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Enrique: Al fin mi hermana, mi esposa y yo

Una vez que regresamos del río, nos incorporamos al grupo familiar como si nada hubiese pasado. Estuvimos compartiendo hasta el mediodía cuando mi hermana sugirió que regresáramos al pueblo para pasar el resto de la tarde en la piscina del hotel.
Llegamos al hotel y pedimos algo para almorzar alrededor de la piscina.
Pasaron aproximadamente como dos horas cuando mi hermana le pidió a Ana que la acompañara a comprar algunas cosas.
Mi cuñado y yo nos quedamos junto con los niños en la piscina.
Pasaron aproximadamente dos horas más para cuando ellas regresaron, recogimos las cosas y cada familia subió a su habitación.
Al rato mi cuñado tocó la puerta diciendo que llevaría a los niños al parque de diversiones que estaba instalado en el pueblo, Ana le dijo que los acompañaría.
En virtud de eso yo decidí quedarme a descansar en la habitación. Me recosté y me quedé dormido.
No se cuanto tiempo había pasado cuando sentí a mi hermana entrar a la habitación, pero supuse que estaba buscando algo que había olvidado, pero mayor fue mi sorpresa cuando vino directo a la cama, se acostó a mi lado, me abrazó y buscó mis labios para darme un beso.
Ante esa situación mi pija reaccionó inmediatamente y se comenzó a parar, respondí al abrazo y bajé acompasadamente mis manos hasta las nalgas de mi hermana, que llevaba puesto un short que le quedaba holgado y una franela sin brassier. Metí mis manos debajo del short y nuevamente quedé sorprendido, ya que mi hermana no llevaba puesta bombacha. Eso hizo que mi pija terminara de ponerse a punto.
Me incorporé en la cama y le quité la franela, dejando al aire sus hermosas tetas y no pude evitar la tentación de dedicarme a chuparle sus pezones y a lamerle lentamente sus pezones, haciendo que mi hermana comenzara a retorcerse de placer. Evidentemente ella ya venía caliente y me fue muy fácil terminar de encenderla. Mientras le chupaba las tetas bajé mi mano hasta la concha de mi hermana y comencé a frotar ligeramente su clítoris, ya su concha empezaba a humedecerse y mis dedos se deslizaban suavemente, permitiéndoles entrar y salir con facilidad.
Cuando su concha ya estaba totalmente encharcada, bajé mi cara y me dispuse a beberme sus fluidos vaginales, a lamerle su concha, a chuparle sus jugos.
Ya estaba demasiado encendida y me pidió que la penetrara, pero antes decidió ponerse en cuatro patas de cara a la puerta.
Cuando estaba en lo mejor de la cogida que le estaba dando a mi hermana, sonó el cerrojo de la puerta, yo intenté retraerme, pero mi hermana no me lo permitió.
Olvidé el asunto y me dediqué a bombearle pija a mi hermana, en esa posición es realmente excitante ya que puedo ver todo su culo y agarrarle sus tetas sintiendo que tengo el control de su cuerpo y ella disfrutando siendo sometida por mi verga encajada en su concha. Mi hermana gemía y me pedía que la penetrara con mayor intensidad.
Repentinamente se abrió la puerta y SORPRESA!!!!! …Era mi esposa que había decidido regresar, pero contrariamente a lo que me esperaba (una escena de celos) puso el cerrojo y empezó a desvestirse, sonriendo pícaramente.
Yo no estaba entendiendo lo que pasaba, pero mi hermana que aun estaba ensartada en mi pija, le dijo: Ana, apúrate que este hombre está realmente divino.
Me dejas algo, no te lo goces todo – Ana respondió.
Esos comentarios me pusieron a millón y me puse darle mas duro a mi hermana, Ana se acercó y se paró desnuda delante de mi hermana, quien la agarró por las tetas y comenzó a chupárselas, Ana bajo su cara y buscó los labios de mi hermana y se fundieron en un beso, un beso tan erótico como nunca lo había visto, era un beso de pasión, me pareció hermosamente excitante.
Se despegaron y Ana se acercó a mi para darme un beso también. En ese momento mi hermana se despegó de mi pija, dejándome con mi verga a punto de estallar. Ana bajó hasta mi pija y la llevó a su boca para darme una mamada magistral. Mientras tanto mi hermana buscó su bolso y sacó un consolador, se colocó detrás de Ana y se lo introdujo. Mi esposa se meneaba disfrutando la cogida que le estaba dando mi hermana, mientras me chupaba la pija.
Me tumbaron en la cama y se acostaron junto a mi, dejandome a un lado. Ellas se dieron a besarse y a tocarse como las diosas, esa situación me tenía muy excitado y se me ocurrió bajar a chuparles sus conchas, mientras se la chupaba a mi esposa, mi hermana se metía el consolador en su concha.
Cuando ya estabamos a punto de acabar, mi hermana se levantó y me hizo que me montara sobre Ana, mientras ella lubricó el consolador y se lo puso en el culo de mi esposa y comenzó a perforarle su trasero. Ana gemia y se retorcía ante la doble penetración.
Yo no aguanté más y acabé en la concha de mi esposa.
Mi hermana me apartó y metió su cara en la concha de Ana, donde yo acababa de vaciar mi leche, la chupó intensamente sacando los líquidos que le habia derramado, Ana no aguantó y se escuchó un grito de placer, al momento de tener su orgasmo.
Me acosté a su lado y mi hermana aún a nuestros pies, se dedicó a lamer suavemente mi pija limpiando todo residuo de semen.
Luego se ubicó al otro lado, dejándome en el medio de mis dos mujeres.
Cuando iba a hacer un comentario, ambas me taparon la boca y me pidieron que me quedara callado y que disfrutara el momento.
Allí estaba yo en medio de mis dos excelentes mujeres que amo, entregados en una difícil, pero fascinante relación.

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