Cuando conocí a mi pareja yo tenía 28 años y el 40. Ambos estábamos decepcionados de las relaciones que habíamos tenido con otras personas. Nos conocimos por vía Facebook, nos dimos los teléfonos, empezamos a escribirnos por whatsapp y quedamos para salir varias veces.
Todo encajó perfectamente entre nosotros, y aunque yo no quería nada serio con nadie después de las experiencias anteriores, me di cuenta de que él era realmente el hombre de mi vida, lo que yo siempre había buscado. Nos fuimos a vivir juntos y empezó esta experiencia.
Siempre he tenido una mente bastante abierta, liberal. Me gustan los hombres con mente poderosa, con ese puntito picante, un poco tiernos, pero sexosos. Mis antiguas parejas no eran nada de eso, pero ya es otra historia.
Con el tiempo fui descubriendo detalles íntimos de la vida de mi pareja que cuando empiezas a conocer a una persona no te cuenta, evidentemente. Y con el tiempo él fue descubriendo que yo era una mujer terriblemente sexual, que tenía muchas fantasías que deseaba cumplir, muchas con él y otras con desconocidos.
Ahora que tenemos sexo me encanta como me dice al oído que le gusta cogerme después de llegar y ver como vengo escurriendo de semen de la verga de un desconocido. Está claro que su deseo sexual y el mío van en aumento y que con él me encuentro cómoda y estoy dispuesta a ir más allá, para que me dé esas cogidas que me dejan escurriendo de semen y con la panocha roja de tantas metidas bruscamente.
Recuerdo esa primera vez que yo salí a coger con un desconocido, que llegue a casa para que él me diera duro, no me esperaba tanta rudeza. Pero me encantó parecía perra en celo, cada penetrada, cada mordida, cada jalada de pezón, esas nalgadas me confirmaron que yo iba a ser su sumisa por siempre y que me daría las cogidas de mi vida las mejores, me penetraba salvajemente mientras yo le contaba cómo me había cogido al desconocido y que me había hecho.
Pasado un rato de estar cogiendo en la cochera nos fuimos a la cama y él me empezaba a chupar y morder mis pechos, a mamar mis pezones, agarrarlos con fuerza, me agarraba las nalgas, me nalgueaba, los movimientos se hacían más rápidos. Yo estaba llena de placer, comenzó a bombear muy fuerte y rápido, esa sensación de ardor y placer me rompía toda, desde la panocha hasta mi cabeza, me daba duro y rápido como me gusta, en eso sentí sus dedos en mi clítoris, no dejada de darme igual, me empezó a masturbar, eso era nuevo para mí, una verga dentro de mí mientras me masturban, ufff, era sensacional, eso era la gloria, solo sentía como me le llenaba la verga de jugos y esa sensación de un orgasmo inminente en mi cuerpo cogido por dos.
Fue el orgasmo y la venida más rica que jamás me habían hecho sentir, sentía que me desmayaba, mi panocha pulsaba a todo lo que da. Después de un rato bombeándome duramente, se aseguró que estaba a punto de chorrearme, porque me quedé inmóvil, tiesa, con la mirada fija no sé a dónde y con la boca abierta, me empecé a correr y en eso sentí como por dentro me inundaba de algo caliente y a chorros. Nos habíamos venido los dos al mismo tiempo otra nueva experiencia fantástica, me clavaba su verga aún dura vaciándose dentro de mí mientras yo gozaba de placer. Quedé agotada, extasiada, me acababan de poner la mejor cogida de mi vida. Mis sentidos tardaron en recuperarse, me volteé y me acomodé entre sus brazos.
Y así es como aquí seguimos mi pareja y yo probando nuevas cosas… Y así les doy placer a él y a unos cuantos más…
Todo encajó perfectamente entre nosotros, y aunque yo no quería nada serio con nadie después de las experiencias anteriores, me di cuenta de que él era realmente el hombre de mi vida, lo que yo siempre había buscado. Nos fuimos a vivir juntos y empezó esta experiencia.
Siempre he tenido una mente bastante abierta, liberal. Me gustan los hombres con mente poderosa, con ese puntito picante, un poco tiernos, pero sexosos. Mis antiguas parejas no eran nada de eso, pero ya es otra historia.
Con el tiempo fui descubriendo detalles íntimos de la vida de mi pareja que cuando empiezas a conocer a una persona no te cuenta, evidentemente. Y con el tiempo él fue descubriendo que yo era una mujer terriblemente sexual, que tenía muchas fantasías que deseaba cumplir, muchas con él y otras con desconocidos.
Ahora que tenemos sexo me encanta como me dice al oído que le gusta cogerme después de llegar y ver como vengo escurriendo de semen de la verga de un desconocido. Está claro que su deseo sexual y el mío van en aumento y que con él me encuentro cómoda y estoy dispuesta a ir más allá, para que me dé esas cogidas que me dejan escurriendo de semen y con la panocha roja de tantas metidas bruscamente.
Recuerdo esa primera vez que yo salí a coger con un desconocido, que llegue a casa para que él me diera duro, no me esperaba tanta rudeza. Pero me encantó parecía perra en celo, cada penetrada, cada mordida, cada jalada de pezón, esas nalgadas me confirmaron que yo iba a ser su sumisa por siempre y que me daría las cogidas de mi vida las mejores, me penetraba salvajemente mientras yo le contaba cómo me había cogido al desconocido y que me había hecho.
Pasado un rato de estar cogiendo en la cochera nos fuimos a la cama y él me empezaba a chupar y morder mis pechos, a mamar mis pezones, agarrarlos con fuerza, me agarraba las nalgas, me nalgueaba, los movimientos se hacían más rápidos. Yo estaba llena de placer, comenzó a bombear muy fuerte y rápido, esa sensación de ardor y placer me rompía toda, desde la panocha hasta mi cabeza, me daba duro y rápido como me gusta, en eso sentí sus dedos en mi clítoris, no dejada de darme igual, me empezó a masturbar, eso era nuevo para mí, una verga dentro de mí mientras me masturban, ufff, era sensacional, eso era la gloria, solo sentía como me le llenaba la verga de jugos y esa sensación de un orgasmo inminente en mi cuerpo cogido por dos.
Fue el orgasmo y la venida más rica que jamás me habían hecho sentir, sentía que me desmayaba, mi panocha pulsaba a todo lo que da. Después de un rato bombeándome duramente, se aseguró que estaba a punto de chorrearme, porque me quedé inmóvil, tiesa, con la mirada fija no sé a dónde y con la boca abierta, me empecé a correr y en eso sentí como por dentro me inundaba de algo caliente y a chorros. Nos habíamos venido los dos al mismo tiempo otra nueva experiencia fantástica, me clavaba su verga aún dura vaciándose dentro de mí mientras yo gozaba de placer. Quedé agotada, extasiada, me acababan de poner la mejor cogida de mi vida. Mis sentidos tardaron en recuperarse, me volteé y me acomodé entre sus brazos.
Y así es como aquí seguimos mi pareja y yo probando nuevas cosas… Y así les doy placer a él y a unos cuantos más…
1 comentarios - Putita y del hogar