Anteriormente: Por la cuarentena por la pandemia mundial queda mi esposo varado en Europa a la espera de cerrar un negocio que determina nuestro salto al estilo de vida.
Mi sobrino quien había venido a estudiar profesorado de educación física a la ciudad de Buenos Aires queda en la misma situación, sin ánimos de volver a su pueblo del interior, pero en una pensión con mucha gente que viene y va poniéndolo en riesgo sanitario.
Hablando con mi hermana coordinamos para que pueda pasar la cuarentena en casa, más seguro.
Esta decisión trae discusiones con mi esposo, quien no podía entender porque debía traerlo a la casa, pensar en comprar cosas para su comodidad como una cama, etc.
La primera noche pasa normalmente, al finalizar la segunda noche, luego de la cena me quedo observando como mi sobrino lava los platos con un short que deja poco a la imaginación, observo su cuerpo de hombre ya formado y cuidado por su búsqueda de ser un buen preparador físico. Me quede un par de segundos mirando su cola moverse al fregar los platos y la vergüenza me llama a la cordura, saliendo a mi cuarto a darme una ducha y prepararme para dormir.
Termina esa noche pensando en mi esposo, en cómo nos conocimos, en cómo fue nuestra primera vez en el sexo. Y en ese recuerdo termino masturbándome.
Al final del recuerdo, se me cruza en la mente la imagen de la cola de mi sobrino y en ese instante que trato de borrar de mi mente explota el orgasmo que deja fluidos por la cama, la tanga y mis dedos.
Con culpa trato de retomar mis pensamientos más sanos hacia mi esposo, me quedo dormida recordando más eventos con él, con las sabanas mojadas, mi tanga manchada y mis dedos en mi boca.
"tía, ¿estas despierta? ¿Está todo bien?" Escucho entre dormida
Abro los ojos como puedo y veo la puerta entreabierta y a mi sobrino asomándose.
Estoy perdida, no sé qué día ni hora es.
"tía, está todo bien? Necesitas algo?" me pregunta mi sobrino nuevamente.
Le digo que sí, que estaba todo bien, a lo que cierra la puerta y se retira.
Estoy hecha un desastre, toda despeinada, con los ojos hinchados, me siento pegoteada aun de los flujos que se secaron como pudieron en la tanga, las sabanas y mis piernas.
Chequeo el celular, eran las 11 de la mañana, a las 9 debía estar conectada trabajando. Evidentemente lo de anoche me dejo exhausta a tal punto de ni siquiera recordar ponerme las alarmas.
Me levante de un salto, mientras inventaba una excusa a mi jefe acerca de un corte de luz inexistente. Me lave apenas la cara, apenas me cepille los dientes, apenas me peino y me agarra esos ataques de ansiedad de no saber que ropa ponerme, aun cuando estaba en casa.
Me pongo el primer jean que encuentro y una remera, salgo de mi cuarto y me dirijo a encender la computadora en la oficina.
Mientras le doy el buen día a mi sobrino que estaba mirándome como corría, le cuento que me quede dormida, se ríe y me dice que no me preocupe, que comience a trabajar que él me llevaba el desayuno a la oficina.
Me parecía mucho, pero acepte, ya estaba retrasada dos horas y mi jefe me interpelaba porque no había contestado las llamadas o los mensajes, ya que figuraba que me llegaban en el celular.
Al conectarme, empiezo a ver las cosas que me faltaban por hacer, una videollamada de mi jefe dudando un poco de mi historia, mi cara estaba sin maquillaje, mis ojos hinchados, mi pelo solo atado con un rodete, una remera cualquiera de entrecasa.
Estaba por perder mi excusa, cuando desde la entrada de la oficina mi sobrino grita con voz gruesa y un acento popular:
"señora, ya quedo arreglada la fase, es un milagro que no se le hayan quemado los electrodomésticos, ya en un rato terminamos de armar la caja de electricidad y ya estamos"
Eso permitió que mi jefe me crea, y que siga enumerándome tareas sin reclamarme nada más.
Terminada la videollamada, entra mi sobrino con la bandeja del desayuno. Me levanto y le doy un abrazo por salvarme con mi jefe.
Mis tetas se presionan con su pecho, no me importa, quiero hacerle sentir cuan agradecida estoy por esa reacción que hizo que no colapsara todo.
Le doy un sonoro beso en el cachete, diciéndole cuan inteligente es y que le debo una.
Se retira sonriendo mientras me pide permiso para ir a bañarse al baño de mi cuarto.
Transcurre el día sin mayores sobresaltos, almorzamos juntos, y cenamos también, nos reímos de lo que ocurrió a la mañana. Nuevamente levanta la mesa y lava, ahora tiene un pantalón de jogging que se desliza por su cuerpo, y se puede apreciar en el movimiento la forma de sus piernas y su culo de hombre.
Esta vez miro un poco pero no me voy a mi cuarto, sino que reviso el celular para tratar de poner un poco de decoro a mi actitud.
Al terminar de lavar, se dispone a sacar la basura, le digo que tenga cuidado al salir de noche a dejar la basura. Me dice que no me preocupe, cuando vuelve de su tarea, se lava las manos y me desea buenas noches mientras va al baño a lavarse los dientes.
Voy a mi cuarto, me voy a dar la ducha antes de dormir, veo mi tanga manchada con los fluidos de la anterior noche, me siento sucia, pase todo el día con esa tanga, hay sedimentos pegados en mi piel.
Me propuse no pensar en nada, solo bañarme. Luego solo encremarme, y disponerme a dormir.
El día paso tan rápido que no le escribí a mi esposo, el tampoco a mí. Ya a esa hora de la noche no podía escribirle pues era de madrugada en Europa.
Me puse a ver una película romántica y me quede dormida.
Llega el cuarto día de convivencia con mi sobrino, esta vez no me quede dormida. Me levanto, me arreglo, busco una mejor ropa, me maquillo suavemente y salgo a desayunar.
Esta vez le gane a mi sobrino parece, porque no está ahí esperándome con el desayuno, pero sí parece haber desayunado él.
Mientras me preparo un café, veo por la ventana que está en el jardín haciendo ejercicios.
Lo observo con disimulo, veo que hace sus flexiones de brazos, luego sigue con abdominales, y también fortalece sus piernas.
Usa una musculosa blanca, y un short. Eso le alcanza, debe querer mirarse como trabajan sus músculos, por mi parte por lo que veo parece que lo está haciendo bastante bien.
Me ubico en una parte de la mesa que me permite verlo, mientras chequeo mis redes sociales, le escribo a mi esposo, quien no responde, veo algo de noticias.
El día esta pesado, caluroso, con humedad, mientras lo veo, me doy cuenta que desde que el llego yo no hago ejercicio por vergüenza, debería encontrar una rutina o un tiempo de privacidad para hacerlo, así como él lo hace.
Termina su rutina e ingresa a la casa, me saluda desde lejos porque no quiere pegarme la transpiración. Me pregunta si puede bañarse, y le dije que no tiene que pedir permiso, que lo haga simplemente.
Cuando se está por ir a bañar, le digo que voy a lavar ropa, que me deje la ropa afuera del baño que la juntare junto a la anterior.
Escucho el agua de la ducha abrirse en mi cuarto, termino de desayunar. Me voy hacia la puerta del baño, y ahí esta su ropa, unas medias, el short, y la musculosa. Al levantar todo por debajo cae un slip gris.
Esta húmedo de la transpiración, lejos de darme asco, me llama la atención. Mi esposo usaba solo boxers, hacía tiempo que no veía slips.
Lo levanto con cierta delicadeza como si me estuvieran mirando. Me dirijo al lavadero donde está el resto de la ropa. Allí junto con la mía y al poner la ropa de mi sobrino caen los otros slips.
En uno de ellos, puedo ver su interior y observo una mancha blancuzca, chequeo que siga bañándose y miro en detalle lo que es.
Evidentemente mi sobrino tenía sus poluciones o sus cosas, no sé si se masturbaría pero ese slip mostraba que líquido preseminal salía de él.
Algo de su excitación por vaya a saber qué razones lo había dejado al descubierto en su ropa interior.
Puse a lavar la ropa sin más análisis y voy en dirección a mi oficina cuando me choco con mi sobrino llegando corriendo a su cuarto.
El choque provoco que yo me caiga al piso de cola, él no se movió.
Estaba avergonzado pidió perdón, estaba solo cubierto con una toalla sujetado a su cintura, me pregunta si estoy bien, mientras se agacha para levantarme del suelo.
Me dice que entro tan apurado al baño que se olvidó de llevar ropa limpia y tuvo que salir en toalla lo mas rápido a su cuarto para que no lo vea así.
Me levanta con sus brazos fuertes, me sostengo de sus musculosos antebrazos, trato de no mirar mucho pero veo sus pectorales formados, sus abdominales perfectos, y unos pocos vellos saliendo por debajo de la toalla en dirección a su pubis.
Estoy bien le digo mientras me reincorporo, mi mano se apoya en su abdomen, un dedo se desliza en su ombligo involuntariamente.
Hago un esfuerzo sobrehumano y me separo de él, diciéndole que estaba todo bien. El satisfecho con mi respuesta se dirige a su cuarto que estaba pegado a la oficina para vestirse.
Pasa el día normalmente, llega la noche del cuarto día, me baño, me encremo, me dispongo a dormir, cuando me da sed.
No tengo ganas de vestirme para salir, así que salgo con mi baby doll que es muy corto, cada paso que doy deja expuesta mi cola y la tanga rosa de algodón que se mete entre mis nalgas.
No uso corpiño porque ya estoy por dormir, así que solo lo cubre la tela suave de seda del baby doll a mis pechos que se bambolean.
Abro la puerta con delicadeza para no hacer ruido, en la oscuridad voy hacia la heladera para buscar algo fresco.
A unos metros de ahí estaba mi sobrino durmiendo en el sofá
Mientras me sirvo sin hacer ruido, me da un ataque de vergüenza de estar casi desnuda con riesgo de que me viera mi sobrino, que me hace sonrojar en la oscuridad.
Parece estar totalmente dormido, esta boca arriba, la sabana que lo cubre esta al costado del sofá.
Tiene solo su pequeño short puesto, con algún slip supongo.
La luz de la luna refleja cada marca de su trabajado cuerpo.
Me encuentro mirando a mi sobrino adolescente casi desnudo, y yo a unos metros casi sin ropa, mordiéndome los labios.
Algo de cordura entra de repente en mí y me salgo de ese trance para volver a mi cuarto sin hacer ruido.
Al llegar bebo en mi cama mirando algo de televisión, la realidad es que pensaba en cualquier otra cosa menos en lo que miraba, es más ni sé que película estaba dando. Me termine el vaso de agua, fui una última vez al baño.
Sentada en el inodoro mirando la pared y el piso me doy con que en la pared había una gota blanca.
Me acerco y constato que casi seca es muy parecida a una gota de semen.
Pero podría ser shampoo, crema de enjuague, de pelo, u otra cosa.
Unos segundos de estar tratando de pensar si sería o no semen decido lo que todos se imaginan. Con el dedo la toco y la llevo a mi nariz, no huelo nada. Entonces cometo la estupidez más grande, la llevo a mi boca, a mi lengua.
No era shampoo, ni crema de enjuague. Era semen.
Me voy a la cama aturdida, no sé qué pensar, mi sobrino se había masturbado en mi ducha. Bueno no era algo anormal, todos los adolescentes lo hacen.
Me chocaba un poco que parecía tan maduro y educado y descubro que también se desahoga sexualmente por medio de la masturbación.
Una excusa estúpida pasa por mi mente: quiero tomar más refresco.
Me levanto convenciéndome que necesito más líquido para mi cuerpo. Apago la televisión, apago la luz de mi cuarto, abro la puerta muy despacio.
Salgo y doy mis primeros pasos hacia la cocina, cuando escucho ciertos sonidos que vienen desde el living.
Doy algunos pasos más y puedo ver a mi sobrino moviéndose en el sofá.
Su mano está en sus partes. La oscuridad me impide ver con claridad pero claramente su mano está sosteniendo su pene. Hago un esfuerzo por ver algo más, pero es imposible, solo se ve su mano subiendo y bajando, cada tanto puedo ver a trasluz y por reflejos que algo fálico se eleva.
Doy unos pequeños pasos más para ver con más claridad, no hay dudas, esta masturbándose mi sobrino.
Puedo ver con la luz de la luna como sus abdominales se contraen y se relajan según como va moviendo su mano.
A contra luz puedo ver su pene, muy difuso pero sin duda lo suficientemente grande como para destacar en la oscuridad.
Siento cosquilleos en la panza y entre mis piernas. La humedad empieza a hacerse notoria en mi vagina, mi tanga está tratando de contenerla.
Se escucha su respiración agitándose cada vez más hasta que se contrae todo el cuerpo y veo saltar un chorro aun con la poca luz y que cae sobre sus pectorales y su abdomen.
Se escucha el ruido del líquido chocando contra su cuerpo, el ruido del líquido lubricando su pija.
Se lo escucha relajarse, su respiración acomodándose, y veo que se limpia el cuerpo con alguna prenda o pañuelo. Prenda que se ve que estaba usando para masturbarse.
Ya no puedo ir a la cocina así que me vuelvo muy despacio a mi cuarto.
Cuando logro entrar, me tiro en mi cama tratando de no pensar en nada.
Extraño a mi esposo es evidente. Lo necesito.
Busco en la biblioteca de mi celular un video que habíamos grabado con mi esposo teniendo sexo.
Lo paso una y otra vez mientras yo también me autosatisfago, me meto los dedos mirando ese video prohibido que hicimos para cuando nos extrañemos.
Acabo nuevamente con chorros de fluido en las sabanas, mi tanga, el baby doll, mis dedos y casi con culpa me duermo, tratando de decirme a mí misma que me había masturbado recordando a mi esposo, y nada más que a mi esposo.
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Mi sobrino quien había venido a estudiar profesorado de educación física a la ciudad de Buenos Aires queda en la misma situación, sin ánimos de volver a su pueblo del interior, pero en una pensión con mucha gente que viene y va poniéndolo en riesgo sanitario.
Hablando con mi hermana coordinamos para que pueda pasar la cuarentena en casa, más seguro.
Esta decisión trae discusiones con mi esposo, quien no podía entender porque debía traerlo a la casa, pensar en comprar cosas para su comodidad como una cama, etc.
La primera noche pasa normalmente, al finalizar la segunda noche, luego de la cena me quedo observando como mi sobrino lava los platos con un short que deja poco a la imaginación, observo su cuerpo de hombre ya formado y cuidado por su búsqueda de ser un buen preparador físico. Me quede un par de segundos mirando su cola moverse al fregar los platos y la vergüenza me llama a la cordura, saliendo a mi cuarto a darme una ducha y prepararme para dormir.
Termina esa noche pensando en mi esposo, en cómo nos conocimos, en cómo fue nuestra primera vez en el sexo. Y en ese recuerdo termino masturbándome.
Al final del recuerdo, se me cruza en la mente la imagen de la cola de mi sobrino y en ese instante que trato de borrar de mi mente explota el orgasmo que deja fluidos por la cama, la tanga y mis dedos.
Con culpa trato de retomar mis pensamientos más sanos hacia mi esposo, me quedo dormida recordando más eventos con él, con las sabanas mojadas, mi tanga manchada y mis dedos en mi boca.
"tía, ¿estas despierta? ¿Está todo bien?" Escucho entre dormida
Abro los ojos como puedo y veo la puerta entreabierta y a mi sobrino asomándose.
Estoy perdida, no sé qué día ni hora es.
"tía, está todo bien? Necesitas algo?" me pregunta mi sobrino nuevamente.
Le digo que sí, que estaba todo bien, a lo que cierra la puerta y se retira.
Estoy hecha un desastre, toda despeinada, con los ojos hinchados, me siento pegoteada aun de los flujos que se secaron como pudieron en la tanga, las sabanas y mis piernas.
Chequeo el celular, eran las 11 de la mañana, a las 9 debía estar conectada trabajando. Evidentemente lo de anoche me dejo exhausta a tal punto de ni siquiera recordar ponerme las alarmas.
Me levante de un salto, mientras inventaba una excusa a mi jefe acerca de un corte de luz inexistente. Me lave apenas la cara, apenas me cepille los dientes, apenas me peino y me agarra esos ataques de ansiedad de no saber que ropa ponerme, aun cuando estaba en casa.
Me pongo el primer jean que encuentro y una remera, salgo de mi cuarto y me dirijo a encender la computadora en la oficina.
Mientras le doy el buen día a mi sobrino que estaba mirándome como corría, le cuento que me quede dormida, se ríe y me dice que no me preocupe, que comience a trabajar que él me llevaba el desayuno a la oficina.
Me parecía mucho, pero acepte, ya estaba retrasada dos horas y mi jefe me interpelaba porque no había contestado las llamadas o los mensajes, ya que figuraba que me llegaban en el celular.
Al conectarme, empiezo a ver las cosas que me faltaban por hacer, una videollamada de mi jefe dudando un poco de mi historia, mi cara estaba sin maquillaje, mis ojos hinchados, mi pelo solo atado con un rodete, una remera cualquiera de entrecasa.
Estaba por perder mi excusa, cuando desde la entrada de la oficina mi sobrino grita con voz gruesa y un acento popular:
"señora, ya quedo arreglada la fase, es un milagro que no se le hayan quemado los electrodomésticos, ya en un rato terminamos de armar la caja de electricidad y ya estamos"
Eso permitió que mi jefe me crea, y que siga enumerándome tareas sin reclamarme nada más.
Terminada la videollamada, entra mi sobrino con la bandeja del desayuno. Me levanto y le doy un abrazo por salvarme con mi jefe.
Mis tetas se presionan con su pecho, no me importa, quiero hacerle sentir cuan agradecida estoy por esa reacción que hizo que no colapsara todo.
Le doy un sonoro beso en el cachete, diciéndole cuan inteligente es y que le debo una.
Se retira sonriendo mientras me pide permiso para ir a bañarse al baño de mi cuarto.
Transcurre el día sin mayores sobresaltos, almorzamos juntos, y cenamos también, nos reímos de lo que ocurrió a la mañana. Nuevamente levanta la mesa y lava, ahora tiene un pantalón de jogging que se desliza por su cuerpo, y se puede apreciar en el movimiento la forma de sus piernas y su culo de hombre.
Esta vez miro un poco pero no me voy a mi cuarto, sino que reviso el celular para tratar de poner un poco de decoro a mi actitud.
Al terminar de lavar, se dispone a sacar la basura, le digo que tenga cuidado al salir de noche a dejar la basura. Me dice que no me preocupe, cuando vuelve de su tarea, se lava las manos y me desea buenas noches mientras va al baño a lavarse los dientes.
Voy a mi cuarto, me voy a dar la ducha antes de dormir, veo mi tanga manchada con los fluidos de la anterior noche, me siento sucia, pase todo el día con esa tanga, hay sedimentos pegados en mi piel.
Me propuse no pensar en nada, solo bañarme. Luego solo encremarme, y disponerme a dormir.
El día paso tan rápido que no le escribí a mi esposo, el tampoco a mí. Ya a esa hora de la noche no podía escribirle pues era de madrugada en Europa.
Me puse a ver una película romántica y me quede dormida.
Llega el cuarto día de convivencia con mi sobrino, esta vez no me quede dormida. Me levanto, me arreglo, busco una mejor ropa, me maquillo suavemente y salgo a desayunar.
Esta vez le gane a mi sobrino parece, porque no está ahí esperándome con el desayuno, pero sí parece haber desayunado él.
Mientras me preparo un café, veo por la ventana que está en el jardín haciendo ejercicios.
Lo observo con disimulo, veo que hace sus flexiones de brazos, luego sigue con abdominales, y también fortalece sus piernas.
Usa una musculosa blanca, y un short. Eso le alcanza, debe querer mirarse como trabajan sus músculos, por mi parte por lo que veo parece que lo está haciendo bastante bien.
Me ubico en una parte de la mesa que me permite verlo, mientras chequeo mis redes sociales, le escribo a mi esposo, quien no responde, veo algo de noticias.
El día esta pesado, caluroso, con humedad, mientras lo veo, me doy cuenta que desde que el llego yo no hago ejercicio por vergüenza, debería encontrar una rutina o un tiempo de privacidad para hacerlo, así como él lo hace.
Termina su rutina e ingresa a la casa, me saluda desde lejos porque no quiere pegarme la transpiración. Me pregunta si puede bañarse, y le dije que no tiene que pedir permiso, que lo haga simplemente.
Cuando se está por ir a bañar, le digo que voy a lavar ropa, que me deje la ropa afuera del baño que la juntare junto a la anterior.
Escucho el agua de la ducha abrirse en mi cuarto, termino de desayunar. Me voy hacia la puerta del baño, y ahí esta su ropa, unas medias, el short, y la musculosa. Al levantar todo por debajo cae un slip gris.
Esta húmedo de la transpiración, lejos de darme asco, me llama la atención. Mi esposo usaba solo boxers, hacía tiempo que no veía slips.
Lo levanto con cierta delicadeza como si me estuvieran mirando. Me dirijo al lavadero donde está el resto de la ropa. Allí junto con la mía y al poner la ropa de mi sobrino caen los otros slips.
En uno de ellos, puedo ver su interior y observo una mancha blancuzca, chequeo que siga bañándose y miro en detalle lo que es.
Evidentemente mi sobrino tenía sus poluciones o sus cosas, no sé si se masturbaría pero ese slip mostraba que líquido preseminal salía de él.
Algo de su excitación por vaya a saber qué razones lo había dejado al descubierto en su ropa interior.
Puse a lavar la ropa sin más análisis y voy en dirección a mi oficina cuando me choco con mi sobrino llegando corriendo a su cuarto.
El choque provoco que yo me caiga al piso de cola, él no se movió.
Estaba avergonzado pidió perdón, estaba solo cubierto con una toalla sujetado a su cintura, me pregunta si estoy bien, mientras se agacha para levantarme del suelo.
Me dice que entro tan apurado al baño que se olvidó de llevar ropa limpia y tuvo que salir en toalla lo mas rápido a su cuarto para que no lo vea así.
Me levanta con sus brazos fuertes, me sostengo de sus musculosos antebrazos, trato de no mirar mucho pero veo sus pectorales formados, sus abdominales perfectos, y unos pocos vellos saliendo por debajo de la toalla en dirección a su pubis.
Estoy bien le digo mientras me reincorporo, mi mano se apoya en su abdomen, un dedo se desliza en su ombligo involuntariamente.
Hago un esfuerzo sobrehumano y me separo de él, diciéndole que estaba todo bien. El satisfecho con mi respuesta se dirige a su cuarto que estaba pegado a la oficina para vestirse.
Pasa el día normalmente, llega la noche del cuarto día, me baño, me encremo, me dispongo a dormir, cuando me da sed.
No tengo ganas de vestirme para salir, así que salgo con mi baby doll que es muy corto, cada paso que doy deja expuesta mi cola y la tanga rosa de algodón que se mete entre mis nalgas.
No uso corpiño porque ya estoy por dormir, así que solo lo cubre la tela suave de seda del baby doll a mis pechos que se bambolean.
Abro la puerta con delicadeza para no hacer ruido, en la oscuridad voy hacia la heladera para buscar algo fresco.
A unos metros de ahí estaba mi sobrino durmiendo en el sofá
Mientras me sirvo sin hacer ruido, me da un ataque de vergüenza de estar casi desnuda con riesgo de que me viera mi sobrino, que me hace sonrojar en la oscuridad.
Parece estar totalmente dormido, esta boca arriba, la sabana que lo cubre esta al costado del sofá.
Tiene solo su pequeño short puesto, con algún slip supongo.
La luz de la luna refleja cada marca de su trabajado cuerpo.
Me encuentro mirando a mi sobrino adolescente casi desnudo, y yo a unos metros casi sin ropa, mordiéndome los labios.
Algo de cordura entra de repente en mí y me salgo de ese trance para volver a mi cuarto sin hacer ruido.
Al llegar bebo en mi cama mirando algo de televisión, la realidad es que pensaba en cualquier otra cosa menos en lo que miraba, es más ni sé que película estaba dando. Me termine el vaso de agua, fui una última vez al baño.
Sentada en el inodoro mirando la pared y el piso me doy con que en la pared había una gota blanca.
Me acerco y constato que casi seca es muy parecida a una gota de semen.
Pero podría ser shampoo, crema de enjuague, de pelo, u otra cosa.
Unos segundos de estar tratando de pensar si sería o no semen decido lo que todos se imaginan. Con el dedo la toco y la llevo a mi nariz, no huelo nada. Entonces cometo la estupidez más grande, la llevo a mi boca, a mi lengua.
No era shampoo, ni crema de enjuague. Era semen.
Me voy a la cama aturdida, no sé qué pensar, mi sobrino se había masturbado en mi ducha. Bueno no era algo anormal, todos los adolescentes lo hacen.
Me chocaba un poco que parecía tan maduro y educado y descubro que también se desahoga sexualmente por medio de la masturbación.
Una excusa estúpida pasa por mi mente: quiero tomar más refresco.
Me levanto convenciéndome que necesito más líquido para mi cuerpo. Apago la televisión, apago la luz de mi cuarto, abro la puerta muy despacio.
Salgo y doy mis primeros pasos hacia la cocina, cuando escucho ciertos sonidos que vienen desde el living.
Doy algunos pasos más y puedo ver a mi sobrino moviéndose en el sofá.
Su mano está en sus partes. La oscuridad me impide ver con claridad pero claramente su mano está sosteniendo su pene. Hago un esfuerzo por ver algo más, pero es imposible, solo se ve su mano subiendo y bajando, cada tanto puedo ver a trasluz y por reflejos que algo fálico se eleva.
Doy unos pequeños pasos más para ver con más claridad, no hay dudas, esta masturbándose mi sobrino.
Puedo ver con la luz de la luna como sus abdominales se contraen y se relajan según como va moviendo su mano.
A contra luz puedo ver su pene, muy difuso pero sin duda lo suficientemente grande como para destacar en la oscuridad.
Siento cosquilleos en la panza y entre mis piernas. La humedad empieza a hacerse notoria en mi vagina, mi tanga está tratando de contenerla.
Se escucha su respiración agitándose cada vez más hasta que se contrae todo el cuerpo y veo saltar un chorro aun con la poca luz y que cae sobre sus pectorales y su abdomen.
Se escucha el ruido del líquido chocando contra su cuerpo, el ruido del líquido lubricando su pija.
Se lo escucha relajarse, su respiración acomodándose, y veo que se limpia el cuerpo con alguna prenda o pañuelo. Prenda que se ve que estaba usando para masturbarse.
Ya no puedo ir a la cocina así que me vuelvo muy despacio a mi cuarto.
Cuando logro entrar, me tiro en mi cama tratando de no pensar en nada.
Extraño a mi esposo es evidente. Lo necesito.
Busco en la biblioteca de mi celular un video que habíamos grabado con mi esposo teniendo sexo.
Lo paso una y otra vez mientras yo también me autosatisfago, me meto los dedos mirando ese video prohibido que hicimos para cuando nos extrañemos.
Acabo nuevamente con chorros de fluido en las sabanas, mi tanga, el baby doll, mis dedos y casi con culpa me duermo, tratando de decirme a mí misma que me había masturbado recordando a mi esposo, y nada más que a mi esposo.
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1 comentarios - La cuarentena con mi sobrino (II)