Mi ginecólogo, me parecía un hombre interesante y para mi era un hombre muy atractivo, ya que se cuidaba muchisimo y todo ello sumado a la relación de toda mujer con su ginecólogo que es especial al ser un hombre que conoce todas nuestras intimidades, Llegue a la consulta, solo había una mujer esperando delante mía así que yo era la ultima, al cabo de un rato de estar sola esperando ya que la mujer que estaba antes que yo ya había entrado, llegó la enfermera y me dijo que podía pasar. Entre en la consulta del doctor, me saludo y me pregunto que cómo estaba, si sentía alguna molestia, una vez que le respondi a todo, le dije: “Juan, queria consultarte otra cosa” “Dime, corazon” -me respondio él “Veras, soy una mujer a la que le encanta el sexo y los juegos sexuales, mi marido y yo somos muy abiertos sexualmente por lo que contemplamos los intercambios de pareja, además, ambos nos hemos dado libertad para practicar sexo con otros y ambos lo hacemos regularmente. Mi pregunta es si el ser promiscua sexualmente hablando me puede perjudicar en algún sentido Él me contestó: “No especialmente, el mantener relaciones con diferentes hombres mas que nada tiene riesgos de contagio enfermedades de transmisión sexual, pero nada que ver con la operacion» Yo le volvi a preguntar: Vamos que por ejemplo si tu y yo… ya sabes, no habría problemas, solo el riesgo de que propria contagiarme en el caso que tu tuvieses alguna enfermedad. Mientras me iba contestando, observé que mi idea había dado resultado, primero por su mirada, pues me observaba con un interés mucho más sexualmente abierto que el que había empleado nunca y además, por el bulto que se iba formando en su entrepierna. “Exacto, Yo conozco amigos míos que se dedican a los intercambios de pareja, si quieres te los presento” “No, Juan, no hace falta, a mi lo que me interesa es conocer a algun hombre cercano, incluso hacer un trio”. Yo esperaba que al decirle lo anterior se diera por enterado y tuviera alguna reacción, lo que sucedió. “Anda ve a la sala de al lado y vete desnudando para hacerte la revision” Pasé a la sala de al lado y empece a desnudarme, me quite el pantalon y luego baje mis bombachita, me quede solo en camiseta. Entro y me dijo que me quitara todo, yo en un principio me quede un poco dubitativa, pero no tarde nada en desnudarme. Me tumbe en la camilla y abri mis piernas, el me miro, de repente note que me echaba algo a mi vagina y empezaba a acariciarme mi clitoris, estaba sintiendo mucho placer, soltaba algun gemido mientras en me masajeaba ahi abajo. Yo queria que me penetrara alla mismo, el hecho de que pudiera entrar la enfermera y nos pillara alli aun me ponia mas cachonda. Mientras seguía tocándome la vagina y el pecho, le empecé a desabrochar la bragueta y cuando le hube sacado su pija de la prisión que la retenía, le dije que se desnudara mientras me agachaba y me metí su tiesa polla en la boca, subiendo y bajando con mi boca por todo su recorrido y apretando entre el paladar y la lengua su capullo que a esas alturas estaba rojo de sangre y duro como el diamante. Mientras yo se la mamaba, él se empezó a desnudar, quitándose la chaqueta blanca, de médico que llevaba y cuando se hubo desabrochado el pantalón, dejé su pija libre de mi boca y saliendo al despacho me tumbé en el sofá mientras le decía: “Date prisa y cojeme, que te estoy deseando” Tumbada le contemplé cuando venía hacia mi, desnudo, con su pija tiesa y dura delante de él, mojándome todavía más al ver esa pija y saber que en pocos segundo iba a estar dentro de mi, penetrándome, dándome placer, cojiendome Se tumbó sobre mí, y su pija me penetró sin ningún problema ni espera, pues mi vagina estaba empapada de jugos y abierta, esperándole y su pija estaba también bien húmeda y lubricada de mi saliva. Sentía su polla dentro de mí, atravesándome, entrando hasta el fondo de mi concha y saliendo casi hasta la entrada para volver a hundirse en mis entrañas, en un vaivén maravilloso que me proporcionaba un placer indescriptible. Cuando empecé a gemir de gusto, su boca, que hasta entonces se había dedicado a chupar uno de mis pezones, tapó mi boca, mientras su lengua penetraba mi boca igual que su pija penetraba mi concha y su mano derecha me agarraba un pezón acariciándomelo entre sus dedos. Me corrí casi de sorpresa, el orgasmo me llegó sin avisar, intenso, fuerte, haciéndo que cerrara los músculos de mi vagina para retener la pija que me daba tanto placer, lo que provocó su orgasmo que hizo que el mío se prolongara más al sentir su leche derramarse dentro de mi, llenándome con su calor espeso. Me encanta sentir el orgasmo de los hombres dentro de mí, sentir su leche caliente y espesa golpear el fondo de mi concha cuando sale a borbotones. Cuando sentí que su pija escapaba poco a poco de mi interior al volver a su tamaño normal en estado de flaccidez, me incorporé y colocándome entre sus piernas, me introduje su pija en mi boca, mamándosela y apretando suavemente hasta que su ariete volvió a tener la dureza y grosor que me gustaban para volver a penetrarme,colocándome a horcajadas sobre él y bajando fui introduciéndome su pene hasta sentarme encima de él, siendo yo, entonces, la que subía y bajaba sobre él, sintiendo su pijaa entrar y salir de mi vagina mientras le decía que me encantaba sentir su pija dentro de mí, cojiendome, que me acariciara y apretara los pechos, lo que le excitaba aún más, hasta que volvimos a llegar al orgasmo simultáneamente. Descansamos un poco uno en brazos del otro
Ginecólogo
Mi ginecólogo, me parecía un hombre interesante y para mi era un hombre muy atractivo, ya que se cuidaba muchisimo y todo ello sumado a la relación de toda mujer con su ginecólogo que es especial al ser un hombre que conoce todas nuestras intimidades, Llegue a la consulta, solo había una mujer esperando delante mía así que yo era la ultima, al cabo de un rato de estar sola esperando ya que la mujer que estaba antes que yo ya había entrado, llegó la enfermera y me dijo que podía pasar. Entre en la consulta del doctor, me saludo y me pregunto que cómo estaba, si sentía alguna molestia, una vez que le respondi a todo, le dije: “Juan, queria consultarte otra cosa” “Dime, corazon” -me respondio él “Veras, soy una mujer a la que le encanta el sexo y los juegos sexuales, mi marido y yo somos muy abiertos sexualmente por lo que contemplamos los intercambios de pareja, además, ambos nos hemos dado libertad para practicar sexo con otros y ambos lo hacemos regularmente. Mi pregunta es si el ser promiscua sexualmente hablando me puede perjudicar en algún sentido Él me contestó: “No especialmente, el mantener relaciones con diferentes hombres mas que nada tiene riesgos de contagio enfermedades de transmisión sexual, pero nada que ver con la operacion» Yo le volvi a preguntar: Vamos que por ejemplo si tu y yo… ya sabes, no habría problemas, solo el riesgo de que propria contagiarme en el caso que tu tuvieses alguna enfermedad. Mientras me iba contestando, observé que mi idea había dado resultado, primero por su mirada, pues me observaba con un interés mucho más sexualmente abierto que el que había empleado nunca y además, por el bulto que se iba formando en su entrepierna. “Exacto, Yo conozco amigos míos que se dedican a los intercambios de pareja, si quieres te los presento” “No, Juan, no hace falta, a mi lo que me interesa es conocer a algun hombre cercano, incluso hacer un trio”. Yo esperaba que al decirle lo anterior se diera por enterado y tuviera alguna reacción, lo que sucedió. “Anda ve a la sala de al lado y vete desnudando para hacerte la revision” Pasé a la sala de al lado y empece a desnudarme, me quite el pantalon y luego baje mis bombachita, me quede solo en camiseta. Entro y me dijo que me quitara todo, yo en un principio me quede un poco dubitativa, pero no tarde nada en desnudarme. Me tumbe en la camilla y abri mis piernas, el me miro, de repente note que me echaba algo a mi vagina y empezaba a acariciarme mi clitoris, estaba sintiendo mucho placer, soltaba algun gemido mientras en me masajeaba ahi abajo. Yo queria que me penetrara alla mismo, el hecho de que pudiera entrar la enfermera y nos pillara alli aun me ponia mas cachonda. Mientras seguía tocándome la vagina y el pecho, le empecé a desabrochar la bragueta y cuando le hube sacado su pija de la prisión que la retenía, le dije que se desnudara mientras me agachaba y me metí su tiesa polla en la boca, subiendo y bajando con mi boca por todo su recorrido y apretando entre el paladar y la lengua su capullo que a esas alturas estaba rojo de sangre y duro como el diamante. Mientras yo se la mamaba, él se empezó a desnudar, quitándose la chaqueta blanca, de médico que llevaba y cuando se hubo desabrochado el pantalón, dejé su pija libre de mi boca y saliendo al despacho me tumbé en el sofá mientras le decía: “Date prisa y cojeme, que te estoy deseando” Tumbada le contemplé cuando venía hacia mi, desnudo, con su pija tiesa y dura delante de él, mojándome todavía más al ver esa pija y saber que en pocos segundo iba a estar dentro de mi, penetrándome, dándome placer, cojiendome Se tumbó sobre mí, y su pija me penetró sin ningún problema ni espera, pues mi vagina estaba empapada de jugos y abierta, esperándole y su pija estaba también bien húmeda y lubricada de mi saliva. Sentía su polla dentro de mí, atravesándome, entrando hasta el fondo de mi concha y saliendo casi hasta la entrada para volver a hundirse en mis entrañas, en un vaivén maravilloso que me proporcionaba un placer indescriptible. Cuando empecé a gemir de gusto, su boca, que hasta entonces se había dedicado a chupar uno de mis pezones, tapó mi boca, mientras su lengua penetraba mi boca igual que su pija penetraba mi concha y su mano derecha me agarraba un pezón acariciándomelo entre sus dedos. Me corrí casi de sorpresa, el orgasmo me llegó sin avisar, intenso, fuerte, haciéndo que cerrara los músculos de mi vagina para retener la pija que me daba tanto placer, lo que provocó su orgasmo que hizo que el mío se prolongara más al sentir su leche derramarse dentro de mi, llenándome con su calor espeso. Me encanta sentir el orgasmo de los hombres dentro de mí, sentir su leche caliente y espesa golpear el fondo de mi concha cuando sale a borbotones. Cuando sentí que su pija escapaba poco a poco de mi interior al volver a su tamaño normal en estado de flaccidez, me incorporé y colocándome entre sus piernas, me introduje su pija en mi boca, mamándosela y apretando suavemente hasta que su ariete volvió a tener la dureza y grosor que me gustaban para volver a penetrarme,colocándome a horcajadas sobre él y bajando fui introduciéndome su pene hasta sentarme encima de él, siendo yo, entonces, la que subía y bajaba sobre él, sintiendo su pijaa entrar y salir de mi vagina mientras le decía que me encantaba sentir su pija dentro de mí, cojiendome, que me acariciara y apretara los pechos, lo que le excitaba aún más, hasta que volvimos a llegar al orgasmo simultáneamente. Descansamos un poco uno en brazos del otro
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