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Hola, me llamo Luz, tengo 40 2

Tengo un amigo llamado Bruno de cuando estudiaba en la universidad, que siempre me pareció atractivo y él siempre me piropeaba, pero por cosas del destino nunca se dio nada entre nosotros, quizás porque en ese entonces yo tenía pareja y él igual, o porque yo estaba entretenida con otros, en fin, el punto es que siempre lo vi más como un amigo que una potencial pareja.
Han pasado varios años desde que salimos de la universidad, pero siempre con Bruno estuvimos en contacto por las redes sociales y últimamente nos hemos encontrado, siempre como amigos, ya que él vive cerca de donde trabajo y nos reunimos a veces a la hora de almuerzo o cuando termina mi jornada laboral me lo encuentro y conversamos de todo gracias a la confianza que nos tenemos.
En una de estas conversaciones de mucha confianza él me contó que se compró unos condones nuevos que tienen unas protuberancias que dan mayor placer, yo no sé del tema, ya que con mi marido Andrés lo hacemos sin condón.
Bruno me dijo que le gustaría probar estos condones nuevos, pero que le faltaba una compañera que esté dispuesta a ofrecerse para probar siendo penetrada con esos condones y que le contara cómo se sienten.
Me comentó que como nosotros nos tenemos confianza y nos conocemos desde tanto tiempo, yo podría ser la indicada, si es que no tenía inconveniente, ya que no le sería infiel a mi marido porque solo sería un favor entre amigos para probar los condones.
La propuesta me sorprendió porque me lo dijo con mucha naturalidad, lo pensé un poco y luego me convenció que solo sería un favor que le haría como su amiga así que acepté y quedamos de juntarnos al día siguiente después de mi jornada laboral.
Esa noche me costó conciliar el sueño pensando en la propuesta de Bruno, pero me convencí a mi misma que sería una buena amiga y que quizás no sea tan malo probar esos dichosos condones con Bruno, después de todo siempre sentí atracción por él.
Al día siguiente le dije a mi marido que me quedaría a trabajar hasta más tarde, algo que no le causó sospechas porque era habitual a veces quedarme hasta un poco más tarde, de hecho a veces el mismo me iba a buscar fuera del trabajo.
Bruno me pasó a buscar cuando salía del trabajo y lo acompañé a su casa a pocas cuadras donde conversamos un poco, luego me invitó a su dormitorio y desde el armario sacó una caja de condones.
Esos eran los dichosos condones que quería probar, le dije que como buena amiga no tenía problema en ayudarlo a probarlos, así que nos desvestimos y una vez desnudos nos sentamos sobre su cama.
El abrió la caja, sacó uno de los condones y se lo colocó en su ya erecto pene el cual me impresionó porque Bruno tenía un miembro bastante apetecible.
Me acosté de espaldas en la cama, Bruno se subió sobre mi, nos quedamos mirando a los ojos y le dije que me penetrara con confianza y yo le diría como se siente.
Bruno comenzó a pasar su pene por sobre los vellos de mi vagina, luego lo acomodó en la entrada y lentamente comenzó a insertarlo dentro mío a lo que yo le decía que ya estaba entrando y podía sentirlo.
Una vez dentro en su totalidad lo sacó un poco y volvió a insertarlo lentamente, se sentía exquisito y estuvimos así un buen rato mientras yo le decía lo bien que se sentía.
Bruno me preguntó si podía tocar mis pechos, le dije que si, entonces comenzó a acariciar y besar mis pechos mientras yo lo abrazaba para que no se despegara de mi a la vez que me acercaba a sus labios y lo besaba de tal forma que nuestras lenguas se entrelazaban.
Me preguntó cómo se sentía y le dije la verdad, se sentía muy rico, luego me dijo que debíamos probar en otra posición así que me acosté boca abajo, él se montó sobre mí y me penetró la vagina desde atrás mientras me abrazaba y apretaba los pechos.
Era una delicia sentir su pene entrar y salir dentro mío a la vez que me presionaba los pechos y me acariciaba los vellos de mi vagina.
Estuvimos así hasta que terminamos juntos, después de un rato saco su pene de mi vagina, se sacó el condón y lo desechó, por lo visto con abundante semen en su interior.
Me preguntó cómo se sintió el condón, le dije que estuvo increíble, y toda coqueta le dije que no sabría decirle si era a causa del condón necesariamente, a lo que Bruno sonrió y me dijo que para comparar la próxima vez lo podíamos volver a hacer con un condón común con el fin que le dijera si había mucha diferencia.
Así que quedamos de juntarnos al día siguiente y hacerlo con los condones comunes y yo le diría las diferencias que sentía, pero se me ocurrió sumarle una tercera y cuarta opción para probar, ya que consideré que deberíamos hacerlo también sin condón, para comparar con propiedad, a lo cual Bruno asintió con una gran sonrisa.
En ese momento tomé mi teléfono, llamé a mi marido y le dije que ya me dirigía a casa, no sin antes informarle que durante el resto de esa semana me iba a tocar todos los días quedarme hasta más tarde en el trabajo, mientras le guiñaba un ojo a Bruno.

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