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Soy ariel 3 Perdí mi virginidad por mentir en el chat

Como les comenté en el relato anterior, después de ser la hembra de Roberto por segunda ocasión, llegué a mi departamento y me apliqué la crema que me regaló en la colita antes de quedarme dormido.
Al otro día me levanté todavía con ardor en la colita, pero nada que ver con la primera vez, si bien tenía la colita rozada, no me afectaba para caminar normalmente, solamente un poco de molestia, y ese ardorcito me hacía recordar la gran cogida que me dio Roberto, me continué poniendo la cremita y al cabo de un par de días ya estaba completamente recuperado, no recuerdo el nombre de la crema, algo como Doloproc o algo así y creo que tenía algún anestésico porque después que me la ponía me ardía un poquito y después sentía que se me adormecía la colita.
Mientras tanto continuaba con mi vida normal y recibí un nuevo correo de Roberto agradeciéndome por la cogida que me dio y recordándome de la siguiente cita, diciéndome que no olvidara ponerme la ropa interior de su ex-esposa.
Le contesté que al contrario, yo debía darle las gracias por todo el placer que me daba, pero no le confirmé lo de ponerme ropa interior de mujer, porque no estaba seguro de hacerlo.
Pronto llegó el sábado y me preparé como la vez anterior, me di un baño y lavé bien mi colita a fin de tenerla muy limpia.
Dudé algunos minutos en ponerme la ropa interior que Roberto me regaló, y al final, me decidí, a fin de complacer a mi macho, pero con algo de miedo a que se fuera a notar en la calle que llevara ropa interior de mujer.
Me puse una tanguita muy sexy de color negro y unas medias semitransparentes también de color negro, con un poco de encaje, sentía raro, pero excitante, cabe señalar que era un poco incómodo ponerme la tanguita porque aplastaba mis testículos y como se me ponía dura la verga no cabía en la telita y se me salía, pero a la vez era morboso. Me contemplé en el espejo y no lo podía creer, realmente parecía el trasero de una joven adolescente, si hubiera tomado una foto y mostrado a mis amigos, estoy seguro que a todos los excitaría y nadie notaría que no era un culo de chica y vaya que chica.
Me puse un pantalón y calcetines para que no se notaran las medias y una playera deportiva que dejé por fuera del pantalón para evitar que se me llegara a ver el borde superior de la tanga.
El trayecto al parque fue muy excitante, porque sentía que la telita en medio de mis nalgas rozaba mi hoyito y todo el trayecto fui con la verga parada, la cual salía por un lado de la tanga y tenía que tratar de acomodármela disimuladamente.
Como siempre ya estaba Roberto esperándome y me subí rápido al coche, como sabía que no quería que alguien nos viera, en esta ocasión no trató de besarme pero me sonrió y poniendo una mano en mi pierna me preguntó si no había olvidado ponerme la ropita de su ex-mujer.
No respondí, pero alzando la playera y bajando un poco mi pantalón le mostré la parte superior de la tanguita.
– Ufff, mami, me encantas, mira cómo se me ha puesto dura, espero hoy si te puedas quedar porque quiero amarte por horas y horas. Estoy muy arrecho amor.
Rápidamente llegamos a su departamento, en el camino insistió que le mostrara la colita, pero no quise, quería que me viera la tanguita y las medias, pero sin ropa, al entrar a su departamento, nuevamente se abalanzó sobre mí, pero lo detuve y le pedí que me dejara usar el baño de su recámara mientras él se desnudaba.
Entré al baño y me quité mi pantalón, calcetines y playera y salí, me acerqué y me di media vuelta, mostrando mi trasero, Roberto se encontraba sentado en la cama, completamente desnudo y empezó a suspirar y halagarme.
– Ufff mamita, que sorpresa tan grande, sabía que tenías un culo de hembra, pero es el mejor culo de hembra que he visto en mi vida, te queda divina la tanguita y las medias, ven amor, quiero tu culito.
Empezó a besar mis nalgas y morderlas, sus manos apretaban y abrían mi colita, después de unos minutos me recostó en la cama boca abajo y se abalanzó sobre mí me besó el cuello y espalda y fue bajando poco a poco, tomó un par de almohadas y las puso bajo mi cintura, de tal forma que mi culito quedaba levantadito.
– Ay amor, te ves divina así, con esas medias y la tanguita entre tus nalgas, me excita tanto.
Empezó a morder mis nalgas muy suavemente y después abrió mis nalgas y su lengua recorrió mi rajita, apartó la telita de la tanga con un dedo y hundió su lengua en mi culo. Un gemido salió de mi boca, me encantaba, estaba como loco, su lengua me entraba muy profundo en mi colita, recorriéndome por dentro en forma circular, mis ojos se pusieron en blanco, se sentía riquísimo, después sacó su lengua y succionó mi culo, para después volverme a meter su lengua, mis gemidos no paraban, me retorcía de placer, su lengua fue seguida de un par de dedos que se introdujeron dentro de mi colita y me revoloteaban por dentro, muy profundo hasta tocar mi próstata, sentí una corriente de placer y di un respingo arqueando mi espalda.
– Mmmm, amor como disfrutas con tu colita, me encanta, siente como se abre, está apretadita, pero ya no cuesta mucho abrirla. Lo sientes?
– Si amor, siento como se va abriendo, me gusta, sigue, me haces estremecer, Agh, mmm.
Sentía como se abría mi colita y el dolor era mínimo, solamente un ligero ardorcito, mi colita ya estaba flojita y sacó sus dedos, tomó el lubricante y se lo untó en su verga
– Ya estás preparada amor, tu culito pide verga, mmm, siéntela
Sentí que apartaba a un lado la tanguita y su verga dura y ardiente recorría mi rajita, la cabeza rozaba mi hoyito y se me erizaba la piel.
– Ay, papi, que rico, me encanta, métemela
Mi frase se convirtió en un largo gemido cuando empujó su verga y sentí que mis pliegues se abrían, sin mucho esfuerzo, un poco de ardor, pero sabía que era el precio por el placer que sentiría después.
Lento, pero sin detenerse, me fue penetrando, abriendo mis pliegues hasta que sentí mis nalgas tocar su pelvis, di un respingo, cuando en el último tramo empujó con mas fuerza y sentí que rozaba mi próstata, sacándome otro fuerte gemido.
– Ahhh, papi, que rico me coges.
– Estás bien rica nena, me encanta tu culito, sigues igual de apretadita que el primer día, me encanta como aprieta mi verga, ayyy, que rico.
Me encantaba oír los gemidos de Roberto y que le encantara mi colita, por lo que apreté más la colita y empecé a moverme en forma circular y culeando hacia atrás y adelante.
– Ay mami, que rico, sigue, me encanta como te mueves, ensártate solita mi verga, Aghh. Así, apriétame la verga, que rico.
Después de unos minutos, me tomó de la cintura y empezó a empalarme fuerte y duro, literalmente taladrando mi culo, mis nalgas chocaban con su pelvis, me dio una última embestida profunda, me la sacó y me pidió recostar boca arriba.
– Voltea mami, quiero hacerte el amor como mi hembra,
Me abrió las piernas y una de ellas la subió a su pecho, nuevamente apartó la telita de la tanga y buscó mi agujero con su verga y me empaló profundamente, sacándome un gemido y haciendo que me retuerza de placer. Le encantaba ver como me retorcía y sonreía orgulloso, le excitaban mis gemidos y me arremetía con mas fuerza.
– Así mami, disfruta, me encanta como gimes, como gozas, ufff, que rico se siente.
Acariciaba mi pierna sobre su pecho, la cual tenía la media negra puesta, besaba mis pies, mis pantorrillas, cubiertas por esa prenda, sus manos recorrían toda mi pierna, la media era muy delgada y me encantaba el roce de sus manos sobre mi piel, era muy excitante, realmente parecía una pierna de hembra, y la hembra era yo, me atreví a pedirle que me diera más duro.
– Hay amor, que rico, sigue, cógeme, dame más duro, soy tu hembra, preñame
Creo que mis palabras lo incitaron porque abrió mas mis piernas y tomando mi pierna derecha como apoyo empezó a embestir más fuerte, duro, sin piedad, su verga me penetraba duro, mis nalgas rebotaban en su pelvis y sacudía mi cuerpo, como si quisiera partirme en dos, sus gemidos se convirtieron en gruñidos, bufidos, mientras yo gritaba de placer y me retorcía y mis puños apretaban las sábanas, mi mente estaba en blanco, todo me daba vueltas y empecé a convulsionar al tiempo que mi verga explotaba y disparaba sus chorros de leche sobre mi vientre y pecho.
– Me corro mami, ahhh, te voy a preñar, cielo, ahí te van mi leche, te voy a hacer un hijo.
Yo seguía convulsionando y resoplando fuerte me dio una embestida profunda y descargó en mis entrañas, sentía sus chorros de leche llenándome y me sentía muy hembra, su hembra.
Nuestros cuerpos sudaban y mi corazón latía de prisa, sacó su verga de mi culo, y mi culo quedó abierto y chorreando leche.
– Ufff amor, que rico se ve tu culo abierto, ay, me encanta como se ve, bien abierto y mi leche escapando por tu culo, pero no hay que desperdiciarla,
Tomando su verga, recogió la leche que escurría por mis nalgas con la punta de su verga y me volvió a empalar, metiéndome la leche nuevamente en mi culo,
– Así amor, toda mi leche debe quedar en tu culo para que quedes preñada.
Aunque era una fantasía, lo de quedar preñada, le seguí el juego.
– Si amor, que macho, ufff, estoy segura que me preñaste, seguramente será tan machito como su padre.
Se desplomó sobre la cama y me abrazó, me dio un beso cachondo, mordiendo mis labios y me dijo.
– Ufff, amor, disfruté como nunca, me volvió loco follarte con tu ropita de nena puesta.
– Yo también disfrute mucho amor, fue la mejor cogida que me has dado, la mas intensa.
Estaba cansado y me recosté sobre su pecho, mi respiración poco a poco volvía a la normalidad, y escuchaba los latidos del pecho de Roberto, los cuales me fueron arrullando poco a poco hasta quedar profundamente dormido, tenía todo el cuerpo lleno de semen, pero no me importó, era mucho el cansancio en mi cuerpo, antes de quedar dormido escuché que roncaba, Roberto se había quedado dormido.
Esa noche no regresé a casa, todavía me cogió un par de veces más esa noche y dos veces más el día siguiente, pero eso se los contaré en otra ocasión.

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