Hola a todos, aquí nuevamente Sandra, la Zángana, ya muchos saben de mí, tengo 35 años, casada, sin hijos, 1,60 m de estatura, delgada, tetas medianas y una cola pequeña y redondita que muchos la miran ávidos de tocar y algo más.
Hoy les relataré el cumpleaños de mi esposo, el que seguramente no olvidaré por dos razones, era época de cuarentena obligatoria y otra por todo lo que pasó aquella noche.
Corría el mes de abril de 2020, mi esposo cumplía sus 36 años, uno más que yo, por el estrés que se vivía para ese entonces, la falta de costumbre de esas limitaciones, el poco roce y muchas cosas más hicieron que mi esposo al que llamaré Jorge (nombre ficticio por obvias razones) me dijo que iba a tener un cumpleaños aburrido, le dije no señor, hagamos algo privado y muy íntimo, le quedó sonando esa idea.
Volvimos a hablar del tema y me dijo si yo quería o tenía alguna idea en mente, le dije pues como no se puede salir de noche, invite a dos o tres o a sus amigos más cercanos, pasamos rato, que se queden en el colchón a dormir, para que no los multen por la restricción, me preguntó si quería que estuviera alguien en especial, escógelos tú, tus mejores amigos yo invitaré a los vecinos y nadie más, así se acordó todo.
Encargué un pastel, unas botellas de champaña, varios litros de whisky, varias cajas de cerveza, algunas gaseosas como refresco, algunos pasa-bocas y encargué la cena de un restaurante que me encanta, ellos la llevaron a domicilio sin problemas.
Todo transcurría normal, con tapabocas o mascarilla por momentos, otros momentos parecía olvidarse esa medida de seguridad sanitaria, los vecinos cenaron y se fueron, los cinco amigos que invitó mi esposo, compañeros de trabajo en la empresa donde labora, que estaban disponibles o libres ese día pudieron asistir, comenzaron a beber cerveza todos y hablar de sus cosas de la empresa, el cumpleaños pasó a otro cuento aparte, reían, se burlaban entre ellos, comenzó la romería para el baño, un desfile interminable, yo por momentos los acompañaba en sus conversaciones, otros me paraba y me iba a fingir hacer cosas, como recoger los platos usados u organizar algo.
Para ese día me había arreglado con un peinado en el salón de belleza, un vestido rojo de mangas cortas en seda, unos 20 cm arriba de la rodilla, por momentos parecía quedarse corto, ya que al sentarme se lograba ver una partecita de mi panty blanco, es mi color favorito, zapatos negros, mi esposo es muy sencillo de vestir jean y una camiseta tipo polo, al igual estaban sus amigos, todos ellos oscilaban entre los 30 a 40 años supongo,
fue entrando la noche bebiendo whisky y pasando con cerveza, alguno de ellos dijo uy, esos revueltos matan a cualquiera, mi esposo dijo: mi amor, ya que organizaste esto, sírvenos tú el trago, así se hizo, vasos, hielo y empecé las rondas para todos, todos bebiendo más desinhibidos a cada momento, entrados en calor y mucha tranquilidad, pues ya no se podía salir a la calle sin justificación para la policía.
Empecé a beber a la par de ellos, con mis primeros tragos empecé a sentirme más relajada, con puertas y ventanas cerradas, música suave, una sola luz para evitar que la policía llegara a molestar, cuando menos lo notaba tenía la mirada de alguno de ellos, queriendo quitar mi panty con sus ojos,
Se decidió que bailáramos un rato, me imaginé que no me dejarían descansar, así que les propuse el que quiera bailar conmigo se toma un buen trago de whisky completo o me quedo sentada, yo misma les servía los vasos, todos se bebieron de un sorbo sus tragos, se inició el baile como única mujer, turnándome con ellos y delante de mi marido, aunque tenía su venia y todos estábamos a la vista de todos.
Lentamente se fueron sintiendo más y más borrachos, mi esposo igual, sería pasada la media noche que las cosas se pusieron mucho más calientes para todos, los tragos hicieron efectos, todos comenzaron a ver belleza por todos lados, todos se volvieron enamorados, llovían las propuestas un tanto indecentes, calientes y cada vez más descaradas, yo como una dama los evadía, aunque les seguía la cuerda a todos, el único que para ese entonces me besaba era mi esposo, cada que le tocaba su turno, ya que también debería competir para bailar, yo no elegía mi parejo.
De vez en cuando me sentaba y seguramente mi vestido me jugaba algo de picardía y parecía que se subía por momentos, me tocaba estire y estire, mostrando algo de mis pantys blancos que usaba ese día, los amigos de mi esposo no podían disimular con su mirada como querían ver más y más.
Seguía ya la madrugada y Juan, uno de ellos me dijo que si me podía dar un beso de manera disimulada de todos, le dije de plano que no, que mi esposo estaba ahí, que respetara, me dijo pero está que se duerme, le dije sí, él no está acostumbrado a beber tanto, para tratar de convencerme se arrimaba y me olía mi cuello y resoplaba cerca a mis orejas, cosa que me producía escalofríos pero no protestaba por eso, de vez en cuando se arrimaba y me espichaba mis tetas o arrimaba su bulto contra mi cuerpo, se notaba lo arrecho que estaba en ese momento, mi mente cavilaba algo, yo también los veía interesantes también, ninguno me causaba desagrado, pero no sospechaba todo lo que se vendría, minutos más tarde.
Todos se sirvieron tremendos tragos de licor y obligaron a mi esposo a beber igual que ellos, es tu cumpleaños, hora del desorden pleno, solo se cumple una vez y cosas así, hicieron beber varios tragos seguidos a mi esposo quién no pudo pararse a bailar más, lo cierto es que todos se pararon al tiempo, me hicieron una encerrona de cuatro tipos ebrios, bailando y dando vueltas en círculo, un trencito improvisado, Jairo y Carlos casi se caen por efecto del licor, al sentarnos nuevamente mi esposo recibió más trago y le dieron una cerveza, solo bebió un par de sorbos y se quedó dormido, pensé se acabó la fiesta, cuan equivocada estaba, siguió el baile con mi esposo y Luis dormidos,
Al ver, que mi esposo estaba incómodo en esa silla, lo subimos a nuestro cuarto en el segundo piso, a Luis lo acostaron en uno de los colchones, que estaban en una alcoba del primer piso, ¿necesitas ayuda para empijamar a tu esposo? No, respondí, sólo le desabrocho su jean y que duerma así un rato y se levante, aquí estamos por si necesitas algo, se hicieron en la puerta, le quité los zapatos, desabroché su pantalón, me imaginé a su verga dormidita y flácida, José que estaba en la puerta dijo miren, creo que van a tener sexo, José, Alberto y Carlos, soltaron la risa, les dije, depravados, aprovechados, no tienen oficio que hacer, acomodé a mi esposo y le cubrí con una sábana para abrigarlo, Carlos me dijo ya vimos a tu esposo desnudo, cómo nos gustaría verte a ti igualmente desnuda, ni sueñen, les dije, más bien salgan que voy a colocarme mi pijama, ahí están sus camas, descansen ustedes, por la mañana hablamos para desayunar, bailemos otro rato y luego nos acostamos, es temprano en la madrugada y no aguante terminar así, acepté pero me cambié mis zapatos por unos más cómodos.
Las cosas cada vez se ponían más y más calientes, Carlos y José parecían competir por lograr al menos un beso conmigo, eso se notaba a leguas, yo toda digna y señora. El primero en bailar conmigo fue Carlos que era un poco más lanzado y de una me rodeó mi cintura con uno de sus brazos y en una vuelta me aventó con fuerza, me recibió con la otra y nuestras bocas quedaron frente a frente, aprovechando mi desventaja de estar inclinada, me dio un beso con fuerza al que no pude rechazar, qué has hecho, le dije, me dijo perdón, disculpa, te aprovechaste de mi indefensión, pero sonreí, eso marcó el fin de la discusión, tomé la iniciativa de dar un beso a Carlos y ahí paró el baile, nuestros cuerpos se fundieron en un interminable beso, parecía ser un solo cuerpo,
José dijo qué lindo espectáculo, que envidia, le grité, la envidia es mala consejera, me acerqué y le di un beso apasionado en su boca, entenderán que las cosas se habían salido de curso y tono, gracias a los tragos, ya nada ni nadie podía parar eso, solo que llegara de repente mi esposo y todos a sus camas o fin de la besadera. Nada de eso ocurrió y en ese momento Luis se despertaba y corría al baño, puse un dedo en mi boca para decir que se callaran, pero de poco sirvió, ellos estaban muy arrechos y calientes, José me volvió a abrazar y besar, no ofrecí mucha resistencia, escuché bajar el agua en el baño y supe que Luis iba saliendo y no tardaría en enterarse de lo que estaba ocurriendo, sentía a la par un par de manos subiendo mi vestido y manoseando mis nalgas y vagina por sobre mi panty, yo empezaba a mojarme cual puta profesional, puedo unirme dijo Luis, escuché un shiiittt y empecé a sentir otras manos acariciando mi cuerpo y agregando calentura a mi cuerpo, sentí que me arrancaron mis pantys y no supe a dónde fueron a parar, mi vestido salía por sobre mi cabeza y quedaba en solo brasier y zapatos, pero no tardaron en ser sacados y quedar totalmente desnuda, indefensa, y a la merced de tres lobos hambrientos con una calentura indescriptible, les dije vamos a sus colchones para mayor comodidad y privacidad.
Me alzaron como el que lleva un trozo de madera uno de la cabeza, otro de mi cintura y otro de mis pies, quedé de pie y Luis bajó directo a lamer mi chocha húmeda y llena de jugos, Calos se pegó a mi boca y José a una de mis tetas y con la otra mano apretaba y sobaba mi otra teta, para mantener mi equilibrio o algo de él, opté por echar una pierna encima de la nuca de Luis y él quedó mejor acomodado para meter sus dedos, lengua y una vista plena de mi chocha y mi culo,
Cuando se cansaron de esa posición les dije, a desvestirse ustedes también, los ayudé en lo que pude ya que tenían como afán de estar como Dios los trajo al mundo, ahí pude observar por primera vez sus vergas, todas erectas, me incliné y comencé a mamar la de Carlos, luego a José y terminé con Luis, cuan puta soy pensé para mis adentros, culpa del dormilón de mi esposo o esto no estaría ocurriendo, paró ese reproche de mi mente, a disfrutar se dijo.
Seguía mamando y de vez en cuando trataba de echarme dos a la boca y era un tanto difícil, cómo lo harán en las películas que esas chicas lo hacen ver fácil seguía yo cavilando, Carlos se cansó seguramente y me agarró por la cintura haciéndome poner en cuatro patas y empezó a meterme sin preguntar esa vergota entre mis húmedos labios vaginales, los que la recibieron gustosos, un leve quejido salió de mi garganta y seguí chupando verga de José y de Luis, José se tiró boca arriba y me hicieron sentar y enterrarme esa verga, Carlos me inclinó y me la clavó con saliva en mi culito y quedé empalada doble, no hallaba como acomodarme a recibir esa doble ración de verga, José me agarró la cara y me obligó a meterme la verga suya en mi boca, tal como si estuviera culeando mi boca, apretando de vez en cuando para propinarle una mamada, vaya cumpleaños de mi esposo, me llegó ese pensamiento,
José se cansó y Luis se tiró al piso y Carlos fue su turno de recibir su mamada, sentí un leve olor a mierda pero, pasó rápidamente, seguro por las sensaciones de dos vergas en mi cuerpo que ya empezaba a sudar igual que mis penetradores, no sé cuánto tiempo pasamos cambiando de posiciones, otras me ponían boca arriba y recibía verga por mi chocha, otra en mi boca y alguno de ellos parado mirando y pajeándose, se turnaban eso sí para que todos pasaran por los mismos agujeros, parecían organizados por un miliar o algo así.
Seguía mi faena de recibir verga de tres tipos, desconocidos para mí, pero muy amigos y compañeros de mi esposo, yo más feliz que niños en recreo y todos con juguetes nuevos, así me sentía yo, recibiendo placer a más no poder, cuando se iban a venir dijeron: ¿la quieres recibir en la boca? De mi calentura les dije, donde ustedes quieran, ya me volvieron una puta, qué más da, rieron como lo habían hecho con mi esposo al inicio de la reunión,
Luis me la echó en mi boca y la recibí toda, tragué lo que pude y la otra escupí, cayendo en mis tetas, al rato Carlos fue el siguiente, la sacó de mi chocha y la acercó a mi cara llenándome de leche en mi cabello, frente, ojos y toda mi cara, con la palma de la mano me la extendió por toda la cara y dijo qué linda te ves así, mi reina hermosa. José la sacó también de mi chochita y la disparó en mi vientre y ombligo, les volví a mamar esas vergas un tanto flácidas, las escurrí hasta la última gota de semen, quédese con nosotros y sigamos la fiesta, les dije espera que voy a ver a mi marido, en el baño cercano me asee un poco, me vestí y arregle un poco y subí a ver a mi marido, mientras ellos se volvían a vestir también. De lo que se perdieron los afanados que se fueron por miedo al toque de queda por la cuarentena, nos sacamos la lotería, dijeron riendo de felicidad.
Es de anotar que desde que empezó la calentura de la fiesta, todos los invitados se dejaron venir en piropos bonitos, expresiones de admiración, ganas de estar conmigo, por la amistad con mi esposo y muchas cosas más. Desde aquí les digo gracias a todos.
Al llegar a mi habitación y cama nupcial a ver a mi esposo bien dormido, lo empecé a mover y llamar hasta que despertó, se paró a orinar en nuestro baño privado, cuando salió preguntó por sus amigos, le dije están allá hablando mierda y burlándose de ti por haber quedado dormido, qué pena, dijo, tú tranquilo son muy respetuosos, pero no los calla nadie, él no se imagina toda la verga que acababa de recibir, pobre de él, pensé, no tenía completa mi arrechera, tampoco podía dejar a mi esposo sin su porción, le bajé el pantalón hasta las rodillas, le propiné una mamada que pronto se transformó en una erección poderosa, seguí y seguí hasta que se vino en mi boca y tragué toda su leche, le dije vas a seguir durmiendo o bajas otro rato, ya casi amanece, se volvió a vestir bien y me arregle un poco mejor, disimulando todo lo que acababa de acaecer.
Bajamos con mi esposo abrazados y besándonos apasionados y muy enamorados, de una le ofrecieron un trago de whisky y nos volvimos a sentar a charlar, no podía casi evitar que le dijeran a mi esposo la gran mujer, recta, correcta y con garra para atender a tres borrachos, cansones, groseros y muchas cosas más, le dije a mi esposo que sus amigos eran muy cansones, que les gustaba mucho el juego y reírse de todo y de todos, ellos son así, buena gente y buenos compañeros, eso sí es verdad, le respondí, todos me caen muy bien, ojalá vengan el otro año a repetir estos tragos, ellos dijeron para vacaciones, para navidad, para tu cumpleaños, ah, no quieren salir de mi casa, les dije, para qué nos atienden tan bien y son así de buena gente con los invitados, todos reímos, mi esposo de manera ingenua, obviamente.
Seguimos la charla de amigos, preparé café para todos pues no tenía cómo quitar de mi boca ese sabor a semen y verga de todos esos machos, me cepillé mi boca y quedé como nueva, lista para otro acto de amor y generosidad con los amigos de mi esposo, mentira, me volví a portar como una dama delante de él.
Los tres invitados pidieron desayuno por domicilio y como ya había terminado la restricción de movilidad, salieron para sus casas o no se para dónde, con mi esposo nos metimos a la cama y tuvimos sexo tempranero, haciendo el comentario de qué húmeda y empapada estás mi amor, le dije no es para menos, la situación así lo ameritaba, es verdad mis amigos son muy especiales conmigo, me respondió, conmigo también fueron muy especiales, respetuosos y cariñosos, esos sí son verdaderos amigos, vuélvelos a invitar, pero no te duermes o ellos se aprovechan para burlarse de ti y me toca atenderlos a todos yo sola, no volverá a ocurrir me dijo un tanto apenado.
Desde esa fecha recibo detalles por mensajería y mantengo conversaciones por chat o video llamadas con estos personajes del cuento, no todas ellas son solo para saludar, a veces o mejor casi siempre se ponen un poco calientes, pero nada del otro mundo, eso sí todos coinciden en querer repetir lo ocurrido o hacer un paseo a la costa, para durar una semana perdidos en una isla u hotel, el problema sigue siendo mi esposo, que sería la piedra en el zapato, ya veremos con el tiempo qué me invento
Hoy les relataré el cumpleaños de mi esposo, el que seguramente no olvidaré por dos razones, era época de cuarentena obligatoria y otra por todo lo que pasó aquella noche.
Corría el mes de abril de 2020, mi esposo cumplía sus 36 años, uno más que yo, por el estrés que se vivía para ese entonces, la falta de costumbre de esas limitaciones, el poco roce y muchas cosas más hicieron que mi esposo al que llamaré Jorge (nombre ficticio por obvias razones) me dijo que iba a tener un cumpleaños aburrido, le dije no señor, hagamos algo privado y muy íntimo, le quedó sonando esa idea.
Volvimos a hablar del tema y me dijo si yo quería o tenía alguna idea en mente, le dije pues como no se puede salir de noche, invite a dos o tres o a sus amigos más cercanos, pasamos rato, que se queden en el colchón a dormir, para que no los multen por la restricción, me preguntó si quería que estuviera alguien en especial, escógelos tú, tus mejores amigos yo invitaré a los vecinos y nadie más, así se acordó todo.
Encargué un pastel, unas botellas de champaña, varios litros de whisky, varias cajas de cerveza, algunas gaseosas como refresco, algunos pasa-bocas y encargué la cena de un restaurante que me encanta, ellos la llevaron a domicilio sin problemas.
Todo transcurría normal, con tapabocas o mascarilla por momentos, otros momentos parecía olvidarse esa medida de seguridad sanitaria, los vecinos cenaron y se fueron, los cinco amigos que invitó mi esposo, compañeros de trabajo en la empresa donde labora, que estaban disponibles o libres ese día pudieron asistir, comenzaron a beber cerveza todos y hablar de sus cosas de la empresa, el cumpleaños pasó a otro cuento aparte, reían, se burlaban entre ellos, comenzó la romería para el baño, un desfile interminable, yo por momentos los acompañaba en sus conversaciones, otros me paraba y me iba a fingir hacer cosas, como recoger los platos usados u organizar algo.
Para ese día me había arreglado con un peinado en el salón de belleza, un vestido rojo de mangas cortas en seda, unos 20 cm arriba de la rodilla, por momentos parecía quedarse corto, ya que al sentarme se lograba ver una partecita de mi panty blanco, es mi color favorito, zapatos negros, mi esposo es muy sencillo de vestir jean y una camiseta tipo polo, al igual estaban sus amigos, todos ellos oscilaban entre los 30 a 40 años supongo,
fue entrando la noche bebiendo whisky y pasando con cerveza, alguno de ellos dijo uy, esos revueltos matan a cualquiera, mi esposo dijo: mi amor, ya que organizaste esto, sírvenos tú el trago, así se hizo, vasos, hielo y empecé las rondas para todos, todos bebiendo más desinhibidos a cada momento, entrados en calor y mucha tranquilidad, pues ya no se podía salir a la calle sin justificación para la policía.
Empecé a beber a la par de ellos, con mis primeros tragos empecé a sentirme más relajada, con puertas y ventanas cerradas, música suave, una sola luz para evitar que la policía llegara a molestar, cuando menos lo notaba tenía la mirada de alguno de ellos, queriendo quitar mi panty con sus ojos,
Se decidió que bailáramos un rato, me imaginé que no me dejarían descansar, así que les propuse el que quiera bailar conmigo se toma un buen trago de whisky completo o me quedo sentada, yo misma les servía los vasos, todos se bebieron de un sorbo sus tragos, se inició el baile como única mujer, turnándome con ellos y delante de mi marido, aunque tenía su venia y todos estábamos a la vista de todos.
Lentamente se fueron sintiendo más y más borrachos, mi esposo igual, sería pasada la media noche que las cosas se pusieron mucho más calientes para todos, los tragos hicieron efectos, todos comenzaron a ver belleza por todos lados, todos se volvieron enamorados, llovían las propuestas un tanto indecentes, calientes y cada vez más descaradas, yo como una dama los evadía, aunque les seguía la cuerda a todos, el único que para ese entonces me besaba era mi esposo, cada que le tocaba su turno, ya que también debería competir para bailar, yo no elegía mi parejo.
De vez en cuando me sentaba y seguramente mi vestido me jugaba algo de picardía y parecía que se subía por momentos, me tocaba estire y estire, mostrando algo de mis pantys blancos que usaba ese día, los amigos de mi esposo no podían disimular con su mirada como querían ver más y más.
Seguía ya la madrugada y Juan, uno de ellos me dijo que si me podía dar un beso de manera disimulada de todos, le dije de plano que no, que mi esposo estaba ahí, que respetara, me dijo pero está que se duerme, le dije sí, él no está acostumbrado a beber tanto, para tratar de convencerme se arrimaba y me olía mi cuello y resoplaba cerca a mis orejas, cosa que me producía escalofríos pero no protestaba por eso, de vez en cuando se arrimaba y me espichaba mis tetas o arrimaba su bulto contra mi cuerpo, se notaba lo arrecho que estaba en ese momento, mi mente cavilaba algo, yo también los veía interesantes también, ninguno me causaba desagrado, pero no sospechaba todo lo que se vendría, minutos más tarde.
Todos se sirvieron tremendos tragos de licor y obligaron a mi esposo a beber igual que ellos, es tu cumpleaños, hora del desorden pleno, solo se cumple una vez y cosas así, hicieron beber varios tragos seguidos a mi esposo quién no pudo pararse a bailar más, lo cierto es que todos se pararon al tiempo, me hicieron una encerrona de cuatro tipos ebrios, bailando y dando vueltas en círculo, un trencito improvisado, Jairo y Carlos casi se caen por efecto del licor, al sentarnos nuevamente mi esposo recibió más trago y le dieron una cerveza, solo bebió un par de sorbos y se quedó dormido, pensé se acabó la fiesta, cuan equivocada estaba, siguió el baile con mi esposo y Luis dormidos,
Al ver, que mi esposo estaba incómodo en esa silla, lo subimos a nuestro cuarto en el segundo piso, a Luis lo acostaron en uno de los colchones, que estaban en una alcoba del primer piso, ¿necesitas ayuda para empijamar a tu esposo? No, respondí, sólo le desabrocho su jean y que duerma así un rato y se levante, aquí estamos por si necesitas algo, se hicieron en la puerta, le quité los zapatos, desabroché su pantalón, me imaginé a su verga dormidita y flácida, José que estaba en la puerta dijo miren, creo que van a tener sexo, José, Alberto y Carlos, soltaron la risa, les dije, depravados, aprovechados, no tienen oficio que hacer, acomodé a mi esposo y le cubrí con una sábana para abrigarlo, Carlos me dijo ya vimos a tu esposo desnudo, cómo nos gustaría verte a ti igualmente desnuda, ni sueñen, les dije, más bien salgan que voy a colocarme mi pijama, ahí están sus camas, descansen ustedes, por la mañana hablamos para desayunar, bailemos otro rato y luego nos acostamos, es temprano en la madrugada y no aguante terminar así, acepté pero me cambié mis zapatos por unos más cómodos.
Las cosas cada vez se ponían más y más calientes, Carlos y José parecían competir por lograr al menos un beso conmigo, eso se notaba a leguas, yo toda digna y señora. El primero en bailar conmigo fue Carlos que era un poco más lanzado y de una me rodeó mi cintura con uno de sus brazos y en una vuelta me aventó con fuerza, me recibió con la otra y nuestras bocas quedaron frente a frente, aprovechando mi desventaja de estar inclinada, me dio un beso con fuerza al que no pude rechazar, qué has hecho, le dije, me dijo perdón, disculpa, te aprovechaste de mi indefensión, pero sonreí, eso marcó el fin de la discusión, tomé la iniciativa de dar un beso a Carlos y ahí paró el baile, nuestros cuerpos se fundieron en un interminable beso, parecía ser un solo cuerpo,
José dijo qué lindo espectáculo, que envidia, le grité, la envidia es mala consejera, me acerqué y le di un beso apasionado en su boca, entenderán que las cosas se habían salido de curso y tono, gracias a los tragos, ya nada ni nadie podía parar eso, solo que llegara de repente mi esposo y todos a sus camas o fin de la besadera. Nada de eso ocurrió y en ese momento Luis se despertaba y corría al baño, puse un dedo en mi boca para decir que se callaran, pero de poco sirvió, ellos estaban muy arrechos y calientes, José me volvió a abrazar y besar, no ofrecí mucha resistencia, escuché bajar el agua en el baño y supe que Luis iba saliendo y no tardaría en enterarse de lo que estaba ocurriendo, sentía a la par un par de manos subiendo mi vestido y manoseando mis nalgas y vagina por sobre mi panty, yo empezaba a mojarme cual puta profesional, puedo unirme dijo Luis, escuché un shiiittt y empecé a sentir otras manos acariciando mi cuerpo y agregando calentura a mi cuerpo, sentí que me arrancaron mis pantys y no supe a dónde fueron a parar, mi vestido salía por sobre mi cabeza y quedaba en solo brasier y zapatos, pero no tardaron en ser sacados y quedar totalmente desnuda, indefensa, y a la merced de tres lobos hambrientos con una calentura indescriptible, les dije vamos a sus colchones para mayor comodidad y privacidad.
Me alzaron como el que lleva un trozo de madera uno de la cabeza, otro de mi cintura y otro de mis pies, quedé de pie y Luis bajó directo a lamer mi chocha húmeda y llena de jugos, Calos se pegó a mi boca y José a una de mis tetas y con la otra mano apretaba y sobaba mi otra teta, para mantener mi equilibrio o algo de él, opté por echar una pierna encima de la nuca de Luis y él quedó mejor acomodado para meter sus dedos, lengua y una vista plena de mi chocha y mi culo,
Cuando se cansaron de esa posición les dije, a desvestirse ustedes también, los ayudé en lo que pude ya que tenían como afán de estar como Dios los trajo al mundo, ahí pude observar por primera vez sus vergas, todas erectas, me incliné y comencé a mamar la de Carlos, luego a José y terminé con Luis, cuan puta soy pensé para mis adentros, culpa del dormilón de mi esposo o esto no estaría ocurriendo, paró ese reproche de mi mente, a disfrutar se dijo.
Seguía mamando y de vez en cuando trataba de echarme dos a la boca y era un tanto difícil, cómo lo harán en las películas que esas chicas lo hacen ver fácil seguía yo cavilando, Carlos se cansó seguramente y me agarró por la cintura haciéndome poner en cuatro patas y empezó a meterme sin preguntar esa vergota entre mis húmedos labios vaginales, los que la recibieron gustosos, un leve quejido salió de mi garganta y seguí chupando verga de José y de Luis, José se tiró boca arriba y me hicieron sentar y enterrarme esa verga, Carlos me inclinó y me la clavó con saliva en mi culito y quedé empalada doble, no hallaba como acomodarme a recibir esa doble ración de verga, José me agarró la cara y me obligó a meterme la verga suya en mi boca, tal como si estuviera culeando mi boca, apretando de vez en cuando para propinarle una mamada, vaya cumpleaños de mi esposo, me llegó ese pensamiento,
José se cansó y Luis se tiró al piso y Carlos fue su turno de recibir su mamada, sentí un leve olor a mierda pero, pasó rápidamente, seguro por las sensaciones de dos vergas en mi cuerpo que ya empezaba a sudar igual que mis penetradores, no sé cuánto tiempo pasamos cambiando de posiciones, otras me ponían boca arriba y recibía verga por mi chocha, otra en mi boca y alguno de ellos parado mirando y pajeándose, se turnaban eso sí para que todos pasaran por los mismos agujeros, parecían organizados por un miliar o algo así.
Seguía mi faena de recibir verga de tres tipos, desconocidos para mí, pero muy amigos y compañeros de mi esposo, yo más feliz que niños en recreo y todos con juguetes nuevos, así me sentía yo, recibiendo placer a más no poder, cuando se iban a venir dijeron: ¿la quieres recibir en la boca? De mi calentura les dije, donde ustedes quieran, ya me volvieron una puta, qué más da, rieron como lo habían hecho con mi esposo al inicio de la reunión,
Luis me la echó en mi boca y la recibí toda, tragué lo que pude y la otra escupí, cayendo en mis tetas, al rato Carlos fue el siguiente, la sacó de mi chocha y la acercó a mi cara llenándome de leche en mi cabello, frente, ojos y toda mi cara, con la palma de la mano me la extendió por toda la cara y dijo qué linda te ves así, mi reina hermosa. José la sacó también de mi chochita y la disparó en mi vientre y ombligo, les volví a mamar esas vergas un tanto flácidas, las escurrí hasta la última gota de semen, quédese con nosotros y sigamos la fiesta, les dije espera que voy a ver a mi marido, en el baño cercano me asee un poco, me vestí y arregle un poco y subí a ver a mi marido, mientras ellos se volvían a vestir también. De lo que se perdieron los afanados que se fueron por miedo al toque de queda por la cuarentena, nos sacamos la lotería, dijeron riendo de felicidad.
Es de anotar que desde que empezó la calentura de la fiesta, todos los invitados se dejaron venir en piropos bonitos, expresiones de admiración, ganas de estar conmigo, por la amistad con mi esposo y muchas cosas más. Desde aquí les digo gracias a todos.
Al llegar a mi habitación y cama nupcial a ver a mi esposo bien dormido, lo empecé a mover y llamar hasta que despertó, se paró a orinar en nuestro baño privado, cuando salió preguntó por sus amigos, le dije están allá hablando mierda y burlándose de ti por haber quedado dormido, qué pena, dijo, tú tranquilo son muy respetuosos, pero no los calla nadie, él no se imagina toda la verga que acababa de recibir, pobre de él, pensé, no tenía completa mi arrechera, tampoco podía dejar a mi esposo sin su porción, le bajé el pantalón hasta las rodillas, le propiné una mamada que pronto se transformó en una erección poderosa, seguí y seguí hasta que se vino en mi boca y tragué toda su leche, le dije vas a seguir durmiendo o bajas otro rato, ya casi amanece, se volvió a vestir bien y me arregle un poco mejor, disimulando todo lo que acababa de acaecer.
Bajamos con mi esposo abrazados y besándonos apasionados y muy enamorados, de una le ofrecieron un trago de whisky y nos volvimos a sentar a charlar, no podía casi evitar que le dijeran a mi esposo la gran mujer, recta, correcta y con garra para atender a tres borrachos, cansones, groseros y muchas cosas más, le dije a mi esposo que sus amigos eran muy cansones, que les gustaba mucho el juego y reírse de todo y de todos, ellos son así, buena gente y buenos compañeros, eso sí es verdad, le respondí, todos me caen muy bien, ojalá vengan el otro año a repetir estos tragos, ellos dijeron para vacaciones, para navidad, para tu cumpleaños, ah, no quieren salir de mi casa, les dije, para qué nos atienden tan bien y son así de buena gente con los invitados, todos reímos, mi esposo de manera ingenua, obviamente.
Seguimos la charla de amigos, preparé café para todos pues no tenía cómo quitar de mi boca ese sabor a semen y verga de todos esos machos, me cepillé mi boca y quedé como nueva, lista para otro acto de amor y generosidad con los amigos de mi esposo, mentira, me volví a portar como una dama delante de él.
Los tres invitados pidieron desayuno por domicilio y como ya había terminado la restricción de movilidad, salieron para sus casas o no se para dónde, con mi esposo nos metimos a la cama y tuvimos sexo tempranero, haciendo el comentario de qué húmeda y empapada estás mi amor, le dije no es para menos, la situación así lo ameritaba, es verdad mis amigos son muy especiales conmigo, me respondió, conmigo también fueron muy especiales, respetuosos y cariñosos, esos sí son verdaderos amigos, vuélvelos a invitar, pero no te duermes o ellos se aprovechan para burlarse de ti y me toca atenderlos a todos yo sola, no volverá a ocurrir me dijo un tanto apenado.
Desde esa fecha recibo detalles por mensajería y mantengo conversaciones por chat o video llamadas con estos personajes del cuento, no todas ellas son solo para saludar, a veces o mejor casi siempre se ponen un poco calientes, pero nada del otro mundo, eso sí todos coinciden en querer repetir lo ocurrido o hacer un paseo a la costa, para durar una semana perdidos en una isla u hotel, el problema sigue siendo mi esposo, que sería la piedra en el zapato, ya veremos con el tiempo qué me invento
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