Anteriormente:
Mi padre, me busca de la fiesta, la que no estuve casi porque estuve esa noche en la casa de mi tío.
Está muy baboso, mira a mis amigas que tienen mi misma edad. Se le forma un bulto mientras conduce.
En casa, llegamos y luego de ponerme ropa cómoda para dormir, descubro a mi papá en el baño masturbándose. Lo miro a través de la mirilla.
Esa noche me masturbo por primera vez con todas las imágenes de mi tío y mi padre.
Una nueva fiesta antes de que prohíban hacerlas. Mi tío no responde mis mensajes, no tengo ganas de ir a una fiesta en la que me parece aburrida pero mi papa insiste.
Para él era una fiesta ver el desfile de adolescentes con ropa muy sugerente.
Ya en la fiesta, me llega un mensaje de mi tío diciéndome que le mande la ubicación para buscarme.
Una hora después me avisa que llegó.
Subo al auto y me recibe con un beso en la comisura de mis labios sosteniéndome con su mano la cara.
"te quedaste con ganas sobrinita puta?" me dice mi tío mientras pone primera y me lleva a su casa.
Aún estoy vestida con la ropa que mis padres me dejaron usar. Un jean negro al cuerpo, una remerita con tiritas pero nada del otro mundo. Puede ser sexy para los pendejos de la fiesta pero no para mi tío.
Lo miro conducir su Mercedes, tiene la misma pose de mi padre, miro su abdomen y su parte baja, se nota el bulto.
Llegamos finalmente a su casa, y pasamos casi sin hablar hasta su habitación.
Allí me dice que elija algo bien sexy, que él buscaría champagne.
Esta vez elijo un vestido corto pero con vuelo desde la cadera. Es de un color vino. Lamentablemente ya no hay más ropa interior para que use.
Así que decido no ponerme nada.
Llega mi tío con el champagne en una mano, las copas en la otra.
La destapa, sirve, me alcanza la que me corresponde.
Brindamos no sé por qué cosa, por encontrarnos supongo.
Me dice que hay que tomarlo todo, y hago caso.
Me pide que desfile. Obedezco.
Simulo una pasarela solo para él. Cuando giro, el vestido con vuelo hace su trabajo elevándose y dejando a su vista mis nalgas totalmente desnudas por un instante.
Se escucha el "ufff" de mi tío, evidentemente vio todo.
De repente se pone de pie, y se acerca hasta mi. Me pongo nerviosa, mi pecho se infla y desinfla por la respiración agitada.
Estoy frente a él, mirándolo hacia arriba por la diferencia de altura.
Su mano toca mi cara y sostiene mi nuca.
Baja por mi cuello y acaricia mi hombro, bajando un bretel del vestido mientras sigue por mi brazo.
De repente, hace un movimiento extraño. Me carga en sus brazos con ternura.
Un brazo sostiene mis piernas, el otro mi espalda. Intento asegurarme abrazándolo del cuello.
Me lleva hasta la cama y ahí me deja como una princesa.
Él se desabrocha su camisa y me deja ver su torso perfecto.
Me saca los tacos y comienza a acariciar mis pies, pasa a besarlos luego.
Me hace ver las estrellas cuando mete mis dedos en su boca, su lengua como ventosa trata de aprisionar cada falange. Me vuelve loca y comienzo a arquear mi espalda.
Me había depositado en la cama de tal manera que mi vestido cubría mis muslos y mi desnudez. Lo quería como premio, descubrirlo después.
Se entretuvo varios minutos con mis pies delicados. Luego siguió besando mis piernas con lentitud. Usando sus manos para masajearme de paso.
Me hace cosquillas en las rodillas así que sigue hacia arriba sin más preámbulos.
En mis muslos logra erizar mi piel, su lengua madura caliente me enciende completamente.
Su cara llega hasta donde comienza el vestido. Se ayuda con las manos para ir subiéndolo a medida que besa y lame.
Sube hasta que descubre lo que ya sabía, no tenía ropa interior.
Tiene ante sus ojos una conchita adolescente rosada, sin vellos, completamente libre para ser degustada.
Sus manos se posan en mi cadera. Su boca se aproxima a mis labios vaginales y finalmente hace su entrada triunfal.
Pego un grito sonoro que retumba en todo el cuarto. Sus labios en los míos y su lengua abriéndose camino destruyen toda mi resistencia.
Nunca en la vida había sentido algo así, nunca me habían hecho algo así.
Su boca era insaciable, y yo no quería que termine, chupaba y chupaba, su lengua jugaba por todo mi interior. Sus manos grandes agarraban mi cadera y mi culo.
Con las manos me agarra fuerte de las caderas y me hace dar vuelta boca abajo, pone una almohada debajo de mi abdomen. Mi cola queda levantada.
Sus manos abren mis nalgas. Me asusta la situación, pero todo se calma cuando vuelvo a sentir su lengua dentro de mi vulva. Sigo jadeando
Saca su lengua de mi vagina y sube por donde las nalgas estaban separadas, sube de arriba hacia abajo provocándome electricidad en todo el cuerpo.
Se detiene en la entrada de mi ano y su lengua juega ahí.
Es una sensación única, pero placentera. Siento que es algo prohibido pero me gusta.
Aspira fuerte como queriendo sentir todos los aromas de mi cola, y me da una sonora cachetada en mi tierna nalga derecha, luego en la izquierda.
Me duele y me arde, pero me gusta que a él le de placer.
Se pone detrás de mí y me vuelve a girar.
Esta vez se para en la cama y se saca los pantalones y la ropa interior. Lo tengo parado con una pierna a cada lado mío en la cama.
Es imponente verlo así, es muy grande, sus piernas, su torso, sus brazos, y sobre todo su miembro y sus huevos.
Se arrodilla y me baja el otro bretel del vestido, tiene mis pequeñas tetas blancas para su antojo.
Las toca, mide cuánto le sobra en sus grandes manos, juega con mis pezones. Y finalmente se lanza hacia ellas chupándolas como un ternero.
Me duele como aspira hacia su boca como una ventosa, pero es agradable.
Así lo hace con cada una, una y otra vez. Las deja irritadas de tanto besarlas.
Luego se reincorpora en sus rodillas y avanza hacia mi rostro.
Su pene pasa por mis tetas húmedas por su saliva y sigue su camino hacia su destino final. Mi boca.
Con su mano en mi cachete me dice que abra la boca, obedezco. Allí me mete su enorme miembro de más de 20 cm. Es ancho, apenas puedo cubrirla con mi boca.
Su otra mano toma mis manos y las pone arriba de mi cabeza como apresándolas, para que quede inmovilizada.
Desde atrás se puede ver como mis piernas se mueven hacia un lado y otro tratando de buscar aire con el movimiento. Su pija madura me está ahogando.
Lo saca con rudeza y escupo saliva, mientras toso y me salen lágrimas por el esfuerzo.
Antes de que pueda tomar una buena bocanada de aire, vuelve a metérmela.
Esa misma rutina la repite varias veces, mi cara es un desastre, hay lágrimas de la tos que corren mi rímel y delineador. Hay labial al costado de mi cara.
Una vez que se cansa de eso se para al lado de la cama y me invita a pararme junto a él.
Quiero sacarme el vestido que está en mi panza enrollado, pero él no me lo permite.
Parado frente a mi tío, me levanta haciendo que ponga una pierna a cada lado de él.
Lo abrazo del cuello y me dejo sostener por sus brazos que están en mi culo.
El me deja caer lentamente hasta que mi vagina húmeda y pequeña se encuentra con la cabeza monstruosa del pene de mi tío.
Tiemblo de miedo, es la primera vez que lo voy a hacer.
Entra la cabeza con facilidad por los líquidos, pero con trabajo por la estrechez y por mi tela de virginidad.
Ambos sentimos la resistencia de la primera vez. Su cara se transforma. Está metida sólo el glande metido y haciendo presión.
Yo quiero que siga, pero él se asusta. Me quiere bajar, pero mis piernas lo aprisionan y mis brazos hacen lo suyo alrededor de su cuello mientras lo beso con locura.
Sus manos ya no parecen tan pervertidas, su lengua ya no parece ser tan escurridiza.
Cuando siento que la tela se está por romper usa su fuerza para separarme de él y arrojarme en la cama.
La punta de su falo tiene una gotita roja.
Me toco mis labios separándolos y noto otra gota de sangre.
Tal vez abrió un poco, pero no totalmente.
Lo llenó de temor que sea virgen con 18 años recién cumplidos.
Me dice que no está bien esto, que me vista, que me llevaría de nuevo a la fiesta.
Sale del cuarto con la ropa en la mano. Yo termino vistiéndome con la ropa que traje de casa.
Me lavo la cara, trato de componer un poco con maquillaje el desastre que había dejado el esfuerzo de chupársela a mi tío.
En el viaje casi no habla, cuando estamos por llegar dice
"¿Por qué no me dijiste que eras virgen?"
Un tanto hipócrita, no le importó que sea tan joven y que sea la sobrina.
Trate de calmarlo diciendo que estaba todo bien, que yo quería hacerlo, que no tendría problemas.
Nada parecía disuadirlo.
Llegamos al lugar de la fiesta donde me buscó. Ni siquiera me despide, solo deja que me baje.
Me sentí tonta. No pasó mucho tiempo más que ya era la hora de que me busque mi padre.
Solo me tocaba esperar, tomando algún trago, rechazando adolescentes alzados y haciéndole el aguante a mis amigas con sus conquistas.
Continuará...
Mi padre, me busca de la fiesta, la que no estuve casi porque estuve esa noche en la casa de mi tío.
Está muy baboso, mira a mis amigas que tienen mi misma edad. Se le forma un bulto mientras conduce.
En casa, llegamos y luego de ponerme ropa cómoda para dormir, descubro a mi papá en el baño masturbándose. Lo miro a través de la mirilla.
Esa noche me masturbo por primera vez con todas las imágenes de mi tío y mi padre.
Una nueva fiesta antes de que prohíban hacerlas. Mi tío no responde mis mensajes, no tengo ganas de ir a una fiesta en la que me parece aburrida pero mi papa insiste.
Para él era una fiesta ver el desfile de adolescentes con ropa muy sugerente.
Ya en la fiesta, me llega un mensaje de mi tío diciéndome que le mande la ubicación para buscarme.
Una hora después me avisa que llegó.
Subo al auto y me recibe con un beso en la comisura de mis labios sosteniéndome con su mano la cara.
"te quedaste con ganas sobrinita puta?" me dice mi tío mientras pone primera y me lleva a su casa.
Aún estoy vestida con la ropa que mis padres me dejaron usar. Un jean negro al cuerpo, una remerita con tiritas pero nada del otro mundo. Puede ser sexy para los pendejos de la fiesta pero no para mi tío.
Lo miro conducir su Mercedes, tiene la misma pose de mi padre, miro su abdomen y su parte baja, se nota el bulto.
Llegamos finalmente a su casa, y pasamos casi sin hablar hasta su habitación.
Allí me dice que elija algo bien sexy, que él buscaría champagne.
Esta vez elijo un vestido corto pero con vuelo desde la cadera. Es de un color vino. Lamentablemente ya no hay más ropa interior para que use.
Así que decido no ponerme nada.
Llega mi tío con el champagne en una mano, las copas en la otra.
La destapa, sirve, me alcanza la que me corresponde.
Brindamos no sé por qué cosa, por encontrarnos supongo.
Me dice que hay que tomarlo todo, y hago caso.
Me pide que desfile. Obedezco.
Simulo una pasarela solo para él. Cuando giro, el vestido con vuelo hace su trabajo elevándose y dejando a su vista mis nalgas totalmente desnudas por un instante.
Se escucha el "ufff" de mi tío, evidentemente vio todo.
De repente se pone de pie, y se acerca hasta mi. Me pongo nerviosa, mi pecho se infla y desinfla por la respiración agitada.
Estoy frente a él, mirándolo hacia arriba por la diferencia de altura.
Su mano toca mi cara y sostiene mi nuca.
Baja por mi cuello y acaricia mi hombro, bajando un bretel del vestido mientras sigue por mi brazo.
De repente, hace un movimiento extraño. Me carga en sus brazos con ternura.
Un brazo sostiene mis piernas, el otro mi espalda. Intento asegurarme abrazándolo del cuello.
Me lleva hasta la cama y ahí me deja como una princesa.
Él se desabrocha su camisa y me deja ver su torso perfecto.
Me saca los tacos y comienza a acariciar mis pies, pasa a besarlos luego.
Me hace ver las estrellas cuando mete mis dedos en su boca, su lengua como ventosa trata de aprisionar cada falange. Me vuelve loca y comienzo a arquear mi espalda.
Me había depositado en la cama de tal manera que mi vestido cubría mis muslos y mi desnudez. Lo quería como premio, descubrirlo después.
Se entretuvo varios minutos con mis pies delicados. Luego siguió besando mis piernas con lentitud. Usando sus manos para masajearme de paso.
Me hace cosquillas en las rodillas así que sigue hacia arriba sin más preámbulos.
En mis muslos logra erizar mi piel, su lengua madura caliente me enciende completamente.
Su cara llega hasta donde comienza el vestido. Se ayuda con las manos para ir subiéndolo a medida que besa y lame.
Sube hasta que descubre lo que ya sabía, no tenía ropa interior.
Tiene ante sus ojos una conchita adolescente rosada, sin vellos, completamente libre para ser degustada.
Sus manos se posan en mi cadera. Su boca se aproxima a mis labios vaginales y finalmente hace su entrada triunfal.
Pego un grito sonoro que retumba en todo el cuarto. Sus labios en los míos y su lengua abriéndose camino destruyen toda mi resistencia.
Nunca en la vida había sentido algo así, nunca me habían hecho algo así.
Su boca era insaciable, y yo no quería que termine, chupaba y chupaba, su lengua jugaba por todo mi interior. Sus manos grandes agarraban mi cadera y mi culo.
Con las manos me agarra fuerte de las caderas y me hace dar vuelta boca abajo, pone una almohada debajo de mi abdomen. Mi cola queda levantada.
Sus manos abren mis nalgas. Me asusta la situación, pero todo se calma cuando vuelvo a sentir su lengua dentro de mi vulva. Sigo jadeando
Saca su lengua de mi vagina y sube por donde las nalgas estaban separadas, sube de arriba hacia abajo provocándome electricidad en todo el cuerpo.
Se detiene en la entrada de mi ano y su lengua juega ahí.
Es una sensación única, pero placentera. Siento que es algo prohibido pero me gusta.
Aspira fuerte como queriendo sentir todos los aromas de mi cola, y me da una sonora cachetada en mi tierna nalga derecha, luego en la izquierda.
Me duele y me arde, pero me gusta que a él le de placer.
Se pone detrás de mí y me vuelve a girar.
Esta vez se para en la cama y se saca los pantalones y la ropa interior. Lo tengo parado con una pierna a cada lado mío en la cama.
Es imponente verlo así, es muy grande, sus piernas, su torso, sus brazos, y sobre todo su miembro y sus huevos.
Se arrodilla y me baja el otro bretel del vestido, tiene mis pequeñas tetas blancas para su antojo.
Las toca, mide cuánto le sobra en sus grandes manos, juega con mis pezones. Y finalmente se lanza hacia ellas chupándolas como un ternero.
Me duele como aspira hacia su boca como una ventosa, pero es agradable.
Así lo hace con cada una, una y otra vez. Las deja irritadas de tanto besarlas.
Luego se reincorpora en sus rodillas y avanza hacia mi rostro.
Su pene pasa por mis tetas húmedas por su saliva y sigue su camino hacia su destino final. Mi boca.
Con su mano en mi cachete me dice que abra la boca, obedezco. Allí me mete su enorme miembro de más de 20 cm. Es ancho, apenas puedo cubrirla con mi boca.
Su otra mano toma mis manos y las pone arriba de mi cabeza como apresándolas, para que quede inmovilizada.
Desde atrás se puede ver como mis piernas se mueven hacia un lado y otro tratando de buscar aire con el movimiento. Su pija madura me está ahogando.
Lo saca con rudeza y escupo saliva, mientras toso y me salen lágrimas por el esfuerzo.
Antes de que pueda tomar una buena bocanada de aire, vuelve a metérmela.
Esa misma rutina la repite varias veces, mi cara es un desastre, hay lágrimas de la tos que corren mi rímel y delineador. Hay labial al costado de mi cara.
Una vez que se cansa de eso se para al lado de la cama y me invita a pararme junto a él.
Quiero sacarme el vestido que está en mi panza enrollado, pero él no me lo permite.
Parado frente a mi tío, me levanta haciendo que ponga una pierna a cada lado de él.
Lo abrazo del cuello y me dejo sostener por sus brazos que están en mi culo.
El me deja caer lentamente hasta que mi vagina húmeda y pequeña se encuentra con la cabeza monstruosa del pene de mi tío.
Tiemblo de miedo, es la primera vez que lo voy a hacer.
Entra la cabeza con facilidad por los líquidos, pero con trabajo por la estrechez y por mi tela de virginidad.
Ambos sentimos la resistencia de la primera vez. Su cara se transforma. Está metida sólo el glande metido y haciendo presión.
Yo quiero que siga, pero él se asusta. Me quiere bajar, pero mis piernas lo aprisionan y mis brazos hacen lo suyo alrededor de su cuello mientras lo beso con locura.
Sus manos ya no parecen tan pervertidas, su lengua ya no parece ser tan escurridiza.
Cuando siento que la tela se está por romper usa su fuerza para separarme de él y arrojarme en la cama.
La punta de su falo tiene una gotita roja.
Me toco mis labios separándolos y noto otra gota de sangre.
Tal vez abrió un poco, pero no totalmente.
Lo llenó de temor que sea virgen con 18 años recién cumplidos.
Me dice que no está bien esto, que me vista, que me llevaría de nuevo a la fiesta.
Sale del cuarto con la ropa en la mano. Yo termino vistiéndome con la ropa que traje de casa.
Me lavo la cara, trato de componer un poco con maquillaje el desastre que había dejado el esfuerzo de chupársela a mi tío.
En el viaje casi no habla, cuando estamos por llegar dice
"¿Por qué no me dijiste que eras virgen?"
Un tanto hipócrita, no le importó que sea tan joven y que sea la sobrina.
Trate de calmarlo diciendo que estaba todo bien, que yo quería hacerlo, que no tendría problemas.
Nada parecía disuadirlo.
Llegamos al lugar de la fiesta donde me buscó. Ni siquiera me despide, solo deja que me baje.
Me sentí tonta. No pasó mucho tiempo más que ya era la hora de que me busque mi padre.
Solo me tocaba esperar, tomando algún trago, rechazando adolescentes alzados y haciéndole el aguante a mis amigas con sus conquistas.
Continuará...
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