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Sigan 😁
Perdón por la demora. He estado bastante ocupado las últimas semanas. Demasiado diría.
Pero si todo va bien, a fin del año que viene puedo ser abogado 😉
No aburriré en detalles, pero todo continúa como siempre.
Conforme pasen los días, volverá a haber material. Sigan en las redes ¡Es importante!
Saludos y gracias
Mi mejor amiga. Capítulo XVIII
¿Cómo no lo pensé antes?
Recordaba haber visto a un flaco que miraba como un pajero a las chicas mientras jugaban aquella vez.
Sí… Tenía que ser él.
Todo este tiempo y nunca se me ocurrió.
Claro, en ese momento no le di importancia ya que había muchos que se baboseaban con las piernas de las jugadoras…
¡Qué boludo!
De todas maneras, no recordaba el rostro, ya que lo tenía de espaldas a mí. Pero si la contextura, el color del pelo y cómo se encontraba mirando fijamente hacia adentro del campo.
Ahora todo tenía sentido…
La final de ese campeonato era inminente.
¿Y si volvía?
Algo muy dentro me decía que el tipo iba a estar ahí. Más que seguro estaba.
Sí…
Esta era la oportunidad.
Recuerdo que tomé la ropa para Eli y volé nuevamente hacia el hospital otra vez. Por supuesto que no le iba a contar nada. No quería sumarle una preocupación extra.
Podía sentir el cansancio, pero me encontraba tan pasado de rosca, que por inercia, seguí.
Su papá lo notó cuando recibió el bolso con las prendas.
ROB: Vos tenes que dormir un poco…
YO: Sí, sí…- Después le respondí algo activo.
ROB: Tenes una cara… Andá a dormir un rato. Eli ya está bien…
YO: ¿Está despierta?
ROB: No, no… Se acaba de dormir. Preguntó por vos…
Lo miré.
YO: ¿Sí?
ROB: Sí… Le dije que habías ido a buscarle unas cosas…
Miré en sentido a la puerta de la habitación.
Tenía ganas de entrar y verla una vez más, pero no quería perturbarla en su descanso.
YO: Ahí le traje bastantes cosas… Creo que será suficiente, al menos hasta mañana…
ROB: Dijo, también, que “gracias” y qué estés tranquilo…
Sonreí apenas de costado.
Qué dulce, pensé… Aunque no entendía por qué gracias.
YO: Quizá no sea nada… Pero creo que sé dónde podemos encontrar a la lacra esa.
ROB: ¿Eh, cómo? ¿Dónde?
YO: Creo que va a los torneos de las chicas… Ahí las debe marcar… Sean jugadoras o las que las van a ver… Estoy seguro de que lo ví ahí…
Su cara se puso pálida.
Un blanco fantasmal que le erizó la piel.
ROB: ¿Estás seguro?
YO: Casi que sí…
ROB: ¡Hay que ir a la comisaría, ya!
Le hice la seña de que sí.
ROB: Está viniendo Silvia… ¡Ni bien llega, vamos para allá!
YO: Vamos a agarrar a ese hijo de puta…
ROB: Dalo por hecho…- Me contestó apoyando su mano en mi hombro y con mirada determinante.
Mientras aguardamos a su esposa, yo trataba de hacer memoria sobre la noche que había truncado los intentos de atacar a Eliana la primera vez.
No sé si fue por la adrenalina o por qué, pero no tenía imágenes nítidas de ese día.
Lo único que me venía a la mente era esa barba colorada y el rostro blanco, de costado.
Tampoco estaba seguro si lo había inventado mi mente o si se trataba, meramente, de la unión de cabos a causa de la información que teníamos y los identikits que habíamos visto por todos lados…
Pero, bien en el fondo, me decía que todos esos indicios que tenía significaban algo concreto.
Cuando Silvia llegó salimos inmediatamente para la comisaría.
El oficial que había estado en el hospital, en algún momento se fue, dado que Eliana no estaba aún en condiciones de dar ningún tipo de declaración.
Fuimos en mi auto.
Era la primera vez que llevaba a alguien y se trataba nada más ni nada menos que de mi suegro.
Por obvias razones, no hablamos demasiado durante el camino, pero por momentos podía ver en su rostro la satisfacción que sentía de que fuera yo el compañero de su hija y no otro.
Aunque bueno, yo seguía sintiéndome culpable de no haber estado esa vez para ella.
Y me preguntaba qué hubiera pasado si le hubiese hecho algo peor.
Era una impotencia tremenda.
La ironía de todo eso era que, a pesar de todo, tenía que estar agradecido…
Pero el colmo de los colmos se dio cuando llegamos a la comisaría.
Más de dos horas nos mantuvieron esperando.
Parecía un chiste.
Y no por menospreciar los problemas de las demás personas presentes que se presentaban a efectuar reclamos. Pero una cuestión de gravedad como la que manejabamos, de un violador suelto, merecía tratarse con otra clase de prioridad.
Es obvio que las circunstancias en las que se encuentran estas dependencias no son las mejores, pero me asombró mucho el destrato con el que abordaron el tema.
Se trataba de una posible información vital sobre el delincuente más buscado de la zona…
¡Increíble!
Molestos y cansados, dejamos toda la data que poseíamos. Pero nos fuimos con esa sensación amarga de que un caso como este, le quedaba muy grande a esas personas.
No pedía la elaboración de un plan al mejor estilo CSI, pero al menos poder encontrar una forma conjunta de hacer algo en ese domingo que estaba por venir y que podría terminar con su captura.
Todo se resumió en un “nosotros nos vamos a encargar”.
La decepción con la que nos fuimos de ahí fue inmensa.
Ya el cansancio se me hacía insostenible y adolecía de un malestar físico y emocional enorme.
Una vez más, volví al hospital a ver si tenía la posibilidad de ver a Eliana. Tenía esa necesidad imperiosa de estar con ella.
Además, tenía que dejar a Roberto, su papá de vuelta.
Justo en ese momento también se encontraba mi vieja allí.
Quise verla pero seguía descansando.
Las novedades sobre su estado de salud eran cada vez más alentadoras, pero sin perjuicio de ello, continuaba recuperando fuerzas, sumergida en un sueño eterno.
Era “normal” según los galenos.
Finalmente desistí y decidí ir a dormir un poco, además, ya era tarde.
En el camino pensaba. Faltaba menos de 24 horas para la final del torneo femenino de fútbol.
¿Iban a ser capaces de armar alguna clase de operativo para agarrar a ese tipo?
A mi no me quedaba ninguna duda de que iba a estar ahí. Incluso, estaba dispuesto a ir a hacer lo que fuera necesario, también. Sí, manejaba una ira tremenda.
Al llegar a mi casa, le conté a mis viejos lo que había descubierto y se quedaron asombrados de la inoperancia con la que trabajaban algunos.
Quedamos en que después de dormir un poco veríamos qué podíamos hacer. Eso me dejó más tranquilo. Al menos había gente que sí se ocupaba.
Me metí en la ducha.
La grela que tenía encima después de andar por todos lados…
Me relajó bastante el agua caliente.
Al ver mi cicatriz al costado, me vino al cuerpo una sensación agridulce.
¡Qué irónico!
Hasta ese momento había estado orgulloso de la cicatriz que portaba. En su momento había defendido a Eliana y nada en el mundo me podía hacer sentir más feliz que eso.
Iluso… Creí que había terminado esa noche…
Creo que ahora sí tenía la oportunidad de hacer algo más. Y por dios que no la iba a desperdiciar.
Cómo no agarré ropa, salí solo con la toalla y, así como estaba, me desvanecí en la cama ni bien atravesé la puerta de la habitación.
Fue como si se apagara mi sistema nervioso íntegramente.
Toda la fatiga acumulada pareció inclinar la balanza y vencerme finalmente.
Me inundó una sensación de vacío impresionante, como si me encontrara flotando en el espacio, en lo más profundo.
Nunca me había pasado algo así. No podía discernir si era un sueño o no, pero se sentía real, como si en verdad no existiera la gravedad en esa noche inmensa.
Esa oscuridad, poco a poco, fue iluminándose.
Una especie de brillo incandescente pegaba en mi rostro cómo una ráfaga de calor.
¿Dónde me encontraba?
O mejor dicho ¿qué me estaba pasando?
De repente entré en una especie de cuarto. Oía voces que creí reconocer
Parecían chicos.
De a poco se hacía la imagen más clara.
Estaban sentados en ronda, en el piso.
“Dale, Juan te toca a vos” exclamó una de las voces.
Sí. En efecto la conocía era de mi amigo Martín.
Enseguida me ví en el piso, girando una botella.
Ahora lo recordaba, tendría 13 o 14 años y estábamos jugando a ese juego.
El amor con el que Martín se besó a Laura ese día, je.
Era evidente que estaban destinados a estar juntos esos dos.
Allí estaba Eliana, también, con su cabellera larga y negra, sentada justo en frente de mí.
Desde muy chiquita que era muy bonita.
La botella gira y todos están expectantes. Éramos solo unos chicos.
Luego de unas vueltas interminables, se detiene apuntándonos a nosotros dos.
Sí, me acuerdo algo de eso.
Todos se reían y nos cargaban.
Veo la cara de Eliana, muy tímida. Pero capto justo el momento en que frenó la botella. Abrió los ojos como un sapo y miró hacia los costados.
Dios… Eso no lo recordaba…
Se puso muy nerviosa, mientras la atención de todos está conmigo que estoy muerto de vergüenza en el piso.
“Vamos, dense un beso” repetían todos.
Eli traga saliva sin decir nada. Permanece estática en el suelo.
Yo, parezco estar en otra. No presto atención a su cara. Mi timidez era aún mayor como para mirarla.
Atinó a hacerme el gracioso para pasar la dulce pena.
En cambio, ella no. Hace caso omiso a los gestos y se queda mirándome.
¿Eso pasó así?
¿Cómo puede ser?
Las voces comienzan a perderse cuando tomo contacto visual con ella. Su blanca piel estaba ligeramente cubierta por rubor.
Esa cara infantil se apodera de mi atención.
¿Cómo no pude recordar semejante momento?
Nos comenzamos a mirar el uno al otro, sin interrupciones mientras el mundo a nuestro alrededor comienza a desaparecer.
¿Qué estoy esperando para besarla?
Ella mira pero no se anima. Yo quiero, pero no lo hago.
Es mi amiga, pienso… Pero… Es hermosa.
“Dale” le repito a mi yo más jóven para que lo haga.
Por un instante, tomo valor para hacerlo.
Comienzo a acercarme a ella, que parece esperarme ansiosa pero cauta.
Estoy muy cerca.
Soy un espectador de lujo en ese recuerdo. Era revivir el pasado, aquel pasado olvidado.
Es en ese entonces cuando una voz interrumpe.
“Chicos, vengan a comer”.
Cómo un rayo que cae sobre un campo minado, explota en mi cabeza.
La situación cambia y el momento se diluye. No llego a lograr mi cometido.
Estuvo cerca, pero no sucedió.
Luego, todos se levantan y vuelvo a ese espacio vacío.
Otra vez deambulando por la oscuridad.
Una vez más, me carcome la cabeza la idea de no haber pensando antes que Eliana era la persona que siempre había esperado.
Un calor tremendo se apodera de mí, como si me dirigiera hacia el sol.
Es insoportable.
Siento que me quemo.
Dios…
Unas ganas de gritar tremenda emergen desde mi interior. Mi cuerpo parece tomar velocidad. Lo siento en el rostro.
“Aaahh” grito.
Cada vez más fuerte. Al punto de romperme la garganta.
Duele…
Hasta que me despierto.
Miro a mi alrededor y está todo oscuro. Estoy agitado.
Era todo un sueño…
O no…
Estoy en bolas, totalmente sudado.
Miro la hora y son como las 3 de la mañana. Pero eso no es todo.
Tenía un mensaje de whatsapp de un número sin agendar de hacía al menos dos horas.
¿Quién será?
“Hola, amor… Recién me despierto, agarré el celu de mi papá para escribirte.
Te amo… Espero que estes descansando. Hasta mañana ❤”
Una gran sonrisa se me dibujó en el rostro.
Eliana me había escrito. Eso quería decir que ya estaba mejor.
La noticia no podía ser mejor.
Me pregunto si tendrá el teléfono aún.
Mmmm… No creo…
¿Cómo se sentirá? ¿Le dolerá mucho el cuerpo?
Quería levantarme e ir para allá.
Para colmo, no podía sacarme de la mente ese momento cuando éramos niños y tuve la oportunidad de darle un beso y no lo hice…
Ja…
¿Se acordará ella de eso?
Por un momento, pareció como si nada malo hubiera ocurrido.
Leer esos mensajes me reconfortaron mucho y ese recuerdo que regresó a mí, también.
Ahora quería abalanzarme sobre ella y besarla toda.
Esa carita divina, tan dulce.
Tal vez no era el mejor momento, pero pensar en ella, en los momentos en que estuvimos juntos, me ponía contento. Sobre todo, ahora, que las cosas parecían mejorar.
Hasta creo que tuve tiempo de excitarme un poco, con esas imágenes, je.
Y bueno, después de todo estaba en bolas en la cama. Era más propenso a que me pase si mi amigo estaba en libertad de acción…
Me volví a dormír pensando en ella. Más tranquilo.
El siguiente iba a ser un día intenso. Era el día de la final y tenía que estar con todas las luces prendidas.
Relajado y renovado, empecé el día D con un solo objetivo en mente: que se terminara todo esa pesadilla.
Sabía que el torneo era cerca del mediodía, por lo que tenía tiempo de pasar primero por la clínica para ver a Eliana.
Estaba ansioso por ver cómo se encontraba.
Tomé otra ducha para sacarme la transpiración seca de la noche anterior.
Una vez más, me olvidé de agarrarme la ropa.
Me envolví en una toalla y pegué un grito desde la puerta del baño, para ver si había alguien en casa.
Pero nadie respondió.
Es entonces que salí con la pequeña toalla de mano que quedaba en el baño.
Como nadie se encontraba en casa, me fui secando camino hacia mi habitación.
Lo que no esperaba era encontrarme a una persona, parada, junto a la puerta de entrada de la casa.
“Juan” exclamó ella, observándome completamente en bolas.
Me quedé duro.
YO: ¿Qué haces acá?.- Le contesté inmediatamente, mientras intentaba taparme el miembro.
Era Flavia.
¿Qué estaba haciendo ahí?
¿Cómo entró?
No entendía nada.
El gesto en su cara lo decía todo. Tentada, pero algo nerviosa por mi cara de pocos amigos.
FLA: Pasaba a ver cómo estabas… Tu mamá justo salía y me dejó entrar…- Se hacía la que no miraba y se reía de costado.
No sabía qué decirle.
YO: No podes aparecerte así en mi casa… Ya no estamos juntos..- Le contesté mientras trataba de ponerme la toalla para que no me vea, sin éxito.
FLA: No pienses cualquier cosa…
No podía creer que se riera de la situación.
YO: Encima te reís…- Al fin logré colocarme el trapo, bien.
FLA: Jajaja no hay nada que no haya visto antes… ¡Tranquilo!
No sabía si reirme o llorar.
La miré como diciendo “Qué carajos…”.
FLA: ¿Cómo está Eli?.- Me preguntó.
Yo estaba con todo el pelo revuelto y algo mojado, con el torso descubierto. Con la toalla colocada en la cintura y un bulto parcial en dirección a la izquierda.
Por más que no quisiera, se notaba. Y Flavia, lo miraba haciéndose la otra.
Más allá de que yo ya no sentía nada por ella, tengo que reconocer que estaba linda vestida.
Por supuesto que esto lo menciono solo a título informativo, pero tenía una calza ajustada gris, zapatillas deportivas y un top rosa en la parte de arriba, que dejaba a la vista sus abdominales marcados.
El pelo lo tenía atado.
Era claro que había salido a correr.
YO: Mejor… Justo estaba saliendo para allá…
FLA: ¿Alguna novedad del tipo ese?
YO: Descubrí algo…
Ella me miró sorprendida.
FLA: ¿Qué cosa?
YO: Dame un minuto que me cambio…-
FLA: Bueno, te acompaño…- Exclamó.
Me giré cómo no creyendo lo que dijo.
FLA: Es un chiste, boludo… Dale, andá… jajaja
¿Ahora estaba en chistosa?
Me dejó perplejo su actitud, pero quizá se había dejado de joder y se decidió a madurar de una vez…
Subí y me cambié rápido. Tengo que admitir que me ponía nervioso su presencia.
Si bien, podía notar cierto cambio en ella, también sabía que me podía esperar cualquier cosa. Que no me podía confiar.
Al volver a la sala, ella seguía ahí, en el mismo lugar.
YO: Sentate si queres… ¿Tomas algo?.- Le dije cordial.
FLA: No, no… Tengo agua ¡Gracias!.- Expresó sonriendo.
Se quedó semi sentada en uno de los respaldos del sillón.
FLA: Che… Linda cicatriz te quedó…
Había llegado a verla.
YO: Sí… Pudo ser peor pero, safé…
FLA: Dios…- Dijo como sorprendida.
YO: En fin… Encontré algo que indicaría que el tipo este mira a las chicas en el club Torres, donde Eli juega el campeonato femenino de fútbol…
FLA: ¿Sí? ¿Cómo sabes?
YO: Porque cuando la ambulancia se la llevó, ella tenía en la mano un folleto del torneo, fuertemente agarrado… Yo creí que era el que tenía en su casa, pero lo vi allá, también… Supongo que se lo sacó al flaco…
FLA: Jodeme, boludo…
YO: Además, haciendo memoria, creo que lo vi una vez, pegado al alambrado mirando a las jugadoras como un pajero… En el momento no le di importancia pero, creo que es el mismo con el que peleé…
Se quedó inmóvil. Me miraba con sus ojos claros sin entender nada.
FLA: ¿Y ahora?
YO: Di la información a la policía pero son unos inoperantes… Hoy al mediodía es la final…
FLA: ¡Ya, en tres horas!
YO: Sí, voy a ver a Eli y después voy a ir para allá…
FLA: ¿Qué, estás loco vos? ¿Cómo que vas a ir para allá?
YO: Sí, a ver qué onda…
FLA: ¿Y si te pasa algo?
YO: ¿Qué me va a pasar? Si va a estar lleno de gente…
FLA: Tenes una marca que dice mucho de lo que puede pasar…
YO: Ya veremos…
FLA: No hagas boludeces ¿queres? Si tenes pensado ir, andá con alguien…
Me llamaba la atención su repentino cambio, pero no me pareció para nada pretencioso. Lo sentí verdadero, por ende, no me salió serle tan cortante.
Tenía otra energía.
YO: ¿Vos bien?.- Le pregunté mirándola a los ojos.
No se esperaba que le preguntara tan sinceramente.
FLA: Sí, sí… Bien.- Expresó con un gesto nervioso, pero haciendo una mueca.
YO: Me alegro…
Se hizo un pequeño silencio.
Ella seguía en la misma posición.
Se veía que había estado entrenando últimamente. No la miré demasiado, pero solo por mencionar sus cambios, se la notaba más fit.
Siempre había sido una flaquita linda, pero ahora se la veía con más pierna, cola…
YO: Bueno… Me voy para el hospital…
FLA: Dale… No te jodo más… Mandale un saludo de mi parte a Eli
YO: Obvio, dale… Gracias por preocuparte…
Hizo una mueca de sonrisa y caminamos para salir de la casa.
Sentí que no daba, pero me ofrecí a llevarla. Después de todo, había un energumeno suelto y no quería que le pase nada.
Ya estaba perseguido, mal.
FLA: No jeje… Gracias, pero me voy corriendo…
YO: ¿Seguro?
FLA: Estoy acá cerquita…
Lo hice sin ningún tipo de intención ulterior. Simplemente, era consciente de lo que estaba ocurriendo.
Entonces, me despedí.
Le di un beso y ella a mí, bien. Me apoyó el brazo en el hombro.
FLA: ¡Ojo!
YO: Cuidate…- Le dije con una pequeña risa de costado. Creo que era la primera vez en mucho tiempo que me sacaba una…
Ella se fue caminando y, luego, siguió trotando.
Yo me subí al auto y seguí mi camino. Estaba bueno poder tener una relación madura con una ex novia. Y más, en unas circunstancias como las de ahora.
De todas formas, no podía creer lo que había pasado hacía instantes.
¡Me había visto la verga!
¿Cómo podía ser?
Dios…
De no creer.
En el interín, le envié un mensaje a mi amigo Martín, para ver si me hacía la segunda en el torneo.
No tenía novedades de la policía aún y tampoco quería quedarme sin hacer nada.
De una me dijo que sí.
Si se trataba de ayudar a Eliana, no tenía que pensarlo demasiado.
Genial, pensé.
Ahora tenía apoyo…
Cuando llegué al hospital, me dijeron que Eliana ya estaba despierta y que podía recibir visitas normalmente.
Una sensación de alegría inmensa se apoderó de mí.
Recuerdo que mientras iba camino hacia su habitación sentía nervios. Sí, como esa primera vez que estuvimos juntos.
¿Increíble, no?
No le iba a mencionar nada de lo que tenía planeado para ese día.
La puerta de su habitación estaba abierta.
Podía ver la punta sus pies cubierta por la sábana blanca.
Me asomé y golpee el marco.
“Servicio de habitación” dije en voz alta.
Eliana, que tenía toda su atención puesta en la tablet, miró enseguida hacia donde estaba yo.
Un brillo espectacular se adueñó de sus ojos.
A pesar de estar toda moreteada y magullada, una sonrisa hermosa se le formó en el rostro.
ELI: Ju…- Exclamó con la voz muy dulce.
YO: ¡Hey! ¿Cómo estás?
Ya era otra cosa.
Parecía quedar lejos esta imagen inerte de ella en la camilla.
Estaba sentada, hablando.
Pude sentir un gran alivio al verla así.
Qué ganas de tirarme encima de ella…
Con mucho cuidado, me acerqué a ella y la besé.
Le di un beso muy despacio en la boca. No podía ser demasiado brusco, pero fue suficiente como para suspirar.
Luego la abracé unos segundos.
YO: Recibí tu mensaje ayer a la madrugada, pero no sabía si tenías aún el celu…
ELI: No… Se lo llevó mi mamá… ¿cómo estás? ¡Te extrañé!
YO: Yo también te extrañé…
Volví a abrazarla. No podía despegarme de ella.
YO: Te amo… Mucho…
ELI: Yo también hermoso…
Fue un momento lindo.
Estuvimos un buen rato abrazados. Realmente lo necesitábamos.
Me ponía muy feliz que estuviera mejor.
YO: Perdón por no estar en ese momento… Me quiero morir…
ELI: ¿Cómo decís eso? No es tu culpa…
YO: Te tendría que haber ido a buscar… Quizá, si hubiera terminado antes o, me bañaba en tu casa, llegaba a tiempo
ELI: Sos mi novio, no mi chofer, ni mi niñero jaja… Además, todo oloroso… Fiuuuu…- Se reía.
Increíblemente re se reía de la situación.
YO: No puedo creer lo que pasó… No poder ser tan tierna para colmo.
La agarré de la mano.
ELI: Si no pasaba en ese momento, iba a pasar en otro…
YO: ¿Estás segura?
Hizo un gesto.
ELI: Recién se fue un oficial… Me tomaron declaración.
YO: ¿Ah sí?
ELI: Sí, conté todo lo que recordaba… Bajé del colectivo, caminé a casa y este tipo me estaba esperando atrás de un árbol. Corrí unos metros pero me agarró de atrás y me tapó la boca… Lo mordí, me soltó y me volvió a agarrar. Me quería meter dentro de un auto, no recuerdo el modelo, pero era azul, nuevito.
Yo escuchaba atento.
YO: El mismo de la otra vez…
ELI: Sí, sí… Yo no me dejé, lo patee, le pegué como pude… Me decía cosas, encima estaba oscuro y no había nadie en la calle… Y viste que no hay cámaras en la cuadra…
YO: No, que mierda eso…
ELI: Y yo me estaba safando, pero el me agarraba de todos lados, no me podía sostener…
YO: Te le plantaste… Una guerrera jaja.- Le sonreí y le hice un mimo en el rostro.
ELI: Sí jaja… Pero tenía fuerza…En la mano vi que tenía un folleto del torneo… Intenté sacarselo… Seguro frecuenta los partidos…
Sonreí…
ELI: ¿Qué?
YO: Sos una genia… Yo sabía… Encontré ese folleto y lo llevé a la comisaría…
Me miró sorprendida, como con admiración.
ELI: ¿Posta, amor?
YO: Sí… Supuse lo mismo que era de ahí…
Me sonrió, orgullosa. Al menos, eso decía su rostro.
De alguna forma, había logrado que captemos el mensaje, haciendo que su pelea esa noche no fuera en vano.
ELI: Sos terrible… Te diste cuenta…
YO: Jeje…
ELI: No me pillé al pedo jajaja
YO: Jaja sí… Me dijeron…
ELI: Fue mi último recurso, porque en un momento me empezó a pegar en la cara el hijo de mil putas… Me estaba a punto de meter en el auto y lo tuve que hacer… Quizá así lo espantaba…
YO: Sí, obvio… Siento un veneno dentro… Cómo te va a golpear… ¡Inhumano!
ELI: No pienses en eso… Ya pasó…
YO: No va a quedar así lo que te hizo… ¿Qué sabemos? Es colorado, blanco, barbudo, frecuenta el club Torres…
ELI: ¿Todo eso investigaste? jaja
YO: Algo…
ELI: Capo, mi amor jaja
YO: No te iba a contar, pero bueno… Ya que sabes lo que yo sé… Ahora al mediodía, me voy para el club con Martín… Me hace la segunda…
ELI: ¿Eh?.- Su cara se transformó.
YO: Ni trates de detenerme… ¡Está decidido! La policía no nos informó nada… Algo hay que hacer.
Me miró de costado.
Hizo una pequeña mueca.
YO: ¿Qué?
ELI: No vas a ir… Se sabe…
Me causó gracia, ternura.
Obvio que lo hacía para que no me pase nada.
Y era la primera vez que me daba una orden.
YO: ¿Perdón? jeje
ELI: Primero, no vas a ir porque yo lo digo ¿estamos? Segundo, no vas a ir porque está cerrado el club…
¿Cómo? ¿Cerrado?
Me descolocó totalmente.
YO: ¿Cerrado?
ELI: Sí, se suspendió el partido de hoy… Me dijeron las chicas hace un rato.
YO: ¿Por qué?
ELI: No había agua… Un problema con los caños o no sé qué…
Me quedé sin palabras.
Era la oportunidad para agarrarlo.
Me lamenté. Mucho.
YO: No puede ser… Estaba seguro que hoy lo agarraba… ¡Dios!
ELI: Ponete contento… Si la posponen lo suficiente, voy a poder jugar jaja
YO: Ja…
Si bien era cierto lo que ella decía, mi desilusión fue muy grande. Era importante su final para ella, sí. Pero agarrar al tipo también lo era. No solo por ella, sino por otras chicas que podrían estar en peligro también.
ELI: ¡Dale! En cualquier momento lo agarran…
Me abrazó ella a mí.
YO: Esperemos…- Le di un beso en el brazo.
ELI: Quizá con los días recuerde más… Lo último que me acuerdo es gritar muy fuerte y que me pegó con algo en la cabeza…
YO: Sí… creen que te pegó con una piedra o algo duro…
ELI: Encima, fueron dos minutos… Pasó rápido todo…
YO: Te la bancaste… Como la mejor…
ELI: No me salió gratis jaja
Verla reírse toda lastimada me causó una profunda admiración.
Siempre había tenido esa personalidad que te demuestra que no se puede joder con alguien como ella.
Claro, en circunstancias menores como en un boliche cuando alguien te cargosea o cuando te dicen algo por la calle, etc.
Jamás iba a creer que se encontraría en una situación así.
Pero ella demostró lo guerrera que era. Todo un ejemplo.
Yo estaba más embobado que nunca. Sumamente encantado. En verdad.
¿Me encontraba a la altura de una mujer así?
Mmmm…
Esperaba que sí…
YO: Para que muchas aprendan de vos…
ELI: No sé… Es lo que me salió hacer… Me pudo haber pasado algo peor…
YO: Sí… No quiero pensar en eso… No sabes lo que fue encontrarte como te encontré…
Me miró, ahora un poco más seria.
De seguro se imaginaba la situación.
ELI: Ya está, amor…- Me acarició en la mejilla.
YO: Dudo que me olvide de esa imagen alguna vez…
ELI: Bueno ¿Onda que no pensabas más en eso, no? ¿Queres? jaja
YO: Jeje difícil…
ELI: Pensá en lo que podemos hacer juntos cuando me den el alta… ¿Mejor, no?
YO: Jaja… Interesante…
ELI: Estoy un poco averiada… Así que me vas a tener que tratar con cariño… Más que de costumbre…
Me sacaba las sonrisas así de fácil.
YO: Jajaja me parece bien… ¿Te dijeron para cuanto tenes acá?
ELI: Depende cómo evolucione… Hay un par de hematomas que quieren estar seguros de que no sean nada… Pueden ser unos días nada más…
YO: Claro…
ELI: Ojalá sea pronto… ¿Sabes lo que esperé esa final? Quiero jugar…
Yo no quería ser pesimista. Ni cortarle la ilusión. Pero tampoco podía no decirle lo que pensaba.
YO: ¿Vos decís, amor?
ELI: Ahora que la pospusieron… Creo que en dos semanas voy a estar bien…
Me reí de amor, mal.
ELI: ¿Qué?
YO: Tenes fisura una costilla…
ELI: Lacerada… Que no es lo mismo…
Sin dudas, ya había vuelto a ser la misma de siempre. Como para que uno vaya y le diga lo que tiene que hacer… ¡Cómo no!
YO: ¡Ella vuelve entre algodones, con la 10 en la espalda!.- Le relaté… La hinchada corea su nombre “Eli, Eli”
ELI: Jajajaja ¡Callate, bobo! Lo digo de verdad… Dos semanas y estoy nueva…
YO: Te pasas…
La tomé sensiblemente de la pera y la traje hacia mi.
Ahora sí la besé como dios manda.
Chocamos nuestros labios, con cautela, pero con convicción. Por más que sentía el saborcito a sangre en su boca, no me importaba para nada. Ella era mi chica.
Una sensación hermosa de volver a sentir su saliva, su lengua…
Cómo la había extrañado.
Ella me tomó del rostro, con mucha dulzura.
ELI: Te amo, Ju… Ya quiero salir de acá para que nos vayamos a casa…
YO: Yo también te amo, bombón…
Nos besamos un buen rato.
Fue divino.
Creo que en dos oportunidades intentó entrar una enfermera y se volvió a ir por lo que hacíamos, je.
En la tercera, no le quedó otra que interrumpirnos.
Con Eli nos moríamos de risa porque la habíamos escuchado.
Ese sonrisa colorada y cómplice…
Única en su especie, Eliana.
Nos decíamos todo con la mirada.
Cambiamos de tema para no incomodar a la doctora.
YO: Hoy la vi a Flavia… Te mandó saludos.- Le comenté…
ELI: ¿Sí?.- Dijo sorprendida…
YO: Sí, en estos días me estuvo preguntando por vos…
ELI: Mirá… Bueno ¿y dónde la viste?.- Preguntó intrigada.
YO: Justo cuando venía para acá… Se apareció en casa. Yo me estaba bañando pero me dijo que mi vieja la dejó entrar cuando ella iba de salida…- Ya me estaba poniendo nervioso con el relato, je.
ELI: ¿Ah sí?
Los nervios empezaron a hacer lo que quisieron conmigo. Me tocaba la nuca, las manos, las piernas.
Ella me miraba.
YO: Sí, no sé después le voy a preguntar por qué la dejó pasar…
ELI: Bueno…- Sonrió, viva, sabiendo que me estaba nervioso hablar de ella.
Se ve que mis gestos hablaron por mí y la hicieron saber que había algo más.
ELI: ¿Qué?
YO: No, nada…- Definitivamente estaba regalado. Me reía como un boludo…
ELI: Te conozco Juan Cruz… ¿qué pasó?
YO: No lo vas a creer…
Se acomodó firme en la cama y posó toda su atención en mí.
ELI: ¿Qué te mandaste ahora? jjajaja
YO: ¿Cómo “ahora”?
ELI: Jaja… ¿Qué cagada te mandaste, nene?
YO: Creí que estaba solo en casa… Porque grité desde el baño y nadie me contestó…
ELI: Ya me imagino… ¿Como siempre te olvidaste la ropa?
Yo ya estaba rojo.
ELI: Mirate… Sos un tomate, nene.- Por más que quisiera ponerse seria, era imposible. Comenzó a tentarse.
YO: Es que… Sí.. bueno…
ELI: Saliste en bolas y te vio… ¿no? ¿es eso?
¿Cómo lo zupo? diría un famoso personaje.
Mi risa se lo confirmó.
ELI: Ahhh bueno… Yo acá internada y vos mostrándole tus partes a tu ex…
YO: Te juro que en la vida me hubiera imaginado que un domingo a las 9 de la mañana, Flavia iba a estar parada en la puerta de mi casa…
ELI: De seguro no era la única que estaba parada…- Expresó como mirando al costado, seria.
YO: No, amor…jaja… Sabes que no…- No sabía si continuar riéndome o llorar… Me cambié… Después me preguntó por vos y se fue… ¡Eso fue todo, lo juro!
ELI: Cerrá la puerta antes de salir…- Expresó y agarró la tablet.
Me quedé helado. La risa se me fue de golpe.
Un silencio sepulcral inundó la habitación.
Ella miraba con el ceño fruncido hacia la pantalla.
Lo único que oía eran mis latidos.
No podía ser…
Ni siquiera podía decirle nada
Nunca me había ignorado de esa manera. No que yo recordara.
El rojo de mi rostro, pasó a ser blanco, total.
La miré una vez más.
Ella seguía como si nada, en la suya.
Cuando de repente, noté un imperceptible movimiento en su mejilla.
Explotó en una carcajada que no pudo contener más. Comenzó a reírse sin parar.
¿Eh, qué? pensé.
Me miró, mordiéndose apenas los labios.
ELI: Ay, tu cara… ¡Fue genial!.- Seguía riéndose colorada.
¿Era joda?
YO: Eh… Amor…- No entendía nada.
ELI: Jajaja perdón… Me la dejaste y la tenía que hacer.- Continuó.
YO: No sé cuántos disgustos más pueda soportar…- Le dije mientras me abrazaba, contenta de su maldad.
ELI: Jajaja te amo… ¡Lindo!
YO: Entré como el mejor… Qué alivio jaja
ELI: Yo confío ciegamente en vos… Eso sabelo…
YO: Lo sé… Yo igual…
ELI: Pero me pregunto para qué te fue a ver si te podía mandar un mensaje… Jmm..
YO: Jaja
Tenía razón.
ELI: ¿No?
YO: Supuestamente pasó porque había salido a correr…
ELI: Mirá vos…
YO: ¡Igual yo la prefiero así, eh! Tranquilita, buena jaja
ELI: Sí, tenes razón jajaja ¡Olvidate!
YO: Pero bueno, si te escribe ya sabes…
ELI: Bueno jeje… Me tienen que traer el celu… No saben dónde quedó…
YO: Uhh, es verdad…
ELI: Pero bueno, en fin… ¿Vos qué estuviste haciendo? Además de ser Sherlock Holmes jaja
YO: Nada, básicamente estuvimos buscando info con tu viejo, fuimos a la comisaría, vinimos, fui, vine… Eso…
ELI: Bastante en dos días…
YO: Soñé con vos… ¿Cuenta?
Se le dibujó una sonrisa.
ELI: ¿Ah sí?
YO: Ajam…
ELI: ¿Qué soñaste?
YO: Creo que fue un recuerdo…
Me miraba asombrada.
ELI: Escucho…
YO: Éramos chicos… Estabamos con Laura, Martín y los demás, en un cumple… Jugábamos a la botellita.
Su gesto habló por sí solo.
No podía creer que lo recordara.
YO: ¿Te acordas?
ELI: Mmm sí… Me acuerdo.- Dijo con una mueca muy tierna.
YO: Nos había tocado a nosotros y…- Me interrumpió.
ELI: Lento…
YO: ¿Eh?.- Contesté descolocado…
ELI: Lento… Solo eso voy a decir…
¡Ah, pero me desvistió con solo una palabra!
YO: No, pero…
ELI: No pero nada… ¡Yo me acuerdo ese día, nene!
YO: ¡Pero te juro que te lo iba a dar!
ELI: ¿Ah sí? Te tomaste un buen rato meditando entonces… jaja
Me reí.
YO: Jaja era un nene…
ELI: Yo estaba ahí… Esperando… Y vos nada…
YO: No, perdón… Ahora te voy a dar miles en compensación…
ELI: Más te vale… Tengo atragantado ese día jajaja ¿Qué le pasaba?
YO: Y más que eso voy a hacer… Sos mi novia ahora
ELI: ¿Y?
YO: Eso quiere decir que terminó bien todo, al final jaja
ELI: Jajaja… Es verdad…
YO: Por eso… Hermosa, qué ganas de comerte toda que tengo…
ELI: No cambiaría entonces esa noche trunca, con este resultado.
YO: Ni yo…
Otra vez nos comimos la boca.
Sentir su saborcito y calor era insuperable. Por supuesto que no cambiaría ni loco esa noche, viendo como era nuestro futuro.
Estaba enamorado de ella y por la manera en qué me había pasado, estaba seguro de que era la correcta.
Así debía ser y así fue.
YO: Igual, aunque haya pasado el tiempo, te juro que te lo quería dar el beso…
Sonrió en mi boca.
ELI: ¿Sí?
YO: Sí… Así es…
ELI: Hermoso… ¿Cuándo nos vamos? jaja
YO: Jajaja ¡ya!
ELI: O También, podemos cerrar con llave…
La miré y noté una mirada asesina que me penetró hasta lo más recóndito de mis ondas cerebrales.
¿Sí? pensé.
YO: No me lo digas otra vez, eh…-
Pero aún desafiante dijo.
ELI: Podemos cerrar con llave…- Y levantó una ceja, bien diosa.
Sigan 😁
Perdón por la demora. He estado bastante ocupado las últimas semanas. Demasiado diría.
Pero si todo va bien, a fin del año que viene puedo ser abogado 😉
No aburriré en detalles, pero todo continúa como siempre.
Conforme pasen los días, volverá a haber material. Sigan en las redes ¡Es importante!
Saludos y gracias
Mi mejor amiga. Capítulo XVIII
¿Cómo no lo pensé antes?
Recordaba haber visto a un flaco que miraba como un pajero a las chicas mientras jugaban aquella vez.
Sí… Tenía que ser él.
Todo este tiempo y nunca se me ocurrió.
Claro, en ese momento no le di importancia ya que había muchos que se baboseaban con las piernas de las jugadoras…
¡Qué boludo!
De todas maneras, no recordaba el rostro, ya que lo tenía de espaldas a mí. Pero si la contextura, el color del pelo y cómo se encontraba mirando fijamente hacia adentro del campo.
Ahora todo tenía sentido…
La final de ese campeonato era inminente.
¿Y si volvía?
Algo muy dentro me decía que el tipo iba a estar ahí. Más que seguro estaba.
Sí…
Esta era la oportunidad.
Recuerdo que tomé la ropa para Eli y volé nuevamente hacia el hospital otra vez. Por supuesto que no le iba a contar nada. No quería sumarle una preocupación extra.
Podía sentir el cansancio, pero me encontraba tan pasado de rosca, que por inercia, seguí.
Su papá lo notó cuando recibió el bolso con las prendas.
ROB: Vos tenes que dormir un poco…
YO: Sí, sí…- Después le respondí algo activo.
ROB: Tenes una cara… Andá a dormir un rato. Eli ya está bien…
YO: ¿Está despierta?
ROB: No, no… Se acaba de dormir. Preguntó por vos…
Lo miré.
YO: ¿Sí?
ROB: Sí… Le dije que habías ido a buscarle unas cosas…
Miré en sentido a la puerta de la habitación.
Tenía ganas de entrar y verla una vez más, pero no quería perturbarla en su descanso.
YO: Ahí le traje bastantes cosas… Creo que será suficiente, al menos hasta mañana…
ROB: Dijo, también, que “gracias” y qué estés tranquilo…
Sonreí apenas de costado.
Qué dulce, pensé… Aunque no entendía por qué gracias.
YO: Quizá no sea nada… Pero creo que sé dónde podemos encontrar a la lacra esa.
ROB: ¿Eh, cómo? ¿Dónde?
YO: Creo que va a los torneos de las chicas… Ahí las debe marcar… Sean jugadoras o las que las van a ver… Estoy seguro de que lo ví ahí…
Su cara se puso pálida.
Un blanco fantasmal que le erizó la piel.
ROB: ¿Estás seguro?
YO: Casi que sí…
ROB: ¡Hay que ir a la comisaría, ya!
Le hice la seña de que sí.
ROB: Está viniendo Silvia… ¡Ni bien llega, vamos para allá!
YO: Vamos a agarrar a ese hijo de puta…
ROB: Dalo por hecho…- Me contestó apoyando su mano en mi hombro y con mirada determinante.
Mientras aguardamos a su esposa, yo trataba de hacer memoria sobre la noche que había truncado los intentos de atacar a Eliana la primera vez.
No sé si fue por la adrenalina o por qué, pero no tenía imágenes nítidas de ese día.
Lo único que me venía a la mente era esa barba colorada y el rostro blanco, de costado.
Tampoco estaba seguro si lo había inventado mi mente o si se trataba, meramente, de la unión de cabos a causa de la información que teníamos y los identikits que habíamos visto por todos lados…
Pero, bien en el fondo, me decía que todos esos indicios que tenía significaban algo concreto.
Cuando Silvia llegó salimos inmediatamente para la comisaría.
El oficial que había estado en el hospital, en algún momento se fue, dado que Eliana no estaba aún en condiciones de dar ningún tipo de declaración.
Fuimos en mi auto.
Era la primera vez que llevaba a alguien y se trataba nada más ni nada menos que de mi suegro.
Por obvias razones, no hablamos demasiado durante el camino, pero por momentos podía ver en su rostro la satisfacción que sentía de que fuera yo el compañero de su hija y no otro.
Aunque bueno, yo seguía sintiéndome culpable de no haber estado esa vez para ella.
Y me preguntaba qué hubiera pasado si le hubiese hecho algo peor.
Era una impotencia tremenda.
La ironía de todo eso era que, a pesar de todo, tenía que estar agradecido…
Pero el colmo de los colmos se dio cuando llegamos a la comisaría.
Más de dos horas nos mantuvieron esperando.
Parecía un chiste.
Y no por menospreciar los problemas de las demás personas presentes que se presentaban a efectuar reclamos. Pero una cuestión de gravedad como la que manejabamos, de un violador suelto, merecía tratarse con otra clase de prioridad.
Es obvio que las circunstancias en las que se encuentran estas dependencias no son las mejores, pero me asombró mucho el destrato con el que abordaron el tema.
Se trataba de una posible información vital sobre el delincuente más buscado de la zona…
¡Increíble!
Molestos y cansados, dejamos toda la data que poseíamos. Pero nos fuimos con esa sensación amarga de que un caso como este, le quedaba muy grande a esas personas.
No pedía la elaboración de un plan al mejor estilo CSI, pero al menos poder encontrar una forma conjunta de hacer algo en ese domingo que estaba por venir y que podría terminar con su captura.
Todo se resumió en un “nosotros nos vamos a encargar”.
La decepción con la que nos fuimos de ahí fue inmensa.
Ya el cansancio se me hacía insostenible y adolecía de un malestar físico y emocional enorme.
Una vez más, volví al hospital a ver si tenía la posibilidad de ver a Eliana. Tenía esa necesidad imperiosa de estar con ella.
Además, tenía que dejar a Roberto, su papá de vuelta.
Justo en ese momento también se encontraba mi vieja allí.
Quise verla pero seguía descansando.
Las novedades sobre su estado de salud eran cada vez más alentadoras, pero sin perjuicio de ello, continuaba recuperando fuerzas, sumergida en un sueño eterno.
Era “normal” según los galenos.
Finalmente desistí y decidí ir a dormir un poco, además, ya era tarde.
En el camino pensaba. Faltaba menos de 24 horas para la final del torneo femenino de fútbol.
¿Iban a ser capaces de armar alguna clase de operativo para agarrar a ese tipo?
A mi no me quedaba ninguna duda de que iba a estar ahí. Incluso, estaba dispuesto a ir a hacer lo que fuera necesario, también. Sí, manejaba una ira tremenda.
Al llegar a mi casa, le conté a mis viejos lo que había descubierto y se quedaron asombrados de la inoperancia con la que trabajaban algunos.
Quedamos en que después de dormir un poco veríamos qué podíamos hacer. Eso me dejó más tranquilo. Al menos había gente que sí se ocupaba.
Me metí en la ducha.
La grela que tenía encima después de andar por todos lados…
Me relajó bastante el agua caliente.
Al ver mi cicatriz al costado, me vino al cuerpo una sensación agridulce.
¡Qué irónico!
Hasta ese momento había estado orgulloso de la cicatriz que portaba. En su momento había defendido a Eliana y nada en el mundo me podía hacer sentir más feliz que eso.
Iluso… Creí que había terminado esa noche…
Creo que ahora sí tenía la oportunidad de hacer algo más. Y por dios que no la iba a desperdiciar.
Cómo no agarré ropa, salí solo con la toalla y, así como estaba, me desvanecí en la cama ni bien atravesé la puerta de la habitación.
Fue como si se apagara mi sistema nervioso íntegramente.
Toda la fatiga acumulada pareció inclinar la balanza y vencerme finalmente.
Me inundó una sensación de vacío impresionante, como si me encontrara flotando en el espacio, en lo más profundo.
Nunca me había pasado algo así. No podía discernir si era un sueño o no, pero se sentía real, como si en verdad no existiera la gravedad en esa noche inmensa.
Esa oscuridad, poco a poco, fue iluminándose.
Una especie de brillo incandescente pegaba en mi rostro cómo una ráfaga de calor.
¿Dónde me encontraba?
O mejor dicho ¿qué me estaba pasando?
De repente entré en una especie de cuarto. Oía voces que creí reconocer
Parecían chicos.
De a poco se hacía la imagen más clara.
Estaban sentados en ronda, en el piso.
“Dale, Juan te toca a vos” exclamó una de las voces.
Sí. En efecto la conocía era de mi amigo Martín.
Enseguida me ví en el piso, girando una botella.
Ahora lo recordaba, tendría 13 o 14 años y estábamos jugando a ese juego.
El amor con el que Martín se besó a Laura ese día, je.
Era evidente que estaban destinados a estar juntos esos dos.
Allí estaba Eliana, también, con su cabellera larga y negra, sentada justo en frente de mí.
Desde muy chiquita que era muy bonita.
La botella gira y todos están expectantes. Éramos solo unos chicos.
Luego de unas vueltas interminables, se detiene apuntándonos a nosotros dos.
Sí, me acuerdo algo de eso.
Todos se reían y nos cargaban.
Veo la cara de Eliana, muy tímida. Pero capto justo el momento en que frenó la botella. Abrió los ojos como un sapo y miró hacia los costados.
Dios… Eso no lo recordaba…
Se puso muy nerviosa, mientras la atención de todos está conmigo que estoy muerto de vergüenza en el piso.
“Vamos, dense un beso” repetían todos.
Eli traga saliva sin decir nada. Permanece estática en el suelo.
Yo, parezco estar en otra. No presto atención a su cara. Mi timidez era aún mayor como para mirarla.
Atinó a hacerme el gracioso para pasar la dulce pena.
En cambio, ella no. Hace caso omiso a los gestos y se queda mirándome.
¿Eso pasó así?
¿Cómo puede ser?
Las voces comienzan a perderse cuando tomo contacto visual con ella. Su blanca piel estaba ligeramente cubierta por rubor.
Esa cara infantil se apodera de mi atención.
¿Cómo no pude recordar semejante momento?
Nos comenzamos a mirar el uno al otro, sin interrupciones mientras el mundo a nuestro alrededor comienza a desaparecer.
¿Qué estoy esperando para besarla?
Ella mira pero no se anima. Yo quiero, pero no lo hago.
Es mi amiga, pienso… Pero… Es hermosa.
“Dale” le repito a mi yo más jóven para que lo haga.
Por un instante, tomo valor para hacerlo.
Comienzo a acercarme a ella, que parece esperarme ansiosa pero cauta.
Estoy muy cerca.
Soy un espectador de lujo en ese recuerdo. Era revivir el pasado, aquel pasado olvidado.
Es en ese entonces cuando una voz interrumpe.
“Chicos, vengan a comer”.
Cómo un rayo que cae sobre un campo minado, explota en mi cabeza.
La situación cambia y el momento se diluye. No llego a lograr mi cometido.
Estuvo cerca, pero no sucedió.
Luego, todos se levantan y vuelvo a ese espacio vacío.
Otra vez deambulando por la oscuridad.
Una vez más, me carcome la cabeza la idea de no haber pensando antes que Eliana era la persona que siempre había esperado.
Un calor tremendo se apodera de mí, como si me dirigiera hacia el sol.
Es insoportable.
Siento que me quemo.
Dios…
Unas ganas de gritar tremenda emergen desde mi interior. Mi cuerpo parece tomar velocidad. Lo siento en el rostro.
“Aaahh” grito.
Cada vez más fuerte. Al punto de romperme la garganta.
Duele…
Hasta que me despierto.
Miro a mi alrededor y está todo oscuro. Estoy agitado.
Era todo un sueño…
O no…
Estoy en bolas, totalmente sudado.
Miro la hora y son como las 3 de la mañana. Pero eso no es todo.
Tenía un mensaje de whatsapp de un número sin agendar de hacía al menos dos horas.
¿Quién será?
“Hola, amor… Recién me despierto, agarré el celu de mi papá para escribirte.
Te amo… Espero que estes descansando. Hasta mañana ❤”
Una gran sonrisa se me dibujó en el rostro.
Eliana me había escrito. Eso quería decir que ya estaba mejor.
La noticia no podía ser mejor.
Me pregunto si tendrá el teléfono aún.
Mmmm… No creo…
¿Cómo se sentirá? ¿Le dolerá mucho el cuerpo?
Quería levantarme e ir para allá.
Para colmo, no podía sacarme de la mente ese momento cuando éramos niños y tuve la oportunidad de darle un beso y no lo hice…
Ja…
¿Se acordará ella de eso?
Por un momento, pareció como si nada malo hubiera ocurrido.
Leer esos mensajes me reconfortaron mucho y ese recuerdo que regresó a mí, también.
Ahora quería abalanzarme sobre ella y besarla toda.
Esa carita divina, tan dulce.
Tal vez no era el mejor momento, pero pensar en ella, en los momentos en que estuvimos juntos, me ponía contento. Sobre todo, ahora, que las cosas parecían mejorar.
Hasta creo que tuve tiempo de excitarme un poco, con esas imágenes, je.
Y bueno, después de todo estaba en bolas en la cama. Era más propenso a que me pase si mi amigo estaba en libertad de acción…
Me volví a dormír pensando en ella. Más tranquilo.
El siguiente iba a ser un día intenso. Era el día de la final y tenía que estar con todas las luces prendidas.
Relajado y renovado, empecé el día D con un solo objetivo en mente: que se terminara todo esa pesadilla.
Sabía que el torneo era cerca del mediodía, por lo que tenía tiempo de pasar primero por la clínica para ver a Eliana.
Estaba ansioso por ver cómo se encontraba.
Tomé otra ducha para sacarme la transpiración seca de la noche anterior.
Una vez más, me olvidé de agarrarme la ropa.
Me envolví en una toalla y pegué un grito desde la puerta del baño, para ver si había alguien en casa.
Pero nadie respondió.
Es entonces que salí con la pequeña toalla de mano que quedaba en el baño.
Como nadie se encontraba en casa, me fui secando camino hacia mi habitación.
Lo que no esperaba era encontrarme a una persona, parada, junto a la puerta de entrada de la casa.
“Juan” exclamó ella, observándome completamente en bolas.
Me quedé duro.
YO: ¿Qué haces acá?.- Le contesté inmediatamente, mientras intentaba taparme el miembro.
Era Flavia.
¿Qué estaba haciendo ahí?
¿Cómo entró?
No entendía nada.
El gesto en su cara lo decía todo. Tentada, pero algo nerviosa por mi cara de pocos amigos.
FLA: Pasaba a ver cómo estabas… Tu mamá justo salía y me dejó entrar…- Se hacía la que no miraba y se reía de costado.
No sabía qué decirle.
YO: No podes aparecerte así en mi casa… Ya no estamos juntos..- Le contesté mientras trataba de ponerme la toalla para que no me vea, sin éxito.
FLA: No pienses cualquier cosa…
No podía creer que se riera de la situación.
YO: Encima te reís…- Al fin logré colocarme el trapo, bien.
FLA: Jajaja no hay nada que no haya visto antes… ¡Tranquilo!
No sabía si reirme o llorar.
La miré como diciendo “Qué carajos…”.
FLA: ¿Cómo está Eli?.- Me preguntó.
Yo estaba con todo el pelo revuelto y algo mojado, con el torso descubierto. Con la toalla colocada en la cintura y un bulto parcial en dirección a la izquierda.
Por más que no quisiera, se notaba. Y Flavia, lo miraba haciéndose la otra.
Más allá de que yo ya no sentía nada por ella, tengo que reconocer que estaba linda vestida.
Por supuesto que esto lo menciono solo a título informativo, pero tenía una calza ajustada gris, zapatillas deportivas y un top rosa en la parte de arriba, que dejaba a la vista sus abdominales marcados.
El pelo lo tenía atado.
Era claro que había salido a correr.
YO: Mejor… Justo estaba saliendo para allá…
FLA: ¿Alguna novedad del tipo ese?
YO: Descubrí algo…
Ella me miró sorprendida.
FLA: ¿Qué cosa?
YO: Dame un minuto que me cambio…-
FLA: Bueno, te acompaño…- Exclamó.
Me giré cómo no creyendo lo que dijo.
FLA: Es un chiste, boludo… Dale, andá… jajaja
¿Ahora estaba en chistosa?
Me dejó perplejo su actitud, pero quizá se había dejado de joder y se decidió a madurar de una vez…
Subí y me cambié rápido. Tengo que admitir que me ponía nervioso su presencia.
Si bien, podía notar cierto cambio en ella, también sabía que me podía esperar cualquier cosa. Que no me podía confiar.
Al volver a la sala, ella seguía ahí, en el mismo lugar.
YO: Sentate si queres… ¿Tomas algo?.- Le dije cordial.
FLA: No, no… Tengo agua ¡Gracias!.- Expresó sonriendo.
Se quedó semi sentada en uno de los respaldos del sillón.
FLA: Che… Linda cicatriz te quedó…
Había llegado a verla.
YO: Sí… Pudo ser peor pero, safé…
FLA: Dios…- Dijo como sorprendida.
YO: En fin… Encontré algo que indicaría que el tipo este mira a las chicas en el club Torres, donde Eli juega el campeonato femenino de fútbol…
FLA: ¿Sí? ¿Cómo sabes?
YO: Porque cuando la ambulancia se la llevó, ella tenía en la mano un folleto del torneo, fuertemente agarrado… Yo creí que era el que tenía en su casa, pero lo vi allá, también… Supongo que se lo sacó al flaco…
FLA: Jodeme, boludo…
YO: Además, haciendo memoria, creo que lo vi una vez, pegado al alambrado mirando a las jugadoras como un pajero… En el momento no le di importancia pero, creo que es el mismo con el que peleé…
Se quedó inmóvil. Me miraba con sus ojos claros sin entender nada.
FLA: ¿Y ahora?
YO: Di la información a la policía pero son unos inoperantes… Hoy al mediodía es la final…
FLA: ¡Ya, en tres horas!
YO: Sí, voy a ver a Eli y después voy a ir para allá…
FLA: ¿Qué, estás loco vos? ¿Cómo que vas a ir para allá?
YO: Sí, a ver qué onda…
FLA: ¿Y si te pasa algo?
YO: ¿Qué me va a pasar? Si va a estar lleno de gente…
FLA: Tenes una marca que dice mucho de lo que puede pasar…
YO: Ya veremos…
FLA: No hagas boludeces ¿queres? Si tenes pensado ir, andá con alguien…
Me llamaba la atención su repentino cambio, pero no me pareció para nada pretencioso. Lo sentí verdadero, por ende, no me salió serle tan cortante.
Tenía otra energía.
YO: ¿Vos bien?.- Le pregunté mirándola a los ojos.
No se esperaba que le preguntara tan sinceramente.
FLA: Sí, sí… Bien.- Expresó con un gesto nervioso, pero haciendo una mueca.
YO: Me alegro…
Se hizo un pequeño silencio.
Ella seguía en la misma posición.
Se veía que había estado entrenando últimamente. No la miré demasiado, pero solo por mencionar sus cambios, se la notaba más fit.
Siempre había sido una flaquita linda, pero ahora se la veía con más pierna, cola…
YO: Bueno… Me voy para el hospital…
FLA: Dale… No te jodo más… Mandale un saludo de mi parte a Eli
YO: Obvio, dale… Gracias por preocuparte…
Hizo una mueca de sonrisa y caminamos para salir de la casa.
Sentí que no daba, pero me ofrecí a llevarla. Después de todo, había un energumeno suelto y no quería que le pase nada.
Ya estaba perseguido, mal.
FLA: No jeje… Gracias, pero me voy corriendo…
YO: ¿Seguro?
FLA: Estoy acá cerquita…
Lo hice sin ningún tipo de intención ulterior. Simplemente, era consciente de lo que estaba ocurriendo.
Entonces, me despedí.
Le di un beso y ella a mí, bien. Me apoyó el brazo en el hombro.
FLA: ¡Ojo!
YO: Cuidate…- Le dije con una pequeña risa de costado. Creo que era la primera vez en mucho tiempo que me sacaba una…
Ella se fue caminando y, luego, siguió trotando.
Yo me subí al auto y seguí mi camino. Estaba bueno poder tener una relación madura con una ex novia. Y más, en unas circunstancias como las de ahora.
De todas formas, no podía creer lo que había pasado hacía instantes.
¡Me había visto la verga!
¿Cómo podía ser?
Dios…
De no creer.
En el interín, le envié un mensaje a mi amigo Martín, para ver si me hacía la segunda en el torneo.
No tenía novedades de la policía aún y tampoco quería quedarme sin hacer nada.
De una me dijo que sí.
Si se trataba de ayudar a Eliana, no tenía que pensarlo demasiado.
Genial, pensé.
Ahora tenía apoyo…
Cuando llegué al hospital, me dijeron que Eliana ya estaba despierta y que podía recibir visitas normalmente.
Una sensación de alegría inmensa se apoderó de mí.
Recuerdo que mientras iba camino hacia su habitación sentía nervios. Sí, como esa primera vez que estuvimos juntos.
¿Increíble, no?
No le iba a mencionar nada de lo que tenía planeado para ese día.
La puerta de su habitación estaba abierta.
Podía ver la punta sus pies cubierta por la sábana blanca.
Me asomé y golpee el marco.
“Servicio de habitación” dije en voz alta.
Eliana, que tenía toda su atención puesta en la tablet, miró enseguida hacia donde estaba yo.
Un brillo espectacular se adueñó de sus ojos.
A pesar de estar toda moreteada y magullada, una sonrisa hermosa se le formó en el rostro.
ELI: Ju…- Exclamó con la voz muy dulce.
YO: ¡Hey! ¿Cómo estás?
Ya era otra cosa.
Parecía quedar lejos esta imagen inerte de ella en la camilla.
Estaba sentada, hablando.
Pude sentir un gran alivio al verla así.
Qué ganas de tirarme encima de ella…
Con mucho cuidado, me acerqué a ella y la besé.
Le di un beso muy despacio en la boca. No podía ser demasiado brusco, pero fue suficiente como para suspirar.
Luego la abracé unos segundos.
YO: Recibí tu mensaje ayer a la madrugada, pero no sabía si tenías aún el celu…
ELI: No… Se lo llevó mi mamá… ¿cómo estás? ¡Te extrañé!
YO: Yo también te extrañé…
Volví a abrazarla. No podía despegarme de ella.
YO: Te amo… Mucho…
ELI: Yo también hermoso…
Fue un momento lindo.
Estuvimos un buen rato abrazados. Realmente lo necesitábamos.
Me ponía muy feliz que estuviera mejor.
YO: Perdón por no estar en ese momento… Me quiero morir…
ELI: ¿Cómo decís eso? No es tu culpa…
YO: Te tendría que haber ido a buscar… Quizá, si hubiera terminado antes o, me bañaba en tu casa, llegaba a tiempo
ELI: Sos mi novio, no mi chofer, ni mi niñero jaja… Además, todo oloroso… Fiuuuu…- Se reía.
Increíblemente re se reía de la situación.
YO: No puedo creer lo que pasó… No poder ser tan tierna para colmo.
La agarré de la mano.
ELI: Si no pasaba en ese momento, iba a pasar en otro…
YO: ¿Estás segura?
Hizo un gesto.
ELI: Recién se fue un oficial… Me tomaron declaración.
YO: ¿Ah sí?
ELI: Sí, conté todo lo que recordaba… Bajé del colectivo, caminé a casa y este tipo me estaba esperando atrás de un árbol. Corrí unos metros pero me agarró de atrás y me tapó la boca… Lo mordí, me soltó y me volvió a agarrar. Me quería meter dentro de un auto, no recuerdo el modelo, pero era azul, nuevito.
Yo escuchaba atento.
YO: El mismo de la otra vez…
ELI: Sí, sí… Yo no me dejé, lo patee, le pegué como pude… Me decía cosas, encima estaba oscuro y no había nadie en la calle… Y viste que no hay cámaras en la cuadra…
YO: No, que mierda eso…
ELI: Y yo me estaba safando, pero el me agarraba de todos lados, no me podía sostener…
YO: Te le plantaste… Una guerrera jaja.- Le sonreí y le hice un mimo en el rostro.
ELI: Sí jaja… Pero tenía fuerza…En la mano vi que tenía un folleto del torneo… Intenté sacarselo… Seguro frecuenta los partidos…
Sonreí…
ELI: ¿Qué?
YO: Sos una genia… Yo sabía… Encontré ese folleto y lo llevé a la comisaría…
Me miró sorprendida, como con admiración.
ELI: ¿Posta, amor?
YO: Sí… Supuse lo mismo que era de ahí…
Me sonrió, orgullosa. Al menos, eso decía su rostro.
De alguna forma, había logrado que captemos el mensaje, haciendo que su pelea esa noche no fuera en vano.
ELI: Sos terrible… Te diste cuenta…
YO: Jeje…
ELI: No me pillé al pedo jajaja
YO: Jaja sí… Me dijeron…
ELI: Fue mi último recurso, porque en un momento me empezó a pegar en la cara el hijo de mil putas… Me estaba a punto de meter en el auto y lo tuve que hacer… Quizá así lo espantaba…
YO: Sí, obvio… Siento un veneno dentro… Cómo te va a golpear… ¡Inhumano!
ELI: No pienses en eso… Ya pasó…
YO: No va a quedar así lo que te hizo… ¿Qué sabemos? Es colorado, blanco, barbudo, frecuenta el club Torres…
ELI: ¿Todo eso investigaste? jaja
YO: Algo…
ELI: Capo, mi amor jaja
YO: No te iba a contar, pero bueno… Ya que sabes lo que yo sé… Ahora al mediodía, me voy para el club con Martín… Me hace la segunda…
ELI: ¿Eh?.- Su cara se transformó.
YO: Ni trates de detenerme… ¡Está decidido! La policía no nos informó nada… Algo hay que hacer.
Me miró de costado.
Hizo una pequeña mueca.
YO: ¿Qué?
ELI: No vas a ir… Se sabe…
Me causó gracia, ternura.
Obvio que lo hacía para que no me pase nada.
Y era la primera vez que me daba una orden.
YO: ¿Perdón? jeje
ELI: Primero, no vas a ir porque yo lo digo ¿estamos? Segundo, no vas a ir porque está cerrado el club…
¿Cómo? ¿Cerrado?
Me descolocó totalmente.
YO: ¿Cerrado?
ELI: Sí, se suspendió el partido de hoy… Me dijeron las chicas hace un rato.
YO: ¿Por qué?
ELI: No había agua… Un problema con los caños o no sé qué…
Me quedé sin palabras.
Era la oportunidad para agarrarlo.
Me lamenté. Mucho.
YO: No puede ser… Estaba seguro que hoy lo agarraba… ¡Dios!
ELI: Ponete contento… Si la posponen lo suficiente, voy a poder jugar jaja
YO: Ja…
Si bien era cierto lo que ella decía, mi desilusión fue muy grande. Era importante su final para ella, sí. Pero agarrar al tipo también lo era. No solo por ella, sino por otras chicas que podrían estar en peligro también.
ELI: ¡Dale! En cualquier momento lo agarran…
Me abrazó ella a mí.
YO: Esperemos…- Le di un beso en el brazo.
ELI: Quizá con los días recuerde más… Lo último que me acuerdo es gritar muy fuerte y que me pegó con algo en la cabeza…
YO: Sí… creen que te pegó con una piedra o algo duro…
ELI: Encima, fueron dos minutos… Pasó rápido todo…
YO: Te la bancaste… Como la mejor…
ELI: No me salió gratis jaja
Verla reírse toda lastimada me causó una profunda admiración.
Siempre había tenido esa personalidad que te demuestra que no se puede joder con alguien como ella.
Claro, en circunstancias menores como en un boliche cuando alguien te cargosea o cuando te dicen algo por la calle, etc.
Jamás iba a creer que se encontraría en una situación así.
Pero ella demostró lo guerrera que era. Todo un ejemplo.
Yo estaba más embobado que nunca. Sumamente encantado. En verdad.
¿Me encontraba a la altura de una mujer así?
Mmmm…
Esperaba que sí…
YO: Para que muchas aprendan de vos…
ELI: No sé… Es lo que me salió hacer… Me pudo haber pasado algo peor…
YO: Sí… No quiero pensar en eso… No sabes lo que fue encontrarte como te encontré…
Me miró, ahora un poco más seria.
De seguro se imaginaba la situación.
ELI: Ya está, amor…- Me acarició en la mejilla.
YO: Dudo que me olvide de esa imagen alguna vez…
ELI: Bueno ¿Onda que no pensabas más en eso, no? ¿Queres? jaja
YO: Jeje difícil…
ELI: Pensá en lo que podemos hacer juntos cuando me den el alta… ¿Mejor, no?
YO: Jaja… Interesante…
ELI: Estoy un poco averiada… Así que me vas a tener que tratar con cariño… Más que de costumbre…
Me sacaba las sonrisas así de fácil.
YO: Jajaja me parece bien… ¿Te dijeron para cuanto tenes acá?
ELI: Depende cómo evolucione… Hay un par de hematomas que quieren estar seguros de que no sean nada… Pueden ser unos días nada más…
YO: Claro…
ELI: Ojalá sea pronto… ¿Sabes lo que esperé esa final? Quiero jugar…
Yo no quería ser pesimista. Ni cortarle la ilusión. Pero tampoco podía no decirle lo que pensaba.
YO: ¿Vos decís, amor?
ELI: Ahora que la pospusieron… Creo que en dos semanas voy a estar bien…
Me reí de amor, mal.
ELI: ¿Qué?
YO: Tenes fisura una costilla…
ELI: Lacerada… Que no es lo mismo…
Sin dudas, ya había vuelto a ser la misma de siempre. Como para que uno vaya y le diga lo que tiene que hacer… ¡Cómo no!
YO: ¡Ella vuelve entre algodones, con la 10 en la espalda!.- Le relaté… La hinchada corea su nombre “Eli, Eli”
ELI: Jajajaja ¡Callate, bobo! Lo digo de verdad… Dos semanas y estoy nueva…
YO: Te pasas…
La tomé sensiblemente de la pera y la traje hacia mi.
Ahora sí la besé como dios manda.
Chocamos nuestros labios, con cautela, pero con convicción. Por más que sentía el saborcito a sangre en su boca, no me importaba para nada. Ella era mi chica.
Una sensación hermosa de volver a sentir su saliva, su lengua…
Cómo la había extrañado.
Ella me tomó del rostro, con mucha dulzura.
ELI: Te amo, Ju… Ya quiero salir de acá para que nos vayamos a casa…
YO: Yo también te amo, bombón…
Nos besamos un buen rato.
Fue divino.
Creo que en dos oportunidades intentó entrar una enfermera y se volvió a ir por lo que hacíamos, je.
En la tercera, no le quedó otra que interrumpirnos.
Con Eli nos moríamos de risa porque la habíamos escuchado.
Ese sonrisa colorada y cómplice…
Única en su especie, Eliana.
Nos decíamos todo con la mirada.
Cambiamos de tema para no incomodar a la doctora.
YO: Hoy la vi a Flavia… Te mandó saludos.- Le comenté…
ELI: ¿Sí?.- Dijo sorprendida…
YO: Sí, en estos días me estuvo preguntando por vos…
ELI: Mirá… Bueno ¿y dónde la viste?.- Preguntó intrigada.
YO: Justo cuando venía para acá… Se apareció en casa. Yo me estaba bañando pero me dijo que mi vieja la dejó entrar cuando ella iba de salida…- Ya me estaba poniendo nervioso con el relato, je.
ELI: ¿Ah sí?
Los nervios empezaron a hacer lo que quisieron conmigo. Me tocaba la nuca, las manos, las piernas.
Ella me miraba.
YO: Sí, no sé después le voy a preguntar por qué la dejó pasar…
ELI: Bueno…- Sonrió, viva, sabiendo que me estaba nervioso hablar de ella.
Se ve que mis gestos hablaron por mí y la hicieron saber que había algo más.
ELI: ¿Qué?
YO: No, nada…- Definitivamente estaba regalado. Me reía como un boludo…
ELI: Te conozco Juan Cruz… ¿qué pasó?
YO: No lo vas a creer…
Se acomodó firme en la cama y posó toda su atención en mí.
ELI: ¿Qué te mandaste ahora? jjajaja
YO: ¿Cómo “ahora”?
ELI: Jaja… ¿Qué cagada te mandaste, nene?
YO: Creí que estaba solo en casa… Porque grité desde el baño y nadie me contestó…
ELI: Ya me imagino… ¿Como siempre te olvidaste la ropa?
Yo ya estaba rojo.
ELI: Mirate… Sos un tomate, nene.- Por más que quisiera ponerse seria, era imposible. Comenzó a tentarse.
YO: Es que… Sí.. bueno…
ELI: Saliste en bolas y te vio… ¿no? ¿es eso?
¿Cómo lo zupo? diría un famoso personaje.
Mi risa se lo confirmó.
ELI: Ahhh bueno… Yo acá internada y vos mostrándole tus partes a tu ex…
YO: Te juro que en la vida me hubiera imaginado que un domingo a las 9 de la mañana, Flavia iba a estar parada en la puerta de mi casa…
ELI: De seguro no era la única que estaba parada…- Expresó como mirando al costado, seria.
YO: No, amor…jaja… Sabes que no…- No sabía si continuar riéndome o llorar… Me cambié… Después me preguntó por vos y se fue… ¡Eso fue todo, lo juro!
ELI: Cerrá la puerta antes de salir…- Expresó y agarró la tablet.
Me quedé helado. La risa se me fue de golpe.
Un silencio sepulcral inundó la habitación.
Ella miraba con el ceño fruncido hacia la pantalla.
Lo único que oía eran mis latidos.
No podía ser…
Ni siquiera podía decirle nada
Nunca me había ignorado de esa manera. No que yo recordara.
El rojo de mi rostro, pasó a ser blanco, total.
La miré una vez más.
Ella seguía como si nada, en la suya.
Cuando de repente, noté un imperceptible movimiento en su mejilla.
Explotó en una carcajada que no pudo contener más. Comenzó a reírse sin parar.
¿Eh, qué? pensé.
Me miró, mordiéndose apenas los labios.
ELI: Ay, tu cara… ¡Fue genial!.- Seguía riéndose colorada.
¿Era joda?
YO: Eh… Amor…- No entendía nada.
ELI: Jajaja perdón… Me la dejaste y la tenía que hacer.- Continuó.
YO: No sé cuántos disgustos más pueda soportar…- Le dije mientras me abrazaba, contenta de su maldad.
ELI: Jajaja te amo… ¡Lindo!
YO: Entré como el mejor… Qué alivio jaja
ELI: Yo confío ciegamente en vos… Eso sabelo…
YO: Lo sé… Yo igual…
ELI: Pero me pregunto para qué te fue a ver si te podía mandar un mensaje… Jmm..
YO: Jaja
Tenía razón.
ELI: ¿No?
YO: Supuestamente pasó porque había salido a correr…
ELI: Mirá vos…
YO: ¡Igual yo la prefiero así, eh! Tranquilita, buena jaja
ELI: Sí, tenes razón jajaja ¡Olvidate!
YO: Pero bueno, si te escribe ya sabes…
ELI: Bueno jeje… Me tienen que traer el celu… No saben dónde quedó…
YO: Uhh, es verdad…
ELI: Pero bueno, en fin… ¿Vos qué estuviste haciendo? Además de ser Sherlock Holmes jaja
YO: Nada, básicamente estuvimos buscando info con tu viejo, fuimos a la comisaría, vinimos, fui, vine… Eso…
ELI: Bastante en dos días…
YO: Soñé con vos… ¿Cuenta?
Se le dibujó una sonrisa.
ELI: ¿Ah sí?
YO: Ajam…
ELI: ¿Qué soñaste?
YO: Creo que fue un recuerdo…
Me miraba asombrada.
ELI: Escucho…
YO: Éramos chicos… Estabamos con Laura, Martín y los demás, en un cumple… Jugábamos a la botellita.
Su gesto habló por sí solo.
No podía creer que lo recordara.
YO: ¿Te acordas?
ELI: Mmm sí… Me acuerdo.- Dijo con una mueca muy tierna.
YO: Nos había tocado a nosotros y…- Me interrumpió.
ELI: Lento…
YO: ¿Eh?.- Contesté descolocado…
ELI: Lento… Solo eso voy a decir…
¡Ah, pero me desvistió con solo una palabra!
YO: No, pero…
ELI: No pero nada… ¡Yo me acuerdo ese día, nene!
YO: ¡Pero te juro que te lo iba a dar!
ELI: ¿Ah sí? Te tomaste un buen rato meditando entonces… jaja
Me reí.
YO: Jaja era un nene…
ELI: Yo estaba ahí… Esperando… Y vos nada…
YO: No, perdón… Ahora te voy a dar miles en compensación…
ELI: Más te vale… Tengo atragantado ese día jajaja ¿Qué le pasaba?
YO: Y más que eso voy a hacer… Sos mi novia ahora
ELI: ¿Y?
YO: Eso quiere decir que terminó bien todo, al final jaja
ELI: Jajaja… Es verdad…
YO: Por eso… Hermosa, qué ganas de comerte toda que tengo…
ELI: No cambiaría entonces esa noche trunca, con este resultado.
YO: Ni yo…
Otra vez nos comimos la boca.
Sentir su saborcito y calor era insuperable. Por supuesto que no cambiaría ni loco esa noche, viendo como era nuestro futuro.
Estaba enamorado de ella y por la manera en qué me había pasado, estaba seguro de que era la correcta.
Así debía ser y así fue.
YO: Igual, aunque haya pasado el tiempo, te juro que te lo quería dar el beso…
Sonrió en mi boca.
ELI: ¿Sí?
YO: Sí… Así es…
ELI: Hermoso… ¿Cuándo nos vamos? jaja
YO: Jajaja ¡ya!
ELI: O También, podemos cerrar con llave…
La miré y noté una mirada asesina que me penetró hasta lo más recóndito de mis ondas cerebrales.
¿Sí? pensé.
YO: No me lo digas otra vez, eh…-
Pero aún desafiante dijo.
ELI: Podemos cerrar con llave…- Y levantó una ceja, bien diosa.
14 comentarios - Mi mejor amiga XVIII