Esa noche habíamos ido solos a una fiesta en el salón de un camping. Era una noche de verano de esas en las que el calor se hace sentir. A la fiesta nos habían invitado unos amigos. Un cumpleaños de esos que se festejan con todo, pero sin formalidades.
Por lo que fuimoa de jean y remera, sin mucha vuelta. Bueno, sin muchas vueltas yo. Vos tenías un jean bien ajustado que te marcaba la cola y una musculosa que dejaba claro que tenías unas tetas que daban ganas de mirarlas, y mucho más.
Desde que llegamos la cerveza corrió como siempre, pero vos cada tanto te buscas algún trago algo más refrescante.
Con el pasar de la noche el alcohol fue haciendo lo suyo y noasfuimos soltando. Bailamos mucho, cada vez más pegados y con pasos sugerentes. Por momentos podía sentir como tu cola rozaba con mi pija en alguna vuelta, y eso me ensendia. Los besos se repetían una y otra vez, cada vez que una canción terminaba y la cosa se ponía más intensa.
Fuiste al baño y no pude evitar seguirte con la mirada. Esa cola que se iba me estaba despertando ganas de hacerte de todo. Cuando volviste, transpirada y con más calor del que te habías ido porque el baño estaba lleno y el aire ahí no se sentía, me pediste salir afuera a fumar.
Mi cabeza solo pensaba en las ganas de desnudarte que tenía. Salimos y prendiste un cigarrillo mientras yo miraba a nuestro alrededor como buscando un escape a la calentura que tenía. En lugae de eso encontré una idea cuando note que algo alejado del salón había una arboleda con mesas entremedio ¿porqué no? Pensé
Y te ofrecí caminar un poco por el lugar. Y hacia allá fuimos. Hablando de nada, riéndonos. De repente note que estábamos bastante lejos, mis calculos me decían que estábamos en una zona desde la que se veía el salón, pero en la que nadie desde el salón nos vería.
Ibas casi un paso adelante, sin darte cuenta. Quedaste al lado de una mesa de madera. Te agarré de la mano, te di vuelta y te traje hasta a mi. Te besé casi con desesperación y mis manos se aferraron a tus nalgas. Que ganas que tenía de agarrarlas asi.
Mis manos empezaron a recorrer tu cuerpo por encima de la ropa. Intentaste frenarme con un "nos pueden ver". Basto que te dijera que no, sin mucha explicación, para que fueras vos la que ahora se abalanzo para besarme. Mis manos seguían recorriendo tu cuerpo.
Te giré de golpe y comencé a besarte el cuello mientras mis manos desabrochaban tu pantalón. Nadie nos veía, pero tampoco teniamos tiempo de sobra, cualquier otra persona o pareja podría salir con intenciones de recorrer el lugar e interrumpirnos.
Asi de espaldas te desabroché el pantalón y te bajé todo. Te giré y te alse para sentarte sobre la mesa. Saque una zapatilla y un lado del pantalón y me arrodillé enfrente tuyo. Mi lengua comenzó a jugar despacio con tu concha que ya se sentía muy mojada. Mis dientes mordian con cuidado los labios mientras tus manos acariciaban mi cabeza. Mi lengua seguía jugando mientras te sentía respirar y podía sentir como te mojabas más y más. Mis dedos jugaban entre tu concha y tu cola mientras tu respiración se aceleraba. Pude sentir como te latía mientras apretabas mi cabeza. Aceleré y te sentí temblar mientras empezaba a pasar mi lengua con más suavidad.
Mientras te recuperabas me paré y te bajé de la mesa. Te puse de espaldas y apoyaste tus codos sobre la mesa. Empecé a entrar despacio, pero con fuerza y hasta el fondo. Podía sentir como latía y como mi pija entraba con facilidad por lo mojada que estabas. Sentir tus nalgas apretando contra mi vientre completaba el momento de placer. Empecé a acelerar y entrar más fuerte. Tus gemidos se repetían. Tus manos apretaban la mesa. Pude sentir los latidos más fuertes hasta que no aguanté más y exploté apretando bien adentro mi pija hasta que sentí que no quedaba más nada adentro mio. Salí despacio.
Nos tomamos unos segundos para recuperar la respiración. Nos miramos, sonreímos y nos besamos. Teníamos que cambiarnos, había que volver a la fiesta, a tomar una cerveza bien fría.
Por lo que fuimoa de jean y remera, sin mucha vuelta. Bueno, sin muchas vueltas yo. Vos tenías un jean bien ajustado que te marcaba la cola y una musculosa que dejaba claro que tenías unas tetas que daban ganas de mirarlas, y mucho más.
Desde que llegamos la cerveza corrió como siempre, pero vos cada tanto te buscas algún trago algo más refrescante.
Con el pasar de la noche el alcohol fue haciendo lo suyo y noasfuimos soltando. Bailamos mucho, cada vez más pegados y con pasos sugerentes. Por momentos podía sentir como tu cola rozaba con mi pija en alguna vuelta, y eso me ensendia. Los besos se repetían una y otra vez, cada vez que una canción terminaba y la cosa se ponía más intensa.
Fuiste al baño y no pude evitar seguirte con la mirada. Esa cola que se iba me estaba despertando ganas de hacerte de todo. Cuando volviste, transpirada y con más calor del que te habías ido porque el baño estaba lleno y el aire ahí no se sentía, me pediste salir afuera a fumar.
Mi cabeza solo pensaba en las ganas de desnudarte que tenía. Salimos y prendiste un cigarrillo mientras yo miraba a nuestro alrededor como buscando un escape a la calentura que tenía. En lugae de eso encontré una idea cuando note que algo alejado del salón había una arboleda con mesas entremedio ¿porqué no? Pensé
Y te ofrecí caminar un poco por el lugar. Y hacia allá fuimos. Hablando de nada, riéndonos. De repente note que estábamos bastante lejos, mis calculos me decían que estábamos en una zona desde la que se veía el salón, pero en la que nadie desde el salón nos vería.
Ibas casi un paso adelante, sin darte cuenta. Quedaste al lado de una mesa de madera. Te agarré de la mano, te di vuelta y te traje hasta a mi. Te besé casi con desesperación y mis manos se aferraron a tus nalgas. Que ganas que tenía de agarrarlas asi.
Mis manos empezaron a recorrer tu cuerpo por encima de la ropa. Intentaste frenarme con un "nos pueden ver". Basto que te dijera que no, sin mucha explicación, para que fueras vos la que ahora se abalanzo para besarme. Mis manos seguían recorriendo tu cuerpo.
Te giré de golpe y comencé a besarte el cuello mientras mis manos desabrochaban tu pantalón. Nadie nos veía, pero tampoco teniamos tiempo de sobra, cualquier otra persona o pareja podría salir con intenciones de recorrer el lugar e interrumpirnos.
Asi de espaldas te desabroché el pantalón y te bajé todo. Te giré y te alse para sentarte sobre la mesa. Saque una zapatilla y un lado del pantalón y me arrodillé enfrente tuyo. Mi lengua comenzó a jugar despacio con tu concha que ya se sentía muy mojada. Mis dientes mordian con cuidado los labios mientras tus manos acariciaban mi cabeza. Mi lengua seguía jugando mientras te sentía respirar y podía sentir como te mojabas más y más. Mis dedos jugaban entre tu concha y tu cola mientras tu respiración se aceleraba. Pude sentir como te latía mientras apretabas mi cabeza. Aceleré y te sentí temblar mientras empezaba a pasar mi lengua con más suavidad.
Mientras te recuperabas me paré y te bajé de la mesa. Te puse de espaldas y apoyaste tus codos sobre la mesa. Empecé a entrar despacio, pero con fuerza y hasta el fondo. Podía sentir como latía y como mi pija entraba con facilidad por lo mojada que estabas. Sentir tus nalgas apretando contra mi vientre completaba el momento de placer. Empecé a acelerar y entrar más fuerte. Tus gemidos se repetían. Tus manos apretaban la mesa. Pude sentir los latidos más fuertes hasta que no aguanté más y exploté apretando bien adentro mi pija hasta que sentí que no quedaba más nada adentro mio. Salí despacio.
Nos tomamos unos segundos para recuperar la respiración. Nos miramos, sonreímos y nos besamos. Teníamos que cambiarnos, había que volver a la fiesta, a tomar una cerveza bien fría.
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