Aún no hace el frío del invierno y aunque abrigada, paseo por
las calles buscando un trozo de asfalto que no haya quedado cubierto por ese manto de hojas marrones, rojas y amarillas. Me hipnotiza pensar en lo fugaz que puede ser el tiempo. Como las flores del campo, el tiempo parece marchitarse con la aparición del otoño.
El tiempo vuela- decía D- uno se cree que es lunes y ya estamos a jueves.
D era uno de aquellos muchachos que había conocido hacía años. Habíamos hablado mucho sobre la vida y lo que esperábamos de ella, pero lo que más recuerdo de nuestras conversaciones, era lo cachonda que me conseguía poner con todo lo que me decía. Era recibir un mensaje de él y notar cómo ardía por dentro.
D y yo perdimos el contacto sin llegar a follarnos, pero dos otoños más tarde nos volvemos a encontrar y esta vez, no vamos a dejar que vuele el tiempo.
5 p.m: Me planto delante de su portal. Es un bloque antiguo de uno de los barrios de moda de la ciudad. Cuando abre, entro y espero que a pase un vecino para quitarme el tanga. Lo llevo completamente empapado.
Subo las escaleras pensando en cómo me va a recibir. No me decepciona.
D abre la puerta, me hace poner de rodillas me agarra del pelo con una mano mientras con la otra se la saca del pantalón y me le mete entera en la boca. Empiezo a CHUPAR, a CHUPAR y a CHUPAR. Le cojo su mano y la llevo hasta mi coño. Solo notar las yemas de los dedos apretando mis labios, empiezo a gemir y a chupar más rápido. Me empieza a meter los dedos cuando tengo el primer orgasmo.
Después de correrme, mi volcán se activa violentamente y solo puedo esperar a erupcionar.
Continuará...
1 comentarios - Aprovechemos el otoño antes de que el invierno nos escombre