-La cuenta- le dije al mesero levantando la mano para llamar su atención, ya eran las 2 de la mañana y al día siguiente tenía que presentarme al trabajo.
Al salir de aquel bar llamado "nostalgia" sentí el golpe seco del viento fresco de la noche de otoño en Guadalajara, me sentía un poco mareado del licor que había bebido, subí a mi camioneta y enfilé por la Calle de López Cotilla con dirección al oriente de la Ciudad, me sentía triste por las canciones que escuche en aquel bar que yo había visitado tantas veces con la mujer que fuera mi esposa y que me recordaban a ella, ya teníamos 9 años de divorciados y no conseguía olvidarla.
Al llegar al centro de la ciudad paré en un semáforo en rojo y ví saliendo de la bocacalle una figura esbelta de pelo negro largo que le caía sobre la espalda, una cubierta con un abrigo negro largo tipo channel, la dama se acercó corriendo a mi camioneta golpeando fuertemente el cristal de la ventana del copiloto.
Vi que era una hermosa joven de unos 23 años con su cara sin una gota de maquillaje y unos ojos grandes negros como los ojos tapatíos su belleza era impactante -abreme por favor- gritaba mientras seguía golpeando la ventanilla, quité los seguros, abrió la puerta y se subió; !grito vámonos!
En ese mismo instante se puso la luz verde del semáforo y nos fuimos.
Iba callada ensimismada, mirando al frente seguramente debatia internamente con sus demonios, después comenzó a murmurar en voz baja algunas palabras apenas audibles, yo permanecía callado no quería sacarla de su soliloquio.
La miraba de reojo y me asombré de su belleza, pasado unos minutos empezó a sollozar en silencio...
Quieres que te lleve a algún lugar en especial -pregunté sin voltear a verla- llévame a dónde quieras contesto con un murmullo.
Era muy bella su piel blanca aterciopelada era suave y tibia, invitaba a tocarla yacia desnuda y aún pensativa...comencé a besarla suavemente, su boca cálida y húmeda me respondió en el acto su belleza me excitaba cada vez más
Fui bajando mis labios por su cuello hasta posarlos en sus rosados y erectos pezones que para entonces ya estaban firmes y calientes como pequeños volcanes que crepitaban tratando de contener torrentes de lava luchando por salir en explosiones de placer ella jadeaba cada vez más y se retorcía de placer.
En voz baja apenas audible musitó -penetrame-
Yo para entonces luchaba por contener la furia de mi erección, baje mis labios con rumbo a su vagina de dónde me llegaba un exitante olor a hembra en celo que exacerbó mis pasiones.
Cuando mi boca recorría su vientre noté en su esbelta figura un regular promontorio, me detuve in momento...
Ella notó mi desconcierto -estoy embarazada-
Me dijo tomándome por la cabeza y hundiendo mi cara en su entrepierna.
Fue impactante su confesión mi excitación se fue al 1000% sentía mis orejas calientes y al rojo vivo sentía fuertemente el latido del corazón en las venas de mi pene.
Me sumergí en su rosada vagina que ya destilaba los ricos jugos de su pasión, su olor, su sabor eran un manjar de pasión, mordia levemente sus labios vaginales y le daba ligeras mordidas en su vibrante bulva ella se retorcía de placer enseguida con la lengua estrujaba suavemente con movimientos lentos y a ratos rápidos su erecto y mullido clítoris, cada vez gemia más y más de placer, de pronto su vientre se contrajo, el producto que llevaba en su matriz se subió casi hasta su pecho yo aproveché y en una gran embestida entré hasta el fondo de su ser, gritó con un grito ronco, largo incontenible, sus manos rasgaron mi espalda estrujandome contra su pecho y mordiendo mis oídos, ya no pude más exploté dentro de ella en un paroxismo brutal.
Nuestros cuerpos quedaron exhaustos bañados en una mezcla de sudor, esperma y jugos vaginales permanecimos en silencio un largo rato mirando los tenues rayos de luna que entraban por la ventana y estallaban en su cuerpo dibujando su hermosa maternidad.
-Estaba en un bar con mi esposo y su familia celebrando nuestro primer aniversario de casados-
Lo dijo con una voz nostálgica, mi esposo ya tenía tiempo que empezó a gritarme a hacerme sentir mal incluso llegó a ponerme las manos encima, sus celos eran insoportables en la celebración de esta noche un primo de él me regaló una rosa por nuestro aniversario y mi esposo encolerizado comenzó a gritarme que era una mujerzuela una prostituta barata, yo esa noche le dije que se calmara y le di la noticia que ya tenía 5 meses de embarazo y que iba a ser padre por primera vez.
En lugar de calmarse y ponerse feliz comenzó a gritarme que ese hijo no era de él y seguía diciéndome que yo era un prostituta barata.
Yo perdí los estribos y le grite que si no se calmaba y me ofrecía disculpas iba a salir a la calle y me iba a entregar al primer pendejo que pasara...
0 comentarios - El engaño.