Por si no quedó claro con el título este es un relato con un alto contenido de incesto familiar madre e hijo. Además cuenta con una sutil cantidad de cuernos. Si estas no son categorías de tu agrado este relato no es para ti. Disfruten.
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No era solo Jason quien necesitaba destetarse de la leche materna de su madre, según su padre cada vez más malhumorado. La verdadera acusación era que Sara necesitaba dejar de usar a Jason como excusa, dejar de cuidar y mimar al pequeño de mami. ¡Ya no era un bebé!
Lo había amamantado desde la infancia hasta los seis años. No era simplemente que no pudiera o no quisiera detenerse. Jason era un pequeño amor tan tranquilo y cariñoso. Mientras que la mayoría de los hijos de las otras familias corrían atropelladamente por el azúcar, se golpeaban unos a otros y se volvían cada vez más rebeldes contra sus padres, Jason era un ángel.
Sara no quería que eso cambiara y no quería dejar de amamantar, por la calidez, el vínculo y la felicidad que traía. Dios sabía que la felicidad no sobraba en ninguna otra parte del hogar.
Tom, el esposo de Sara, no había sido el mismo desde que nació Jason. No había sido el mismo desde que se casaron. Sara no sabía nada del romance con la secretaria del trabajo, ni de lo mal que había terminado, pero sabía que él había perdido el interés desde el principio.
Tom había llegado al extremo de amenazar a Kimberly su amante para que mantuviera la boca cerrada, solo DESPUÉS de que la despidiera. Él habría destruido su vida si ella hubiera aclarado sus aventuras en la oficina, simplemente a pesar de haber arruinado lo que él tenía. Pero su convicción fue alimentada solo por el miedo y la ansiedad.
Después de eso, nunca más se atrevió a engañar, pero su matrimonio se agrió para siempre, al menos la mitad de él.
Tom prestó poca o ninguna atención a lo que sucedió bajo su propio techo, ya que pasó casi dos tercios de su vida en traje de negocios. Descubrió por primera vez que Sara todavía estaba amamantando a Jason más allá de la edad recomendada por la remota posibilidad de que decidiera pasar un día enfermo en su propia cama.
¡Eso fue todo! ¡Él puso su pie en el suelo por puro disgusto! ¡Qué vergüenza total! ¿Qué diablos le pasaba a esa mujer?
La confrontó a partir de ese momento, haciéndola detener lo que debería haber hecho hace más de cuatro años; atacándola con sus sutiles pero viciosas acusaciones, alegando que ella tenía un problema y que iba a dejar al chico o sería un psicótico más adelante en la vida.
Y así Sara vivió durante años con la carga sobre su hombro de ser como una abusadora sexual con una adicción, como una alcohólica.
¿Y para qué? ¿Cuál fue la gran recompensa por el compromiso de sus años? Jason estaba claramente herido al verse obligado a alejarse de ella en ese sentido. Y la distancia era tangible. Y luego Tom no la tocaría en absoluto. Era como si su matrimonio se hubiera convertido en un trabajo de tiempo completo en sí mismo.
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Pasaron trece largos años y Jason era ahora un joven fuerte. La vida lo había definido, con un poco de ayuda de su madre. Había desafiado a los matones, a los del patio de la escuela y a los de autoridad, y al final no eran más que bocazas que no podían poner su dinero donde estaban sus bocas.
Los matones de la escuela que, al igual que su padre, lo llamaban hijo de mamá y maricón (pero nunca idiota, nunca podrían hacer esa afirmación seriamente), no eran todos tontos como una mierda. Muchas de ellas eran princesas de papá e idiotas egoístas que solo se metían con los que no se defendían.
Después de la escuela, la mayoría de ellos no mostró nada de sus calificaciones. La mayoría de las princesas estaban embarazadas a los dieciocho años. Algunos se metieron en las drogas y otros cometieron delitos peores. Jason entró en los círculos correctos y consiguió algo de formación en el trabajo.
Papá, el otro matón autoritario, no quería que se convirtiera en un mecánico apestoso a pesar del dinero que se podía ganar y la seguridad de un trabajo estable. No había forma de que estuviera enviando al niño a la universidad si no quería seguirlo a la corporación, por lo que se silenció instantáneamente el día que Jason llegó a casa con la noticia de que había obtenido un trabajo con un conocido mecánico.
Papá, que no había envejecido tan bien, probablemente estaba tan amargado por eso como lo estaba por su matrimonio, pasando la mayor parte de su tiempo en casa en un apagón ebrio, se preocupó por olvidar a su hijo apresuradamente después de eso.
Sara, sin embargo, no podría haber estado más orgullosa, especialmente cuando desafió a Tom aún más al estacionar su auto en el camino de entrada para lucir su primer trabajo de "extranjero" por el dinero que tanto necesitaba.
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Jason estaba trabajando en el coche de un vecino en la privacidad de su propio garaje un sábado por la noche. Papá había bebido media botella de whisky frente a la televisión y luego se quejó de un dolor de cabeza antes de acostarse. Con la televisión apagada, la casa se llenó más que de fuertes ronquidos, que hacían vibrar las paredes. Para entonces ni siquiera eran las diez.
Recién salida de la ducha, ahora que podía hacer lo que quisiera sin pisar cáscaras de huevo, Sara, ahora envuelta de manera algo conservadora en su bata de felpa de algodón blanca favorita, se secó el cabello en el espejo del baño.
El tiempo había sido mucho más amable con ella. De la manera más sigilosa, ser ama de casa y hacer más para mantener felices a su hogar y a su familia de lo que Tom nunca hizo en el trabajo, eso la había mantenido en forma y su hijo la había mantenido dulce, ya que él era de donde ella obtenía su afecto y amor.
Oh, por supuesto, a la edad de cuarenta y cuatro años estaba mostrando algunos grises más y la plenitud de la juventud se había ido. Su rostro estaba trazado con líneas ocultas y había un cansancio bien vivido en ella como resultado de haberse conformado con las costumbres de Tom sobre lo que podría haber sido. Pero si pudieras saber lo que Jason vio en Sara, había una belleza más allá de lo típico que solo un hombre de verdad merecía. Su padre no era ese hombre.
Sara terminó en el baño, limpiando lo que ensuciaba antes de dirigirse a la cocina para preparar una taza de té para Jason. Él estaría sediento, se preocupó. Desde que comenzó a trabajar en el garaje y a practicar en pequeños trabajos en el garaje de su casa, se perdía allí toda la noche.
Sara entró arrastrando los pies en el garaje con sus pies calzados en pantuflas, colocó sus tazas en la encimera cerca de los juegos de herramientas de Jason y se quedó mirando mientras su hermoso joven se inclinaba con la cabeza debajo del capó, zumbando con sus llaves de tubo.
El garaje no había visto tanta vida en todos sus años aquí. Con las luces encendidas, la radio encendida y el olor a grasa y metal, era como siempre debería haber sido. Jason le estaba dando nueva vida ahora.
'¿Eso puede esperar hasta mañana?' preguntó ella, lo que hizo que él saltara de su piel de manera tan cómica y la regañara por acercarse sigilosamente a él. Ella se disculpó y se rió.—Deberías descansar ahora, cariño —insistió ella." ¡Te traje un poco de té, pero todo lo que realmente quería era un beso y un abrazo!"
Jason, con su desvergonzada sonrisa blanca nacarada y sus amables ojos marrones, levantó sus aceitosas manos negras como una especie de pantano con garras de una vieja película de terror. Sara chilló y corrió, gritando: "No te atrevas, Jason, no con esta ropa", mientras Jason la perseguía al rededor del coche.
Pronto no tuvo adónde ir en el espacio restringido del garaje, pero después de que él la arrinconó y la hizo suplicar, cedió y entregó sus manos sucias al aire y dejó que Sara tuviera lo que quería.
Poniendo sus manos sobre su pecho para mantener una distancia entre su limpieza fresca y su mugre varonil y sudorosa, le dio un beso en los labios una vez, luego dos y luego una tercera vez, que se quedó entre ellos por un momento.
"El viejo loco debe estar dormido de nuevo" adivinó Jason.
"Por supuesto", asintió ella con la cabeza, "¿Acaso haría otra cosa?"
"Ojalá me lo hubieras dicho antes para poder haberme duchado. Así no tendrías que preocuparte por ensuciarte conmigo '', dijo Jason con un guiño travieso.
"'Solo quería decirte lo orgullosa que estoy de ti, haciendo algo para ti como esto. Tu padre cree que es solo una fase infructuosa". Ella le quitó el flequillo de la frente y reflexionó sobre todos sus años, maravillándose del magnífico espécimen en el que Jason se había convertido a lo largo de los años, a pesar de que su padre le negaba tanto, sin olvidar la crianza de Sara, que de otro modo no habría conocido límites. Ella todavía pensaba en eso.
"Ya ni siquiera me importa lo que piense", dijo Jason. "No se trata de él. Debería estar celoso de que reciba más besos y abrazos que él".
Sara sonrió ante eso con una expresión por lo demás prohibida, golpeando ligeramente a Jason en uno de los sólidos músculos de su pecho. "Solías conseguir mucho más que eso cuando él no estaba en casa", recordó antes de regresar a la encimera para tomar un sorbo de té.
"¿Qué?" Jason no parecía tan atento como ella. Sus ojos se entrecerraron, haciendo tictac. Su memoria se quedó en blanco.
¿No te acuerdas? ella preguntó. "Te di el pecho durante tanto tiempo, Jason. Oh, a veces deseaba no tener que parar nunca. Pero probablemente suene extraño".
Él se rió, se sonrojó también y se llevó una mano a los ojos para ocultar su vergüenza. "Mamá, por mucho que me guste un par de tetas calientes en mi cara ..."
"¿Crees que mis tetas están calientes, eh?" interrumpió sin vergüenza, cruzando una pierna desnuda sobre la otra y mirándose a sí misma.
"¿De verdad me cuidaste tanto tiempo? No recuerdo, Oh Dios mío, de hecho lo hago '', dijo. "Oh, Dios mío", golpeado por algo tan profundo y extraño, "lo recuerdo. ¿Pero por qué?"
Sara se encogió de hombros. No fue gran cosa para ella. No como lo fue para Tom. "Me gustó. Me hizo sentir más cerca de ti y eras un pequeño amor cuando estabas en mis brazos ... "
''¡Aw!''
''Mirándome con tus ojos somnolientos ...''
''Aw ...''
''Chupando suavemente mis pezones ...''
''Jesús, mamá ...''
También empezamos de nuevo más tarde, si lo recuerdas. Pero Jason, lo recordara o no, estaba perdido por completo en ese momento. ''No creo que hubieras bebido leche en ese momento pero, bueno ... ambos necesitábamos la cercanía. Fue un momento de mierda para todos. ¡Dejarlo así!''
Así lo hicieron, tal como ella sugirió. Pero no se podía negar, para Sara, que su confesión la había dejado con un zumbido profundo por dentro con una emoción desconocida. Se sintió traviesa, casi pecadora, al decirle esto; a pesar de que había sido dicho de buen humor. ¿No es así?
"Los besos y los abrazos son igual de buenos, mamá", aseguró Jason con un guiño de cortesía y se excusó para ir a la ducha.
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El domingo por la tarde, Tom estaba de nuevo holgazaneando frente al televisor y Jason estaba de vuelta en el garaje, limpiando el lugar. Bill, su vecino, había regresado con alegría, más que feliz con el trabajo de Jason. Mostró su gratitud en efectivo más algún extra, que fueron directamente al bolsillo de Jason.
Ahora que el garaje estaba vacío de nuevo, no sabía qué hacer consigo mismo. No quería volver a la casa, no con el viejo borracho lanzando su juicio sobre las telenovelas. No pasaría mucho tiempo antes de que se estuviera acabando el whisky y se volviera para golpear a alguien no ficticio.
Estaba bajando la puerta del garaje, arrojando el espacio vacío de hormigón a la oscuridad cuando de repente se encendió la luz. Sara se quedó de pie sonriéndole con orgullo una vez más, vestida prácticamente con un vestido veraniego fluido de color melocotón y unas ajustadas mallas grises. Al instante se acercó a ella y metió la mano en el bolsillo de donde sacó sus ganancias y le ofreció dos tercios.
"No, guarda eso. Te lo mereces '', aseguró. "Solo dale a tu madre un beso y un abrazo o pasaré el día rompiendo todos los platos".
No tuvo que preguntar dos veces. Jason se inclinó y tomó a su madre en sus fuertes brazos por la cintura, apoyándola en el borde de la encimera para que, a pesar de su pequeña estatura, pudieran encontrarse cara a cara. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y él en ella, donde se respiraron profundamente y se perdieron en su abrazo.
Y luego, cuando él se apartó para mirarla a los ojos, sus labios se plantaron firmemente contra los de él antes de que ella también se apartara y le hiciera señas para que le diera un beso en los labios en condiciones. De ida y vuelta se comportaban como un par de chimpancés, riéndose el uno del otro.
"Amas a tu mamá, ¿no?", Suspiró con satisfacción.
"Sí, lo hago", dijo.
¡Apenas escucharon los pasos que se acercaban antes de que la puerta de la casa al garaje se abriera de par en par y su padre se volviera loco!
La forma en que apareció el viejo casco calvo sugirió que sospechaba algo, como si estuviera tratando de atrapar a cualquiera de ellos en el acto de ocultarle algo. Y la mirada vidriosa en sus fríos ojos grises, profundamente arraigada en su rostro agudo, arrugado y amargado, mientras permanecía inmóvil con los ojos fijos en Jason.
Jason sintió que su corazón se aceleraba solo en ese momento, porque supo por la mirada de Tom que el anciano lo desafiaría o lo insultaría de alguna manera.
"¿qué?" Preguntó Sara, exasperada por su apariencia distante.
No importa que el garaje ahora estuviera vacío, limpio e impecable. ''Oh, ¿se llevaron el coche del vecino? ¿Por fin tengo mi propia propiedad de vuelta ahora?"
"Sí " dijo Jason lentamente y sin pestañear. Era una imagen de calma pero por dentro estaba rebosante y su madre podía sentirlo.
"Entonces puedes limpiar tú mismo y sacar ese coche chatarra tuyo del camino de mi entrada "exigió Tom ...
¡¡¿puedes? !!
Entonces, finalmente, Jason parpadeó. Con eso, Tom se dio la vuelta y se alejó con los hombros encorvados, dejando la puerta abierta de par en par detrás de él.
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Era pasada la medianoche. Sara estaba tumbada en el borde de la cama y miraba hacia el techo, donde las farolas cruzaban la habitación como un rayo de sol espectral. Los ronquidos a su lado eran ensordecedores. Nadie podría estar tan cansado, para hacer tal ruido que podría mantener despierta a toda una calle y, sin embargo, nunca ser despertado por ellos mismos.
En los veinte años de matrimonio, Tom había sido terco hasta cierto punto. Una vez que nació Jason, subió la apuesta. Ella no sabía de su romance pasado, pero no se habría sorprendido si se hubiera enterado, pero ahora le preocupaba estar casada con un neandertal con corbata.
Si él no fuera tan terco, distante o ignorante de su existencia, tal vez —le dolió— podría haber habido un camino de regreso a las vidas que vivían ahora. Si no fuera por Jason, se habría sentido tan miserablemente. Pero entonces tal vez ella estaría en otro lugar.
Su pesado bulto de cuerpo inútil ocupaba la mayor parte de la cama, una rodilla presionándola más y más sobre el borde. Mientras dormía, murmuró: ''Nos vamos a ahogar a menos que te vayas, perra gorda ...''
Eso fue todo lo que pudo permanecer allí y entonces. Sara se bajó del borde del colchón y se puso las zapatillas y ni siquiera se molestó en buscar su bata en la oscuridad. Llevaba un camisón de satén azul, que era lo suficientemente bueno para que pudiera entrar. Jason no había salido de ese garaje en toda la noche.
Él todavía estaba allí, y ella no lo culpó, porque estaba tan tenso en un momento que podría haberle arrancado la cabeza a su padre de un solo golpe, y tal vez ella no lo hubiera detenido.
Lo encontró sentado detrás del volante de su Oldsmobile Cutlass gris, que su jefe fue lo suficientemente generoso como para permitirle tener si podía conseguir que el trabajara en su tiempo libre. Por supuesto, las partes no eran gratuitas. Eso fue parte del desafío, que logró.
''¿Puedo entrar?'' preguntó a través de la ventana. Él asintió con la cabeza y ella se sentó en el asiento del pasajero junto a él, descansando la cabeza con un gemido de cansancio y frustración. "Estoy durmiendo en el sofá. Estoy harta.''
"¿Por qué no usas mi cama?", Sugirió Jason, prestando poca atención. No creo que vaya a dormir esta noche.
"¿Por la forma en que estaba esta tarde?"
"Por la forma en que siempre ha sido. Y no solo a mí. Terminaré matándolo si empeora. A menos que me vaya, que es lo que quiere, ¿no?"
Sara no podía negar esa pequeña y espantosa verdad. Nunca quiso que Jason se fuera, nunca, pero sabía que algún día lo haría. Eso era solo un hecho de la vida. Todos volaron el nido tarde o temprano. De lo contrario, estarían malcriados y es posible que nunca fueran realmente felices.
"Recuerdo cuando me fui de casa", recordó soñadora en su estado de fatiga. Jason se volvió para mirar atentamente mientras escuchaba su tono tranquilizador. Cuando lo hizo, incapaz de mirarla a los ojos todavía, encontró su atención centrada en el busto apenas restringido de su madre; sus pezones asomaban por el satén azul en el frío de la noche.
''Pensando en ello, mi padre se parecía mucho a Tom ahora. Y volé del nido bastante temprano para estar con él porque pensé que era lo mejor para todos. Estuvo allí en el momento justo. Las cosas en casa eran insoportables. Y ahora es como si me escapara de él solo para terminar corriendo directo a su punto de mira ''.
''¿Qué estas diciendo?'' Preguntó Jason.
"Bueno ... supongo que estoy diciendo que no te vayas demasiado pronto y acabes sufriendo de todos modos. Pero si puedo ser honesta, no quiero que me dejes con eso ... '
''Con el ogro'' Jason terminó.
"Con el ogro" respondió Sara y soltó una risita seca " ¿por qué las cosas no pueden ser como solían ser?"
"No entiendo lo que quieres decir", enfatizó Jason, apretando los nudillos alrededor del volante.
"Cuando solía sentir que solo éramos tú y yo explicó con tanto anhelo."Cuándo podía abrazarte y ayudarte a olvidar el mundo que te rodea y sentirte bien de una manera intuitiva o instintiva"
"Desearía que solo fuéramos tú y yo", admitió Jason. Entonces finalmente la miró, tan oscura e intensa en su estado de nerviosismo quemado y concluyó, ''siempre".
Su anhelo mutuo era tan fuerte. Cuando Sara lo miró a los ojos y se dio cuenta de que él la entendía, fue como si una conexión en vivo ahora crepitara y zumbara entre ellos con un impulso eléctrico. Miró hacia otro lado, reflexionando más sobre lo que vendría mañana y el día siguiente.
Entonces Sara pensó mucho en sí misma, pero no en las mismas cosas que él. Las puertas del garaje estaban bien cerradas, la noche era tan silenciosa lejos de esa cueva de ogros donde dormía su esposo, y junto a ella estaba el único hombre en el mundo que amaba más que a nada.
Cuando enganchó los pulgares debajo de los tirantes de su camisón y los soltó, no fue una declaración de autodestrucción o de querer ser infiel. Tom había pasado los últimos diecinueve años destruyendo su fe en ese matrimonio.
Y cuando movió sigilosamente el suave satén sobre sus pechos todavía generosos, con sus pezones oscurecidos y aerola, dejándolo caer hasta su cintura y sintiendo el liberador escalofrío del abandono, fue por instinto de madre que reclinó su asiento, inclinada volvió y dijo su nombre.
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Fue recibido con una sonrisa amable y una mano extendida cuando se volvió y vio a su madre esperando, después de haber descubierto los senos que lo amamantaban cuando era niño. Su corazón tartamudeó y luego se puso en acción. El resto de él tardó en ponerse al día. El tiempo, al parecer, se había reducido a una rutina.
''Está bien, Jason'', aseguró, ''ven con mamá y olvídate de todo. Nada más importa"
"Mamá, ya no soy el mismo", dijo Jason. Fue solo el más mínimo indicio de advertencia, sin un indicio de rechazo. ''¿A dónde va esto?''
"A ninguna parte", aseguró. "Se queda entre tú y yo."
Se movió hacia ella, aceptando su ofrecimiento de nutrición. Jason se trepó, inseguro al principio, de modo que se arrodilló entre sus pies. Como si no estuviera lo suficientemente apretado allí. Tenía que tener cuidado de no aplastarla o de encontrarse en una posición que le permitiera no esforzarse sin tener dónde descansar. Nada les funcionó.
Finalmente, Sara sugirió que Jason reclinara su propio asiento, así que volviendo a él con cierta torpeza, lo hizo y se recostó, después de lo cual ella se subió a su regazo. Inmediatamente notó el sólido bulto que crecía en la entrepierna de sus jeans. Ella no se estremeció ni dijo una palabra.
Suavemente se inclinó hacia él, pasando su brazo alrededor de la parte posterior de su cabeza y lo atrajo hacia su pecho. Con una mirada final, una búsqueda de aprobación, que ella dio, Jason abrió la boca para aceptarla, apretó suavemente un pezón y comenzó a succionarlo.
El mundo de Sara se desvaneció instantáneamente. Se olvidó rápidamente de dónde estaban, y mucho menos de los estrechos límites del coche. Jason permaneció allí, chupando dulcemente su pecho. Todavía no llegó nada. Ni siquiera estaba segura de que lo haría, pero entre sus muslos comenzó a sentir algo más que la excitación de su hijo.
Jason lamió suavemente, haciendo girar su lengua para lubricar el pezón, y con eso ella dejó escapar un grito ahogado de placer y lo abrazó más cerca, susurrando palabras de aliento. "Eso es todo, así justo ahí. Solo relajate y disfrutalo...''
La mano derecha de Jason se relajó en su trasero, la izquierda en la parte posterior de sus muslos. Con cuidado, la levantó más alto para poder acercarla directamente a su boca dispuesta, donde la tomó más húmedamente. Solo que ahora respiraba con dificultad y la besaba, acariciando su pezón con la lengua.
Sara estaba experimentando tal felicidad que no notó la transición de amamantar a hacer el amor, pero pronto él estaba atacando ambos pechos con una pasión lánguida que los dejó sin aliento y mareados. En esa primera noche, sin embargo, tampoco reconoció que la sensación en lo profundo de su abdomen inferior era sexual y de ninguna manera maternal.
Cuando miró la hora, con ambos pechos resbaladizos por la saliva y muy ruborizados, se sorprendió al descubrir que había pasado una hora. Ella se echó hacia atrás, todavía muy consciente de su erección pero eligiendo ignorarla, y le preguntó si se sentía mejor. Jason asintió lentamente, disimulando su emoción lo mejor que pudo con una expresión sombría.
"Está bien si quieres seguir haciendo esto", aseguró. "Aquí, cuando tu padre duerme".
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El lunes por la noche llegó finalmente. Para Jason había sido un día surrealista, considerando su comprensión de la situación y sus sentimientos por su madre, en la que se esforzó por dominar.
"¿Harás algo durante el fin de semana?" Su jefe le preguntó. ¿Qué podía decirle a eso? "Oh, ya sabes, arreglaré el auto de un vecino, haré un poco de ejercicio ... chuparé las tetas de mamá"?
Cuando finalmente llegó a casa después de las cinco, Tom todavía estaba en el camino de regreso, pero mamá estaba preparando la cena en la cocina. Dándose una ducha lo más rápido que pudo, para quitarse el resto de la mugre negra de sus manos, fue a la cocina y la saludó con los mismos besos y abrazos que siempre habían disfrutado.
La cercanía estuvo cargada de mayor química esta vez. Sin siquiera darse cuenta, ambos se fundieron en los ojos del otro y, de repente, sintiéndolo, Sara cayó hacia atrás contra sus manos, lo que a su vez hizo que su pelvis se presionara contra la de él. De nuevo, estaba duro. Y de nuevo ella no dijo nada.
"Me estás mirando ahora como solías mirarme cuando eras un niño", dijo efusivamente. ''Qué rompecorazones, espero que no hagas eso con todas las chicas que conoces''.
''Sabes que solo tengo ojos para ti, mamá'', respondió casualmente. E iba a hablar sobre la noche anterior, porque sentía que necesitaba hacer preguntas. Se había quedado eufórico, incluso emocionado, pero definitivamente confundido con respecto a otras cosas.
Antes de que pudiera, la puerta del frente de la casa se cerró de golpe y la señal reveladora de la llegada de papá sonó con su maletín siendo arrojado al zapatero. Cuando marchó por la cocina, justo al lado de ellos, el silencio fue tal que habló más fuerte que la amargura que probablemente saldría de su boca sucia.
Fue directamente a la bebida, mirando a la madre y al hijo con atención y con una pizca de sospecha, como si preguntara qué carajos estaban mirando. Y cada vez que los veía se abrazaban como un par de jodidos hippies.
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Jason se sintió aliviado de meterse en la cama esa noche y encontrarse con la frescura de las sábanas limpias. Se acostumbró a sentirse sucio todo el día todos los días, sus manos ahora se volvían insensibles debido a sus encuentros regulares con el óxido, la suciedad y el aceite. En comparación, sentirse limpio y fresco era ahora un lujo, que disfrutaba en cada oportunidad.
Se fue a la cama temprano para ver una película de terror, pero ni siquiera llegó a la mitad antes de quedarse dormido, dejando la luz y la televisión encendidas hasta pasada la medianoche. Y de nuevo en la habitación contigua sobre su madre no pudo conciliar el sueño, acostada junto al ogro borracho, por lo que se deslizó fuera de la cama y salió de la habitación nuevamente.
Jason se movió al oír el crujido de la puerta que se abría, y luego otra vez cuando su madre apagó la televisión. Finalmente abrió los ojos para encontrarla sentada en el borde de la cama con su otra bata de casa, esta vez era negra. Ella le acariciaba la mejilla y le frotaba la frente con suavidad.
"Lo siento, no me pude resistir", se disculpó. "Dejaste la luz y la televisión encendidas."
"Lo siento mamá", dijo en la cúspide de un gran bostezo y se estiró. "¿Estabas escapando de la cama de Shrek?"
"No" admitió ella. ''Solo estaba pensando que si te despertaba, ¿querrías ir a escondidas al garaje conmigo por un momento ...''
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Sara fue la última en entrar, siguiendo a Jason, que se había puesto en topless aparte de los pantalones de chándal con los que dormía. Cerró la puerta detrás de ambos, en silencio, y luego le pidió que la subiera a la encimera de nuevo como había hecho el domingo. Una vez más, Jason la tomó por la cintura y la levantó con facilidad, colocándola suavemente para que estuvieran cara a cara, con los muslos separados para permitirle acercarse a ella.
"Dale un beso a tu mamá " ordenó Sara y extendió los brazos para rodearle el cuello. Jason se inclinó para encontrar sus labios e hicieron lo mismo que siempre, de un lado a otro como pequeños chimpancés cariñosos.
"Te amo tanto y no te cambiaría por nada del mundo", aseguró.
"Yo también, mamá", dijo Jason y la besó de nuevo.
"Y nunca podré tener suficiente de ti, tus besos y tus abrazos", agregó, acercándolo más y mordisqueando su labio inferior. ''¿Quieres que mamá te amamante de nuevo?''.
"Sí, por favor", reaccionó Jason, sintiéndose crecer contra ella al instante. Cuando abrió su bata de casa para revelar que no llevaba nada debajo, casi pierde el equilibrio.
Sara se echó hacia atrás, sosteniendo su peso en una mano mientras sostenía a su hijo por el cuello y lo dirigía hacia su desnudez. Esta vez no la miró con certeza. Y tampoco intentó ordeñarla. En el momento en que sus labios y lengua se pegaron al primer pezón, él tenía sus manos envueltas alrededor de sus caderas y tenía como objetivo complacerla.
Siseando y jadeando, siseando y jadeando, Sara se atrevió a soltar un gemido entre los dientes apretados, pero lo lamentó el momento en que recordó que estaba en el garaje. "Ése es mi chico "susurró ella, alborotando su cabello y aplastando su cara contra sus abundantes pechos. ''¡Puedes chuparlas más fuerte, continúa, no me lastimarás!''
El tiempo se disolvió una vez más. El garaje, fresco y seco en el aire de la noche, albergaba los sonidos de su respiración agitada y los ruidosos besos y succiones de Jason. Él estaba manejando sus pechos con ambas manos, apretándolos suavemente y acariciando sus duros pezones con labios húmedos, rodeando su aerola hábilmente con la punta de su lengua y luego lamiéndola.
Y todo el tiempo podía sentir la presión de las mariposas que jugaban en su estómago. No era justo lo mojada que estaba, todo el tiempo siendo amada tan apasionadamente por su propia carne y sangre.
"Está bien, eso es suficiente por ahora", instó, luchando contra los nuevos impulsos que surgieron mientras aún podía. "Sube aquí", reiteró después de que él la ignoró para continuar, y acercó su rostro al de ella.
Sus labios estaban apenas separados por una pulgada cuando ella buscó sus ojos para ver si él entendía la importancia de su secreto, y tal vez si veía en sus ojos lo que ella se negaba a decir con palabras.
"Me dejé llevar, ¿no?" preguntó.
"No, tú no "dijo tímidamente. "Solo besa a tu mamá y no te preocupes por eso". Así que lo hizo, preguntándose qué haría papá si entrara y los encontrara a los dos casi desnudos y besándose como estaban.
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Sara pensó que mientras su hijo quisiera, podrían seguir entrando a escondidas en el garaje todas las noches donde él podría "alimentarse" de su pecho. Sabía que la línea entre la crianza y la sexualidad era delgada y se desdibujaba fácilmente.
Después de esa segunda noche, donde instigó aún más el encuentro entre ellos, sintió que había forzado la situación a Jason. Eso no estuvo bien. Tenía que ser él quien acudiera a ella, así que le dijo eso al día siguiente.
''Si quieres, ven a verme cuando tu padre se vaya a dormir y pregúntame y estaré ahí para ti". Ella no sabía qué la hizo decir la siguiente parte, "ni siquiera tenemos que hacer eso. Podríamos simplemente besarnos, abrazarnos, hablar y estar más cerca el uno del otro de otras maneras''.
Jason no sabía con certeza cuáles eran esas otras formas, pero se tomó unos días para pensarlo y dejarlo de lado mientras luchaba con la realidad de lo que estaban haciendo y lo que podría haber significado.
¿Se estaban enamorando el uno del otro? Ya estaban tan enamorados como podrían estarlo una madre y un hijo. Nunca tuvieron la vida de las llamadas personas comunes. Papá se aseguró de eso. Contaban mucho el uno con el otro para superar la prueba de su propia realidad personal.
Y como el infierno, alguna vez iba a dejar a su madre solo para que Tom, que trataba a su propia esposa y a su carne y sangre como las alucinaciones de un borracho hasta el fondo, pudiera abandonar por completo sus propios estándares.
No, la realidad era que se estaban expandiendo, porque ninguna familia podía sobrevivir sobre una base tan estrecha, ni siquiera una que estuviera empantanada por una miseria tan odiosa. Sentían cualquier cosa menos miseria cuando estaban juntos.
Su expansión trajo consigo emoción, peligro, excitación ... ¡vida!.
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UNA SEMANA MÁS TARDE...
Tom se arrastró a través de la puerta principal, la noche oscura detrás de él, y tiró su maleta al suelo. La alfombra estaba destrozada y se estaba quedando calva donde había dejado su maleta todas las noches de los días laborables desde la última vez que la cambiaron. Y, sin embargo, lo consideró como un problema de su esposa, enfrentándolo con el mismo desdén de siempre que todo lo demás, ¡antes de quitarse los zapatos y quitarse la corbata del cuello!
El trabajo empeoraba. Su desempeño, específicamente, estaba empeorando, y con eso vino la humildad, por la que no era conocido. Y por eso estaba haciendo más horas extraordinarias, horas extraordinarias de trabajo real, no porque se estuviera cogiendo a otra secretaria, sino para encubrir sus propios errores.
Cuando marchó, dolorido, hacia la cocina, apenas pudo ocultar su indignación por el hecho de que su esposa e hijo estuvieran sentados ante platos sucios, sin siquiera detenerse a reconocer su presencia. Era como si el tiempo hubiera pasado sin él.
''¿Ya has comido?'' remarcó. "¿Está lista la mía?"
Jason estiró la cabeza para comparar la expresión de mal humor de su padre con lo que había en su voz, luego miró hacia otro lado para reprimir un suspiro. Sara se recostó y enarcó las cejas en una pregunta: "¿perdón por respirar?" y señaló al otro lado del camino.
"Está en el horno. Probablemente arruinado porque no me llamaste para decirme que te quedabas hasta tarde."
Siente el ardor, horrible bastardo, pensó Jason para sí mismo. Mientras tanto, Tom ignoró a su esposa, se preparó una copa y se sentó a la cabecera de la mesa. "Entonces, ¿cómo va el trabajo, hijo? " Se esforzó.
"El trabajo va muy bien", ofreció Jason.
"Jason nos cocinó esta noche. Comimos un asado de cerdo con todos los adornos y una botella de vino frío'', explicó Sara con orgullo. Cuando fue a levantarse, Jason insistió en que se quedara sentada y fue a buscar la comida del perro.
Con una toalla húmeda, colocó el plato caliente frente a su padre y comentó: "aquí tienes, no te quemes", lo que dejó a Tom a la vez enojado y sin palabras; justo antes de ir a darle la vuelta al plato en su innecesaria inspección, y luego se quemó.
¡Carajo, está que arde! gritó, agitando los dedos con locura antes de llevarse un vaso de whisky tembloroso a los labios. Tom tenía un problema. Tom tuvo ese problema durante mucho tiempo. Pero ahora era claramente evidente que ya no tenía el control de ese problema. Ese problema, la bebida de Tom, lo estaba controlando ahora.
Era medianoche antes de que finalmente bebiera inconsciente. Jason fue al menos lo suficientemente indulgente como para levantarlo y arrastrarlo a la habitación de sus padres, donde pasaría la noche como una estrella de mar y sin duda se despertaría listo para arruinar su trabajo otro día.
Encontró a mamá en el garaje cuando volvió a bajar, y no sabía qué esperar de ella, o si ella esperaba algo de él.
"Lo que he estado haciendo contigo aquí", dijo con cautela, "no lo he estado haciendo solo por ti, ¿verdad?" ella preguntó. "Lo he estado haciendo por mí misma. Probablemente soy una muy mala madre. Probablemente no debería estar haciendo esto en absoluto".
"No tienes que hacer nada", aseguró Jason con cuidado a la distancia.
"Pero yo quiero", dijo. "¿No es así?"
''Sí.'' Ahogó una risa, en parte incrédulo. Sabía muy bien que a él probablemente le gustaba más que a ella. Incluso si tuvieran que escabullirse, siempre y cuando le diera a su madre y la acercara, él estaba feliz por decir lo menos.
''¿Que es tan gracioso?'' ella preguntó.
"Nada" dijo y volvió a reír, esta vez sin esperanza. ''Mamá, te amo, y lo que sea que necesites, estoy aquí para ti. Pero, ¿deberíamos limpiar la sala antes de decir algo más?
"Puedo hacerlo mañana por la mañana", insistió. "¿Hay algo más que prefieras hacer? conmigo, ahora mismo?".
Y ahí estaba de nuevo, esa mirada en sus ojos como si se hubiera encendido un interruptor y la corriente aumentaba. Hizo que su corazón se acelerara e inmediatamente se le hizo la boca agua de anticipación. Él tragó y le preguntó qué tenía en mente.
"Si pudieras hacer algo ahora mismo" replicó Sara "Con tu mamá y nadie más lo sabría. Me siento valiente. Dime".
Mil imágenes pasaron por la mente de Jason a la vez, la mayoría de ellas más gráficas de lo que las palabras podrían describir en el calor del momento. Estaba lo que quería su mente, lo que quería su corazón, y luego lo que quería para su madre más que nada. Y su mamá, más que nada, necesitaba sentirse amada.
"Me encantan todos los besos que nos hemos estado dando", dijo.
"Pero ya nos hemos dado besos y siempre lo haremos", respondió.
"Pero realmente me encantaría besarme contigo."
"Guau..."
"Sí..."
''Entonces'', pensó con fuerza, ''¿no como un beso de madre e hijo, sino como un beso de amantes? ¿Quieres hacer eso con tu madre?".
"Sólo porque mi madre eres tú", respondió Jason. La sonrisa de Sara había desaparecido, reemplazada por algo más oscuro y lascivo, excepto por el brillo de sus ojos. Ella también tragó saliva y luego se pasó las yemas de los dedos por los labios, sin romper el contacto visual con el joven frente a ella.
''¿Bueno, qué estás esperando?'' ella suplicó.
"Y en mi cama" añadió Jason.
"¿Enserio?", respondió Sara de una manera sensual.
"No te dejaré dormir en el sofá esta noche, mamá", dijo.
"Entonces, con una condición " concluyó. Y no tuvo que pensar mucho en cuál sería esa condición.
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Jason hizo lo que le dijeron. No era tanto una condición como una estipulación y una que dejó su mente aturdida por el asombro, porque planteaba la pregunta de si la confianza entre ellos era más fuerte o si había salido volando por la ventana.
Su dormitorio estaba oscuro ahora, todo menos por la pequeña lámpara de la mesilla de noche, y estaba cómodamente acostado en su cama tamaño king, debajo de las sábanas, con los ojos cerrados como se le indicó. Los pies de Sara apenas hacían ruido mientras caminaba descalza por el suelo hacia él, y luego el colchón se hundió y ella estaba en la cama junto a él, piel contra piel.
En el momento en que sintió su cálida y suave carne rozar la suya, Jason comenzó a estar a la altura de la ocasión y cuando abrió los ojos, ella lo miró a los ojos con maravillosa adoración y nerviosa excitación.
"Está bien, hijo" susurró y se unió a él en un abrazo de cuerpos suaves y miembros entrelazados, y sus bocas se abrieron para formar pareja como nunca antes. Al instante, sus lenguas se lamieron, se arremolinaron y bailaron y los labios húmedos se fruncieron y chasquearon deliciosamente. Luego se apartó sin aliento y se rió en voz baja antes de regresar por más.
"Dios mío, esto se siente increíble" jadeó Sara entre besos largos y exquisitos. Ella podría haberse entregado instantáneamente a él allí y luego si él no fuera suyo. Pero sin embargo las cosas se habían intensificado hasta este punto entre ellos, se sentía bien; se sintió tan hermosamente necesario y su propio hijo la hizo sentir como la mujer más amada del mundo.
Se besaron, o estaban haciendo el amor ahora, acariciándose y besándose, abrazándose el uno al otro, por lo que pareció toda la noche. Se sentía divino sentirlo tocar sus pechos de la manera en que lo hacía, con manos fuertes y magistrales, y acariciar su trasero mientras su muslo rozaba su cadera. Una o dos veces le puso la mano suavemente sobre su vagina mojada y caliente. Tuvo que volver a sus sentidos y luchar contra el impulso de dejarlo entrar, quitarle la mano y volver a colocarla en su trasero o sus tetas.
Solo pasó una hora antes de que decidiera que había que hacer algo con la dureza imposible que había pasado de frotar ardientemente la parte inferior del vientre a deslizarse ocasionalmente contra un lugar en el que nunca había estado desde el día de su nacimiento. De lo contrario, podría seguir inclinándose para jugar.
Ella preguntó si podía tocarlo. Él le dijo que podía, siempre que él pudiera tocarla. Eso no era parte de la condición, le dijo, pero quería aliviar la frustración que le estaba causando.
"Eso tiene que ser mutuo, mamá", insistió.
"Eso se convertiría en sexo, Jason. ¿De verdad crees que deberíamos ir allí?"
No se atrevió a decir lo que sintió entonces porque quería que ella tuviera el control y que ella le dijera que quería. "Tengo tanta suerte", dijo y la acarició.
Sara lo puso sobre su espalda y maniobró sobre su costado y en una posición medio sentada, mirando hacia el poste de la tienda escondido debajo de las sábanas a la altura de su cintura. Esto era algo que no sucedía todos los días, pensó, ni nunca.
Ella se inclinó sobre él, acercándose, hasta que su pecho derecho estuvo directamente sobre su rostro y le dijo que lo chupara y que se divirtiera. Poco a poco, usó su pie izquierdo para arrastrar la sábana hacia abajo hasta que se encontró con la maravillosa vista de su gloria de pie. Y su primer pensamiento fue inmediatamente lo deliciosamente fácil que se deslizaría profundamente en su vagina empapada en ese momento.
En cambio, ella se inclinó y envolvió su mano alrededor de él, bajando suavemente el prepucio para revelarlo todo y le dijo lo hermoso que era. Y era unos buenos cinco centímetros más largo que todo su pie. Incluso podría necesitar un poco de algo húmedo para ayudar al movimiento de deslizamiento de su mano hacia arriba y hacia abajo, porque iba masturbarlo todo el tiempo que pudiera y probar la resistencia de su chico.
Jason no pudo durar mucho. Ella nunca había visto salir tanto semen de un pene tan grande en su vida. La última semilla pecaminosa, en la gran zona erógena de su mente, había sido sembrada. Y se acostó con él esa noche como no lo había hecho en años.
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Todo llegó a un punto crítico al día siguiente. Solo Dios sabía cómo Tom logró recuperarse a tiempo de su coma inducido por el alcohol o, afortunadamente, cómo Sara logró despertarse junto a su hijo después de apenas más de dos horas de sueño. Se encontraron en el rellano, como vaqueros al mediodía, y Sara al menos estaba vestida hasta cierto punto.
La mirada en los ojos de tom era la de un animal herido y vergonzoso, como un perro que hubiera recibido el cinturón de su dueño. Pero en su mundo, él era el dueño de todo. "Qué", imploró miserablemente mientras ella se quedaba allí preguntándose qué podría hacer. Ella no le respondió, al menos con algo más que una mirada lastimera.
"Vamos, mujer", espetó. ''¿Cuál es tu juego?''
"Sólo una vez me gustaría merecer la forma en que me hablas, maldita criatura patética" escupió.
Y Jason se despertó con el sonido de la mano de su padre golpeando la mejilla de su madre. Sucedió con una fuerza tan atronadora que el eco de las palmas casi enmascaró el sonido de su ligero cuerpo al desplomarse contra el suelo.
"¿Qué carajo crees que estás haciendo?" Jason se enfureció, y estaba todo dientes y saliva espumosa. Estaba arrodillado al lado de su madre, protegiéndola de más violencia, de lo contrario no había duda de que él sería quien la cometiera.
Tom, disgustado con los dos, porque Dios no lo quiera que alguna vez esté disgustado consigo mismo por una vez, se tambaleó hacia el baño con pies pesados y torpes, mientras Jason ayudaba con cuidado a su madre a ponerse de pie y la sentaba en su habitación. , diciéndole que esperara hasta que papá se fuera de la casa.
Cuando salió de la habitación y cerró la puerta, estaba desconsolado por tener que darle la espalda a sus sollozos impotentes. Era el momento de tener unas palabras serias con su padre. Y si a Tom no le gustaba el ultimátum que se le avecinaba, podía considerarlo con la mandíbula rota.
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"Para decirlo lo más claro que puedo, papá atacó a mamá esta mañana en una de sus borracheras", habló en voz baja por el teléfono a su jefe. " Se ha ido ahora, pero entiendes que tengo que quedarme aquí y asegurarme de que no regrese para terminar lo que comenzó ''.
"Niño, no te preocupes por el trabajo. Lo que sea que necesite, lo tienes. Espero que tu mamá esté bien '', respondió. Jason se hinchó de afecto, agradeciéndole.
"Si quieres, puedes dejar un trabajo afuera y yo trabajaré desde casa".
La risa atrevida casi lo ensordeció. "Ningún cliente es tan especial, hijo", interrumpió y colgó. Así que Jason pasó el día en casa, manteniendo a su madre a salvo y atendiendo el tierno hematoma rojo que le brillaba sobre el pómulo.
A media tarde, Sara insistía en que volviera al trabajo. "Estaré bien", dijo, sin ver lo inútil que sería para él volver al trabajo durante dos horas. Para complacerla, se puso a trabajar en el Cutlass en el garaje. No vio pasar el tiempo después de eso.
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Eran cerca de las seis cuando Sara entró en el garaje, desde el frente de la casa. Para su confusión, cerró la puerta del garaje detrás de ella y luego se acercó a la puerta lateral para encender las luces.
''Hola mamá'', reconoció con simpatía, y luego, ''todavía había luz afuera. No tenías que hacer eso ''.
"Arrestaron a tu padre", dijo sin una pizca de emoción. Su mirada era cualquier cosa menos distante. De hecho, dio en el blanco y fue directo al grano. Jason simplemente escuchó y trató de asimilarlo. “Al parecer, no fue a trabajar hoy. La policía fue llamada a una pelea en un bar al otro lado de la ciudad que creen que era él. Luego fue detenido después de estrellarse contra un coche de policía por el que se negó a detenerse. Él está en el arroyo de mierda y no podría importarme menos".
"Te amo mamá", le recordó Jason. Y no lo necesitas. Yo me ocuparé de ti.''
"Nos cuidaremos el uno al otro, eh, rompecorazones", asintió con la cabeza. Aunque ella no sonrió, él pudo ver la vida en sus ojos, esperando a desbordarse. Jason sonrió con seriedad entonces y levantó sus manos negras aceitosas. Eso hizo que su madre recordara y se rió de buena gana.
Luego, ''ensúciame'', dijo, negándose a correr. "Pon tus sucias manos sobre mí. Ya no estoy fingiendo por nadie. A la mierda lo que piensen."
Jason estuvo sobre ella en un instante, levantándola en sus brazos y cubriendo su blusa blanca y jeans con huellas de manos negras. Por si acaso, le puso una mancha negra en la nariz y luego una debajo de cada ojo, como pintura de guerra. Luego la besó una y otra vez, abrumado por la euforia.
Eso pronto cambió y también la naturaleza de sus besos. En un momento fue puro amor, al siguiente fue necesitado y emocional. Luego, una vez más, se estaban besando y su mano de ella estaba ahuecando el creciente bulto de sus jeans. Cuando volvió a mirarlo a los ojos, hablaba muy en serio.
''Si pudieras hacer cualquier cosa ahora mismo, ¿qué sería?'' ella preguntó.
"Soy un chico muy afortunado", insinuó. Su corazón dio un brinco.
"Soy tu madre. No puedes olvidar eso '', advirtió.
"Lo sé", dijo Jason y bajó la cabeza, pero ella lo obligó a levantar la barbilla de nuevo.
"Si empezamos a tener sexo, no hay vuelta atrás", le dijo con frialdad. Tendremos que ocultar eso a la gente y fingir y poner excusas. No puedo elegir eso por ti. No te dejé anoche por eso. Tú lo sabes. Te estaba protegiendo''.
"Entiendo", dijo con tristeza.
"No, no es así", dijo. Te estoy pidiendo que elijas, conscientemente. ¿De verdad quieres empezar a tener sexo conmigo? ¿Tu madre?''.
"Sí, mamá", dijo con impotencia. "No hay nadie a quien ame más."
"Quería hacerlo anoche", confesó. "He querido hacerlo durante el último año, preguntándome qué pasaba por mi mente".
"Ojalá lo hubiera sabido" dijo Jason, temblando de adrenalina y deseo. Y luego, la mirada que su madre le dirigió ahora, llena de promesas y determinación, casi le hizo explotar.
"Ahora pregúntame qué quiero", ordenó.
Jason tragó saliva, su boca completamente seca. Y luego le preguntó.
''¿Qué quieres, mamá?''
"Quiero que vengas a la cama y tengas sexo conmigo, hijo", ronroneó. "¿Lo harás ahora mismo?"
Su respuesta fue el beso de un amante.
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Sara tenía razón en recrear los acontecimientos de la noche anterior. Sólo que esta vez se ayudaron a desvestirse a la luz del día y se fueron a la cama juntos, enamorados de las almohadas y las sábanas arrugadas que estaban deshechas desde esa mañana.
Nada de eso importaba ahora que yacían entrelazados y buscando con avidez las bocas calientes del otro, las lenguas lamiendo y lamiendo. Finalmente, el sueño de Jason se hizo realidad. Se besaron felizmente, mientras volaban chispas. Y luego se movió hacia abajo para amamantar sus pechos nuevamente, y ella no le impidió explorar su vagina con su mano esta vez.
Esa vez ella lo animó a ir hasta el final, a frotar su vagina depilada esta vez, a acariciar su clítoris palpitante y dolorido, y a probar su suave y resbaladizo calor; después de lo cual él la probó y aprobó. Una gran parte de Jason no pudo comprender la realidad mientras se desarrollaba ante él. Allí estaba él, cometiendo juegos preliminares incestuosos con su propia madre sabiendo que estaban consumando el amor de toda una vida a través del acto sexual.
Sara ordenó a su hijo que se tumbara de espaldas, donde de nuevo se recostó uno al lado del otro, acariciando la longitud de su sólida erección. Esta vez no pudo evitar inclinarse para saborearlo y llevárselo a la boca para chuparlo y mojarlo antes de volver a besarlo. Y permanecieron así un tiempo porque se sentía bien disfrutar del amor del otro antes de que la lujuria los hiciera volver a estrellarse.
Sara consideró ceder una vez más simplemente para ofrecerle a Jason una última oportunidad de regresar, aunque sabía que ese momento ya había pasado. Ambos se querían el uno al otro. Iba a ocurrir. Se sentó a horcajadas sobre las caderas de Jason y comenzó a frotar la punta hinchada de su pene erecto hacia arriba y hacia abajo por la empapada entrada de su vagina.
Con ojos nublados, perdida en el sentimiento, Sara susurró: ''yo me encargo, cariño, no te preocupes'', y se hundió sobre todo el sólido fabricante de bebés de casi veinte centímetros de su hijo, emitiendo gemidos mutuos cuando se unieron por segunda vez en su vive y comenzamos a hacer el amor juntos. En el momento en que encajaron de esa manera, parecía claramente destinado a ser.
Por todo su sufrimiento, y por la juventud perdida de Sara y su adultez dolorosa, sus vidas juntas, solos, compensarían todo lo que se habían perdido. Y para compensar toda la intimidad y el sexo, el sexo entre ella y su hijo siempre gratificaría, satisfacería y cumpliría.
El viejo amargado se había autodestruido al final, liberándolos. ¿Y quién frunciría el ceño ante un hijo cariñoso que pasara su vida con la mujer que lo crió y lo protegió de ese horror? Al final, sin embargo, él la había protegido y ahora ella continuaría diciendo que él era de hecho su protector. ¿Quién podría discutir incluso si quisiera?
"Oh Jason", susurró una y otra vez, tan orgullosa y enamorada y deshaciéndose con su polla penetrándola profunda y ampliamente. Ella se corrió fuerte y riendo por la estupidez de todo, exponiéndole esta vulnerabilidad secreta. Y tan pronto como lo hizo, la volteó y trató de hacerla correrse una y otra vez.
La última luz del día estaba en el horizonte cuando yacían cara a cara, Jason envuelto en los muslos de su madre y sus manos sostenidas con las de él sobre su cabeza. Se besaron y lamieron mientras él se deslizaba profundo y cómodo y ella comentó lo delicioso que se sentía dentro de ella así.
"Lo mismo, mamá", jadeó y se puso de rodillas, usando las de ella para sostener su peso mientras ponía su energía restante en empalarla lentamente con todo su cuerpo. Los gemidos entre ellos se hicieron más fuertes y Jason se movió más rápido, las caderas de su madre se balancearon hacia adelante para encontrarse con las suyas, hasta que lanzó su propio clímax.
Y ella volvió, allí y entonces, con él durante todo el camino. "Jesucristo, eso es intenso", gritó mientras él se hinchaba y explotaba para sembrarla con su esperma. "Oh, hijo" gimió ella, apretándolo con fuerza para sentirlo pasar de ser una carne dura y caliente a un amor líquido. Y cuando la última luz se apagó, terminaron, acoplados.
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La casa estaba a oscuras, ni un sonido, ni un pío; nada más que la sensación de su carne cálida desnuda presionada. La besó de nuevo con un beso de amante y se endureció contra su muslo externo, y ella se mojó para tomarlo de nuevo.
"Alguien está feliz", dijo ella y él soltó una risita, rodeándola con sus brazos, tomando a su madre por sí sola.
"Te amo, mamá", respondió con la más profunda verdad. "Pero lo siento por tu vagina, porque va a ser cogida".
Ella lo guió por detrás mientras comían y soltó una carcajada, luego un gemido de satisfacción. "Oh, todavía tienes que aprender mucho más sobre mí, bebé", advirtió. ''Y ese hermoso pene estará en serios problemas cuando estés cansado y yo caliente ...''
"Me alegro", dijo y se deslizó profundamente hacia su cuello uterino donde llenaría a su madre una y otra vez y ninguno de los dos se cansó el uno del otro. Fue una pareja hecha en el cielo para ambos.
El fin.
i quieren masrelatos conoeste nose olvifendejar sus puntos !!!!
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No era solo Jason quien necesitaba destetarse de la leche materna de su madre, según su padre cada vez más malhumorado. La verdadera acusación era que Sara necesitaba dejar de usar a Jason como excusa, dejar de cuidar y mimar al pequeño de mami. ¡Ya no era un bebé!
Lo había amamantado desde la infancia hasta los seis años. No era simplemente que no pudiera o no quisiera detenerse. Jason era un pequeño amor tan tranquilo y cariñoso. Mientras que la mayoría de los hijos de las otras familias corrían atropelladamente por el azúcar, se golpeaban unos a otros y se volvían cada vez más rebeldes contra sus padres, Jason era un ángel.
Sara no quería que eso cambiara y no quería dejar de amamantar, por la calidez, el vínculo y la felicidad que traía. Dios sabía que la felicidad no sobraba en ninguna otra parte del hogar.
Tom, el esposo de Sara, no había sido el mismo desde que nació Jason. No había sido el mismo desde que se casaron. Sara no sabía nada del romance con la secretaria del trabajo, ni de lo mal que había terminado, pero sabía que él había perdido el interés desde el principio.
Tom había llegado al extremo de amenazar a Kimberly su amante para que mantuviera la boca cerrada, solo DESPUÉS de que la despidiera. Él habría destruido su vida si ella hubiera aclarado sus aventuras en la oficina, simplemente a pesar de haber arruinado lo que él tenía. Pero su convicción fue alimentada solo por el miedo y la ansiedad.
Después de eso, nunca más se atrevió a engañar, pero su matrimonio se agrió para siempre, al menos la mitad de él.
Tom prestó poca o ninguna atención a lo que sucedió bajo su propio techo, ya que pasó casi dos tercios de su vida en traje de negocios. Descubrió por primera vez que Sara todavía estaba amamantando a Jason más allá de la edad recomendada por la remota posibilidad de que decidiera pasar un día enfermo en su propia cama.
¡Eso fue todo! ¡Él puso su pie en el suelo por puro disgusto! ¡Qué vergüenza total! ¿Qué diablos le pasaba a esa mujer?
La confrontó a partir de ese momento, haciéndola detener lo que debería haber hecho hace más de cuatro años; atacándola con sus sutiles pero viciosas acusaciones, alegando que ella tenía un problema y que iba a dejar al chico o sería un psicótico más adelante en la vida.
Y así Sara vivió durante años con la carga sobre su hombro de ser como una abusadora sexual con una adicción, como una alcohólica.
¿Y para qué? ¿Cuál fue la gran recompensa por el compromiso de sus años? Jason estaba claramente herido al verse obligado a alejarse de ella en ese sentido. Y la distancia era tangible. Y luego Tom no la tocaría en absoluto. Era como si su matrimonio se hubiera convertido en un trabajo de tiempo completo en sí mismo.
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Pasaron trece largos años y Jason era ahora un joven fuerte. La vida lo había definido, con un poco de ayuda de su madre. Había desafiado a los matones, a los del patio de la escuela y a los de autoridad, y al final no eran más que bocazas que no podían poner su dinero donde estaban sus bocas.
Los matones de la escuela que, al igual que su padre, lo llamaban hijo de mamá y maricón (pero nunca idiota, nunca podrían hacer esa afirmación seriamente), no eran todos tontos como una mierda. Muchas de ellas eran princesas de papá e idiotas egoístas que solo se metían con los que no se defendían.
Después de la escuela, la mayoría de ellos no mostró nada de sus calificaciones. La mayoría de las princesas estaban embarazadas a los dieciocho años. Algunos se metieron en las drogas y otros cometieron delitos peores. Jason entró en los círculos correctos y consiguió algo de formación en el trabajo.
Papá, el otro matón autoritario, no quería que se convirtiera en un mecánico apestoso a pesar del dinero que se podía ganar y la seguridad de un trabajo estable. No había forma de que estuviera enviando al niño a la universidad si no quería seguirlo a la corporación, por lo que se silenció instantáneamente el día que Jason llegó a casa con la noticia de que había obtenido un trabajo con un conocido mecánico.
Papá, que no había envejecido tan bien, probablemente estaba tan amargado por eso como lo estaba por su matrimonio, pasando la mayor parte de su tiempo en casa en un apagón ebrio, se preocupó por olvidar a su hijo apresuradamente después de eso.
Sara, sin embargo, no podría haber estado más orgullosa, especialmente cuando desafió a Tom aún más al estacionar su auto en el camino de entrada para lucir su primer trabajo de "extranjero" por el dinero que tanto necesitaba.
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Jason estaba trabajando en el coche de un vecino en la privacidad de su propio garaje un sábado por la noche. Papá había bebido media botella de whisky frente a la televisión y luego se quejó de un dolor de cabeza antes de acostarse. Con la televisión apagada, la casa se llenó más que de fuertes ronquidos, que hacían vibrar las paredes. Para entonces ni siquiera eran las diez.
Recién salida de la ducha, ahora que podía hacer lo que quisiera sin pisar cáscaras de huevo, Sara, ahora envuelta de manera algo conservadora en su bata de felpa de algodón blanca favorita, se secó el cabello en el espejo del baño.
El tiempo había sido mucho más amable con ella. De la manera más sigilosa, ser ama de casa y hacer más para mantener felices a su hogar y a su familia de lo que Tom nunca hizo en el trabajo, eso la había mantenido en forma y su hijo la había mantenido dulce, ya que él era de donde ella obtenía su afecto y amor.
Oh, por supuesto, a la edad de cuarenta y cuatro años estaba mostrando algunos grises más y la plenitud de la juventud se había ido. Su rostro estaba trazado con líneas ocultas y había un cansancio bien vivido en ella como resultado de haberse conformado con las costumbres de Tom sobre lo que podría haber sido. Pero si pudieras saber lo que Jason vio en Sara, había una belleza más allá de lo típico que solo un hombre de verdad merecía. Su padre no era ese hombre.
Sara terminó en el baño, limpiando lo que ensuciaba antes de dirigirse a la cocina para preparar una taza de té para Jason. Él estaría sediento, se preocupó. Desde que comenzó a trabajar en el garaje y a practicar en pequeños trabajos en el garaje de su casa, se perdía allí toda la noche.
Sara entró arrastrando los pies en el garaje con sus pies calzados en pantuflas, colocó sus tazas en la encimera cerca de los juegos de herramientas de Jason y se quedó mirando mientras su hermoso joven se inclinaba con la cabeza debajo del capó, zumbando con sus llaves de tubo.
El garaje no había visto tanta vida en todos sus años aquí. Con las luces encendidas, la radio encendida y el olor a grasa y metal, era como siempre debería haber sido. Jason le estaba dando nueva vida ahora.
'¿Eso puede esperar hasta mañana?' preguntó ella, lo que hizo que él saltara de su piel de manera tan cómica y la regañara por acercarse sigilosamente a él. Ella se disculpó y se rió.—Deberías descansar ahora, cariño —insistió ella." ¡Te traje un poco de té, pero todo lo que realmente quería era un beso y un abrazo!"
Jason, con su desvergonzada sonrisa blanca nacarada y sus amables ojos marrones, levantó sus aceitosas manos negras como una especie de pantano con garras de una vieja película de terror. Sara chilló y corrió, gritando: "No te atrevas, Jason, no con esta ropa", mientras Jason la perseguía al rededor del coche.
Pronto no tuvo adónde ir en el espacio restringido del garaje, pero después de que él la arrinconó y la hizo suplicar, cedió y entregó sus manos sucias al aire y dejó que Sara tuviera lo que quería.
Poniendo sus manos sobre su pecho para mantener una distancia entre su limpieza fresca y su mugre varonil y sudorosa, le dio un beso en los labios una vez, luego dos y luego una tercera vez, que se quedó entre ellos por un momento.
"El viejo loco debe estar dormido de nuevo" adivinó Jason.
"Por supuesto", asintió ella con la cabeza, "¿Acaso haría otra cosa?"
"Ojalá me lo hubieras dicho antes para poder haberme duchado. Así no tendrías que preocuparte por ensuciarte conmigo '', dijo Jason con un guiño travieso.
"'Solo quería decirte lo orgullosa que estoy de ti, haciendo algo para ti como esto. Tu padre cree que es solo una fase infructuosa". Ella le quitó el flequillo de la frente y reflexionó sobre todos sus años, maravillándose del magnífico espécimen en el que Jason se había convertido a lo largo de los años, a pesar de que su padre le negaba tanto, sin olvidar la crianza de Sara, que de otro modo no habría conocido límites. Ella todavía pensaba en eso.
"Ya ni siquiera me importa lo que piense", dijo Jason. "No se trata de él. Debería estar celoso de que reciba más besos y abrazos que él".
Sara sonrió ante eso con una expresión por lo demás prohibida, golpeando ligeramente a Jason en uno de los sólidos músculos de su pecho. "Solías conseguir mucho más que eso cuando él no estaba en casa", recordó antes de regresar a la encimera para tomar un sorbo de té.
"¿Qué?" Jason no parecía tan atento como ella. Sus ojos se entrecerraron, haciendo tictac. Su memoria se quedó en blanco.
¿No te acuerdas? ella preguntó. "Te di el pecho durante tanto tiempo, Jason. Oh, a veces deseaba no tener que parar nunca. Pero probablemente suene extraño".
Él se rió, se sonrojó también y se llevó una mano a los ojos para ocultar su vergüenza. "Mamá, por mucho que me guste un par de tetas calientes en mi cara ..."
"¿Crees que mis tetas están calientes, eh?" interrumpió sin vergüenza, cruzando una pierna desnuda sobre la otra y mirándose a sí misma.
"¿De verdad me cuidaste tanto tiempo? No recuerdo, Oh Dios mío, de hecho lo hago '', dijo. "Oh, Dios mío", golpeado por algo tan profundo y extraño, "lo recuerdo. ¿Pero por qué?"
Sara se encogió de hombros. No fue gran cosa para ella. No como lo fue para Tom. "Me gustó. Me hizo sentir más cerca de ti y eras un pequeño amor cuando estabas en mis brazos ... "
''¡Aw!''
''Mirándome con tus ojos somnolientos ...''
''Aw ...''
''Chupando suavemente mis pezones ...''
''Jesús, mamá ...''
También empezamos de nuevo más tarde, si lo recuerdas. Pero Jason, lo recordara o no, estaba perdido por completo en ese momento. ''No creo que hubieras bebido leche en ese momento pero, bueno ... ambos necesitábamos la cercanía. Fue un momento de mierda para todos. ¡Dejarlo así!''
Así lo hicieron, tal como ella sugirió. Pero no se podía negar, para Sara, que su confesión la había dejado con un zumbido profundo por dentro con una emoción desconocida. Se sintió traviesa, casi pecadora, al decirle esto; a pesar de que había sido dicho de buen humor. ¿No es así?
"Los besos y los abrazos son igual de buenos, mamá", aseguró Jason con un guiño de cortesía y se excusó para ir a la ducha.
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El domingo por la tarde, Tom estaba de nuevo holgazaneando frente al televisor y Jason estaba de vuelta en el garaje, limpiando el lugar. Bill, su vecino, había regresado con alegría, más que feliz con el trabajo de Jason. Mostró su gratitud en efectivo más algún extra, que fueron directamente al bolsillo de Jason.
Ahora que el garaje estaba vacío de nuevo, no sabía qué hacer consigo mismo. No quería volver a la casa, no con el viejo borracho lanzando su juicio sobre las telenovelas. No pasaría mucho tiempo antes de que se estuviera acabando el whisky y se volviera para golpear a alguien no ficticio.
Estaba bajando la puerta del garaje, arrojando el espacio vacío de hormigón a la oscuridad cuando de repente se encendió la luz. Sara se quedó de pie sonriéndole con orgullo una vez más, vestida prácticamente con un vestido veraniego fluido de color melocotón y unas ajustadas mallas grises. Al instante se acercó a ella y metió la mano en el bolsillo de donde sacó sus ganancias y le ofreció dos tercios.
"No, guarda eso. Te lo mereces '', aseguró. "Solo dale a tu madre un beso y un abrazo o pasaré el día rompiendo todos los platos".
No tuvo que preguntar dos veces. Jason se inclinó y tomó a su madre en sus fuertes brazos por la cintura, apoyándola en el borde de la encimera para que, a pesar de su pequeña estatura, pudieran encontrarse cara a cara. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y él en ella, donde se respiraron profundamente y se perdieron en su abrazo.
Y luego, cuando él se apartó para mirarla a los ojos, sus labios se plantaron firmemente contra los de él antes de que ella también se apartara y le hiciera señas para que le diera un beso en los labios en condiciones. De ida y vuelta se comportaban como un par de chimpancés, riéndose el uno del otro.
"Amas a tu mamá, ¿no?", Suspiró con satisfacción.
"Sí, lo hago", dijo.
¡Apenas escucharon los pasos que se acercaban antes de que la puerta de la casa al garaje se abriera de par en par y su padre se volviera loco!
La forma en que apareció el viejo casco calvo sugirió que sospechaba algo, como si estuviera tratando de atrapar a cualquiera de ellos en el acto de ocultarle algo. Y la mirada vidriosa en sus fríos ojos grises, profundamente arraigada en su rostro agudo, arrugado y amargado, mientras permanecía inmóvil con los ojos fijos en Jason.
Jason sintió que su corazón se aceleraba solo en ese momento, porque supo por la mirada de Tom que el anciano lo desafiaría o lo insultaría de alguna manera.
"¿qué?" Preguntó Sara, exasperada por su apariencia distante.
No importa que el garaje ahora estuviera vacío, limpio e impecable. ''Oh, ¿se llevaron el coche del vecino? ¿Por fin tengo mi propia propiedad de vuelta ahora?"
"Sí " dijo Jason lentamente y sin pestañear. Era una imagen de calma pero por dentro estaba rebosante y su madre podía sentirlo.
"Entonces puedes limpiar tú mismo y sacar ese coche chatarra tuyo del camino de mi entrada "exigió Tom ...
¡¡¿puedes? !!
Entonces, finalmente, Jason parpadeó. Con eso, Tom se dio la vuelta y se alejó con los hombros encorvados, dejando la puerta abierta de par en par detrás de él.
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Era pasada la medianoche. Sara estaba tumbada en el borde de la cama y miraba hacia el techo, donde las farolas cruzaban la habitación como un rayo de sol espectral. Los ronquidos a su lado eran ensordecedores. Nadie podría estar tan cansado, para hacer tal ruido que podría mantener despierta a toda una calle y, sin embargo, nunca ser despertado por ellos mismos.
En los veinte años de matrimonio, Tom había sido terco hasta cierto punto. Una vez que nació Jason, subió la apuesta. Ella no sabía de su romance pasado, pero no se habría sorprendido si se hubiera enterado, pero ahora le preocupaba estar casada con un neandertal con corbata.
Si él no fuera tan terco, distante o ignorante de su existencia, tal vez —le dolió— podría haber habido un camino de regreso a las vidas que vivían ahora. Si no fuera por Jason, se habría sentido tan miserablemente. Pero entonces tal vez ella estaría en otro lugar.
Su pesado bulto de cuerpo inútil ocupaba la mayor parte de la cama, una rodilla presionándola más y más sobre el borde. Mientras dormía, murmuró: ''Nos vamos a ahogar a menos que te vayas, perra gorda ...''
Eso fue todo lo que pudo permanecer allí y entonces. Sara se bajó del borde del colchón y se puso las zapatillas y ni siquiera se molestó en buscar su bata en la oscuridad. Llevaba un camisón de satén azul, que era lo suficientemente bueno para que pudiera entrar. Jason no había salido de ese garaje en toda la noche.
Él todavía estaba allí, y ella no lo culpó, porque estaba tan tenso en un momento que podría haberle arrancado la cabeza a su padre de un solo golpe, y tal vez ella no lo hubiera detenido.
Lo encontró sentado detrás del volante de su Oldsmobile Cutlass gris, que su jefe fue lo suficientemente generoso como para permitirle tener si podía conseguir que el trabajara en su tiempo libre. Por supuesto, las partes no eran gratuitas. Eso fue parte del desafío, que logró.
''¿Puedo entrar?'' preguntó a través de la ventana. Él asintió con la cabeza y ella se sentó en el asiento del pasajero junto a él, descansando la cabeza con un gemido de cansancio y frustración. "Estoy durmiendo en el sofá. Estoy harta.''
"¿Por qué no usas mi cama?", Sugirió Jason, prestando poca atención. No creo que vaya a dormir esta noche.
"¿Por la forma en que estaba esta tarde?"
"Por la forma en que siempre ha sido. Y no solo a mí. Terminaré matándolo si empeora. A menos que me vaya, que es lo que quiere, ¿no?"
Sara no podía negar esa pequeña y espantosa verdad. Nunca quiso que Jason se fuera, nunca, pero sabía que algún día lo haría. Eso era solo un hecho de la vida. Todos volaron el nido tarde o temprano. De lo contrario, estarían malcriados y es posible que nunca fueran realmente felices.
"Recuerdo cuando me fui de casa", recordó soñadora en su estado de fatiga. Jason se volvió para mirar atentamente mientras escuchaba su tono tranquilizador. Cuando lo hizo, incapaz de mirarla a los ojos todavía, encontró su atención centrada en el busto apenas restringido de su madre; sus pezones asomaban por el satén azul en el frío de la noche.
''Pensando en ello, mi padre se parecía mucho a Tom ahora. Y volé del nido bastante temprano para estar con él porque pensé que era lo mejor para todos. Estuvo allí en el momento justo. Las cosas en casa eran insoportables. Y ahora es como si me escapara de él solo para terminar corriendo directo a su punto de mira ''.
''¿Qué estas diciendo?'' Preguntó Jason.
"Bueno ... supongo que estoy diciendo que no te vayas demasiado pronto y acabes sufriendo de todos modos. Pero si puedo ser honesta, no quiero que me dejes con eso ... '
''Con el ogro'' Jason terminó.
"Con el ogro" respondió Sara y soltó una risita seca " ¿por qué las cosas no pueden ser como solían ser?"
"No entiendo lo que quieres decir", enfatizó Jason, apretando los nudillos alrededor del volante.
"Cuando solía sentir que solo éramos tú y yo explicó con tanto anhelo."Cuándo podía abrazarte y ayudarte a olvidar el mundo que te rodea y sentirte bien de una manera intuitiva o instintiva"
"Desearía que solo fuéramos tú y yo", admitió Jason. Entonces finalmente la miró, tan oscura e intensa en su estado de nerviosismo quemado y concluyó, ''siempre".
Su anhelo mutuo era tan fuerte. Cuando Sara lo miró a los ojos y se dio cuenta de que él la entendía, fue como si una conexión en vivo ahora crepitara y zumbara entre ellos con un impulso eléctrico. Miró hacia otro lado, reflexionando más sobre lo que vendría mañana y el día siguiente.
Entonces Sara pensó mucho en sí misma, pero no en las mismas cosas que él. Las puertas del garaje estaban bien cerradas, la noche era tan silenciosa lejos de esa cueva de ogros donde dormía su esposo, y junto a ella estaba el único hombre en el mundo que amaba más que a nada.
Cuando enganchó los pulgares debajo de los tirantes de su camisón y los soltó, no fue una declaración de autodestrucción o de querer ser infiel. Tom había pasado los últimos diecinueve años destruyendo su fe en ese matrimonio.
Y cuando movió sigilosamente el suave satén sobre sus pechos todavía generosos, con sus pezones oscurecidos y aerola, dejándolo caer hasta su cintura y sintiendo el liberador escalofrío del abandono, fue por instinto de madre que reclinó su asiento, inclinada volvió y dijo su nombre.
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Fue recibido con una sonrisa amable y una mano extendida cuando se volvió y vio a su madre esperando, después de haber descubierto los senos que lo amamantaban cuando era niño. Su corazón tartamudeó y luego se puso en acción. El resto de él tardó en ponerse al día. El tiempo, al parecer, se había reducido a una rutina.
''Está bien, Jason'', aseguró, ''ven con mamá y olvídate de todo. Nada más importa"
"Mamá, ya no soy el mismo", dijo Jason. Fue solo el más mínimo indicio de advertencia, sin un indicio de rechazo. ''¿A dónde va esto?''
"A ninguna parte", aseguró. "Se queda entre tú y yo."
Se movió hacia ella, aceptando su ofrecimiento de nutrición. Jason se trepó, inseguro al principio, de modo que se arrodilló entre sus pies. Como si no estuviera lo suficientemente apretado allí. Tenía que tener cuidado de no aplastarla o de encontrarse en una posición que le permitiera no esforzarse sin tener dónde descansar. Nada les funcionó.
Finalmente, Sara sugirió que Jason reclinara su propio asiento, así que volviendo a él con cierta torpeza, lo hizo y se recostó, después de lo cual ella se subió a su regazo. Inmediatamente notó el sólido bulto que crecía en la entrepierna de sus jeans. Ella no se estremeció ni dijo una palabra.
Suavemente se inclinó hacia él, pasando su brazo alrededor de la parte posterior de su cabeza y lo atrajo hacia su pecho. Con una mirada final, una búsqueda de aprobación, que ella dio, Jason abrió la boca para aceptarla, apretó suavemente un pezón y comenzó a succionarlo.
El mundo de Sara se desvaneció instantáneamente. Se olvidó rápidamente de dónde estaban, y mucho menos de los estrechos límites del coche. Jason permaneció allí, chupando dulcemente su pecho. Todavía no llegó nada. Ni siquiera estaba segura de que lo haría, pero entre sus muslos comenzó a sentir algo más que la excitación de su hijo.
Jason lamió suavemente, haciendo girar su lengua para lubricar el pezón, y con eso ella dejó escapar un grito ahogado de placer y lo abrazó más cerca, susurrando palabras de aliento. "Eso es todo, así justo ahí. Solo relajate y disfrutalo...''
La mano derecha de Jason se relajó en su trasero, la izquierda en la parte posterior de sus muslos. Con cuidado, la levantó más alto para poder acercarla directamente a su boca dispuesta, donde la tomó más húmedamente. Solo que ahora respiraba con dificultad y la besaba, acariciando su pezón con la lengua.
Sara estaba experimentando tal felicidad que no notó la transición de amamantar a hacer el amor, pero pronto él estaba atacando ambos pechos con una pasión lánguida que los dejó sin aliento y mareados. En esa primera noche, sin embargo, tampoco reconoció que la sensación en lo profundo de su abdomen inferior era sexual y de ninguna manera maternal.
Cuando miró la hora, con ambos pechos resbaladizos por la saliva y muy ruborizados, se sorprendió al descubrir que había pasado una hora. Ella se echó hacia atrás, todavía muy consciente de su erección pero eligiendo ignorarla, y le preguntó si se sentía mejor. Jason asintió lentamente, disimulando su emoción lo mejor que pudo con una expresión sombría.
"Está bien si quieres seguir haciendo esto", aseguró. "Aquí, cuando tu padre duerme".
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El lunes por la noche llegó finalmente. Para Jason había sido un día surrealista, considerando su comprensión de la situación y sus sentimientos por su madre, en la que se esforzó por dominar.
"¿Harás algo durante el fin de semana?" Su jefe le preguntó. ¿Qué podía decirle a eso? "Oh, ya sabes, arreglaré el auto de un vecino, haré un poco de ejercicio ... chuparé las tetas de mamá"?
Cuando finalmente llegó a casa después de las cinco, Tom todavía estaba en el camino de regreso, pero mamá estaba preparando la cena en la cocina. Dándose una ducha lo más rápido que pudo, para quitarse el resto de la mugre negra de sus manos, fue a la cocina y la saludó con los mismos besos y abrazos que siempre habían disfrutado.
La cercanía estuvo cargada de mayor química esta vez. Sin siquiera darse cuenta, ambos se fundieron en los ojos del otro y, de repente, sintiéndolo, Sara cayó hacia atrás contra sus manos, lo que a su vez hizo que su pelvis se presionara contra la de él. De nuevo, estaba duro. Y de nuevo ella no dijo nada.
"Me estás mirando ahora como solías mirarme cuando eras un niño", dijo efusivamente. ''Qué rompecorazones, espero que no hagas eso con todas las chicas que conoces''.
''Sabes que solo tengo ojos para ti, mamá'', respondió casualmente. E iba a hablar sobre la noche anterior, porque sentía que necesitaba hacer preguntas. Se había quedado eufórico, incluso emocionado, pero definitivamente confundido con respecto a otras cosas.
Antes de que pudiera, la puerta del frente de la casa se cerró de golpe y la señal reveladora de la llegada de papá sonó con su maletín siendo arrojado al zapatero. Cuando marchó por la cocina, justo al lado de ellos, el silencio fue tal que habló más fuerte que la amargura que probablemente saldría de su boca sucia.
Fue directamente a la bebida, mirando a la madre y al hijo con atención y con una pizca de sospecha, como si preguntara qué carajos estaban mirando. Y cada vez que los veía se abrazaban como un par de jodidos hippies.
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Jason se sintió aliviado de meterse en la cama esa noche y encontrarse con la frescura de las sábanas limpias. Se acostumbró a sentirse sucio todo el día todos los días, sus manos ahora se volvían insensibles debido a sus encuentros regulares con el óxido, la suciedad y el aceite. En comparación, sentirse limpio y fresco era ahora un lujo, que disfrutaba en cada oportunidad.
Se fue a la cama temprano para ver una película de terror, pero ni siquiera llegó a la mitad antes de quedarse dormido, dejando la luz y la televisión encendidas hasta pasada la medianoche. Y de nuevo en la habitación contigua sobre su madre no pudo conciliar el sueño, acostada junto al ogro borracho, por lo que se deslizó fuera de la cama y salió de la habitación nuevamente.
Jason se movió al oír el crujido de la puerta que se abría, y luego otra vez cuando su madre apagó la televisión. Finalmente abrió los ojos para encontrarla sentada en el borde de la cama con su otra bata de casa, esta vez era negra. Ella le acariciaba la mejilla y le frotaba la frente con suavidad.
"Lo siento, no me pude resistir", se disculpó. "Dejaste la luz y la televisión encendidas."
"Lo siento mamá", dijo en la cúspide de un gran bostezo y se estiró. "¿Estabas escapando de la cama de Shrek?"
"No" admitió ella. ''Solo estaba pensando que si te despertaba, ¿querrías ir a escondidas al garaje conmigo por un momento ...''
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Sara fue la última en entrar, siguiendo a Jason, que se había puesto en topless aparte de los pantalones de chándal con los que dormía. Cerró la puerta detrás de ambos, en silencio, y luego le pidió que la subiera a la encimera de nuevo como había hecho el domingo. Una vez más, Jason la tomó por la cintura y la levantó con facilidad, colocándola suavemente para que estuvieran cara a cara, con los muslos separados para permitirle acercarse a ella.
"Dale un beso a tu mamá " ordenó Sara y extendió los brazos para rodearle el cuello. Jason se inclinó para encontrar sus labios e hicieron lo mismo que siempre, de un lado a otro como pequeños chimpancés cariñosos.
"Te amo tanto y no te cambiaría por nada del mundo", aseguró.
"Yo también, mamá", dijo Jason y la besó de nuevo.
"Y nunca podré tener suficiente de ti, tus besos y tus abrazos", agregó, acercándolo más y mordisqueando su labio inferior. ''¿Quieres que mamá te amamante de nuevo?''.
"Sí, por favor", reaccionó Jason, sintiéndose crecer contra ella al instante. Cuando abrió su bata de casa para revelar que no llevaba nada debajo, casi pierde el equilibrio.
Sara se echó hacia atrás, sosteniendo su peso en una mano mientras sostenía a su hijo por el cuello y lo dirigía hacia su desnudez. Esta vez no la miró con certeza. Y tampoco intentó ordeñarla. En el momento en que sus labios y lengua se pegaron al primer pezón, él tenía sus manos envueltas alrededor de sus caderas y tenía como objetivo complacerla.
Siseando y jadeando, siseando y jadeando, Sara se atrevió a soltar un gemido entre los dientes apretados, pero lo lamentó el momento en que recordó que estaba en el garaje. "Ése es mi chico "susurró ella, alborotando su cabello y aplastando su cara contra sus abundantes pechos. ''¡Puedes chuparlas más fuerte, continúa, no me lastimarás!''
El tiempo se disolvió una vez más. El garaje, fresco y seco en el aire de la noche, albergaba los sonidos de su respiración agitada y los ruidosos besos y succiones de Jason. Él estaba manejando sus pechos con ambas manos, apretándolos suavemente y acariciando sus duros pezones con labios húmedos, rodeando su aerola hábilmente con la punta de su lengua y luego lamiéndola.
Y todo el tiempo podía sentir la presión de las mariposas que jugaban en su estómago. No era justo lo mojada que estaba, todo el tiempo siendo amada tan apasionadamente por su propia carne y sangre.
"Está bien, eso es suficiente por ahora", instó, luchando contra los nuevos impulsos que surgieron mientras aún podía. "Sube aquí", reiteró después de que él la ignoró para continuar, y acercó su rostro al de ella.
Sus labios estaban apenas separados por una pulgada cuando ella buscó sus ojos para ver si él entendía la importancia de su secreto, y tal vez si veía en sus ojos lo que ella se negaba a decir con palabras.
"Me dejé llevar, ¿no?" preguntó.
"No, tú no "dijo tímidamente. "Solo besa a tu mamá y no te preocupes por eso". Así que lo hizo, preguntándose qué haría papá si entrara y los encontrara a los dos casi desnudos y besándose como estaban.
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Sara pensó que mientras su hijo quisiera, podrían seguir entrando a escondidas en el garaje todas las noches donde él podría "alimentarse" de su pecho. Sabía que la línea entre la crianza y la sexualidad era delgada y se desdibujaba fácilmente.
Después de esa segunda noche, donde instigó aún más el encuentro entre ellos, sintió que había forzado la situación a Jason. Eso no estuvo bien. Tenía que ser él quien acudiera a ella, así que le dijo eso al día siguiente.
''Si quieres, ven a verme cuando tu padre se vaya a dormir y pregúntame y estaré ahí para ti". Ella no sabía qué la hizo decir la siguiente parte, "ni siquiera tenemos que hacer eso. Podríamos simplemente besarnos, abrazarnos, hablar y estar más cerca el uno del otro de otras maneras''.
Jason no sabía con certeza cuáles eran esas otras formas, pero se tomó unos días para pensarlo y dejarlo de lado mientras luchaba con la realidad de lo que estaban haciendo y lo que podría haber significado.
¿Se estaban enamorando el uno del otro? Ya estaban tan enamorados como podrían estarlo una madre y un hijo. Nunca tuvieron la vida de las llamadas personas comunes. Papá se aseguró de eso. Contaban mucho el uno con el otro para superar la prueba de su propia realidad personal.
Y como el infierno, alguna vez iba a dejar a su madre solo para que Tom, que trataba a su propia esposa y a su carne y sangre como las alucinaciones de un borracho hasta el fondo, pudiera abandonar por completo sus propios estándares.
No, la realidad era que se estaban expandiendo, porque ninguna familia podía sobrevivir sobre una base tan estrecha, ni siquiera una que estuviera empantanada por una miseria tan odiosa. Sentían cualquier cosa menos miseria cuando estaban juntos.
Su expansión trajo consigo emoción, peligro, excitación ... ¡vida!.
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UNA SEMANA MÁS TARDE...
Tom se arrastró a través de la puerta principal, la noche oscura detrás de él, y tiró su maleta al suelo. La alfombra estaba destrozada y se estaba quedando calva donde había dejado su maleta todas las noches de los días laborables desde la última vez que la cambiaron. Y, sin embargo, lo consideró como un problema de su esposa, enfrentándolo con el mismo desdén de siempre que todo lo demás, ¡antes de quitarse los zapatos y quitarse la corbata del cuello!
El trabajo empeoraba. Su desempeño, específicamente, estaba empeorando, y con eso vino la humildad, por la que no era conocido. Y por eso estaba haciendo más horas extraordinarias, horas extraordinarias de trabajo real, no porque se estuviera cogiendo a otra secretaria, sino para encubrir sus propios errores.
Cuando marchó, dolorido, hacia la cocina, apenas pudo ocultar su indignación por el hecho de que su esposa e hijo estuvieran sentados ante platos sucios, sin siquiera detenerse a reconocer su presencia. Era como si el tiempo hubiera pasado sin él.
''¿Ya has comido?'' remarcó. "¿Está lista la mía?"
Jason estiró la cabeza para comparar la expresión de mal humor de su padre con lo que había en su voz, luego miró hacia otro lado para reprimir un suspiro. Sara se recostó y enarcó las cejas en una pregunta: "¿perdón por respirar?" y señaló al otro lado del camino.
"Está en el horno. Probablemente arruinado porque no me llamaste para decirme que te quedabas hasta tarde."
Siente el ardor, horrible bastardo, pensó Jason para sí mismo. Mientras tanto, Tom ignoró a su esposa, se preparó una copa y se sentó a la cabecera de la mesa. "Entonces, ¿cómo va el trabajo, hijo? " Se esforzó.
"El trabajo va muy bien", ofreció Jason.
"Jason nos cocinó esta noche. Comimos un asado de cerdo con todos los adornos y una botella de vino frío'', explicó Sara con orgullo. Cuando fue a levantarse, Jason insistió en que se quedara sentada y fue a buscar la comida del perro.
Con una toalla húmeda, colocó el plato caliente frente a su padre y comentó: "aquí tienes, no te quemes", lo que dejó a Tom a la vez enojado y sin palabras; justo antes de ir a darle la vuelta al plato en su innecesaria inspección, y luego se quemó.
¡Carajo, está que arde! gritó, agitando los dedos con locura antes de llevarse un vaso de whisky tembloroso a los labios. Tom tenía un problema. Tom tuvo ese problema durante mucho tiempo. Pero ahora era claramente evidente que ya no tenía el control de ese problema. Ese problema, la bebida de Tom, lo estaba controlando ahora.
Era medianoche antes de que finalmente bebiera inconsciente. Jason fue al menos lo suficientemente indulgente como para levantarlo y arrastrarlo a la habitación de sus padres, donde pasaría la noche como una estrella de mar y sin duda se despertaría listo para arruinar su trabajo otro día.
Encontró a mamá en el garaje cuando volvió a bajar, y no sabía qué esperar de ella, o si ella esperaba algo de él.
"Lo que he estado haciendo contigo aquí", dijo con cautela, "no lo he estado haciendo solo por ti, ¿verdad?" ella preguntó. "Lo he estado haciendo por mí misma. Probablemente soy una muy mala madre. Probablemente no debería estar haciendo esto en absoluto".
"No tienes que hacer nada", aseguró Jason con cuidado a la distancia.
"Pero yo quiero", dijo. "¿No es así?"
''Sí.'' Ahogó una risa, en parte incrédulo. Sabía muy bien que a él probablemente le gustaba más que a ella. Incluso si tuvieran que escabullirse, siempre y cuando le diera a su madre y la acercara, él estaba feliz por decir lo menos.
''¿Que es tan gracioso?'' ella preguntó.
"Nada" dijo y volvió a reír, esta vez sin esperanza. ''Mamá, te amo, y lo que sea que necesites, estoy aquí para ti. Pero, ¿deberíamos limpiar la sala antes de decir algo más?
"Puedo hacerlo mañana por la mañana", insistió. "¿Hay algo más que prefieras hacer? conmigo, ahora mismo?".
Y ahí estaba de nuevo, esa mirada en sus ojos como si se hubiera encendido un interruptor y la corriente aumentaba. Hizo que su corazón se acelerara e inmediatamente se le hizo la boca agua de anticipación. Él tragó y le preguntó qué tenía en mente.
"Si pudieras hacer algo ahora mismo" replicó Sara "Con tu mamá y nadie más lo sabría. Me siento valiente. Dime".
Mil imágenes pasaron por la mente de Jason a la vez, la mayoría de ellas más gráficas de lo que las palabras podrían describir en el calor del momento. Estaba lo que quería su mente, lo que quería su corazón, y luego lo que quería para su madre más que nada. Y su mamá, más que nada, necesitaba sentirse amada.
"Me encantan todos los besos que nos hemos estado dando", dijo.
"Pero ya nos hemos dado besos y siempre lo haremos", respondió.
"Pero realmente me encantaría besarme contigo."
"Guau..."
"Sí..."
''Entonces'', pensó con fuerza, ''¿no como un beso de madre e hijo, sino como un beso de amantes? ¿Quieres hacer eso con tu madre?".
"Sólo porque mi madre eres tú", respondió Jason. La sonrisa de Sara había desaparecido, reemplazada por algo más oscuro y lascivo, excepto por el brillo de sus ojos. Ella también tragó saliva y luego se pasó las yemas de los dedos por los labios, sin romper el contacto visual con el joven frente a ella.
''¿Bueno, qué estás esperando?'' ella suplicó.
"Y en mi cama" añadió Jason.
"¿Enserio?", respondió Sara de una manera sensual.
"No te dejaré dormir en el sofá esta noche, mamá", dijo.
"Entonces, con una condición " concluyó. Y no tuvo que pensar mucho en cuál sería esa condición.
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Jason hizo lo que le dijeron. No era tanto una condición como una estipulación y una que dejó su mente aturdida por el asombro, porque planteaba la pregunta de si la confianza entre ellos era más fuerte o si había salido volando por la ventana.
Su dormitorio estaba oscuro ahora, todo menos por la pequeña lámpara de la mesilla de noche, y estaba cómodamente acostado en su cama tamaño king, debajo de las sábanas, con los ojos cerrados como se le indicó. Los pies de Sara apenas hacían ruido mientras caminaba descalza por el suelo hacia él, y luego el colchón se hundió y ella estaba en la cama junto a él, piel contra piel.
En el momento en que sintió su cálida y suave carne rozar la suya, Jason comenzó a estar a la altura de la ocasión y cuando abrió los ojos, ella lo miró a los ojos con maravillosa adoración y nerviosa excitación.
"Está bien, hijo" susurró y se unió a él en un abrazo de cuerpos suaves y miembros entrelazados, y sus bocas se abrieron para formar pareja como nunca antes. Al instante, sus lenguas se lamieron, se arremolinaron y bailaron y los labios húmedos se fruncieron y chasquearon deliciosamente. Luego se apartó sin aliento y se rió en voz baja antes de regresar por más.
"Dios mío, esto se siente increíble" jadeó Sara entre besos largos y exquisitos. Ella podría haberse entregado instantáneamente a él allí y luego si él no fuera suyo. Pero sin embargo las cosas se habían intensificado hasta este punto entre ellos, se sentía bien; se sintió tan hermosamente necesario y su propio hijo la hizo sentir como la mujer más amada del mundo.
Se besaron, o estaban haciendo el amor ahora, acariciándose y besándose, abrazándose el uno al otro, por lo que pareció toda la noche. Se sentía divino sentirlo tocar sus pechos de la manera en que lo hacía, con manos fuertes y magistrales, y acariciar su trasero mientras su muslo rozaba su cadera. Una o dos veces le puso la mano suavemente sobre su vagina mojada y caliente. Tuvo que volver a sus sentidos y luchar contra el impulso de dejarlo entrar, quitarle la mano y volver a colocarla en su trasero o sus tetas.
Solo pasó una hora antes de que decidiera que había que hacer algo con la dureza imposible que había pasado de frotar ardientemente la parte inferior del vientre a deslizarse ocasionalmente contra un lugar en el que nunca había estado desde el día de su nacimiento. De lo contrario, podría seguir inclinándose para jugar.
Ella preguntó si podía tocarlo. Él le dijo que podía, siempre que él pudiera tocarla. Eso no era parte de la condición, le dijo, pero quería aliviar la frustración que le estaba causando.
"Eso tiene que ser mutuo, mamá", insistió.
"Eso se convertiría en sexo, Jason. ¿De verdad crees que deberíamos ir allí?"
No se atrevió a decir lo que sintió entonces porque quería que ella tuviera el control y que ella le dijera que quería. "Tengo tanta suerte", dijo y la acarició.
Sara lo puso sobre su espalda y maniobró sobre su costado y en una posición medio sentada, mirando hacia el poste de la tienda escondido debajo de las sábanas a la altura de su cintura. Esto era algo que no sucedía todos los días, pensó, ni nunca.
Ella se inclinó sobre él, acercándose, hasta que su pecho derecho estuvo directamente sobre su rostro y le dijo que lo chupara y que se divirtiera. Poco a poco, usó su pie izquierdo para arrastrar la sábana hacia abajo hasta que se encontró con la maravillosa vista de su gloria de pie. Y su primer pensamiento fue inmediatamente lo deliciosamente fácil que se deslizaría profundamente en su vagina empapada en ese momento.
En cambio, ella se inclinó y envolvió su mano alrededor de él, bajando suavemente el prepucio para revelarlo todo y le dijo lo hermoso que era. Y era unos buenos cinco centímetros más largo que todo su pie. Incluso podría necesitar un poco de algo húmedo para ayudar al movimiento de deslizamiento de su mano hacia arriba y hacia abajo, porque iba masturbarlo todo el tiempo que pudiera y probar la resistencia de su chico.
Jason no pudo durar mucho. Ella nunca había visto salir tanto semen de un pene tan grande en su vida. La última semilla pecaminosa, en la gran zona erógena de su mente, había sido sembrada. Y se acostó con él esa noche como no lo había hecho en años.
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Todo llegó a un punto crítico al día siguiente. Solo Dios sabía cómo Tom logró recuperarse a tiempo de su coma inducido por el alcohol o, afortunadamente, cómo Sara logró despertarse junto a su hijo después de apenas más de dos horas de sueño. Se encontraron en el rellano, como vaqueros al mediodía, y Sara al menos estaba vestida hasta cierto punto.
La mirada en los ojos de tom era la de un animal herido y vergonzoso, como un perro que hubiera recibido el cinturón de su dueño. Pero en su mundo, él era el dueño de todo. "Qué", imploró miserablemente mientras ella se quedaba allí preguntándose qué podría hacer. Ella no le respondió, al menos con algo más que una mirada lastimera.
"Vamos, mujer", espetó. ''¿Cuál es tu juego?''
"Sólo una vez me gustaría merecer la forma en que me hablas, maldita criatura patética" escupió.
Y Jason se despertó con el sonido de la mano de su padre golpeando la mejilla de su madre. Sucedió con una fuerza tan atronadora que el eco de las palmas casi enmascaró el sonido de su ligero cuerpo al desplomarse contra el suelo.
"¿Qué carajo crees que estás haciendo?" Jason se enfureció, y estaba todo dientes y saliva espumosa. Estaba arrodillado al lado de su madre, protegiéndola de más violencia, de lo contrario no había duda de que él sería quien la cometiera.
Tom, disgustado con los dos, porque Dios no lo quiera que alguna vez esté disgustado consigo mismo por una vez, se tambaleó hacia el baño con pies pesados y torpes, mientras Jason ayudaba con cuidado a su madre a ponerse de pie y la sentaba en su habitación. , diciéndole que esperara hasta que papá se fuera de la casa.
Cuando salió de la habitación y cerró la puerta, estaba desconsolado por tener que darle la espalda a sus sollozos impotentes. Era el momento de tener unas palabras serias con su padre. Y si a Tom no le gustaba el ultimátum que se le avecinaba, podía considerarlo con la mandíbula rota.
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"Para decirlo lo más claro que puedo, papá atacó a mamá esta mañana en una de sus borracheras", habló en voz baja por el teléfono a su jefe. " Se ha ido ahora, pero entiendes que tengo que quedarme aquí y asegurarme de que no regrese para terminar lo que comenzó ''.
"Niño, no te preocupes por el trabajo. Lo que sea que necesite, lo tienes. Espero que tu mamá esté bien '', respondió. Jason se hinchó de afecto, agradeciéndole.
"Si quieres, puedes dejar un trabajo afuera y yo trabajaré desde casa".
La risa atrevida casi lo ensordeció. "Ningún cliente es tan especial, hijo", interrumpió y colgó. Así que Jason pasó el día en casa, manteniendo a su madre a salvo y atendiendo el tierno hematoma rojo que le brillaba sobre el pómulo.
A media tarde, Sara insistía en que volviera al trabajo. "Estaré bien", dijo, sin ver lo inútil que sería para él volver al trabajo durante dos horas. Para complacerla, se puso a trabajar en el Cutlass en el garaje. No vio pasar el tiempo después de eso.
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Eran cerca de las seis cuando Sara entró en el garaje, desde el frente de la casa. Para su confusión, cerró la puerta del garaje detrás de ella y luego se acercó a la puerta lateral para encender las luces.
''Hola mamá'', reconoció con simpatía, y luego, ''todavía había luz afuera. No tenías que hacer eso ''.
"Arrestaron a tu padre", dijo sin una pizca de emoción. Su mirada era cualquier cosa menos distante. De hecho, dio en el blanco y fue directo al grano. Jason simplemente escuchó y trató de asimilarlo. “Al parecer, no fue a trabajar hoy. La policía fue llamada a una pelea en un bar al otro lado de la ciudad que creen que era él. Luego fue detenido después de estrellarse contra un coche de policía por el que se negó a detenerse. Él está en el arroyo de mierda y no podría importarme menos".
"Te amo mamá", le recordó Jason. Y no lo necesitas. Yo me ocuparé de ti.''
"Nos cuidaremos el uno al otro, eh, rompecorazones", asintió con la cabeza. Aunque ella no sonrió, él pudo ver la vida en sus ojos, esperando a desbordarse. Jason sonrió con seriedad entonces y levantó sus manos negras aceitosas. Eso hizo que su madre recordara y se rió de buena gana.
Luego, ''ensúciame'', dijo, negándose a correr. "Pon tus sucias manos sobre mí. Ya no estoy fingiendo por nadie. A la mierda lo que piensen."
Jason estuvo sobre ella en un instante, levantándola en sus brazos y cubriendo su blusa blanca y jeans con huellas de manos negras. Por si acaso, le puso una mancha negra en la nariz y luego una debajo de cada ojo, como pintura de guerra. Luego la besó una y otra vez, abrumado por la euforia.
Eso pronto cambió y también la naturaleza de sus besos. En un momento fue puro amor, al siguiente fue necesitado y emocional. Luego, una vez más, se estaban besando y su mano de ella estaba ahuecando el creciente bulto de sus jeans. Cuando volvió a mirarlo a los ojos, hablaba muy en serio.
''Si pudieras hacer cualquier cosa ahora mismo, ¿qué sería?'' ella preguntó.
"Soy un chico muy afortunado", insinuó. Su corazón dio un brinco.
"Soy tu madre. No puedes olvidar eso '', advirtió.
"Lo sé", dijo Jason y bajó la cabeza, pero ella lo obligó a levantar la barbilla de nuevo.
"Si empezamos a tener sexo, no hay vuelta atrás", le dijo con frialdad. Tendremos que ocultar eso a la gente y fingir y poner excusas. No puedo elegir eso por ti. No te dejé anoche por eso. Tú lo sabes. Te estaba protegiendo''.
"Entiendo", dijo con tristeza.
"No, no es así", dijo. Te estoy pidiendo que elijas, conscientemente. ¿De verdad quieres empezar a tener sexo conmigo? ¿Tu madre?''.
"Sí, mamá", dijo con impotencia. "No hay nadie a quien ame más."
"Quería hacerlo anoche", confesó. "He querido hacerlo durante el último año, preguntándome qué pasaba por mi mente".
"Ojalá lo hubiera sabido" dijo Jason, temblando de adrenalina y deseo. Y luego, la mirada que su madre le dirigió ahora, llena de promesas y determinación, casi le hizo explotar.
"Ahora pregúntame qué quiero", ordenó.
Jason tragó saliva, su boca completamente seca. Y luego le preguntó.
''¿Qué quieres, mamá?''
"Quiero que vengas a la cama y tengas sexo conmigo, hijo", ronroneó. "¿Lo harás ahora mismo?"
Su respuesta fue el beso de un amante.
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Sara tenía razón en recrear los acontecimientos de la noche anterior. Sólo que esta vez se ayudaron a desvestirse a la luz del día y se fueron a la cama juntos, enamorados de las almohadas y las sábanas arrugadas que estaban deshechas desde esa mañana.
Nada de eso importaba ahora que yacían entrelazados y buscando con avidez las bocas calientes del otro, las lenguas lamiendo y lamiendo. Finalmente, el sueño de Jason se hizo realidad. Se besaron felizmente, mientras volaban chispas. Y luego se movió hacia abajo para amamantar sus pechos nuevamente, y ella no le impidió explorar su vagina con su mano esta vez.
Esa vez ella lo animó a ir hasta el final, a frotar su vagina depilada esta vez, a acariciar su clítoris palpitante y dolorido, y a probar su suave y resbaladizo calor; después de lo cual él la probó y aprobó. Una gran parte de Jason no pudo comprender la realidad mientras se desarrollaba ante él. Allí estaba él, cometiendo juegos preliminares incestuosos con su propia madre sabiendo que estaban consumando el amor de toda una vida a través del acto sexual.
Sara ordenó a su hijo que se tumbara de espaldas, donde de nuevo se recostó uno al lado del otro, acariciando la longitud de su sólida erección. Esta vez no pudo evitar inclinarse para saborearlo y llevárselo a la boca para chuparlo y mojarlo antes de volver a besarlo. Y permanecieron así un tiempo porque se sentía bien disfrutar del amor del otro antes de que la lujuria los hiciera volver a estrellarse.
Sara consideró ceder una vez más simplemente para ofrecerle a Jason una última oportunidad de regresar, aunque sabía que ese momento ya había pasado. Ambos se querían el uno al otro. Iba a ocurrir. Se sentó a horcajadas sobre las caderas de Jason y comenzó a frotar la punta hinchada de su pene erecto hacia arriba y hacia abajo por la empapada entrada de su vagina.
Con ojos nublados, perdida en el sentimiento, Sara susurró: ''yo me encargo, cariño, no te preocupes'', y se hundió sobre todo el sólido fabricante de bebés de casi veinte centímetros de su hijo, emitiendo gemidos mutuos cuando se unieron por segunda vez en su vive y comenzamos a hacer el amor juntos. En el momento en que encajaron de esa manera, parecía claramente destinado a ser.
Por todo su sufrimiento, y por la juventud perdida de Sara y su adultez dolorosa, sus vidas juntas, solos, compensarían todo lo que se habían perdido. Y para compensar toda la intimidad y el sexo, el sexo entre ella y su hijo siempre gratificaría, satisfacería y cumpliría.
El viejo amargado se había autodestruido al final, liberándolos. ¿Y quién frunciría el ceño ante un hijo cariñoso que pasara su vida con la mujer que lo crió y lo protegió de ese horror? Al final, sin embargo, él la había protegido y ahora ella continuaría diciendo que él era de hecho su protector. ¿Quién podría discutir incluso si quisiera?
"Oh Jason", susurró una y otra vez, tan orgullosa y enamorada y deshaciéndose con su polla penetrándola profunda y ampliamente. Ella se corrió fuerte y riendo por la estupidez de todo, exponiéndole esta vulnerabilidad secreta. Y tan pronto como lo hizo, la volteó y trató de hacerla correrse una y otra vez.
La última luz del día estaba en el horizonte cuando yacían cara a cara, Jason envuelto en los muslos de su madre y sus manos sostenidas con las de él sobre su cabeza. Se besaron y lamieron mientras él se deslizaba profundo y cómodo y ella comentó lo delicioso que se sentía dentro de ella así.
"Lo mismo, mamá", jadeó y se puso de rodillas, usando las de ella para sostener su peso mientras ponía su energía restante en empalarla lentamente con todo su cuerpo. Los gemidos entre ellos se hicieron más fuertes y Jason se movió más rápido, las caderas de su madre se balancearon hacia adelante para encontrarse con las suyas, hasta que lanzó su propio clímax.
Y ella volvió, allí y entonces, con él durante todo el camino. "Jesucristo, eso es intenso", gritó mientras él se hinchaba y explotaba para sembrarla con su esperma. "Oh, hijo" gimió ella, apretándolo con fuerza para sentirlo pasar de ser una carne dura y caliente a un amor líquido. Y cuando la última luz se apagó, terminaron, acoplados.
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La casa estaba a oscuras, ni un sonido, ni un pío; nada más que la sensación de su carne cálida desnuda presionada. La besó de nuevo con un beso de amante y se endureció contra su muslo externo, y ella se mojó para tomarlo de nuevo.
"Alguien está feliz", dijo ella y él soltó una risita, rodeándola con sus brazos, tomando a su madre por sí sola.
"Te amo, mamá", respondió con la más profunda verdad. "Pero lo siento por tu vagina, porque va a ser cogida".
Ella lo guió por detrás mientras comían y soltó una carcajada, luego un gemido de satisfacción. "Oh, todavía tienes que aprender mucho más sobre mí, bebé", advirtió. ''Y ese hermoso pene estará en serios problemas cuando estés cansado y yo caliente ...''
"Me alegro", dijo y se deslizó profundamente hacia su cuello uterino donde llenaría a su madre una y otra vez y ninguno de los dos se cansó el uno del otro. Fue una pareja hecha en el cielo para ambos.
El fin.
i quieren masrelatos conoeste nose olvifendejar sus puntos !!!!
14 comentarios - Amor de madre
un poco mas de imagenes de tu madre tio hermosa
-A qué, hijo?
-A tocarte.
-Sí? Cómo se juega?
Mamá me estaba siguiendo el juego.
-Bueno, se empieza enseñándome labombacha.
-Dónde más abajo, hijo?
-Te quiero tocar la concha, mami.
-Ummm, sí, suavecito tesoro.
Me bajé el pantalón, saqué mi pija afuera,