Hola a todos los lectores de relatos en esta página, para quienes no me han leído, soy Sandra, la Zángana, como me decía mi tío Federico quien me enseñó estas artes desde temprana edad, tengo 35 años, casada, sin hijos, 1,60 estatura, 57 kilogramos de peso, contextura delgada, tetas medianas, una colita redondita y parada, tengo una vida sexual muy activa desde muy niña, aquí otra historia de mi vida real, por eso la contundencia y sinceridad de mi relato escapa a muchos adornos literarios, quedando algo a la imaginación del lector.
Para el mes de septiembre de 2018, contaba con 32 años de edad cumplidos, mi tía Enriqueta fue hospitalizada en Bogotá, Clínica San Pedro, hablé con mi esposo quien me dijo, pues ve y la visitas, esa tía te quiere mucho, estuve buscando un tiquete aéreo desde la ciudad de Bucaramanga a Bogotá, no fue posible, todo estaba ocupado, decidí viajar esa noche por una empresa de buses intermunicipal, me correspondió un puesto en la parte de atrás, pero por lo menos tenía transporte, salimos a las 21:00 horas y se presupuestaba llegar a Bogotá a eso de las 06:00 am del día siguiente.
A mi lado se sentó un caballero de unos 50 años, muy refinado, un perfume exquisito, varonil, facciones de su rostro muy agradables, muy respetuoso y caballeroso desde el primer momento que ocupó ese espacio, siempre apretaba entre sus manos un portafolios negro, con una combinación como seguridad, que desastre, murmuró, no encontré pasajes aéreos, me toca estar en una junta urgente en Bogotá, yo tampoco encontré y por eso estoy aquí, le contesté.
Ese fue el inicio de nuestra larga noche juntos en ese vehículo, hablamos de muchas cosas, política, religión, familia, etc., por el camino el bus paró para comprar bocadillos, él me preguntó, ¿quieres un café? O tinto, como decimos aquí, gracias mejor no, luego debo ir al baño muy seguido, yo te acompaño me dijo, así no te roban, sonreí, cuando volvió tenía una bolsa llena de galletas, refrescos, dulces, bocadillos, etc., me ofreció para que tomara lo que me apeteciera, la mayoría de las personas siguieron durmiendo o fingiendo que lo hacían.
Nuestra conversación se fue haciendo más íntima y personal, como todos empezó halagándome por mi belleza, por mi personalidad, por mi charla, por no hacerlo aburrir en ese viaje, entre otras cosas, que lindas uñas tienes, me cogió una de mis manos y empezó a detallar dedo por dedo, cada color o decoración, me apretó suavemente y me dio un beso en mi mano, eso me hizo dar un escalofrío de pies a cabeza y viceversa, no sé cuántas veces ocurrió eso, fue tan sensual, cariñoso y delicado, que casi me desmayo por lo inesperado de todo eso, me abrigó mi mano con la otra suya, como un sándwich, sin más preámbulos se acercó para propinarme un beso en mi boca, solo recibí un pequeño roce en mis labios, ¿tienes miedo?
Claro que sí, eres un desconocido para mí, mira soy un empresario reconocido, tengo una junta con mis socios, en el hotel (el salto), ahí mismo dormiré y regreso nuevamente para seguir viajando. Le conté lo que iba a hacer. Si quieres te rento una habitación en mi hotel y estamos juntos nuevamente, no está mal esa idea, es un hotel carísimo, le dije, no hay problema, yo asumo los gastos en su totalidad, ¿a cambio de qué? Pregunté. Nada, tu amistad es muy hermosa, como tú, me gustaría lucirte mañana en la noche como mi novia, soy casada le recordé, tranquila, es por una noche. No está mal esa idea, pensé, mi tía enferma, poco espacio en su casa, aburrida allí, mejor una buena cama, déjeme y lo pienso.
Entrados en amistad, empezamos a besarnos cual pareja de novios enamorados, cada vez con más confianza, sorteando el vaivén del bus, los imprevistos y la incomodidad de las sillas, nuestras manos empezaron a recorrer el cuerpo que teníamos a disposición, encontré unos brazos algo fuertes, poco ejercicio y mucha oficina, un pecho ancho, velludo, una barriga poco pronunciada, cuando llegué a la entrepierna, había un bulto de carme, firme, gruesa, queriendo salir de una cárcel, se apresuró a soltar su correa y bajar su cierre, pude agarrarla con una mano, en principio no muy larga, seguramente por la posición del cuerpo, empecé a acariciar y ahí me quedé mucho tiempo, mis téticas era masajeadas, pellizcadas suavemente y vueltas a acariciar, mi espalda, mis nalgas, le generaba algo de incomodidad llegar a mi entrepierna, no sabía cómo acomodar su mano para encontrar mis labios vaginales, opté por bajarme mi jean hasta las rodillas, junto con mi panty, subí mis piernas sobre las de él y me ofrecí plena, abierta y dispuesta de todo a todo, abrigada solo por su chaqueta y una bufanda que estiré a lo largo de mi cuerpo.
Ahora sí, todo se le facilitó, llegó directo a mi raja que estaba empapada, metió sin problemas sus dedos, 2, 3 no lo sé, los metía y sacaba con rapidez, le dije: me vas a hacer venir y aquí no hay como secarme, tienes razón, fue más suave de vez en cuando volvía a mis téticas y se las llevaba a la boca, mamaba de ellas cual ternero en la mañana, esto es de locos le dije, para, aquí es difícil por la gente que nos mira, la incomodidad, quédate así, no te imaginas cómo estoy, me decía, yo quería ser empalada, pero, mi instinto me gritaba que no lo hiciera, era lo más sensato en ese momento, déjame mamarte un poco a ti, le dije, me arreglé mi pantalón, pero no lo abroché, sabía que quería ser tocada mucho más tiempo, con eso me conformaría en ese momento.
Me incliné sobre esa verga, la oscuridad iba y venía, por las luces de otros vehículos, por el paso por las zonas habitadas, etc., con mi lengua acariciaba y disfrutaba de esa cabecita que aunque no es nada atractiva, nos vuelve locas a todas, saboreaba sus líquidos, trataba de meterla toda en mi boca o lo intentaba hasta donde lo hacía, sentía sus manos en mi nuca empujando, acariciando mi espalda o cabello, no sé cuánto tiempo estuve en esa posición, hasta que murmuró, algo va a pasar, no respondí nada, no podía decir nada porque tenía mi boca llena, con un delicioso chupete de carne, y quería seguir así, aceleré mis movimientos y comenzó la erupción de esa leche viscosa, con su olor y sabor característico, me la tragué toda, hasta la última gota, todo para que no manchara su pantalón, su verga se fue aflojando cada vez más y regresó a su posición de descanso.
Gracias, me dijo, eres estupenda, fenomenal y muy práctica para todo, espero que aceptes la invitación a mi hotel esta noche, terminamos lo que hemos empezado ya, te presento a mis socios y pasamos un rato fenomenal, si lo deseas, ya no tenía nada que pensar, estaba decidido desde mucho tiempo atrás, iré a ese hotel, quiero esa verga dentro de mí, pensé, cruzamos nuestros números de teléfono, comimos algo de lo que él había comprado, llegamos a la terminal de buses en Bogotá a eso de las 5.30 am, vaya que viaje, aún estaba amaneciendo, me invitó a desayunar a esa hora, acepté para esperar que amaneciera por completo y todo se normalizara. ¿En qué te vas? Esperaré un bus, nada de eso, toma para que te muevas en taxi en todo momento, sacó de su bolsillo varios billetes y me los acomodó en mi mano, apretando suavemente, recordé a mi abuelita, así lo hacía ella.
Durante el día visité a mi tía en el hospital, ella muy agradecida por mi esfuerzo de viajar a visitarla, estaba llevando una lista de sus visitas, para saber con quienes contaba, en la noche le dije que prefería quedarme en un hotel, le expliqué mis motivos, escuché sus miles de recomendaciones, acepté todo de ella, así quedaría más tranquila.
Llegué al hotel muy temprano, mi amigo desconocido y nuevo para mí, estaba ocupado en una reunión, recibí mi habitación, me duché, me puse mi mejor traje que tenía en ese momento, un vestido rojo, muy cortico, unos tacones medios, una chaqueta cortica negra, brasier y pantys blancos, bien maquillada y lista para bailar o salir a caminar, no sabía qué deseaba mi galán, cuando él terminó su reunión, eran casi las 11.00 de la noche, fuimos a cenar los seis, me presentó como su novia, cosa que no creí por las miradas y sonrisas burlonas de ellos, luego fuimos al bar del mismo hotel, escogimos y nos acomodaron de una manera espectacular, como todo en ese hotel, bebimos whisky, ellos parecía que tomaran agua, yo más recatada, un trago me duraba horas, bailamos y la pasamos de película.
Con mi amigo, del cual no mencionaré su nombre, bailaba muy suave conmigo, abrazados siempre, muchos besos, palabras cariñosas amorosas, el novio ideal para cualquier chica, de vez en cuando, bailaba con los otros socios y recibía sus halagos de cariño, aprecio y amabilidad, ninguno se propasó ni me dijo alguna palabra que pudiera ser mal interpretada, muy respetuosos todos.
Cada vez se iban entonando más por el licor, por sus charlas y cosas de ellos, decidimos ir a dormir, ¿estás bien acomodada en tu habitación? Sí, es perfecta, les dije, ¿podemos conocerla? Vamos, no hay problema. Entramos a mi habitación, sirvieron más licor, me hicieron beber un buen vaso, allá no tomaste nada, aquí estás en tu cama, puedes dormir todo el día si lo deseas. Me senté en mi cama, sin tener la precaución de mi vestido, se me subió y dejó al descubierto la mayor parte de mis pantys, oh, qué belleza, muy lindo ese panorama, escuché, mientras me acomodaba un poco, amigo y supuesto novio, me abrazó con fuerza, nos fuimos de espaldas juntos, ahora sí que el espectáculo fue completo, se me vio hasta el apellido, yo pataleaba para zafarme de los brazos de mi amigo, pero era imposible, escuché unos aplausos, sencillamente hermoso, decían, estábamos algo pasados de licor.
De repente sentí que mis pantys eran arrancados de su puesto, ayudados por una mano de mi amigo, mi calentura subía a mil por segundo, mis zapatos también eran sacados de su puesto, supe de qué se trataba esa visita, me iban a cobrar la noche en ese lujoso hotel, ¿qué pretenden ustedes? Anoche en el bus iniciamos algo bonito y debemos terminarlo de la mejor forma, pero ese no fue el compromiso, le dije, sí, pero ya estamos aquí, no podemos echar pie atrás. Está bien, pero no quiero golpes, morados, chupones, nada de brusquedad, no quiero llegar a mi esposo toda maltratada o que vaya a tener problemas.
Es casi un juramento, afirmó mi amigo novio. Arrancaron mi vestido con algo de suavidad, desabrocharon mi brasier y quedé totalmente desnuda ante cinco tipos, bien vestidos, olorosos a perfume y licor, sus edades promediaban, creo que los 45 años, para no entrar en detalles, me fueron pasando de mano en mano, cada uno me besaba y tanteaba mi cuerpo a su antojo, yo disfrutaba lo mejor que podía hacer, de vez en cuando recordaba a mi esposo, solo en casa y yo disfrutando de una noche de sexo, recordé mi primera vez con varios tipos, eso fue en el colegio, mi novio y cuatro de sus compañeros amigotes, la historia se repite en mí, ahora con adultos, pero todos desconocidos.
En ese momento entró una llamada de mi esposo, hola mi amor, me dijo, ¿dónde estás? Acá en un hotel, mi tía me recomendó y me dio dinero para que no pasara incomodidad en su casa, ¿con quién estas? Sola, con quien más podría estar, es que escucho hablar a algunas personas, claro, estoy en un hotel, hay gente despierta todo el tiempo, ¿tú con quién estás? ¿Por qué me llamas a esta hora? ¿No te dejan dormir y pretendes despertarme? O ¿es el pecado de estar con una chica a tu lado? ¿Me estás engañando? Le hice un interrogatorio de una mujer celosa, no le quedó otra que despedirse y dejarme tranquila en mis cosas.
Ya todos desnudos, lo hicieron mientras yo hablaba por teléfono, pude empezar a apreciar plenamente sus vergas, todas de tamaño mediano, nada de destacar, aunque de buen tamaño, he visto y tenido mejores, me agaché, empecé a mamar a mi amigo novio y frotar otras dos, una con cada mano, mientras los otros se tocaban para mantenerse firmes, cuando se acabó la ronda de mamadas me tendieron en la cama boca arriba, sentí una lengua en mi raja, que anda bien depilada siempre, en contraste con esas vergas velludas de mis machos de esa noche, sentí que acariciaban mis téticas, las apretaban, las chupaban, una verga llegó a mi cara y comencé a mamar, eso tapaba toda mi visión de las cosas, sentí que empezaba a ser empalada, una verga entraba y salía de mi boca y garganta, otra de mi chocha húmeda, insaciable, la que estaba recibiendo era una buena dosis para mis gustos, sentía que se iban rotando entre ellos para ocupar el hueco de mi raja, pues cada estilo es diferente,
Me senté a galopar sobre una verga y sentí que era llenado otro de mis huecos, el hoyo del culo empezaba a recibir otra verga, dura, con buen ritmo se movían, en mi boca se iban rotando uno a uno, parecían dar la vuelta, cambiando y moviéndose entre ellos.
Me hicieron pararme al lado de la cama, agacharme y apoyarme en el colchón, para dejar mi cola expuesta a ellos, hicieron una fila, empezaron a atacar mi chochita y mi culito en esa posición, hicimos varias variantes de todas y cada una de esas posiciones, alternadas con mamadas, tragos de licor y agua, nuestros cuerpos estaban sudando todos, observaba la expresión de sus rostros, felices, sonrientes, qué rica novia tienes mi estimado…, sí, eso es lo que me gusta de ella hermosa y dispuesta a todo por complacerme, muchas expresiones sobre mis habilidades recibí esa noche, muchas veces sus vergas entraron en mi boca, culo y vagina que permanecía empapada a todo momento, hasta por mis piernas escurría líquido de mi vagina, ya que ellos usaban condones todo el tiempo, me quedo corta al expresar este momento.
Cuando se aproximaba el momento cumbre del evento, uno de ellos, se acercó presuroso y muy callado, puso su verga en mi boca, empecé a mamar y de repente un chorro de leche invadió mi boca, tragué todo lo que pude, otra parte se escurrió por la comisura de mis labios, se lo escurrí y dejé tan flácido como empezó. Ohh, gracias, que rica mamada, que rica chocha y qué rico todo. Al rato llegaron dos al tiempo a repetir la primera acción, no pude beber toda esa leche, al igual que ellos no se pudieron acomodar juntos, mi cara y pecho quedó salpicada de gotas de leche, las froté con mis manos, acariciando mi piel con esa crema de leche humana que iba dejando una capa por mi cuerpo, los escurrí también a ellos hasta que no quedó muestra de poderse recuperar. Llegó mi amigo novio, le agarré su miembro con mis dos manos, lo acerqué a mis téticas y comencé a masajearlo, al tiempo que le besaba su pelvis, ombligo y vello púbico, cuando empezó a venirse sobre mí, su verga parecía una cañería con aire, botaba y botaba leche a chorros, cuando pudo respirar, la llevé a mi boca, comencé a mamar con cariño, amor y agradecimiento seguramente, hasta que quedó totalmente limpia y flácida. El último, me hizo poner en cuatro y comenzó a taladrar mi culo, sentía esa verga entrar y salir con rapidez, su respiración era fuerte, sentí que se clavaba contra mi cuerpo, se estaba viniendo dentro de mi cuerpo, dentro de mi culo, allí depositó toda su carga de leche, se quedó un rato ahí quieto y pegado a mí, cuando se levantó, ya estaba flácida y bien escurrida, en ese momento no usó condón, por eso no lo mamé. Me senté en el piso, un tanto desconcertada, desorientada y como en shock, otro aplauso escuché en ese momento. ¿Van a seguir la fiesta? Preguntó mi amigo, vamos a descansar, necesitamos volar todos a nuestro destino, ok, descansemos un rato, luego nos volvemos a reunir para despedirnos. Se acomodaron sus ropas y salieron, sólo se quedó mi amigo novio, ¿te gustó la noche? De verdad no la esperaba, nuca imaginé esta situación, contesté, pero ¿te gustó? Es lo que quiero que respondas, me encantó, será inolvidable para mí, le contesté, las cosas sin planear salen a veces mejor, así es, le respondí.
Vamos a ducharnos, en el baño nos abrazamos, nos besamos bajo el chorro de agua tibia, disfrutamos de un momento de intimidad, limpiamos hasta el último rincón o pliegue de nuestros cuerpos, sacando rastros de los otros cuerpos, leche y borrando evidencias para nosotros dos, fuimos a la cama, nos tiramos abrazados, nuestras bocas pegadas parecían fundirse en una sola carme, sentí nuevamente su verga crecer por la emoción , se acomodó encima de mí y empezó a metérmela en mi vagina, limpiecita luego de la ducha, cuando se iba a venir me dijo, ¿la quieres adentro? Sí, dámela toda, le contesté, mientras lo apretaba contra mi pecho, apretando también las paredes de mi vagina para aumentar su sensación, se esforzó para llenar mi chocha de la mayor cantidad de leche posible que pudo exprimir en ese momento, nuestras bocas no paraban de besarse, nuestros brazos no querían dejar mover al otro, así nos quedamos dormidos. Cerca del medio día nos despertamos por un camarero que llegó a arreglar la habitación y nos encontró totalmente desnudos, reímos como niños, ¿quieres más? Le pregunté, no me alcanza el tiempo, aunque quisiera, no puedo, necesito salir, nos arreglamos y salió presuroso, eso sí con la promesa de muchos encuentros, ya hablaríamos de eso.
Al revisar mis cosas para abandonar el hotel, encontré un sobre que no era mío, al verificar su contenido, encontré muchos billetes y una nota escrita a mano, gracias Sandrita hermosa, por tu comprensión, amistad y cariño demostrados, acepta este detalle, es con respeto, agradecimiento y cariño. Era más dinero del que mi esposo se ganaba en un mes de trabajo. Llegué al hospital a despedirme de mi querida tía, ¿qué tal tu noche mijita? Me preguntó, Venía tan cansada que no despegué los ojos en toda la noche, le dije, ¿no será que no te dejaron dormir? Ay tía, cómo dices esas cosas, ella sonrió y me dijo, yo pasé por tu edad, me quedé callada, pero mi cara parecía enrojecer, no te avergüences, lo hecho, hecho está.
Esa noche regresé vía aérea, para Bucaramanga, 7.15 de la noche salió el avión, mi esposo me esperaba en el aeropuerto de palo negro, cenamos allí, yo invité una buena cena, tenía dinero y me la merecía, a mi esposo le dije que era invitación de mi tía, que me había obligado a recibir algo de dinero.
A eso de las 10.00 de la noche, íbamos rumbo a nuestra casa, le dije a mi esposo quedémonos un rato en el mirador, allí había muchos vehículos, motos y parejas viendo las luces a lo lejos de la ciudad, un espectáculo muy hermoso, de un vehículo con su baúl abierto, era la venta de cerveza, compré un six pack y degustaba esa cerveza fría, qué delicia, el clima era adecuado, nada de frío, nada de amenazas de lluvia, era algo ideal, mi esposo no quiso tomar por miedo a los retenes de policía, yo acepté su excusa,
Al detallar a mi alrededor comencé a ver cosas que me iban llamando la atención, un vehículo parecía estar siendo movido por un fantasma, le mostré a mi esposo, jajaja, eso es una pareja teniendo relaciones, ay que boba soy, le contesté, otra pareja estaba en pleno sexo oral, una chica arrodillada tragaba el vergón de su parejo, otra estaba tendida en el piso cerca a unos árboles, todos en su propio cuento, eso me iba poniendo caliente, hacía dos noches que no veía a mi esposo, ¿quieres que te de una mamada aquí mismo? No, cómo se te ocurre, vamos y en la casa, solitos los dos, que aburrido, pensé, seguimos nuestro viaje, por el camino hay muchas residencias y sitios nocturnos, ¿entramos a un sitio de estos? El fin de semana venimos sin falta y te complazco en todo lo que quieras, así quedamos, de ahí nace una nueva historia que contaré más adelante.
Con mi amigo novio, nos hablamos de vez en cuando, aunque no hemos vuelto a encontrarnos, sí fantaseamos en lo ocurrido, esperemos si se dan las cosas para un nuevo encuentro.
Aquí termina esta historia de mi vida real, carente de imaginación y fantasías, todo lo que plasmo es para sacar de mente y corazón, algo que me atormenta y deseo sanar mi Alma, descansar al confesar mi pecado, sabiendo que alguien se va a sentir identificado o que se emocione como yo al recordar esos momentos.
Para el mes de septiembre de 2018, contaba con 32 años de edad cumplidos, mi tía Enriqueta fue hospitalizada en Bogotá, Clínica San Pedro, hablé con mi esposo quien me dijo, pues ve y la visitas, esa tía te quiere mucho, estuve buscando un tiquete aéreo desde la ciudad de Bucaramanga a Bogotá, no fue posible, todo estaba ocupado, decidí viajar esa noche por una empresa de buses intermunicipal, me correspondió un puesto en la parte de atrás, pero por lo menos tenía transporte, salimos a las 21:00 horas y se presupuestaba llegar a Bogotá a eso de las 06:00 am del día siguiente.
A mi lado se sentó un caballero de unos 50 años, muy refinado, un perfume exquisito, varonil, facciones de su rostro muy agradables, muy respetuoso y caballeroso desde el primer momento que ocupó ese espacio, siempre apretaba entre sus manos un portafolios negro, con una combinación como seguridad, que desastre, murmuró, no encontré pasajes aéreos, me toca estar en una junta urgente en Bogotá, yo tampoco encontré y por eso estoy aquí, le contesté.
Ese fue el inicio de nuestra larga noche juntos en ese vehículo, hablamos de muchas cosas, política, religión, familia, etc., por el camino el bus paró para comprar bocadillos, él me preguntó, ¿quieres un café? O tinto, como decimos aquí, gracias mejor no, luego debo ir al baño muy seguido, yo te acompaño me dijo, así no te roban, sonreí, cuando volvió tenía una bolsa llena de galletas, refrescos, dulces, bocadillos, etc., me ofreció para que tomara lo que me apeteciera, la mayoría de las personas siguieron durmiendo o fingiendo que lo hacían.
Nuestra conversación se fue haciendo más íntima y personal, como todos empezó halagándome por mi belleza, por mi personalidad, por mi charla, por no hacerlo aburrir en ese viaje, entre otras cosas, que lindas uñas tienes, me cogió una de mis manos y empezó a detallar dedo por dedo, cada color o decoración, me apretó suavemente y me dio un beso en mi mano, eso me hizo dar un escalofrío de pies a cabeza y viceversa, no sé cuántas veces ocurrió eso, fue tan sensual, cariñoso y delicado, que casi me desmayo por lo inesperado de todo eso, me abrigó mi mano con la otra suya, como un sándwich, sin más preámbulos se acercó para propinarme un beso en mi boca, solo recibí un pequeño roce en mis labios, ¿tienes miedo?
Claro que sí, eres un desconocido para mí, mira soy un empresario reconocido, tengo una junta con mis socios, en el hotel (el salto), ahí mismo dormiré y regreso nuevamente para seguir viajando. Le conté lo que iba a hacer. Si quieres te rento una habitación en mi hotel y estamos juntos nuevamente, no está mal esa idea, es un hotel carísimo, le dije, no hay problema, yo asumo los gastos en su totalidad, ¿a cambio de qué? Pregunté. Nada, tu amistad es muy hermosa, como tú, me gustaría lucirte mañana en la noche como mi novia, soy casada le recordé, tranquila, es por una noche. No está mal esa idea, pensé, mi tía enferma, poco espacio en su casa, aburrida allí, mejor una buena cama, déjeme y lo pienso.
Entrados en amistad, empezamos a besarnos cual pareja de novios enamorados, cada vez con más confianza, sorteando el vaivén del bus, los imprevistos y la incomodidad de las sillas, nuestras manos empezaron a recorrer el cuerpo que teníamos a disposición, encontré unos brazos algo fuertes, poco ejercicio y mucha oficina, un pecho ancho, velludo, una barriga poco pronunciada, cuando llegué a la entrepierna, había un bulto de carme, firme, gruesa, queriendo salir de una cárcel, se apresuró a soltar su correa y bajar su cierre, pude agarrarla con una mano, en principio no muy larga, seguramente por la posición del cuerpo, empecé a acariciar y ahí me quedé mucho tiempo, mis téticas era masajeadas, pellizcadas suavemente y vueltas a acariciar, mi espalda, mis nalgas, le generaba algo de incomodidad llegar a mi entrepierna, no sabía cómo acomodar su mano para encontrar mis labios vaginales, opté por bajarme mi jean hasta las rodillas, junto con mi panty, subí mis piernas sobre las de él y me ofrecí plena, abierta y dispuesta de todo a todo, abrigada solo por su chaqueta y una bufanda que estiré a lo largo de mi cuerpo.
Ahora sí, todo se le facilitó, llegó directo a mi raja que estaba empapada, metió sin problemas sus dedos, 2, 3 no lo sé, los metía y sacaba con rapidez, le dije: me vas a hacer venir y aquí no hay como secarme, tienes razón, fue más suave de vez en cuando volvía a mis téticas y se las llevaba a la boca, mamaba de ellas cual ternero en la mañana, esto es de locos le dije, para, aquí es difícil por la gente que nos mira, la incomodidad, quédate así, no te imaginas cómo estoy, me decía, yo quería ser empalada, pero, mi instinto me gritaba que no lo hiciera, era lo más sensato en ese momento, déjame mamarte un poco a ti, le dije, me arreglé mi pantalón, pero no lo abroché, sabía que quería ser tocada mucho más tiempo, con eso me conformaría en ese momento.
Me incliné sobre esa verga, la oscuridad iba y venía, por las luces de otros vehículos, por el paso por las zonas habitadas, etc., con mi lengua acariciaba y disfrutaba de esa cabecita que aunque no es nada atractiva, nos vuelve locas a todas, saboreaba sus líquidos, trataba de meterla toda en mi boca o lo intentaba hasta donde lo hacía, sentía sus manos en mi nuca empujando, acariciando mi espalda o cabello, no sé cuánto tiempo estuve en esa posición, hasta que murmuró, algo va a pasar, no respondí nada, no podía decir nada porque tenía mi boca llena, con un delicioso chupete de carne, y quería seguir así, aceleré mis movimientos y comenzó la erupción de esa leche viscosa, con su olor y sabor característico, me la tragué toda, hasta la última gota, todo para que no manchara su pantalón, su verga se fue aflojando cada vez más y regresó a su posición de descanso.
Gracias, me dijo, eres estupenda, fenomenal y muy práctica para todo, espero que aceptes la invitación a mi hotel esta noche, terminamos lo que hemos empezado ya, te presento a mis socios y pasamos un rato fenomenal, si lo deseas, ya no tenía nada que pensar, estaba decidido desde mucho tiempo atrás, iré a ese hotel, quiero esa verga dentro de mí, pensé, cruzamos nuestros números de teléfono, comimos algo de lo que él había comprado, llegamos a la terminal de buses en Bogotá a eso de las 5.30 am, vaya que viaje, aún estaba amaneciendo, me invitó a desayunar a esa hora, acepté para esperar que amaneciera por completo y todo se normalizara. ¿En qué te vas? Esperaré un bus, nada de eso, toma para que te muevas en taxi en todo momento, sacó de su bolsillo varios billetes y me los acomodó en mi mano, apretando suavemente, recordé a mi abuelita, así lo hacía ella.
Durante el día visité a mi tía en el hospital, ella muy agradecida por mi esfuerzo de viajar a visitarla, estaba llevando una lista de sus visitas, para saber con quienes contaba, en la noche le dije que prefería quedarme en un hotel, le expliqué mis motivos, escuché sus miles de recomendaciones, acepté todo de ella, así quedaría más tranquila.
Llegué al hotel muy temprano, mi amigo desconocido y nuevo para mí, estaba ocupado en una reunión, recibí mi habitación, me duché, me puse mi mejor traje que tenía en ese momento, un vestido rojo, muy cortico, unos tacones medios, una chaqueta cortica negra, brasier y pantys blancos, bien maquillada y lista para bailar o salir a caminar, no sabía qué deseaba mi galán, cuando él terminó su reunión, eran casi las 11.00 de la noche, fuimos a cenar los seis, me presentó como su novia, cosa que no creí por las miradas y sonrisas burlonas de ellos, luego fuimos al bar del mismo hotel, escogimos y nos acomodaron de una manera espectacular, como todo en ese hotel, bebimos whisky, ellos parecía que tomaran agua, yo más recatada, un trago me duraba horas, bailamos y la pasamos de película.
Con mi amigo, del cual no mencionaré su nombre, bailaba muy suave conmigo, abrazados siempre, muchos besos, palabras cariñosas amorosas, el novio ideal para cualquier chica, de vez en cuando, bailaba con los otros socios y recibía sus halagos de cariño, aprecio y amabilidad, ninguno se propasó ni me dijo alguna palabra que pudiera ser mal interpretada, muy respetuosos todos.
Cada vez se iban entonando más por el licor, por sus charlas y cosas de ellos, decidimos ir a dormir, ¿estás bien acomodada en tu habitación? Sí, es perfecta, les dije, ¿podemos conocerla? Vamos, no hay problema. Entramos a mi habitación, sirvieron más licor, me hicieron beber un buen vaso, allá no tomaste nada, aquí estás en tu cama, puedes dormir todo el día si lo deseas. Me senté en mi cama, sin tener la precaución de mi vestido, se me subió y dejó al descubierto la mayor parte de mis pantys, oh, qué belleza, muy lindo ese panorama, escuché, mientras me acomodaba un poco, amigo y supuesto novio, me abrazó con fuerza, nos fuimos de espaldas juntos, ahora sí que el espectáculo fue completo, se me vio hasta el apellido, yo pataleaba para zafarme de los brazos de mi amigo, pero era imposible, escuché unos aplausos, sencillamente hermoso, decían, estábamos algo pasados de licor.
De repente sentí que mis pantys eran arrancados de su puesto, ayudados por una mano de mi amigo, mi calentura subía a mil por segundo, mis zapatos también eran sacados de su puesto, supe de qué se trataba esa visita, me iban a cobrar la noche en ese lujoso hotel, ¿qué pretenden ustedes? Anoche en el bus iniciamos algo bonito y debemos terminarlo de la mejor forma, pero ese no fue el compromiso, le dije, sí, pero ya estamos aquí, no podemos echar pie atrás. Está bien, pero no quiero golpes, morados, chupones, nada de brusquedad, no quiero llegar a mi esposo toda maltratada o que vaya a tener problemas.
Es casi un juramento, afirmó mi amigo novio. Arrancaron mi vestido con algo de suavidad, desabrocharon mi brasier y quedé totalmente desnuda ante cinco tipos, bien vestidos, olorosos a perfume y licor, sus edades promediaban, creo que los 45 años, para no entrar en detalles, me fueron pasando de mano en mano, cada uno me besaba y tanteaba mi cuerpo a su antojo, yo disfrutaba lo mejor que podía hacer, de vez en cuando recordaba a mi esposo, solo en casa y yo disfrutando de una noche de sexo, recordé mi primera vez con varios tipos, eso fue en el colegio, mi novio y cuatro de sus compañeros amigotes, la historia se repite en mí, ahora con adultos, pero todos desconocidos.
En ese momento entró una llamada de mi esposo, hola mi amor, me dijo, ¿dónde estás? Acá en un hotel, mi tía me recomendó y me dio dinero para que no pasara incomodidad en su casa, ¿con quién estas? Sola, con quien más podría estar, es que escucho hablar a algunas personas, claro, estoy en un hotel, hay gente despierta todo el tiempo, ¿tú con quién estás? ¿Por qué me llamas a esta hora? ¿No te dejan dormir y pretendes despertarme? O ¿es el pecado de estar con una chica a tu lado? ¿Me estás engañando? Le hice un interrogatorio de una mujer celosa, no le quedó otra que despedirse y dejarme tranquila en mis cosas.
Ya todos desnudos, lo hicieron mientras yo hablaba por teléfono, pude empezar a apreciar plenamente sus vergas, todas de tamaño mediano, nada de destacar, aunque de buen tamaño, he visto y tenido mejores, me agaché, empecé a mamar a mi amigo novio y frotar otras dos, una con cada mano, mientras los otros se tocaban para mantenerse firmes, cuando se acabó la ronda de mamadas me tendieron en la cama boca arriba, sentí una lengua en mi raja, que anda bien depilada siempre, en contraste con esas vergas velludas de mis machos de esa noche, sentí que acariciaban mis téticas, las apretaban, las chupaban, una verga llegó a mi cara y comencé a mamar, eso tapaba toda mi visión de las cosas, sentí que empezaba a ser empalada, una verga entraba y salía de mi boca y garganta, otra de mi chocha húmeda, insaciable, la que estaba recibiendo era una buena dosis para mis gustos, sentía que se iban rotando entre ellos para ocupar el hueco de mi raja, pues cada estilo es diferente,
Me senté a galopar sobre una verga y sentí que era llenado otro de mis huecos, el hoyo del culo empezaba a recibir otra verga, dura, con buen ritmo se movían, en mi boca se iban rotando uno a uno, parecían dar la vuelta, cambiando y moviéndose entre ellos.
Me hicieron pararme al lado de la cama, agacharme y apoyarme en el colchón, para dejar mi cola expuesta a ellos, hicieron una fila, empezaron a atacar mi chochita y mi culito en esa posición, hicimos varias variantes de todas y cada una de esas posiciones, alternadas con mamadas, tragos de licor y agua, nuestros cuerpos estaban sudando todos, observaba la expresión de sus rostros, felices, sonrientes, qué rica novia tienes mi estimado…, sí, eso es lo que me gusta de ella hermosa y dispuesta a todo por complacerme, muchas expresiones sobre mis habilidades recibí esa noche, muchas veces sus vergas entraron en mi boca, culo y vagina que permanecía empapada a todo momento, hasta por mis piernas escurría líquido de mi vagina, ya que ellos usaban condones todo el tiempo, me quedo corta al expresar este momento.
Cuando se aproximaba el momento cumbre del evento, uno de ellos, se acercó presuroso y muy callado, puso su verga en mi boca, empecé a mamar y de repente un chorro de leche invadió mi boca, tragué todo lo que pude, otra parte se escurrió por la comisura de mis labios, se lo escurrí y dejé tan flácido como empezó. Ohh, gracias, que rica mamada, que rica chocha y qué rico todo. Al rato llegaron dos al tiempo a repetir la primera acción, no pude beber toda esa leche, al igual que ellos no se pudieron acomodar juntos, mi cara y pecho quedó salpicada de gotas de leche, las froté con mis manos, acariciando mi piel con esa crema de leche humana que iba dejando una capa por mi cuerpo, los escurrí también a ellos hasta que no quedó muestra de poderse recuperar. Llegó mi amigo novio, le agarré su miembro con mis dos manos, lo acerqué a mis téticas y comencé a masajearlo, al tiempo que le besaba su pelvis, ombligo y vello púbico, cuando empezó a venirse sobre mí, su verga parecía una cañería con aire, botaba y botaba leche a chorros, cuando pudo respirar, la llevé a mi boca, comencé a mamar con cariño, amor y agradecimiento seguramente, hasta que quedó totalmente limpia y flácida. El último, me hizo poner en cuatro y comenzó a taladrar mi culo, sentía esa verga entrar y salir con rapidez, su respiración era fuerte, sentí que se clavaba contra mi cuerpo, se estaba viniendo dentro de mi cuerpo, dentro de mi culo, allí depositó toda su carga de leche, se quedó un rato ahí quieto y pegado a mí, cuando se levantó, ya estaba flácida y bien escurrida, en ese momento no usó condón, por eso no lo mamé. Me senté en el piso, un tanto desconcertada, desorientada y como en shock, otro aplauso escuché en ese momento. ¿Van a seguir la fiesta? Preguntó mi amigo, vamos a descansar, necesitamos volar todos a nuestro destino, ok, descansemos un rato, luego nos volvemos a reunir para despedirnos. Se acomodaron sus ropas y salieron, sólo se quedó mi amigo novio, ¿te gustó la noche? De verdad no la esperaba, nuca imaginé esta situación, contesté, pero ¿te gustó? Es lo que quiero que respondas, me encantó, será inolvidable para mí, le contesté, las cosas sin planear salen a veces mejor, así es, le respondí.
Vamos a ducharnos, en el baño nos abrazamos, nos besamos bajo el chorro de agua tibia, disfrutamos de un momento de intimidad, limpiamos hasta el último rincón o pliegue de nuestros cuerpos, sacando rastros de los otros cuerpos, leche y borrando evidencias para nosotros dos, fuimos a la cama, nos tiramos abrazados, nuestras bocas pegadas parecían fundirse en una sola carme, sentí nuevamente su verga crecer por la emoción , se acomodó encima de mí y empezó a metérmela en mi vagina, limpiecita luego de la ducha, cuando se iba a venir me dijo, ¿la quieres adentro? Sí, dámela toda, le contesté, mientras lo apretaba contra mi pecho, apretando también las paredes de mi vagina para aumentar su sensación, se esforzó para llenar mi chocha de la mayor cantidad de leche posible que pudo exprimir en ese momento, nuestras bocas no paraban de besarse, nuestros brazos no querían dejar mover al otro, así nos quedamos dormidos. Cerca del medio día nos despertamos por un camarero que llegó a arreglar la habitación y nos encontró totalmente desnudos, reímos como niños, ¿quieres más? Le pregunté, no me alcanza el tiempo, aunque quisiera, no puedo, necesito salir, nos arreglamos y salió presuroso, eso sí con la promesa de muchos encuentros, ya hablaríamos de eso.
Al revisar mis cosas para abandonar el hotel, encontré un sobre que no era mío, al verificar su contenido, encontré muchos billetes y una nota escrita a mano, gracias Sandrita hermosa, por tu comprensión, amistad y cariño demostrados, acepta este detalle, es con respeto, agradecimiento y cariño. Era más dinero del que mi esposo se ganaba en un mes de trabajo. Llegué al hospital a despedirme de mi querida tía, ¿qué tal tu noche mijita? Me preguntó, Venía tan cansada que no despegué los ojos en toda la noche, le dije, ¿no será que no te dejaron dormir? Ay tía, cómo dices esas cosas, ella sonrió y me dijo, yo pasé por tu edad, me quedé callada, pero mi cara parecía enrojecer, no te avergüences, lo hecho, hecho está.
Esa noche regresé vía aérea, para Bucaramanga, 7.15 de la noche salió el avión, mi esposo me esperaba en el aeropuerto de palo negro, cenamos allí, yo invité una buena cena, tenía dinero y me la merecía, a mi esposo le dije que era invitación de mi tía, que me había obligado a recibir algo de dinero.
A eso de las 10.00 de la noche, íbamos rumbo a nuestra casa, le dije a mi esposo quedémonos un rato en el mirador, allí había muchos vehículos, motos y parejas viendo las luces a lo lejos de la ciudad, un espectáculo muy hermoso, de un vehículo con su baúl abierto, era la venta de cerveza, compré un six pack y degustaba esa cerveza fría, qué delicia, el clima era adecuado, nada de frío, nada de amenazas de lluvia, era algo ideal, mi esposo no quiso tomar por miedo a los retenes de policía, yo acepté su excusa,
Al detallar a mi alrededor comencé a ver cosas que me iban llamando la atención, un vehículo parecía estar siendo movido por un fantasma, le mostré a mi esposo, jajaja, eso es una pareja teniendo relaciones, ay que boba soy, le contesté, otra pareja estaba en pleno sexo oral, una chica arrodillada tragaba el vergón de su parejo, otra estaba tendida en el piso cerca a unos árboles, todos en su propio cuento, eso me iba poniendo caliente, hacía dos noches que no veía a mi esposo, ¿quieres que te de una mamada aquí mismo? No, cómo se te ocurre, vamos y en la casa, solitos los dos, que aburrido, pensé, seguimos nuestro viaje, por el camino hay muchas residencias y sitios nocturnos, ¿entramos a un sitio de estos? El fin de semana venimos sin falta y te complazco en todo lo que quieras, así quedamos, de ahí nace una nueva historia que contaré más adelante.
Con mi amigo novio, nos hablamos de vez en cuando, aunque no hemos vuelto a encontrarnos, sí fantaseamos en lo ocurrido, esperemos si se dan las cosas para un nuevo encuentro.
Aquí termina esta historia de mi vida real, carente de imaginación y fantasías, todo lo que plasmo es para sacar de mente y corazón, algo que me atormenta y deseo sanar mi Alma, descansar al confesar mi pecado, sabiendo que alguien se va a sentir identificado o que se emocione como yo al recordar esos momentos.
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