Estos meses con mi pareja, nos sirvió para conocernos más y atrevernos a follar de todas las maneras posibles, haciendo muchas poses, cumpliendo fetiches, penetrando todos sus agujeros posibles dispuestos a recibir mis descargas de semen, si nos agarraba el fin del mundo que sea follando.
La cuarentena por causas del covid19, está bajando en mi país, ya habiendo superado lo peor, tenido tiempo de poder recordar todas mis viejas historias narradas en esta página. Con mi mujer hemos superado malos momentos, pero apoyándonos mutuamente, siendo muy cariñosa conmigo, cuidándome con dedicación con un aura protectora como si fuese una madre, aunque confieso que hubo días difíciles de discusión y amarguras, pero finalmente la superamos… pero al momento del sexo vaya que nos olvidábamos del mundo y solo nos complacíamos mutuamente.
Hubieron varias mañanas, que por el stress del home office, ella muy complaciente accedía a mamarme la verga sentado en mi silla, a la vez que también con sus voluptuosas tetas me hacía una rusa para liberarme del stress, maravillosos momentos que me relajaban y me hacían sobrellevar la presión laboral; por ella aprendí que tomar cítricos, a comer mucha piña e hidratarme bien, mejoraban el sabor del semen y no la hacían tan viscosa, lo cual mi mujer disfrutaba de mi semen con mucho placer además de contener pequeñas calorías ; pues si ella lo disfrutaba, imagínense a mí era el más feliz por ello.
Además, mientras cocinaba, me atrevía a follarla de pie, dejándola semi desnuda mientras que ella solo se dejaba poseer, solía atrasarse en cocinar para el almuerzo, pero valía la pena cada momento de placer que nos dábamos, rara vez era rechazado después de una discusión, pero al día siguiente el sexo reconciliador nos hacía olvidarnos de los malos momentos. Los días de invierno fueron duros, aprovechábamos los momentos de ducha caliente para follar; cuando se me apetecía follar de madrugada, mi mujer a medio dormir solo se bajaba el pantalón de pijama ofreciéndome su cola para follarla bajo las sabanas, entregada a mis placeres.
Pude por fin acostumbrar a mi mujer, a disfrutar del sexo anal, con mucha paciencia y relax, con lubricante de por medio, y las ocasiones en las que faltaba con aceite de cocina, total lo que importaba era darle placer y ella a mí.
Ya nos grabamos teniendo, sexo, dándome mamadas espectaculares, fotografiando sus tetas y mamadas, cumpliendo cada fetiche por antojado que nos diéramos, inclusive me ambos nos hemos rasurado nuestros miembros genitales y anos; ocasiones en las cuales nos hemos realizado interesantes besos negros, si estábamos entregados al placer, pues nos dábamos íntegros, pero lo que más disfrutaba era verla cabalgar con sus voluptuosas tetas rebotando y tratando de sostenerlas con mis manos y disfrutar de lactarlas en muchas ocasiones ,es maravillosa mi mujer… toda una dama hogareña durante el mayor de los días, pero mi puta insaciable en nuestra cama durante las noches.
Así pasamos nuestros días, apoyándonos y disfrutándonos... Mi mujer, mi dama de día y mi puta de noche.
La cuarentena por causas del covid19, está bajando en mi país, ya habiendo superado lo peor, tenido tiempo de poder recordar todas mis viejas historias narradas en esta página. Con mi mujer hemos superado malos momentos, pero apoyándonos mutuamente, siendo muy cariñosa conmigo, cuidándome con dedicación con un aura protectora como si fuese una madre, aunque confieso que hubo días difíciles de discusión y amarguras, pero finalmente la superamos… pero al momento del sexo vaya que nos olvidábamos del mundo y solo nos complacíamos mutuamente.
Hubieron varias mañanas, que por el stress del home office, ella muy complaciente accedía a mamarme la verga sentado en mi silla, a la vez que también con sus voluptuosas tetas me hacía una rusa para liberarme del stress, maravillosos momentos que me relajaban y me hacían sobrellevar la presión laboral; por ella aprendí que tomar cítricos, a comer mucha piña e hidratarme bien, mejoraban el sabor del semen y no la hacían tan viscosa, lo cual mi mujer disfrutaba de mi semen con mucho placer además de contener pequeñas calorías ; pues si ella lo disfrutaba, imagínense a mí era el más feliz por ello.
Además, mientras cocinaba, me atrevía a follarla de pie, dejándola semi desnuda mientras que ella solo se dejaba poseer, solía atrasarse en cocinar para el almuerzo, pero valía la pena cada momento de placer que nos dábamos, rara vez era rechazado después de una discusión, pero al día siguiente el sexo reconciliador nos hacía olvidarnos de los malos momentos. Los días de invierno fueron duros, aprovechábamos los momentos de ducha caliente para follar; cuando se me apetecía follar de madrugada, mi mujer a medio dormir solo se bajaba el pantalón de pijama ofreciéndome su cola para follarla bajo las sabanas, entregada a mis placeres.
Pude por fin acostumbrar a mi mujer, a disfrutar del sexo anal, con mucha paciencia y relax, con lubricante de por medio, y las ocasiones en las que faltaba con aceite de cocina, total lo que importaba era darle placer y ella a mí.
Ya nos grabamos teniendo, sexo, dándome mamadas espectaculares, fotografiando sus tetas y mamadas, cumpliendo cada fetiche por antojado que nos diéramos, inclusive me ambos nos hemos rasurado nuestros miembros genitales y anos; ocasiones en las cuales nos hemos realizado interesantes besos negros, si estábamos entregados al placer, pues nos dábamos íntegros, pero lo que más disfrutaba era verla cabalgar con sus voluptuosas tetas rebotando y tratando de sostenerlas con mis manos y disfrutar de lactarlas en muchas ocasiones ,es maravillosa mi mujer… toda una dama hogareña durante el mayor de los días, pero mi puta insaciable en nuestra cama durante las noches.
Así pasamos nuestros días, apoyándonos y disfrutándonos... Mi mujer, mi dama de día y mi puta de noche.
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