sofá y puso su enorme polla en mi cara.
Una pija tiesa como un candelabro y jugosa de mi miraba mi cara ante lo cual no me lo pensé dos veces y comencé a chupar esa anaconda.
Él gemía sin parar y mi marido desde el sillón no daba crédito a que su mujercita pusiese tanta dedicación dándole placer a un hombre.
La polla de Luis II estaba a punto de estallar.
Unas azules venas recorrían todo el tronco de su gran pija y un par de huevos completamente apretados se tornaban casa vez más tensos.
Cuando estuvo al punto de leche se separó de mi y comenzó a masturbarse delante de mi cara.
Lo primero que pensé era que me iba a dejar llena de su semilla por todas partes como así fue. Eso me puso muy cachonda. Ningún hombre hasta entonces se había atrevido a correrse en mi cara.
Eso iba a hacer me sintiera una furcia.
Tres terribles descargas de lefa llenaron mi rostro dejándome las mejillas, pelo, nariz y frente perdidas de un semen dulce y espeso. Era evidente ese hombre hacía tiempo no eyaculaba.
-Ohhhhhhhhhhhhh...Florrrrr... qué corrida!!!!.
Ese hombre se había aliviado en mi cara como un animal salvaje y yo me sentía orgullosa de ello.
Sus 19 centímetros de verga se movían sin control alguno y me metí la polla de mi amante hasta lo más profundo de mi boca para limpiarla.
Él la sacó y me la restregó por mi cara esparciendo así todo su esperma por mi rostro como si fuese un cuadro.
Mi marido exclamó.
-Joder... qué a gusto se ha corrido este tío en la cara de mi esposa!!!.
Él se derrumbó en el sofá con una polla palpitante que iba de lado a lado y mi marido se levantó y besó aquellas partes de mi cara no estaban impregnadas de la esencia del español diciéndome...
-Muy bien, cariño... lo has hecho muy bien. -Te ha gustado?.
-Si, amor!!!.
-Él me abrazó con toda las fuerzas de sus brazos y me dijo...
-Vamos, amor. Ve a limpiarte. Te quiero más que a nada en el mundo!!!!.
Así lo hice. Me agarré el clip se había soltado de mis ligueros y en el espejo del baño comprobé como estaba llena del caliente esperma de mi amante. Un esperma que deslizaba por mis tetas, cuello y estómago.
Estaba llena totalmente de su amor.
En ese espejo advertí mi rimel y el rouge de mis labios estaban corridos por lo que me despojé de todo mi maquillaje.
En esas, el español entró en el baño.
No supe porqué pero un acto reflejo hizo cogiera una toalla y me tapara los pechos.
Se colocó a mi lado y limpió su pija de esperma diciéndome...
-No sé para qué te maquillas si estás mejor sin nada.
-Muchas gracias.
Eso hizo que mi autoestima subiera a las nubes.
Me abrazó y me besó.
-Eres una mujer magnífica. Una florecilla golosa. Qué suerte tiene tu marido... vendrás a verme?.
-A ver si podemos. Es que... el niño es pequeño y...
-Pues os lo traéis.
-Si?.
-Claro que si.
-Gran madre, gran esposa, gran amante... lo tienes todo, ehhhh?. Te has planteado porqué?.
-No.
-Pues es por ti.
Ningún hombre me había hecho sentir más segura hasta entonces.
Luis II me besó en la cara y se fue con mi marido.
Se pusieron unas camisetas pero no los calzoncillos y apuraron la botella de champán.
Estaban radiantes los dos. Y yo... más.
Una inmensa alegría me rodeaba. Me sentía una mujer querida y admirada.
Pero el español partía al día siguiente a su país y en un frío atardecer de México se despidió de nosotros.
Lupita trajo al niño a casa. Mi marido y yo preparamos la cena y nos fuimos a la cama. Estaba exhausta. Ahíta de ese día que fue para mi toda una revelación.
-Te vuelve loca ese español, verdad?.
-Si. Me gusta mucho pero yo te quiero más que nunca.
Mi marido comenzó a besarme y a lo que quise darme cuenta una verga tiesa y fuerte hurgaba en mi coño hasta deslizarse hasta lo más profundo de mi.
Comencé a gemir de placer y ambos nos amamos como nunca. Me corrí con él dentro y noté como una intensa descarga de semen lubricó por entero las paredes de mi coño en el preciso instante él se corría.
Al día siguiente y cuando mi marido hubo salido hacia el trabajo recibí un mensaje.
-Buenos días, Flor. Mi avión se demora y no sale hasta la tarde. Me dará tiempo de despedirme de vosotros.
Estaba sola en casa. A mi hijo ya lo había llevado a la guardería.
Él apareció con un enorme ramo de flores.
Me sonrojé al verlo como si fuese una niña pequeña.
Besé y abracé por última vez a ese hombre. Verlo con ese ramo me había vuelto literalmente loca.
Mi mano derecha en mitad de nuestro tierno abrazo fue instintivamente a depositarse en la entrepierna de mi amigo ya erecto.
Me puse de rodillas y bajé el elástico de su ropa interior.
De dentro salió como un muelle una terrible polla empalmada que miraba al techo.
La engullí entera como en el día anterior.
Estábamos solos y eso hizo diese ese paso presa de la excitación.
Saqué por encima de mi top mis tetas y jugueteé con esa pija entre las dos.
Él gemía sin parar.
-Me encanta tu verga, Luis...
-Y qué tiesa está!!!. Está tremenda así. Como a mi me gusta. Siempre en forma!!!.
Chupé sus huevos. Unos huevos llenos del esperma iba a derramar en mi boca.
Pese a mis esfuerzos por tragar entera esa tremenda pija no logré hacerlo. La cogí con las dos manos y comencé a subir y bajar mi boca por ella.
Él cada vez estaba más y más en tensión moviendo sus caderas adelante y atrás y cogiéndome con su mano del moño de mi pelo.
Un hilillo de mi saliva mojó mis muslos.
-Sigue, Flor... sigue mamando así...!!!!. Por favor...!!!.
-Qué bien la chupas!!!!.
-Es que soy muy golosilla...!.
-Te gusta, ehhhh?. Ya lo sabía yo...!
De vez en cuando sacaba su anaconda de mi boca y subía y bajaba agarrando con mis manos su brillante polla rebosante de mi saliva y su líquido preseminal para que se corriera un poco más tarde.
Pero en cuanto volvía a tragar su pija comenzaba a jadear otra vez como un perro.
Noté como se iba a ir de un momento a otro y le dije...
-Dónde se quiere correr mi españolito esta vez?. En mis tetas, en mi boca o en mi cara...???.
Ni siquiera contestó.
Cada vez se le veía más inquieto y nervioso procurando no hacerme daño evitando meter su pija hasta lo más profundo de mi garganta.
Él no pudo más.
Un terrible grito seguido de unos gemidos como de animal herido dieron paso a una inmensa corrida que supe saborear en mi boca.
Noté en mi paladar como varios disparos de su lefa dulce y espesa inundaban mi garganta mientras su pija se movía en mi boca espasmódicamente y sin control alguno.
-Ahhhhhhh....!. Ahora si, cariño!!!. Qué sabroso!!!!. Tenía ganas de tu leche en mi boca...!!!!.
-Mira, amor... le dije enseñándole el interior de mi boca repleto de su esperma para luego tragarlo.
Me puse de pie y le dije...
-Te ha gustado?.
-Mucho, amor. Mucho.
-A mi también tus flores, mi precioso extranjero. Le dije besándole en la cara y acariciando su pelo.
-Vamos, cariño... vístete que si no vas a perder el avión...
Se vistió y me dio un beso en la boca.
-Estaremos en contacto, amor...
-Claro que si.
Él salió de mi casa y puse a remojo sus flores plantándolas en la mesa del salón. Era un ramo tan grande que me demoró bastante encontrar el florero adecuado pero de repente me vino a la cabeza una cosa...
-Upsssss!!!!. El vídeo!!!!!!!.
Fui al salón y cogí mi móvil. Había grabado de arriba a abajo la mamada le había hecho a mi amigo.
En un interín se lo mandé a él por supuesto antes de que se subiese al avión con un mensaje en el que ponía...
-Toma, cariño... para que te lleves un buen recuerdo de México y de tu mexicanita... junto a un corazón ❤.
Un buen día estando en un taxi me llevaba a casa recibí una foto suya. Estaba de pie. Unas piernas tensas y musculosas soportaban su hingle y paquete abdominal. De su entrepierna brotaba una enorme verga que asomaba tiesa y dura a través de una de las perneras remangadas de sus calzoncillos y que exhibía con sus manos en la cintura.
En el mensaje ponía...
-Mira qué polla me has puesto hoy. Me he corrido pensando en ti como un caballo.
-Por cierto... la semana que viene voy a México en viaje de negocios. Podré conocerte?.
Buuuuuffff.... eso me volvió loca. Tardé 15 minutos en responderle porque no me lo podía creer.
Le dije... -Si, cariño. Claro que si...
La cabeza me daba vueltas y no sabía si había hecho bien en responderle afirmativamente o no. Pero la suerte estaba ya echada.
Por cierto, no me he presentado. Me llamo Flor, soy casada, mexicana y feliz madre de un pequeño de tres años. Tengo 35 años, estoy ya entrada en carnes y me encanta ser mujer y que me hagan sentirme así.
Tengo unas caderas generosas y unas buenas tetas para excitar a mi marido y a mi amante. Mi pelo es oscuro y no, no soy esa clase de mujeres delgadas hasta el extremo sino una real hembra bien hecha.
Mi marido se llama Luis y casualmente mi amante cibernético... Luis y es español.
El taxista me dejó en mi casa y cuando saqué la primera pierna del vehículo me di cuenta mi coño estaba totalmente encharcado cosa que pude comprobar al entrar en mi habitación.
No sabía qué hacer ni qué pensar. Estaba totalmente confusa.
Me senté en el sofá a recapacitar y me dije...
-Para qué le diría que si???.
De repente, un primario instinto hizo que encendiera mi portátil en el salón de mi casa y rebuscase entre cientos de archivos en una carpeta que ponía... "El Español".
Subí mis faldas y palpé la parte baja de mis blancas bragas a la sazón terriblemente mojadas. Abrí la carpeta y surgieron cientos de pics en los que salía la polla de Luis II en todas formas posibles e imposibles y comencé a acariciar mi clítoris. Hacía frío y puse un calefactor en el suelo directamente enfocado a mi coño. Eso me produjo un escalofrío brutal que hizo mis pezones erectasen a la primera. Sentada y apoyando mis piernas abiertas en la mesa comencé a tocarme los senos y mi vag a la vez que mi ano.
-Joder, qué corrida me voy a meter hoy...
Me dije...
-Voy más caliente que un horno...
Fui pasando todos los pics y me centré en una fotografía en la que la polla de mi amante estaba tiesa, venosa y tensa. Parecía iba a estallar.
Imaginé esos cientos de pollas eran mías y que rodeaban todo mi cuerpo. Todas de un mismo hombre del cual coleccionaba sus pijas y húmedos mensajes en mi celular y ordenador. Quería una buena polla en esos instantes. Esa polla en concreto.
Si quería ponerme caliente con abrir sus carpetas enseguida lo conseguía.
Un terrible estertor partió de lo más reptiliano de mi cerebro, recorriendo mis pechos y estómago para acto seguido bajar por mi clítoris proporcionándome un orgasmo inmenso a la vez que movía mi pelvis como una posesa de arriba a abajo. Señal inequívoca de que me había corrido como una perra.
-Pinche español!!!!. Pensé... -
-Se creen todos Hernán Cortés...
Palpé mis pezones tan duros que podrían haber rayado el cristal y me tumbé totalmente relajada en mi cama de matrimonio no sin apagar antes el ordenador cayendo en un inmenso sopor. Mientras, mis piernas temblaban sin cesar.
En esos momentos me di perfecta cuenta no me había dado tiempo ni de quitarme las bragas.
Me desperté al cabo de media hora totalmente relajada para irme a la ducha.
Cogí mi móvil, enfoqué mi vulva aún totalmente encharcada y le hice una foto a mi coño abriéndolo con mis manos.
Inmediatamente le mandé esa foto al español.
En el mensaje rezaba...
-Si vienes a México esto te estará esperando, cariño...
No me respondió.
Mandarle fotos a ese hombre desnuda o con mi concha abierta me proporcionaba un plus de placer.
Me sentía totalmente liberada al caso.
Me excitaba enormemente que un desconocido se masturbara viéndome de esa forma. Además, eso me preparaba para pensando en ello llegar a unos orgasmos increíbles.
Me quité unas bragas totalmente inservibles, cogí unas limpias y me duché dirigiendo el chorro a mi clítoris como hacía siempre. Tuve otro orgasmo pero esta vez lo hice tan solo por inercia. Sin pensar en nada a pesar de haberle mandado esa foto al español.
Estaba acostumbrada a masturbarme con cierta asiduidad. Luis, mi marido viajaba mucho y muchas veces necesitaba hacerlo. Si no lo hacía me sentía irascible y nerviosa. Inquieta.
Al día siguiente vino Luis del D.F. y le conté lo del español.
-Así que Pizarro vuelve a conquistar México?.
-No!!! Ese fue Cortés...
-Mamá, mamá quienes son esos señores y cuando van a venir?.
-No te preocupes... se murieron hace ya tiempo...
-Y si se murieron como van a llegar?
-Ayyyy... qué niño!!!. Se quiere enterar de todo...!!!.
-Qué cotilla...!!!. Exclamó mi marido.
Él y yo estuvimos largo tiempo platicando sobre el tema. Mi marido se lo tomó como nada importante y dio cuenta tenía una fantasía que era el español.
-Pues qué menos que invitarlo a comer... dijo Luis.
-Si, lo haremos. Quiero conocerle. Más comidas y menos cenas...
-Una cosa te voy a decir, Flor... ponte bien guapa para nosotros.
Aquella noche mi marido y yo hicimos el amor como si no hubiese un mañana.
No sé si imaginaba lo que pretendía hacer con esos mis dos hombres pero me moría de ganas por probarlo. Creo que aquel día llegué a dos orgasmos con mi marido porque en el fondo de mi subconsciente afloraba esa mi fantasía. Una fantasía había tejido desde adolescente y que jamás me la había podido quitar de encima. Al día siguiente, llegaba el español y por la tarde fui a comprarme unos ligueros blancos. Salí de la tienda muy cachonda de solo imaginarme con ellos puestos para dos hombres.
Al pequeño lo habíamos dejado con Lupita, una amiga y mientras preparaba unas margaritas de José Cuervo vi desde la ventana de la cocina un hombre vestido en jeans con una camiseta de Metallica y una bolsa pagando a un taxista en su escarabajo.
Luis, había salido a buscar unas Coronitas y en cuanto llamó a la puerta abrí como un rayo.
Un tipo alto y delgado de unos 50 años con el pelo rasurado a cepillo que bien pudiese haber sido un gringo norteamericano me dijo con acento español...
-Eres Flor??.
-Ohhhhh... si soy yo. Tu, tu... debes ser Luis no?.
-Si, el mismo.
Su aroma a limpio, recién rasurado, su blanca tez europea y su sonrisa hizo que lo acompañase dentro de la casa. Lo besé y abracé con locura. Sentí algo realmente especial que me embriagó totalmente recorriendo un escalofrío por todo mi cuerpo. Me agarré a su cintura y él comenzó a tocar mis pechos y muslos advirtiendo llevaba mis nuevos ligeros para la ocasión. Mis tetas, erectas perdidas a punto estuvieron de salirse de mi sujetador. Estaba totalmente turbada.
Al tiro, noté como una gran erección rozaba mi estómago pero me separé de él.
-Ohhhh... perdona, Luis... ha sido todo tan rápido... le dije mordiéndome los labios sin darme cuenta. Pero siéntate, mi marido está al llegar.
He preparado unas margaritas.
-No soy así con todos...
-No te preocupes.
-A mi me gusta seas así conmigo y tu marido. Me dijo con una sonrisa.
Le serví una margarita granizada de una jarra y yo me puse otra.
Sin darnos tiempo a nada más mi marido entró en casa.
-Hola!!!. Tu debes ser Luis el amigo de mi mujer.
-Si. Soy yo. Y tu, Luis. Su marido.
-Tienes una mujer muy guapa y agradable.
-Muchas gracias. Es que ella es así de verdad.
-Estoy al tanto. Además, mírala. No sabía era tan estilosa. Parece un cisne.
Fingí no darme por aludida.
Ambos se estrecharon las manos y se sentaron en la mesa del salón. Una mesa había dispuesto ya para comer.
Mientras hacía unas enchiladas los oía hablar y reír.
No, Luis no era esa clase de europeo de gola y flema que se creen superiores por haber sido los dueños del planeta. Era sencillo y amable. Además, educado con nosotros. Los europeos por regla general son tipos pagados de si mismos que a pesar de hablar cada uno un idioma distinto son una potencia económica de primer orden y que teniendo un 8 por ciento de la población mundial acarrean el 50 por ciento del gasto social del planeta.
Se puede decir que el resto del mundo y América les importa un bledo. Pero Luis no era así.
-Te ayudamos en algo?. Exclamó mi marido.
-No, no hace falta...
Ya no sabía ni que hacía. Estaba más pendiente de esos dos hombres que de lo que estaba cocinando. Verlos ahí tan contentos charlando de fútbol, política y economía a la vez que fumando y bebiendo como carreteros, me ponía totalmente cachonda. Y es que los hombres son realmente gregarios. A todos les gusta lo mismo y solo cambian en cuanto una mujer entra en su grupo. Uno más mexicano que Porfirio Díaz y otro más europeo que Wagner se entendían a las mil maravillas. Yo iba a ser la protagonista porque yo y solo yo sería el centro de atención de esos dos hombres ya maduros y experimentados.
Me encanta escuchar a los hombres hablar de sus cosas bebiendo con control.
Se vuelven más graciosos, cariñosos y deshinhibidos.
Un hombre maduro que sepa beber es admirable y no esos mierda de críos de 25 ó 30 años se ponen de tequila barato hasta el culo y nos faltan a nosotras. Siempre la toman con alguna mujer en sus lamentables borracheras. Se creen más machitos por beber.
En el stéreo sonaba "México City Blues" de Javier Vargas y a continuación "Cuando los Ángeles Lloran" de Maná.
Antes de servir la comida la dejé reposando un rato y fui a mi habitación para ponerme guapa.
Me quité el sujetador, y no me puse bragas. Me perfumé y maquillé. Mis uñas me las había pintado un día antes.
Si. Le había hecho caso a mi marido en eso de ponerme guapa.
Llevaba puesta una blusa blanca, una falda negra y unos zapatos de tacón de cuña que realzaban mis hechuras de mujer ya entrada en carnes y edad.
Luego de hacerlo, entré en el salón y al agacharme y besar a mi marido mirando al español pude observar como él advirtió por encima de mi escote mis tetas.
Les guiñé un ojo diciendo...
-Vamos a comer, chicos...
Ellos se apresuraron a ir a la cocina por una botella de vino recogiendo las copas de las margaritas. La cocina es estrecha y pude sentir como Luis II hizo lo posible al pasar con tal de refrotarme su polla por mi culo.
Esa travesura y atrevimiento me puso a 100.
En realidad, cuando me había quitado las bragas noté las llevaba mojadas. Estaban llenas de mi. La verdad, fue que con esos dos hombres en el salón de mi casa hubiese mojado todas las bragas me regalaba mi marido. Tenía ganas de hombres. De dos hombres. No de uno.
Tal y como se estaban desarrollando los acontecimientos pronto tendría dos pijas y 4 huevos llenos de leche en la boca como postre.
Mi marido sirvió el vino poniéndome un poco de más. Él sabe eso me pone cachonda y deshinhibida.
Comenzamos a comer los tres y Luis II nos explicó cómo era la vida en Europa.
Europa siempre ha sido un continente al cual mi marido nos habría gustado mucho ir. Visitar sus catedrales, monumentos y museos iba a partir de ahora ser una oportunidad puesto que Luis nos invitó a pasar una temporada en Zaragoza, su ciudad natal lejos de pagar costosos hoteles.
Para celebrarlo mi esposo descorchó una botella de champán y brindamos.
Si el vino me ponía cachonda no digamos ya el champán...
Puse mi mano al rato sobre la pierna de mi marido y a hurtadillas me quité uno de mis zapatos. Así las cosas y con mi pie, logré alcanzar la entrepierna del español quien rápidamente se retrepó en la silla. Noté como su verga se ponía en erección y la de mi esposo en mi mano derecha.
Los dos me miraban como aves de presa y yo estaba tan cachonda que empezaba a perder la noción del tiempo a lo cual exclamé...
-Uhhh!!!!!. Se me olvidaba... El postre. Sentaos allí en el sofá que os lo llevo.
Ambos obedecieron y lo hicieron no sin llevarse la botella de champán.
En la cocina me despojé de mi falda y blusa y salí al salón con mis tetas erectas, mis tacones y mis ligueros nuevos. Ya he dicho iba sin bragas.
-Este es el postre... chicos!!!!!.
Comencé a tocarme las tetas delante de ellos y me senté entre los dos. Ambos me acariciaron y me besaron. Estaba rodeada de sus cuatro brazos que sobaban todo mi cuerpo. El español se decidió por meter su mano por mi coño y advirtió lo húmedo que estaba.
Mi marido dijo...
-Cómo me gusta cuando no te pones bragas...!
Para entonces, los pantalones de ambos estaban ya bajados y tenía sus vergas erectas una en cada mano subiéndolas y bajándolas para ponerlas aún más tiesas.
Enseguida adiviné las intenciones de los dos cuando rápidamente se pusieron de pie.
Sus pijas, tiesas como tablas rodeaban mi cara a diestra y siniestra.
Mi marido exclamó...
-Chupa!!!!.
A lo cual comencé a engullir su polla hasta la garganta mientras asía con la otra mano la polla de mi amigo.
Me estaba volviendo loca!!!.
Abandoné la pija de mi marido quien comenzó a masturbarse mientras trataba de tragar la enorme polla del español. Como no podía tragar ni una cuarta parte me ayudé de mis manos para mamársela mientras mi marido competía por metérmela cruzada a la vez con magros resultados porque las dos no me cabían.
Exhausta, me incliné sobre el respaldo del sofá y mientras trabajaba la polla de mi marido el español sorbía mi clítoris y ano.
Me estaba volviendo loca ver lo que hacían esos hombres conmigo y el interés se tomaban.
Gemía como una posesa en ese sofá y el olor a hombre me embriagaba por completo.
Me corrí en la cara de ese español sin remedio y con la polla de mi marido en mi boca.
-Huuuuuuummmmmmmm......!!!!!!!. Exclamé.
Ambos comenzaron a besarme y tocarme por todos los lados y yo a acariciar sus húmedas pijas de mi saliva y flujo. Me temblaban irremediablemente las piernas y de esa guisa esperaron a que me repusiera.
Si. Esos dos hombres me amaban con una locura rayana lo extremo y eso me gustaba.
Todo me daba vueltas en esos instantes y mi almeja estaba totalmente palpitante.
De ella sobresalía un clítoris más erecto de lo normal y mi culo estaba perfectamente ya lubricado.
Cuando esos dos hombres me incorporaron en ese sofá para penetrarne había dejado un buen charco de mi en el asiento del sofá.
Mi marido me puso de lado y tanteando la dureza de su verga me la clavó a la primera. El español se puso de rodillas en el sofá y así su tremenda pija con las manos para metérmela en la boca.
Un clip de mis blancos ligueros se desprendió de mis medias.
Ambos empezaron a bombear en mi y yo me sentía llena de polla.
-Mira como me estoy jodiendo a mi mujercita. Pone hasta los ojos en blanco de gusto!!!. Dijo mi marido.
-No te da envidia?. Luego te la joderás tu que está ansiosa por probar polla nueva. -Joder... qué gusto me da follármela mientras se traga tu gran verga. Hacía tiempo deseaba esto!!!.
En esa postura la pija de mi marido tenía dificultades para entrar pero aún así lograba penetrarme. Yo quería sentir la polla de mi español como fuese y por eso me estaba dejando joder por esos hombres. Si hubiese sido otro no habría aceptado ese velado trato entrambos.
Mientras, chupaba con verdadera devoción la tiesa verga del español.
Sé que muchos pensarán soy una zorra pero no es así. Quería, admiraba y deseaba a esos dos hombres con locura. Y que me compartieran llevando ellos la voz cantante haciéndome de sus ocurrencias para mi.
De vez en cuando alzaba la vista para ver como disfrutaban. Sus gemidos y caras de placer eran más que elocuentes.
Parecían no hubiesen visto una mujer en su vida. Había sabido ponerlos salvajes y primitivos como dos animales en celo que competían por su hembra en mitad de la sabana.
Hasta entonces todo había sido una tortura. Si he de ser sincera, la mitad de las veces me acostaba con mi marido se debía en parte a lo caliente me había puesto durante días ese español del demonio. Me levantaba salida y me acostaba masturbándome en silencio a veces, con mi marido al lado durmiendo.
Solo así lograba aplacar mis calenturas.
En ocasiones, soñaba ese extranjero me penetraba con su verga en un callejón a oscuras, un baño, un portal o un lugar público. Era entonces cuando me levantaba completamente mojada y me masturbaba antes del desayuno.
Tanto mi marido como mi amante a distancia colmaban todos mis deseos hacia los hombres. El resto me daban igual y para colmo se llamaban de la misma forma y tenían la misma edad.
Muchas veces, no me daba tiempo ni a entrar en mi casa de lo excitada me ponía el español por Wattsapp. Aparcaba el coche en mi plaza de garage y me tocaba el coño hasta correrme en los asientos de detrás. Cuando un desconocido pasaba al lado sin advertirme me ponía cachonda perdida y me corría al tiro.
Estaba pensando en esto cuando de mi boca se desprendió un largo hilillo de saliva que fue a parar a mis tetas.
Los gemidos de esos hombres hicieron que regresase de esos mis pensamientos.
-Quieres probarla???. Dijo mi marido.
-Si, si... fóllame ahora tu. Exclamé.
Mi marido se desprendió de mi y el español me colocó a 4 patas en el sofá.
Por fin iba a probar esa polla.
Me abrió bien el coño y refrotó su verga por mi culo. Una pierna la apoyó estirada en el suelo y una rodilla en el sofá para darme más cómodo.
Estaba ansiosa.
Noté enseguida como la cabeza de su pija se abría paso por mi almeja y poco a poco se deslizaba a lo largo y ancho de mi agujero totalmente lubricado para esa ocasión.
A mitad, él movió sus caderas de izquierda a derecha ensanchando así mi coño. Hasta que con cuidado me la clavó hasta los huevos.
En esos momentos estaba a punto de correrme. Esa tremenda pija de 19 centímetros entraba y salía llegando siempre más y más adentro hasta chocar su punta con mi útero. A cada embestida sentía algo que entraba y que nunca tenía fin.
-Jooooderrrrrrrr!!!!. Exclamé. Cuando la tuve bien dentro.
-Esto si que es una buena polla!!!!!.
Mi marido se sentó en el sillón en frente de mi y de Luis II . Veía como se masturbaba viendo como el salvaje de su anfitrión se estaba follando a su mujer.
Mi coño emitía extraños sonidos a mojado cada vez que me embestía.
Dame más Luis... me voy a correr. Más fuerte. Te lo suplico!!!!.
Él incrementó el ritmo de sus embestidas que se convirtieron en frenéticas.
Así las cosas, me corrí en un minuto mientras mi marido desalojaba grandes cantidades de semen mientras se masturbaba. Él y yo nos habíamos corrido a la vez...
-Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!.........
Mi español se dio cuenta de la situación y dijo....
-Paro???.
-No, no... sigue que me voy a correr otra vez.... No pares, por favor...!!!!. Te lo suplico. No sabía podía ser multiorgásmica.
Así fue. Empalmé dos orgasnos seguidos. Un orgasmo llamó a otro de lo excitada estaba ese día.
Eso no me había pasado jamás!!!.
Tuve dos orgasmos tan seguidos que cuando acabé con el segundo la pija de mi marido aún se movía entre estertores sin control alguno desalojando las últimas gotas de semen bombeaban sus huevos mojando así su entrepierna.
-Joder... esto si es un buen postre!!!!. Exclamé mientras me corría mirando a mi marido a los ojos. Unos ojos vidriosos de placer.
Poco a poco, noté como el español cedía a sus embestidas pese a que me penetraba fuerte y firme cogiéndome de mis generosas caderas.
Era evidente estaba a punto de correrse.
Por un momento se separó de mí, me senté en el sofá y puso su enorme polla en mi cara.
Una pija tiesa como un candelabro y jugosa de mi miraba mi cara ante lo cual no me lo pensé dos veces y comencé a chupar esa anaconda.
Él gemía sin parar y mi marido desde el sillón no daba crédito a que su mujercita pusiese tanta dedicación dándole placer a un hombre.
La polla de Luis II estaba a punto de estallar.
Unas azules venas recorrían todo el tronco de su gran pija y un par de huevos completamente apretados se tornaban casa vez más tensos.
Cuando estuvo al punto de leche se separó de mi y comenzó a masturbarse delante de mi cara.
Lo primero que pensé era que me iba a dejar llena de su semilla por todas partes como así fue. Eso me puso muy cachonda. Ningún hombre hasta entonces se había atrevido a correrse en mi cara.
Eso iba a hacer me sintiera una furcia.
Tres terribles descargas de lefa llenaron mi rostro dejándome las mejillas, pelo, nariz y frente perdidas de un semen dulce y espeso. Era evidente ese hombre hacía tiempo no eyaculaba.
-Ohhhhhhhhhhhhh...Florrrrr... qué corrida!!!!.
Ese hombre se había aliviado en mi cara como un animal salvaje y yo me sentía orgullosa de ello.
Sus 19 centímetros de verga se movían sin control alguno y me metí la polla de mi amante hasta lo más profundo de mi boca para limpiarla.
Él la sacó y me la restregó por mi cara esparciendo así todo su esperma por mi rostro como si fuese un cuadro.
Mi marido exclamó.
-Joder... qué a gusto se ha corrido este tío en la cara de mi esposa!!!.
Él se derrumbó en el sofá con una polla palpitante que iba de lado a lado y mi marido se levantó y besó aquellas partes de mi cara no estaban impregnadas de la esencia del español diciéndome...
-Muy bien, cariño... lo has hecho muy bien. -Te ha gustado?.
-Si, amor!!!.
-Él me abrazó con toda las fuerzas de sus brazos y me dijo...
-Vamos, amor. Ve a limpiarte. Te quiero más que a nada en el mundo!!!!.
Así lo hice. Me agarré el clip se había soltado de mis ligueros y en el espejo del baño comprobé como estaba llena del caliente esperma de mi amante. Un esperma que deslizaba por mis tetas, cuello y estómago.
Estaba llena totalmente de su amor.
En ese espejo advertí mi rimel y el rouge de mis labios estaban corridos por lo que me despojé de todo mi maquillaje.
En esas, el español entró en el baño.
No supe porqué pero un acto reflejo hizo cogiera una toalla y me tapara los pechos.
Se colocó a mi lado y limpió su pija de esperma diciéndome...
-No sé para qué te maquillas si estás mejor sin nada.
-Muchas gracias.
Eso hizo que mi autoestima subiera a las nubes.
Me abrazó y me besó.
-Eres una mujer magnífica. Una florecilla golosa. Qué suerte tiene tu marido... vendrás a verme?.
-A ver si podemos. Es que... el niño es pequeño y...
-Pues os lo traéis.
-Si?.
-Claro que si.
-Gran madre, gran esposa, gran amante... lo tienes todo, ehhhh?. Te has planteado porqué?.
-No.
-Pues es por ti.
Ningún hombre me había hecho sentir más segura hasta entonces.
Luis II me besó en la cara y se fue con mi marido.
Se pusieron unas camisetas pero no los calzoncillos y apuraron la botella de champán.
Estaban radiantes los dos. Y yo... más.
Una inmensa alegría me rodeaba. Me sentía una mujer querida y admirada.
Pero el español partía al día siguiente a su país y en un frío atardecer de México se despidió de nosotros.
Lupita trajo al niño a casa. Mi marido y yo preparamos la cena y nos fuimos a la cama. Estaba exhausta. Ahíta de ese día que fue para mi toda una revelación.
-Te vuelve loca ese español, verdad?.
-Si. Me gusta mucho pero yo te quiero más que nunca.
Mi marido comenzó a besarme y a lo que quise darme cuenta una verga tiesa y fuerte hurgaba en mi coño hasta deslizarse hasta lo más profundo de mi.
Comencé a gemir de placer y ambos nos amamos como nunca. Me corrí con él dentro y noté como una intensa descarga de semen lubricó por entero las paredes de mi coño en el preciso instante él se corría.
Al día siguiente y cuando mi marido hubo salido hacia el trabajo recibí un mensaje.
-Buenos días, Flor. Mi avión se demora y no sale hasta la tarde. Me dará tiempo de despedirme de vosotros.
Estaba sola en casa. A mi hijo ya lo había llevado a la guardería.
Él apareció con un enorme ramo de flores.
Me sonrojé al verlo como si fuese una niña pequeña.
Besé y abracé por última vez a ese hombre. Verlo con ese ramo me había vuelto literalmente loca.
Mi mano derecha en mitad de nuestro tierno abrazo fue instintivamente a depositarse en la entrepierna de mi amigo ya erecto.
Me puse de rodillas y bajé el elástico de su ropa interior.
De dentro salió como un muelle una terrible polla empalmada que miraba al techo.
La engullí entera como en el día anterior.
Estábamos solos y eso hizo diese ese paso presa de la excitación.
Saqué por encima de mi top mis tetas y jugueteé con esa pija entre las dos.
Él gemía sin parar.
-Me encanta tu verga, Luis...
-Y qué tiesa está!!!. Está tremenda así. Como a mi me gusta. Siempre en forma!!!.
Chupé sus huevos. Unos huevos llenos del esperma iba a derramar en mi boca.
Pese a mis esfuerzos por tragar entera esa tremenda pija no logré hacerlo. La cogí con las dos manos y comencé a subir y bajar mi boca por ella.
Él cada vez estaba más y más en tensión moviendo sus caderas adelante y atrás y cogiéndome con su mano del moño de mi pelo.
Un hilillo de mi saliva mojó mis muslos.
-Sigue, Flor... sigue mamando así...!!!!. Por favor...!!!.
-Qué bien la chupas!!!!.
-Es que soy muy golosilla...!.
-Te gusta, ehhhh?. Ya lo sabía yo...!
De vez en cuando sacaba su anaconda de mi boca y subía y bajaba agarrando con mis manos su brillante polla rebosante de mi saliva y su líquido preseminal para que se corriera un poco más tarde.
Pero en cuanto volvía a tragar su pija comenzaba a jadear otra vez como un perro.
Noté como se iba a ir de un momento a otro y le dije...
-Dónde se quiere correr mi españolito esta vez?. En mis tetas, en mi boca o en mi cara...???.
Ni siquiera contestó.
Cada vez se le veía más inquieto y nervioso procurando no hacerme daño evitando meter su pija hasta lo más profundo de mi garganta.
Él no pudo más.
Un terrible grito seguido de unos gemidos como de animal herido dieron paso a una inmensa corrida que supe saborear en mi boca.
Noté en mi paladar como varios disparos de su lefa dulce y espesa inundaban mi garganta mientras su pija se movía en mi boca espasmódicamente y sin control alguno.
-Ahhhhhhh....!. Ahora si, cariño!!!. Qué sabroso!!!!. Tenía ganas de tu leche en mi boca...!!!!.
-Mira, amor... le dije enseñándole el interior de mi boca repleto de su esperma para luego tragarlo.
Me puse de pie y le dije...
-Te ha gustado?.
-Mucho, amor. Mucho.
-A mi también tus flores, mi precioso extranjero. Le dije besándole en la cara y acariciando su pelo.
-Vamos, cariño... vístete que si no vas a perder el avión...
Se vistió y me dio un beso en la boca.
-Estaremos en contacto, amor...
-Claro que si.
Él salió de mi casa y puse a remojo sus flores plantándolas en la mesa del salón. Era un ramo tan grande que me demoró bastante encontrar el florero adecuado pero de repente me vino a la cabeza una cosa...
-Upsssss!!!!. El vídeo!!!!!!!.
Fui al salón y cogí mi móvil. Había grabado de arriba a abajo la mamada le había hecho a mi amigo.
En un interín se lo mandé a él por supuesto antes de que se subiese al avión con un mensaje en el que ponía...
-Toma, cariño... para que te lleves un buen recuerdo de México y de tu mexicanita... junto a un corazón ❤.
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