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El hermano gemelo de mi padre (III)

Probé con mi lengua la base de los huevos grandes y maduros de mi tío de 46 años, calco de mi padre pero con mejor forma.
Cuando comienza mi boca a subir por la base del tronco con mis labios húmedos y mi lengua que saborea cada centímetro suena el teléfono de mi tío.
Era mi madre, llama insistentemente al punto que mi tío atiende.
Estaba en el portón de la quinta, se había tomado un taxi porque no quería dejarme sola.
En unos minutos, mi tío se vuelve a poner el bóxer y el pantalón mientras baja por las escaleras.
Yo me saco el vestido rojo y busco una remera que usaba para la pileta.
Cuando mi tío abre la puerta para recibir a mi madre, nos encontramos ambos abajo.
Mi tío la ayuda con el bolso con la ropa para pasar unos días.
Está descalzo, solo con el pantalón, y el torso desnudo.
Yo estoy con la remera y la tanga roja, hago un esfuerzo por estirar la remera para que llegue más abajo pero apenas cubre mi cola.
Mi mama dormirá conmigo en la cama del tío. En el cuarto me dice:
"deberías haberle pedido un jogging al tío, no podes andar vestida así delante de él"
Si supiera lo que interrumpió se muere.
Además agrega comentarios respecto al maquillaje, me dice que si uso maquillaje debo sacármelo para dormir porque mancharía la cama de mi tío. Voy quejándome como una adolescente al baño y me doy cuenta que tengo el labial corrido. Evidentemente por donde pasó mi boca hizo correrme el labial.
Pero para mi mamá solo es un descuido de no sacarme el maquillaje para dormir.
Por la mañana en un descuido quedo con la remera levantada y mi mamá despierta me pregunta de dónde había sacado esa tanga diminuta roja.
Le había explicado que eran de una ex novia del tío, que eran nuevas, etc.
Me trato de puta, de que esa ropa no era de una chica decente y de buena familia. Todo eso mientras buscaba en el bolso ropa interior mía, saca una bombacha común rosa con una florcita al frente y me la tira a la cama diciéndome que me cambie.
Bajamos a desayunar con un jogging y una remera.
Me cuesta mirar a mi tío a la cara. Él se comporta como si nada hubiera pasado la noche anterior.
Pasamos los dos días más aburridos de mi vida, tomaba sol y me metía a la pileta con mi mama en el lugar tomando sol con su maya enteriza y enviándose audios con sus hermanas y sus amigas.
Mi tío acompañaba cada tanto pero casi no estaba con nosotras. Decía que tenía que trabajar. Solo estábamos juntos en las comidas.
Me canso de todo ese aburrimiento, le digo a mi mama que quiero irme. Y ella dice que la está pasando bien, que quiere quedarse unos días más.
Mi papá arregló el auto y viene a buscarnos tras mis berrinches de adolescente.
Me llevo algo de la ropa nueva bajo el rezongo de mi mamá. Lo único que no me dejo llevar mi madre es la ropa interior.
Vuelvo sin hablarle en todo el viaje, como iba a usar esos vestidos super finos y sexys con las bombachas grandes de algodón?
Al llegar a casa me llega una invitación a una fiesta, tengo casi todo en la cabeza que voy a usar, salvo la ropa interior.
Averiguo el número de mi tío que estaba agendado en el celular de mi papá.
Le digo que no diga nada, que necesitaba ropa interior pero en secreto.
Mi plan es ir a buscarla a su casa y luego ir hacia la fiesta. Pero es mucha distancia y no tengo auto ni quien me lleve.
Él dice que no puede ir hasta donde vivo porque tiene reuniones, pero que me pagaría el Uber hasta su casa.
Llega el día de la fiesta y mi mama me prohíbe ir con el vestido rojo y los tacos, me vuelve a tratar de puta. Tras gritos y llanto termino usando un jean blanco y un top y obviamente una bombacha de algodón rosa.
Mi papá me deja en la casa donde sería la fiesta. Allí solo me resta esperar el Uber que me pidió el tío.
Me siento un poco mal por mentirles a mis padres, pero estaba cansada de que me trataran como una niña cuando ya soy mayor de edad.
Llego a la casa de mi tío y allí está él con una chomba al cuerpo y un pantalón beige.
Lo saludo rápido y voy directo al cuarto.
Elijo y me pruebo todo tipo de ropa y también de ropa interior.
Finalmente me quedo con una pollerita corta a la cadera de color blanco. Y una remerita pegada al cuerpo con escote pronunciado de color dorado.
La tanga es una de encaje con transparencias de color blanco, con unas tiritas en los costados.
En eso toca la puerta del cuarto mi tío. Pasa y me indica dónde están los perfumes de su ex.
Me vuelvo loca con los aromas, todos caros y finos.
Me pruebo el que me parece más rico y le pregunto si le gusta.
Se acerca a mi cuello y siento su respiración. Yo comienzo a agitarme como la otra noche.
Me besa el cuello delicadamente, me toma la cara con su mano y abre mi boca con su pulgar maduro.
Instintivamente cierro los ojos y permito que su pulgar entre al interior de mi boca, mis labios le dan la bienvenida pero el objetivo es mi lengua.
Mi tío me saca una cabeza de altura, así que puede ver bien como arque mi cabeza para recibir su pulgar.
Con su otra mano rodea mi cintura desnuda empujándome contra su cuerpo.
Mis manos descansan en sus brazos, mis tetas tocan la parte superior de su abdomen, siento su miembro duro hacer presión en mi panza, aun a través de su pantalón.
Siento que su dedo pulgar sale de mi boca que queda abierta. Ese instante aprovecha mi Tío para meter su lengua dentro de mi adolescente boca.
Juegan nuestras lenguas, y quiero que no pare de besarme. Su mano liberada baja hasta mis pequeñas tetas. Con esa remera escotada suelta no le es difícil meter la mano dentro del escote y alcanzar mis senos blancos.
Sus dedos encuentran mis rosados pezones y eso causa una electricidad en mi cuerpo.
Mi pierna se levanta como los enamorados, pero es el acto reflejo de una mujer que está siendo estimulada sexualmente y el sexo intenta distribuir el placer por todo el cuerpo.
Mis manos se cuelan por debajo de su remera arañando sus abdominales y subiendo para levantarle la remera.
Comienza a empujarme llevándome contra una pared.
Al llegar mi espalda a destino, se deshace de la remera y me vuelve a besar apasionadamente, una mano en mis tetas y la otra, va hacia mi pierna buscando el final de mi corta falda blanca.
Cuando haya ese final, su mano se mete por dentro tocando ambas partes interiores de mis muslos. En medio del beso se me escapa un gemido.
Sigue subiendo y sus dedos tocan la suave y transparente tela de la microtanga blanca.
A través de ella se propone estimularme y lo hace con maestría. No puedo besarlo mas, necesito bocanadas de aire. Mis manos van por debajo de sus brazos buscando sostenerme de su espalda y me dan ganas de morder su hombro.
Sus dedos hacen a un lado la tanga y tocan mis jóvenes labios vaginales. Están empapados, el olor a sexo comienza a inundar la habitación.
Juega varios minutos disfrutando que no puedo dejar de jadear y suspirar con fuerza. Nunca había sentido nada igual.
De repente mete dos dedos dentro de mí, abro los ojos como platos, no puedo creer lo que está pasando. Mi tío, el hermano gemelo de mi papá está masturbando a su sobrina de 18 años.
Los saca y los vuelve a meter y pego un grito de placer que se escuchó en toda la casa. Me sostengo de la pared pero las piernas me tiemblan. Mi tío no para de meter y sacar con suavidad sus grandes y maduros dedos de mi conchita.
Mis piernas flaquean y termino deslizándome hacia el suelo, mi tío en ningún momento saca sus dedos dentro de mí. Me acompaña hasta abajo.
Mis piernas están abiertas, mi tanga corrida, yo sentada apoyada en la pared. Mi tío al frente mío metiendo y sacando sus dedos y yo jadeando mojada.
Me agarra del cuello, y saca sus dedos de mi vulva. Salen mojados con mi fluido y me muestra como se los lleva a su boca. Mi Tío estaba probando lo que había provocado en mi.
Luego vuelve a meterlos y al sacarlos los lleva a mi boca. Nunca hubiera llevado eso a mi boca, pero estaba tan caliente que apenas tocaron mis labios lo recibí gustosa.
Sentí mis propios jugos, ese sabor agridulce y ácido. Me estimuló mucho más. Mis pezones se pusieron más erectos.
Allí en esa posición mi tío se pone de pie y se baja los pantalones y su bóxer.
Nuevamente veía esa monstruosidad.
No me dejo reincorporarme, así como estaba sentada puso su glande en mis labios.
Cuando quise tomarlo con la mano, me dijo que sin manos.
Entonces solo mi boca lo estimularía, la abrí, la deje entrar. Era enorme, estaba caliente, tenía ese olor a hombre.
La metió y se la chupe, mi lengua lo rodeo. Quise metérmela hasta lo más profundo de mi garganta, me hizo dar arcadas, pero seguí.
Mis manos estaban al costado del piso, solo para apoyarme y no caerme, mis piernas algo dobladas pero abiertas, una mano de él en mi cabello y mi nuca guiando.
El rímel se me corrió, la transpiración hizo lo suyo con la base. El labial rojo estaba desparramada en su miembro.
La saliva caía por el tronco, hasta las bolas.
Veía su abdomen perfecto maduro, esa piel que ya no es tersa, contrastaba con mi piel suave, sin arrugas.
Luego de largos minutos termina haciéndome explotar la boca con su leche caliente. Eran tantas sacudidas que llegaban hasta mi garganta y se me caía por el costado de la boca, cayendo a mi cuerpo, mis tetas y mis piernas.
Entonces saca su pija de mi boca, obligándome a dejarla limpia. Luego suelta mi cabeza.
Y me viene un momento de relajación tal que tengo que acostarme en el piso, buscando recuperar aire y fuerzas.
La postal es yo tirada en la alfombra con la pollera levantada y mi tanga corrida mojada. Mi cara transpirada con maquillaje corrido, despeinada. Se me ve una teta por el movimiento y el corrimiento de la remera escotada.
Hay leche en mi cara, en mis pechos, en mi pierna.
Mi tío se viste y me dice que me arregle que va a pedir el Uber para que me vaya.
Continúa...

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