Hola, tu respuesta a mi fantasía me ha encantado, me has puesto supercaliente y deseando seguir adelante con este relato que aunque es producto de la imaginación los dos sabemos las ganas que existen de hacerlo realidad.
Siguiendo en el morbo que estamos decidimos volver a encontrarnos en un cuarto de hotel. Mi mujer escogió sus prendas íntimas más sexy y lindas para agradarte en nuestro encuentro.
Llegó el día esperado, los dos te esperamos en el loby del hotel. A tu llegada yo te doy un abrazo y luego saludas a mi esposa con un beso en la boca, lengua con lengua. Subiendo al cuarto aprovechas que estamos solos los tres en el ascensor y delante mio le agarras las nalga a mi mujer y la atraes hacia ti dándole otro beso en el que le chupas los labios con todo y lengua.
Viéndolos yo ya no resisto mi pene de lo duro que está. Se me hace difícil caminar el tramo del ascensor a la habitación viéndote como la llevas escoltada con tu mano en sus nalgas.
Ya en el cuarto ustedes se olvidan de mi, y yo feliz pues mi deseo es mirar como tu te la follas a ella. Me siento en una butaca a observar como la vas desnudando dejándola solo con las dos piezas que con esmero escogió para lucirtelas. En realidad le lucían hermosas en su cuerpo, me sentí orgulloso de ser el marido de una mujer tan sensual y bella. Y más excitado me sentí cuando vi el bulto que se formó en tu pantalón cuando la vistes en frente de ti, con solo su ropa interior negra y sus tacones y medias puestas. Sus carnes blancas hacían un contraste perfecto con el negro de sus prendas.
Al suelo cayeron tus ropas, y ya desnudo pude observar en todo su esplendor tu verga dura y erecta. Me pareció más grande que la vez anterior y a mi esposa estoy seguro que le dió la misma impresión pues su cara se iluminó al verla.
Entonces mi mujer hizo algo que yo no esperaba, se dejó caer de espaldas en mi falda y abriendo las piernas te ofreció su concha.
Arrodillado entre sus piernas vi como le arrancas tes el pantie de un jalón y metiste tu cara entre sus piernas buscando con tu boca su vagina. El contacto fué brutal, yo sentí a mi esposa extremecerse de gusto cuando hurgastes con tu lengua su vagina.
Luego de darle una rica mamado sentiste que había llegado el momento de follarla. Y para mi agrado la follastes en la misma posición en que estaba. Yo podía sentir cada estocada que le dabas. Tu la hacías sufrir sacando tu verga hasta afuera de su vagina para luego clavarla hasta el fondo haciéndola gritar toda clase de frases soeces con cada embestida.
Para mi fue maravilloso oír a mi mujer diciendo que ella era tu puta, que la clavara como el macho que eras, no como la porquería de marido que ella tenia. Sus palabra insultantes hacia mi eran música a mis oidos. Me sentí el cornudo más feliz de la tierra escuchando y viendo como hacías gozar a mi esposa.
Dicen que lo bueno no dura mucho, pero contigo se equivocaron, cuando ya pensaba que estabas acabando, le ordenastes a mi mujer que se virara. Ella quedó en cuatro, pero con su cara y sus manos frente a mi pene. Tu le pediste que se metiera mi pene en la boca y me la chupara, a lo que ella acedió sin chistar.
Me di cuenta del rol que estabas tomando, eras el macho, el que daba las ordenes, mi esposa y yo eramos tus servidores. Me gustó eso, mi papel de cornudo estaba ya definido. Desde ese instante te comvertiste en mi corneador, y mi esposa tu puta. Tu amante. Tu no lo sabias, pero desde ese momento sentí una necesidad tremenda de complacerte en todo lo que me pidieras.
El grito de placer de mi esposa me sacó de mis pensamientos. Fué cuando me di cuenta que le habías metido tu verga completa en el culo. Ella no paraba de gritar, no sabia si era de dolor o de gusto. Lo que si sabía es que le estabas dando bien duro por detrás pues a cada estocada la butaca en que estábamos se movía bien brusco.
Yo no pude aguantar tanta excitación y me vine en su cara. Ella trató de recibirla en la boca pero cada vez que tu la clavaba se le salia, así que terminé embarradole los labios y la cara con mi leche.
Tu te viniste dentro de ella, en su culo. Tu semen le inundó las entrañas, y al sacarselo le salió un chorro a presión mojandole de leche sus medias y sus piernas....
(Hasta aquí dejare de contarte mi fantasia para tener algo que contarte luego) un abrazo, nos seguimos comunicando.. le estoy dando casco a lo de instalar el skype.
Siguiendo en el morbo que estamos decidimos volver a encontrarnos en un cuarto de hotel. Mi mujer escogió sus prendas íntimas más sexy y lindas para agradarte en nuestro encuentro.
Llegó el día esperado, los dos te esperamos en el loby del hotel. A tu llegada yo te doy un abrazo y luego saludas a mi esposa con un beso en la boca, lengua con lengua. Subiendo al cuarto aprovechas que estamos solos los tres en el ascensor y delante mio le agarras las nalga a mi mujer y la atraes hacia ti dándole otro beso en el que le chupas los labios con todo y lengua.
Viéndolos yo ya no resisto mi pene de lo duro que está. Se me hace difícil caminar el tramo del ascensor a la habitación viéndote como la llevas escoltada con tu mano en sus nalgas.
Ya en el cuarto ustedes se olvidan de mi, y yo feliz pues mi deseo es mirar como tu te la follas a ella. Me siento en una butaca a observar como la vas desnudando dejándola solo con las dos piezas que con esmero escogió para lucirtelas. En realidad le lucían hermosas en su cuerpo, me sentí orgulloso de ser el marido de una mujer tan sensual y bella. Y más excitado me sentí cuando vi el bulto que se formó en tu pantalón cuando la vistes en frente de ti, con solo su ropa interior negra y sus tacones y medias puestas. Sus carnes blancas hacían un contraste perfecto con el negro de sus prendas.
Al suelo cayeron tus ropas, y ya desnudo pude observar en todo su esplendor tu verga dura y erecta. Me pareció más grande que la vez anterior y a mi esposa estoy seguro que le dió la misma impresión pues su cara se iluminó al verla.
Entonces mi mujer hizo algo que yo no esperaba, se dejó caer de espaldas en mi falda y abriendo las piernas te ofreció su concha.
Arrodillado entre sus piernas vi como le arrancas tes el pantie de un jalón y metiste tu cara entre sus piernas buscando con tu boca su vagina. El contacto fué brutal, yo sentí a mi esposa extremecerse de gusto cuando hurgastes con tu lengua su vagina.
Luego de darle una rica mamado sentiste que había llegado el momento de follarla. Y para mi agrado la follastes en la misma posición en que estaba. Yo podía sentir cada estocada que le dabas. Tu la hacías sufrir sacando tu verga hasta afuera de su vagina para luego clavarla hasta el fondo haciéndola gritar toda clase de frases soeces con cada embestida.
Para mi fue maravilloso oír a mi mujer diciendo que ella era tu puta, que la clavara como el macho que eras, no como la porquería de marido que ella tenia. Sus palabra insultantes hacia mi eran música a mis oidos. Me sentí el cornudo más feliz de la tierra escuchando y viendo como hacías gozar a mi esposa.
Dicen que lo bueno no dura mucho, pero contigo se equivocaron, cuando ya pensaba que estabas acabando, le ordenastes a mi mujer que se virara. Ella quedó en cuatro, pero con su cara y sus manos frente a mi pene. Tu le pediste que se metiera mi pene en la boca y me la chupara, a lo que ella acedió sin chistar.
Me di cuenta del rol que estabas tomando, eras el macho, el que daba las ordenes, mi esposa y yo eramos tus servidores. Me gustó eso, mi papel de cornudo estaba ya definido. Desde ese instante te comvertiste en mi corneador, y mi esposa tu puta. Tu amante. Tu no lo sabias, pero desde ese momento sentí una necesidad tremenda de complacerte en todo lo que me pidieras.
El grito de placer de mi esposa me sacó de mis pensamientos. Fué cuando me di cuenta que le habías metido tu verga completa en el culo. Ella no paraba de gritar, no sabia si era de dolor o de gusto. Lo que si sabía es que le estabas dando bien duro por detrás pues a cada estocada la butaca en que estábamos se movía bien brusco.
Yo no pude aguantar tanta excitación y me vine en su cara. Ella trató de recibirla en la boca pero cada vez que tu la clavaba se le salia, así que terminé embarradole los labios y la cara con mi leche.
Tu te viniste dentro de ella, en su culo. Tu semen le inundó las entrañas, y al sacarselo le salió un chorro a presión mojandole de leche sus medias y sus piernas....
(Hasta aquí dejare de contarte mi fantasia para tener algo que contarte luego) un abrazo, nos seguimos comunicando.. le estoy dando casco a lo de instalar el skype.
1 comentarios - CHAT ENTRE CORNUDO Y CORNEADOR