Soy una mujer de 37 años de edad, muy guapa y con muy buen cuerpo, las miradas de los hombres en la calle me lo hacen saber, además de que no faltan las indirectas y los comentarios calientes por inbox de las fotos en mis redes sociales. Pero siempre, aunque se que soy deseada por mas de uno, he mantenido la distancia prudente con todo mundo.
En la cama, eso si, soy muy caliente y complaciente, me gusta dar y recibir mucho placer, me encanta ver un hombre enloquecido por mi, vuelto animal, mientras me esta cogiendo, eso siempre ha sido lo que mas me prende, y siendo sincera, no me cuesta mucho trabajo conseguirlo.
Contaré una historia de hace algunos añitos, yo tenia 19, y comenzó al asistir a una fiesta, ya ni recuerdo bien de que, lo que si recuerdo perfectamente es lo que sucedió ahí:
Era el mes de noviembre y aunque hacia algo de frio decidí llevar una minifalda de mezclilla azul, unas botas color café y una blusa a cuadros con botones. Antes de salir de casa me eche un vistazo en el espejo y me gustó lo que ví, lista para la fiesta! Mi intención nunca ha sido la de llamar mucho la atención ni ser vulgar, así que llegue a la fiesta, me senté con mis amigos y me tome un par de cervezas, hasta ahí todo tranquilo.
Después de un rato se empezó a animar la fiesta, llegó mucha gente, conocía a la mayoría pero no a todos, había un grupo de chavos que me llamó la atención porque entre ellos había algunos que parecían extranjeros, por el acento y el oscuro color de piel, estaban ellos en sus cosas y yo con mis amigos en las mías, mas tarde empezamos a bailar y cerca de nosotros estaban también ellos, solo observando, había uno que no me quitaba los ojos de encima y de vez en vez me sonreía, creo que le correspondí alguna de esas sonrisas y ya, hasta ahí quedo, pensé.
Mas tarde cuando iba yo de camino al baño, me lo encontré de frente y nada, me saludó, nos presentamos, no me fue del todo indiferente aunque tampoco puedo decir que quede cautivada al instante.
Al salir del baño, ahí estaba el esperándome, con dos cervezas en la mano, me ofreció una y acepté, platicamos un rato y después comenzamos a movernos al ritmo de la música, no en la pista, sino un poco mas alejados de la gente, pasó un rato y la estábamos pasando bien, el alcohol comenzó a hacer su trabajo y me fuí deshinibiendo un poco, no digo que lo que haya pasado fue porque me pusé borracha y no supé de mi, simplemente relajo el ambiente y me dejo tomar las decisiones mas fácilmente.
Al cabo de un rato ya estábamos mas cerca el uno del otro, había algunos roces discretos que poco a poco fueron haciéndose mas intensos, hasta que en un momento al estar yo bailando de espalda sentí que se acerco mas a mi y me dejo sentir un trozo de carne firme contra mis nalgas, eso me hizo sentír un escalofrio que recorrio mi cuerpo desde mis entrañas hasta las piernas, las cuales por un momento sentí que me temblaban, ya para entonces el me tenia sujeta de la cintura con sus manos grandes y fuertes, jalándome contra su pelvis, de la cual se desprendía aquel buen pedazo de verga que cada vez sentía yo mas firme y mas apretado contra mis nalgas, posteriormente comenzó a acariciar mis piernas suavemente con la llema de los dedos, yo le agarre una mano y la fui llevando lentamente hacia arriba y con ella roce suavemente mis tetas, haciéndole claramente una invitación para que las explorara y acariciara, entonces me giró quede de frente a el e hice ese gesto carácteristico, ese gesto que solo sale de mi rostro cuando estoy excitada y estoy deseando una buena cogida, con la boca entreabierta y un con el labio superior un poco levantado, pidiendo que tomara mi boca, para empezar.
El entendió el mensaje y me besó apasionadamente mientras me apretaba contra su cuerpo, un torso firme y esa verga que tenia una erección tan potente que me levantaba la parte anterior de la falda y me dejaba sentir la punta contra mi vagina ya muy mojada, ya lista para recibir a aquel enorme intruso.
Inventamos algún pretexto para “ir a la tienda”, a comprar mas cerveza o cigarros o lo que fuera, a medio camino, en un callejón oscuro y completamente solo nos detuvimos y estuvimos un rato ahí intercambiando besos y caricias cada vez mas calientes.
El me metia los dedos en la vagina y se los lamia, me sacó las tetas y me las mamo hasta el cansancio, recorrió mi boca, mi cuello, mis oídos, mis tetas con esa lengua larga y fuerte, yo por mi parte ya no aguantaba por ver cara a cara aquella tremenda verga que me esperaba, el se desabrocho el cinto y el botón del pantalón, yo desesperada y hambrienta le baje el cierre y le saque del pantalón a dos manos esa enorme verga que parecía de obsidiana, negra, brillante y dura como piedra, la observe un momento y me abalance sobre ella con voracidad, la recorrí de arriba abajo con mis manos, con mi lengua, con mi cara, quería comérmela completa, pero era demasiado, no cabia ni la mitad en mi boca, apenas si entraba con mi boca abierta al máximo, sentí que mi mandíbula estaba a punto de luxarse pero aguantó, con las dos manos agarraba el tronco y con la boca atacaba con desesperación la punta, grande, palpitate, como si estuviera a punto de explotarme en la cara.
En un momento la cabina del carro ya no pudo contener esa enorme tensión sexual que nos estaba desbordando, me tomó de la mano y me bajo del carro, me recargo boca abajo contra el cofre del mismo, levanto la minifalda y acarició una vez mas mis piernas y mis nalgas, me bajo apenas lo suficiente el calzón y coloco la verga en la entrada de mi vagina, la cual ya palpitaba de la exitación yo por dentro suplicaba que ya me la dejara sentir a fondo, pero me estaba haciendo sufrir, sabía que yo la deseaba y el, dueño de la situación y del momento tomó el control, y solo cuando el lo deseó así, me la empujo lentamente, poco a poco hasta que llegó al fondo, aún con media verga de fuera yo ya no toleraba mas, estaba mas que llena, ese tremendo animal empujaba y apretaba mis órganos por dentro, sentía que me asfixiaba, mis pulmones no tenían suficiente espacio para expanderse con aquella tremenda cosa dentro de mi, así estuve unos segundos, mis rodillas dejaron de responderme un momento, no caí al suelo solo porque estaba completamente ensartada ahí, como una banderilla bien atravesada.
Poco a poco recupere el aliento y la fuerza de las piernas, ese tremendo dolor que me hacía sentir como si me partieran en dos, fue poco a poco bajando, valía la pena, definitivamente valía la pena, cada centímetro de dolor y placer valía la pena
Así me tuvó un rato empinada sobre el cofre, en ratos sujetaba mi cintura, en ratos acariciándome las tetas por encima o por debajo de la camisa, pero siempre clavándome la verga mas y mas duro, mas y mas profundo, hasta que alcancé mi primer orgasmo de la noche, sentía como si un caballo me estuviera poseyendo, una bestia, una maquina de tortura y placer que me tenía ahí, haciéndome lo que le venia en gana conmigo, dueño de mi por una noche.
Al rato que se cansó de esa posición, me cargo y me sentó sobre el cofre, ahí si me sacó los calzones por completo, me volvió a meter los dedos, me acarició y beso las tetas hasta el ardor, abrió mis piernas y con sus brazos fuertes las levanto y separó como si me las fuera a arrancar, entró ya esta vez sin tanto problema, pero con el mismo placer, hasta que me volví a venir, ahora si viéndolo cara a cara podía notar ese poder, ese dominio que ejercía sobre mi, y yo entendía que estaba siendo poseída por esa bestia, imparable, incansable.
Hasta que de repente después de alcanzar mi tercer orgasmo, esta vez mas largo e intenso que los dos anteriores, me la sacó, y me hincó en el suelo, como para darme el tiro de gracia, entonces me vi ahí, con el rímel corrido, la boca despintada, la blusa y el brasiere abierto, rendida, a su merced sin fuerzas ya para oponer resistencia, me puso la verga en la cara y alcance a darle un par de mamadas, cuando empecé a sentir que ese tronco convulsionaba en mi boca, apenas salió de la misma me lanzo un chorro caliente que me impactó en un ojo, abrí la boca y recibí el segundo disparo justo en el blanco, sentí su sabor de lleno en la lengua y garganta, yo quería mas, el resto de la leche siguió saliendo bañándome el cuello y escurriendo hasta mis tetas.
Me tomo un par de minutos conseguir fuerza para poder ponerme en pie, cuando lo conseguí, me limpié los restos de la batalla, me vestí y nos fuimos de regreso, el me preguntó si me sentía bien, después de todo tenía cuando menos que aparentar por un momento que era un caballero, no?
En la cama, eso si, soy muy caliente y complaciente, me gusta dar y recibir mucho placer, me encanta ver un hombre enloquecido por mi, vuelto animal, mientras me esta cogiendo, eso siempre ha sido lo que mas me prende, y siendo sincera, no me cuesta mucho trabajo conseguirlo.
Contaré una historia de hace algunos añitos, yo tenia 19, y comenzó al asistir a una fiesta, ya ni recuerdo bien de que, lo que si recuerdo perfectamente es lo que sucedió ahí:
Era el mes de noviembre y aunque hacia algo de frio decidí llevar una minifalda de mezclilla azul, unas botas color café y una blusa a cuadros con botones. Antes de salir de casa me eche un vistazo en el espejo y me gustó lo que ví, lista para la fiesta! Mi intención nunca ha sido la de llamar mucho la atención ni ser vulgar, así que llegue a la fiesta, me senté con mis amigos y me tome un par de cervezas, hasta ahí todo tranquilo.
Después de un rato se empezó a animar la fiesta, llegó mucha gente, conocía a la mayoría pero no a todos, había un grupo de chavos que me llamó la atención porque entre ellos había algunos que parecían extranjeros, por el acento y el oscuro color de piel, estaban ellos en sus cosas y yo con mis amigos en las mías, mas tarde empezamos a bailar y cerca de nosotros estaban también ellos, solo observando, había uno que no me quitaba los ojos de encima y de vez en vez me sonreía, creo que le correspondí alguna de esas sonrisas y ya, hasta ahí quedo, pensé.
Mas tarde cuando iba yo de camino al baño, me lo encontré de frente y nada, me saludó, nos presentamos, no me fue del todo indiferente aunque tampoco puedo decir que quede cautivada al instante.
Al salir del baño, ahí estaba el esperándome, con dos cervezas en la mano, me ofreció una y acepté, platicamos un rato y después comenzamos a movernos al ritmo de la música, no en la pista, sino un poco mas alejados de la gente, pasó un rato y la estábamos pasando bien, el alcohol comenzó a hacer su trabajo y me fuí deshinibiendo un poco, no digo que lo que haya pasado fue porque me pusé borracha y no supé de mi, simplemente relajo el ambiente y me dejo tomar las decisiones mas fácilmente.
Al cabo de un rato ya estábamos mas cerca el uno del otro, había algunos roces discretos que poco a poco fueron haciéndose mas intensos, hasta que en un momento al estar yo bailando de espalda sentí que se acerco mas a mi y me dejo sentir un trozo de carne firme contra mis nalgas, eso me hizo sentír un escalofrio que recorrio mi cuerpo desde mis entrañas hasta las piernas, las cuales por un momento sentí que me temblaban, ya para entonces el me tenia sujeta de la cintura con sus manos grandes y fuertes, jalándome contra su pelvis, de la cual se desprendía aquel buen pedazo de verga que cada vez sentía yo mas firme y mas apretado contra mis nalgas, posteriormente comenzó a acariciar mis piernas suavemente con la llema de los dedos, yo le agarre una mano y la fui llevando lentamente hacia arriba y con ella roce suavemente mis tetas, haciéndole claramente una invitación para que las explorara y acariciara, entonces me giró quede de frente a el e hice ese gesto carácteristico, ese gesto que solo sale de mi rostro cuando estoy excitada y estoy deseando una buena cogida, con la boca entreabierta y un con el labio superior un poco levantado, pidiendo que tomara mi boca, para empezar.
El entendió el mensaje y me besó apasionadamente mientras me apretaba contra su cuerpo, un torso firme y esa verga que tenia una erección tan potente que me levantaba la parte anterior de la falda y me dejaba sentir la punta contra mi vagina ya muy mojada, ya lista para recibir a aquel enorme intruso.
Inventamos algún pretexto para “ir a la tienda”, a comprar mas cerveza o cigarros o lo que fuera, a medio camino, en un callejón oscuro y completamente solo nos detuvimos y estuvimos un rato ahí intercambiando besos y caricias cada vez mas calientes.
El me metia los dedos en la vagina y se los lamia, me sacó las tetas y me las mamo hasta el cansancio, recorrió mi boca, mi cuello, mis oídos, mis tetas con esa lengua larga y fuerte, yo por mi parte ya no aguantaba por ver cara a cara aquella tremenda verga que me esperaba, el se desabrocho el cinto y el botón del pantalón, yo desesperada y hambrienta le baje el cierre y le saque del pantalón a dos manos esa enorme verga que parecía de obsidiana, negra, brillante y dura como piedra, la observe un momento y me abalance sobre ella con voracidad, la recorrí de arriba abajo con mis manos, con mi lengua, con mi cara, quería comérmela completa, pero era demasiado, no cabia ni la mitad en mi boca, apenas si entraba con mi boca abierta al máximo, sentí que mi mandíbula estaba a punto de luxarse pero aguantó, con las dos manos agarraba el tronco y con la boca atacaba con desesperación la punta, grande, palpitate, como si estuviera a punto de explotarme en la cara.
En un momento la cabina del carro ya no pudo contener esa enorme tensión sexual que nos estaba desbordando, me tomó de la mano y me bajo del carro, me recargo boca abajo contra el cofre del mismo, levanto la minifalda y acarició una vez mas mis piernas y mis nalgas, me bajo apenas lo suficiente el calzón y coloco la verga en la entrada de mi vagina, la cual ya palpitaba de la exitación yo por dentro suplicaba que ya me la dejara sentir a fondo, pero me estaba haciendo sufrir, sabía que yo la deseaba y el, dueño de la situación y del momento tomó el control, y solo cuando el lo deseó así, me la empujo lentamente, poco a poco hasta que llegó al fondo, aún con media verga de fuera yo ya no toleraba mas, estaba mas que llena, ese tremendo animal empujaba y apretaba mis órganos por dentro, sentía que me asfixiaba, mis pulmones no tenían suficiente espacio para expanderse con aquella tremenda cosa dentro de mi, así estuve unos segundos, mis rodillas dejaron de responderme un momento, no caí al suelo solo porque estaba completamente ensartada ahí, como una banderilla bien atravesada.
Poco a poco recupere el aliento y la fuerza de las piernas, ese tremendo dolor que me hacía sentir como si me partieran en dos, fue poco a poco bajando, valía la pena, definitivamente valía la pena, cada centímetro de dolor y placer valía la pena
Así me tuvó un rato empinada sobre el cofre, en ratos sujetaba mi cintura, en ratos acariciándome las tetas por encima o por debajo de la camisa, pero siempre clavándome la verga mas y mas duro, mas y mas profundo, hasta que alcancé mi primer orgasmo de la noche, sentía como si un caballo me estuviera poseyendo, una bestia, una maquina de tortura y placer que me tenía ahí, haciéndome lo que le venia en gana conmigo, dueño de mi por una noche.
Al rato que se cansó de esa posición, me cargo y me sentó sobre el cofre, ahí si me sacó los calzones por completo, me volvió a meter los dedos, me acarició y beso las tetas hasta el ardor, abrió mis piernas y con sus brazos fuertes las levanto y separó como si me las fuera a arrancar, entró ya esta vez sin tanto problema, pero con el mismo placer, hasta que me volví a venir, ahora si viéndolo cara a cara podía notar ese poder, ese dominio que ejercía sobre mi, y yo entendía que estaba siendo poseída por esa bestia, imparable, incansable.
Hasta que de repente después de alcanzar mi tercer orgasmo, esta vez mas largo e intenso que los dos anteriores, me la sacó, y me hincó en el suelo, como para darme el tiro de gracia, entonces me vi ahí, con el rímel corrido, la boca despintada, la blusa y el brasiere abierto, rendida, a su merced sin fuerzas ya para oponer resistencia, me puso la verga en la cara y alcance a darle un par de mamadas, cuando empecé a sentir que ese tronco convulsionaba en mi boca, apenas salió de la misma me lanzo un chorro caliente que me impactó en un ojo, abrí la boca y recibí el segundo disparo justo en el blanco, sentí su sabor de lleno en la lengua y garganta, yo quería mas, el resto de la leche siguió saliendo bañándome el cuello y escurriendo hasta mis tetas.
Me tomo un par de minutos conseguir fuerza para poder ponerme en pie, cuando lo conseguí, me limpié los restos de la batalla, me vestí y nos fuimos de regreso, el me preguntó si me sentía bien, después de todo tenía cuando menos que aparentar por un momento que era un caballero, no?
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