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Siendo infiel 5

Después de la culeada que me había dado Jacinto él no volvió más, así que le pregunté a su sobrino Brayan porque Jacinto no había vuelto al trabajo, me dijo que se le habían presentado unas calamidades domesticas a su tío, por lo que tuvo que volver a su pueblo yo me puse triste, pero que más podía hacer, además mis padres habían sacado el tiempo para ya estar en la casa a supervisar las remodelaciones, decidí darle mi número a Brayan para que se lo diera a Jacinto para poder tener contacto con él.
Sabiendo que en mi casa ya no iba a ver más acción, retorné a mi trabajo sin terminar mis vacaciones, en mi trabajo habían muchas cosas por hacer documentos por organizar y envíos por supervisar, mi jefe no estaba en el país por lo que me tocaba supervisar las cosas a mí por lo tanto tenía más trabajo que antes, y estaba muy ocupada solo salía del almacén para comprar comida. En mi trabajo usaba ropa ejecutiva, y como a mi casi no me gustan esos pantalones de tela usaba las faldas las cuales no me quedaban ni cortas ni largas, pero aun así me quedaban apretadas, entonces cada que salía me veían el culo lo sentía con la mirada. Además las camisas que usaba también hacían que mis tetas resaltaran y se viera lo redondas que son.
En el lugar donde yo compraba mi almuerzo iban muchos taxistas y conductores, había uno en especial que siempre me miraba con más morbo que los otros, y no desaprovechaba oportunidad para decirme piropos vulgares, se llama Francisco le decían “PORKY” por que parecía una marrano, era gordo, su piel era blanca, pero como es taxista y recibía mucho sol, había unas partes de su cuerpo que eran más oscuras que otras, tenía una melena en la parte trasera de su cabeza, pero se estaba quedando calvo en el frente. Siempre está sudando, y por lo tanto su olor no era el más agradable.
Yo no prestaba atención a lo que él me decía y eso era porque muy dentro de mí me gustaba que me tratasen así como a una perra, ese día en especial me tocó quedarme más tarde de lo normal revisando papeles y todo lo relacionado a las finanzas del almacén, además debía coordinar el pago de los empleados, así que ese día me quedé hasta más tarde de lo habitual cuando salí eran las 12 de la noche, y en el lugar donde yo trabajaba esa hora era algo peligrosa, para que yo estuviera sola por ahí esperando un taxi así que mientras esperaba un taxi, para mi sorpresa pasó Francisco.
F: Entonces que mami cosita rica, la llevo para la casa ¿o que mi amor?
S: No habiendo nadie más cerca, no tengo de otra
F: Ehhh mami que honor me hace, que usted suba ese culote en mi carro mamacita rica dan ganas de ni cobrarle la carrera, quien fuera asiento praa que usted me ponga ese culote en la cara mi amor.
S: ¿Podría dejar de hablar tanta bobada? Y maneje que estoy cansada gracias.
F: Claro que si mi amor.
Estaba yo en el asiento de atrás, y como les había dicho antes esas falditas si bien no me quedaban cortas si me quedaban apretadas, así que él podía ver bien mis piernas por el espejo, estuvimos en silencio un rato hasta que me puse a alistar la plata para pagar, porque ya casi íbamos llegando a mi casa y me di cuenta de que no llevaba mi billetera, así que le dije que si me podía llevar otra vez al almacén para recoger mi cartera, y poder pagarle que yo le pagaba el doble o el triple si quería, pero él dijo que por allá no se devolvía,
Ya en mi mente yo estaba pensando que se iba a aprovechar de esa oportunidad para pedirme que hiciera algo, y así fue sin dar tanto rodeo me dijo que se la chupara un ratico, que él no le decía a nadie y que a cambio no me cobraba la carrera, eso no me sorprendió porque ya sabía yo, que era esa clase de tipo todo vulgar y morboso, y pues yo como me había vuelto una perra, y lleva a tiempo sin probar una verga en mi boca le dije que sí, pero que no le podía contar a nadie porque si lo hacía.
Yo lo iba a negar todo el accedió de inmediato, y nos dirigimos a una parte de la ciudad que era monte, había árboles y arbustos donde uno poder esconderse a hacer cosas, nos bajamos del carro para poder buscar un buen lugar y mientras caminábamos, podía ver condones llenos de semen en el piso y tangas colgadas en los árboles, era la primera vez que iba a esa parte de la ciudad.
Encontramos un buen sitio donde yo pudiera hacer mi mamada a Francisco, él me beso a lo que yo en mi mente decía que ya estando aquí no había de otra, su lengua recorría toda mi boca, y sus manos me apretaban las tetas y el culo, me tocaba por todo lado y pues yo me dejaba, me quedaba ahí quieta mientras el tocaba todo mi cuerpo, le veía su cara de enfermo mientras disfrutaba, yo por mi parte también lo disfrutaba porque me manoseaba bien, pero no lo quería aparentar enfrente de él.
Llegando la hora de la verdad para no alargar más esa situación, me arrodille y le baje sus pantalones, su pene era pequeño pero grueso y cabezón, olía a sudor y además estaba peludo yo como no me complico si la persona lo tiene peludo yo igual lo chupo, así que con la punta de mi lengua le empecé a lamber sus huevos todos peludos con la punta de mi lengua, a lo que sentí sus gemidos y su verga empezaba a palpitar, su verga sabia un poco salada y agria, me di cuenta que si hacia un buen trabajo se vendría rápido y acabaría llegando a mi cada más rápido, así que me puse en acción y empecé a chupársela mientras le acariciaba los huevos con mi manos, el me cogía de la cabeza, y me apretaba contra su cuerpo y como su verga no era grande, cabía perfectamente en mi boca y empecé a mover mi cabeza de un lado a otro, de abajo para arriba, de izquierda a derecha, para que su pene bailara dentro de mi boca, y con mi lengua ir rosando su verga bien por todas partes, sentía como la respiración de Francisco se agitaba cada vez más, y fue cuando sentí la descarga de semen en mi boca me lo trague todo, sabia dulce me gusto el sabor de su semen, así que me lo trague con mucho gusto, y me pare y lo bese, nos montamos al carro no dijimos nada en todo el camino hacia mi casa, entre a mí casa me bañe, me lave la boca, y me acosté a dormir, al día siguiente Francisco y yo hicimos como si no hubiera pasado nada, el siguió diciéndome cosas cada que podía y yo seguía ignorándolo.

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