Hola queridos amigos, aprecio mucho los mensajes que me han enviado extrañándome, como me acostumbré a subir mis vivencias sin cerrar mi cuenta olvidé el acceso y me cansé de intentar hasta que por fin lo logré ya que no quería abrir otra cuenta nueva, para los que no me conocen soy una mujer casada, bien dotada, de piel morena, infelizmente casada, así que le di libre albedrío a mi cuerpo y a mis deseos, ya que tengo 41 años y no quiero llegar a vieja sin gozar mucho de la vida.
Tengo mucho que contarles ya que en este tiempo sin escribir he probado vivencias deliciosas, no me duele ya ser una mujer madura casada caliente, me gusta dar placer y a la vez divertirme con quien me da la gana a escondidas de mi marido, por eso llevo una doble vida, de la cual no me arrepiento.
Para empezar, les recuerdo que mi marido me adora mucho, pero es muy ingenuo y lamentablemente no me satisface en la cama como otros hombres y mujeres si lo han hecho. Debido a su ingenuidad es que he podido tener muchas aventuras indecentes con personas que al verme detectan mi apetito sexual y se ofrecen a satisfacer dichos deseos, más cuando tengo unas tetas grandes y firmes al igual que un trasero grande que al caminar logro erecciones en los hombres que me miran, me fascina que me deseen y este cuerpo siento que lo tengo para eso, para provocar y cumplir mis antojos.
Ya mi lista de amantes está creciendo, conste que no lo hago con cualquiera pues soy sana, eso sí, disfruto mucho la leche en todos mis agujeros, sobre todo probarla cuando va cayendo hacia mi boca, la bebo como si tuviera mucha sed y me encanta cuando me echan bastante hasta ahogarme y regármela en la cara.
Como en algunas publicaciones dije, a veces mis vivencias no las busco pero en esta que le contaré si, resulta que el jefe de mi marido con el cual me acosté para ayudar a mi marido en su trabajo se acordó de mi luego de ya mucho tiempo sin verlo e invitó a mi marido y a mí a pasar el fin de semana en su casa de playa, mi marido me contó que le resultó extraño eso y que estaba inseguro de aceptar por lo del virus, yo sabía que era porque quería buscar una excusa para verme ya que por la situación actual no podía y quería sacarle dinero así que le dije a mi marido que aceptara pues estaba cansada de estar encerrada en casa.
El aceptó y salimos a la casa del jefe de mi marido, él nos recibió contento y le dijo a mi marido que su esposa e hijos no iban ya que estaban en el extranjero, así que la pasaríamos los tres y como él no quería estar solo nos invitó (cosa que yo ni le creí), le dijo a mi marido que pasara nuestras maletas y las de él que tenía allí mismo a su auto para viajar en un solo vehículo y mi marido fue diligente como perro siguiendo las órdenes de su amo.
Yo lo miré y le dije:
¿Me querías ver?
Jefe: Claro que si zorra, ven a besarme.
Yo: Si papi….
El me haló hacía si mismo y nos dimos un rico beso con lengua incluida, sus manos atrevidas me empezaron a manosear el culo apretándomelo, me besó el cuello y me bajé la blusa para que me chupara las tetas, quedó pegado como bebé en ellas.
Yo: Las extrañabas papi?
Jefe: Si perra, son bien grandes y ricas…
Yo: Déjame darte algo que te gustaba probar….
Me subí la falda, no traía ropa interior, el quedó fascinado y se agacho a darme una rica probada de lengua en mi coño, el cual se mojó enseguida, devoró cada líquido que salía de mí.
Yo: mmmm papi eres bien cochinito.
Jefe: Y tu una perra sucia que te gusta que te hagan porquerías, te voy a culear en la casa cuando lleguemos pero chúpame lo que te gusta chupar.
Yo: si bebe pero te sacaré la leche rápido ya que mi marido no demora en regresar…
Le bajé el pantalón y me metí a la boca su verga, se la chupé con muchas ganas, no tardó en ponerse durísima, tenía un sabor fuerte, como que había sudado haciendo algo, eso me hizo sentir más puta y se la mamé más duro, escuchaba sus gemidos de gusto, me decía: “qué rico la chupas perrita, pobre de tu marido, no sabe lo puta que eres”, yo le sonreí mientras devoraba esa verga cabezona, extrañaba tenerla en mi boca, no es la más grande que he tenido en mi boca pero sabe muy sabrosa.
El cabrón llamó por teléfono a mi marido y le pidió revisar si en sus maletas estaban las llaves de su casa que no las encontraba, lo cual supe que era una excusa para que se demorara más, cerró la llamada y me dijo:
“Vamos puta, chúpala duro que quiero darte lo que te gusta beber”.
Yo: ¡Si bebe dámela, quiero tu leche!…
Se la mamé más fuerte y duro y el no pudo aguantarse más y escupió chorros de semen caliente en mi boca, que gustosa saboreé, me la trague toda y con mi lengua le limpie su verga.
Nos sentamos a esperar a mi marido, el cual sin percatarse lo que pasó le dijo a su jefe que no encontró sus llaves, el muy infeliz le dijo que no se preocupara que ya las había hallado, mi marido ni se fijó que en el medio de mi falda se veía mojada, era la humedad de la lamida de coño que me dio su jefe.
Nos fuimos para su casa de verano, muy hermosa y elegante por cierto, comimos y nos fuimos a la zona de playa, no tenía vecinos cerca, el se jactaba de que le costó mucho dinero, nos sentamos los tres frente al mar y empezamos a conversar y beber licor (no me gusta mencionar marcas para no promocionarlas ja ja), les dije: ¡metámonos al agua!, el flojo de mi marido no quiso, yo me quité el pareo quedando para sorpresa de mi marido y de su jefe con un bikini blanco que casi no me cubría nada, mi culo y tetas se apreciaban casi al completo, ni hablar de mi coño que luchaba por cubrirse con el diminuto traje de baño que usé, salí corriendo al agua, sabiendo que a mi amante eso le iba a calentar mucho viendo mover mi rico trasero.
El salió a acompañarme, mientras mi marido se quedó leyendo un libro tan intelectual es, el cabrón se hundía en el agua para tocarme el culo y el coño, yo con el miedo de ver a mi marido tan cerca me comporté bien pero no aguanté tanta calentura y le hice lo mismo, hundiéndome en el agua y masturbándolo con mis manos, no resistí y le dije que mandara a mi marido a buscar más licor, él le gritó pidiéndole que fuera a hacer lo que pedí y como su voz es ley fue mi marido raudo a la casa por el pedido, aprovechamos y salimos del mar y él me llevó detrás de unas rocas, me puso en cuatro y me la clavó con muchas ganas, empezó ese mete y saca sabroso, me nalgueaba de vez en cuando diciéndome que ese culo era de él, yo me reí sabiendo que en eso estaba equivocado pues ya se lo han comido otros, disfrutaba esas pelotas chocando contra mis nalgas, el me agarraba duro, casi salvaje, en verdad me hacía su perra.
No aguantó y me la clavó en mi culo, lancé un gemido fuerte pues tenía rato sin que me dieran por detrás, el vio que me dolió y empezó a meterla más fuerte, yo gemía sin parar, no me importaba si mi marido nos encontrara así, hasta le echaría la culpa por aceptar buscarme la tentación, pero en la calentura imaginé que mi marido no demoraría en llegar y empecé a menear mis nalgas al ritmo de su verga, esa fricción hizo que el no aguantara y tirara otro chorro de leche, esta vez dentro de mi culo, sentía cómo me llenaba, no imaginé que un hombre ya bien maduro tuviera tanta leche, me dijo al oído que en la noche me llenaba el coño y nos fuimos hacia las sillas, ya mi marido estaba allí y yo para que dejara de pensar algo malo le dije que su jefe me enseñó una parte de la playa más bonita.
Al sentarme sentía dolor, me habían cogido duro pero con un dolor que me encanta, seguimos hablando de muchas cosas los tres, su jefe me lanzaba miradas obscenas y yo se las devolvía sabiendo lo mal que nos portamos, mi marido no se merece esto pero más puede mi deseo carnal, en la noche apenas durmió mi marido me fui a la cama de su jefe y no se si es que usa pastillas o algo vigorizante pues en su cama me siguió dando verga como a una puta barata, esta vez sí se vino dentro de mi coño, me paré sorprendida de tanta leche que me dio, muchos hombres de su edad de a suerte logran venirse una vez pero este cabrón siempre tenía leche para mí, me fui a acostar con mi marido sin limpiarme, quería sentir esa leche adentro.
El sábado seguí culeando con él cuando mandó a mi marido por víveres en su auto, no se por qué mi esposo es tan confiado o si quizás ya sabe todo y se hace el desatendido, el asunto es que cada vez que estaba a solas con mi amante era una cogida segura que me daba, yo me di gusto cabalgándolo y meneándome como me gusta, le pregunté qué tomó para estar vuelto un semental y me dijo que era un secreto, nunca me quiso decir pero por mi encantada, su verga me llenaba, me hacía tener ricos orgasmos, la ponía entre mis tetas y se masturbaba en ellas, yo era su juguete sexual y no me importaba, al regresar mi marido nos sorprendimos de ver que no venía solo, venía otro hombre en otro auto deportivo, un joven entre los 24 a 28 años, alto, guapo, noté el parecido que tenía con el jefe de mi marido y así fue, era su hijo que vino a pasar unos meses con él, su padre no le gustó esa visita sorpresa y lo saludó toscamente, como quedaba poco tiempo para estar conmigo sus planes se afectaron, el joven al verme quedó observándome de arriba a abajo, sobre todo miró mis tetas y enseguida supe que ese muchacho ya podría ser una nueva experiencia, pero eso se los contaré en otro momento.
Tengo mucho que contarles ya que en este tiempo sin escribir he probado vivencias deliciosas, no me duele ya ser una mujer madura casada caliente, me gusta dar placer y a la vez divertirme con quien me da la gana a escondidas de mi marido, por eso llevo una doble vida, de la cual no me arrepiento.
Para empezar, les recuerdo que mi marido me adora mucho, pero es muy ingenuo y lamentablemente no me satisface en la cama como otros hombres y mujeres si lo han hecho. Debido a su ingenuidad es que he podido tener muchas aventuras indecentes con personas que al verme detectan mi apetito sexual y se ofrecen a satisfacer dichos deseos, más cuando tengo unas tetas grandes y firmes al igual que un trasero grande que al caminar logro erecciones en los hombres que me miran, me fascina que me deseen y este cuerpo siento que lo tengo para eso, para provocar y cumplir mis antojos.
Ya mi lista de amantes está creciendo, conste que no lo hago con cualquiera pues soy sana, eso sí, disfruto mucho la leche en todos mis agujeros, sobre todo probarla cuando va cayendo hacia mi boca, la bebo como si tuviera mucha sed y me encanta cuando me echan bastante hasta ahogarme y regármela en la cara.
Como en algunas publicaciones dije, a veces mis vivencias no las busco pero en esta que le contaré si, resulta que el jefe de mi marido con el cual me acosté para ayudar a mi marido en su trabajo se acordó de mi luego de ya mucho tiempo sin verlo e invitó a mi marido y a mí a pasar el fin de semana en su casa de playa, mi marido me contó que le resultó extraño eso y que estaba inseguro de aceptar por lo del virus, yo sabía que era porque quería buscar una excusa para verme ya que por la situación actual no podía y quería sacarle dinero así que le dije a mi marido que aceptara pues estaba cansada de estar encerrada en casa.
El aceptó y salimos a la casa del jefe de mi marido, él nos recibió contento y le dijo a mi marido que su esposa e hijos no iban ya que estaban en el extranjero, así que la pasaríamos los tres y como él no quería estar solo nos invitó (cosa que yo ni le creí), le dijo a mi marido que pasara nuestras maletas y las de él que tenía allí mismo a su auto para viajar en un solo vehículo y mi marido fue diligente como perro siguiendo las órdenes de su amo.
Yo lo miré y le dije:
¿Me querías ver?
Jefe: Claro que si zorra, ven a besarme.
Yo: Si papi….
El me haló hacía si mismo y nos dimos un rico beso con lengua incluida, sus manos atrevidas me empezaron a manosear el culo apretándomelo, me besó el cuello y me bajé la blusa para que me chupara las tetas, quedó pegado como bebé en ellas.
Yo: Las extrañabas papi?
Jefe: Si perra, son bien grandes y ricas…
Yo: Déjame darte algo que te gustaba probar….
Me subí la falda, no traía ropa interior, el quedó fascinado y se agacho a darme una rica probada de lengua en mi coño, el cual se mojó enseguida, devoró cada líquido que salía de mí.
Yo: mmmm papi eres bien cochinito.
Jefe: Y tu una perra sucia que te gusta que te hagan porquerías, te voy a culear en la casa cuando lleguemos pero chúpame lo que te gusta chupar.
Yo: si bebe pero te sacaré la leche rápido ya que mi marido no demora en regresar…
Le bajé el pantalón y me metí a la boca su verga, se la chupé con muchas ganas, no tardó en ponerse durísima, tenía un sabor fuerte, como que había sudado haciendo algo, eso me hizo sentir más puta y se la mamé más duro, escuchaba sus gemidos de gusto, me decía: “qué rico la chupas perrita, pobre de tu marido, no sabe lo puta que eres”, yo le sonreí mientras devoraba esa verga cabezona, extrañaba tenerla en mi boca, no es la más grande que he tenido en mi boca pero sabe muy sabrosa.
El cabrón llamó por teléfono a mi marido y le pidió revisar si en sus maletas estaban las llaves de su casa que no las encontraba, lo cual supe que era una excusa para que se demorara más, cerró la llamada y me dijo:
“Vamos puta, chúpala duro que quiero darte lo que te gusta beber”.
Yo: ¡Si bebe dámela, quiero tu leche!…
Se la mamé más fuerte y duro y el no pudo aguantarse más y escupió chorros de semen caliente en mi boca, que gustosa saboreé, me la trague toda y con mi lengua le limpie su verga.
Nos sentamos a esperar a mi marido, el cual sin percatarse lo que pasó le dijo a su jefe que no encontró sus llaves, el muy infeliz le dijo que no se preocupara que ya las había hallado, mi marido ni se fijó que en el medio de mi falda se veía mojada, era la humedad de la lamida de coño que me dio su jefe.
Nos fuimos para su casa de verano, muy hermosa y elegante por cierto, comimos y nos fuimos a la zona de playa, no tenía vecinos cerca, el se jactaba de que le costó mucho dinero, nos sentamos los tres frente al mar y empezamos a conversar y beber licor (no me gusta mencionar marcas para no promocionarlas ja ja), les dije: ¡metámonos al agua!, el flojo de mi marido no quiso, yo me quité el pareo quedando para sorpresa de mi marido y de su jefe con un bikini blanco que casi no me cubría nada, mi culo y tetas se apreciaban casi al completo, ni hablar de mi coño que luchaba por cubrirse con el diminuto traje de baño que usé, salí corriendo al agua, sabiendo que a mi amante eso le iba a calentar mucho viendo mover mi rico trasero.
El salió a acompañarme, mientras mi marido se quedó leyendo un libro tan intelectual es, el cabrón se hundía en el agua para tocarme el culo y el coño, yo con el miedo de ver a mi marido tan cerca me comporté bien pero no aguanté tanta calentura y le hice lo mismo, hundiéndome en el agua y masturbándolo con mis manos, no resistí y le dije que mandara a mi marido a buscar más licor, él le gritó pidiéndole que fuera a hacer lo que pedí y como su voz es ley fue mi marido raudo a la casa por el pedido, aprovechamos y salimos del mar y él me llevó detrás de unas rocas, me puso en cuatro y me la clavó con muchas ganas, empezó ese mete y saca sabroso, me nalgueaba de vez en cuando diciéndome que ese culo era de él, yo me reí sabiendo que en eso estaba equivocado pues ya se lo han comido otros, disfrutaba esas pelotas chocando contra mis nalgas, el me agarraba duro, casi salvaje, en verdad me hacía su perra.
No aguantó y me la clavó en mi culo, lancé un gemido fuerte pues tenía rato sin que me dieran por detrás, el vio que me dolió y empezó a meterla más fuerte, yo gemía sin parar, no me importaba si mi marido nos encontrara así, hasta le echaría la culpa por aceptar buscarme la tentación, pero en la calentura imaginé que mi marido no demoraría en llegar y empecé a menear mis nalgas al ritmo de su verga, esa fricción hizo que el no aguantara y tirara otro chorro de leche, esta vez dentro de mi culo, sentía cómo me llenaba, no imaginé que un hombre ya bien maduro tuviera tanta leche, me dijo al oído que en la noche me llenaba el coño y nos fuimos hacia las sillas, ya mi marido estaba allí y yo para que dejara de pensar algo malo le dije que su jefe me enseñó una parte de la playa más bonita.
Al sentarme sentía dolor, me habían cogido duro pero con un dolor que me encanta, seguimos hablando de muchas cosas los tres, su jefe me lanzaba miradas obscenas y yo se las devolvía sabiendo lo mal que nos portamos, mi marido no se merece esto pero más puede mi deseo carnal, en la noche apenas durmió mi marido me fui a la cama de su jefe y no se si es que usa pastillas o algo vigorizante pues en su cama me siguió dando verga como a una puta barata, esta vez sí se vino dentro de mi coño, me paré sorprendida de tanta leche que me dio, muchos hombres de su edad de a suerte logran venirse una vez pero este cabrón siempre tenía leche para mí, me fui a acostar con mi marido sin limpiarme, quería sentir esa leche adentro.
El sábado seguí culeando con él cuando mandó a mi marido por víveres en su auto, no se por qué mi esposo es tan confiado o si quizás ya sabe todo y se hace el desatendido, el asunto es que cada vez que estaba a solas con mi amante era una cogida segura que me daba, yo me di gusto cabalgándolo y meneándome como me gusta, le pregunté qué tomó para estar vuelto un semental y me dijo que era un secreto, nunca me quiso decir pero por mi encantada, su verga me llenaba, me hacía tener ricos orgasmos, la ponía entre mis tetas y se masturbaba en ellas, yo era su juguete sexual y no me importaba, al regresar mi marido nos sorprendimos de ver que no venía solo, venía otro hombre en otro auto deportivo, un joven entre los 24 a 28 años, alto, guapo, noté el parecido que tenía con el jefe de mi marido y así fue, era su hijo que vino a pasar unos meses con él, su padre no le gustó esa visita sorpresa y lo saludó toscamente, como quedaba poco tiempo para estar conmigo sus planes se afectaron, el joven al verme quedó observándome de arriba a abajo, sobre todo miró mis tetas y enseguida supe que ese muchacho ya podría ser una nueva experiencia, pero eso se los contaré en otro momento.
0 comentarios - Fui infiel a mi marido y lo gocé- El regreso